Un masaje en tequesquitengo (2)

Continúa el intercambio de parejas a raíz de un masaje.

Antes de que continúe, quiero agradecer los comentarios a la primera parte del relato, que en lo particular han sido muy satisfactorios y halagadores, sobre todo la molestia que se tomaron para escribirlo.

Como recordarán, Alberto y yo caímos rendidos después de un fenomenal orgasmo mutuo y bañados en sudor y cuando volví a mi realidad, miré hacia el jacuzzi donde se encontraba Juan dentro del agua y Julia parada sobre el escalón de la tina a cuatro patas recibiendo una riquísima cogida por detrás que le estaba dando mi marido. Era una escena que me pareció de lo más caliente que se pudieran imaginar pues Julia con cara de gozo y ahogando sus gemidos recibía los suaves y lentos embistes de la verga de Juan, en ratos se sobaba las tetas y pellizcaba sus pezones y en otros momentos con su mano hacia atrás forzaba a Juan a que acelerara sus movimientos; él por su parte no paraba de decirle que hacía tiempo que tenía ganas de metérsela, sobarla por todas partes y que todavía no creía que fuera verdad ese momento. Julia le dijo: "¡Papacito… que manera de mover tu verga tienes, por favor no pares!... y mientras Juan le sobaba la espalda y se sujetaba de los hombros de julia, comenzaron a moverse de una forma más acelerada hasta que al parecer los dos al igual que Alberto y yo, llegaros a venirse al mismo tiempo.

Pasaron varios minutos de silencio, cada pareja estaba respectivamente descansando en el lugar que habíamos quedado hasta que por fin Julia rompió en una carcajada y nos preguntó si apetecíamos algo de beber, por que ella estaba con la boca seca. Nos salimos de la recámara los cuatro desnudos para acomodarnos nuevamente en la sala (por supuesto que las parejas cambiadas), donde abrimos una botella de vino blanco que estaba bien fría y platicamos sobre lo sucedido. Estábamos muy conformes y a gusto con lo que habíamos hecho, entonces Julia al tomar su copa de vino por accidente golpeó su codo con el pecho de Juan y tiró la mitad del contenido de su copa sobre sus tetas y estómago, por lo que Juan sin pensarlos dos veces se agachó y comenzó a limpiarle las tetas con la lengua, formando círculos sobre su pezón izquierdo para después bajar hacia el abdomen y terminar en su puchita. Se separaron un poco y Julia se acomodó en el sillón para estar más cómoda y abrir las piernas y permitir que le dieran una lamida de campeonato. Juan le abrió aún más las piernas subiendo una de estas a su hombro y mientras le chupaba su rajita con las manos sobaba sus ricas tetas. Esto sirvió para que Alberto se prendiera nuevamente y tomando mi cara con sus manos me besó de una forma muy tierna, me chupó el cuello por mucho rato logrando que me diera escalofríos y se me pusiera la piel de gallina y al mismo tiempo comenzó a acariciar mi pecho, pellizcando y torciendo suavemente mis pezones, luego me abrazaba y acariciaba mi espalda logrando arrancarme un orgasmo sin habérmela metido siquiera.

