Un madurito interesante
Me excitan los hombre mayores que yo, es algo incontrolable, sus cuerpos, su voz, las ganas que le ponen cuando estas con una jovencita viciosa como yo...
Allí me encontraba, sentada en la barra del bar, sola. Bebía wiskhy con cola, fumaba y observaba el panorama. Había un continuo ir y venir de gente, jóvenes, mayores, parejas... Todos charlaban agradablemente, la música y el ambiente así lo permitían. El camarero muy amable trato de darme conversación, supongo que una jovencita atractiva y sola como yo se prestaba a ello, sin embargo yo ya había visto mi objetivo, un guapo madurito de unos 35 años, alto, moreno, ojos oscuros, una sonrisa envolvente y un culo impresionante. El estaba rodeado de mujeres, todas ellas de su misma edad y bastante bien conservadas, por las risas y las caras de ellas se adivinaba que deseaban ser folladas por el, pero esa noche no seria así, el madurito interesante seria mío.
Cogí mi copa y acercando lentamente a ellos, pase rozándole la espalda:
-Disculpa, no te vi. Le dije.
-Descuida. Me contesto el.
Al decir esto se giro para ver quien era y me vio, le puse una de mis mejores sonrisas y seguí caminando hasta sentarme en una mesa cerca de ellos, me situé justo de frente a el, quería que observara lo que se iba a llevar esa noche a la boca. Disimuladamente me miraba, yo haciendo que no me enteraba de nada seguí bebiendo, acariciando mis piernas bajo la falda, humedeciendo mis labios. Algún cruce mi miradas, no más.
Me excitan los hombre mayores que yo, es algo incontrolable, sus cuerpos, su voz, las ganas que le ponen cuando estas con una jovencita viciosa como yo...
Pasada media hora, yo ya por mi segunda copa y con un calentón impresionante, vi como se levantaban, pagaban y se marchaban. No me lo podía creer, esa noche necesitaba una buena ración de sexo y la tendría. Me levante para ir al baño, vi como mi tanguita estaba húmedo, me encanta la sensación que da llevarlo metido por el culo y apretando mi hambriento coñito. Al salir por la puerta le vi apoyado en la barra, solo, con dos copas en la mano, me quede quieta y mirándole, el hizo lo propio y con un gesto me invito a ir a su lado. Por dentro estaba satisfecha, había vuelto y por qué? Estaba claro, lo deseaba tanto o más que yo...
Comenzamos a hablar de lo típico, edad, profesión, intereses y como no: SEXO. Parecía un hombre muy liberal, la verdad que me excitaba solo con ver su paquete, tenia un gran bulto bajo el pantalón. Poco a poco fui acercándome a su silla, hasta quedar con una de sus rodillas entre mis piernas, "sin querer" acerque mi coño hasta rozarme con el, empecé a moverme al ritmo de la música, apretando más y más, el no se movía, solo me dejaba hacer. Hasta que ya no pude más y le dije:
-Ya viste como me tienes cabrón, cuánto tiene que pasar para que me saques de aquí y me folles como a una zorra?
-Jajaja seguro que aun puedes estar más cachonda...
Agarre su mano, lamí su dedo y disimuladamente lo metí por debajo de mi falda, haciendo a un lado el tanga, lo frote por mi clítoris, el hizo intención de querer metermelo pero antes le saque la mano y volví a lamer su dedo.
Su cara ummmm era una delicia, me habría destrozado la ropa y follado allí mismo encima de la barra, delante de todo el mundo...
De un trago acabamos las copas y salimos del bar, me ofreció ir a su casa a tomar la ultima, acepte evidentemente. Ya montados en el coche y en marcha, parados en un semáforo le pregunte si nunca le habían chupado la polla mientras conducía, por la cara que puso estaba claro que no, así pues pase mi mano por su entrepierna, agarrandola por encima del pantalón, baje su cremallera y la saque de los slips, era de un tamaño considerable, bastante gorda y muy muy dura, me relamí de solo pensar lo que me esperaba. A nuestro lado estaba parado otro coche, en el había dos chicos y dos chicas, vi a uno de ellos mirar y con una mirada insinuante baje mi cabeza hasta su polla de tal forma que viera lo que iba a suceder, debió alertar a sus acompañantes ya que el interesante madurito me aviso que nos estaban viendo. Eso me calentó aun más y chupe con más ganas, de vez en cuando se le escapa algún que otro gemido... al cambiar de marcha aprovechaba para sobar mis tetas y pellizcar mis pezones. Sostenía una mano en el volante mientras la otra puesta sobre mi cabeza me indicaba el ritmo a seguir. Me gusta ser usada de esa manera, mi boca a modo de masturbador. Me iba diciendo todo tipo de guarradas cosa que a mi encanta, sin parar de lamer, apretando mis labios, golpeando su capullo son mi lengua
-Eres un zorrita, te vas a enterar cuando lleguemos.
