Un local donde se sirve leche

Viaje de trabajo explorando un local de ambiente donde encuentro machos dispuestos a follarse a lo que le pongan delante.

Hace unos años estuve viajando mucho por trabajo.  Casi todas las semanas me tocaba ir a algún lado, muchas veces ir y volver en el día, pero muchas otras hacer noche.

Todos mis viajes incluían un montón de sexo… bueno, debería decir muchas pajas. Me las hacía de todas las maneras. Ya estábamos en plena eclosión de internet, con lo que el acceso a todo tipo de porno ya era fácil y, las noches en los hoteles terminaban con una o varias pajas.

En alguno de los viajes, si tenía la época en la que buscaba el sexo con otro hombre, buscaba por los clásicos chats de contactos, con mayor o menor fortuna. Alguna vez me he llevado a algún tío a mi habitación del hotel.

Pero recuerdo una vez, en una ciudad de Andalucía, en la que tuve una experiencia bastante morbosa que os voy a contar.

Llevaba varios meses viajando a esa ciudad por un proyecto, quedándome algunos días, y, en uno de los viajes me decidí a buscar algo de sexo homosexual. Buceando por internet llegué a localizar un local de ambiente, en el que, por lo que se comentaba en algunas webs, durante los días de semana se podría ligar, e incluso tenían una parte trasera tipo cuarto oscuro en donde se practicaba el sexo sin problemas.

Nunca había ido a un sitio de estos antes, bueno, sí, en la universidad, pero esa es otra historia y no pasó nada realmente. Me excitaban mucho los relatos que leía al respecto, pero no me atrevía a ir a ninguno. Como era una ciudad en la que nadie me conocía, podía ser una buena alternativa para probar.

El día que llegué (mi visita sería de 3 días), después de trabajar me fui al hotel. Conecté el ordenador mientras me preparaba para una ducha. Me fui desnudando entero y me senté delante del ordenador. Me conecté a una página de vídeos porno, abrí mi chat de tíos favorito y me dispuse a calentarme un poco.

No tardé mucho en contactar con tíos de la zona y tener la polla dura. Pero nada, no había manera de quedar. Así que volví a buscar los datos del local de ambiente, que no quedaba muy lejos (unos 15 minutos andando desde mi hotel), ¿por qué no?.

Abría algo más tarde, así que decidí calentarme bien, así que me fui a la ducha a limpiarme bien y ponerme muy cachondo. Me hice un buen trabajo anal con mis dedos, tumbado en la bañera, lamiendo mi precum… pero sin correrme. Tuve que hacer esfuerzos, pero me estaba reservando y corría el riesgo de que se me pasasen las ganas.

Salí del hotel sobre las 9 de la noche, ya estaba oscureciendo y me dirigí al sitio. No tardé mucho en llegar, estaba bastante excitado así que fui rápido.

Localicé el local sin problemas. Por fuera solo se veía un puerta de metal, nada más, cerca de la esquina del edificio. Seguí un poco la calle para ver si había ventanas… nada. Un muro con pintadas. La calle tenía cierto tránsito, no mucho, pero sí que pasaba gente. Me di una vuelta a la manzana, sintiendo el corazón a mil por hora de la excitación y el morbo. Cada vez que me cruzaba con alguien me imaginaba que sabía a qué iba por la zona… menuda tontería claro. O no, pero esto me excitaba más.

Volví a acercarme a la puerta, esta vez me fijé mejor, y vi que tenía una ventanilla pequeña por la que ver al que estaba llamando. Ok, este era el sitio.

Llegué hasta la puerta mirando si alguien me observaba, nervioso, y empujé. Estaba cerrada, así que llamé. En unos segundos, mientras yo no dejaba de mirar de reojo por si alguien se acercaba, se abrió la puerta y me dejaron entrar.

Enseguida me inundó la música del local, no muy alta, tipo pop. El chico que me abrió la puerta sonreía y me dio la bienvenida:

  • Hola, bienvenido! Pasa, pasa.
  • Gracias.

Entré lentamente, el chico me adelantó en dirección a la barra que había a la izquierda del local.

