Un mal día en verso
La mala suerte no existe, pero joder qué bien lo disimula.
Hoy ha sido, señores,
Si me permiten que recuerde
Un aciago martes trece
Que yo nunca olvidaré
Yo que jamás he sido
Un gañán supersticioso
Aquí me tienen asido
Al resto de un conejo cojo
Y a un trébol de cuatro hojas
Con herradura en la boca.
Ahora les voy a contar
Cómo empezó mi calvario
Que me tiene en el armario
Escondido y apretado
Rezando las cuentas del rosario
Por culpa del calendario
Que me puso enfrente
Un maldito martes trece.
A las once en la cama
Esta maldita mañana
El sol me encontró
Pues no había sonado
El jodido despertador
Y vete tú a saber por qué
Hice yo así el canelo
Pues en mi santa inconsciencia
Planté el pie zurdo primero
Con el gafe que se trae
Levantarse con el pie izquierdo.
Me visto a toda prisa
Maldiciendo al reloj
Por no haberme despertado
Y me salgo al salón.
Y sin desayunar
Salgo pronto al rellano
Pero hete aquí que me entran
Unas ganas de mear,
Que casi no puedo aguantar.
Y otra vez para dentro de casa
Y llego apurado al inodoro
Y sin guardar nada de decoro
Me saco alegre la minga
Y me pongo a orinar
Y tan pronto terminar
Me subo la bragueta
Con tan mala fortuna
Que me pillo el quinto miembro
Con la puta cremallera
Y mi grito rompe el cielo
Con somero dolor de huevo
Y la bragueta se encalla
Y ni palante ni patrás
Y buscando unas tijeras
Para cortar la cremallera
Entro andando en la cocina
(fíjate, que ironía)
pues resbalo con la sal
y caigo como saco de patatas
no sin antes golpearme
con la pila en la cara
yo me palpé la frente
que sangraba lentamente
pero con tanta abundancia
que llamé a una ambulancia
para irme al hospital
y llegan enseguida
y me sacan en camilla
con la polla aún dolorida
y enganchada al pantalón
me llevan rápido a urgencias
y después de hora y media
por fin liberan mi polla
con unas tijeras podadoras
y a mí me ven rezando
para que ese enfermero
no tuviera dotes de torero
y acabara cortando el rabo
con lo mucho que lo quiero.
Salgo del centro hospitalario
Creyendo acabado ya el calvario
Pero al cambiar de acera
Me atropella un Nissan Almera
Y me deja allí tirado
Y otra vez que me regresan
a la puerta del hospital
y otra vez que me operan
para arreglarme el costillar
pero como no tienen camas
(maldita Seguridad Social)
me mandan a mi casa
sin darme nada para calmar
el dolor que me acompaña
y salgo otra vez
y cruzo a la acera de enfrente
(pero esta vez mirando
a uno y a otro lado)
y viendo que no pasaba
ningún coche acelerado
cruzo corriendo la calzada
y al llegar a la otra acera
grito al cielo "¡Salvada!
Uy perdón, quise decir ¡Salvado!"
Y entro por la puerta
(que es por donde se suele entrar)
y veo una tía buena
sentada en la barra del bar
y me acerco y le sonrío
y devuelve la sonrisa
sin saber cómo me la ligo
y nos vamos juntos a mi casita.
Entonces entramos en mi piso
Y yo rezo a san Dios bendito
Para que no tenga pito
Por que con la suerte que me llevo
Igual gasta hasta remo
De esos que dan miedo
Y no se pueden ver enteros
Y hay que verlos por partes
De lo largos que son
Y habrá muchos que comparten
Mi mismísima opinión
Pero la llevo a la cama
Y la tumbo sobre las sábanas
Y mientras nos desnudamos
Rezo agradecido a Santa Clementina
A Dios gracias, tiene vagina.
Pero hoy no era mi día
Y pasó lo que temía
"¿Qué pasa? ¡Carajo!"
"Que no se me levanta"
y los huevos se acobardan
al final de la garganta.
"Tranquila, señora,
usted mantenga la calma
por que cuando el bicho mengua
siempre tiro de la lengua"
Y a sus piernas que me lanzo
A lamer como un descosido
Pues eran casi las cuatro
Y todavía no había comido.
Ella que me empieza a gemir
Y llega pronto al orgasmo
Con tanta mala pata
Que en medio de su espasmo
Cierra las piernas en mi cara
Y me hace cerrar la boca
Y muérdome la lengua
Como si fuera mazorca.
Otra vez sangrando
que me vuelvo al hospital
y la puta recepcionista
ya me da un vale descuento
para la próxima visita.
"Con la escayola regalamos
una buena vasectomía"
yo que le digo de todo
pero no se entiende nada
por que además de sangrando
tengo la lengua hinchada
y cuando al fin me arreglan
por otra enésima vez
me devuelven a mi casa
entro sin decir ya nada
al portero que me habla
y se me queda mirando
extrañado y curioso a la vez
Así es como me he subido
y en el armario me he metido
pues con la mala suerte que gasto
y para acabar este mal día
seguro se me cae el techo encima
y eso es lo que ha pasado
pero el día no ha terminado
tocan a la puerta del armario
y saco un poco la cabeza
y me encuentro a Don Romualdo
el portero al que no he hablado
"Me tenía preocupado,
¿Qué hace metido en el armario?
Anda, salga, don Vicente"
Yo que le hago caso
Y me salgo del armario
Me encuentro a don Romualdo
Y me parece imponente
"¡AY! No vea don Romualdo
que lo encuentro a usted potente"
"¿Qué dice? ¿Qué le ha pasado?"
"Que he salido del armario
con un aire diferente"
Y el día así se acaba
Yo con el portero en la cama
Gritando "Anda, vete, martes trece,
Y mejor si ya ni vuelves"
Que yo tengo suficiente
Con una tarde de pasión
Con este hombre tan potente
Que me ha dejado el deferente
Como la bandera de Japón.