Un plan Diabólico (1)

Continuación del relato Y en Alta Definición. MIguel y yo decidimos darle un uso más práctico al video de las chicas.

Este relato es una continuación de "Y en Alta Definición".

Mientras volvíamos a casa, Miguel estaba histérico. No paraba de gritar y moverse en el asiento del coche. Para él, un tío de lo más tranquilo, había sido como si las puertas de un nuevo mundo se hubieran abierto de par en par.

  • Yeeeeeeeeeeaaaaaaaaah ¡, no me puedo creer lo que acabamos de hacer. Somos grandes tío, grandes, pero que muuuuuy grandes.- dijo presa de la exaltación.

  • Tranqui Miguel, que esto aún no ha acabado. Todavía nos queda lo mejor.- dije dándole unos toquecitos a la cámara que descansaba entre mis piernas.

En ese momento Miguel pareció tranquilizarse de golpe. Quedó pensativo unos minutos y con semblante serio dijo:

  • Tío estoy empezando a pensar que quizás enseñarles el video no sea tan buena idea.

  • ¿ Estás de broma?.- contesté.- Si ese va a ser precisamente el momento álgido, el momento en que vamos a disfrutar de nuestra merecida victoria, el momento en el que tendrán que tragarse su orgullo y reconocer que tenemos razón.

  • Ya, pero es que…., sería una pena desaprovechar algo tan poderoso como ese video.- contestó él.

  • ¿Poderoso?- dije algo sorprendido.

  • Sí, imagínate el poder que nos otorga la posesión de ese video. Bien utilizado serían como un juguete en nuestras manos. Piensa lo que supondría poder hacer todas tus fantasías realidad.

Durante un rato permanecí callado asimilando las palabras de mi amigo. La verdad es que en un principio el hecho de no enseñarles el video me pareció una idea descabellada, pero poco a poco, el razonamiento de Miguel fue ganando enteros en mi mente hasta convertirse en la opción más inteligente.

  • No, si al final va a resultar que no eres tan tonto como creía. ¿ pero que he hecho?, ¡ he creado un monstruo!.- dije sonriendo y seguimos bromeando sobre el tema hasta llegar a su casa.

Al día siguiente me levanté temprano, y mientras desayunaba algo oí como Eva bajaba las escaleras.

  • Comienza el show.- pensé.

  • Bueno días cariño.- dijo Eva dándome un beso en la frente y dirigiéndose al frigorífico.

  • ¿Qué tal anoche?.- pregunté.

  • Nada del otro mundo, ya sabes. Cenamos, después fuimos a una disco, unas cuantas copas y nada más. La verdad es que, para una vez que salgo, esperaba algo más divertido.- dijo con una sonrisa de resignación.

¡ Que cabrona!. No movió ni un músculo de la cara. Fue tal su interpretación que me hizo dudar hasta de lo que había visto la noche anterior. Después de tantos años casados acababa de darme cuenta que estaba casado con la jodida Diane Keaton.

  • Pues mira que lo siento cariño.- dije intentando escrutar su cara buscando algún indicio de culpa.

  • Si da igual, total yo ya no tengo edad para esas cosas. Que nos hacemos mayores, cielo, dentro de nada pasaremos los fines de semana delante de la tele viendo los programas del corazón.- dijo con una media sonrisa mientras extendía la mantequilla sobre una tostada.

"….. and the Oscar goes to……". Tremendo, la actuación me estaba dejando atónito. Si se hubieran cambiado las tornas y fuera ella la que buscara una muestra de mentira en mi, la habría detectado desde la cocina antes de que yo bajara las escaleras. Siempre se me había dado muy mal mentir, y "cree el ladrón que todos son de su condición", por lo que hasta ahora nunca me había planteado que Eva podía haberme mentido en algún momento. Ahora todo había cambiado, y una duda invadió mi mente: ¿habría sido la primera vez?.

Durante varios días, Miguel y yo fuimos dando forma a nuestra primera venganza. Parecíamos dos adolescentes en plena explosión de testosterona. Cada idea era mejor que la anterior, y más retorcida. Hasta que dos semanas después lo tuvimos todo preparado.

Y así, el miércoles de la semana H, sonó mi teléfono.

  • ¿Dígame?

  • Tío soy Miguel.

  • Jeje, ¿que tal? figura, ¿preparado para el Gran Sábado?.

  • De eso quería hablarte.- dijo en tono serio- Se ha jodido el invento. Acaban de llegar mis padres de viaje sorpresa a pasar el fin de Semana y no podré ir para Barcelona.

