Un noviazgo excitante.

Son jóvenes, sus cuerpos son atractivos y su noviazgo empezaba de la mejor manera.

Laura y Santiago son una pareja que recién comienzan a ser novios, ella tiene 26 años mide 1,6 mts, pelo negro lacio casi llegando a la cola, una cola que deja a más de uno con la boca abierta cuando pasa, y su delantera no se queda atrás, es petisa pero sus curvas la hacen una petiza infartante. Él, un chico de 23 años, mide 1,8 mts, su cuerpo es normal, apenas marcado su abdomen, pelo castaño corto; ambos con ojos color negro. Un negro que en el fondo escondía el rojo de la pasión que hay entre los dos.

Son jóvenes, sus cuerpos son atractivos y su noviazgo empezaba de la mejor manera. Hace tan solo un mes que su relación comenzó y ya tuvieron sexo más de una vez. Ambos son demasiados calientes, sus pensamiento siempre van hacia el mismo lugar, lo que los hace excitarse con cada roce, cada mirada, cada sonrisa, que ellos sabían que los llevaban a sus pensamientos a una dimensión sexual donde solo existían ellos, con sus cuerpos desnudos y el placer absoluto. Si estaban juntos era inevitable que no haya un roce provocador, una mirada seductora o un beso de esos que te deja con ganas de más, mucho más.

Laura es la que más picante le pone, ella trata de en cualquier lado de excitarlo por más incómodo que sea el lugar. Le encanta ver en el rostro de su novio esa mezcla de nervios y excitación, pero más le gustaba ver como iba creciendo el bulto en sus pantalones y rozarlo sin que nadie la viera. Ya lo había hecho, en una cena con familiares, donde no dejaba de tocarlo por debajo de la mesa; en el colectivo cuando iba lleno y movía la cadera intentando encajarse la pija de Santiago en su cola; y en los lugares que se les ocurra.

Santiago no se quedaba atrás cuando ella hacía esas cosas, él simplemente no podía evitarlo, le besaba el cuello le tocaba los pechos, si podía al menos darse el lujo de rozar fugazmente sus pezones por dentro del corpiño se lo hacia, tenia una debilidad por ellos, para él, eran perfectos, marroncitos y bien adaptados a esas hermosas tetas que abarcaban perfectamente la palma de su mano. A veces sacaba su pija tentandola para que lo pajee o le de una pequeña lamida, como la semana pasada cuando, en la fiesta de un amigo de Laura, sentado en los sillones de la casa sacó brevemente su pija, al verlo ella se moría de ganas de chuparselo, pero cuando se fue a agachar, él inmediatamente la guardo. Ella le apretó la pija intentando de alguna manera castigarlo por haberla tentado, entonces Santiago se levantó del sillón y fue hacia el baño esperando que ella lo siga… y así fue, miro para atrás y se encontró con los ojos de su novia encendidos de lujuria, con los cachetes un poco colorados de la excitación que tenía, caminando rápido y mordiéndose el labio inferior, quería pija y la quería ya. Entro Santiago al baño dejando la puerta abierta y en menos de diez segundos ella estaba adentro con él. Cerraron la puerta y empezaron con unos besos apasionados, pero no eran tanto de amor sino que esos besos decían a gritos “sexo”, le subió la pollera negra de cuero apretada al cuerpo que tenía, se bajó el pantalón y el boxer, su pija dura saltó hacia Laura, a quien intentaba cogerla contra una pared del baño, pero ella no lo permitió, babeaba por pija así que se dio vuelta, se agachó para ponerse enfrente, lo miro a los ojos, y empezó a chupársela con desesperación, esa pija le encantaba. Lo hacía gozar de placer a Santiago que no paraba decirle cosas:

  • ufff Lau así como me gusta cuando te pones así deseosa de pija, dale segui, segui que me encanta mi amor.

