Un par de gitanas se follan a mi hermana
Traje el enemigo a casa sin saberlo
Hace unas semanas me ocurrió algo increíble, pude presenciar en vivo y en directo como dos gitanas macarras de mi barrio se follaban a mi hermana mayor conmigo delante. Así que eso es lo que os vengo a contar:
Mi hermana se llama Mónica, tiene 27 años. Es rubia teñida y de ojos azules claros. Mide cerca de 1,75m. Tiene muy buenas formas, un culo destacable y unas tetas bien puestas. Es muy guapa de cara y tiene un sonrisa radiante que te enamora. Trabaja de Farmacéutica, recientemente finalizo la carrera. Es una mujer de valores y principios. No es una mujer fácil, no se deja por cualquiera. En el barrio la ven todos como una chica seria y difícil de conquistar. Aunque muchos lo intentan. Hasta entonces, yo nunca me había fijado mucho sexualmente en ella. Aunque admito que a veces me molaba cuando escuchaba a los tíos lo buena que estaba mi hermana y qué culo tiene.
En mi barrio, hay una pandilla de gitanas de familias muy peligrosas y respetadas en la zona. Se drogan en el parque y más de una vez nos han hecho bulling a mis amigas y a mí. El caso es que una noche, mi hermana vino a recogerme a la casa de una amiga y en el portal estaban 2 de ellas (ambas de 19 años). Las gitanas se quedaron embobadas mirándola. Mónica no iba provocativa, pero sí bastante elegante. Desde ese día, las 2 gitanas empezaron a tratarme como una amiga. Yo estaba ilusionada porque las más chungas del barrio tenían interés por juntarse conmigo, me hacía sentirme importante. Me decían que entrara en su pandilla, que ellas me protegerían si alguien me amenazaba, etc. Poco a poco me iban colando preguntas sobre mi hermana: Si tenía novio, si suele salir de fiesta, etc. etc. Yo se lo decía todo, pensando que es en broma más que en serio. No sabía que su verdadera intención era utilizarme para poder llegar a mi hermana y follársela. Me dijeron que si algún día estuviera en casa sola, que las llamara para quedar.
Y hace unas semanas, mis padres se fueron a un bautizo a Menorca y no volverían en 2 días. Y yo como una tonta las llamé. De haber sabido lo que pasaría, no las habría llamado nunca. Por la mañana la hable a una de ellas y me dijo que no, que estaba de reseca. Así que llamé a la otra gitana y ella me preguntó si estaba mi hermana. Y Yo como una imbécil le suelto: “Si, pero no nos va a molestar”. Y vaya que CASUALIDAD que la que estaba de resaca se presentó también. Me hacía ilusión la verdad que mis nuevas amigas vinieran a casa para pasar la tarde juntas y jugar a la consola. Mi error fue no avisar a mi hermana de que tendríamos visita y más aún esa clase de “Visita”. De habérselo dicho, me habría parado los pies a tiempo.
Las dos gitanas llegaron, las recibí y me saludaron con mucho entusiasmo, tratándome de “hermana”. Yo estaba muy contenta. A penas entrar una de ellas me preguntó: “¿Estás sola o tu hermana también está?” Les conté que Mónica había salido a correr por la zona porque se había puesto muy en serio con el Fitness. Llevábamos un rato en el salón hablando cuando mi hermana entró. Se quedó un poco en shock al ver a las gitanas y ellas se quedaron mirándola también. Y para no mirarla, teniendo puestos solo un top negro deportivo, unas zapatillas de correr y unos pantalones cortos de color rosa que le resaltaban el culo y le marcaban bastante los labios vaginales. Sudada y con la cara roja. Me parecía sexy hasta a mí. Y yo como una idiota, se las presenté: “ellas son mis dos nuevas amigas y vienen a pasar la tarde y jugar un rato a la consola”. Las dos gitanas le dieron dos besos formalmente sin parar de mirarla. Estaba claro que Mónica no las quería allí, pero fue amable con ellas y les ofreció algo para beber y comer. Yo fui arriba para tráeles algo, mi hermana me siguió, cerró la puerta y me pegó una buena riña. Me dijo que como soy tan tonta de traer esta gente a casa, Que son peligrosos y que, podrían robarnos o algo peor. Yo enfadada le dije que solo son mis amigas y que habían venido a jugar y pasar la tarde. La verdad es que no he sido más tonta en mi vida.
Cuando bajamos de nuevo las gitanas se habían encendido un porro y apestaba a marihuana en el salón. En mi casa nunca se ha fumado pero mi hermana no se atrevía a decirles que no lo hicieran. Una de ellas, me dijo que la enseñara el perro que tenemos en el patio para que la otra gitana pudiera quedarse a solas con mi hermana. Cuando volvimos, mi hermana estaba sentada al sofá y la gitana estaba al lado suya fumándose el porro y dándole conversación. Les dije de ir a mi cuarto a preparar la consola, pero no me hicieron caso. La que iba conmigo se sentó también al lado de ella quedando mi hermana entre las dos gitanas y comenzaron a darle conversación. Yo me senté en una silla creyendo que solo se quedarían un rato pero empezaba a sospechar que las macarras de mi barrio no vinieron a mi casa por mí, sino por mi hermana… Mónica estaba muy incómoda ahí sentada entre las dos gitanas. Ellas le hablaban, le sonreían, y la tocaban de vez en cuando creo que para calmarla y crear tensión sexual entre ellas. Conociendo a Mónica, de haber sido otras personas, ya los habría abofeteado y echado de casa pero con ellas no se atrevía. Se notaba que la intimidaban. Se limitaba a reír nerviosa a lo que le decían.