Después de un rato de estarnos fajando riquísimo, se me ocurrió tratar de cumplir una de mis fantasías, que era de de ser penetrada por mis dos agujeritos al mismo tiempo, por lo que al oído se lo dije a Alberto quien me dijo adelante pues, pero solo te pido que a mi me dejes que te la meta por el chiquito; llamé a Juan quien estaba bastante entretenido con Julia y le pedí que se sentara con las nalgas al aire en el sillón, entonces me puse sobre Juan tomando su miembro con mi mano y lentamente lo fui guiando y metiéndomelo hasta el fondo, entonces le pedí a Alberto que se pusiera detrás de mí y me la fuera metiendo por el culo despacio. Alberto fue corriendo a la recámara por el frasco de aceite y regresó a la estancia donde me encontraba perfectamente ensartada por mi marido y Alberto se puso aceite en la mano y me empezó a acariciar el ano y tratando de llevar el ritmo de las metidas de Juan mi dijo que nos detuviéramos entonces se agarró su verga con la mano y la apuntó hacia mi chiquito. Cuando estuvo en la entrada suavemente fue empujando hasta que entró la cabeza, entonces les pedí a los dos que mientras uno la metía el otro la sacara y por lo que sentí, a ninguno de los dos les costó trabajo sincronizarse en el mete y saca. Juan me chupaba las tetas y Alberto me sobaba las nalgas; entra y sale uno después del otro. Tuve al menos tres orgasmos antes de que ellos terminaran y justo cuando sentí que Alberto me decía con esfuerzo que estaba por terminar, me apretó de los hombros de una manera fuerte y dijo me vengooo… Juan por otra parte aumentó su velocidad tardando varios minutos más en terminar, por lo que la sensación era igualmente increíble, ya que por el chiquito tenía la verga de Alberto todavía dura y que no se movía y por el frente a Juan que como una locomotora quería terminar a como diera lugar, hasta que logró terminar dentro mío. Descansamos unos momentos y Alberto fue el primero en retirarse, y después mi Juan y al parecer al mismo tiempo me chorreaba leche por los dos agujeros al mismo tiempo, por lo que inmediatamente Alberto fue por unos pañuelos deshechables para poderme limpiar y no manchar los muebles. Nos acomodamos los tres en el sillón a reposar la magnífica cogida.

Mientras tanto Julia no había perdido el tiempo solamente mirando, ya que ella se había quedado sentada en el piso con las piernas abiertas dándose dedo mientras disfrutaba de la función, por lo que igualmente ella había tenido aunque de manera solitaria uno o dos orgasmos más, por lo que le ofrecí que al día siguiente sería compensada por su paciencia.

Decidimos dar por terminada la jornada y nos dirigimos ahora sí cada quien con su correspondiente pareja a ducharnos y dormir para continuar a la mañana siguiente.

Antes de dormir y una vez ya acostada con Juan en la cama, le pregunté que cómo se había sentido y me confesó que al principio un poco desconcertado por habernos encontrado él y Julia a Alberto y a mí ya casi cogiendo, pero cuando Julia le pegó el culo y volteando le hizo el ademán de silencio para vernos, en ese momento se olvidó de nosotros y al ver la actitud de Julia, decidió seguir con el juego. Igualmente me comentó que cuando le empezó a sobar las tatas desde atrás y sentir el contoneo de su culo sobre su verga pensó que para que desaprovechar esa oportunidad y por último me dijo que era bueno que haya sucedido lo anterior por que si ambos teníamos el deseo de estar con otra persona para tener solamente sexo tendríamos la confianza de platicarlo y no de andarnos poniendo el cuerno mutuamente, que los dos teníamos el derechos de disfrutar sin engañarnos, por lo que muy contentos y relajados nos dormimos hasta muy tarde del día siguiente.

Una vez bañados nuevamente y ya vestidos con ropa ligera por causa del calor que hacía, salimos de la habitación a ver si nuestros anfitriones ya estaban en condiciones de desayunar, pero cuando entramos a la cocina no vimos a nadie, entonces Juan fue a la puerta del dormitorio principal que se encontraba cerrada y escuchó voces, por lo que tocó para preguntar si ya estaban levantados Alberto y Julia, y abriendo ésta última con un cariñoso beso en la boca le dio los buenos días, preguntó por mí y Juan dijo que yo estaba en la cocina, en eso se asomó Alberto saludó a Juan y dijo que en unos momentos estarían con nosotros y que por favor no hiciéramos nada por que nos invitaban a desayunar fuera de casa. Salieron a los pocos minutos y Alberto fue directo a donde yo me encontraba y con una sonrisa se me acercó, me tomó suavemente por la cintura y me dio un beso en los labios preguntando que cómo habíamos dormido, le contesté que de maravilla y entonces le tomé la mano poniéndomela nuevamente en mi cintura y le susurré al oído que me moría de hambre que por favor nos fuéramos a comer algo. Salimos Alberto y yo de la mano y Juan con Julia tomados de la cadera, era una escena chistosa por que otra vez las parejas cambiadas y sobre todo por que parecíamos novios en plenitud del enamoramiento, en ese momento no nos importaba nada que no fuera compartir con la pareja ajena.

