Un negro para mamá (9)

Claudia entra en acción

Este relato está dedicado con todo mi amor a García ( no se su e-mail). Les dejo aquí el amable comentario que dedicó a la anterior parte, (literal):

"YA DEJA DE CONTINUAR PARTES NO SEAS BU EY NO ENTIENDO COMO AY GENTE TAN TONTA DE ESCRIVIR PARTES Y PARTES 3 O 3 PARTES BIEN PERO YA MAS DE 4 ES SER MUY IMBECIL"

Estos comentarios tan amables le animan a uno a seguir. Muchas gracias, García

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María siguió abrazada a su hijo, sin hablar. Se daban de vez en cuando tiernos besitos.

-Juan, no sabía que fueras bisexual.

-No lo soy...Bueno, no lo sé. No me atraen los hombres. Sólo ha sido con Majed. Y no es que me atraiga Majed...

-Te atrae su polla.

-Sí.

-Lo entiendo. Es una polla impresionante.

-Uf, es enorme. Mami, era impresionante ver esa inmensa polla dentro de tu culo.

-Impresionante era tenerla dentro. Todavía tengo el culito abierto.

-¿Te dolió?

-Un poco, pero fue maravilloso. Tienes que probar.

-Ni loco.

-Mi vida, me gustaría verte follado por Majed. Ver como te mete su inmensa polla por tu culito.

-!Pero mami!

-Mi vida, ¿ No harías eso por mí? - le preguntó, mimosa

Juan haría cualquier cosa por su madre, pero dejarse encular por Majed..POR LA POLLA DE MAJED!!!!

-Ummm, no sé, mamá. No tengo yo el culo muy entrenado.

María se levantó de un salto y salió corriendo. Juan no tenía ni idea de a dónde iba. La oyó en la cocina. Oyó el PLINK del microondas y luego la puerta del baño y como volvía a la habitación. Venía sonriente y con el pepino que él había comprado en la mano y un bote de crema.

-Bueno, pues vamos a empezar a entrenar ese culito tuyo.

-Mira que eres..

-¿Una zorrita?

-jajaja, no. Iba a decir cabrona.

-Pues esta cabrona te va a follar. Abre bien las piernas.

-¿Te has preparado un café mientras buscabas algo para meterle a tu niño por el culo?

-jajajajajaja. No tonto. Es que el pepino estaba en la nevera. Lo he calendado un poco.

Juan obedeció. María se echó crema en los dedos y la esparció por el ojete de Juan. La polla estaba chiquitita, como asustada. Le metió el dedo corazón hasta el fondo. Entró como si el culete de Juan fuera de mantequilla. Se lo folló un poco. Luego metió otro dedo. Le encantaba ver sus dedos entrar y salir del culito de su hijo. Se empezó a mojar. Metía los dedos... los sacaba. Los rotaba, lubrificando bien el ojete, dilatándolo. Y vio como la polla empezaba a despertar.

-Vaya, parece que a mi niño le empieza a gustar que mami le folle el culito. ¿Vamos a por el tercero?

-Despacito.

-Sí, mi amor.

Los tres dedos centrales de la mano de María follaron a Juan. María estaba cada vez más cachonda. Sentía como su coño destilaba jugos y como sus muslos se iban mojando. Cuando pensó que aquel culito estaba listo, sacó los dedos. Puso un poco de crema en el ojete y apoyó la punta del pepino. La polla de Juan estaba dura del todo, apoyada sobre su barriga. Empujó.

-Uffff

-¿Te duele?

-Un poco, sí.

-Pero si es sólo un pepinito. Yo me he tragado la polla de Majed - Y empujó más. Metió medio pepino

-Agggg, coño mami, que me rompes.

-Calla quejica.

Lentamente empezó a follarle el culito a Juan. Sacaba casi todo el pepino y luego lentamente lo metía hasta donde podía. Si hubiese sido más largo seguro que lo hubiese podido meter más. Juan gemía. Su polla estaba a tope. Le dolía, sí, pero también le daba placer. No sólo el placer físico, sino placer psíquico porque veía que a su madre le gustaba hacerlo.

