Un rapto peculiar

Un comienzo bastante oscuro, pero nadie era capaz de ver el final.

Mi cerebro comienza a lanzarme pequeños impulsos de información, noto como si mi mente se despertara de un sueño muy pesado, como si tuviera diminutos lastres en los pies que me impidieran salir a la superficie del agua, mi cuerpo poco a poco comienza a responder a los impulsos nerviosos que demanda mi cerebro, consigo abrir los ojos, con la mente totalmente en blanco, me veo sentando en una butaca acolchada, en una sala completamente a oscuras, sin muebles, salvo por una puerta color ocre con un pequeño letrero situado en la parte superior parpadeante señalando “EXIT”.

Mi primer pensamiento primigenio fue averiguar si estaba a salvo, cosa que dudaba porque no recordaba absolutamente nada de lo ocurrido, sabía quién era, recordaba mi vida, pero no más allá para averiguar cómo había llegado a esta situación. Mi segundo razonamiento fue la sensación simple del miedo, me encontraba solo en ropa interior, y ni siquiera era mía, recordaba incluso la ropa que llevaba antes de todo este incidente, y el no verla por ninguna parte me entró una sensación de ansiedad que nunca antes había sentido. Mi primer mecanismo de defensa fue creer que todo esto era una broma, no podía ser verdad y esto solo una broma de un amigo bastante macabro, así que sin dudarlo decidí abrir la puerta para ver la respuesta a todas mis preguntas y con suerte, mi ropa.

El fogonazo de luz hizo tambalearme al no poder ver nada de lo que había a mi alrededor, decidí pegarme a la pared lateral de la puerta, afín de encontrar un punto seguro. A medida que pasaban los segundos, mis ojos se iban acostumbrando, pero mi efímera excusa mental de que todo era una broma se diluía viendo lo que se acontecía en esta habitación…

Era otra habitación, mucho mayor que la anterior, completamente cuadrada, las paredes oscuras, y justo en medio una cama de matrimonio que se apoderaba de todo el espacio, salvo por pequeñas mesillas de noche y sin ninguna puerta aparente en toda la habitación, una fuerte iluminación blanca no dejaba rastro de oscuridad por ninguna parte, a pesar de lo oscura que era la habitación, pero lo más sorprendente de todo esto era que en medio de la cama se encontraba atada de pies y manos, con unas esposas acolchadas con cerradura, un vendaje en la cara que te tapaba la vista, una mujer rubia, que segundos después, me percaté que eras tú, y también estabas en ropa interior, un sujetador y unas bragas de encaje negra con transparencias, que entre la iluminación y la transparencia, no dejaba mucho a la imaginación. En esos breves momento mi mente iba a mil por hora, pero sin ningún tipo de orden en mis pensamientos, un mar de preguntas y sin ninguna respuesta, no entendía nada ni conseguía razonar nada de esta situación, y lo único que me despertó de mi letargo fue tu voz.

- ¿Hay alguien ahí?, fue un hilo de voz, lleno de dudas y miedo.

- Hola… Sé que sonará estúpido, pero ¿Esto es una clase de broma? ¿Qué haces aquí y así? Al ver una cara conocida, supe que esto tenía que ser como mínimo un error.

- Si, la pregunta es bastante estúpida, de hecho, la que está atada soy yo, ¿Y cómo que así? ¿cómo estoy? Vaya… Esto va a ser más incómodo de lo que pensaba…

- Estás atada solo con ropa interior… Estamos en una habitación que parece que no hay puertas, es toda la información que tengo ahora. Yo he despertado en otra habitación conectada por la única puerta que hay. Me pareció mucha información de golpe… Pero no preferí esconder nada para que no pensara que fuera yo el causante de todo esto.

- ¿¡QUÉ!? ¿Vas a matarme? ¡SOCORRO! ¡SOCORRO! Si, fue demasiada información.

- No no, escucha, yo tampoco sé que hago aquí, nos podemos ayudar mutuamente para poder salir de aquí, espera que te quito el vendaje .Después de semejantes gritos tenía las manos temblando.

Definitivamente eras tú, ¿Qué hacías aquí? ¿Qué está pasando? No caí en la cuenta de que toda la iluminación prácticamente se centraba en la cama, por lo cual cuando te adaptaste a la luz de la habitación, no podías reconocerme, era lo más parecido a ese foco en los interrogatorios de las películas, pero lo que sí pudiste ver es que también estaba en ropa interior.

