Un regalo de cumpleaños inolvidable

Una pareja se va de viaje para celebrar el cumpleaños de ella, y él le tiene preparada una sorpresa que los introducirá en un mundo jamás explorado por ellos hasta el momento.

Tres años han pasado ya desde que se cruzó en mi vida un ángel que me sacó de las tinieblas. A mis 23 años estaba perdido y sin rumbo en la vida cuando el destino quiso que conociese a una persona muy especial. Ella era una joven un año menor a mí, tenía una sonrisa de oreja a oreja que radiaba felicidad. Con su melena morena y ondulada y unos ojos blancos tan brillantes como dos estrellas.

No sé cómo pasó, ni cómo tuve el valor de acercarme, pero aquí estamos tras tres años y la historia que les quiero contar pasó justo hace una semanita, justo por su cumpleaños…

En el ámbito sexual siempre fuimos una pareja muy abierta, dispuesta a conocer cosas nuevas y a probar sin miedo, eso sí, siempre con respeto y poco a poco.  Fuimos descubriendo un mundo nuevo repleto de fantasías y juegos realmente placenteros. No obstante siempre había un límite difícil de sobrepasar, y ese era su orgullo natural el cuál le impedía obedecer ninguna orden o simplemente no tener la razón en algo por lo que en muchas ocasiones era yo quién tenía que ceder.

Siempre he sido una persona detallista y la verdad que disfruto mucho preparando regalos y sorpresas. Quería hacer algo especial ya que era su cumpleaños y decidí preparar un pequeño juego donde ella debería de ir resolviendo una serie de enigmas y acertijos hasta llegar al regalo final. Pero si por el contrario tomaba decisiones erróneas o tardaba mucho en resolverlo, debería hacer un pequeño reto o castigo.

Pronto se me abrieron los ojos como platos con la idea que tuve, y es que podía aprovechar esa ocasión para poner unos retos un tanto…picantes.

Con muchas ganas lo preparé todo, reservé una habitación en un monte con vistas a un lago en época primaveral…un lugar de ensueño ciertamente.

El día de su cumpleaños la fui a buscar a su casa, bajó con una sonrisa mágica de esas que te aceleran el corazón y te invade una sensación de felicidad de pies a cabeza.

  • ¡Hola cariño!- Dijo para después darme un dulce y cariñoso beso.

  • Muchísimas felicidades amor, ¿lista para pasar un fin de semana maravilloso?

  • Llevo esperándolo toda la semana-

Y tras soltar un sutil guiño que electrizó todo mi cuerpo, colocó su equipaje en la parte trasera del coche y pusimos rumbo a nuestro destino.

El viaje se hizo muy ligero, estuvimos hablando de nuestras cosillas y para cuando quisimos darnos cuenta ante nosotros se encontraba un bello lago azul, brillando bajo los rayos del sol y protegido por unas montañas de otro planeta. El clima era ideal, brillaba el sol y se podía estar sin chaqueta.

Justo a unos pocos metros del lago se encontraba una cabaña de madera, en la cual nos alojaríamos esa noche. Era típica cabaña que sale en todas las películas, con su chimenea y su tejadito también de madera.

Puesto que llegamos temprano, decidimos dejar las cosas en la cabaña e ir a pasear por el monte. Durante el paseo nos cruzamos con caballos, ovejas y cabras. Comimos bajo un árbol muy a gusto unos bocadillos traídos desde casa. Para la media tarde ya estábamos de vuelta en la cabaña de modo que así podíamos disfrutar más a fondo de lo que quedaba de día.

Primero me duché yo y mientras ella se duchaba me dediqué a preparar mi gran juego. Fui colocando todas las pistas y acertijos por toda la habitación y para cuando salió de la ducha ya tenía todo listo. Dejé que se vistiese creyendo que iríamos de visita a un pueblo cercano  y cuando estaba preparada con esos labios rojos, ese rímel que hacía que sus ojos brillasen más, esos pantalones ajustados que resaltaban sus piernas y una camisa que le hacía una figura excepcional fue cuando saqué una cajita y se la ofrecí.