-Ya lo deseo cariño, hazme gozar.
Una vez en el garaje bajamos del coche, se puso detrás mi, me tumbo sobre el capo boca abajo y me restregó su polla por mi culo, la tenia durísima y yo a esas alturas estaba tan caliente... continuaba diciéndome lo mucho que le ponían los zorritas como yo, tan jóvenes y con tantas ganas de sexo. Y era así, deseaba follar como animales.
Por las escaleras continuamos el juego, iba metiendo sus manos por debajo de mi falda, pellizcando mi culo según subíamos las escaleras. En esto aparecieron unos vecinos suyos, ni corta ni perezosa me agache como para ajustar mis botas, poniéndole el culo a la altura de la cara, la pareja se quedo perpleja y ruborizada. Pensaría en que era un degenerado por estar con una nena como yo, ya que mi aspecto es bastante aniñado.
En su casa la cosa se calmo un poco mientras preparábamos algo de beber y poníamos música. Entre el alcohol y la calentura de la noche empecé a bailar lo más sexy que pude, el se encontraba sentado en un sillón y yo en mitad del salón contoneando mis caderas, mirándole con ojos de pícara, incitándole... empecé a hacer un strepteas, despacio, muy lentamente, desabroche mi camisa quedándome en sujetador, baje mi falda. Allí me encontraba en ropa interior delante de un madurito que me ponía a cien, me acerque y me senté sobre el, bese su cuello, mordí sus orejas, palpe su polla que aun continuaba estando dura. Me tumbe en el suelo, boca arriba con las piernas flexionadas y abiertas para que pudiera ver como estaba de mojado mi coñito, el se acerco hasta ponerse entre mis piernas, saco un hielo del vaso y lo puso en mis tetas hasta ponerme los pezones bien duros, lo bajo por mi estomago, llego a mi coño y allí se fundió en cuestión de segundos. Se lanzo a comérselo sin contemplaciones y lo lamía de vicio, pasando su lengua una y otra vez, de arriba abajo, apretando mi clítoris, absorbiéndolo. Metía su lengua hasta el fondo, me hacia vibrar, con sus manos levanto mi culo quedando yo en el suelo con la espalda apoyada y mis piernas sobre sus hombros, lo devoraba de una manera increíble, veía su cara de autentico vicio y tuve un primer orgasmo en su boca.
No paro ahí la cosa, me volteo quedando boca abajo...
-Te han follado por el culo pequeña?
-No, nadie ha tenido ese honor...
Imagino la cara que pudo poner, un culito virgen a estrenar! Muy tentador...
Fue a por un bote de aceite corporal, cuando llego me abalance sobre su polla, metiendola hasta el fondo de mi garganta, chupando sus huevos tan duritos ummm mientras el puso aceite en mi culo e iba metiendo un dedo en el, ensanchándolo, lo metía y sacaba yo mientras sin parar de comerle la polla. Una vez que el dedo entraba bien metió otro, así hasta que entraban tres dedos sin problemas. Al principio me dolió pero después fue un gran placer tener mi culito lleno. Me puse como una perrita a cuatro patas, tocaba mi ano y notaba como estaba de abierto, podía meter mis dedos sin trabas y así lo hice, a el le encantaba ver como me masturbaba...
Pero ahora era su turno, quería meterme su enorme polla por el culo, al principio me resistí pero pudo más el placer que el miedo. En esa posición coloco su capullo en la entrada de mi ano, yo con mis manos abría mis nalgas para facilitar el acceso, el comienzo de su polla estaba dentro, la dejo ahí quieta para que se acomodara, iba frotando mi clítoris y sobando mis tetas, poco a poco iba metiendola más y más. Cuando quedaba la mitad por entrar me dijo que me preparara, me iba a doler, y vaya si me dolió! El muy cabrón me la metió de golpe hasta las entrañas, di un alarido que debió oírse en todas las casas, le pedía que me la sacara no aguantaba, pero el seguía con ella dentro, poniendo aceite y moviéndose despacio. Al cabo de unos minutos gritaba pero de placer, tenia en mi culito virgen una enorme polla taladrándome y era increíble. Sus huevos chocaban con mi coño, cada vez más rápido, cada vez más honda y dura la penetración...
Perdí la cuenta de los orgasmos que tuve, cuando el estuvo a punto de correrse quiso hacerlo en mi boca:
-Te voy a dar el biberón por haber sido una niña buena.
Me limite a chuparle con ansia, deseaba tragarme su leche caliente, quería sentirla resbalar por mi garganta, empaparme de ella. No tardo mucho en soltar unos enormes chorros por mi boca, yo tragaba cuanto podía... después de eso me esmere en dejarle la polla bien limpia con mi boca.
Tras esa noche he tenido algún encuentro más con mi adorable madurito...