Los presentes, no muchos, me miraron, de arriba a abajo. Eran unos 5 ó 6, más mayores que yo todos, de unos 50 años o así. Yo anduve hasta el extremo de la barra más cercano, que estaba libre, disimulando mis nervios.

El chico, el camarero, se acercó a mí:

  • ¿qué quieres tomar?
  • Una cerveza gracias.
  • Ok!

Y se fue en dirección al tira-cañas a ponerme una cerveza. Yo observaba el panorama. No era lo que me había imaginado, pero ya que estaba allí, nervioso y cachondo como un perro, no pensaba irme tan pronto.

  • Aquí tienes, me dijo el camarero.

Yo saqué un billete y pagué. Volvió con el cambio y me lo metí en el bolsillo… junto a los condones que había cogido en mi habitación del hotel antes de venir.

  • camarero: Supongo que sabes cómo es este bar ¿no?, ¿nos has encontrado por internet?

  • yo: sí, así es. Estoy de paso y leí que este bar estaba bien para pasar un buen rato.

  • camarero: bien, espero que te guste. Aquí tenemos la barra y al fondo, hay una zona de relax para sentarse tranquilamente y ver alguna peli que ponemos y eso.

  • yo: sí, lo leí en la descripción.

  • camarero (bajando la voz): hoy no hay mucha gente, es un día de semana, pero seguro que si quieres puedes pasarlo bien. Me dijo sonriendo.

  • yo: muchas gracias.

Y el camarero se alejó. Tenía un buen culo, la verdad.

En el momento en que se alejó el camarero, uno de los hombres de la barra, entre 50 y 60 años se me acercó y saludó:

  • señor: hola, qué tal?, no eres de por aquí no?

  • yo: no, es la primera vez que vengo, estoy de paso.

  • señor: muy bien, ¿y qué vienes a buscar?, ¿te apetece que nos vayamos atrás y te la haga una paja o una mamada?

Joder. Directo. Me dejó un poco sorprendido… y mi polla se revolvió en los pantalones. No es que me hiciese gracia el tema sin más, pero el morbo…

  • yo: vaya, eres directo.

  • señor: todos venimos aquí a por esto ¿no?. Y no me importaría hacérmelo contigo, eres muy guapo.

  • yo: muchas gracias, pero déjame tomarme la cerveza con calma primero mientras dedico qué hago.

  • señor: claro, no hay problema.

Y se volvió tranquilamente a su taburete.

Me apoyé en la barra con la cerveza en la mano para echar un vistazo al local. En la pared de enfrente, a la derecha de la puerta, había unos sofás viejos para sentarse, en ellos había dos señores charlando con calma. En las paredes había fotos … del tema. Un par de pósters de tíos cachas con ropa apretada, marcando músculos y paquete, iconos de la música gay…

En la esquina más cercana a mí, que no había visto hasta el momento por los nervios, había una pantalla con una peli porno gay. Se estaban follando a un tío. Joder. En primer plano se veía un culo siendo penetrado por una polla gorda, y los huevos y polla del receptor moviéndose al ritmo de las embestidas.

Joder. Me empezaba a parecer buena idea la proposición del señor.

Me volví hacia el local de nuevo y vi a todos los hombres observándome. Varios de ellos con la mano en el paquete, tocándose. Si se lo pidiese me la chuparían en corro… o me harían de todo. Joder.

Se acercaron dos esta vez. Del mismo tipo.

  • señor 1: hola guapo, ¿qué tal?, ¿quieres pasar un buen rato?

  • yo: hola, por ahora estoy con la cerveza.

  • señor 2: pero seguro que no has venido solo por eso. ¿quieres polla?

  • señor 1: los dos tenemos buenas pollas, seguro que te gustaría que jugásemos todos con nuestras pollas.

  • yo: suena tentador, ¿qué os gustaría hacer?

La verdad es que estaba muy excitado, me empezaba a imaginar una megaorgía de pollas y culos y lefa… me tenía que refrenar o iba a salir de allí con el culo roto.

Mientras hablábamos, no dejaban de tocarse los paquetes, cada uno el suyo. Se notaba que estaban empalmados. Yo con mis vaqueros se notaba menos, pero me empezaban a apretar.

  • señor 1: lo que tú quieras, podemos irnos atrás a estar más cómodos, te desnudamos y cuidamos de ti.