Con cada palabra que le decía su novio, Laura se esmeraba por complacerlo de todas maneras posibles, lamía, besaba y se tragaba la pija Santiago haciéndolo gemir cada vez más fuerte. Quería su recompensa, sentir como esa pija bien dura la penetraba y la hacía gozar mientras las personas estaban en la fiesta. Se levantó y mirándolo a los ojos le dijo:

  • soy  toda tuya amor, quiero sentir tu pija adentro, cogeme.

Él la agarró de la cadera y la giró contra la pared, le separó las piernas y rozando su  pene contra su vagina sintiendo lo mojadita que estaba, como de a poco alguna gotita le chorreaba por la pija la empezó a frotar más y más haciendo que se moje bien esa conchita. Hasta que no aguantó más y en un solo movimiento la penetró haciéndola gritar de placer.

La música fuerte tapaba sus gemidos, la penetraba bien rápido mientras con sus manos le apretaba las tetas y pellizcaba los pezones por debajo de la blusa que ella usaba sin corpiño, ya que sus perfectas tetas no lo necesitaban y sus hermosos pezones erectos lo excitaban mucho más cuando se notaban a través de la ropa. Él empezó a escuchar gente hablando cerca y comenzó a bombear más rápido para poder acabar, ella lo sentía nervioso y sonreía, meneando más rápido su cola con esa pija adentro y gemía más fuerte para ponerlo incómodo. De pronto él la agarro de la cintura como intentando seguir su juego, bombeo una y otra vez, sacaba casi toda la pija y se la metia bien fuerte hasta lo más profundo de su húmeda vagina, y de un momento a otro lo hizo bien rápido y cortito, la sacó para acabarle toda la cola, así fue se la dejó chorreando de leche.

Y le dijo al oído, con todo medio de burla y a la vez buscando algún reproche:

  • ¿Asi querias que te coja mi amor?

Laura se dio vuelta algo sorprendida, pero con carita de “quiero más”:

  • Me encanta que me cojas asi pendejo

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Y le dio un largo beso.

Así fueron surgiendo todas sus aventuras sexuales que por ahora no pasaban a algo más que lo común, o al menos común entre ellos dos. Algunas más arriesgadas pero siempre limitándose.

Hasta que un dia Santiago se puso a pensar en el colectivo, que pasaría si tuvieran relaciones en un lugar más público así que ideó un plan, sin que ella se entere por si se quería dar marcha  atrás la idea. Entonces lo pensó todo prolijamente, el pervertido de la relación ahora estaba siendo él, y le encantaba sentirse con el poder de excitar a su novia y que ella pase los nervios que siempre sentía él.

Empezó a planear todo para que sea en el colectivo, si tenía la chance de que esté vacío, o en la plaza, una que él conocía que había gente pero que en ciertos lugares pasaba menos cantidad de personas. Pensó que el dia adecuado sería el viernes que ambos tenían la tarde libre y habría menos gente en los lugares por horario de trabajo, o de estudio.

Ese mismo día cuando llegó a su casa, le envió un mensaje y se lo propuso, no quería aguantar a decírselo para que ella no se comprometa en otros planes. Le dijo como cualquier dia normal:

  • Amor te parece si el viernes a la tarde que los dos tenemos libre nos vamos a pasar un rato la tarde a la plaza? así nos despejamos y charlamos un rato de toda la semana.

Laura con toda normalidad sin sospechar absolutamente nada:

  • Si santi me gusta ese plan hace tiempo no salimos un rato los dos solos aunque sea a una plaza. Queres que nos encontremos en la plaza directamente después de que salgas de trabajar?

Santiago sin titubear ni dudar, pensando en que quería principalmente que pase algo en el colectivo:

  • No amor, yo paso por tu casa y de ahí vamos juntos.

Para ese entonces era martes, faltaban aún tres días, él trató de esquivar todos los planes que ella le propuso de verse esos días, ya que Santiago no quería tener contacto físico hasta el viernes, quería que llegaron los dos con muchas ganas a ese día, él sabía que con lo caliente que era ella no se iba a aguantar que pasase algo.