  • Felicidades amor, por tus 25 añazos y porque eres lo mejor que me ha pasado- No dije nada más, ella abrió la caja y leyó una tarjeta que había en el interior:

“Un gran tesoro se esconde en este vasto mundo, pero para llegar hasta él primero debes pasar por incontables desafíos y numerosos senderos repletos de peligros y trampas. ¿Serás capaz de superarlos o sucumbirás ante tales retos?

Pd: Otro gran pirata también va en busca del tesoro. Dicen que lo conseguirá en 3 rotaciones Kuelians, o lo que es lo mismo, una hora del tiempo terrestre”.

Cuando terminó de leer la tarjeta me miró buscando alguna pista más que le arrojase un poco de luz.

  • Toda historia de piratas comienza en un puerto, esa es la entrada al mar.

No hizo falta decir nada más, entendió rápidamente que la primera pista debía estar junto a la puerta de entrada, así que se dirigió hacia ella, y tras buscar durante un par de minutos, encontró un papelito metido en el marco de la puerta.

“Para iniciar la aventura hace falta un barco, por ello hay dos opciones, o bien perder 10 minutos construyendo uno además de pagar con tus zapatos, o bien intentar convencer a un joven pesquero de que te preste el suyo. La manera de convencerle es cosa tuya”.

Sonrió pícaramente, se dirigió hacía mi, y moviendo suavemente su melena para después acercarse lentamente a mi cuello y mirándome con esos ojitos de diabla se puso a lamer mi cuello de abajo a arriba, hasta llegar a mi oreja, mordiéndome el lóbulo y diciendo con una voz sexy:

  • ¿El caballero sería tan amable de prestarme su barquito para poder ir en busca de un tesoro?

En ese momento pasó su mano por mi paquete y con esa carita pícara no pude decir que no.

  • Tendrás que preparar tu viaje y trazar una hoja de ruta. Así que ponte a trabajar.

-Esa es fácil- Respondió casi antes de que terminase de hablar.

Se dirigió al pequeño escritorio que había en la habitación, se sentó en la silla y rebuscó por los cajones, entre los pocos papeles que había encima de la mesa, por debajo de la silla pero no encontraba nada. Finalmente encontró pegado bajo uno de los cajones la siguiente pista. Gracias a haber escondido el papel de esa manera conseguí que perdiese unos valiosos minutos., el tiempo corría y eso iba en mi favor, aunque ella de momento no lo supiese.

En esta pista había tres papeles distintos, uno azul, otro rojo y un último blanco que decía “léeme”.

“Te encuentras felizmente preparando tu viaje cuando una intensa tormenta complica el inicio del viaje. Deberás decidir si salir ahora contra viento y marea (abrir papel azul) o si esperar a que amaine la marea y perder unos valiosos 15 minutos (abrir papel rojo)”.

Sabía que optaría por no perder tiempo y escogería el papel azul, y por eso tenía preparada una gran sorpresa, todo iba según lo planeado. Al abrir el papel azul leyó:

“Zarpas igualmente pero naufragas y acabas en una isla perdida. El clima ha mejorado pero no tienes agua. Deberás hacer la danza de la lluvia para poder sobrevivir. Al Dios de la lluvia no le gusta la ropa”.

Sí, debía hacer un hacer un baile erótico y quitarse toda su ropa si quería conseguir el regalo final. Sorprendentemente no puso pegas y directamente puso a contornear sus caderas.

Cogí un buen sitio y me senté en la cama para estar lo más cómodo posible. Vino hasta mí continuando con su suave y sensual movimiento de caderas. Dio media vuelta y se agachó  dejándome un primer plano de ese culazo. Se reincorporó y volvió a ponerse de cara a mí para que viese como se iba desabrochando uno a uno los botones de la camisa. Todo esto sin dejar de mover esas caderas, lo cual ya me estaba poniendo a mil.