-Agggg, mami. Me estás dando por el culo..Ummm, ¿Te gusta verdad? ¿Te gusta darle por el culo a tu niño?

-Ummm, Juan, me encanta. Es tan erótico ver como entra y sale de ti el pepino. Sólo de pensar cómo será cuando Majed te folle me pone como una moto. Estoy chorreando.

  • Duele un poco, pero me da gusto. Al final voy a ser marica.

-Jajaja, no seas tonto. El placer es placer

Entonces empezó a follarlo de verdad. A meter y sacar la verde hortaliza cada vez más rápido. Vio como la polla de Juan daba saltitos..como babeaba de placer. Se agachó y se la tragó, empezando una profunda mamada, sin dejar en ningún momento de follarle el culo.

Juan miraba como su madre le comía la polla, con los ojos cerrados. La mamaba con desesperación. Se la veía muy excitada. Gemía. Y sentía en su culo aquel pepino entrar y salir. Ya no sentía casi dolor. Sólo un gran placer.

Y María también sentía placer. Frotaba sus muslos, sintiendo lo mojados que estaban.  Sentía la polla entrar y salir de su boca. Y sobre todo, le excitaba meterle aquel pepino a su hijo..El saber que dentro de poco vería como Majed le metía su negra barra mientras ella miraba.

Tan caliente estaba, tan cachonda, que no se dio cuenta de que se había tragado toda la polla. Su nariz estaba apoyada en el pubis de Juan. La punta de su polla en su garganta. Y no tenía arcadas. Juan sí se dio cuenta.

-Aggggggggg, mami!!! uf.. te has tragado toda mi polla. La tienes en la garganta.

María se dio cuenta. Sentía ahora la polla en toda su plenitud. Sentía como golpeaba el fondo de su garganta. Tenía que sacarla un poco para respirar, pero enseguida volvía a tragarla. Producía mucha saliva que corría por los huevos de su hijo.

-Ma..miiiiiiii, que me corroo...Aggg, me corro por el culo y por la pollaaaaaa

Y empezó a soltar semen. Directamente en la garganta se su madre, que sentía los chorros estrellarse, mientras tragaba. Mientras seguía metiendo y sacando el pepino de su culo. Y ella también se corrió, tragándose el semen se su amor.

Cuando sus orgasmos terminaron, María, mirando a los ojos de Juan empezó a sacar la polla de su boca, lentamente, apretando los labios para vaciar cualquier resto de leche que quedara. El pepino seguía dentro.

-Juan, mi amor. Me he tragado toda tu polla - dijo, encantada.

-Uf mami, ha sido estupendo.

-¿Te ha gustado que mami te folle el culito?

-Mucho.

-Estupendo. Iremos preparando este lindo culito para el pollón de Majed. Va a ser apoteósico.

-Cabrona!!

-jajaja

Se besaron.

-Te quiero, Juan

-Te quiero, María.

Por la tarde Juan fue a la cafetería. No para ver a Majed, sino para ver a Claudia. De todas maneras, Majed no estaba.

-Hola Claudia.

-Hola Juan. ¿Qué tal?

-Muy bien, y tú?

-Impaciente de que me cuentes cómo fue la cosa. ¿Lo hicisteis?

-Sí

-Joder, que fuerte. Cuéntamelo todo.

Juan le narró los acontecimientos, con pelos y señales. La parte del pepino no se la contó.

-Coño, coño, coño. ¿Le metió la polla por el culo?

-Hasta el fondo.

-Por lo que vi el otro día era una polla enorme.

-Ya lo creo.

-Espero que la tuya no sea tan grande.

-joajana., No. La mía es más..nacional, sin ser pequeña.

-Juan, estoy caliente.

-Y yo. Me gustaría echarte un buen polvo.

-Uf, a mí que me lo echaras.

-¿ Vamos al baño?

-Joder, no puedo. Estoy trabajando. Salgo a las nueve. Podrías venir a mi casa luego.