- ¿QUE HACES DESNUDO? PERVERTIDO DE MIERDA, ALÉJATE DE MI, ¡¡NO ME TOQUES!!

- Yo también he despertado así, y no hay rastro de mi ropa, y al parecer tampoco de la tuya. Era de risa esta situación, decía cosas que en ninguna otra situación tendrían sentido.

- No me lo puedo creer, ¿Qué está pasando? El ruido de las cadenas era ensordecedor, querías deshacerte de ellas incluso haciéndote daño si hiciera falta. – Corre, busca las llaves de esto.

- Está bien. No había mucho donde buscar, solo habían dos muebles en la habitación, retorné en la que aparecí y nada, regresé, miré debajo de la cama, y nada, cuando me dispuse a abrir los cajones de la mesilla de noche un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, en el cajón había multitud de juguetes, todo juguetes sexuales, geles, lubricantes, unas tijeras(¿?)… Tardé rato en reaccionar.

- ¿Encontraste algo?

- Eh no, nada… Está completamente vacío, toda la sala.

- No entiendo nada, ¿qué hacemos los dos aquí? Bueno, al fin estamos en el mismo barco, algo es algo.

- ¿De verdad no te acuerdas de nada? Intentaba seguir buscando dentro de mi mar de dudas.

- Nada, absolutamente nada. ¿Oye has visto agua por alguna parte? Tengo bastante sed. Otra calle sin salida.

- Si, de hecho, veo una botella justo encima de la mesilla.

Me levanté y fui en dirección a la mesilla, pasando por delante de la cama, y sin poderlo evitar, una mirada furtiva a tus bragas, apenas unas décimas de segundos pude leer “slave”, lo justo para que todo mi cuerpo temblara. Llegué a la mesilla y recogí el agua, y al mirarte me di cuenta de la escena, tendría que acercarme bastante a ti para poder ofrecerte el agua.

- No te preocupes, puedes acercarte, creo que ya puedo confiar un poco en ti. Esas palabras fueron bastante agradables, ya no parecíamos tan extraños, aunque yo seguía sabiendo quien eras, pero preferí no revelarlo.

Me acerqué a la cama, hinqué la rodilla sobre el colchón pelado y acerqué la boquilla de la botella a tus labios, y no poder volver a evitar otra mirada a tu sujetador, por dios que maravilla de pechos, con la transparencia se veía nítido tu pezón, volví a mí mismo y después de 3 tragos no quisiste más, justo después terminé de beber el agua de la botella.

El tiempo pasó es esa habitación como si de cuchillas en el aire se tratara, la tensión era palpable por toda la situación, la conversación poco a poco se fue terminando hasta quedar en un vacío en la habitación. Francamente estaba cansado de estar de pie y pensé que sentarme en la cama sería un nuevo nivel de incomodidad que no quería pasar, preferí traer la butaca a este cuarto, me senté enfrente de un lateral de la cama, el colchón estaba a baja altura, así que, sin pensarlo previamente, y cuando finalmente conseguí un cierto grado de relajación por primera vez de toda esta situación sentado es esa butaca, noté la impresionante vista que tenía delante, tu cuerpo era hipnotizante, con esa iluminación no podía perder lujo de detalle ni aunque quisiera, y había olvidado de que estaba en ropa interior hasta que el inicio de una erección me despertó de mis pensamientos.

- ¿Hay más agua? Tengo bastante sed.

- Lo siento, era una botella de 500ml, no ha dado para mucho.

- ¿No notas más calor en la sala? Me estoy sofocando.

Al decir esto es verdad que empezaba a notar un calor que no había notado antes, pero mi duda era de si era por las vistas que tenía en frente de mi o la sala estaba más caliente. El sonido de las cadenas me volvió a despertar, estabas más inquieta, habías comenzado a mover las piernas y frotarlas entre ellas.

- Oye vuelve a buscar, seguro que tiene que haber algo. Joder que fácil es decirlo, como si pudiera crear agua de la nada.

