Un plan casual o una fantasía recurrente

A veces se desean cosas, se proponen y se cumplen. ¿Nunca os ha pasado esto? Elige tu propia aventura, que puedes saber cómo comienza pero no cómo acaba...

Salió de su casa pensando en esa fantasía que le llevaba rondando la cabeza desde hace días. Era esa chica, o podría haber sido otra cualquiera, pero no sabía porqué pero con esa chica podía tomar forma la idea. Y le habían gustado sus fotos, y su conversación, y sus ideas gamberras, y su personalidad. Subió a la moto, que rugió al arrancar con destino ruta salvaje. “Morbo sobre ruedas” le pareció un título divertido aunque algo ridículo, es cierto, pero lo acogió sin mucha cavilación.

Llegó a la dirección indicada, con la bolsa de croissants recién comprada y aún caliente, llamó al telefonillo pertinente y esperó a escuchar el clarividente clic… ¿Estará desnuda como habían hablado, le esperará en la cama, en el sofá, en un sillón con una pierna a cada lado del reposabrazos…? ¿Le mirarán con lujuria esos bonitos ojos pardos o serán directamente sus pezones los que le digan... “Ven, acércate sin miedo y disfruta de mi”?

Subió y la puerta estaba entreabierta, como se habían indicado planeando el juego previo y, como le prometió, dejó caer su ropa casi en el descansillo. Primero las zapatillas, después la cazadora y el jersey, a los que inmediatamente siguieron la camiseta y el pantalón. Los calcetines cayeron después casi esperpénticamente, que no hay forma digna de quitarse los calcetines, y finalmente sus boxer de Starwars que le solían acompañar en los planes gamberros... aunque siempre desaparecían pronto.

La erección ya era palpable, que el morbo de la situación no le era ajeno a su pene. Entró cogiendo un condón en una mano y su decisión y seguridad en la otra. Buscó por la voz la habitación correcta y vio aquel precioso cuerpo desnudo apoyado en la cama, de espaldas a la puerta y puesto en cuatro como habían hablado en el pico de sus conversaciones lujuriosas… No vaciló en tocar sus pequeños pechos colgando y acariciar, primero, su vagina y culo de arriba a abajo mientras le daba a su amante furtiva un primer beso en una nalga antes de empezar a devorar ese manjar húmedo y dispuesto a ser lamido y devorado.

Los primeros gemidos de aprobación, aún timoratos e indecisos le indicaron que siguiera moviendo su lengua entre los dos agujeros expuestos, cada vez más lubricados y cada vez más brillantes, con pequeñas gotitas de excitación dibujándose sobre la piel. De repente escuchó un claro "fóllame"... Y el resto de la historia la podéis imaginar a vuestro gusto, queridos lectores, porque sólo es el comienzo de una divertida fantasía que quién sabe si se hará realidad. Sólo por intentarlo e imaginarlo merece la pena escribirlo... Próximo capítulo en las estrellas o en su imaginación.