Se desabrochó la camisa y la dejó caer para después clavarme uno de sus zapatos sobre mi pierna. Así consiguió elevar su pie para aflojarse el zapato y quitárselo mientras me miraba fijamente. Repitió la acción con su otro zapato y después se puso de espaldas a mí. Se bajó la bragueta del pantalón y se lo bajó de un tirón de manera que volvió a quedar su culito frente a mi cara pero esta vez solo tenía un tanga negro puesto.

Ya solo le quedaba la ropa interior y la verdad que estaba irresistible con su conjunto negro. Se soltó el sujetador y lo dejó caer dejándome una vista sensacional con sus pechos firmes apuntando directamente a mí.

No me dejó mucho tiempo para contemplar esa escena puesto que empezó a bajarse las braguitas mientras se contorneaba dulcemente. Finalmente me ofreció sus bragas con uno de sus pies. Poco más y me mete el pie en la boca.

-¿Cuál es mi siguiente pista señor?- Dijo con voz de colegiala

  • Ahora que tienes agua, necesitas madera y fuego para hacer una hoguera con el fin de que otro barco pueda venir a rescatarte. Asómate a algún sitio en busca de madera.

Y allí que fue a la ventana en busca de siguiente pista. Hasta el momento parecía fascinarle la idea, pero ahora llegaría el siguiente paso.

“Mientras recogías madera unos cangrejos te atacan, para seguir en el camino hay que aguantar el dolor de los pellizcos”.

Me miró desconcertada hasta que le mostré 5 pinzas de ropa que guardaba.

-¿Dónde piensas colocarme eso?- Dijo ligeramente asustada.

Nunca habíamos probado nada de este estilo así que esto podía acabar o muy bien o realmente mal. Le cogí la mano y le coloqué la primera en su dedo anular. El dedo aguanta bastante bien y no se quejó apenas. La siguiente se la coloqué a la altura del ombligo, en esa ya se quejó un poquito más pero aguantaba. La tercera se la coloqué en uno de los lóbulos en su oreja. Un ligero “ay” soltó. Y ahora venían las más complicadas. Fui acariciando su cara, bajando por su cuello hasta llegar a sus pechos, en su mirada había pánico pero no le di tiempo a pensar, coloqué las dos pinzas restantes en ambos pezones. Su cara era de dolor pero ya sea por su orgullo o no se sabe el por qué, pero aguantó.

-Dime la siguiente pista rapidito, así podré quitarme esto- Suplicó.

-Madera conseguida, solo te falta el fuego, durante las noches hay una pequeña luz que siempre está ahí-.

Fue hasta la mesilla de noche, la levantó, y ahí estaba el siguiente papelito.

“Se hace de noche una manada de lobos se aproxima. Para poder sobrevivir deberás hacerte pasar por uno de ellos”.

-¿Me estás pidiendo que sea un animal?-

Creí que se había enfadado pero no me dio tiempo a contestar cuando añadió:

-¿Si lo hago me puedo quitar esto?-

-Primero ponte a cuatro patas y después te quitaré las pinzas-.

Acto seguido se arrodilló para después ponerse a cuatro patas. Ni yo mismo daba crédito a la situación pero no pensaba dejar escapar la oportunidad. Me aproximé a ella y fui quitándole las pinzas una a una, dejando para el final la de sus pezones.

  • Se están acercando los lobos, deberás moverte por la habitación como si estuvieses huyendo de ellos-

Ella obedeció y se puso a andar a gatas por la habitación. Tras dar un par de vueltas y de que yo me hubiese deleitado con aquella visión, volvió hasta a mí en busca de nuevas órdenes.

-Haz como si movieses la colita y aúlla- Ordené.

Lo hizo y tras esto le di la última instrucción.

  • Enhorabuena, has conseguido sobrevivir a la isla. Tras hacer una hoguera aparece un barco, pero por desgracia es el de tu rival pirata y te capturan. ¿Serás capaz de soportar las torturas que tiene preparadas para ti o por el contrario te rendirás y se acabará aquí tu viaje?-.

