Un plan Diabólico (3)

Por fin Miguel puede entrar en juego y disfrutar de las chicas, pero al final las cosas...... bueno, mejor dejo que lo descubrais vosotros.

Los jadeos que surgían del televisor resonaban en la habitación. La cara de Miguel , iluminada por el reflejo de la pantalla, mostraba una mueca mezcla de felicidad, satisfacción y de profunda excitación. Estaba disfrutando de cada segundo del video que yo había grabado en el hotel con las chicas, como un artista que observa su obra finalizada sin poder ocultar su sensación de satisfacción por el trabajo bien hecho.

  • Y yo a esa hora cenando con mis padres en un restaurante de mala muerte. Me cago en mi puta calavera.- dijo riendo mientras me daba un golpe en la espalda.

  • Joder tío, ahora me haces sentir mal, tu en Salamanca con tus padres y yo disfrutando a solas con ellas en el hotel, habría deseado que hubiera sido al revés…- hice un parón mirando a Miguel a la cara.- ¡Que coño! , ¡que te jodan!, eso no lo cambio ni por ti ni por nadie.- dije rompiendo a reír.

  • Ahora, no te creas que el fin de semana que me he pasado ahí ha sido en balde, tengo preparada la próxima, y esta no me la pierdo ni de coña.- dijo poniéndose serio.

A continuación me explicó su nuevo plan. Su cara era como la de un niño que cuenta a su mejor amigo la estrategia para su nueva travesura disfrutando de cada palabra y de cada razonamiento. El plan era cojonudo, y estaba deseando ponerlo en marcha.

Después de lo ocurrido en el hotel Eva parecía una mujer distinta, mucho más feliz, segura de sí misma. En la cama se mostraba mucho más apasionada e insistía en que le hiciera cosas que hasta ahora nunca me había imaginado que podían gustarle. En cierto modo la situación me recordaba a la canción de Cecilia "Un ramito de violetas", ella feliz ante la fantasía de tener un amante secreto sin saber que ese desconocido era yo mismo.

Finalmente llegó el día esperado, y Miguel y yo quedamos en mi despacho para poner en marcha nuestro enrevesado plan. Descolgué el teléfono, marque y colocando el enmascarador de voz frente a mis labios me dispuse a comenzar con mi actuación.

  • ¿Si?.- contestó ella.

  • Escucha atentamente, a continuación te voy a dar las instrucciones para un nuevo encuentro. Esta vez no voy a ser tan benevolente como la última vez, así que espero que obedezcas sin …..

  • No hace falta que te enrolles tanto campeón.- me cortó ella con voz tranquila.- ya estaba empezando a pensar que te habías olvidado de nosotras. Carol y yo lo pasamos genial la última vez que nos vimos y estábamos esperando ansiosas noticias tuyas, no hace falta que amenaces así que déjate de bravuconadas y dinos donde, estaremos ahí sin falta.

Me quedé totalmente en blanco, no sabía que decir. Miré a Miguel que lo estaba oyendo todo por el manos libre y este me miro con los ojos como platos y pude leer en sus labios gesticulando de manera exagerada:

  • ¡Valla…. pedazo…. de….. putas!

  • Nene, ¿estás ahí?.- continuó ella.

  • Si,…. ejem…claro…,- intenté recomponerme.- Creo que te has hecho una idea equivocada de lo que está pasando aquí, guapa. No se trata de haceros disfrutar, sino de que os deis cuenta que a partir de ahora sois de mi propiedad, y que deberéis estar a mi disposición en cualquier momento para mi disfrute personal…- en ese momento Miguel me dio un golpe en el hombro haciendo aspavientos con los brazos señalándose a sí mismo.- ….. y de mis amigos.- proseguí haciendo una reverencia burlona a lo que el respondió levantando le dedo pulgar en signo de aprobación.

  • Bueno, lo que tu digas.- replicó ella con desgana.

  • Vamos a volver a nuestros inicios. Quiero que esta misma noche os dirijáis al salón de Streep tease en el que comenzó todo, dejaré la puerta lateral entreabierta, una vez dentro os colocareis en el escenario y ahí comenzara el show. Esta vez vamos a subir un peldaño más y veremos si entonces te muestras tan valiente como ahora.- y tras decir esto colgué.

