Un rapto por amor (3)

Esta es la continuacion de: Un rapto por amor - parte 1, esta vez escrito por mi. Se trata de la dominacion de una mujer en un lapso de tiempo pre establecido por ambos. Al final de ese tiempo, ella decide.

Tercer capítulo- de Un Rapto por Amor

Luego del devastador orgasmo que estalló en mi, mi cuerpo quedó laxo y sin fuerzas colgando de las ataduras. Sin dejar de sonreírme José soltó mis piernas. Yo ya deseaba irme de allí. El muy desgraciado había logrado vencer mi voluntad y llevarme a un placer impensado.

-Suéltame ya desgraciado... ya tuviste lo que deseabas.. déjame ir.- le dijo mirándolo a los ojos mientras aflojaba los cintos.

Estiré piernas a lo largo de la cama, algo incomodas por la posición que habían tenido y cerré las rodillas intentando cubrir mi sexo. Lo miraba a José con firmeza tratando de demostrarle que pese al delicioso momento que había experimentado, aun deseaba irme de allí en cuanto pudiera.

-¿Ya quieres irte cielito?- me preguntó José con una sonrisa y acariciando mi rostro

-Suéltame ya..- le repetí

-¿Acaso no te gustó recién? Por tus gemidos y gritos yo hubiera apostado que si..- siguió diciendo

-Recién comenzamos cielo.. cuando termine contigo... tendrás tantos momentos como este en tu mente que no podrás sentir una caricia mía sin gemir y recordarlos.- aseguró a continuación

No podía dar crédito a lo que escuchaba. José se había vuelto loco. Podía sentir nuevamente sus manos acariciando mis piernas, mis muslos y comencé a temblar sabiendo que todo comenzaba otra vez. Se quitó la camisa y se sentó a mi lado. Yo intenté jalar de mis muñecas, pero no había escapatoria, solo me había desatado en parte, quizás para que descansara.

-¿Estuvo incómodo el amarre de tus piernas hace un rato, verdad?- me preguntó

-Si.- respondí sin dudarlo

-Bien... entonces ábrelas amor..- me ordenó con firmeza

Por un momento dudé. El muy desgraciado pretendía que abriera mis piernas y me entregara para poder seguir con sus juegos. ¡¡Jamás!!. El se puso de pie a mi lado y acarició mi vientre. Sus manos recorrían mi cuerpo nuevamente. Durante un largo rato jugó con mis muslos. Suavemente los acariciaba entre mis rodillas y mi pubis, como deleitándose con mi indefensión. En ese momento sentí sus dedos tomándome de mis rodillas y presionando con delicadeza pero con firmeza y fuerza fue jalando lentamente hasta abrirlas. A medida que las iba abriendo se subía a la cama y se iba acomodando. En cuanto pudo se colocó de rodillas entre mis muslos. Con sus suaves manos seguía acariciando mi piel, esta vez en la cara interna de los muslos subiendo por mis zonas mas sensibles hasta mi sexo.

-No.. no otra vez...- supliqué

Mi piel había quedado sensibilizada en muchos lados. Podía sentir dulces sensaciones en mi cada vez que me tocaba con sus dedos inquietos. En ese momento supe que era inevitable... me iba a llevar a otro orgasmo. Inclinándose hacia adelante volvió a rodear mis pezónes con sus labios y otra vez sentí las explosivas sensaciones de placer en mi pecho.

-Uhhh.. eres un....uhhhg.- murmuraba yo tratando de que mi cuerpo me respondiera

Con delicadeza sentí sus dedos acariciando mi sexo. Un sobresalto recorrió todo mi ser en cuanto sentí que me acariciaba mis labios vaginales. Aun mojados por mi orgasmo reciente estaban lubricados y sensibles, sentían cada movimiento de los dedos de José al detalle. Sus dedos suaves y gruesos acariciaban con la yema delicadamente en las zonas mas sensibles. Mi respiración se comenzaba a agitar y los ojos de él mirándome no perdían detalle de ello.

