Un pollón bajo el slip

No aportaba datos de edad, tamaño o peso, tan solo sabía que estaba a tres kilómetros de mi ubicación y que la única foto que acompañaba a su perfil hacía que todo lo demás dejara de tener importancia para mí: se trataba de un primer plano de su paquete, cubierto por un pequeño slip blanco...

Aquella tarde estaba en casa aburrido tumbado en el sofá ojeando las huellas que me habían dejado en Bender, una de esas aplicaciones para móviles de tíos que buscan a otros tíos. A pesar de mi sugerente nick "Tragon26" casi siempre recibo visitas de tíos que parecen clonados, todos guapos, con buenos cuerpos y demás pero lo que a mí me pone realmente son los tíos ya mayorcitos, con pinta de hombres rudos y con las ideas muy claras ya que solo ellos saben sacar mis instintos mas lascivos. Pero volviendo a las huellas, hubo una que me llamó la atención, era de un tal "." que no aportaba datos de edad, tamaño o peso, tan solo sabía que estaba a tres kilómetros de mi ubicación y que la única foto que acompañaba a su perfil hacía que todo lo demás dejara de tener importancia para mí: se trataba de un primer plano de su paquete, cubierto por un pequeño slip blanco de algodón bajo el que se adivinaba un enorme rabo que recorría casi toda la superficie de la prenda hasta llegar prácticamente a la cadera.

Aquella foto me puso como una moto por lo que inmediatamente le mandé un mensaje a través del chat alabando semejante portento. Diez minutos mas tarde me respondió con un escueto gracias, contestación que inmediatamente repliqué ofreciendo mis servicios de experto mamador de pollas con más de diez años de experiencia desde que a los quince años un amigo de mi padre me inició en el baño de su casa en los sublimes placeres que se experimentan al tener una buena polla en la boca. Me respondió ofreciéndome ir a su casa y dejó bien claras sus intenciones: "Vienes, me la mamas y te largas". Exactamente lo que yo buscaba de él o mejor dicho de su polla.

Media hora más tarde, después de haberme duchado y sobre todo tras un potente enjuage bucal que me dejara la zona totalmente aséptica y preparada para recibir todo tipo de sensaciones, aromas y si tenía suerte y me dejaba, también una buena ración de lefa, me encaminé a la dirección que me había proporcionado. Era un edificio nuevo de apartamentos, en una zona céntrica de la ciudad pero en una calle bastante solitaria. El edificio tenía portero por lo que entré sin llamar y como no me preguntó adonde iba cogí el ascensor y, presa de la excitación y casi sin poder contenerme por lo que estaba a punto de ocurrir, ya con la polla completamente tiesa, llamé a la puerta de su apartamento.

Me recibió un tío que parecía haber cumplido ya los cincuenta, bastante bajito, más bien feo y con cara de pocos amigos. No sé que esperaba realmente, pero aquello me echó un poco para atrás justo en el momento en que, cerrando la puerta tras un escueto saludo, me invitó a seguirle al salón. Llevaba puesto un albornoz de color blanco e iba descalzo y, sin mediar palabra, se situó junto a un sillón sin brazos que estaba justo delante de una gran cristalera que daba a la calle y desde la que se divisaba una buena panorámica de la zona, a pesar de estar tan solo en un cuarto piso. Inmediatamente se despojó del albornoz, cogió del sofá un cojín que depositó a los pies del sillón y se acomodó sobre el asiento medio tumbado mientras con una mano se frotaba el paquete envuelto en unos slips muy parecidos a los de la foto.

Tenía el cuerpo de un hombre ya maduro, con bastante pelo en el torso y en las piernas y una incipiente barriga cervecera pero aún así no sé que me puso mas cachondo, si el morbo de que nos pudieran ver a través de la ventana, el ofrecimiento implícito del cojín para que me arrodillara y empezara con el trabajo al que me había comprometido o la visión de aquel paquete que por cierto ahora no parecía tener el tamaño que se veía en la foto. Claro que para eso estaba yo allí por lo que me despojé de mi camiseta, algo que siempre hago desde que un tío se me corrió antes de tiempo y me la puso perdida a pesar de mis intentos procurando que no saliera la leche de mi boca, me arrodillé sobre el cojín y ya con mi polla tiesa de nuevo por la excitación, empecé a rodear la forma de su polla con mis labios y a pasar la lengua humedeciendo lo más posible el slip.

Nada más empezar mi trabajo, encendió un cigarrillo y comenzó tranquilamente a fumar con una mano mientras con la otra me sujetaba de vez en cuando la cabeza para apretarla contra su paquete. Mis primeros esfuerzos tuvieron su recompensa cuando aquel bulto empezó a crecer de tamaño y a expulsar una ingente cantidad de líquido preseminal que iba dejando apreciar la forma y el tamaño de su verga. Con mi lengua iba limpiando aquellos jugos hasta no dejar rastro humedeciendo aún más el slip y provocando la nueva aparición de más líquido preseminal que de nuevo volvía a hacer desaparecer.

