Un masaje de tres
- "Pues tardaré un poco todavía...eeeh...estoy terminando de hacer unas cosas" Me sorprendí mientras miraba el impresionante bulto que mostraba Juan a través de su pantalón delante de mi. Está claro que en la posición inicial del masaje le había dejado ver más de la cuenta de mi cuerpo y eso le habí
Era 21 de Junio, el cumpleaños de mi marido. Me acababa de hacer la depilación completa así que esa noche le iba a dar una buena sorpresa. Hacía calor y me metí en el coche buscando la tregua que sólo me podría dar el aire acondicionado. Tenía que ir a buscar a los peques a casa de mis padres y terminar de preparar unas cosas, pero sonó el móvil.
"Buenas Silvia, soy Juan"
"Hola Juan, ¿qué pasa?" Juan es el padre de un compañero del colegio de mi hija.
"Bueno...no pasa nada. Veo que no te acuerdas. Teníamos cita para dentro de 2 horas, pero quería decirte que tengo hueco ahora en 20 minutos, por si quieres adelantarlo un poco"
"Uf! Me había olvidado por completo. Pero ahora mismo me paso, porque la verdad que me está doliendo bastante"
Tengo un problema en el brazo que ya le comenté hace tiempo y estos días tengo una molestia bastante impertinente en la mano. Juan es fisioterapeuta y tiene una clínica en su casa. No tardé mucho en llegar.
"Buenos días y disculpa, sino me llegas a llamar te hubiera dejado colgado seguro" Le dije medio avergonzada
"Buenos días, no te preocupes" me contesto mientras nos saludábamos con dos besos. "Hoy ya me han fallado dos personas y tengo este hueco libre, así que te llamé para ir adelantando"
La relación que teníamos era simplemente cordial. Poco más que vernos en el colegio y charlar 5 minutos o en uno de esos cumpleaños que se celebran a lo largo del año para los niños. En uno de ellos me enteré de que era fisio y le comenté los dolores que tenía entre la muñeca y el codo, así que quedamos en vernos para que le echara un vistazo.
Pasamos a la habitación que hacía las veces de consulta.
"Bien, vamos a echar un vistazo" Me cogió la mano. "Bueno, tienes los tendones bastante inflamados por esta parte Silvia. Vamos a ver si podemos destensar toda esta zona del brazo y yo creo que en una par de sesiones lo tendremos listo. Me temo que tienes que quitarte el vestido"
"Mmmh, ¿cómo dices?" Le contesté sorprendida.
"Si mujer, sino no podré hacerlo" dijo sonriendo.
La verdad que al no acordarme de la cita me había puesto un vestido con media manga bastante ajustada que era difícil de remangar e iba a hacer imposible que pudiera darme el masaje en el brazo.
"¿Y ahora qué?"
"Puedes cambiarte ahí detrás y cubrirte con una toalla, pero con el calor que hace no se yo si estarás muy cómoda" Me indicó
Desde ese preciso momento pensé que no iba a estar cómoda de ninguna de las maneras, y aunque no me entusiasmaba mucho la idea me desvestí donde me había indicado y volví a la la silla.
- "Lo siento, tengo el aire acondicionado estropeado. Ha venido Carlos a ver si me lo mira"
Carlos era también el padre de una amiga de mi hija con el que Juan siempre había hecho buenas migas.
- "Bueno, pues vamos a ver cómo está ese brazo" Dijo mientras de un dispensador se echaba un producto transparente en sus grandes manos y actuando con total naturalidad.
Comenzó a extender un ungüento frío que, al poco tiempo de sentirlo sobre mi piel, me había calmado bastante. Se situó detrás y me cogió de la muñeca poniendo mi brazo en distintas posiciones y aplicando un masaje desde el hombro hasta la punta de los dedos. Había cerrado los ojos y me había relajado completamente hasta que el súbito sonido de mi móvil me devolvió a la realidad. Extendí la mano y lo recogí de encima de la mesa mientras Juan se situaba delante de mi y seguía moviendo mi brazo mientras lo masajeaba.
"Dime José" Era mi marido
"Pues tardaré un poco todavía...eeeh...estoy terminando de hacer unas cosas" Me sorprendí mientras miraba el impresionante bulto que mostraba Juan a través de su pantalón delante de mi. Está claro que en la posición inicial del masaje le había dejado ver más de la cuenta de mi cuerpo y eso le había excitado bastante. "Cuando termine voy" dije con la voz ya temblorosa mientras las yemas de los dedos de Juan bajaban por mi espalda hacia el cierre de mi sujetador.