Miguel, aunque es de Barcelona, está acabando la carrera en Salamanca y solía venir todos los fines de semana a pasarlos con Carol. No me podía creer que, de todos los fines de semana del año, sus padres hubieran elegido precisamente ese para ir a visitarlo.

  • No me jodas tío que está todo preparado, que hasta he reservado la suite del hotel.

  • Lo sé tío, llevo todo el día pensando en eso, me han jodido pero bien.

  • A tomar por culo, pues seguro que la reserva no me la devuelven. – dije bastante molesto.

  • No tío, por eso te llamo, que lo he estado pensando y lo mejor es que sigas tu solo con el plan.

  • ¿Yo solo?

  • Si, y no creas que no me jode no estar ahí, pero es la mejor opción, ahora no nos podemos echar atrás con todo lo que nos lo hemos currado. Eso si, grábalo todo que no me lo quiero perder por nada del mundo.

Yo quedé pensativo unos instantes.

  • ¿Y si lo aplazamos para la semana que viene?- dije.

  • ¿ Y las cartas?, ¿ no las has enviado?.

  • ¡Ostia, las cartas!, lo había olvidado. – espeté.

  • Lo dicho tío, estamos en punto de no retorno, te quedas solo, en tus manos esta que todo salga bien.

Y así fue como me quedé solo. Toda la responsabilidad de "la misión" recayó en mí. Así que me armé de valor y tiré para adelante.

VIERNES.

Eva volvió a casa tras dejar a mi pitufa en la guardería, dejó el correo sobre la mesa y se preparó un café. Encendió la tele de la cocina y se lo tomó mientras veía las noticias. Al acabar ojeo el correo, cuando una carta algo más grande de lo normal llamo su atención. Miró pero no tenía remitente. La abrió metió la mano y al extraer su contenido quedó petrificada. En sus manos sostenía una foto de ella chupándosela a un Stripper. Notó como la sangre derepente se subió a la cabeza y los nervios estuvieron a punto de hacerla llorar. En ese momento sonó el teléfono.

  • ¿Diga?

  • Eva ¿estás en casa?.- era la voz de Carol.- Acaba de pasarme algo terrible.

  • ¿Has recibido la foto?- dijo Eva con voz temblorosa. Se hizo el silencio- Yo también la he recibido.

  • ¿Cómo es posible que nos grabaran?, ¿Quién ha sido el cabrón?, ¿Por qué nos envían una foto ahora a casa?.....- dijo balbuceante.

  • Tranquila cielo, seguro que es alguien que quiere chantajearnos, estas cosas con un poco de dinero quedan tapadas, seguro que no tienen ningún interés en que Oscar y Miguel se enteren de esto. Durante un rato hizo acopio de todo su valor y se dedicó a tranquilizar a su amiga. Finalmente se despidió y colgó.

El teléfono volvió a sonar:

  • Que ya te he dicho que te estés tranquila pesada, que yo me encargo.- dijo Eva nada mas descolgar el teléfono.

  • Ya veo que tu amiguita de juegos te ha llamado.- dije yo. Mi voz sonó metálica, parecida a la que sale de una máquina expendedora de tabaco. El sintetizador de voz que compré la semana anterior en Ebay estaba dando el resultado esperado.

Eva quedo callada un rato, oía su respiración alterada y cuando se armó de valor dijo:

  • A ver capullo, ¿cuanto quieres por las fotos?.

  • Jajaja.- reí – No va a ser tan fácil guapa. Tendrás que hacer algo más por mí para zanjar este tema.

  • Te escucho.- dijo en tono preocupado.

  • Pues bien, las instrucciones son las siguientes: tú y tu amiguita iréis mañana a las 9.00 de la noche al hotel Princesa Sofía. Podéis ir vestidas normal, pero debéis ir sin ropa interior.- Eva escuchaba mis instrucciones callada, notaba su respiración entrecortada entre cada una de mis palabras. Empecé a dudar si se trataba de nerviosismo o excitación. Proseguí.- En recepción pediréis la llave de la habitación 632. Yo os estaré esperando arriba. Ahí me haréis un pequeño show privado, al acabar os daré la cinta y no me volveréis a ver jamás.

Se hizo el silencio, cuando estaba a punto de preguntar si aun estaba ahí ella respondió:

  • ¿De verdad piensas que vamos a ir al encuentro de un chantajista como tú?, ¿ de un completo desconocido?. No estoy tan loca, si no me dejas más remedio, esta mima noche le contaré a mi marido todo lo que sucedió ese día y pondré punto y final a esta locura.

