Un niño

Una vez hubo un niño que no sabia reir...

UN NIÑO

Recuerdan los ancianos que hubo una vez un niño que, no sabia reír. Ni esbozar una simple sonrisa lo había visto nadie.

Su padre, un poderoso señor, había hecho que lo visitaran los mejores médicos a su disposición. Ninguno logro curarlo, ni siquiera consiguió el padre un diagnostico que le esclareciera lo que le sucedía a su hijo.

Por lo restante era un niño como los demás, crecía sano y no tenia carencias su intelecto. Pero caminaba cabizbajo, entristecido, como atenazado por la melancolía y muchas veces sus ojos se llenaban de gotas de roció, como las lagrimas que se posan en las hojas de los magnolios las mañanas de verano.

Desde la lejana Corea llegó un curandero... De la india un sabio… Pero ninguno logro nada.

Un monje Budista se ofreció para tratar al niño… se sentó junto a él y comenzó a hablarle de las personas… le hablo del mundo, de los animales… y día tras día siguió hablándole de la vida y de la muerte… y el niño no aprendió a reír, pero supo por qué lloraba.