Miguel ya había ido el día antes a la sala de Streep tease y había vuelto a llegar a un acuerdo con el armario empotrado del de Seguridad. El rumano había accedido a abrirnos el local entre semana a cambio de quinientos euros volviendo a amenazarnos de muerte de nuevo si contábamos a alguien los tejemanejes que se traía entre manos. Ese hombre ejercía una influencia muy negativa sobre Miguel. Las dos veces que había hablado con él había vuelto pálido como una losa de mármol, lo tenía totalmente acojonado.

Por fin llegó la noche fatídica. Miguel y yo nos dirigimos a la sala y encontramos la puerta lateral abierta según lo acordado, entramos y encendimos todos los focos que iluminaban el escenario. Miguel se subió a él mientras yo permanecía en la platea, y tras mirar en mi dirección sin verme, deslumbrado por los focos, me hizo una señal de aprobación. Tras las comprobaciones pertinentes abrimos la bolsa y comenzamos a colocar en una mesa sobre el escenario todos los objetos que nos habíamos traído. Había de todo: esposas, dildos gigantes, vibradores, bolas chinas… y por supuesto lo más importante, los dos pañuelos de seda roja. Finalmente nos preparamos unas copas en el bar, pusimos la cámara sobre la mesita y nos sentamos a esperar en uno de los sillones de la platea.

A los pocos minutos oímos un ruido que provenía de la puerta lateral. La cortina se abrió y aparecieron las chicas. Como de costumbre estaban preciosas. Eva llevaba un vestido negro ajustado que resaltaba sus mareantes curvas, llevaba un escote palabra de honor que hacía que sus maravillosos pechos parecieran dos balcones que te incitaban a arrojarte al vacío. La falda finalizaba antes de las rodillas dejando al descubierto unas medias negras de fantasía que compramos en uno de los viajes a Milán. Unos vertiginosos zapatos de tacón de aguja remataban el conjunto. En cuanto a Carol, esta chiquita cada vez me tenía más loco. Se presentó con un vestido estampado abotonado al estilo japonés, con su rubia melena suelta le daba un aire entre Lolita y mujer fatal.

Agarré el aparatejo y lo llevé a mis labios.

  • Subir al escenario.- ordené con voz firme mientras ponía en marcha la videocámara.

Ellas obedecieron sin protestar. Al subir se colocaron junto a la mesa llena de objetos y tras observarlos unos instantes se miraron con cara de preocupación. Aunque había pasado por una situación similar unos días antes en el hotel, esta estaba resultado totalmente distinta. Esta vez no veía en las chicas esa expresión de miedo e incertidumbre de la última vez, sino que, por el contrario, las veía expectantes, casi diría que impacientes por que esto empezara. Miré a Miguel, era todo un espectáculo. Me recordaba a Eddie Murphy en Bowfinger. Las miraba sonriendo y asintiendo con la cabeza con esa estúpida sonrisa nerviosa en la cara.

  • Muy bien.- dije.- Comenzar a desvestiros.

  • Lentamente, lentamente, diles que lo hagan lentamente.- me corrigió nervioso Miguel en voz baja mientras me agarraba del brazo sin dejar de mirarlas con esa penosa sonrisa.

  • Hacerlo lentamente.- dije yo negando con la cabeza en muestra de resignación por el lamentable espectáculo que estaba dando mi amigo.

Ellas obedecieron. Aunque Carol tardó una eternidad en desabrochar los interminables botones que recorrían su vestido desde el cuello hasta la parte baja de la falda, finalmente las chicas quedaron totalmente desnudas frente a nosotros.

  • Ahora quiero que os beséis.- continué.

  • En las tetas, que se besen en las tetas.- replicó Miguel presa de la excitación.

  • ¿Quieres hacer el favor de tranquilizarte?.- espeté furibundo quitando el aparato de mi boca.- Déjame hacer, coño, que se perfectamente como manejarlas.- El hizo varios movimientos rápidos de cabeza en señal de asentimiento sin dejar me mirarlas con la sonrisa bobalicona mientras me daba unas palmaditas en el muslo. Solté un suspiro y proseguí con mi actuación.

