Un poco de sado para su perversión (fanfic)
Fanfic en el que conseguiremos derrotar el muro de nuestro querido o amado Ulrich, el cual se intenta negar tanto como su virilidad le permite (Sissi/Ulrich)
Me levanté helado aquella mañana de Diciembre y miré por la ventana, estaba nevado, quedaba menos de una semana para el final de clase y solo podía pensar en apartar los estudios por casi un mes entero...
-Urlich, ¡Oye!
Soy sacado de mis pensamientos por un muñeco volador que aterrizó en mi nuca empujándome contra la ventana.
-¿Qué haces Odd? Creo que te faltaron un par de neuronas al despertar-le devuelvo el muñeco dándole en la frente.
-Ala que borde-frunce el ceño vistiéndose.
-No digas bobadas-le observo de reojo molesto, aquí el borde es él por tirarme el muñeco primero.
-Lo que quieras princeso, ¿bajamos a desayunar?-se ríe terminando de colocarse los pantalones.
-Baja tú, ahora voy-agito la mano indicando que puede irse.
Sale de la habitación y yo comienzo a vestirme, soy interrumpido por un toque en la puerta, me acerco tranquilamente subiéndome los pantalones. Al abrir me encuentro a Aelita.
-¿Qué haces aquí? Es el dormitorio de chicos, como te pillen...-le empujo dentro de la habitación y cierro tras de mí.
-Yo... esto... quería llegar antes que Sissi para avisarte-mantiene la vista en el suelo y se sonroja a medida que habla.
-¿Sissi?-tuerzo la cabeza sin comprender.
-Si... ella va a venir...-frota su cabello rosa, siempre me ha extrañado que fuese un color natural...
La puerta suena por segunda vez y Aelita se pone a mirar a todos lados, sin decir palabra se esconde bajo mi cama, yo me acerco algo tenso y abro.
-Sissi... que sorpresa tenerte por aquí, ¿sabes que es la planta masculina verdad?-me coloco de forma que no pueda entrar.
-¿Y tus sabes que deberías estar en clase?-se posa sobre el umbral mirándome desafiante-no esperaba que me recibieses así-apoya su dedo acusador sobre mi pecho desnudo- eso hace las cosas más fáciles.
-¿Que dices loca?-me separo asqueado.
-Venga Ulrich, no es tan difícil, tú, yo, toda la mañana a solas, tú sin camisa-se ríe con la última afirmación-los dos sabíamos que iba a ocurrir-se encoje de hombros.
-Creo que estás confundiendo conceptos, claramente-respondo serio e intento cerrar la puerta.
-Espera-frena la puerta y se avalanza contra mí haciéndonos caer en el suelo de la habitación.
-Definitivamente, estás loca-le miro a los ojos, percibo que hay algo extraño.
-Sí, loca por tí-sella sus labios con los míos, yo me aparto de golpe.
-Vete de aquí.
-No, antes debo mostrarte mi amor-me aprieta contra el suelo con una fuerza sobrehumana inmovilizándome con una mano.
-Dios Sissi en serio, esto no es necesario-me remuevo.
Desliza su mano libre por todo mi torso y su boca se encarga de silenciar mis quejas, me sigo removiendo sin conseguir nada en absoluto, sus caricias suben demasiado de tono adentrándose en el interior de mi pantalón, intento patalear para sacarla pero no hay forma, dos segundos después ha retirado con suavidad mi pene de su escondite, frunzo el ceño convenciéndome de que lo que está haciendo es completamente contrario a mi forma de pensar, pero él comienza a crecer con cada caricia propiciada por la loca de Sissi y ella lo nota.
-¿Ves que por mucho que te quejas me adoras?-se separa de mis labios y se pone en pié, aun inmovilizándome se las ingenia para atar mis muñecas a una pata de mi cama, ahora sí que estoy perdido.
-En serio, dejalo ya, esto no es propio de tí...-suplico cerrando los ojos.
-¿Y qué es propio de mí, Ulrich? ¿Dejar que Yumi se apodere de tu corazon?-se pone de rodillas a mi lado mientras enfadada después de haberle echado a la puerta el pestillo- pues no, yo lucho por lo que quiero-baja hasta mi pene y comienza a repartir besos por la zona, muerdo mi labio inferior repitiéndome una y otra vez que está mal esto.
-Debes comprender mis sentimientos Sissi...
-Y tú los míos...-comienza a darle pequeños mordisquitos en la punta y mis ojos se ponen en blanco pero intento mantener la compostura, hasta el momento que se lo mete entero en la boca y empieza a subir y bajar sobre el apretando con los labios, de mi garganta se escapó un gemido y una risilla por parte de Sissi sentí chocar contra mí...
Cuando estuve a punto de terminar frenó de golpe y me miró maliciosamente.
-No creerás que eres el único que se lo va a pasar bien aquí, ¿verdad?-levanta su falda y deja al descubierto una concha depilada, mi boca se hace agua pero intento mirar hacia otro lado.
Aunque no me esperaba que llegase tan lejos se colocó en cuclillas posando una pierna a cada lado de mi cuerpo y me miró lascivamente, sonrió y se lo metió dentro de golpe. Yo simplemente explotaba de placer al notar esas paredes tan suaves apretandome con fuerza a la vez que entraba y salía mi aparato sin cesar de aquella cueva. Comienza a gemir como una perra en celo y mi cabeza se queda en blanco, embestidas, placer, hasta pechos botando frente a mis ojos y yo sin poder tocarlos, malditas cuerdas que no me permiten disfrutarlo del todo... Hasta el momento en que bajan su torso hasta chocar con el mío y me besa mientras no para de mover sus caderas y ahora sintiendo su delantera apretándose contra mí.
-Ya te decía yo que valía la pena-susurraba.
-Sissi... est...esto no...-intentaba defenderme aunque ya no era creible ni para mí.
Instantes después acabo dentro de ella y ahogo un orgasmo por su parte que podría haber hecho retumbar las paredes de todo el internado...
-El último beso ha sido tuyo-sonríe separándose y soltando mis muñecas, cosa que provoca que mis manos se dirijan a palpar sus pechos.
-Eh... lo siento-las separo de golpe y me pongo en pié, mis piernas tiemblan aun...
-Está bien-se levanta y se pone frente a mí-ya que son tuyas puedes tocarlas cuando quieras-sostiene una de mis manos y la apoya sobre su pecho izquierdo-al igual que mi corazon.
Palpo con algo de interes la zona y al terminar miro al suelo, está goteando aun parte de nuestros fluidos...
-Esto... ¿verdad que no se enterará nadie de lo que ha pasado?-corto bajando una de mis manos al interior de su muslo y recogiendo un poco de la sustancia.
-Seguro, repetimos cuando quieras-me sonríe pícara.
Le ofrezco la sustancia para que la pruebe y lame cada centímetro de mis dedos.
-Eres una zorrita al fin y al cabo-me encojo de hombros vistiéndome.
-Solo con quien me interesa, ya volvere-se ríe saliendo del cuarto.
Me siento sobre la cama de Odd y miro al techo pensando en lo que acaba de pasar y depronto escucho algo bajo mi cama, sale Aelita ¡Me había olvidado de ella!
-A....Aelita... lo que acaba de pasar...-mi cabeza se congela de terror.
-No he visto ni oido nada, me... me voy... adios Ulrich-sale disparada de la habitación roja cual tomate...