Por un momento pensé que todo se iba a ir al garete, pero Miguel y yo ya habíamos contemplado esa posibilidad. Así que continué con mi actuación.

  • La verdad es que si espero que lo hagas, por varias razones: la primera es que si tuvieras tan claro que tu marido iba a ser comprensivo ya habrías colgado. La segunda es que sabes perfectamente que ese Hotel es un sitio público, con muchos clientes, por lo que en caso de que mis intenciones fueran otras podríais pedir ayuda. Y finalmente la tercera , y más importante, es que sé que esta situación te excita más de lo que eres capaz de reconocer. Os espero mañana , a las nueve en punto.- tras estas palabras colgué.

Estaba tremendamente excitado, tanto sexualmente como emocionalmente. La experiencia de la despedida de soltera me había convertido en un manipulador. La sensación de dominio y control, la capacidad para urdir semejante plan, había hecho que mi autoestima subiera cuantitativamente.

Pero sabía que mi actuación todavía no había acabado. Quedaba un fleco: aniquilar de manera tajante el más mínimo resquicio de duda de mi mujer.

A las diez de la noche llegué a casa. Eva estaba en el salón viendo la tele. Me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla.

  • Hola cielo, ¿ que tal el día?.- dije.

  • Hoy no he ido a trabajar, no me encuentro muy bien.

  • ¿Y eso?

  • La regla, que me ha venido de sopetón antes de tiempo, y me ha dejado para el arrastre.

Mientras hablábamos me dirigí a la cocina a prepararme algo de cenar.

  • Pues no te vas a creer lo que me ha contado Alex, el de recursos humanos.- dije.- Ha pillado a su mujer en la cama con uno de sus mejores amigos.- grité desde la cocina.- Y eso no es lo mejor, encima el muy idiota me confiesa que está pensando en perdonarla y darle una segunda oportunidad.- dije entrando en el salón con un sándwich en la mano.- ¿Se podrá ser más calzonazos?. Yo no entiendo a la gente, te ponen los cuernos, con tu mejor amigo, en tu casa y el muy imbécil encima piensa que su mujercita es una santa. Para matarlo.

  • ¿ Y tu que le has dicho?.- dijo con cara de circunstancias.

  • Pues que le voy a decir, que la mande a tomar por culo. Ella no le ha respetado, y sin respeto no se puede mantener un matrimonio.

Eva quedó en silencio, pensativa, mirando la tele y en ese momento fui consiente que la rueda de mi plan había comenzado a girar inexorablemente. Estaba en mis manos.

SABADO.

La puerta de la habitación 632 se abrió y las chicas entraron tímidamente. Al tocar el interruptor de la luz solo una de las lámparas se encendió. El recibidor de la Club Suite era acogedor, muebles antiguos decoraban la sala enmoquetada. En la penumbra de la sala vieron que ,tras una puerta a la derecha, una luz tenue iluminaba la habitación principal. Muy despacio, cogidas de la mano, entraron en ella. Ahí estaba yo esperándolas, sentado en un rincón oscuro que solo permitía atisbar mi silueta.

Había modificado ligeramente la composición de la habitación. Había situado la cama en el centro de la sala. Una gran cama con dosel de seda blanco que se recogía en unas columnas labradas de madera de cedro. También había desenroscado todas las bombillas a excepción de las dos centrales que iluminaban la cama de manera directa proyectando sombras hacia las esquinas, en una de las cuales me encontraba yo.

Las dos estaban preciosas. Eva llevaba una falda negra bastante ajustada que marcaba su precioso culo y una camisa blanca abotonada hasta arriba. Carol lucía un vestido rojo que quitaba la respiración, la falta por encima de las rodillas y un escote que sacaba el máximo partido a sus pequeños pechos.

Pegué el aparatito a mis labios y la voz metálica volvió a surgir de mi boca.

  • Bien , veo que habéis sido sensatas. Ahora quiero que os desnudéis.

Eva con semblante desafiante comenzó a desabrocharse los botones de la blusa.

  • No, la una a la otra.- dije- y despacio.