-Cachis la mar. Bueno, vale. Oye, has visto hoy a Majed?

-No esta tarde no ha venido.

-Qué raro. ¿Dónde se habrá metido?. Bueno, pues me voy a casa

-¿Vendrás a la mía luego?

-Claro

Se despidió de Claudia con un beso. Esta vez con un poco de lengua. Sintió escalofríos cuando la beso. De verdad que le gustaba aquella chica.

Mientras iba para su casa se preguntaba en donde estaría Majed. No creía que hubiese desaparecido después de lograr por fin follarse a su madre. No era esa clase de tipo.

En cuanto entró por la puerta supo en donde estaba Majed. Se estaba follando a su madre otra vez, el muy jodío. Estaban en el cuarto de su madre. Oyó como María gemía y decía:

-Oh, sí, Majed, fóllame así...Ummmmm como siento tu polla...

-¿Te gusta cómo te follo, putita?

-Aggggg, sí, sí, soy tu putitaaa. fóllameeee

Juan estaba sorprendido con su madre. Se acercó a la habitación y los miró. Majed estaba sobre ella, en la postura del misionero, follándose salvajemente a su madre.

-Hola chicos.

Majed se volvió a mirarlo, sin dejar de taladrar a María.

-Hola amigo. Aún es el cumple de tu madre. ¿No te importa que me folle a esta putita, no?

-Claro que no, Majed. Disfrútala

-Ummm, aggg, Juan mi vida, ven con mami.

-Estoy cansado, mamá. Disfruta tú de tu regalo.

Y se fue al salón. Claro que le hubiese encantado unirse a la fiesta, pero esta noche tenía una cita con Claudia y no quería quedar mal en su primera vez con otra mujer. Y así, con la polla dura como una piedra entre las piernas fue al salón a ver la tele.

Polla que siguió dura toda la tarde porque no dejó de oír como ese dos no paraban de follar. Ese negro era incansable. Si hasta tuvo que ir a avisarles que su padre estaba a punto de llegar. Majed bajaba el ascensor cuando su padre entraba por la puerta.

Después de cenar le dijo a sus padres que se iba a dar una vuelta con los amigos. María se extraño. No solía salir por las noches. Pensó que quizás estaba enfadado por haber follado sola con Majed. No había querido unirse a ellos. Se quedó preocupada.

Sobre las 9:30 Juan llegó a casa de Claudia. El corazón le latía fuerte en el pecho. Tocó el timbre. Ella le abrió la puerta.

-Has venido - sonrió - pasa.

-Claro que he venido.

Ella estaba preciosa. Con una blusa blanca y una falda por la mitad de los muslos. Fueron al salón. La casa de Claudia era muy agradable. Se sentaron en el sofá. A pesar de que sabían que estaban allí para follar, y que los dos lo deseaban, estaban un poco cortados.

-¿Qué?, ¿Al final encontraste a Majed?

-Sí, el muy cabrito estaba en casa follándose a mi madre.

-Oh.. ¿Y os la volvisteis a follar entre los dos otra vez? - preguntó Claudia, un poco desilusionada.

-No, los dejé solos.

-¿Por qué?

-Me quería reservar para ti.

-Oh, Juan...

Se acercó y lo beso. Se abrazaron y se besaron con pasión. Juan sintió en su pecho las tetas de Claudia. Con una mano las acarició. Parecían grandes, y estaban duras.

Claudia llevó su mano a la polla de Juan. La encontró dura bajo el pantalón. Abrió la cremallera y con dificultad la sacó. La empezó a pajear.

-No es como la de Majed, pero me gusta. A ver a que sabe? - dijo, agachándose.

Juan sintió los suaves labios de Claudia besar la punta de su polla. Su lengua lamer y mojar su glande. Y luego como se la metió en la boca y empezar una lenta y estupenda mamada.

-Ummmm, ummmm, ummmmm. me gusta tu polla Juan. Llevo mucho tiempo esperando este momento. - y volvió a tragársela.