Así pasaron los días hasta que por fin llegó el viernes que tanto esperaba, estaba ansioso y algo excitado de solo imaginar lo que iba a pasar esa tarde.

Pasó a buscarla por su casa, ella estaba algo molesta porque sabía que él la había estado esquivando durante la semana, pero cuando se vieron, por más enojo que hubiera, la tensión sexual era muy notable y él robándole un beso apasionado borró todos esas pensamientos de la mente Laura.

Luego del beso la observó bien, ella estaba vestida tal cual él lo esperaba, un vestido sin tirantes, por supuesto sin corpiño, por encima de la rodilla. Se acercó a su novia y le dijo al oído:

  • Hoy te quiero solo con ese vestido, nada de ropa interior. Te tengo una propuesta, quiero que lo hagamos en algún lugar público amor ¿andas con ganitas?.

Laura se sorprendió, pero inmediatamente, en su cabeza pensó, “me encanta la idea” y su cuerpo empezó a reaccionar. Mientras sentía como se humedecía su vagina, le respondió:

  • -Ayy amor… me excita lo que pensaste, tocame y sentí cómo se mojó mi tanguita de sólo pensarlo...

Santiago pasó su manos por la tanguita de Laura sintiendo esa humedad, luego la fue subiendo hacia su cadera y comenzó a bajarle la ropa interior. Cuando ya estaba por el piso, la levantó y sintió su aroma, la llevó cerca de su cara y le dijo en voz baja:

  • Me encanta tu aroma cuando estas excitada. Yo me guardo esto, hoy no lo vas a necesitar.

Y se guardó la tanga en el bolsillo. La tomó de la mano y empezaron a caminar hacia la parada  del colectivo, mientras esperaban se dieron unos besos muy fogosos donde alguna que otra mano se quiso escapar a recorrer sus cuerpos, pero había muchas personas pasando por ahí.

Una vez arriba del colectivo su plan ya había empezado a procesarse, ya que le había salido todo tal cual él quería que saliera. Ella lo llevó de la mano hacia el último asiento, como era de esperarse a esa hora iba muy poca gente, solo dos personas en los asientos individuales, y tres del lado de asientos dobles. Allí siguieron con los besos apasionados que se daban antes de subir, ahora tenían la oportunidad de tocarse, al menos un poco más. Santiago le metió la mano por debajo del vestido, rozando toda su pierna, Laura estaba con los ojos cerrados disfrutaba el momento, apretando más sus labios contra los de su novio para ahogar los pequeños gemidos que provocaban ese contacto luego de tantos días sin sentir esas manos sobre su cuerpo. Él seguía subiendo tramo a tramo, sabia que podia aprovechar al menos 20 minutos más de viaje hasta llegar a la plaza que la quería llevar. Llegó a la rayita de su vagina, toda depilada como le gustaba a él, le rozaba el dedo índice y el dedo medio, de arriba abajo sintiendo como se le humedecían sus dedos.

Laura lo quería tocar, quería sentir esa pija, pero solo se podía conformar con frotarlo por encima, ya que, llevaba un pantalón de jeans largo por lo que el cinturón le impedía bajarlo y cada vez que intentaba bajarle el cierre, Santiago le corría la mano,  así que se tuvo que aguantar y conformar con solo sentir como se endurecía esa pija debajo del pantalón.

Santiago no iba a bajar de ese recorrido sin antes tocar esos pezones fugazmente, cuando se decidió a hacerlo vio que uno de los pasajeros se estaba parando para bajar así que tuvieron que parar, le saco la mano de abajo del vestido y solo la besaba amorosamente, como si fueran una pareja tierna, de esas que de tanta dulzura hacen que les quites la vista de encima. Esperaron a que baje el pasajero y siguieron, besos en el cuello, en la boca, les salía sexo por los poros y obviamente Santiago no se quedó con las ganas, no solo le acarició los pezones, si no que metió su mano entera dentro del escote de ese vestido, y le agarro todo un pecho dejando libres dos dedos para rozar y pellizcar levemente los pezones a su novia.