Ellas se abrazaron y comenzaron a besarse con sensualidad. Era como un precalentamiento para lo que vendría después y se tomaron su tiempo en recorrer con la lengua la boca de la otra. Mientras lo hacían, recorrían con sus manos la espalda contraria rozándola con la yema de los dedos. En ese momento me dí cuenta que lo estaban volviendo a hacer, estaban volviendo a coger las riendas de la situación y llevarla a su terreno.

  • Esta vez no os voy a dejar que os salgáis con la vuestra.- pensé.- Esta vez el juego va a ser un poco más agresivo.

  • ¡Parar!.- grité. Ellas dejaron de besarse y miraron en mi dirección sorprendidas por la interrupción.

  • Eva, coge el vibrador que hay encima de la mesa.- dije

  • Jooo, déjanos un ratito más de precalentamiento.- contesto en tono burlón

  • Esto no es una democracia, aquí mando yo, y, si no queréis que vuestros maridos reciban las grabaciones, haréis bien en obedecer mis órdenes sin rechistar. Ahora me pertenecéis, sois mis nuevos juguetes.- dije en tono inquisitivo.

Tras mis palabras, Eva miro con semblante triste a Carol y se dirigió hacia la mesa, cogió el vibrador y miró en mi dirección esperando nueva orden.

  • Quiero que lo chupes hasta dejarlo bien lubricado.- en ese momento paré en seco y giré la cabeza violentamente para mirar furibundo a Miguel, el cual se disponía en ese mismo instante a hacer un nuevo y desafortunado comentario.- Un absurdo comentario más y te vas a la puta calle.- grité. Él se quedó quieto con la boca abierta y el dedo levantado sin que ningún sonido saliera de ella y ante mi inquisitiva mirada fue cerrando la boca lentamente y avergonzado hizo un ademán para que continuara.

  • Una vez lo tengas bien lubricado quiero que lo enciendas y se lo metas por el coño.

Eva se quedó unos segundos parada y pude ver como en su cara afloraba una mueca de desaprobación, cosa que me agradó bastante, ya que eso demostraba que esta vez las cosas no iban a salir como ellas lo tenían pensado. Comenzó a chupar el falo y al instante una erección comenzó a hacer acto de presencia en mis pantalones.

Una vez había finalizado su tarea, hizo un ademán a Carol para que se tumbara en el suelo, esta obedeció sin rechistar y recostada con las piernas abiertas se preparó para recibir el objeto de látex. Eva lo encendió y lo puso sobre la vulva de su amiga, la cual se estremeció cuando un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Poco a poco incrementó la presión para penetrar a Carol, pero ante el considerable tamaño del falo sus intentos resultaron en vano. Sin esperar una orden, Eva apartó el aparato e inclinándose comenzó a lamer el sexo de su amiga.

Carol estaba disfrutando de lo lindo, gemía y se retorcía ante los lametones de Eva y cuando su coño estuvo totalmente empapado de jugos y saliva, volvió a intentar penetrarla con el vibrador. Esta vez, lentamente, el vibrante miembro de látex se fue abriendo paso dentro de Carol hasta que finalmente lo introdujo por completo.

  • Ostia, le ha cabido entero.- me dijo asombrado Miguel en voz baja.- ¡Peazo coño que tiene mi novia!.- tuve que contener la risa.

Estaban las dos entregadas al placer cuando un ruido a nuestras espaldas nos sobresaltó. Al girarnos vimos como el portero y una chica morena habían entrado en la sala. Miguel y yo nos miramos sorprendidos sin entender nada y las chicas, aunque solo veían sombras en la platea, ante el ruido cesaron su actuación. El gorila se dirigía hacia nosotros haciendo eses mientras en una mano sostenía una botella de Bourbon casi acabada y con el otro brazo cogía del hombro a la morena.

  • Mira Violeta, estos son los tipejos esos que te decía que nos iban a ofrecer un espectáculo privado.- dijo dando claras muestras de embriaguez.

Yo miré a Miguel y con un movimiento de cabeza le hice una señal para que se deshiciera del tipo. El se levantó del asiento, recorrió la mitad del trayecto que nos separaba, se paró en seco, dio media vuelta y, blanco como la pared se volvió a sentar a mi lado mirando hacia delante.

  • Ve tú tío, yo te guardo el sitio.- dijo dando un trago a su copa.