-Aggg, Claudia, que bien lo haces- le decía Juan acariciándole el pelo. Aquella chica sabía cómo chupar una polla. De eso no cabía duda.

Alargó una mano y la llevó a la falda de ella. La subió y metió la mano bajos las bragas. Ella abrió las piernas para dejarle el camino libre. Juan encontró el coño encharcado. Lo tenía peludito. A Juan le gustaban los coños peluditos. Y así, mientras Claudia seguía con su estupenda mamada él empezó a masturbarla. Lo que hizo que ella mejorase, si eso era posible, la mamada.

-Ummm, Claudia...que bien lo haces....aggggg, para o me harás correr. -

Juan no conocía los gustos de ella. Quizás no le gustase que se le corrieran en la boca. Y por eso, él, todo un caballero, la previno. Pero ella, lejos de parar la mamada, siguió más deprisa. Claro que le gustaba una buena corrida en la boca. Y lo que más deseaba ahora era llenarse la barriga de la leche caliente de Juan. Del hombre al que amaba.

Y leche fue lo que obtuvo. Juan estalló dentro de su boca, lanzando chorro tras chorro de leche caliente. Y Claudia, tragando aquel deseado semen, gracias a la paja que él le estaba haciendo, y a lo excitada que estaba, se corrió con él, gimiendo, tragando...

Después de sus orgasmos volvieron a besarse. Ahora Claudia estaba convencida de que lo amaba. Mirándole a los ojos, se lo dijo.

-Juan, te quiero.

  • Y yo a ti, Claudia.

-¿De verdad?

-Sí.

-¿Y tu madre?

-Bueno, a ella también la quiero. No sólo como a una madre. La quiero como mujer. Joder, que complicado.

-No es complicado, mi amor. Yo...yo lo entiendo.

-¿Sí? Porque yo no.

  • No te dejes llevar por convencionalismos. Si me quieres no me importa que ames a tu madre. Mientras seas también mío....

Volvieron a besarse. Juan se dijo que esa era la mujer que estaba esperando. Guapa, sexy, y que entendía lo suyo con su madre. Empezó a desabrocharla la blusa. Quería ver esas tetas que tantas veces, con disimulo, había mirado en la cafetería. Cuando las tuvo desnudas en sus manos le parecieron preciosas. Acercó sus labios y las besó. Lamió los pezones Claudia gemía de placer.

Pero necesitaba más. Necesitaba sentir esa polla amada dentro de ella. Así que se quitó las bragas y se sentó sobre Juan, de cara a él. Cogió la polla con una mano, la apuntó a su coño y se dejó caer, clavándosela hasta el fondo.

-Aggggggggggggggggg, mi amor, cuanto te de deseado..Ummmm, como te siento dentro de mí.

-Ummm, Claudia, tienes el coñito muy apretadito. Me encanta como me aprieta la polla.

Juan llevó sus manos a las nalgas de ella, y acompaño los movimientos de Claudia al cabalgarlo. Delante de él saltaban sus dos preciosas tetas. Acercó su cara y las besó. Las chupó.

Durante unos minutos siguieron follando. Claudia sobre Juan. El chupando sus tetas y acariciando su culo. Cuando Juan sintió que no faltaba mucho para correrse se acordó que no era a su madre a la que follaba. Era Claudia. Su madre no podía quedarse ya embarazada, pero Claudia...

-Ummm, Claudia, mi amor... estoy a punto de correrme. ¿Tomas algo?¿Hay peligro?

-Agggg, no mi amor, no tomo nada, ummm, pero córrete dentro. Quiero sentir tu leche llenándome.

Aunque a Juan le hubiese encantado poder correrse en el coño de Claudia, aunque la amaba, aún eran jóvenes, y no quería arruinar sus vidas por un momento de placer.

-No, Claudia...uffff, aunque lo deseo no podemos arriesgarnos.

-Ohhhh, está bien, tienes razón...Aghhhh, deseaba tanto que me llenaras..AH, pero espera.

