Un regalito de cumpleaños
Tres chicas de secundaria en una fiesta con tequila!
Una de mis primeras experiencias sexuales, pero de las más intensas, fue cuando estaba en la secundaria. Esto pasó un poco después de mi relato anterior.
Soy de estatura baja, piel morena clara, pechos grandes y muy alegre. En esa época tenía un grupo muy unido de cinco amigas que estudiamos en el mismo salón de clases e íbamos juntas para todos lados. Aunque nos gustaban los chicos, éramos las típicas amigas que en los pasillos nos agarrabamos de la mano, nos dábamos nalgadas y bromeábamos con ser novias todo el dia. Un día, una de ellas celebró su cumpleaños con una fiesta en casa durante la noche. Era muy común que nos quedamos a dormir juntas y nuestros papás se conocían entre ellos y nos tenían mucha confianza.
A esa fiesta fui con un vestido amarillo sin mangas y con algo de vuelvo, unos tennis negros y cabello suelto. Llegué a eso de las 6 de la tarde y ahí estaban muchos de nuestros compañeros de salón. La verdad es que los papás de mi amiga eran bien sueltos, casi ni los vimos, así que teníamos mucho escándalo e incluso algunos chicos estaban fumando (o pretendiendo que sabían fumar). Cinthia -la del cumpleaños- aprovechó y sacó una de las botellas de tequila de su papá y nos dió un poco en los refrescos, así que no tardamos en ponernos alegres. Había parejas besándose, otros echando miradas y la verdad es que todos estamos ya medio borrachitos. Cuando quedamos pocos, a eso de la media noche, comenzamos a jugar a la botella (todos en círculo con una botella al centro para ver si te tocaba un reto con la otra persona). En una de esas me tocó a mí y como reto me pusieron besar a una de mis amigas durante 10 segundos Todos estaban gritando mi nombre "Tamara, Tamara" para animarme, cosa que no necesitaba porque estaba bastante alegre, así que me paré de una, me acerqué a Diana, mi amiga, y de una le plante un beso mientras la agarraba del cuello. Para mí sorpresa, me correspondió bastante bien. Comenzó a meter su lengua en mi boca y respirar profundamente. Sentía deliciosa su lengua jugando con la mía mientras todos contaban los segundos que nos faltaban. Diana no me soltaba el rostro mientras entrelazabamos nuestros labios. Comencé a sentirme cada vez más excitada, quería que todos se callaran para poder seguir besándola por horas. Sentía su cuerpo tibio junto al mío. Era delgada, un poco más alta que yo, con el cabello a los hombros y unos pechos pequeños, pero que te daban ganas de morder de una. Cómo nos tardamos, los demás comenzaron a gritar emocionados. Al final, yo quedé sin aliento y Diana, parecía actuar muy normal, pero no, había sentido ese beso muy en lo profundo. La fiesta continúo y solo nos quedamos mis amigas y dos chicos más, quienes se quedarían a dormir.
Nos quedamos los 7 en el mismo cuarto. Seguíamos bromeando, riendo y jugando. Había dos camas, dónde se quedarían los chicos y nosotras estaríamos en otro cuarto, pero no fue nada de eso. Uno de los chicos se quedó mega dormido, así que el otro y dos amigas comenzaron a hacerle burla hasta que poco a poco la habitación fue quedando en silencio. Mis dos amigas comenzaron a acercarse y acariciar al chico, el se puse algo nervioso y torpe por el alcohol, pero ellas no, estaban muy divertidas gozándolo.
"míralo, se está levantando" dijo una, mientras le tocaba el pene sobre el pantalón, a lo largo, marcandolo de arriba a abajo. El chico puso la mano sobre su trasero y la otra lo comenzó a besar.
De pronto Diana nos interrumpió. No me había dado cuenta que estamos las tres viéndolas jugar completamente embobadas.
"Cinthya, tengo tu regalo entre mis cosas, pero están en la otra habitación, me acompañan?" Las dos titubeamos, pero asentimos sin dejar de verles.
Nos fuimos al otro cuarto, ahí había una litera y otra cama matrimonial. Cinthya llegó directo a sentarse a la cama. Durante todo ese tiempo, no se me quitaba el deseo de volver a besar a Diana. Sentía mis manos entre su cabello todavía.
"Oigan, aquellos andan todos intensos, no podía dejar de verlos!" Comentó Cinthya mientras se dejaba caer más en la cama. Yo me senté al lado de ella, recargada en un brazo. Diana estaba frente a nosotras mientras se acomodaba el cabello. Yo no respondí, solo veía el cuerpo de mi amiga de arriba a bajo hasta que se sentó frente a mi, en mi misma pose, dejando a Cinthia enmedio.