Laura estaba como loca no se aguantaba más, estaba acostumbrada a hacerlo más seguido desde que estaban de novios, pero esa semana él la había ignorado. Con todo el calor y la pasión le dijo:

  • Ayyy Santi ¿cuánto falta? quiero hacerlo ya mi amor

El todo excitado y acalorado:

  • Ya falta poco amor muero de ganas de cogerte en la plaza, me calentas mucho bonita.

Cuando por fin estaban llegando a su destino, dejaron de lado los besos para acomodarse un poco la ropa y bajaron del colectivo.

Caminaron por la plaza de la mano, mientras compartían miradas provocadoras llenas de lujuria cada vez que veían un posible lugar donde llevar a cabo su fantasía. Santiago la guió al lugar que ya tenía en su cabeza, detrás de un conjunto de árboles donde había un tronco caído por alguna tormenta, y dos árboles más que tapaban la esquina de ese tronco caído.  Ellos ya venían besandose y tocandose camino a ese lugar donde había poca gente. Estaban extremadamente calientes. Cuando él le dijo que ese era el lugar ella fue se sentó en la esquina se bajó el escote y sin importar nada dejo sus tetas al aire, y mientras se pellizcaba los pezones le dijo con tono provocador:

  • Acá me tenes Santi dispuesta a todo por vos.

Él babeaba con la imagen tan sexy que tenía delante y al escuchar esas palabras hizo un paso hacia ella, quedando casi pegados y su boca bajó directamente a esos pezones, comiendo desaforadamente esas tetas, se las apretaba, las mordisqueaba, las pellizcaba, era hora de sacar toda la excitación que venía acumulando.

Ella como se había quedado con muchas ganas, le empezó a desabrochar el cinturón y bajarle el cierre, queria sacar esa pija quería sentirla en su mano, y mas que nada en su boca. Tomó de la cara a Santiago le indico que se parara derecho,  al tener esa pija frente a su boca no lo dudo y empezó a tocarla mientras lo miraba a los ojos y se la besaba le dijo:

  • No sabes como extrañé tener esta pija en mis manos, y más que nada en mi boca.

Y en ese instante le pasó la lengua desde los huevos hasta la punta y empezó a chuparla, le encantaba el sabor de su novio, disfrutaba con ver la cara de placer que provocaba cada vez que se metía por completo la pija en la boca y aguantaba unos segundos antes de sacarla.

Ninguno de los dos podía aguantar ya tanta excitacion, todo el amor que sentían se había transformado en una pasión desenfrenada, se deseaban, deseaban sentir el contacto de sus cuerpos. Cambiaron de posición quedando Santiago sentado en el tronco y Laura de pie, se puso de espaldas a él, levantando un poco su vestido cuando escucharon risas, ella subió rápidamente la parte de arriba de su vestido y cuando se iba a girar para ver que su novio estuviera tapado, él la agarro de la cadera y la arrincono contra uno de los árboles intentando de cualquier manera  cubrirse de las personas que habían escuchado, pero esas personas ni se percataron que ahí a pocos metros de ellos había una pareja lujuriosa con hambre de sexo.

Santiago y Laura miraban de costado si se habían ido, y cuando él ya se dio cuenta que las personas ni los notaron, le puso la pija caliente y dura entre medio de los labios vaginales rozandolos de adelante hacia atrás, haciendo que se moje aún más.

Ella mordiéndose los labios le suplicaba con la voz entrecortada:

  • Metelo, metemelo que ya necesito esa pija caliente adentro.

Sin dudar ni un segundo su novio se agarró todo el tronco de la pija y se la fue metiendo tramo a tramo adentro de la conchita de ella, agarrada al árbol, arañandolo, gimiendo desaforadamente, no le importaba nada que estuviese en un lugar público, bombeo tras bombeo cada vez más rápido, se escuchaba como chocaban sus cuerpos, y la humedad de sus sexos al entrar y salir la pija de Santiago de la hermosa vagina de Laura.