  • Cagado.- espeté yo, y acto seguido me levanté en dirección a la inoportuna pareja.

Conforme me iba acercando el tipo iba aumentando de tamaño, era como esos monumentos que parecen pequeños en la lejanía pero cuando te vas acercando se hacen inmensos. Mi paso firme fue bajando de intensidad hasta llegar a su lado.

  • Que coño hacéis aquí, esto es una fiesta privada, hemos pagado por esto así que ya os estáis dando la vuelta y largando os que aquí, y rapidito.

Os lo juro, nunca imaginé que podía haber tantas venas en el cuello y en la sien de una persona, parecía una clase de anatomía, el armario ropero comenzó a inflarse y sus ojos se inyectaron en sangre.

  • ¿Qué has dicho?.- dijo con la voz entrecortada por la ira.

Trague saliva.

  • A ver, no quiero ofender, mejor dicho, te juro que eres la persona del mundo a la que menos me gustaría ofender, pero hemos pagado una fiesta privada…….

Ninguna palabra más salió de mi boca. El tío saco un revolver de detrás del pantalón y me lo puso en la frente, ¡Que coño un revolver! ¡Ese era uno de los putos Cañones de Navarone!. En ese momento me vino a la cabeza las sabias palabras de un buen amigo mío:

  • Si alguna vez estas en un buen problema, hazte el muerto.- y os juro que estuve a punto de fingir un desmayo, pero todo mi cuerpo estaba paralizado.

  • Cambio de planes piltrafa, a partir de ahora este es mi espectáculo.- y acto seguido se dirigió hacia el escenario.

Me senté junto a Miguel, y embotonado por el susto le miré y le dije:

  • Tío, haz algo.

  • Ya lo he hecho, me he meado los pantalones.-contestó él mirándome mientras se encogía de hombros con cara de resignación.

El tío subió al escenario y comenzó a dar vueltas alrededor de las chicas mirándolas de arriba abajo. Ellas permanecían de pié abrazadas en el medio del escenario con una mueca de pavor en sus caras. El rumano se dio la vuelta y le tendió el arma a su acompañante.

  • Tú vigila a esos dos pardillos que me parece que yo voy a disfrutar un rato de estas dos preciosidades.

La morena se dirigió hacia nosotros con una sonrisa burlona en la cara. Era todo un bombón, alta, pelo liso moreno, corto a semejanza de los peinados de los años 20. Dejó caer su abrigo al suelo y debajo solo llevaba un conjunto de lencería de cuero. Cogió una silla y, pasando una pierna por encima de ella, se sentó del revés apoyando los brazos y la barbilla en el respaldo mientras nos miraba con atención. Llevaba medias de rejilla y unas botas negras de cuero con al punta afilada. Si no hubiera estado tan acojonado esa imagen me habría excitado muchísimo.

El gorila desabrochó su pantalón y lo dejó caer al suelo liberando su miembro. Eso no era una polla, eso era Gozzilla. ¡Pero que pedazo de polla!.- Pero si cuando se empalma debería desmayarse por falta de riego en el cerebro.- pensé. Hizo una señal a las chicas y estas se arrodillaron delante de el comenzando a chuparla tímidamente.

Con el paso del tiempo, poco a poco, las chicas comenzaron a coger confianza y , mientras una le chupaba con fuerza, la otra lamía sus testículos. Supe que comenzaban a disfrutar porque mientras hacían eso, habían comenzado a masturbarse con la mano que le quedaba libre.

  • ¿Como coño pueden excitarse en una situación como esta?, estas tías han perdido el norte. Estamos aquí con un loco armado, borracho perdido y las tías se ponen a disfrutar del sexo.- pensé.

Durante todo el rato la morena no nos había quitado el ojo de encima y comenzaba a mirarme de una manera que no me gustaba nada.

  • ¡Cornel!.- gritó sin girarse.- Quiero follarme al de los ojos verdes, ¿puedo?.- dijo señalando en mi dirección.

  • Ok.- contestó- Cerró los ojos y volviéndolos a abrir mirando en nuestra dirección dijo:

  • Pero que no se corra en tu boca.

  • A ver, ojazos, ya te estas quitando la ropa.- ordenó.

