Un matrimonio muy especial (2)

Nuestro protagonista es sodomizado y lo disfruta.

Autor: Ricardo

Dirección: e_puig99@hotmail.com

Un matrimonio muy especial

( Sodomización )

Esta es la segunda parte de la increíble transformación de Ricardo en Barcelona, España, cuando conoció a un matrimonio bisexual. Cuando le di a conocer el relato le pareció que había captado bien sus sentimientos y que deseaba darlo a conocer. También me pidió poner su dirección e-mail.


Estaba de espalda en la cama, junto a su esposa y él encima mío, con sus piernas en mis hombros y mi polla en su culo. Estábamos los dos follando y mi polla entrando y saliendo del culo de David, que son su verga frente a mi cara se movía con energía para subir y bajar sobre el trozo de carne que se perdía en su interior para volver a aparecer, cada vez con más energía. No podía apartar la vista de su herramienta, completamente erecta, se agitaba sin control mientras su cuerpo subía y bajaba. Miré a Rosa y ella con una sonrisa me hizo un gesto de invitación. No fueron necesarias las palabras.

Tomé su verga, la acerqué a mi rostro y empecé a chupársela, al principio tímidamente pero muy pronto con una energía insospechada, mientras mi polla entraba y salía de su culo. Las sensaciones fueron tan intensas que muy pronto sentí que mi leche inundaba el culo de David y la suya mi boca.

¿Cómo era posible que hubiera masturbado a un hombre y ahora le hubiera chupado la verga? No podía creerlo, pero era cierto y, lo peor, lo había disfrutado.

"No puedo creer que lo haya hecho", les dije cuando nos calmamos.

Comprendiendo mis palabras, ambos me abrazaron. Había descubierto una parte mía desconocida. Afortunadamente lo había hecho con ellos, personas que me entendían y que podrían aconsejarme adecuadamente para aceptarlo. Sus palabras intentan darme tranquilidad: que esto era más común de lo que yo creía, que en todos nosotros hay una parte femenina y que la situación se había dado de tal manera que yo me había soltado por fin para descubrir mi verdadera personalidad, que finalmente había sido sincero conmigo mismo. Me hablaron durante mucho rato y sus palabras lograron aliviarme del peso de tan trascendental paso. Unas copas ayudaron a relajar el ambiente y la conversación terminó por derivar a temas más generales.

Después de un rato, mientras nuestra conversación se hacía algo monótona, me sorprendí mirando la verga de David que había recuperado sus dimensiones. El se percató de mis miradas, pero no dijo nada. En lugar de ello, se montó sobre su esposa que siempre estaba dispuesta para un buen polvo y empezó a bombearla con deleite, mientras esta me pedía que le pusiera mi herramienta en la boca. Y así lo hice. Y los tres tuvimos sexo nuevamente, en otra variante tan excitante como las anteriores. Mientras David metía y sacaba su verga del interior de Rosa, yo disfrutaba de su boca que me daba una exquisita mamada. Para poder mantener el equilibrio puse mis manos en los hombres de David, que seguía bombeando, pero que me miraba con intensidad.

Sin apartar sus ojos de los míos y sin dejar de bombear a su esposa, David se aferró a mí y me atrajo. Estaba como hipnotizado, con mi polla entrando y saliendo de la boca de Rosa, que no perdía detalle de lo que sucedía entre nosotros y David acercando su boca a la mía. Cerré mis ojos y me dejé llevar por mis instintos, entregándome al primero beso homosexual de mi vida. Y fue un beso increíble, en que nuestras lenguas luchaban por fundirse en el interior de la boca del otro. Abrazados nos entregamos a ese increíble beso mientras nuestras pollas eran devoradas por Rosa. Y nos llegó el orgasmo al unísono. A los tres.

Después que acabamos nos relajamos y nos dimos algunos minutos para descansar de tanta actividad, sirviéndonos unos sandwichs y un par de tragos, en amena charla.

" Mañana viene mi hermano " dijo de pronto Rosa, con todo lo que ello implicaba. Imaginé a su hermano follándola y follando a David y a este enculandolo. Algo en ello no terminaba de agradarme, pero no sabía aún qué.

David, demostrando una vez más lo mucho que me conocía, dijo: "¿No te gusta la idea de ver cómo se lo meto a mi cuñado?"

"No, no es eso, es que . . ." Alcancé a decir cuando callé, pero ya era tarde. Mi impetuosidad me había delatado.

Se miraron y sus miradas eran un reflejo de sus pensamientos. Habían comprendido muy bien lo que bullía en mi interior y ambos sabían como proceder. Y fue Rosa quien tomó la iniciativa.

"Ven" me dijo. Se sentó al borde de la cama, con los pies en el suelo y mirando a su esposo picarescamente, me pidió que le hiciera una mamada. Me puse frente a su vagina y metí mi lengua en ella, explorando su interior. Para ello debí agacharme y quedé en cuatro pies, aunque podía haber estado de rodillas, con las piernas flectadas, pero preferí esa posición quizás para provocar lo que quería que sucediera.

David se puso tras mío, que estaba en cuatro pies, dispuesto a lo que él quisiera hacer conmigo. Lo esperaba. Lo deseaba. Y seguía chupando la cuca de Rosa con más deseos, intuyendo lo que se aproximaba. Y esa espera me excitaba más aún.

Cuando su polla se apoyó en mi culo comprendí que no habría marcha atrás.

Se puso detrás de mí y una de sus manos se apoderó de mi verga, empezando a masturbarme lentamente, con suavidad, mientras su polla empezaba a pugnar por entrar en mi trasero. Yo me dejé hacer, deseoso de experimentar la penetración de David. Estaba como una perra en celo deseando ser cubierta por su macho.

Y su barra se abrió paso por mi culo, rompiendo todo a su paso e inundándome de carne. Su carne lujuriosa y viciosa que finalmente había logrado su propósito, sodomizarme.

Sin dejar de mover su mano por el tronco de mi verga, David metía y sacaba con fuerza su polla de mi culo, en tanto yo renovaba mis mamadas a la cuca de Rosa, la que se entregó feliz a un orgasmo más intenso que los anteriores. Y nosotros seguíamos en lo nuestro mientras ella terminaba de evacuar sus jugos seminales. Cuando mi verga empezó a botar su contenido en la mano de David, este sintió llegado su momento y me inundó de semen.

Quedé agotado, con mi boca metida entre las piernas de Rosa, en la que seguían goteando las últimas muestras de su orgasmo y David sobre mí, con su verga aún metida en mi culo y con mi polla en su mano.

Al cabo de un rato me levanté, me di vuelta y tomándolo con delicadeza de los hombros, deposité en sus labios un tierno beso en agradecimiento por la experiencia que me había brindado.

El se limitó a decir: "conociste tu lado femenino"

Y Rosa agregó: "Estás listo para mañana, para mi hermano"

Los tres reímos.