Un lujanero llamado TIMOTEO

Volví a Luján para buscar a Eusebio el policía que había conocido unos meses atrás, pero como no lo encontré pasé un buen rato con un vendedor de recuerdos y esto es lo que sucedió.

UN LUJANERO LLAMADO TIMOTEO

La semana pasada tuve una gran sorpresa, es un decir porque mi hermano Leo siempre me regala algunos dólares para mi cumpleaños y esta vez no iba a ser diferente por eso me alegró recibir sus 200 dólares como regalo por mi onomástico.

Después de cenar en su casa con nuestra familia, decidí gastármelos en un viajecito a Buenos Aires para visitar a mi hermana a la cual no veía desde abril y por esa razón pedí unos dias en el liceo, saqué pasaje en el Buquebus y me fui para allá.

Todos los viajes son diferentes por eso en éste no encontré a nadie en el buque que me hiciese pasar una noche con algo de sexo que aplacase mis ansías de comenzar mi nuevo año con alguna verga en contacto con alguna parte de mi ser.

Estuve muy tranquilo en la casa de mi hermana pero ese fuego que me incitaba a tener un disfrute orgásmico no lo podía calmar con nada por eso al otro día de mí llegada me acordé del policía formoseño, aquel que había conocido en Luján, que a pesar de su brutalidad y de dejarme dolorido me había hecho gozar muy intensamente.

El camino me era archí conocido por eso fui hasta Plaza Italia, tomé el colectivo que iba a Luján y allí descendí con la esperanza de encontrarlo y de sentir su monstruosa verga en contacto con mi ser.

Como dije más arriba todos los viajes no son iguales, por suerte esta vez encontré un día radiante de sol y no el barrial que había en la última oportunidad que había estado por allí, hecho que me puso muy contento porque podría disfrutar de todo ese sitio iluminado por los diáfanos rayos solares por eso me dirigí inmediatamente a los museos.

Después de saludar a algunos conocidos y luego de la visita reglamentaria en la cual pude descubrir algún que otro escrito que se me había pasado por alto en otras visitas me dije que era hora de ir a la Basílica a ver sí encontraba a Eusebio.

Miré para todos lados y no pude localizarlo, aunque había otros policías haciendo la acostumbrada guardia ni rastros del formoseño pude descubrir por ningún sitio y eso que recorrí toda la Basílica y estuve parado un rato esperando a que apareciese.

Desilusionado y cansado de tanta caminata inútil en su búsqueda me acerqué a un puesto de venta de souvenirs para indagar con el vendedor a la hora en que vendría el policía.

Después de darle los buenos días le pregunté si no sabía a que hora venía un policía formoseño que había conocido unos meses atrás.

-Ahhh, vos decís el Eusebio?

-Sí, lo conocí en otro viaje y me gustaría saludarlo...

-Mirá, vas a tener que volver la semana que viene porque por el feriado del 12 de Octubre se fue para La Isleta a visitar a su mamá que está enferma.

-¡Qué lástima porque no puedo volver porque vine por cuatro días!

Mientras conversábamos me di cuenta que el vendedor andaría por los 35 años, tal vez estuviese más cerca de los 40 que de los 35, era alto, imberbe muy quemado por estar tantas horas expuesto al sol en la expanda de la Basílica vendiendo recuerdos y mirándolo más detenidamente noté que tendría algo de sangre india por la forma de su rostro.

-Si querés decime tu nombre, lo anoto en un papel y cuando venga el Eusebio se lo doy.

-Te agradezco pero es... algo personal...

-Ahh, bueno si es así volvé en otra oportunidad.

Me quedó mirando como diciendo en que asunto andaría metido el policía con un tipo de la ciudad??!!

El vendedor parecía ser un tipo bien, por eso me animé a confiarle mi secreto pero sin "quemar" a Eusebio porque tal vez en su pueblo no sabían que alquilaba su verga o al menos a mí me la había dejado usar por una cantidad de dinero.

-Bueno, te lo voy a decir pero no te enojes, la otra vez que vine andaba con mucha calentura y Eusebio me consiguió algo que me la sacase...

-Ahhh vos querés una puta!!! Andá al quilombo de Doña Mecha... yo te digo por donde es...

-No precisamente eso, ando buscando una pija para chupar...

Me miró como diciendo esto es una joda para Tinelli porque no lo podía creer y luego agregó:

-Así que el Eusebio te consiguió eso que andás buscando.

Como el tipo no me mandó a la mierda y ya iba entrando le seguí la conversación.

-Si la otra vez que vine me consiguió una muy gruesa que me dejó deshecho y por eso me hice esta escapada hasta acá para volverlo hacer.

Como burlándose me dijo:

-Así que vos te comiste la del Eusebio!! Flor de pija tiene ese provinciano!