Claudia se subió un poco, sacándose la polla del coño, se la apoyó en la entrada del culo y volvió a sentarse. La polla entró sin problemas.

-Ummmm, mi vida, por aquí no hay peligro... ahhhhh, que polla Juan.

Y así, cabalgando a su hombre con la polla de éste metida en su culo, se volvió a correr, al mismo tiempo que sentía como sus intestinos eran llenados del líquido caliente que aquella polla expulsaba.

Luego, abrazados los dos, sin palabras, se acariciaban. Los dos pensaban. Claudia fue la primera en hablar.

-¿Le hablarás de mi a tu madre?

-No lo sé. No me gusta tenerle secretos..Sí, se lo diré

-¿Cuándo?

-No sé. En unos días.

-Vale mi amor. Te quiero.

-Te quiero.

Cuando Juan volvió a su casa sus padres ya estaban acostados. Su padre, por supuesto, roncando. Su madre, sin embargo, estaba despierta. No podía dormir. Tenía que hablar con Juan. Cuando oyó como Juan entraba en su cuarto, se acercó.

-Hola Juan.

-Hola mami.

-¿Podemos hablar?

-Claro

-Verás, Juan. Lo de esta tarde con Majed..lo siento. Perdóname.

-Pero mami, no hay nada que perdonar!!! ¿Cómo se te ocurre? No me parece mal que estés con él a solas. Si te lo pasas bien a mí me gusta.

-¿De verdad? ¿ Y entonces por qué no quisiste participar?

-Era tu cumpleaños. Era tu día.

María lo besó. Se quitó un gran peso de encima. Creía que Juan estaba enfadado con ella por haber follado sola con Majed. Pero..entonces..¿Por qué se fue Juan y por qué volvía tan tarde?

-¿Dónde has estado, Juan?

-Con unos amigos.

-No me mientas. Soy tu madre y sé cuando me mientes.

-Perdona, mamá. Tienes razón. He estado con una chica.

Una losa cayó sobre María. El momento más temido por ella había llegado. Aunque como madre tenía que alegrarse de que su amado hijo hubiese encontrado a una mujer, como mujer se sintió morir. Una rival había aparecido. Una rival que le quitaría lo que más quería en este mundo. Con un nudo en la garganta le preguntó:

-¿La quieres?

-Sí

Juan vio como una lágrima caía por la cara de su madre. Se le partió el corazón.

-Pero mami. Eso no cambia nada entre nosotros. Yo te sigo queriendo. Todo está igual que antes.

La abrazó fuerte. Sintió como lloraba en sus hombros. Y el también lloró. Había hecho daño a su madre. Besándola le pidió que la perdonara. Le dijo que dejaría a la chica.

María, al fin, reaccionó. Enjuagándose las lágrimas le habló.

-No mi vida, mi amor, mi corazón. No tenga nada que perdonarte. Y no quiero que dejes a esa chica si de verdad la quieres. ¿Cómo se llama?

-Claudia.

-¿Es guapa?

-Si mami, es preciosa.

-¿Te has acostado con ella?

-Sí

-Mira Juan, siempre he sabido que este momento llegaría. Ya te lo dije hace tiempo. No puedo ser egoísta y quererte sólo para mí. Tienes toda una vida por delante. Si esta chica es la adecuada formarás una familia con ella. Me harás abuela.

-La abuela más guapa del mundo.

-Cariño, aunque no lo parezca, soy feliz por ti. Como madre soy feliz de que mi niño esté enamorado. ¿Me la presentarás?

-Claro, mami.

-Bueno, mi amor. Voy a dormir. Hoy ha sido un día agotador. Ha sido el mejor cumpleaños de mi vida. Gracias.

-De nada, mami. Buenas noches.

Se dieron el último beso y María se fue a dormir.

Pero antes de dormir volvió a llorar. Había perdido a su niño. Ya las cosas no serían como antes. Pero lo amaba tanto que se resignó. Deseaba ante todo la felicidad de su niño.