Abordamos nuestro auto enfilando a un restaurante cercano donde hicimos el desayuno y comida ya que en realidad era pasado del medio día, por lo que devoramos los alimentos prácticamente sin decir palabra hasta que por fin terminamos de almorzar. Ordenamos vino para brindar por lo sucedido y poco tratamos el tema simplemente acordamos que en el momento en que cualquiera de los cuatro decidiera dar por terminada la situación de intercambio todo volvería a la normalidad sin protesta de los demás, que podríamos hacer lo que quisiéramos siempre y cuando se contara con la aprobación de todos. Una vez aceptado lo anterior, a eso de las tres de la tarde regresamos a la casa para nadar y asolearnos un poco, motivo por el cual una vez en la recámara donde se encontraban nuestras maletas, me dispuse a estrenar el bikini que me compré el día anterior. Creo que me quedaba muy bien, sobre todo por que la parte de arriba eran dos triangulitos que apenas me cubrían los pezones y la tela tan delgada denotaba perfectamente el contorno y forma de estos que para ese momento ya se encontraban duritos. Por lo que se refiere a la parte de abajo, igualmente era pequeña solo que con el inconveniente de que como era tan delgado se me salían los vellos por los costados por lo que le pedí a Juan que si me ayudaba a recortarme la línea del bikini contestándome queso, pero que no tenía ningún tipo de bálsamo para evitar la irritación, entonces salí del cuarto con el bikini puesto y llamé a Julia desde la puerta de su habitación para preguntarle si ellos tenían crema o algo parecido. El que se asomó fue Alberto y con cara de sorprendido mirándome de arriba abajo exclamó que me veía muy buena entonces le volví a preguntar por lo implementos y me contestó que sí tenía pero me preguntó que cómo me arreglaría el pubis y le contesté que Juan lo haría y me contestó que por favor lo dejara hacérmelo, ya que él era el que le arreglaba su colita a Julia, entonces acepté. Le grité a Juan que ya no se molestara y me introduje a la habitación de Alberto.

Me pidió que me despojara de la parte de abajo del bikini y que me acostara en su cama que en un momento regresaría con los implementos necesarios. Para ese momento yo ya estaba un poco excitada cuando de pronto sale Julia del cuarto de baño igualmente con un bikini minúsculo y cuando me vió acostada sin la parte baja del bikini y con las piernas abiertas y en tono de risa me dijo: ¡Oye mamacita, espérate a que salgamos todos!..., le contesté que no se molestara y le expliqué el por qué me encontraba en esa situación contestándome ella que si quería podía asistir a Alberto en el arreglo de los vellos, pues en algunas ocasiones había ayudado a sus amigas a arreglárselos, le contesté que por mí no había problema, entonces llegó Alberto con una bandeja de agua caliente, toalla, jabón, tijeras, rastrillo y bálsamo, diciendo ¡listo! Comencemos. Se hincó en la orilla de la cama y con la toalla humedecida en el agua caliente me empezó a lavar la zona del pubis, luego con la tijeras me recortó lo largo de los vellos y sen dejar de masajear mi rajita me untó crema de afeitar dejando reposar por un rato mientras Julia se prestaba al acomodo de los enceres y posteriormente con el rastrillo delineaba un pequeño triángulo por encima de la rajita. Para ese entonces con el simple hecho de ser tocada en mi vagina, comencé a lubricar y a excitarme por lo que Alberto se dio cuenta y entre que me arreglaba y limpiaba, aprovechó de estimular mi clítoris con el pretexto de hacer mejor su trabajo. Julia por su parte cuando me vió un poco alterada, se acercó y me acarició el pelo y en tono maternal dijo que no me preocupara que Alberto era experto en esos trabajos, yo contesté que no estaba preocupada sino que más bien estaba caliente, que me estaba gustando mucho lo que me hacían, entonces Julia aprovechó para rozar uno de mis pezones con la yema de sus dedo haciendo círculos alrededor de este sobre la tela del bikini. No opuse resistencia pues con lo caliente que estaba, al contrario agradecí la caricia de Julia y me limité simplemente a cerrar los ojos y a disfrutar. Por un lado Alberto que ya había terminado de afeitarme se dispuso a esparcir el bálsamo y a acariciar desde el clítoris hasta el culo, con movimientos muy suaves y cariñosos, a veces me metía un dedo en la vagina, para después recorrer toda la raja hasta llegar al chiquito donde me daba masaje en círculos y me introducía una falange de su dedo. Julia por su parte, hizo a un lado la tela del traje de baño y me apretaba y retorcía mi pezón para después acariciarlo con la punta de su lengua y con su otra mano igualmente sobaba mi otra chicha; lo único que yo pude hacer en ese momento fue que con el brazo rodeé la cabeza de Julia oprimiéndola a mi pecho y con la otra comencé a recorrer su espalda de arriba abajo, pasando por sus nalgas y con cierta dificultad tratando de agarrar sus tetas.