  • señor 2: yo te comería el culo si quieres.

  • yo: ¿qué hay detrás?

  • señor 1: algunos sofás más grandes, una pantalla enorme, discreción… ahora está vacío, si quieres venir…

  • yo: tengo curiosidad. ¿os lo montáis entre vosotros o esperáis a que llegue alguien como yo?

  • señor 2: nos tenemos muy vistos y follados, siempre es bueno algún tío bueno como tú.

  • señor 1:¿qué, te vienes con nosotros?, haremos solo lo que tu quieras, nada más.

El momento de la verdad. Tenía a todo el bar (los 6 clientes que había) pendientes de mi. El camarero a su bola al fondo de la barra leyendo algo, miré en su dirección pero ni caso.

En esto, me fijé que los dos que estaban en el sofá se estaban comiendo la boca y tocándose las pollas sin pudor, aquello se calentaba.

  • camarero: eh! Chicos (dijo suavemente), guardaros eso o iros atrás que para eso está.

  • señor 4: claro, no te preocupes.

Y se levantó, con la polla tiesa al aire y, cogiendo de la mano a su compañero se lo llevó hacia atrás. Yo les miraba alucinado. El sitio este era todo lo que había leído, morboso, guarro… mi polla estaba ya a estallar.

  • señor 2: ¿vamos a ver qué se hacen?

  • yo: vale.

Y allí fuimos, detrás de los dos que iban con las pollas fuera del pantalón, para ver qué hacían. Lógicamente no se me escapaba que estos dos ya habían conseguido que yo fuese a la zona oscura, se lo estaban trabajando.

Una vez allí tardé unos segundos en que mis ojos se adaptasen a la oscuridad, que tampoco era mucha, se veía perfectamente. Era una sala rectangular, con sofás a los lados, unas mesas en el centro y, al fondo, sobre la pared se proyectaba una peli porno gay. No me fijé mucho en ello, solo vi muchos cuerpos desnudos.

Me fui hacia la izquierda, hacia donde iba unos de los señores, a la derecha estaban los dos que iban delante. Sentados en un sofá morreándose y pajeándose, como les vi antes en la zona de la barra, solo que esta vez el morreo era más frenético, estaban muy salidos.

Yo me apoyé en la pared entre dos sofás, con cada uno de los viejos a mi lado. Estuvimos observando a los dos que se morreaban un minuto o así, en silencio. Allí dentro no había música, se oía la de la barra, con lo que podíamos oír los jadeos de los machos en celo mientras se comían la boca.

Mi polla estaba durísima, quería tocármela, pero sabía que cuando me tocase la polla se me echarían encima como lobos.

El señor de mi izquierda se sentó en el sofá, quedándose más bajo que yo y se lanzó. Puso su mano suavemente sobre mi paquete y empezó a acariciarlo. Le dejé hacer.

El de la derecha lo vio y se acercó a besarme, pero le paré.

  • yo: morreos no.

  • señor 1: ok, no hay problema. ¿quieres tocarme la polla?

Miré hacia abajo y vi que tenía su polla fuera, no me había dado cuenta! La tenía pequeña, gorda, y empalmada. Alargué la mano despacio y pasé mis dedos por su capullo, lentamente.

Dio un respingo. Retiré la mano, pensé que le había hecho daño. Me la agarró y atrajo de nuevo. Volví a pasarle los dedos por su capullo hasta que llegué a su tronco. Soltó la mano con la que se la sujetaba para hacerme sitio y empecé a pajearle despacio.

El otro señor estaba frotando su cara contra mi paquete, que cada vez estaba más duro. Y con los dedos estaba intentando abrirme la bragueta, luchando con los botones del pantalón.

Mientras, los de enfrente ya habían empezado lo serio, uno de ellos le estaba comiendo el rabo al otro, que se había bajado los pantalones hasta los tobillos para poder abrirse bien de piernas y estar cómodo.

Noté una mano entrando en mi bragueta y luchando con el calzoncillo para sacarme la polla. Decidí ayudarle. Me desabroché el pantalón y el botón de arriba para facilitarle el trabajo.

El señor sacó mi polla que casi saltó al ser liberada. La tenía bien dura y grande. Vi relamerse al señor que la cogía con la mano, se la iba a comer entera.