Pero se aseguraría de que esa Claudia fuera de verdad una buena chica. Que fuese la chica que su Juan se merecía y no una pelandrusca cualquiera. Después de todo era su madre. Y así, al fin, se durmió.

Por la mañana ya el día empezó diferente.  Habitualmente en cuanto su marido se iba a trabajar María iba corriendo al cuarto de Juan,  a hacerle una buena mamada o a echar un polvete. Esa mañana no fue. Al rato Juan se levantó, extrañado, y fue en busca de su madre. La encontró en el salón.

-Buenos días, mami.

-Buenos días, mi vida.

Juan intentó darle un beso en la boca, pero ella reusó. Sólo pudo besar sus mejillas.

-¿Estás bien, mami?

-Si Juan. Estoy bien. Es sólo que...No me hagas caso...¿Verás hoy a Claudia?

-Sí. Hoy es su día libre.

-Ah. Podrías aprovechar y presentármela.

-No sé, mamá. Hace poco que salimos. Bueno, si es que ni siquiera hemos salido.

-No me la voy a comer. Quiero conocerla - No le dijo que quería conocer a la mujer que le estaba robando a su hijo.

-Está bien. Iré a su casa y se lo diré.

-Vale cariño.

Cuando Juan se fue María se preparó. Era una mujer adulta y se comportaría como tal. Nada de escenitas. Amaba demasiado a su hijo como para avergonzarlo delante de la chica. Pero si no le gustaba haría todo lo que estuviese en su mano para separarlos.

Y Juan, mientras iba, se comía el coco pensando en cómo le iba a caer Claudia a su madre, y su madre a Claudia. Ya se sabe que las 'suegras' son generalmente difíciles de tratar.

Cuando llegó y pasó al piso de Claudia ésta se le echó encima. Se besaban como locos.

-Ummm, hola mi amor, te he echado de menos.

-Y yo a ti, Claudia.

Claudia se arrodilló delante de Juan y mientras le bajaba la cremallera le dijo:

-Aún no he desayunado. Creo que me puedes un poco de leche caliente, verdad?

-Espera, mi amor - dijo, deteniéndola. - He hablado con mi madre. Le he hablado de ti.

Claudia se quedó parada. Se levantó. No creía que Juan le hablase tan rápido de ella.

-Vaya. ¿Y como se lo ha tomado?

-Bueno, bien, creo. Quiere conocerte. Nos está esperando.

-Coño!

-Si no quieres lo podemos dejar para más adelante.

-No, no. Cuando antes mejor. Me doy una duchita y vamos. No quiero que mi 'suegra' piense que soy una guarra.

Cuando se metía en el baño, le preguntó:

-Juan. ¿ Le gustará a tu madre?

-Es imposible que no le gustes.

Y así, llenos los dos de nervios, fueron a casa de María.

-Mami, esta es Claudia. Claudia, María, mi madre.

-Encantada, señora

-Hola Claudia. Pasa, por favor.

La presentación fue amable, pero fría. Había mucha tensión en el ambiente. Hablaban de trivialidades. De en que trabajaba, sobre su familia, etc..

La chica es guapa, de eso no cabe duda. Habla bien y parece simpática, pensó María.

Claudia, por su parte, pensó lo mismo. Que María era una mujer muy guapa. Pero la encontró fría con ella. Y lo entendía. La veía como la mujer que le robó el amor de su hijo. Pero no era así.

Y allí, en medio, Juan, mirándolas a las dos, tratando de adivinar en sus miradas, en sus gestos, si se caían bien. Pero sólo vio distancia. Amabilidad pero distancia. Al rato, tenía que ir a hacer pis.

-Esto....os dejo un momento. Voy al baño - Y se fue, dejándolas solas.

-¿Quieres a mi hijo?

-Sí, le quiero mucho.

-Yo también, como madre, le quiero. Y deseo que sea feliz y que no le hagan daño.

-Yo no deseo hacerle ningún daño....Doña María....María, Juan me ha contado la relación que hay entre los dos.

María dio un respingo. Eso no lo esperaba

-¿Qué quieres decir?