"Y cuál es el regalo?" Preguntó. Diana solo dijo "ahorita te lo doy". Nos quedamos acostadas viendo al techo, Cinthia nos tomó a las dos de la mano y comenzamos a platicar y reír. Cada vez, Diana y yo nos acercabamos más a nuestra amiga, hasta que Diana se puso de lado y tomó entre sus dedos una cadenita que tenía Cinthia justo a la altura del corazón "que bonita" le dijo mientras la jugaba. Pero noté como solo buscaba rozar sus dedos con su piel, lentamente, suave. Cinthia no dijo nada, solo dejó de sonreír para cerrar los ojos mientras Diana la tocaba. Comencé a acariarle el cabello para que se siguiera relajando. Me acomodé más de cerca para pasar también mi mano por su rostro. Tenía rasgos muy bonitos y finos. Toqué sus labios, cuello y su clavícula. Diana jugaba con los botones de su blusa. "Han echo besos de 3?" Preguntó Diana. Ambas dijimos que no. Pero nos fuimos acercando poco a poco hasta sentirnos. Nos besamos suavemente, con ternura mientras se aceleraba nuestra respiración. Nuestras lenguas se tocaron y entrelazaron hasta que el beso se tornó apasionado. Cinthia se paró a apagar la luz y al volver comenzamos a besarnos más intensamente. Diana nos guiaba ágilmente. Dejamos a Cinthya enmedio para quitarle la ropa. Traía un pantalón blanco ajustado que resaltaba sus caderas y un top celeste. Lo primero que veías en ella eran sus enormes, enormes senos. Diana se encargó de lo de abajo y yo arriba. La dejé en sostén mientras me ponía sobre ella para comenzar a besarle el cuello mientras Diana besaba sus muslos. Cinthya se arqueaba a cada mordisco que le dábamos. A momentos quería poner resistencia, pero sólo abría más las piernas. Sus besos sabían a tequila, era la más borracha de las tres. Le quité el sostén y por fin tuve entre mis manos sus enormes pechos. De inmediato me puse a lamenlos y besarlos mientras Diana me quitaba los calzones negros y me levantaba el vestido. Yo ya estaba muy mojada, podía sentirme escurrir. Diana ya había desnudado a nuestra amiga y a ella misma, así que nos unió. Cada una devoraba los senos de Cinthia, quien no paraba de gemir y de vez en cuando nos besábamos brevemente. Diana tomó mi mano y la llevó al coño de Cinthia. Tenía muy poco bello, al igual que yo, pero Diana estaba completamente depilada. Comenzamos a darle un masaje a sus labios, que estaban empapados, así que fácilmente tocamos su clítoris. Cinthia se retorcía, pero explotó cuando nosotras comenzamos a lamerle las inglés, los labios y todo su coño. Diana y yo nos besábamos con ella. Chupábamos, mordíamos y lamiamos mientras nos tocabamos las tetas y nuestros propios coños. Cinthia nos agarro fuerte a las dos mientras se venía, sus piernas tensas nos envolvían mientras ahogaba un gemido larguísimo. Diana entonces se paró, se puso atrás de mi y comenzó a besarme el culo. Su lengua me recorría toda y no pude más que empinarme, aún con el coño de Cinthia en mi cara. Sentía como su saliva me escurría hasta las piernas, que comenzaron a temblarme. En eso sentí sus dedos llegar hasta mis labios y moverse en círculo. Mis ojos estaban en blanco y no podía más que morder los muslos de Cinthia. Ella se bajó hasta poner su boca en mis pechos y comenzó a lamer y morder mis pezones. Estaba en la gloria. Diana, además de comerme el coño como una experta se puso a masturbar a Cinthia. Las tres estábamos como locas, nuestros gemidos eran deliciosos y no tardé mucho en venirme. Faltaba una. Diana se acostó, Cinthia se puso de tijeras con ella. Se movían tan rico y sus coños brillaban por tantos flujos. Las dos miraban al cielo. Yo me comencé masturbar junto a ellas. Besaba a Diana mientras sentía como se venía poco a poco. Gemía en mi boca y yo en la suya, mientras Cinthia se movía cada vez más y más rápido, se escuchaba sus coños frotarse entre sí. Diana me dijo "siéntate en mi cara" y no tarde mi dos segundos en hacerle caso. Esa lengua era el diablo. Volvió a comerme toda, desde el culo hasta mi clítoris mientras mi cadera se movía hacia adelante y atrás. Me metió un dedo en el culo y del susto me entró otro tanto más. No podíamos sentir otra cosa que placer. Tres niñas comiéndose, mojandose y chupándose todo el cuerpo. Cinthia y yo nos besamos mientras nuestros coños se tocaban, nos lamiamos el cuello, pellizcamos los pezones y nos dábamos extremos orgasmos una y otra vez. Nos quedamos las tres desnudas, una sobre la otra, empapadas de sudor y flujos.
"Ahí está tu regalo" dijo Diana y nosotras solo nos reímos.
Nos quedamos dormidas así, con los coños mojados de las otras. A la mañana siguiente, la cumpleañera estaba más que rendida, Diana y yo nos despertamos primero, así que nos pusimos a comernos los coños en un 69. Tratamos de no gemir tanto, pero vaya, que manera de correrse.
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