Eva se colocó detrás de Carol, la cual permanecía quieta en el centro de la habitación. Cogió la cremallera del vestido y empezó a bajarla lentamente. Carol cerró los ojos cuando el vestido cayó dejando al aire sus preciosas tetas. Ahora solo el tramo final de la cremallera y sus caderas impedían que el vestido siguiera su inexorable rumbo hacia el suelo. Pero esa situación no se mantuvo mucho tiempo, y con un suave movimiento, Eva hizo que el vestido se deslizara completamente.

Frente a mi tenía el cuerpo totalmente desnudo de Carol, un cuerpo precioso, fino, casi de niña. Una erección comenzó a abrirse paso por dentro de mis pantalones, pero aún no era el momento, tenía que seguir actuando, manteniendo la imagen de hombre frío que tiene la situación bajo control.

  • Acaríciale las tetas.- dije a Eva.

Mi mujer se acercó por detrás sin dejar de mirar en mi dirección, pasó sus manos alrededor del cuerpo de Carol y comenzó a acariciar sus pechos de manera suave y sensual. Primero comenzó a acariciar la base de sus senos con la mano y poco a poco fue subiendo hasta rozar los pezones con la yema de los dedos. La piel de Carol se erizó al instante. La luz de los dos ojos de buey caía sobre su cuerpo como una cascada. Su respiración se hizo mas intensa. SE ESTABA EXCITANDO. Mientras tanto Eva no dejaba de mirarme, inexpresiva. Era como si estuviéramos en un duelo, y ninguno de los dos quisiéramos mostrar nuestra vulnerabilidad a nuestro oponente.

  • Ahora las piernas.- proseguí.

Eva bajo sus manos lentamente, acariciando cada centímetro de su piel. Bajó y bajó hasta llegar a sus pies. Una vez ahí, rodeó uno de sus tobillos con sus manos y comenzó a subir hasta llegar a la parte superior de sus muslos. La mano que iba por la parte interna de su pierna rozó el sexo de Carol y un escalofrío recorrió su cuerpo con si una descarga eléctrica se tratara. Eva siguió acariciando todo su cuerpo hasta que ví un como un tenue reflejo comenzaba a iluminar la parte interna de su muslo. Estaba mojada, Carol se estaba excitando sobremanera con las caricias de mi Eva. Por un momento pensé que si la dejaba seguir un minuto más, llegaría al orgasmo sin ni siquiera haber tocado su depilado coño.

  • Ahora te toca a ti.- dije poniendo fin a las caricias de mi mujer.

Carol se dio la vuelta y, mirando fijamente a los ojos de Eva, comenzó a desabrocharle los botones de la blusa. El semblante de Eva no cambió, seguía impasible, sin mostrar ni un ápice de sentimientos, como si fuera un maniquí.

Una vez abierta la camisa las tetas de mi mujer quedaron libres. Esos preciosos pechos que me volvían loco. Grandes, redondos y muy bien puestos para sus 34 años. Los había visto miles de veces, y cada una de las veces me excitaban como la primera vez.

Carol se arrodilló frente a Eva y le bajó la cremallera lateral de la falta. Poco a poco la fue deslizando sobre sus muslos hasta que cayó al suelo dejando su sexo al aire. Carol , arrodillada delante de ella, observó su coño, miró hacia arriba y al cruzar sus miradas una sonrisa picarona iluminó su cara.

  • Besaros.- ordené.

Carol ni se inmutó, se levantó y acercó su cara a la de su amiga. Eva me miró entornando los ojos y apretando los labios con cara de odio. Se giró hacia Carol, le acarició la cara y le besó en la frente. Bajó y le volvió a besar en un ojo, en la mejilla, después en la comisura del los labios, y finalmente en la boca. Primero fue un simple beso, pero al instante ambas ladearon ligeramente la cabeza y pude ver como abrieron sus bocas dejado que sus lenguas inspeccionaran la de la otra. Las manos de Eva permanecían quietas agarrando la cintura de Carol, pero las de esta acariciaban las espalda de Eva de manera sensual.

Me disponía a dar mi siguiente consigna cuando de repente Carol comenzó a besar el cuello de mi mujer. Decidí esperar un instante para ver hacia donde nos llevaba esto.

Eva se dejaba hacer, pero el rictus de su cara había desaparecido. Era como si las caricias y los besos de su amiga la hubieran tranquilizado. Carol besaba y chupaba su cuello y poco a poco fue bajando hasta encontrarse con sus grandes pechos. Cogió uno de ellos con las manos, miró hacia arriba y dijo:

  • Démosle a este cabrón un espectáculo que no olvide jamás.- y acto seguido comenzó a chuparle el pezón.

  • Continuará