Lo más curioso fue cuando me incorporé de la butaca, mi erección había llegado a su apogeo sin ni siquiera haberme dado cuenta, tanto que me molestaba un poco la presión. Desde la cama escuché lo que creía que había un gemido, y al mirar hacia allí habías volteado la mirada ¿Estaba alucinando o habías visto mi erección? Como fuera intenté absurdamente buscar agua por ese cuadrado y como ya sabía antes de levantarme, no encontré nada. Me giré para comunicarte mi búsqueda, cuando pude atisbar como de tu sujetador se te marcaban los pezones muy duros, tanto que tenían en tensión la tela, cuando vi mi polla dio un respingón, estaba a punto de estallar, y en mi mente solo podía venirse imágenes aún más oscuras (los juguetes, tu atada, este calor, …) Hasta que una pequeña bombilla se iluminó entre tanta perversidad…

¿Acaso…? ¿Puede ser posible? ¿Realmente está cachonda y yo también? ¿Habría sido el agua…?

Esa vocecita de mi mente me golpeó con un remo de cordura y seguramente todo lo que estoy divagando solo es fruto de mi imaginación obscena que quiere que realmente pase, Estás pensando prácticamente en una violación a una mujer, esto está mal, es una locura, puedes ir a la cárcel, tu futuro se irá al carajo. Esas palabras retumbaron en mi mente como una barrera de protección de todo lo oscuro que se estaba generando en mi cabeza. Decidí cerrar por banda mi mente e irme directamente a la butaca y girarla hacía una pared, donde no podía ver nada.

- Lo siento, no hay agua por ninguna parte.

- ¿De verdad? Tengo bastante sed y calor.

-

No fui capaz de poder responder a eso, porque la barrera de sensatez en mi cabeza se vería gravemente amenazada y entraría en acción mi alter ego obsceno, tenía que mantener la entereza. El silencio que surgió en la sala los minutos siguientes me ayudaron a recuperar algo de cordura, aunque mi erección seguía a pleno rendimiento y no sabía como apaciguarla, nunca había estado de esta manera. Mirando hacia la pared la habitación se hacía más pequeña, y el ruido de tus cadenas se hacía más audible por el silencio, ya casi se hacía rítmico, yo sin darme cuenta estaba acariciando mi glande por encima de la tela del calzoncillo, tuve que parar porque estaba llegando a un punto de no retorno, para, no podemos hacer esto, no es buena idea, nos puede ver. Yo también comencé a notar un calor proveniente de la sala, podía notar el latido de mi corazón hasta la punta de mis dedos, incluso comencé a jadear un poco, me estaba volviendo loco.

- Oye, ¿Puedes ayudarme? Creo que tengo fiebre, no me encuentro muy bien.

Madre mía ¿pero ¿cómo iba a levantarme con esta tremenda erección?, no había manera física de poder esconderla solo con unos calzoncillos, por muy negros que fueran. está pidiendo mi ayuda, no puedo decir que no, esta erección es el menor de los problemas ahora mismo. Esta vez estuve de acuerdo con mi voz y me levanté de espalda, intentando colocar el glande a la altura del elástico en mi ombligo para que no se note tanto. Pero todo se puso se puso patas arriba nada más darme la vuelta…

Seguías donde mismo, obviamente, pero no sé cómo, tu ropa interior estaba descolocada, de todo lo que te habías movido tu sujetador apenas escondía tus pezones y tus bragas… Dios mío tus bragas, ya estaban a medio culo y por delante, sin tener que fijarme mucho, tenían ese brillo de humedad, estaban completamente húmedas, vuelvo a ver Slave escrito en tu piel al borde de la lujuria,  cuando estuve al lado de la cama, pude notar ese olor… Ese olor que no hace falta explicar, ese olor a sexo que desprendía tu cuerpo, ese estímulo llega a una zona del cerebro donde están los instintos más primarios. PARA, en serio, sigue atada, no puedes hacer nada, no ha accedido a nada, te lo estás imaginando. Vale… Esta vez no estaba tan de acuerdo con mi mente, y menos delante de semejante templo de cuerpo. Saqué de las últimas fuerzas que me quedaban para volver a serenidad, aún con erección plena:

- ¿Qué necesitas?

- Tócame la frente, a ver si tengo fiebre, no paro de tener escalofríos.

- ¿La frente…?