  • yo: chúpamela despacio

  • señor 2: claro, quiero que dure.

Y se la metió toda en la boca. Joder. Qué placer! Empezó una mamada suave, casi con cariño.

Yo seguía pajeando al otro, que se había pegado más a mí y me estaba acariciando el pecho. Tuve la impresión de que se iba a correr enseguida.

  • yo: ¿por qué no me comes los huevos?

  • señor 1: joder, sí, estás buenísimo!

Y se bajó de rodillas, se acercó a mis huevos y empezó a comérselos mientras su colega me comía el rabo. Nunca había tenido a dos haciéndome aquello, ni tías ni tíos. Lo iba a disfrutar.

Los dos de enfrente seguían a lo suyo, una buena mamada. Miré a la derecha, me había parecido notar movimiento. Allí estaban los otros dos tíos que faltaban, ambos en el umbral de la sala oscura, con las pollas en las manos haciéndose una paja cada uno mirándonos.

Menudo morbo de situación, no me lo hubiese imaginado nunca. En una sala con 6 tíos haciendo guarradas, siendo chupado por 2 y con todas las posibilidades que quisiese por delante.

Oí un gemido y, uno de los tíos que estaba pajeándose se corrió. Le vi soltar vacios lefazos al aire, siguió sacudiéndose la polla hasta que estuvo totalmente ordeñado. Se la guardó, cerró el pantalón y se fue.

Joder. Pensé en el camarero que supongo que le tocaría limpiar después.

A mí me seguían comiendo la polla y los huevos, cada uno lo suyo, sin estorbarse ni intercambiarse.

Los de enfrente ya habían pasado a la siguiente fase, el mamón se estaba subiendo encima de la polla del otro para metérsela por el culo. Me fijé que se había puesto un condón, bien.

Se la acercó al ojete y se la metió hasta el fondo, sin pestañear. Se ve que tenía práctica! Y empezó a cabalgar. El que quedaba haciéndose una paja se acercó a estos para ver si alguno se la chupaba supongo, y el que estaba el follador no tuvo problemas en recibirle en su boca y ser follado.

Allí estaban los tres, dándose amor.

Yo seguía a lo mío, cada vez más excitado con el espectáculo y los cuidados que estaba recibiendo. Si me dejase llevar me correría en seguida.

Miré hacia abajo y vi que el que me estaba comiendo los huevos era el que se había ofrecido a comerme el culo. Me estaba pasando una mano por las piernas, hacia el culo, intentando acceder a mi ojete. En algún momento me había bajado el pantalón y el calzoncillo hasta los tobillos, lo recordaba vagamente.

La mamada que me estaba dando el otro era una pasada, me hacía de todo, me lamía el capullo con cuidado, se la tragaba entera, me daba besos en la polla, qué maravilla, no creo que nunca me hubiese hecho una mamada igual una tía, ponía todo su empeño.

Pero iba a conseguir que me corriese enseguida.

  • yo: ¿sigue en pié lo de comerle el culo?

  • señor 1: claro, te lo como todo!

Toqué suavemente en la cabeza al señor 2 para que parase, lo entendió y me dejó, me di la vuelta, me apoyé en el muro y saqué el culo. El señor 1 metió su cabeza entre mis nalgas y me metió la lengua en el culo sin contemplaciones.

JODER!  Qué cabrón! Qué placer!

Empezó a lamerme el ojete con ansiedad, intentando meterme la lengua y follarme con ella, cosa que consiguió enseguida, tenía el culo preparado.

El otro señor me sobaba el culo mientras, notaba muchas manos sobándome el culo. Me sentía muy puta. Aquello estaba llegando a donde yo fantaseaba.

El señor 1 ó el 2… uno de ellos se acercó a mi oreja:

  • señor: ¿quieres que te follemos?, tienes un culo increíble y creo que te gustaría

  • yo: ah, ah (yo gemía ya como una perra, o eso me parecía). No sé tío, no sé.

  • señor: ¿no quieres sentir esto en tu culo?

Y me enseñó su polla. Era más grande que la de su compañero, venosa y gorda. Se la agarré inmediatamente para sentirla en mi mano. Su piel era muy suave y estaba muy caliente.

