Un regalo inesperado en Navidad (cap 5: Rendición)

Continúa la historia de Nerea y Edu, A pesar de las dudas empieza a esclarecerse el camino, en palabras de Shakespeare "es mejor amar y haber perdido, que nunca haber amado"

-              Vamos a ver que trajiste en esa canasta, te apuesto que no está tan buena como la mía, debes admitir que me esmeré aquel día – dijo Edu con esa sonrisa suya que me desarmaba por completo.

-              ¡JA! Sí claro, unos sándwiches de manteca de cacahuate es la maravilla de merienda para ti.

  • Es cierto, pero tuvieron su encanto ¿A que sí? Fue nuestro primer beso y… pero si serás dijo terminando de vaciar la canasta ¡¡Aquí hay un par de sándwiches!! Y te apuesto que son de… si, señor manteca de cacahuate – repuso chupándose el dedo que se llenó con el sándwich para dejarlo en el plato y hacerme cosquillas.

-              Jajajajajajaja, para idiota – decía entre carcajadas, no ves que también traje tortilla de patatas.

-              ¡Bah! Sólo por eso no te besaré esta vez – dijo fingiendo desinterés.

La merienda transcurrió entre risas y alguno que otro comentario de doble sentido, un juego de palabras al que nos estábamos acostumbrando cada vez más rápido y que tenía que admitir me encantaba por su picardía, sin embargo por más que todo era perfecto, seguía con esa puntada de la fiesta que no me dejaba disfrutar por completo de ese día tan brillante y fresco con mi primo. Sabía que para poder continuar debería hablarlo con él, sí lo sé, soy cabezota, pero era necesario para poder dejarlo atrás, además teníamos que hablar sobre nuestra situación y lo que se nos venía encima de hacer esto público, no era cuestión de decir ¡Hola, nos queremos y si no les gusta bien pueden taparse los ojos!

-              ¡Nerea! ¡¡Que estás en la luna caray!! – dijo Edu mirándome preocupado ¡Tengo rato hablándote y nada!

-              Discúlpame Edu, es que yo… - dije bajando un poco la cabeza.

-              Sé por donde vienes esta vez – dijo interrumpiéndome. Si no te molesta empezaré yo ¿Vale? Mientras yo asentía. Bueno, quiero que sepas que nunca había sentido nada parecido a lo que siento cuando estoy contigo, eres la única chica que ha logrado que me acueste pensando en ella y que lo primero que haga al despertarme sea pensar en ella, es complicado, lo sé ¿Pero acaso la vida no está llena de complicaciones? Nunca tuve nada serio con ninguna chica, siempre me gané una fama de putañero, la cual no sé si era del todo merecida debido a que también hubo muchos comentarios malintencionados por chicas sólo para que llegaran a oídos de mis padres, por lo que me tuve que sentar con ellos y hablarles seriamente más de una vez, siempre con la verdad por delante. Tras tu repetida negativa de aceptarme intenté no verte con otros ojos que no fuesen los de parientes, pensé en que podría complacerte y ser sólo tu primo como me pedías una y otra vez, incluso fui a esa estúpida fiesta de Juan tratando de olvidarte, embriagándome como nunca antes y con una tía que no hacía otra cosa que tontearme para que me la follara pero al final no pude, no pude ni siquiera besarla porque no dejaba de pensar en ti. Bueno eso y que también tuve que salir corriendo a vomitar jajajaja.

-              Entonces… - dije yo pasando mi cara de un disgusto total a una carcajada. ¡¡¡No te la follaste!!! Pero… - repuso con seriedad, ¡Hey! Idiota no me mientas - dije dándole un manotazo, bien que escuché a la tía cuando salía de la ducha diciéndole a Juan que la habías llenado dos veces. No me mientas porque así no llegaremos a ningún lado.

-              Claro, la llené dos veces, sí, pero de vómito – dijo soltando la carcajada. Ni veas la vergüenza con la chica al día siguiente, no sabía que era más grande si eso, el dolor de cabeza o el regaño de mi madre.

-              Bien merecido te lo tienes por bruto.

La cuestión es Nerea, es que cuando desperté y Juan me contó todo, me di cuenta automáticamente que no todo estaba perdido, estuve pendiente para hablar contigo, te busqué varias veces, hasta que finalmente se me ocurrió que Christian podría saber dónde demonios te habías metido. Y así fue como me dijo que estabas en donde tu amiga Josefa.

-              Que fue quién me delató – afirmé. Bueno pues ¿Qué quieres que te diga? Me golpeó muy duro ver todo eso, las fotos tuyas brindando con esa chica sonriente, luego verla casi desnuda. Sí, ya sé que te dije que vivieras tu vida pero no significa que no me doliese y… ¡¡¡¡Deja de reírte soberano idiota!!!!