Sin saber muy bien el por que, mis ojos no podían dejar de mirar el generoso tamaño del pene semi erecto que tenía delante. Sólo separado de mi cara por la tela blanca del pantalón
"¿Te gusta lo que ves? Porque yo lo que veo mira cómo me pone" Su voy me hizo alzar la mirada
"No, Juan, esto no está bien" dije dubitativamente al levantarme de la silla. El sujetador cayó al suelo a mis pies, lo que me hizo reclinar hacia él para taparme
"No veas lo buena que estás" dijo sonriendo mientras me sujetaba firmemente por los cachetes de mi culo.
"Mmmh, no Juan, por favor, esto no está..." No pude acabar la frase. Me hubiera gustado irme de allí, pero algo me retenía. Quizás sentir sobre mi vientre endurecerse más y más su polla. Me estaba poniendo a mil. No me había dado cuenta tampoco que había dejado de sujetarme y me mantenía en la misma posición sintiendo su calor mientras su manos habían pasado de mi culo a mis pechos y con su lengua recorría mi cuello.
Me senté de nuevo en la silla. Con sus manos desabrochó la cuerda de su pantalón y éste cayó sobre sus pies, dejando su polla desnuda frente a mi. No dudé en abarcarla con las manos. En acercar mis labios a su lubricado glande mientras él enredaba sus dedos en mi pelo. Estaba fuera de mi. Nunca había fantaseado con él, pero de golpe toda la fantasía que puede tener una mujer se transformó en esa polla caliente entrando en mi boca. Jugueteaba con mi lengua sobre ella, mientras la recorría hacia los testículos "¿Cuánto debe medir?" Pensé. La verdad que tenía un tamaño un pelín más grande a la palma de mi mano. Y comencé a masturbarle lentamente. Seguía excitándome más al sentir cómo se agitaba su respiración con mis caricias.
"Mmh, uuuuuf...Pasa Carlos. Mira qué regalazo" Dijo Juan llevando mi cabeza contra su polla y empujándola dentro de mi boca evitando que me girase.
"Joder cómo te lo montas tío. ¡No te ha costado convencerla nada!" Sentí las manos de Carlos recorriendo mi espalda buscando mis pechos. "Dios santo! Menudas tetazas tienes" .
La verdad que siempre ha sido la parte de mi cuerpo que más ha destacado junto con mi culo. Me considero una mujer normal. Tengo el pelo moreno, bastante rizado y ahora con el calor llevo el media melena que apenas me llega a los hombros. Tengo casi 37 años y después de 2 embarazos estoy un poco rellenita, del último de los gemelos ha pasado ya un año y todavía no he perdido todo lo que me gustaría, aunque para ser sinceros, tampoco es que me sobre demasiado. Los pechos, algo caídos, están coronados por pezones que mi marido siempre ha asemejado a dos galletas María.
Carlos era completamente diferente a Juan. Juan no es que fuera atractivo, pero se notaba que se cuidaba bien. Por lo que contaba le gustaba bastante ir a correr y escaparse con la bici de vez en cuando. Físicamente sólo un poco más alto que yo, mediría sobre 1.75. Manos grandes y brazos fuertes. Pero Carlos era un hombre muy descuidado. Con barba desarreglada de bastantes días y siempre iba en pantalón corto y camiseta deportiva. Algo más alto que Juan y con un cuerpo bastante menos atlético.
La presión de las manos de Juan sobre mi cabeza cesó y pude volver a la realidad desde una postura bastante incómoda. Uno de los dos me invitó a levantar de la silla quedando delante de ambos. Juan ya permanecía desnudo completamente frente a mi. A su lado Carlos buscaba con desespero mi boca, mientras sus dos manos me estrujaban los pechos. Su lengua lamía mis labios hasta que con la presión los entreabrí y nuestras lenguas se tocaron. Notaba cómo se endurecían mis pezones debajo de sus dedos.
- "Para hombre" Le dijo Juan tras dar una risotada "La vas a asfixiar".