Me separé de ellos y les pedí que nos acomodáramos mejor en la cama, para así poder disfrutar todos, entonces ayudé a Julia a quitarse su bikini y por primera vez en mi vida besaría unas tetas. Déjenme decirles que me costó un poco de trabajo en un principio pero inmediatamente le tomé el gusto y mientras yo hacía esto, Alberto se colocó entre mis piernas y tomando su miembro con la mano comenzó a recorrerlo por toda mi rajita desde arriba hasta la entrada de mi culo sin meterlo y así estuvo por mucho rato hasta que me arrancó un orgasmo que ahogué mientras chupaba las tetas de Julia. En esos momentos entró a la habitación mi querido Juan quien al vernos a los tres en plena acción se quitó su traje de baño y se unió a la fiesta. Comenzó colocándose detrás de Julia y le besó la espalda hasta llegar a las nalgas, se las sobaba como si fuera masa para hacer pan, Julia por su parte separó una de sus manos de mi cuerpo y comenzó a estimular el miembro de Juan haciendo una deliciosa chaqueta. Luego se separó de mí para mamarle alberga a Juan y con una mano acariciaba mi vientre hasta que me metió un dedo en mi rajita. Así estuvimos bastante rato hasta que pidió que ahora ella quería ser ensartada por sus dos agujeritos, entonces pidió que Alberto se recostara boca arriba y ella lo montaría para después Juan se la metiera por atrás; entre bromas y risas pudimos acomodarnos para el sándwich de Julia y mientras tanto yo me encargué de traer el aceite para untárselo a Juan en su Verga y así ponerle también en la entrada del chiquito de Julia, a quien aproveché de dar una estimulación antes de la ensartada. Una vez ya montada Julia sobre Alberto, Juan se colocó en posición y yo me presté a guiar su miembro hacia el culito de Julia, quien a su vez pidió que se lo metiera despacio. Cuando la cabeza de Juan entró, Julia emitió un grito que al principio no sé si fue de placer o de dolor pero pidió que continuara metiéndolo despacio hasta que ya no pudiera más. Esperaron unos momentos y entonces las dos vergas como si fueran pistones de un motor lentamente entraban y salían de sus agujeros, lentamente el vaivén de las embestidas produjeron en Julia que comenzara a sudar y a pedir mayor velocidad. Aquello parecía una sinfonía de sexo, perfectamente sincronizada, los dos sementales únicamente gemían y Julia hasta unas lágrimas derramó y luego supe que habían sido de placer, ya que en esos momentos según sus palabras le habían propinado los mejores orgasmos de su vida.

Por fin terminaron de vaciarse los tres, y con cara de agradecimiento Julia me dio un beso en los labios diciendo que había sido su mejor experiencia sexual de toda la vida. Yo por mi parte, me retiré a la cocina para preparar unas bebidas y paseándome feliz por toda la casa luciendo mi colita bien afeitada y delineada me sentía como en una pasarela.

Una vez que descansábamos en la recámara y bebiendo unas cubas, sonó el teléfono y Alberto después de colgar nos informó que por problemas familiares se tenían que retirar Julia y él, pero que si nosotros lo deseábamos podíamos quedarnos hasta que quisiéramos, pero inmediatamente igual que ellos nos dispusimos a partir y ofrecernos para cualquier cosa que necesitaran. Antes de despedirnos acordamos que a la brevedad nos reuniríamos para repetir lo que habíamos hecho, dándonos en señal de despedida un fuerte y cariñoso abrazo y no menos besos que los de antes.

Agradezco nuevamente todos sus comentarios y en espera que esta segunda parte haya sido de su agrado, me despido de ustedes.