Un polvazo (2)

¿Se acuerdan del hombre de la discoteca?, pues no quedó todo ahí

¿Se acuerdan del hombre de la discoteca?, pues no quedó todo ahí

  • Necesito volver a verte- me dijo con una voz tan suave
  • ¿tienes la tarde libre?
  • Si, ningún problema, dime la hora y el lugar y ahí estaré
  • Pues, que te parece a las 6 de la tarde? Vendré a buscarte en coche.
  • Ok, hasta esta tarde entonces.

Colgué el teléfono y miré el reloj, " todavía la 1 ", como mis padres trabajaban todo el día, tuve que hacerme yo la comida " tengo tiempo todavía " me dije. Así que primero me metí en la ducha, me duché lentamente, disfrutando de cada gota de agua que bajaba por mi cuerpo, pensando en él, y en la noche que me esperaba…una sonrisa salió de mis labios.

Cuando salí de la ducha, me puse la toalla alrededor de mi cuerpo, hacía mucho calor así que me quedé con la toalla puesta y entré a la cocina para hacerme algo de comer. Me preparé algo sencillo, ya que en ese momento no tenía mucho apetito. Volví a mirar el reloj mientras intentaba comer algo " las 3 y media, joder ¿Por qué pasa tan lento?! ".

Al fin quedaba poquito menos de una hora, así que me levanté del sofá, apagué la TV y me metí en mi cuarto. Primero empecé por la ropa interior, escogí un sujetador de encaje gris y rosa que realzaban bien mis pechos y su tanga a juego. Como era verano y que verano más caluroso, pensé ir sencilla, así que me puse unos pantalones cortos vaqueros que dejaban ver mis muslos ya que tengo unas bonitas piernas que enseñar, y una camisa algo elegante y estrecha por la parte de los pechos, dejé los tres primeros botones de la camisa abiertos, para que se pudiera ver un buen escote. Me solté el pelo. Me pinté los labios, rojo pasión.

" Sencilla pero guapa ". Por fin llegó la hora, y mi móvil sonó.

  • Estoy aquí, cuando puedas bajas.
  • Ok, dame 5 minutos.

Me di los últimos retoques, cogí el bolso, metí unos cuantos preservativos, y salí.

Cuando lo vi parado apoyado sobre el coche mirando hacia mi dirección, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Me acerqué a él, me rodeó por la cintura y me besó en la boca intensamente.

  • Bonito coche

Me abrió la puerta del copiloto y me invitó a entrar, la cerró y subió por el otro lado. Se giró hacia mí, con una sonrisa de asombro y sin dejar de mirarme de arriba a abajo, me dijo:

  • Uff… es…tás…estás preciosa!

Yo no dije nada, me dediqué a contemplarle y sonreír. Después de un suspiro se puso enfrente del volante y arrancó. En todo momento se giraba hacia mí para mirarme, de vez en cuando acariciaba mis piernas y sonreía.

  • Y… ¿a dónde piensas llevarme?
  • Pensé llevarte a mi casa, si te parece, claro, quiero que cenemos ahí. He hecho yo la comida, espero que te guste.
  • Uy, ¡así que sabes cocinar y todo! ... si al final eres un buen partido y todo. Además atreverse a hacerle la cena a una chica en la segunda cita, tiene mérito. Jajaja.
  • No me digas eso… ya estoy demasiado nervioso no necesito más ánimos.

Me dijo con media sonrisa.

Llegamos a su casa, estaba a las afueras de la ciudad, en una urbanización bastante tranquila. Entramos al garaje y aparcó el coche, salió y me abrió la puerta.

  • Bienvenida, preciosa.

Entramos en su casa, era grande, amplia y bien decorada, sencilla pero encantadora.

  • Uau…! Es super bonita… me encanta.
  • Gracias, ¿vamos a ver el resto de la casa?
  • Si, me encantaría.

Primero me enseñó el exterior, donde había una piscina, con el calor que hacia me moría de ganas de bañarme en ella. Me siguió enseñando, esta vez subimos al piso de arriba donde me enseñó su estudio, donde trabajaba. El siguiente era su cuarto.

  • Y este es mi cuarto. – rodeándome la cintura por detrás.
  • Es precioso.
  • Espero que lo visites a menudo, jaja

Al terminar de mostrarme lo demás, bajamos de nuevo al salón y nos sentamos en el sofá.

  • ¿qué te apetece para tomar?
  • Una refresco fresquito, gracias.

Regresó con una coca cola y una cerveza para él, y se sentó a mi lado bien pegado.

Hablamos durante un largo rato, de vez en cuando se le escapaban los ojos hacia mi escote suspirando, me acariciaba las piernas, seguíamos hablando, de repente empezó a besarme en la boca, primero picos suaves y lentos, que excitaban, saltó a besarme lentamente el cuello, dándome pequeños mordisquitos, joder como me ponía!. Mientras me besaba subía sus manos acariciándome las piernas, lentamente seguía subiendo hasta encontrarse con mis pechos, y donde paró para tocarlos más rato. Me desabrochó los botones de la camisa mientras me besaba el cuello sin quitar las manos de mis tetas, mientras yo le quitaba la camiseta. De repente se giró y se sentó de frente invitándome a sentarme encima de él, así que lo hice. Sentía su pene duro rozando mi sexo, y eso me calentaba más y más. Me quitó el sujetador y empezó a jugar con mis tetas, besándolos y lamiéndolos.

  • Mmmm… sigue así, no pares.

Apenas hablábamos, lo único que salía de nuestras bocas eran gemidos de placer que cada vez aumentaban. Tanto su respiración como la mía aceleraban a un ritmo descontrolado. Me cogió de la cintura y me tumbó encima del sofá tirándose él encima de mí. Mientras él me besaba y me tocaba como nunca, yo le acariciaba el pene por encima del pantalón, hasta que emitió un gemido.

  • Ya no aguanto más!

Me bajó el short, lentamente me bajo el tanga, luego se levantó y se bajo sus pantalones y se quitó el bóxer, se la veía ya excitada y super dura. Volvió a tumbarse encima de mí, su peso hacia que me calentara más. Volvía a besarme y besarme, su lengua hambrienta jugaba con la mía, sus manos masajeaban mis pechos y de vez en cuando pellizcaba mis pezones que estaban duros de la excitación.

  • ¿Estás preparada?
  • Estas tardando.- le dije con la voz entrecortada por la excitación

Mientras me seguía besando y acariciando sentí como su polla estaba a punto de entrar y

  • Ahhhhhhhhh

Primero metía y sacaba lentamente, e iba acelerando, mete-saca más y más rápido, gemía con tanta fuerza que me calló con un beso, seguía follándome sin parar, hasta que alcancé el primer orgasmo, era increíble que sensación, que placer, que excitación. Mi corazón estaba a punto de salirse de mi cuerpo de latir con tanta fuerza, los dos cuerpos rozándose cubiertos de sudor.

Ahora cambiamos de posición, tumbándose él y yo sentándome encima. Empecé a menearme encima de él, lentamente, veía como se moría de placer. Galopaba sobre él sin parar, y ahí llego otro orgasmo, poquito después llego el suyo, y emitió un grito de placer.

Yo me caí agotada sobre él, intentando recuperar de nuevo nuestro aliento, sentía su corazón latiendo a mil. Me cogió en brazos y subió hasta su cuarto tumbándome encima de su cama, tumbándose al lado mío.

  • Descansa.

Le hice caso y me quedé dormida.