- ¿Conoces otra manera? Venga vamos.

No había caído que la cama era tan grande hasta que me percaté que no llegaría cómodamente, así que tendría que subirme a ella de rodillas, todo iba bien hasta que, al ponerme de rodillas, la tensión del elástico que mantenía mi polla a duras penas a cubierto, cedió por completo y dejó mi polla completamente al aire, mirando al frente, completamente venosa, carnosa, casi notando los latidos del corazón en mi glande. No quise ni mirar para abajo, fingí completa normalidad, y decidí seguir adelante, cuando llegué a una posición cómoda para medirte la temperatura, vi lo cerca que te tenía, esos ojazos que tienes, esa cara angelical, que bella es, y pude notar como en un momento lanzaste una sonrisa fugaz, como si hubieras conseguido lo que querías.

Solo dentro de tu cabeza sabías lo que pasaría, porque aún sin yo saberlo, habías accedido a todo tipo de perversidades desde que viste mi erección buscando agua, desde ese momento todo tu cuerpo se electrizó, desde la punta de tus dedos hasta lo más profundo de ti, tu cuerpo se convirtió un volcán en erupción, querías placer, pero no podías recibirlo por ti misma, veías tus pechos y querías jugar con ellos, y no hacía falta ver tu entrepierna para saber como estaba, por solo el roce de tus muslos sabías que estabas completamente mojada, notas como tus fluido llegaban a tu culo, y todo parecía que no iba a parar, tú también habías llegado a la conclusión de que fue el agua, pero ya te había dado igual todo, solo querías placer.

Ajeno a todo esto, me acerqué a ti para colocarte la mano en la frente para averiguar tu temperatura, sin darme cuenta, al haberme acercado, mi polla se había quedado peligrosamente cerca de tu cuerpo, yo no sabía qué hacer, ni que decir, solamente esperaba notar tu calor en mi mano para verificar si realmente tienes fiebre, pero…

En un momento pasó algo que no esperaba… Mientras te tomaba la temperatura, tu repentinamente giraste la cara hacia mí, e inclinándote hacia mí  todo lo que las cadenas de permitían, abriste la boca y me miraste a los ojos… Vale, tienes todo su permiso, yo me voy de aquí, disfruta y fóllate con ganas a esta diosa…

Dicho y hecho, toda mi cordura desapareció, mi mente quedó completamente a oscuras y me dejé llevar por mis instintos más primarios, los latidos del corazón se me iban a salir por la boca, no podía más, me acerqué un poco más a ti, y tus labios rozaron mi glande sin ningún tipo de compasión, tanta tensión durante tanto tiempo había dejado atrás cualquier atisbo de preliminar, estábamos en la fase de lujuria sin freno, notabas como mi polla se adentraba dentro de boca una y otra vez, cada vez adentro, saboreando mis líquidos preseminales, agarrándote la cabeza, viendo tu cara angelical siendo profanada, y tus ojos llenos de gozo me alentaban a seguir adelante. Seguí en un ritmo frenético, viendo cómo cada vez que salía mi polla de tu boca estaba cubierta con tu saliva, una y otra vez, y el final llegó muy pronto, tanto tensión en muy poco tiempo me hizo llegar a un torbellino de placer y sensaciones que no tuve en ningún momento ninguna oportunidad de poder pararlo, y en una de mis embestidas finales mi polla salió de tu boca y se deslizó entre tus labios, pasando tu lengua por todo el tronco hasta casi llegar a mis testículos, y fue el detonante final, una serie de ráfagas de semen brutales llegaron más allá de la cama, en tu lengua notabas todas las contracciones de cada orgasmo, y como poco a poco iban disminuyendo en intensidad.

- ¿Cuándo supiste que era yo? Tu pregunta me pilló tan por sorpresa que solo pude responder sinceramente.

- Desde que entré en la sala, quise decírtelo al principio, pero no pude y no sé por qué.

- Yo también te reconocí al momento, solo con tu voz. La mirada que me lanzaste fue picardía absoluta.

- ¿Por qué mi voz?

- Porque me gustó al momento de conocerte, y después de reconocerte aquí, me diste una tranquilidad de que al menos estaba con alguien conocido, y lo del agua…

- ¡Cierto! El agua… Madre mía. Entre tanto, mi polla no había perdido su erección en ningún momento y tus ojos no paraban de mirarla, querías más y lo sabías.