-Yo no te dije que me saboreé la pija de Eusebio...

-Bah. ! Es lo mismo la cosa es que te tragaste una gruesa... bueno no conozco a nadie con una pija gruesa como la del Eusebio pero si te conformás otra más chica te puedo conseguir algo, sí pagás bien...

-Ya que me hice el viaje hasta acá tendré que conformarme con lo que encuentre, así que por cuánto me conseguí algo para pasar un rato...

-Mirá, a mí nunca me la chupó un tipo... pero si me das 50 mangos me lo podés hacer hasta sacarme toda la leche.

-Tanto!! Eusebio me cobró 20 pesos y luego de chupársela me la clavó hasta hacerme doler por lo fuerte que me la metía.

-Mirá que será mi primera vez con un tipo, y eso hay que pagarlo.

Anduve regateando el precio hasta que aflojó y me lo dejó en treinta pesos.

-Me llamo Timoteo y vivo arriba de la ferretería que hay por esa calle a dos cuadras de acá, seguí para allá y espérame que dejo a mí hijo cuidando el puesto, luego te alcanzo... si no tenés forros comprá en al farmacia que hay en la esquina.

El hijo era un muchacho de unos 15 años que andaba perdiendo el tiempo por allí, le dijo que le había venido un terrible dolor de barriga y le pidió que cuidase el negocio mientras iba al baño de su casa.

Cuando él llegó al lugar indicado yo ya lo estaba esperando muy impaciente imaginando que me ofrecería, ya que según dijo era algo más chico que lo del policía pero para sacarme las ansias de verga, en esos momentos de gran tensión cualquiera me vendría bien.

Abrió la puerta y luego me hizo subir, ante mi pregunta de que si estaríamos tranquilos o tendríamos alguna inesperada interrupción me contestó:

-Quédate tranquilo, mi jermu esta en el laburo y el pibe está cuidando los recuerdo en la Basílica.

Me quede esperándolo en el living porque me dijo que se iba a echar una meada porque tenía la vejiga llena de tanto mate que había tomado en el laburo.

Además de la meada había aprovechado la oportunidad para lavarse la herramienta que me iba a dejar degustar antes de dejarme hacer algo más, porque a lo mejor su intención era dejármela chupar un rato para luego penetrarme porque por alguna razón me hizo comprar condones.

Allí en el living-comedor se quedó en bolas mostrándome entre sus dedos una pequeña pija para nada comparable con la de Eusebio pero como ya le había pagado me dediqué a saborearla sin siguiera sacarme la ropa.

Estaba sabrosa porque tenía un lindo aroma al jabón que minutos antes Timoteo había deslizado por su glande y quizás hasta las bolas habían recibido algún vestigio de la espuma con que había lavado la verga que me iba a ofrecer.

Mi experta y traviesa lengua no se conformó con acariciar el glande rosáceo sino que también se deslizó por el fino falo a la búsqueda de las bolas las cuales también fueron tímidamente escudriñadas por mi órgano gustativo.

Como Timoteo gemía mucho y no oponía resistencia seguí bajando con mi lengua, pero cuando quise tocar su ano me lo impidió diciéndome:

-Ya está bien de chupeteos por hoy, te la voy a clavar antes de que me hagas acabar porque la chupás tan bien que tengo miedo que me hagas largarte la leche muy rápido y me vas a dejar sin fuerzas para disfrutar del orto que rompió el Eusebio.

Me hizo poner con las rodillas sobre el sofá, apoyando los brazos sobre el respaldo con mi cabeza sobre ellos y luego fue al dormitorio a buscar alguna crema de las que su mujer usaba para su cutis.

Al volver se paró detrás del sillón ofreciéndome su verga para que la pusiese otra vez en posición de ataque, aunque estaba bastante dura se había alicaído un poco pero no me quejé porque quería disfrutarla un poco más.

Cuando nuevamente cobró rigidez le dije que me iba sacar el pantalón así dejaría a mí orto expuesto al aire para que procediese a dilatarlo con la crema.

-Quédate quieto!!! El pantalón te lo saco yo, déjame desvestir a un hombre por primera vez y descubrir lo que oculta bajo sus ropas.

Podía haberle dicho que no iba a encontrar ninguna cosa extraña, lo mismo que tenía él entre las piernas pero más grande, pero me callé la boca y lo dejé hacer mientras con el condón puesto se puso detrás de mí.

Sentí su mano aflojándome el cinturón, luego bajó la cremallera y con las dos manos deslizó mi pantalón hacia abajo dejándolo atorado sobre mis zapatos y luego me bajó el slip dejándolo en el mismo lugar donde habían quedado enganchados los pantalones.

