Un mundo nuevo para mi
Club de intercambio, trio, orgia
Por aquel entonces yo tenía 18 añitos. Siempre había sido muy curiosa y el sexo me encantaba, tenía una imaginación increíble y muchas fantasías que quería cumplir.
Desde hacía poco estaba metida en una página web liberal, donde había parejas, chicos y chicas.
Un sábado se puso en contacto conmigo un chico de Bcn, tenia 33 años, alto, muy atractivo y con experiencia en el mundillo liberal y del porno también.
Me propuso ir a un club de intercambio con él y una amiga suya.
Me quedé en blanco por un momento, pues nunca había estado en uno, pero tenía muchas ganas de probarlo, así que me lancé y le dije que sí.
Habíamos quedado en la estación sobre las 11 de la noche, para ir a cenar algo y de club.
Me duché, con agua muy caliente, me depilé enterita, quedando muy suave, como a mi me gusta. Me preparé, esa noche iba a ir vestida como a mi me gusta, como una zorra.
Me puse unas medias de red, con agujero en el coñito y debajo un tanga negro minúsculo, un vestidito gris que apenas tapaba mi culazo y con escotazo, y unos tacones grises.
Me puse encima mi abrigo negro, me eché mi colonia preferida y antes de salir me pinté los labios de color rojo. Ya estaba lista para salir.
Iba un poco justa de tiempo, así que fui rápido a la estación de tren.
La gente por la calle me miraba mucho, eso me ponía muy cachonda, me hacia sentir muy puta.
Cuando llegué a la estación compré el ticket y subí rápido a coger el tren.
A los dos minutos llegó el tren y subí corriendo. Cuando alcé la mirada me quedé blanca, allí dentro había como 10 chicos, todos vestidos para salir de fiesta, deberían tener mi edad. Noté todas las miradas clavadas en mi, eso hizo que me mojara…
Busqué asiento entre toda aquella multitud, y encontré uno, justamente donde estaban los chicos.
Cogí el móvil, los auriculares y dejé el bolso arriba, me quité el abrigo entre todas aquellas miradas, pues estaba muy acalorada. Dejé al descubierto el mini vestido, notando como me miraban descaradamente.
Me senté al lado de uno, me puse la música y disfruté de ese momento. Notaba como el chico de al lado intentaba acercarse. Me incliné hacia el otro lado, dejando parte de mis muslos y mi culo al descubierto, me acariciaba y de vez en cuando le miraba de reojo, imaginando lo cachondo que debía estar viéndome así a su lado. Me encantaba esa situación, yo también me había puesto cachonda, pero no iba a pasar de allí, solo quería jugar un poquito.
Ya llegué a mi parada, así que me levanté, me coloqué bien el vestido, me puse el abrigo, cogí el bolso y bajé.
Al salir del tren me dirigí a la salida de la estación, muy nerviosa y excitada, donde me esperaba el chico.
Al verle me quedé boquiabierta, era muchísimo más guapo de lo que parecía en las fotos.
Me plantó un beso en la boca, me cogió de la cintura y nos fuimos al bar-restaurante.
Al llegar allí, me quito el abierto, desabrochándolo por detrás de mi, diciéndome al oído:
-A ver, enséñame lo sexy que vas nena.
Me miró de arriba abajo, me comió con la mirada y como él los demás chicos que estaban en el bar.
Nos sentamos y mientras esperábamos a su amiga nos tomamos una cerveza, contándonos cosas y experiencias.
Sobre las 12 llegó ella, una mujer negra, delgada, muy guapa. Nos dimos dos besos en la comisura de los labios y nos sentamos juntas, mientras él nos miraba con cara de satisfacción y excitación.
Durante la cena los chicos de la mesa de al lado no dejaban de mirar, algo normal, ya que nuestras conversas estaban algo subiditas.
Cuando acabamos de cenar, salimos a coger un taxi, para ir al club.
Al subir al taxi, C m e hizo poner en medio, A, la amiga estaba a mi izquiera, inmersa en sus pensamientos, mirando por la ventana.
C, empezó a besarme y a meterme mano, separó mis piernas y apartando mi tanguita , dijo:
-Vamos a ver como está este coñito, zorrita.
Yo ya estaba mojadita. Empezó a meterme los dedos suavemente, sin dejar de besarme.
Mientras yo veía como el taxista, que era un chico joven, miraba por el espejo retrovisor, y eso me excitaba muchísimo más, me encanta que me vean disfrutar.
C, incrementó el ritmo, haciendo que tuviera que reprimir mis gemidos, hasta llegar a un increíble y ahogado orgasmo.
El trayecto se me pasó volando. Ya estábamos en el Club. Bajamos del taxi los tres, C me cogió por la cintura y A se puso a mi otro lado, nos dirigimos dentro, yo estaba muy nerviosa y excitada a la vez.
Dejamos los abrigos y fuimos a la barra a tomar la primera copa.
Bajamos a la segunda planta, C me enseñó las instalaciones, yo flipaba, todo eso era un nuevo mundo para mi.
Había gente follando por todas partes, habían salas de camas, cine X, cuarto oscuro, jacuzzi y piscina climatizada, era un paraíso.
Bajamos a la ultima planta, donde estaban los vestuarios, las duchas y al final, la discoteca.