Poco a poco fueron disimuladamente más atrevidas. La de la derecha le puso la mano sobre el muslo mientras le hablaba y la otra le acariciaba de vez en cuando la barriga. Mi pobre hermana con cara de: “Sácame de aquí!”, estaba acojonada. Pero, ¿Qué podía hacer yo? Seguramente si las hubiera molestado, me habrían pegado… En ese momento mi cuenta que yo misma había traído a las lobas a casa. Me sentí como una estúpida.
Entre risa y risa, la gitana de la derecha, que era la más atrevida, le cogió la pierna a mi hermana y la puso sobre la suya. Ella se quitó la pierna pero la gitana se la volvió a poner y comenzó a acariciarle el muslo. La otra gitana, al verlo, hizo lo mismo con su otra pierna quedando así mi hermana abierta piernas entre las 2 gitanas. Y ya cambiaron a un tema más sexual mientras la de la derecha le contaba cómo le comió el coño a una hasta que la chica se meó encima de placer. Mi hermana sólo reía nerviosa, no sabía qué hacer, tenía la cara colorada.
Por un momento pensé: “¿De verdad se la quieren follar o es solo un juego?”
En su seductora conversación las gitanas empezaron a destacarle cosas bonitas de su cuerpo. La de la izquierda le decía que le ve buena tetas y se la rozó por encima de la camiseta. Luego le dijo que le molaban sus labios y le pasó un dedo por los labios. Y la de la derecha, que era la más lanzada dijo: “Pues a mí me encanta este coño que nos ocultas”. Y la muy hija de puta le metió fuerte la mano entre las piernas a mi hermana haciendo que ésta pegara un brinco. La gitana de la izquierda no aguanto más y se lanzó a besarla. Mónica quiso esquivarla pero ella insistió y se dejó besar aunque con cara de asco. Le metió las manos por debajo del top y empezó a tocarle las tetas mientras la morreaba. La gitana de la derecha, que los miraba, no perdió tiempo y le metió la mano por debajo del pantalón de deporte llegando a su coño y haciendo que mi hermana se retorciera un poco. Entonces, la muy hija de puta me miró poniendo cara de sorpresa y diciendo: “Vaya, vaya, pero si tu hermana está mojada!”. Solo seguí mirando estupefacta.
La cabrona le quitó el top a mi hermana dejándola con las tetas al aire e interrumpiendo así el beso que se estaba dando con la otra gitana. Yo a mi hermana nunca le había visto un palmo de piel más de lo necesario. Sus tetas eran hermosas, redonditas, y bien puestas. De pezones rosados y piel fina. Lo que más me sorprendió fue que después de la interrupción fue ella misma quien se lanzó a continuar el beso con la gitana de la izquierda.
Imaginaros la escena: En el salón de nuestra casa, entre el olor a porro mi hermana Mónica sentada en el sofá abierta de piernas entre las dos gitanas. Ella sin camiseta, solo con sus pantalones rosas y zapatillas. La gitana de la izquierda la besaba en el cuello y le comía las tetas mientras que la de la derecha con la mano entre sus piernas jugaba con su coño mientras miraba mi reacción. Y lo peor es que mi hermana ponía cara de estar disfrutándolo. Cuando me quise dar cuenta, Yo también tenía mis bragas empapadas.
Entonces la gitana de la derecha se levantó, la tumbo boca arriba, le quitó las zapatillas y le bajó los pantalones dejándola en bragas. Mi hermana no paraba de patalear nerviosa, creo que sabía lo que venía a continuación. Le quitó las bragas y la muy puta me las lanzó a la cabeza diciendo: “Pringada, ¿Le has visto alguna vez el chocho a tu hermana?”. Entonces la abrió de piernas y me mostró todo su sexo en todo su esplendor. Rosado, Algo peludo y muy mojado a causa de lo que las gitanas le estaban haciendo. Hice contacto visual con ella por primera vez desde que empezaron a meterle mano. Su mirada era diferente, estaba cachonda. Aunque vi en su mirada que estaba avergonzada.
LA gitana no dejaba de humillarme mientras le abría y cerraba el coño y se lo tocaba mirando mi reacción. Finalmente dijo: “¿Te ha gustado? Pues atenta porque ahora le voy a comer el coño a tu hermana.” A Mónica se le dibujo una sonrisa en la cara, lo cual me puso muy irritada pero al mismo tiempo me excitó más. La gitana la tumbo, metió la cabeza entre sus piernas y empezó a comerle el chocho. Mi hermana se retorcía, se agarraba las tetas, acariciaba la cabeza de la gitana y gemía con los ojos cerrados. Lo estaba disfrutando a mi…