Él estaba demasiado excitado, absolutamente todo lo que había planeado había salido bien, el momento lo calentaba más, el ver que su novia estaba tan excitada, le bajó la parte superior del vestido dejandole las tetas al desnudo, lo ponían como loco. Siguió con una de sus manos en la cintura de Laura y la otra se la llevó hacia arriba rozando todo el contorno de su cuerpo hasta llegar a esos preciados y hermosos pezones:

  • Como me encantan tus tetas, sos hermosa desnuda, quiero cogerte todos los días al aire libre pendeja.

Laura entre quejidos de placer y excitación permanente que le recorrían el cuerpo:

  • Me vas a tener cuando quieras asi, lo unico que tenes que hacer es cogerme hasta no dar más Santi.

Se separaron del árbol y Santiago se acostó en el césped, Laura quería seguir sintiendo el placer que ser penetrada le daba, así que sin dejar pasar ni un segundo, se sentó sobre su novio metiéndose centimetro a centimetro esa pija que tanto deseaba. El último tramo se lo metio de una vez, soltando los dos un gemido de placer. Comenzó a mover las caderas, en círculos, sabía que eso le encantaba a su novio y a ella le gustaba sentir la dureza de esa pija rozar las paredes de su vagina.

Mientras Santiago le apretaba las tetas, ella comenzó a subir y bajar por el sexo de su novio, se lo sacaba casi por completo, dejando solo la cabeza adentro y bajaba con rapidez, hasta sentir los huevos de su novio contra los labios de su conchita.

A él su calentura lo llevaba a querer coger con más rudeza, así que la tomó de la cola y le dijo :

  • Ponete en cuatro, te quiero como mi perrita, te quiero coger toda.

Ella se puso en cuatro y comenzó a menearle la cola provocándolo mientras le decía:

  • Acá me tenes, toda para vos, cogeme como la perra que soy.

Santiago se puso detrás de ella, le paso bien fuerte las manos acariciando esa perfecta cola y le dió un par de nalgazos, dejándola toda colorada, con la piel caliente, los pequeños gritos de dolor y placer que ella daba lo excitaban aún más, así que la tomo fuerte de la cadera y la penetró de una sola embestida. Con la pija en lo más profundo de la vagina de su novia se inclinó sobre ella y le dijo:

  • Así te quería tener, cogiendote como una perrita, mi perrita, la que le gusta que se la cojan en el parque para que la vean.

Se incorporó un poco y comenzó a penetrarla con rapidez, con la misma rapidez que ella comenzó a gemir aun más fuerte. Cada vez que ella gemía pegando un grito de placer, él le pegaba un fuerte nalgazo para recordarle que no debía gritar tan fuerte.

Ella sentía tanto placer que la fuerza le comenzaba a faltar en los brazos, Santiago notándolo le apoyó la mano en la espalda y la empujo hacia abajo, ella se desmoronó, solo gemía con la cola parada para que la siguieran cogiendo, sentía como se iba acercando un gran orgasmo que se anunciaba con corrientes de placer por todo su cuerpo. No pudo ni avisarle a su novio que acabó en un intenso orgasmo, que provocó que su vagina se contrajera apretando y mojando aún más la pija que la estaba penetrando. Santiago no pudo más al sentir como ella acababa con su pija adentro, así que la saco para pajearse y comenzó a eyacular llenando de leche caliente la cola de Laura.

Ella cayó rendida boca abajo y él se acostó a su lado. Le dió una última nalgada y le bajó el vestido tapándole la cola, guardó su pija y justo cuando terminó de abrocharse el pantalón cayó una pelota frente a él y apareció un joven detrás buscándola, mientras agarraba la pelota le guiñó un ojo a Santiago y se fue.