Entramos en la discoteca, a bailar un rato, C se fue a saludar agente conocida, mientras yo y A empezamos a bailar, a besarnos, a ponernos cachondas… zorreando allí en medio de la discoteca a los ojos de toda la gente que nos miraba y eso nos encantaba.
Al ratito vino C, con una pareja de amigos. Ella una morenaza de pechos operados y con un cuerpazo de infarto, él morenísimo y muy morboso. Ella me dio un morreo con muchas ganas y empezó a sobarme las tetas, diciéndole a su marido:
-¿Has visto esto? ¿ Que pechos tan bonitos tiene la niña!
Me miró fijamente y de golpe me sacó las tetas del sujetador, empezó a lamer uno de mis pezones mientras su marido me lamía el otro.
Yo busqué su coñito y ella el mio. Empezamos a masturbarnos mutuamente, allí, en medio de todo el mundo, gimiendo de placer.
Acabamos corriéndonos las dos, dejando el suelo completamente mojado y nuestros coñitos chorreando.
Nos despedimos los tres con un besazo y volví con C. A se había ido a zorrear por allí.
C se había puesto muy cachondo al ver ese espectáculo, me cogió, me empotró contra la pared, levantó una de mis piernas y metió los dedos en mi coñito aun chorreando.
Empezó a masturbarme con fuerza, me puse a gemir como una perra, me costaba tenerme en pie. No pude aguantar más, y me corrí en sus manos, esta vez fue muchísimo más intenso, ¡ufffff, el coñito me palpitaba como nunca! Caí rendida a sus brazos, dándole las gracias por ese orgasmo que me regaló.
Una vez recobré el aliento nos dirigimos a los vestuarios, donde nos desnudamos, yo me puse uno de los pareos que hay en las taquillas y me dejé los tacones.
Esperé sentada a C en el banquillo delante del baño, cuando llegó solo con una toalla.
Se puso delante de mi, abrió la toalla, dejó al descubierto su polla y me dijo:
-Chúpamela, como tu sabes, zorra.
Empecé a chupársela con muchísimas ganas, babeando, se puso durísimo y no paré hasta que me lo dijo. Me apartó, se volvió a tapar y me cogió de la mano.
Me dirigió a una de las salas de camas, me quitó el pareo y los tacones y me tumbó.
Por allí estaba A, también, que enseguida vino con nosotros.
C me abrió de piernas y empezó a comerme el coño, que lengua tenia… empecé a gemir como una perra.
Sin darme cuenta el hombre de la pareja de al lado empezó a sobarme las tetas y A que estaba observando se acercó, puso su coñito en mi boca, empecé a comérselo, parecía que le encantaba, por sus gemidos que se mezclaban con los mios.
Yo estaba cachondísima, apunto de correrme en la boca de C, pero antes de que yo llegara a correrme, A se corrió en mi boquita, pude saborear su deliciosa corrida.
A se apartó y entonces sin haberme podido correr, C paró y empezó a follarme.
Me puso a cuatro patas y A se puso debajo, mientras C me follaba A me lamía el clítoris. Estaba en otro mundo, apunto de correrme, a los dos minutos exploté, pegando un fuerte grito, los espasmos invadieron mi cuerpo, caí rendida en la cama, intentando respirar.
No me dejaron descansar ni cinco minutos, C quería más. Me tumbó, me cogió las piernas, las puso en uno de sus hombros y me dijo:
-Voy a follarte el culo zorrita, calla y disfrútalo.
Yo asentí con la cabeza y me dejé llevar, empezó a follarme el culo con cuidado, entraba como si nada, estaba tan cachonda y mojada…
Empezó a subir el ritmo, hasta follarme con fuerza el culo, me estaba reventando el culo y a mi me encantaba, lo estaba disfrutando como una autentica zorra, mientras la demás gente, al escuchar mis fuertes gemidos, se paraba a mirar.
C, paró de golpe, algo que no me gustó, quería que siguiera follandome el culo, pero así lo quiso él.
Fuimos a darnos una duchita rápida, estábamos empapados en sudor.
Luego me llevó al cuarto oscuro. La sensación allí dentro es un poco rara, nunca sabes quien te está tocando. Pero es increíblemente morboso.
C me puso de cara a la pared, sujetó mis brazos arriba, puse el culo en pompa, separé bien las piernas y así empezó a follarme con ansias.
Llevó mis brazos detrás de mi espalda, cogiéndolos con fuerza para que no me moviera. Empezó a follarme más duro, casi dolía de las embestidas que me daba, yo no podía parar de gemir y gritar y notaba mucha gente a mi alrededor.
De golpe, me tiró al suelo, me cogió del pelo, me escupió en la boca y puso su polla, me folló la boca y empezó a correrse en ella, sacó tanta leche que me caía por la barbilla, llegando a mis pechos. Estaba contenta de que por fin me hubiera dado su leche calentita.
Me limpié los pechos y la boca y salimos de allí.
Fuimos a buscar a A, nos vestimos todos y nos fuimos, que el tiempo allí dentro pasa volando y ya eran las 6 de la mañana.
A se fue en otra dirección, nos dimos un morreo para despedirnos y ella me dio un cachetazo en el culo, sonriendo.
C me acompañó hasta la estación. El tren no salía hasta las 8, y él se esperó allí conmigo, que estaba agotada, entre sus brazos.
Cuando ya era hora me despidió en las escaleras, me dio un abrazo y muchos besos y me dijo:
-Eres increíble pequeña, quiero más de ti, nos vemos pronto.