Sin dejar de mirar el revolver que sostenía en sus manos comencé a desvestirme. Miré a Miguel. Este permanecía ahí quieto, como drogado, con la mirada perdida, con una expresión en la cara que decía:- Ya todo da igual, estamos muertos.

Cuando quedé totalmente desnudo Violeta se colocó delante de mí y tras arrodillarse comenzó a chupar mi flácido miembro. La verdad es que sabía perfectamente lo que hacía, porque, aun teniendo en cuenta lo jodido de la situación, consiguió que se me empalmara al instante.

Al rato de estar chupándomela noté el frío roce del metal del cañón del arma en mi ano. Dejó de chupármela y mirando hacia arriba dijo:

  • ¿No se te ocurrirá cometer una estupidez como la de correrte en mi boca?, ya has oído lo que ha dicho Cornel.

  • Tranquila, por eso no te preocupes, ha sido notar el revolver en mi culo y todos los espermatozoides se me han ido de excursión al colon.- contesté

Miré al escenario y ví como Cornel había puesto a Eva a cuatro patas y la estaba penetrando por detrás. Mientras tanto esta tiraba del hilo de las bolas chinas que había colocado en el coño de Carol mientras su amiga se masturbaba frenéticamente tumbada frente a ella. La verdad es que la escena era de lo más excitante. Después miré a mi lado y ví como Miguel había vuelto en si. Estaba desnudo recostado en el sillón masturbándose ante el espectáculo que le estábamos dando. Le miré con cara de sorpresa y, al verme, dijo:

  • Total, si nos tienen que matar que sea con la polla tiesa.

Violeta casi se atraganta de la risa, sacó mi polla de su boca y miró a Miguel entre carcajadas.

  • ¡Cornel!.- volvió a gritar.- ¿Puedo follarme también al culo fino?

Esta vez el rumano ni siguiera contestó, se limitó a hacer un gesto de consentimiento con la mano sin dejar de follar a mi mujer.

Violeta se incorporó y se puso a cuatro patas encima del sillón empujando a Miguel para que se recostara. Cogió su polla y comenzó a chuparla poniendo el culo en pompa en mi dirección. Yo me acerqué por detrás y comencé a lamer sus muslos y al llegar a su entrepierna pude ver el brillo de una cremallera metálica que destacaba en el negro cuero. La agarré con la mano y la abrí dejando al descubierto su rasurado sexo, no pude evitarlo, me lancé sobre el y comencé a saborearlo consciente de que podía ser la última vez que disfrutara uno.

Pude notar perfectamente como su excitación iba en aumento por el lo acelerado de su respiración y, cuando la tuve bien lubricada, dirigí mi pene a su abertura y ,tras unos instantes masturbando su clítoris con mi glande, la penetré de un solo golpe. Mientras disfrutaba en esa postura pude ver como en el escenario las cosas habían cambiado. Esta vez el rumano estaba tumbado boca arriba y Carol cabalgaba sobre su inmensa polla como una niña poseída mientras Eva movía su pelvis adelante y atrás sentada sobre la cara de Cornel. Por los gemidos de las chicas los orgasmos iban cayendo uno tras otro sin descanso.

Violeta se levantó y poniéndole el revolver en el pecho a Miguel le dijo:

  • Ahora siéntate.

Una vez se incorporó, pasó una de sus piernas por encima de él y agarrando su polla la embocó en su sexo. Lentamente fue bajando hasta tenerla toda dentro y ahí se quedo quieta, giró el cuerpo y señalándome con el arma dijo:

  • Ahora tú, ojos verdes, métemela por el culo.

Obedecí al instante, coloqué mi polla en posición pero me fue imposible. Ella, al notar mis estériles intentos, humedeció uno de sus dedos y se lo introdujo lentamente. Cuando sacó el dedo mi polla ocupó su lugar y, no sin esfuerzo, se fue abriendo paso hasta penetrarla por completo. Una vez dentro comenzó a moverse adelante y atrás haciendo que nuestras pollas la follaran al unísono. La sensación era indescriptible, notaba mi pene exprimido dentro de ella y el rozamiento con las paredes de su ano me estaba llevando al paraíso.