Claudia se levantó y se sentó al lado de María. La miró a los ojos.

-Que sé que sois amantes. Que os acostáis juntos.

María estaba desconcertada. Miraba a Claudia, sentada a su lado, sin poder decir nada.

-Y también sé lo de Majed. Me pareció un regalo muy especial por parte de Juan. El me ha dicho que te ama. Y yo no quiero romper esa relación que tienes con él. No me importa, si él me quiere también a mí. Es más...esa relación...me excita.

-¿Qué?

-Que me excita que folles con Juan... Eres una mujer preciosa, María.

-Claudia..yo..

Claudia se acercó y la besó en los labios. María estaba petrificada. Vio como Claudia le acariciaba la cara y la volvía a besar. Esta vez entreabriendo los labios, con ternura. No la rechazó

Claudia siguió besando a la madre Juan. Metió la lengua en su boca. Notó que María temblaba un poco. Bajó la mano de su cara, lentamente, por su cuello hasta llegar a sus tetas. Las sobó. Las acarició. Y sintió sus pezones...se estaban poniendo duros.

La echó hacia atrás, apoyando la espalda de María contra el sofá. Y morreándola empezó a desabrochar su blusa, hasta dejar fuera sus bonitas tetas.

-Umm, son preciosas, María - le dijo acercando sus labios a ellas.

Las lamió. Las besó. Mordió suavemente sus pezones. María empezó a gemir. Aquella chica..Ohh, aquella chica la estaba poniendo cachonda. Sintió como su coño se mojaba. Nunca pensó que una mujer podría excitarla. Pero Claudia..La besaba tan bien. La acariciaba tan bien.

Y cuando Claudia volvió a subir la cabeza para besarla otra vez en la boca, le devolvió los besos. Con pasión. Mientras se comían las bocas la mano de Claudia llegó a sus bragas.

-Ummm, María, estas mojada.

-Agg, si, Claudia...me estás poniendo muy cachonda

-Yo también estoy muy cachonda, María. Tócame el coñito.

María llevó su mano bajo la falda de Claudia y notó que también ella estaba muy mojada. Metió la mano bajo las braguitas y empezó a tocar el primer coño, sin ser el suyo, de su vida.

Las dos mujeres gemían la una en la boca de la otra, mientras acariciaban sus coños. Sus dedos se hundían dentro. Y volvían a salir, llenos de flujo.

-María...¿Puedo comerte el coño?

-Ohhhh, sí, sí, claro. Cómemelo, Claudia.

María se quitó las bragas y se acostó en el sofá, abriendo las piernas. Su coño, mojado y abierto quedó a la vista de Claudia.

-Tienes un coño precioso, María.

Primero le besó los muslos, y fue bajando lentamente hasta el pubis. Lo besó. Inhaló su olor a hembra. Luego abrió los labios del coño con los dedos y pasó su lengua por la raja. Aquel coño estaba riquísimo.

Juan salió del baño. Había tardado más de la cuenta, pero estaba tenso por la situación y quería aplazar la vuelta un poco. Pero se dijo que era mejor volver ya no fuera a ser que aquellas dos se liaran a mamporros.

Le extraño no oírlas hablar. Se acercó y cuando entró en el salón no cría lo que veía. Claudia, su chica, entre las piernas de su madre comiéndole el coño, y su madre gimiendo y apretando la cabeza de Claudia contra su coño.

Cuando su madre lo vio, le dijo:

-Oh Juan mi amor...Ummmm tu novia es mejor que tú comiéndome el coño...Ahhhhh

-Juan, no te importa que le coma el coño a tu madre, verdad?

-Joder.. NO!

-Ummm, está riquísimo. Al mío también le vendría bien una buena comida, mi amor.

-A sus órdenes.

Nunca Juan se había desnudado tan deprisa. Sus dos mujeres amadas están juntas... Claudia siguió comiéndose el coño de María mientras ponía su culo en pompa para que Juan pudiese comerse el suyo. En cuanto Juan empezó a comérselo Claudia gimió..