Me moví, el que estaba de rodillas detrás de mí se movió también dejándome sitio. No solté la polla que tenía en mi mano, no quería soltarla.

Los dos del sofá de enfrente habían cambiado de posición, no sé si de rol entre ellos pero sí vi a uno a cuatro patas encima del sofá recibiendo polla por detrás y otra por delante. Joder, yo quería eso también.

Me agaché a coger un condón de mi bolsillo, tenía el pantalón y el calzoncillo en mis tobillos así que tuve que buscar un momento, saqué uno y se lo di al que me había estado comiendo el culo.

  • yo: fóllame. Despacio y con cuidado.

  • señor: claro claro. Que cabrón!, qué cabrón!

Yo me puse de rodillas en el borde del sofá, me puse a cuatro patas, ofreciéndole mi culo. Le vi abrir el condón y ponérselo a toda prisa. Me parece que no se lo podía creer, se iba a follar un culo nuevo, y acercó su polla.

Apoyó el capullo en mi culo y lo introdujo despacio. Entró fácilmente. Me la metió hasta la mitad, sin problemas ni resistencia, despacito.

Ah… qué gusto. Me la metió despacio y, con el tamaño que tenía y los trabajos previos que mi culo llevaba, entró fácilmente. Se paró y salió un poco y volvió a entrar. Todo esto despacio, esperando que yo le diese alguna indicación.

Y me encontré la polla del otro señor en mi cara, el quería que se la comiese y no lo dudé. Dos pollas para mi.

Y aquello se descontroló claro. Mientras uno me follaba tranquilamente, como su fuese una putita, el otro me daba rabo duro, en la boca. En algún momento de los siguientes segundos noté algo húmedo en mi pierna y vi que era mi propio pre-cum que salía a chorros de mi polla de la excitación, y estaba machando todo lo que había alrededor, incluida mi pierna.

Me dejé llevar por el placer. Sintiendo la polla de mi culo caliente, entrando y saliendo. Yo no paraba de gemir mientras chupaba. De hecho pasado un rato dejé de chupar para concentrarme en el placer del sexo anal del momento.

  • Señor (el de su polla en mi boca): ¿te puedo follar yo a ti ahora?. Tengo un condón.

Me enseño el condón.

  • yo: ah, sí, ah, dame tu rabo tio. Ah, ah,

Vi como se enfundó su polla en el condón, esta era más grande que la otra pero seguro que me cabría bien, tenía el culo a punto.

Se fue detrás de mi.

  • señor (polla grande): déjame a mi degustar este culito.

  • señor (polla pequeña): vale, pero déjame algo más después.

Y salió de mi culo. Noté un vacío que deseé que llenasen pronto. Noté como su capullo se introducía en mi culo, sin problemas ni oposición. Y no paró de entrar, esta era más larga, sin duda, y noté cómo me llegaba más adentro, hasta el fondo. Noté cómo su pelvis se apretaba contra mi culo, había llegado a su límite, y salió despacio, y volvió a entrar hasta el fondo, y salió… joder, como me gusta que me follen el culo…

Cerré los ojos y disfruté del momento, de los jadeos de los machos, de la polla en mi culo, del olor a sexo y sudor de tío disfrutando de sexo homo, esto me pone muchísimo.

Se acercó otra polla a mi boca, la que antes me había follado, sin condón y me la metió hasta el fondo. Y me dejé follar la boca.

Me sentía como una guarra, follada por dos tío maduros, abusando de mi boca y mi culo, y yo disfrutando muchísimo de ello!

Y noté que las corridas iban a empezar. El tío que me estaba follando me estaba agarrando el culo y noté cómo se corría por sus convulsiones, mientras me follaba, gruñia como un búfalo.

Me saqué la polla de la boca, notaba tenso al señor, me senté una vez me sacó la polla del culo. Le agarré la polla y le pajeé hasta que empezó a correrse y a soltar lefazos. Le había empujado en lateral para que no me llenase a mi de leche y su corrida caía en una de las mesas, en mi mano y algo en una de mis piernas, notaba la leche salpicándome.

Enfrente de mi debían haber acabado ya que solo quedaban dos tíos con las pollas flácidas morreándose, ni me había enterado.