-              Lo siento pero es que me encanta que me celes – decía tratando de recomponerse. Mira la cuestión es la siguiente, ni yo te quiero ver con más nadie, ni tú a mí. Ambos estamos enamorados y ¡A la mierda con nuestro parentesco! Quiero intentarlo así se oponga todo el mundo, ya con el tiempo entenderán. En caso de que la cosa se ponga muy fea tengo unos ahorros guardados y bueno sabes que soy médico, podemos costearnos con eso mientras saco el postgrado en cardiología, ya con eso estaremos más holgados… ¡Ah! Y en cuanto a tu carrera, te haría bien aprender el inglés por completo y podrías terminarla allá, sería la bomba para tu hoja de vida ¿No crees?

-              ¡Edu pero Dios Santo! ¿En qué momento pensaste todo eso? Yo…

No pude terminar la frase, esta vez no, porque sin darme cuenta cómo, volvía a sentir sus labios junto a los míos. Durante unos minutos traté de resistirme para poder terminar de hablar, pero que va, nuevamente ganaba la partida, con ese beso que poco a poco fue llevándome hacia atrás, hasta caer en la manta que cubría el césped. Mis manos esta vez bajaban a su trasero que acariciaba y amasaba. Con un reguero de besos fui hasta su oreja, que lamí, mordí, besé hasta que logré mi cometido, arrancarle un nuevo gemido, me di cuenta que ese era su puntillo en el lago. Nos roté esta vez quedando yo encima para poder seguir besándolo, bajando por su cuello, hasta sus hombros y seguir bajando hasta atrapar su pezón izquierdo, suavemente lo mordí para luego lamer en todas direcciones lo más rápido que podía. Continué besando ese pecho que me volvía loca, para luego bajar a su abdomen y deleitarme con sus abdominales, que si bien no estaban perfectamente marcados, se podían ver sus inicios. Mi primo suspiraba cada vez más fuerte lo cual me animaba a continuar, seguí bajando por su vientre para sonreírle pícaramente y besar su ingle, sus músculos bajando hacia las rodillas y subiendo hasta su ingle.

-              No seas mala - me miró con esos ojos suplicantes. Si no estás preparada, no lo hagas, pero no me provoque así por favor.

Tomé su miembro como modo de respuesta y lo llevé a mi boca, jugaba con su glande como si estuviese comiéndome un helado mientras mi mano acariciaba sus testículos. Abarqué un poco más con mi boca mientras mi lengua serpenteaba y jugaba con su polla sin dejar de ver a Edu por un instante y es que su cara era mi mejor aliciente, irradiaba pura felicidad, mientras soltaba algunos gemidos que resultaban la mar de placenteros, así que comencé un vaivén suave, mientras mi mano subía de sus huevos a pajear lo que mi boca no conseguía abarcar… Así estuve un rato aumentando cada vez más la intensidad hasta que noté que se tensaba, por lo que lo saqué de mi por completo viendo esa mirada de reproche, sonreí levemente y bajé con un lametón hacia sus huevos que mordí suavemente, lamí y besé con ganas por un buen rato para subir nuevamente esta vez con un vaivén mucho más rápido, mientras él entre gemidos colocaba una mano en mi cabello, todavía húmedo y lo acariciaba, cuando ya no aguantaba más y lo noté tenso nuevamente me avisó que se correría, así que nuevamente lo saqué de mí dándole un lametón en el glande haciendo que se corriera nuevamente, esta vez en mis pechos.

Su respiración entrecortada y su mirada perdida, eran mi mejor recompensa, subí rápidamente a darle un beso intenso guardando distancias para no llenarlo, pero eso no pareció importarle mucho porque me atrajo con fuerza hacia él quedando uno encima del otro. Entre besos y caricias volvió a rotar nuestros cuerpos quedando nuevamente encima de mí, para penetrarme nuevamente mientras me tomaba de las manos. No sabría decir con certeza cuanto tiempo estuvimos amándonos en la posición del misionero, entre te quiero y caricias intensas mi cuerpo se tensaba cada vez más y me corrí dos veces provocando con la última también la suya, parecía mentira pero Edu descubrió en una tarde todos mis puntos débiles, cosa que a Alessandro le costó casi un año, no podían compararse.

Sonreía como una tonta mientras lo veía desplomarse y caer encima de mí agotado, lo acariciaba y de a ratos lo besaba, estaba decidida, lo intentaría, me enfrentaría al mundo por él y si luego salía con las tablas en la cabeza al menos no sería por cobarde.

-              Edu… - le miré mientras el gruñía a modo de respuesta. Quiero que sepas que te amo y que estoy dispuesta a intentarlo, tienes razón.

-              Yo también te amo, con todo mi ser peque – dijo saliendo de mí ya con su polla flácida mientras me daba un morreo de escándalo.

-              Anda, vamos a darnos un último baño para limpiarnos esto y volver que se está haciendo tarde que la caminata de regreso es larga y no es recomendable hacerla a oscuras – dije mientras le daba un pequeño azote y sonreía.

CONTINUARÁ