El ímpetu de Carlos casi hizo que perdiera el equilibrio y había hecho que mi respiración se acelerase. El olor de su cuerpo era embriagador. Ese olor, entre otras muchas cosas, era algo que no había soportado nunca y me estaba comportando como una perra en celo. Una de mis manos buscó continuar masturbando la babeada polla de Juan, mientras que Carlos ya le había buscado acomodo a la otra y la había introducido por debajo de su pantalón. Aparentaba también un tamaño generoso y era algo más gruesa que la de mi otro acompañante. El pantalón no permitía palparla en toda su majestuosidad.
- "Vamos anda. Tira para la habitación" Dijo Juan mientras tiraba de mi mano.
Carlos se quitó la camiseta dejando ver su pecho y su vientre peludo y salió delante de nosotros, mientras Juan me dirigía por la cintura rozando su glande sobre la parte baja de mi espalda. Antes de entrar me volteó y me besó apasionadamente.
Ya en la habitación había una cama grande. Allí nos esperaba ya desnudo Carlos, agarrándose la polla con las dos manos masturbándose ansioso.
Me senté sobre la cama y me recosté. Carlos se arrodilló frente a mi cara dejando sus huevos a la altura de mi nariz. Mientras Juan estaba quitándome las braguitas que supuse empapadas por mis flujos.
- "Mmmh...uuuf" Di un sonoro gemido al sentir la lengua recorriendo mi húmeda raja.
Carlos había terminado de acomodarse y dejó su polla accesible a mi boca mientras manoseaba mis pechos. Abrí la boca y con mi lengua comencé a lamer mientras mi cuerpo se sacudía con las penetraciones que me realizaban los dedos de Juan y las caricias que me proporcionaba con su lengua. La respiración de Carlos era cada vez más sonora y yo estaba al borde del orgasmo cuando Juan se detuvo.
- "No pares ahora por favor" Alcancé a decir jadeante mientras Carlos también se movía de mi lado.
Pero se cambiaron los papeles. Nos acomodamos más en el centro de la cama. Carlos se puso entre mis piernas y Juan se recostó a mi lado. Sentí el peso del cuerpo de Carlos en el mío mientras su polla comenzaba a penetrarme entera. Su boca llenó de nuevo de saliva mis pezones que se endurecieron rápidamente. Cada embestida insertaba un centímetro más de su miembro en mi. Comencé a gemir descontrolada. Una de mis manos pajeaba al polla de Juan al ritmo que marcaban el placer de las penetraciones de Carlos.
"Uuuuf, no puedo aguantar más, voy a correrme" Dijo Carlos con la voz entrecortada mientras su lengua me lamía toda la boca. Apenas me dejaba respirar.
"Mmmmh...Aaaaaah" Se entrelazaban nuestros gemidos. Sentí el primer chorro de semen caliente llenándome entera y se vino también mi orgasmo. "Mmmmmh" mi cuerpo se estremecía con cada descarga y mi orgasmo era salvaje, como nunca. Sentía su leche salir de mi y esparcirse con sus movimientos. Y ahí estaba Juan contemplando la escena. Con mi mano inmóvil sujetando su miembro. Era su turno.
Me incorporé y me puse encima de él. El semen escurría sobre el interior de mis muslos. Hundí su polla en mi y me recosté rozando mis pechos contra los suyos. Lentamente. Relamiendo sus
labios con mi lengua. Era pura lascivia La sentí entera dentro de mi. Cuando la sacaba de mi coño su lengua lamía alternativamente mis pezones. Cuando entraba no podía evitar morderme mis labios fruto del placer. Apoye mis manos sobre su pecho y elevé mi cuerpo. Mis pechos se movían al compás de mis movimientos cuando volvió a entrar Carlos en escena.
"Coño tio ¿ya estás listo de nuevo?" Le dijo Juan riendo "¿Si no han pasado ni 5 minutos!"
"Estas ocasiones no hay que desaprovecharlas, hermano" Le dijo Carlos mientras se acercaba masturbándose de nuevo con las dos manos.
Se puso a mi lado y me obligó a agacharme ligeramente para poder chuparle la polla, a la que todavía le quedaba un poco para recuperar la total erección. Pese a lo que digan de las mujeres, no podía centrarme en dos cosas a la vez, así que Juan comenzó a hacer los movimientos de penetración. Mis pechos se bamboleaban sobre su boca. Mi lengua se llenaba con el sabor a semen de Carlos. Desde esa posición podía abrirme las nalgas haciendo que el placer de las embestidas de Juan cobraran otra dimensión.