  • Yo no cederé ante un villano como ese- Y sacándome la lengua aceptó el reto.

-Eso ya lo veremos pirata-.

La cogí por las axilas y la subí a la cama. La tumbé boca arriba y saqué un antifaz. Le tapé los ojos y a continuación con unas esposas a até pasando sus brazos por ambos lados de la almohada.

Cogí una pluma y comencé a acariciar su dulce y bello cuerpo. Ella se estremecía cuando llegaba a zonas sensibles. Estuve un rato acariciándola, parecía disfrutar y cuando ya dejó de hacerle tanto efecto, pasé a la siguiente fase.

Encendí una vela y cuando empezó a derretirse, fui derramando la cera fundida por su cuerpo. La primera gota cayó sobre sus piernas. Instantáneamente movió la pierna ante el calor que sentía. Pronto dejó de sentir ese calor intenso, pero en ese momento cayó la segunda gota sobre su otra pierna. Era un goteo incesante el cual comenzó a subir hasta llegar a la tripa, y por último a los pechos.

Lejos de quejarse de dolor, parecía agradarle la sensación, el contraste de temperaturas y el estar atada sin poder impedirlo.

Una vez superada esta fase le empecé a dar pequeños besitos y mordisquitos desde los pies hasta llegar al cuello, haciendo hincapié en aquellas zonas más sensibles. Por supuesto me detuve en sus labios inferiores, donde no pudo contener  un ligero e intenso suspiro.

Pero aún no estaba por la labor de darle placer, así que la di media vuelta y la coloqué boca abajo, para así sentarme sobre ella y mientras frotaba mis partes con su culito le acariciaba la espalda con mis uñas. El masaje de uñas es algo que te pone la piel de gallina, y en poco tiempo le empezó a hacer efecto. Incluso no podía contener las palpitaciones de su cuerpo. Después de unos minutos torturándola con mis uñas y puesto que ya no aguantaba más, levanté un poco su pelvis de manera que podía penetrarla sin dificultad a la vez que seguía arañando su espalda.

El vaivén de mis caderas iba acompasado de los arañazos, y pronto ella también comenzó a mover su pelvis. Los arañazos cada vez eran más fuertes dejando marca sobre su espalda, y de igual modo cada vez las embestidas eran más bruscas.

Con la espalda lo suficientemente marcada decidí que para terminar le marcaría el culo, con lo que clavé mis uñas sobre su culo y aceleré el ritmo. Poco aguanté y mi cuerpo comenzó a convulsionar como nunca.

No podía dejar a mi pobre novia sin recibir un poco de placer después de lo que yo había disfrutado así que volví  a darle media para lamer su clítoris. Comencé suave y delicadamente haciendo círculos amplios y lentos. Su tripa me indicaba que iba bien puesto que no paraba de contraerse. Poco a poco los círculos se iban cerrando y haciendo más rápidos, para después cambiar a un movimiento de abajo hacia arriba. Y tras más de 5 minutos donde no paré a respirar llegaron sus convulsiones y sus gritos. No podía reprimirse y empezó a disfrutar como nunca antes la había visto.

Al acabar la solté, y nos fundimos en un largo abrazo. Su mirada me decía que lo había disfrutado y que la experiencia le había gustado.

-¿Dónde está mi premio?-

Había olvidado que puesto que pensaba que no aceptaría tales cosas, me vine muy arriba con el premio.

“Felicidades, si has llegado hasta aquí espero que haya sido un placentero e inolvidable viaje. Al haber encontrado el tesoro consigues un vale por 10 horas de masajes a tu elección, y además el villano pirata al que has derrotado pasará a servirte por el resto de viaje. De tal manera que podrás pedirle y/o hacerle lo que quieras. Disfruta de tu premio”.

Aunque en aquel instante no lo sabía, una malévola sonrisa se encendió en su rostro y las siguientes horas fueron para mí una experiencia inolvidable donde descubrí un nuevo mundo de posibilidades arrodillado a sus pies, aunque esa historia toca contarla otro día…