Te la acerqué la boca y pudiste saborear lo restos que quedaban de semen en ella, y las cadenas se volvieron locas, aún no habías recibido tu parte, no era justo… te notaba las muñecas y los tobillos algo ya doloridos, y entendía que por muy acolchadas que estuvieran, la tensión que habías aplicado en ellas fue demasiado, pero tranquila, había llegado tu momento.

Me coloqué encima de ti, a la altura de tus pechos, me acerqué y nos fusionamos en un beso que se notaba que hacía tiempo que quería que pasase, notaste como una de mis manos se colaba por encima de tu sujetador para saborear esas tetas, tus pezones seguían duros como piedras y le encantaban recibir esa atención, y por fin entendí el objetivo de las tijeras… Me levanté en un movimiento de la cama, saqué las tijeras de la mesilla y regresé a ti, cortando por los laterales de tu sujetador hasta dejar al aire tus preciosos pechos, mirando de reojo tus bragas, que en breve también serían cortadas. Tenía una vista privilegiada a la opción de muy pocos, comencé a jugar con ambos pechos mientras mi polla se alojaba entre ellas, parecía que la primera corrida no había existido porque ya estaba igual de cachondo sino más que antes, tu notabas como mis dedos jugaban con tus pezones y mi polla las atravesaba por tu canalillo hasta rozar tu boca, que recibías de buen gusto. Con tu propia saliva lubricabas tus pechos y la sensación resbaladiza cada vez era más placentero, por inercia junté tus pechos y comencé a masturbarme con tus tetas, ya mi cabeza hacía tiempo que no tenía gobernante, solo se basaba en estímulos y placer, y el placer que estaba obteniendo de esa situación me llevó a otra oleada de placer sin control, el ritmo si hizo insostenible e inevitablemente, volviendo a lanzar ráfagas en un orgasmo increíble, esta vez en tu cara y tus pechos hasta que no pude más… me costó unos segundos recomponerme para ver la situación

- Vaya… mira cómo te he puesto.

- Esto vas a tener que solucionarlo de alguna manera.

- Bueno, el marcador va 2 a 0, creo que podemos empatar el partido. Lanzando una mirada a tu entrepierna, cosa a la que accediste sin dudar.

Me bajé de ti y me fui deslizando por tu cuerpo, besando centímetro a centímetro, pasando por tus pechos, lamiendo esos pezones duros capaces de rallar diamantes, bajando hasta tu ombligo, a medida que bajaba notaba como tu respiración se va entrecortando, comienzan de nuevo tus gemidos y llego hasta el elásticos de tus bragas otra vez “slave” otra vez mostrando la línea de la razón que ya no hay llegados a este punto,y ya puedo notar el calor que irradia tu entrepierna, tu olor, no paraba de hiper salivar con ese afrodisiaco ante mis ojos, comienzo a lamer por encima de tus bragas, y ya soy capaz de notar tu sabor, como se funde en mi boca, me vuelve loco hasta el punto de coger las tijeras y sin miramiento realizar un corte a la altura del elásticos en tus caderas, dejando tu coño completamente libre, notando como ya tu clítoris se asoma tímidamente de sus pliegues, no podía creer tal perfección antes mis ojos, lo devoré sin miramientos, de arriba abajo, no hubo un solo rincón por el que no pasara, desde tu monte de venus, hasta las rugosidades de tu ano, estaba extasiado contigo, tu gemidos habías pasado a gritos que inundaban toda la sala, no podías parar de moverte, tu cuerpo recibía ondas de placer por demasiados lugares, hasta que me centré en tu clítoris, con mis manos estiré la zona y tuve tu “botón” completamente disponible para mí, no paraba de pasar mi lengua por él, arremetiendo lametones sin parar, bajando de vez en cuando e introducir mi lengua dentro de ti, para luego volver a ti clítoris, tu cuerpo no para de temblar y el nivel de tus gritos iba en aumento, en un leve momento mira hacia arriba y vi como me mirabas, con completa lujuria, querías que siguieras, querías que te follara, hasta que tu mente se nubló y una oleada de placer recorrió tu cuerpo comenzando por tu clítoris y expandiéndose en todas direcciones, tu cuerpo se había quedado completamente en tensión, habías agarrados las cadenas de tu manos y habías llegado a un éxtasis completo, mientras yo disfrutaba de los jugos de tu orgasmo y viendo en primera fila ese espectáculo que me estás brindando, sin dejar de acariciar tu clítoris muy levemente viendo como tu cuerpo poco a poco se va recuperando y tu respiración vuelve un poco a la normalidad, pero notas que la intensidad del orgasmo no ha desaparecido y esa leve caricia que continúo dándote hace que tu calentura no disminuya, hasta el punto de que te encuentras nuevamente jadeando por este placer prohibido, cosa que noto y vuelvo a aumentar el ritmo de mis lamidas sobre tu botón y aprovechando tu humedad, dos de mis dedos te penetran dulcemente y se concentran desde el primer momento a estimularte desde dentro del punto “G”, cambiando de ritmo y presión, sumados a la succión desde fuera a ti clítoris, fue demasiado para tu cuerpo y un segundo orgasmo se aproxima rápidamente, hasta el punto de explotar, pierdes completamente la conciencia para abandonarte en esa espiral de placer, me aprietas entre tus piernas tanto que me cuesta seguir el ritmo de las succiones y mis dedos dentro de ti, y poco a poco vuelves a recuperarte mientras mis “caricias” disminuyen al mismo ritmo, hasta conseguir sacar mis dedos dentro de ti, para metérmelos en la boca y poder saborear tu segundo orgasmo para subir hasta tu boca y poder saborearlo entre los dos.