Ni que decir que mi verga estaba durísima pero eso él no lo notó porque ni siquiera le dio por investigar que tenía por delante simplemente me separó las nalgas y luego metió un dedo untado en la crema haciéndome suspirar por el frío que entrabe en mi agujerito ultra-caliente.

-No te creas que no sé hacer un culo, aunque hace mucho que no lo hago porque mi jermu no quiere, lo hacía con las putas del pueblo cuando era soltero pero todavía me acuerdo de como hay que dilatarlo para disfrutar mejor.

Yo estaba gozando muchísimo con ese dedo y el placer aumentó cuando llegué a tener tres de sus dedos dentro de mí ya bastante dilatado recto.

Cuando Timoteo advirtió que sus dedos habían vencido la resistencia de mi esfínter acercó a su enfundado "amigo" y sin mediar palabra lo empujó de tal manera que se deslizó velozmente hacia mi interior sin siquiera hacerme sentir las características molestias de la primera metida.

Supongo que la razón por la cual entró tan velozmente fue por la dimensión pequeña que ostentaba su órgano, pero a pesar de que no podía sentir la resistencia que generalmente mis tejidos oponen ante un órgano más grande igualmente lo disfruté porque mis bolas subían y bajaban con cada embestida y mi verga corcoveaba colgando entre mis piernas y el sillón.

Timoteo empujaba su verga con fuerza, obligando a mí esfínter a recibirla mientras mis caderas eran apretadas por sus manos que fuertemente se asían de ellas para aumenta la fuerza de sus embestidas.

En una de esas fuertes acometida su mano derecha se zafó de mi cadera para ir a posarse sobre mi verga la cual fue agarrada por esa mano para no perder el equilibrio, pero al apretarla Timoteo exclamó:

-Que pija que tenés!!!! Y con esta arma igualmente te las tragás por el culo?

No le contesté nada porque estaba gozando muchísimo porque al perder el equilibrio mi cogedor, me la había metido toda y podía sentir el calor de su escroto contra la entrada de mi orificio posterior, hecho que me causó el máximo goce porque comencé a eyacular como loco mojándole todo el sillón.

Timoteo seguramente percibió con su mano que yo estaba eyaculando porque en vez de soltar mi verga comenzó a apretarla más y al mismo tiempo casi me sacó completamente su pija para luego introducirla otra vez con más fuerza hasta que dio un alarido demostrándome con ese sonido que el también estaba llenándome el canal con su leche, pero ésta fue retenida dentro del condón sin mojar ningún mueble de su casa.

Una vez que se vació dejó que su verga se saliese sola de mi recto para luego comentar:

-Como me hiciste gozar!!! Fue la primera vez que pajeé a un hombre y me gustó sentir como tu verga latía dentro de mi mano a la misma vez que la mía se hinchaba dentro de tu culo.

Se sacó el condón y me mostró su tremenda eyaculacion diciendo:

-La puta que te parió!!! Como me sacaste toda esta leche!! No sé como había tanta si anoche me cogí a mi mujer varias veces!!!

Me reí y le contesté:

-Me hiciste gozar mucho y eso que tu verga no es muy grande, pero su dureza me hizo disfrutar mucho con ella, déjame pasar a lavarme y después dame un trapo para limpiar el sofá.

Por suerte el sofá era plastificado porque si hubiese sido de tela iba a ser muy difícil quitar la mancha de semen y su mujer se daría cuenta de que con algo "desconocido" se había manchado su sillón.

-El baño es por allá, lávate rápido que del sillón me encargo yo, después salís primero porque así llego yo solo a la Basílica donde está mi hijo.

Me lavé y cuando volví al living Timoteo ya había limpiado el sillón y seguía desnudo porque después que yo me fuese se iría a lavar la pija de la cual aun chorreaban gotitas del líquido expulsado anteriormente.

Al despedirse me dijo que si volvía por Luján que lo buscase porque quería gozar otra vez con mi culo como lo había hecho esa tarde y mostrándome la verga me la ofreció para que la besase como despedida.

Saboreé su néctar el cual me pareció muy sabroso y me despedí diciéndole que no lo olvidaría.

-Nunca me habían pagado por hacerme gozar!!!

Fueron las últimas palabras que oí salir de la boca de Timoteo antes de abandonar su casa.

Cuando pasé por la Basílica vi que su hijo aún estaba allí cuidando el puesto de venta de souvenirs sin siquiera imaginar lo que había sucedido en su casa.

Yo quedé doblemente satisfecho porque había encontrado una verga pequeña la cual me hizo gozar mucho por su dureza y la otra satisfacción me la dio Eusebio porque al no estar allí no me hizo gozar destrozándome como lo había hecho la única vez que tuvimos un encuentro.

OMAR

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