-Estas algo agitada...- me sonrió soltando por un momento mi pezón derecho

-Des.. gracia...do..- le murmuré

Como quien toca un instrumento musical José me manejaba a mi como deseaba. Pude ver en sus ojos como iba detonando sensaciones en diferentes zonas de mi cuerpo a su antojo, con besos caricias o simplemente moviendo sus dedos en mi sexo. Odiaba admitirlo, pero me estaba manejando con una maestría total y me gustaba sobremanera perderme en su voluntad.

De repente sus dedos comenzaron a abrir los labios de mi sexo. Pude sentir una sensación extraña cuando el aire ambiente algo mas frío que mi cuerpo hizo contacto con el interior de mi sexo. Luego de eso, sus dedos hurgaron dentro mío hasta deslizarse suavemente, dulcemente dentro de mi vagina.

-Ugghhh.- suspiré con mis ojos brillando de sensaciones

Un dedo entró primero. Se sentía rico, caliente. Suavemente acariciaba mi sexo por dentro y me provocaba deliciosas descargas de placer que me hacían contraer y aflojar mis muslos con cada movimiento. Luego de eso quitó su dedo y sin esfuerzo alguno metió dos de ellos dentro mío.

-Suave..por favor..- le supliqué sintiendo el cambio de tamaño

Ya con dos dedos dentro mío podía sentir mi vagina algo mas expandida. Era una sensación agradable, casi como si fuera un pene. Pero en cuanto José comenzó a moverlos dentro mío casi pierdo mi cordura. Mi boca se entreabrió, mis ojos se abrieron grandes como sorprendidos y mi cuerpo entero respondió con una gran convulsión. José los movía sacándolos y metiéndolos dentro de mi cuerpo, como si me estuviera cogiendo con sus dedos. Pero eso no era todo lo que hacía... el muy desgraciado movía un dedo sobre el otro acariciando las sensibles paredes de mi sexo, llevando sensaciones donde nunca nadie antes me habia tocado.

Con el rostro de José mirándome desde mi pezón izquierdo, comencé a jadear con fuerza. Me estaba volviendo loca una vez mas, y no podía detenerme, era como si este desgraciado hubiera encontrado el famoso punto G en mi cuerpo y se hubiera ensañado con él.

-Ya... ohh.. deten... te...- supliqué

La única respuesta que obtuve fueron mas deliciosas lamidas a mi pezón. José se esmeró en acariciar la punta de mi pezón con mi lengua mientras sus dedos no parecían tener la mas mínima intención de detenerse. Mi cuerpo estallaba en sensaciones nuevamente. Casi involuntariamente mis piernas se abrieron mas a sus manos y envolvieron la espalda de José.

-¡¡Aaaaaaaaaahhhhh!!- exclamé en placer mientras sentía otro orgasmo que me explotaba

Con gritos de placer me dejé llevar por esa sensación que ardía en mi cuerpo y con lagrimas en los ojos miraba a José sonreírse. Fue un orgasmo largo y delicioso que José no dejó caer en ningun momento. Mis gritos y convulsiones se sucedían interminablemente. Ya deseaba que terminara, pero seguía en el clímax.. mi cuerpo brillando de traspiración, mi rostro con gestos de gozo y todo el mundo girando alrededor mío como si flotara.

Cuando ya dejé de gritar, varios minutos después, José soltó mi pecho y quitó sus dedos de mi. Un río de humedades se escurría debajo mío mojando las sábanas. Los dedos brillantes de José no dejaban lugar a dudas del origen de mi placer.

-Bien.. ya te vas soltando mas... vas aprendiendo.- dijo sonriendo

Con sus dedos casi chorreando jugos se bajó de encima mío y metiéndoselos en la boca los saboreó con una sonrisa.

-Eres deliciosa.- me dijo

-Descansa diez minutos.. ahora regreso.- dijo retirándose

Respirando agitadamente sobre la cama descansé mi cabeza sobre la almohada. Miraba el techo y sabía que no tenía la mas mínima oportunidad de escapar. Traté de relajarme. Sabía que si José me lo había dicho era porque aun no había terminado conmigo, y era mejor estar descansada si el pensaba seguir con esas devastadoras sesiones de placer.