- "Mmmmmh oooooh"
De pronto apareció otro elemento en la acción. Los dedos de Carlos habían alcanzado mi ano. No tenía por costumbre realizar sexo anal, pero no me dio tiempo a decir nada más cuando los sentí abriéndose paso dentro de mi. Deje poco a poco de chuparle la polla y me dejé caer sobre Juan que seguía insistiendo con sus movimientos. Un poco más torpes por mi peso sobre él.
Carlos se colocó entre mis piernas. Ya no eran sus dedos los que querían penetrarme por detrás. Lo deseé. Clavé las manos en el colchón y arqueé mi cuerpo levantando levemente la espalda. Enseguida me sentí incómoda por el dolor del brazo, pero Carlos empujó. Miré a Juan que se había detenido y me recosté de nuevo sobre él. La polla de Carlos fue penetrándome muy lentamente. Salía y entraba de mi muy despacio, haciéndome sentir a la vez las dos dentro de mi cuerpo. Juan jugaba con su lengua sobre mi oreja. Mi respiración comenzó a acelerarse de nuevo.
- "Tienes que probar esto Juan. Este culo es fantástico"
Esas palabras volvieron a excitarme sobre manera y me incorporé
levemente para mirarle a los ojos. "Pruébalo Juan" pensé. Mis propios
gemidos no me dejaban hablar. Y me vino de nuevo un sonoro orgasmo que me dejó casi sin fuerzas. ¿Qué me estaba pasando? Por regla general con mi marido siempre necesitaba auto estimular mi clítoris para correrme y ya iba por el segundo.
"Uuf" Carlos aceleraba sus movimientos mientras separaba con sus manos mis nalgas "Mmmmh, me voy a correr en tu boca" dijo mientras se separaba de mi. Como un autómata me incorporé yo también sacando la polla de Juan de mi vagina. Carlos me agarró de la cabeza y puso su glande entre mis labios. No me dió tiempo a abrir la boca cuando Juan dijo echando un cojín sobre la cama:
"Déjame entonces probar ese culo antes de correrte cabrón"
Me tumbé sobre la cama y puse mi cadera sobre la almohada. Juan estaba muy excitado y era el único de los 3 que todavía no había terminado ninguna vez. Se arrodilló frente a mi y guió con su mano su miembro hacia el agujero de mi culo. Me tenía totalmente entregada a él. Un empujoncito y entró muy fácil. Cerré los ojos y arqueé de nuevo mi cuerpo. Al abrirlos allí tenía de nuevo la polla de Carlos. Así que empecé a masturbarle con mis labios.
- "Aaaaaaaaaaamh mmmmmh no pareeees" acertaba a decirme entre gemidos. Mientras sobaba rudamente mis pezones. Juan también había acelerado su ritmo mientras con sus dedos me penetraba también la vagina. Terminó por correrse dentro de mi culo mientras que mis manos le obligaban a continuar penetrándome con sus dedos.
- "Mmmh no voy a parar aaaahm mmmmh" dije mientras recibía de nuevo su semen caliente en mis labios. Comencé a succionarlo tan fuerte que pensé le tendría que doler, pero sus gemidos indicaban lo contrario y las descargas de semen chocaban en el interior de mi boca. Tuve mi tercer orgasmo. Estaba rendida.
Me recosté sobre la cama. Carlos se acercó y besó mis labios empapados por su semen. Cerré los ojos mientras Juan se recostaba a mi lado. Ambos se despidieron quedando para nuestra nueva sesión de masaje. Una suave brisa caliente entró por la ventana.
- "No hagas esperar a tu marido. Dúchate si quieres" Me susurró Juan. Tenía razón, debía marcharme. ¿Para cuándo la siguiente?
NOTA: ¡Buenas! Llevaba mucho tiempo sin escribir en TodoRelatos. Casi 12 años. He ojeado la página y últimamente hay bastantes comentarios sobre la forma de escribir o las faltas de ortografía. Alguna habrá, no lo dudo, pero no escribo para hacer un examen. No me dedico a nada relacionado con magisterio, ni cosas por el estilo. Sólo quiero excitarme con lo que escribo y si consigo excitaros a los que lo leen mucho mejor. Un besito a todos, y si hay alguien todavía de mi anterior etapa espero me recuerde =)