-Aggggg María, pues Juan no lo come nada mal.

-Ummm, no preciosa. La verdad es que lo come de miedo..Agggggggg uf..Juan..Aggg me corrooo me corro en la boca de tu noviaaaaa

María estalló. Por primera vez en su vida otra mujer le provocaba un orgasmo. Luego Claudia volvió a besarla mientras Juan seguía comiéndole el coño. hasta hacerla correr también a ella. Se sentaron los tres. Juan Quedó en medio de las dos mujeres.

-Vaya sorpresa que me he llevado cuando entré en el salón y os vi.

-Juan, creo que tu novia me va a gustar mucho. Me parece que es tan zorrita como yo

Y empezaron un morreo y manoseo a tres bandas. Juan tenía dos manos, una de cada mujer, en su polla. Besaba a una mientras la otra le lamía los pezones. Luego a la otra. Era, lo que se dice, un hombre feliz.

Las dos mujeres fueron bajando hasta llegar a la polla. Entre las dos se la comieron. Con las manos en las cabezas de su madre y de Claudia Juan dirigía la mamada. María volvió a tragarse la polla entera. Claudia la miró con admiración.

-Joder Juan. Tu madre se puede tragar toda tu polla.

-Ummmm, si...que rico,

  • Te enseñaré Claudia. Ya verás que rico es sentir como se corre directamente en tu garganta - y siguió con la mamada.

Juan estaba demasiado excitado por la situación. Se iba a correr de un momento a otro.

-Agggg, chicas, chicas... me vais a hacer correr..ummmmm

-Espera - dijo Claudia - no te corras aún, mi amor. Quiero ver cómo le das por el culo a tu madre.

-Viciosa - dijo María, sonriendo - quieres ver cómo le dan por culo a tu suegra, verdad?

-Sí

Entonces María se puso de rodillas en el sofá, con el culo en pompa, lista para ser enculada. Antes de ser ensartada, Claudia le lamió un poco el ojete.

-Agggggg, Claudia...Sé, sí,, méteme la lengua en el culo...¡ Pero que zorra eres!

Con el culo bien ensalivado, Claudia cogió a Juan por la polla y lo puso a la entrada de aquel culo.

-Venga, mi amor. Métesela hasta el fondo

-A sus órdenes.

-AGGGGGGGGGGGGGGGGG  - gritó María cuando sintió como le metió su niño la polla en el culo hasta el fondo, de un sólo golpe.

Claudia miraba como Juan se follaba con fuerza a su madre por el culo. Se tocaba el coño, encharcado. Estaba tan excitada. Su amor se estaba follando a su madre. Le estaba dando por el culo. María gemía, meneaba el culo. Pedía que se la follara más fuerte.

Juan acercó la cabeza de Claudia al culo de su madre, le sacó la polla del culo a ésta y se la metió en la boca a su novia. Claudia chupó con gusto, pero al momento María protestó.

-Cabrón!!! Vuelve a meter la polla en mi culoooooo

Y a meterla volvió. Claudia dejó su boca al alcance de Juan. Él de vez en cuando volvía a metérsela en la boca. Le daba un par de empujones y de vuelta al culo de su madre.

María y Juan estaban a punto de correrse. Empezaron a gemir. La primera en estallar fue María, que arqueó la espalda al sentir el latigazo del su orgasmo atravesarle el cuerpo. Los espasmos del culo de su madre hicieron que Juan también alcanzara su orgasmo, pero en vez de llenarle a su madre los intestinos de semen caliente, sacó su polla y la metió, otra vez, en la boca de Claudia, que recibió en la boca la descarga caliente. Pero no tragó. Mantuvo en su boca el caliente líquido. Cuando la polla dejó de soltar tan rica lechita, Claudia fue hasta María y la besó. Las dos mujeres compartieron el semen de Juan. Se besaban, se chupaban. Juan las miraba, embelesado, con la polla dando saltitos y un hilillo de semen colgando.

Juan era un hombre feliz

CONTINUARA??????