Ya no le temía tanto. Solo odiaba lo que estaba haciendo de mi. No podía negar que me gustaba y que las sensaciones que había tenido nunca las había experimentado en mi vida. Muy dentro mío, algo comenzaba a entregarse a José. Solo que hubiera deseado saber que sería lo siguiente que tenia preparado para mi.

Me concentré en mi cuerpo, en tratar de relajarme. Podía sentir mi sexo sensible, estaba desconocido para mi. Nunca en mi vida había tenido dos orgasmos tan seguidos. Mis pezones aun estaban duros y mi piel aun podía sentir las caricias de sus manos. No se cuanto tiempo pasó antes que él regresara, pero lo único que estoy segura es que no alcanzó para relajarme nada.

Cuando José entró por la puerta nuevamente todas las sensaciones revivieron en mi. Su lengua en mis pezones, sus dedos dentro de mi sexo, los dos orgasmos que había tenido. Recordé entonces lo que el me había dicho. Cuando el terminara, el solo roce de su piel me provocaría sensaciones de orgasmos. Maldije por dentro su perverso plan.

-¿Lista para seguir?- dijo él interrumpiendo mis pensamientos

-José... por favor.. ya basta...- le supliqué

-Aun no he terminado contigo amorcito- me respondió sonriéndome

Sobre el mueble al costado de la cama José apoyó un pequeño maletín negro que traía en sus manos. De inmediato lo abrió, pero por mas que desee con curiosidad ver lo que había dentro, su cuerpo me tapaba la visual.

-Sabes... aquí traje unos amiguitos que te van a encantar.- dijo él manipulando algo y aun de espaldas.

-Estoy cansada José.. no puedo mas....- le dije desalentándolo

-Lo se amor.. lo se...- me respondió

Cuando José se dio vuelta hacia mi vi algo en su mano con un largo cable en un extremo. Mi respiración se paralizó de repente y con ojos asustados cerré mis piernas.

-¿Que es eso José?- le pregunté con miedo

-Es un estimulador.. ya verás que delicioso es.- me respondió

-Mira.. vibra y se mueve.- dijo dejándolo sobre mis pechos y encendiéndolo desde el control remoto al otro lado del cable.

Con mis ojos mirando mis pechos pude observar ese pequeño cilindro en forma de dedo que vibraba y saltaba sobre mis pechos. No podía creer que José fuera a meter eso en mi cuerpo. No lo iba a permitir, no al menos sin resistirme.

-Vamos... pórtate bien cielo.. abre las piernas.- me pidió el sentado a mi lado en la cama

-No, no meterás eso en mi.- le respondí con firmeza

-Ya has visto lo que te sucedió la ultima vez que te portaste mal.- me amenazó

Decidí no hacerle caso y con firmeza mantuve juntas mis piernas para evitar esa cosa en mi. Con una sonrisa de picardía José volvió a tomar las sogas del piso y sentándose sobre mis piernas comenzó a atar una a cada uno de mis tobillos.

-No José.. por favor.. no me amarres... abriré mis piernas.- supliqué viendo que la resistencia solo era peor

-Es tarde ahora... - respondió el

-Aparte.. luces muy sexy amarrada.- agregó

Maldije mi maldita decisión mientras miraba la espalda de José sobre mi y sentía tensarse las sogas en mis tobillos. Muy pronto todo estuvo listo. Sabía que me iba a amarrar, por lo que me ahorre la lucha y decidí abrir las piernas en X sobre la cama. Pero mi sorpresa fue grande cuando José tomó la soga y comenzó a jalar hacia atrás hasta amarrar mi pierna derecha donde estaba amarrada mi muñeca derecha. Luego dio la vuelta a la cama y se tomó el mismo trabajo con la pierna izquierda.

