Un regalo inesperado en Navidad (cap. 4: El lago)

Toda acción tiene consecuencia, a veces las decisiones que tomamos no son precisamente las correctas por actuar impulsivamente.

Y así fue como regresé a esa casa de campo que nuevamente me abrazaba para consolar este nuevo despecho, esa montaña que la penúltima vez que vi, recuerdo haber salido tras jurar que no volvería a dejar que ningún chico irrumpiera con mi tranquilidad, me recibía nuevamente con el corazón hecho añicos al ver a Edu en casa de Juan y esa chica saliendo de su baño con su voz de zorra diciendo que la había “llenado enterita DOS putas veces”.

Sí, lo admito estaba celosa, muy cabreada y las ganas de llorar eran muy frecuentes, sólo que mi orgullo era más fuerte y no me lo permitía. Pero si en algo ya tenía cierta experiencia era en despechos así que me dedicaría a lo mismo, saldría de paseo, me pondría al día con algunos libros, un poco de tv y quizás y para cuando regresase mi primito ya estaría en Inglaterra y todo volvería a ser como antes.

Y así fue... Los primeros días fueron en casa leyendo, haciendo un poco de oficio... Por las tardes solía montar un poco a caballo para luego llegar a zampar algo rápido y caer profunda tras un baño.

Me había levantado temprano para cocinar, el día anterior pensé que sería hora de dar una vuelta al lago y recibir un buen masaje de la naturaleza, tras preparar una tortilla  de patatas, algunos sándwiches, fruta y mucha agua salí a encontrarme con la naturaleza... ¿Sabéis? Fácilmente podría vivir en aquella casa toda mi vida solo salir al pueblo a hacer las compras y de regreso a este paraíso, sus paisajes, su flora, su fauna...

Apenas llegué, tumbe la cesta en el césped y tendí con cuidado la manta donde tendría mi picnic esta vez en solitario sin poder evitar sonreír al recordar al idiota invitándome a bañarme en ese lago que había sido testigo de nuestro primer beso. Un impulso muy parecido al que tuve cuando decidí bajar al cuarto de Edu hizo que me levantara del césped y me desnudara para meterme en el lago, realmente nunca lo había hecho siempre llevaba traje de baño a excepción de la vez de Edu que me bañe en ropa interior que hizo las veces de, pero no sabría explicar el por qué quise probar hacerlo así esta vez, sonreí nuevamente al pensar que quizás eran esos los impulsos a los que se refería Edu que las personas debíamos seguir.

Nadé un buen rato, confieso que estaba nerviosa porque aunque sabía que era imposible que alguien me viese era un riesgo que nunca antes había tomado pero a los minutos me fui acostumbrando y nadé hasta la cascada para recibir mi espectacular masaje, y relajar todo mi cuerpo antes de salir a almorzar cuando de repente una voz del otro lado del lago me propinó un susto de muerte.

  • Oye enana, te dije que los mejores masajes del mundo los hacia yo... ¿Qué haces aquí,   Nerea? ¿Acaso estas escondiéndote de mí? – dijo con una voz muy triste.

-      No me estoy escondiendo de nadie, sólo quería estar sola un tiempo...

-      Y vine yo para variar a joderte el día, cambiando rápidamente su actitud sonriendo de forma muy pícara, mientras comenzaba a desvestirse para llegar hasta mí.

-      ¿Por qué te fuiste Nerea? ¿Te molesto algo que dije? ¿Fue por la fiesta en casa de Juan?

No pude evitar cambiar el gesto y es que la sola referencia a la bendita fiesta y la cara de la tal Alicia con su cuerpo perfecto y esa pequeñísima toalla, me revolvía el estómago. Sabía que había notado mis celos, siempre he sido muy gestual y me lo confirmó su mirada dura y seria reflexionó un instante como si eligiera con sumo cuidado lo que iba a decirme

-      Fuiste tú quien así lo quiso Nerea, dijo con un tono frío y seco. Añadiendo yo quería y quiero estar contigo pero a ti te importa más el qué dirán... Te lo respeto, pero no lo comparto, lo siento... Yo no vine aquí buscando que esto pasará pero ¿Qué quieres que te diga? Te quiero ¡Simple! No hay nada que pueda hacer para evitarlo... El problema Nerea no es que seamos primos, es que estas cerrada enana ¿Qué sientes tú de todo esto?

  • Siento que es una locura grandote. –  le dije subiendo la mirada. Pero cada vez que te tengo conmigo me siento más viva que nunca.