Había acabado ya el cigarro y yo seguía lamiendo y chupando el paquete sobre el slip. Me encantan estos preliminares antes de descubrir si una polla es bonita o no, si tiene pellejo o está circuncidada, si es gorda o larga aunque en aquella ocasión estaba claro que era larga y bien gorda, por lo que una vez que saqué el envoltorio de su funda la sorpresa fue su color, ya que era una polla muy blanca, como si nunca le hubiera dado el sol y también los dos pedazos de testículos que colgaban bastante alejados de la base de la polla. Por lo demás era lo que se intuía en la foto, un pedazo de pollón sin circuncidar larguísimo y con un grosor mas que considerable que si el tío aguantaba, me iba a dar un largo y placentero trabajo.

Comencé a succionar la tremenda polla que como siempre en estos tamaños no acaba de estar completamente en erección, lo cual no solo no me importa sino que me encanta, ya que una de mis aficiones siempre que he tenido ocasión de dormir con alguien es despertarle introduciéndome su polla aún flácida en la boca y no parar hasta hacerla bien grande en mi interior. Una vez bien dentro de mi boca, agarré con una mano la base de su polla y tiré hacia abajo hasta desprender la piel y notar en mi interior la humedad de su glande, que succioné, lamí y tragué con sumo gusto. Para entonces, el enigmático "." que no decía palabra aunque no paraba de gemir, se estaba fumando ya un segundo cigarrillo sin dejar de observar lo que abajo se estaba produciendo.

Tras un buen rato mamando aquella pedazo de verga, descendí hasta sus testículos, me introduje uno en la boca y lo succioné con gusto hasta que lo solté para coger el otro y hacer lo mismo con él. Eran demasiado grandes para metérmelos al mismo tiempo así que fui pasando rápidamente de uno a otro hasta que con la lengua fui de nuevo subiendo hasta llegar al glande y une vez allí intenté introducirme lo mas posible, lo cual tuvo como consecuencia una fuerte arcada que hizo que fuera con mas cuidado en mis pretensiones.

El tío era de los que duraban por lo que, aunque para entonces y a pesar del cojín, me dolían ya las rodillas, mis ganas de tragar polla seguían intactas así que mientras él iba ya por el tercer cigarrillo, yo seguía mamando sin parar hasta que por fin, separándome de su polla con una mano me apartó para poder levantarse y me indicó que ahora fuera yo el que se tumbara en el sillón. Así lo hice y entonces él, apoyándose con las piernas sobre los laterales del sillón, fue subiendo hasta dejar su polla de nuevo a la altura de mi boca.

En aquella posición estaba a merced de él y de hasta dónde iba a llegar con su polla dentro de mi boca. Parecía consciente de que era imposible meterme la totalidad de semejante rabo por lo que comenzó un lento mete y saca que iba desde el comienzo del glande hasta aproximadamente la mitad de su polla, y poco a poco fue aumentando el ritmo tanto de sus embestidas como de sus gemidos dejando claro aun sin decir nada que de un instante a otro se iba a correr y que tenía intención de hacerlo dentro de mí y efectivamente al momento sentí como mi garganta era inundada por aquel líquido caliente y tremendamente espeso que me supo a gloria, por lo que en ningún momento paré de tragarme su lefa. Cuando por fin dejó de manar semen tuve la suerte de que aguantara todavía dentro mientras procedía a dejar toda su polla bien limpia y lo más seca posible y solo entonces la liberé por fin de mi boca.

Tal y como habíamos acordado, el pacto era mamársela y largarme por lo que me levanté dispuesto a ponerme la camiseta pero me sorprendió cuando se puso a hablarme, primero por que hasta entonces tan solo había soltado un lacónico hola pero sobre todo por lo que me dijo, ya que me estaba invitando a irme con él al baño para que pudiera mearse encima de mí y lo estaba adornando con la excusa de que así podía correrme yo también. Al principio la idea no me sedujo para nada, era algo que nunca había hecho aunque en alguna peli porno lo había visto y la verdad es que no me había desagradado, pero por otro lado seguía con la polla tiesa y el rabo de aquel tío me tenía tan fascinado que empezó a ponerme la idea de ser manchado de nuevo por aquella polla, aunque esta vez fuera con otro tipo de líquido.

Así que me desnudé por completo y le seguí hasta el aseo para meternos en la bañera, me hizo arrodillarme y poner mi cara a unos quince centímetros de su polla que aún conservaba algo de erección y tras unos segundos que se me hicieron interminables, empezó a orinarse primero sobre mi cara, especialmente sobre mi boca que aunque cerrada tragó algo debido a la fuerza con la que estaba expulsando la orina, y mas tarde y ya con menos fuerza sobre mi pecho y bajaba hasta mi polla, que dura como una roca, me había empezado a menear mientras sentía el calor de su meada sobre todo mi cuerpo. Dios, aquello me estaba encantando y el ya había acabado pero yo aún no por lo que me introduje de nuevo su polla en mi boca y de allí no la solté hasta que terminé de vaciar mis pelotas sobre el suelo de la bañera.

Después de aquello me lavé y ahora sí, cumplimos lo pactado y me despedí, no sin antes recibir de su parte felicitaciones por la tremenda mamada que le había hecho y por lo que vino después, que espero poder repetir en alguna otra ocasión.