Sorprendida y avergonzada solo podía esperar lo próximo que José tuviera en mente con mis nalgas mirando al techo y mi sexo abierto hacia arriba. Los dedos de José acariciaban mis nalgas por primera vez expuestas para él. Con delicadeza abrían y cerraban mi vulva haciéndome sisear y gemir cada tanto de sensaciones. Luego de eso con un envase de plástico transparente que tomó del maletín dejó caer un frío gel que provocó que mi cuerpo entero se moviera por la sensación de frío. Con sus dedos tomó el trabajo de extender el gel hundiendo dos o tres veces el dedo en mi sexo haciéndome revivir sensaciones en mi cuerpo.

Con el pequeño aparato en su mano se acercó a mi y acarició mi sexo nuevamente. Una y otra vez jugaba con sus dedos en la entrada de mi vagina logrando poco a poco relajarme. Echándole aliento caliente de su propia boca calentó el aparato y luego lo deslizó por mi sexo hasta lograr que se hundiera suavemente por mi vagina. Pude sentir como esa cosa me llenaba y como el cable que salía hacia afuera rozaba mis labios.

-¿Quieres probarlo?- me preguntó sonriendo

Yo giré la cabeza negativamente, pero en cuanto lo sentí encenderse dentro mío mi rostro se transformó en una sorpresa. Había comenzado a vibrar en mi. Suavemente, delicadamente, estimulaba cada centímetro de mi vagina por dentro con una agradable vibración que comenzaba a excitarme otra vez. Fueron solo unos segundos y luego lo apagó. No podía negar que me gustaba.

Luego de eso José fue nuevamente al maletín y esta vez trajo otro aparato, un poco mas grande. Parecía como un gran micrófono pero estaba segura que no lo era. Sobre todo cuando José abrió mis labios y buscó el clítoris. Allí, sobre el clítoris mismo colocó el aparato y luego encendió ambos.

-Ohh... nooo.. no....- me lamenté

Las vibraciones dentro mío y sobre mi clítoris eran deliciosas. Nuevamente estaba camino donde José me deseaba. Por mas que intentaba no podía hacer nada por evitarlo. Mi sexo comenzaba a humedecerse y los vaivenes del vibrador sobre mi vagina me hacían convulsionar mas y mas. Era algo muy intenso.. algo que nunca en la vida había sentido. Con el control remoto en la otra mano José variaba la velocidad, la rotación y otras cosas del vibrador en mi vagina, mientras el que manejaba en mi clítoris me ponía loca de placer.

Comencé a jadear como desesperada. Era demasiado fuerte como para resistirlo... me iba.. me tenía.. no podía aguantarlo. Mi cuerpo traspiraba copiosamente y mis manos ya se ponían coloradas de jalar de mis amarres. Mis piernas temblaban en el aire y todo mi cuerpo era un hervidero de sensaciones.

-Me.. me estas... des... qui.. ciando...- llegué a decirle a José

El solo me sonrió y continuó con sus herramientas. Era extraño. No era el mismo placer que me había dado las veces anteriores, era diferente, pero no menos rico. Constante, inexorable, iba avanzando en mi. Me hacia sudar y temblar. Mi rostro se revolvía de un lado a otro negándose a otra sensación de placer.

-Ahh.. ahh.. ahhh. ahhh..- comencé con cortos gritos y gemidos

Casi al ritmo del vibrador en mi clítoris sentí que me envolvía otra vez esa nube que me hacia llegar a sentir sensaciones increíbles. Un nuevo orgasmo. Tremendo, fuerte, sin piedad, me estaba devastando. Mi cuerpo temblaba bajo la mano de José y le suplicaba que se detuviera. No parecía tener fin.. no podía terminar de sentir esa sensación que daba vueltas mi cuerpo a sentir un volcán que lo abrasaba... a sentir que todos mis músculos de mi cuerpo estaban gozando.

-Ahhh.. ahhh.. no.. ahh.. ahhh.. basta... ahhh.. ahhhh...- gemia

Durante varios minutos miré con lagrimas de placer en los ojos a José que no se detenía mientras yo seguía allí, con mi boca abierta y mis ojos endulzados por esa interminable sensación. De repente, ya no aguanté mas y me desmayé..

Continuará