  • Nerea, te voy a besar, no puedes mirarme así, decirme eso y pedirme que no reaccione así que o corres ahora, o te quedas y recibes el beso.

Esperó unos segundos, pero no pude moverme, y es que ese chico había llegado rompiendo paradigmas en mi vida,  así que se acercó una vez más a mí pegando sus dulces labios a los míos. Fue un beso suave que poco a poco Edu lo fue abriendo hasta volverlo tan pasional que no pude evitar acariciar su espalda durante ese beso y agarrar su nuca para evitar que cometiera una locura y dejara de besarme, llevaba demasiados días soñando con este momento y no lo arruinaría, no esta vez. Sus manos se dirigieron a mi trasero mientras yo lo rodeaba con mis piernas, y mirándome de forma muy pícara dejó de besarme alejándose solo unos centímetros y sonriéndome.

  • ¡Vaya! Pero si estás completamente desnuda – dijo muy asombrado.

-      Esto… es que… buff… no sé qué decirte, fue un impulso ¿sabes? El mismo que me hizo bajar un día a tu cuarto y dormir contigo, no lo sé, vi el lago y fue como algo automático – dije poniéndome muy roja.

  • No, si lo digo porque parece que no estoy a la altura de las condiciones dijo riéndose, pero espera – dijo para quitarse el bóxer blanco y ponerlo en mis manos.

  • E... Edu… yo… yo no sé si debamos – decía sin dejar de tartamudear.

Pero Edu tomó las riendas nuevamente, esta vez entre besos me dijo: No voy a permitir que vuelvas con el mismo cuento, no me importa ¿vale? Ahora me importas tú, así que déjate llevar por este sentimiento y este impulso que no permite que dejes de abrazarme y de mirarme con esos ojos llenos de deseo, comiéndome nuevamente la boca mientras acariciaba mi trasero con suma delicadeza, bajó besando mi cuello y sentí como la situación me superaba como todo mi cuerpo respondía a sus caricias, a sus besos y sin poder evitarlo suspiré suavemente muy cerca de su oído, provocándo una mayor intensidad en los besos que subían nuevamente a mi boca. Mis brazos rodeaban su cuello, al igual que mis piernas por lo tanto pudo subirme un poco con facilidad para en una lluvia de besos bajar desde mis labios hasta atrapar uno de mis pezones acariciando suavemente el otro, mi respiración se agitaba cada vez más, era demasiado el placer que Edu me estaba brindando, la dulzura de sus besos y la maestría de su lengua jugando con mi pezón, arrancó un gemido, el cual pareció encantarle por su cara de felicidad.

-      ¡Te quiero Edu! – dije sin poder contenerme más. Te quiero demasiado y quiero que me hagas el amor.

Edu me sonrió tiernamente y acariciando mi mejilla me contestó: ¡Yo también te quiero! Para hundir su mano y situar su miembro en la entrada de mi cosita, penetrándome con suma delicadeza a la vez que me besaba. ¡Uff! Por primera vez en la vida me sentía llena, completa, y mi cara debía reflejarlo porque Edu esperó unos segundos antes de comenzar con un ritmo lento pero muy intenso, cada embestida era un oleaje de placer sublime ¡Dios éste hombre me estaba volviendo loca de placer! A medida que iba avanzando el vaivén las oleadas de placer aumentaban, mi mano rodeaba su cabeza en un intento absurdo de acercarlo más a mí ¡si es que eso era posible! Nuestros gemidos interrumpían la tranquilidad del bosque, ya estaba ahí y podía notar por sus gestos que él también se correría muy pronto, pero Edu hizo que perdiera por completo el control cuando bajo su mano y la recorrió suavemente por mi espalda de arriba abajo, esa zona que era mi punto débil aceleró mi orgasmo, tensándose todos mis músculos, mientras él bombeó un par de veces provocando el suyo.

Ambos seguíamos abrazados, recuperando el aliento nuevamente, había sido maravilloso, él seguía dentro de mí, sólo llenaba de caricias mi espalda mientras yo lo abrazaba fuertemente por el cuello, sintiéndolo más mío que nunca. Al rato él se apartó un poco, besó mi frente y saliendo de mí, tomó mi mano para salir del lago.

CONTINUARÁ


Siento tanto la demora en publicar esta serie, algunas cosillas desviaron mi atención durante el año anterior, pero tal y como me lo propuse para este año, es hora de terminar lo que en un momento comencé. Espero de corazón que lo disfruten.