Dejé unos segundos que recuperaras la cordura, para nada más lejos de las realidad, porque desde que volvimos a establecer contacto visual, pude ver en tu mirada que esto solo había comenzado, e iba a aceptar el reto sin lugar a dudar, me incorporé, me puse entre tus piernas y a todo esto, no podía estar más cachondo después de escuchar ese tremendo orgasmo, seguía teniendo la polla como el primer minuto, la apunté hacia tu coño, y sin ningún tipo de resistencia, entro por completo hasta que nuestras caderas quedaron juntas, no había tiempo de ir lentos, ya estábamos enfermos y solo habíamos empezado, el ritmo fue intenso desde el primer momento, el chapoteo entre nuestras caderas era evidente, tu coño me atrapaba con cada embestida, tus paredes vaginales eran un placer para mi miembro, pude acercarme tu boca y fundirnos en un beso entre gemidos, notando mi cuerpo rozándose contigo, como en cada movimientos me rozaba contra tu clítoris, sumado a cada embestida, entre nuestros besos cada vez tus gemidos iban en aumento, me incorporo y me coloco entre tus piernas, estamos frente a frente, podía verte atada, mirándome, los restos de sujetador a un lado y tus pechos moviéndose al ritmo de mis penetraciones, bajando hasta tu ombligo y ahí estaba de nuevo, ese tatuaje que ahora más que nunca tenía significado, eras esclava en ese momento, pero nunca antes te habías sentido tan libre.

Algo sucedió, una de las cadenas de las manos empezó a hacer un ruido extraño, y de repente, se soltó dejándote una mano libre, pero lejos de intentar quitarte la otra cadena, tu mano se fue directamente a estimular tu clítoris, una imagen que me hizo perder toda cordura, verte como te masturbas enérgicamente, a la vez que mi polla sigue follándote sin compasión supe que habías llegado a un punto de no retorno, sabía que estabas en un momento que podías correrte en cualquier momento, y no iba a perder la oportunidad, solo pudiste balbucear algo entre gemidos -Me corro, me corro… notando las contracciones de tu vagina presionando mi polla, pude conseguir sacarla para terminar corriéndome justo encima de tu coño, tu al notar el calor de mi corrida entre tus dedos mientras estimulabas frenéticamente tu clítoris fue el estímulo necesario para poder correrte una tercera vez mientras me mirabas hasta que tu vista terminó nublándose…

Me acomodé encima de ti, y nos quedamos mirando unos segundos, sin mediar palabras, había sido increíble, aún seguía dentro de ti.

- Vaya, parece que el marcador se ha quedado en 3-3, no ha estado nada mal.

- Esto no va a quedar así, no te vas a ir a ninguna parte.