Ya solo quedaba yo por correrme. El aire olía a semen. Joder que vicio.

  • yo: ¿quién de los dos quiere mi leche?

  • señor: yo, dámela a mi, en mi cara.

Era el que se había corrido mientras me penetraba, estaba sentado en el otro sofá. Me levanté, con mi polla durísima y empapadísima de líquidos y me acerqué con ella en la mano a su cara. Le iba a dar todo mi semen.

Le acerqué el capullo a la boca mientras me pajeaba para que lo chupase. Lo entendió enseguida y se lo metió en la boca. Me hice una buena paja.

El otro se acercó a mí por detrás y metió su mano entre mis nalgas, buscando mi agujero, que recibió de buen agrado un par de dedos que me metió. Esto me puso la polla más dura todavía, la tenía como una piedra, mi mano trabajaba la paja, notaba los dedos en mi culo… y exploté!

Solté un primer chorro que salió potente, y le cruzó la cara de blanco. A este le siguieron varios chorros muy fuertes pero poco abundantes que siguieron llenándole la cara y pelo de pegotes. Con cada corrida sentía los dedos en mi culo al contraer el esfínter y esto me daba mucho placer, me temblaban las piernas… joder que corrida.

Cuando terminé me aparté y me subí los pantalones. Los dos señores se empezaron a recomponer también.

Como olía el aire a semen, nunca lo había olido así.

Me vestí y salí de la zona oscura. No había más personas que las que estábamos inicialmente en el  local. El camarero seguía en la barra leyendo, sin prestar demasiada atención.

Pasé a su lado mientras me dirigía a la puerta.

  • camarero: espero que lo hayas pasado bien, vuelve cuando quieras.

  • yo: sí, ha estado muy bien, volveré.

  • camarero: eso está bien.

Le dije adiós con la mano y me salí. Ya era de noche y el aire libre me vino bien. Estaba un poco aturdido de todas las sensaciones y emociones. Me dirigí a mi hotel paladeando la experiencia.

Hola, el relato no ha ido como yo pretendía, quería contar mi experiencia y, en un momento dado, me he ido por la fantasía. Me he dejado llevar por … lo cachondo que me pone recordar estas experiencias, lo que me hubiera gustado que pasase y lo que me va pasando mientras escribo (lo hago en varios días o semanas).

Os hago un resumen de lo que pasó de verdad, que fue menos excitante.

Hasta el bar lleno de señores maduros todo ok, se me acercaron y ofrecieron, y los dos que se sacaron las pollas en el sofá también, y se fueron a la parte de atrás. Aquí cambia.

Lo que me pasó es que uno de los señores se puso algo pesado invitándome a ir a la parte de atrás, hasta que le dije que gracias pero que solo había ido a mirar. Me acabó dejando en paz.

A los pocos minutos, después de estar viendo algo el porno que tenía en la pantalla de mi esquina, me acerqué al fondo a echar un vistazo. Allí estaban los dos en el sofá en plena mamada. Otros parroquianos mirando y pajeándose con el espectáculo. Yo me quedé en el umbral, cerca de una pared, no quería dar pié a que me asaltasen de nuevo.

En un momento dado vi que era el único con las dos manos libres, me saqué la polla para hacerme una paja. Estaba muy cachondo.

Se acercó el otro tío, no el pesado, se puso a mi lado. Le dije si me la quería chupar, y se puso a ello sin más.

Me hizo una muy buena mamada mientras yo veía como se comían pollas, se hacían pajas y se soltaba leche, esto me llamó la atención, vi varias corridas en minutos soltando la lefa por los sofás y las mesas. Me llamó la atención que alguno que se pajeaba se la guardaba sin más y se piraba a la barra. Otros se lamían la mano, chupando el semen que habían soltado. El local era vicio puro.

Hasta que me corrí, le dije me iba a correr, me miró y siguió, hasta que descargué en su boca.

Fue una experiencia morbosa, pero no me atreví a más.

Los días siguientes pensé en volver pero terminé siempre con pajas en la habitación del hotel.

Espero que os haya gustado y, en el siguiente relato, volveré a quedarme en experiencias, algo noveladas, pero verídicas.

Besos a todos!