Oí un ruido a mi lado y ví como los tres habían bajado del escenario y estaban junto a nosotros mirándonos. En el rostro de las chicas pude ver el shock al reconocernos, pero el miedo a lo que iba a suceder pareció prevalecer y permanecieron calladas a la expectativa. A juzgar por la cantidad de esperma que chorreaba por sus senos, deduje que me había perdido el final de fiesta del escenario. En ese momento el cuerpo de Violeta se tensó y explotó en un sonoro orgasmo. Sin esperar ni un instante se incorporó y se recompuso la ropa.

  • Un momento, nosotros todavía no hemos acabado.- protestó Miguel.

El rumano le arrebató el arma de la mano de Violeta y dijo:

  • Tranquilo, ¿quien te ha dicho que esto ha acabado?. Esto no ha hecho más que comenzar.

Tras decir esto agarró el arma y se la puso en la cabeza a Miguel ante la mirada atónita de las chicas.

  • Ponte a cuatro patas.- ordenó

Miguel obedeció al instante temblando como un flan. Tras esto me apuntó a mi y dijo:

  • Y ahora tú, machote, se la vas a meter por el culo.

La poca erección que me quedaba desapareció al instante. Mi miembro parecía una uva pasa, arrugado e inerte y mi corazón comenzó a latir con fuerza.

  • Te juro que si pudiera te obedecería sin dudarlo, amo mucho la vida, pero es que no va a ser posible.- dije señalando en dirección al guiñapo que se había convertido mi pene.

El tío agarró fuertemente el arma y me la puso en la frente.

  • Última oportunidad nene, o follas o mueres.

  • Pues ya estas disparando, por que a esto no lo resucita ni la virgen de Lourdes.- dije yo con la voz entrecortada por los sollozos.

De repente la cara de Cornel se endureció, tensó los músculos, apretó los labios, entornó los ojos y rompió a reír con una sonora carcajada inclinando el cuerpo hacia delante apoyando las manos en las rodillas. Sus carcajadas retumbaban en la sala, y junto a él Violeta reía desconsolada. Aunque eso no fue lo que me dejó helado, las chicas, Eva y Carol, reían abrazadas mientras lágrimas de felicidad caían por sus mejillas. Miré atónito a Miguel, permanecía inmóvil a cuatro patas mirando la escena con la cara inexpresiva como la de las vacas que miran pasar el tren.

El rumano se recompuso conteniendo los brotes de risa que todavía le asaltaban.

  • Lo siento tío, no es nada personal, pero ellas vinieron esta mañana y me ofrecieron más dinero que tú.- dijo señalando a las chicas.- Y que cojones, que su plan era mucho mas divertido que el vuestro, no me podía negar. Sin rencor.- y tras darme un golpecito con el puño en el hombro se giró y se marchó.

Violeta se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla rozando la comisura de mis labios.

  • Espero que nos volvamos a ver, ojos verdes.- se giró y dándole una palmada en el culo a Miguel, que por cierto todavía permanecía inmóvil a cuatro patas, dijo:

  • Adiós culo fino.

Miguel me miró y yo disimulando le hice una señal para que se incorporara y atesorara lo poco que todavía nos quedaba de dignidad.

Tras esto solo quedaban las chicas, de pié frente a nosotros mirándonos con los brazos cruzados y una sonrisa burlona en la cara mientras movían la cabeza lentamente de un lado a otro como diciendo: - Con todos los hombres que hay en el mundo, nos han tenido que tocar estos.

Eva se adelantó sin decir nada, cogió la cámara que reposaba sobre la mesa, la abrió, saco el disco y lo depositó sobre la mesa. Tras esto cogió el enmascarador de voz que yo había dejado previamente y se lo llevó a la boca y señalando al disco dijo con voz metálica:

  • Ahí tenéis un disco. Es la única copia que hay del video, os la habéis ganado.- y agarrando de la cintura a Carol se dirigieron hacia la puerta.

Miguel y yo nos miramos, todavía éramos incapaces de reaccionar, todo pasaba frente a nosotros en fotogramas. Al llegar a la puerta las chicas se pararon y mirándonos por encima del hombro dijeron al unísono:

  • Aficionados.

Con cariño, para mi musa.

Pd.- Como siempre será un placer recibir vuestras valoraciones y vuestros comentarios aquí y en mi correo: eanorum@hotmail.com