Un largo viaje (2)
Una pareja en un viaje en coche que dará pié a muchas historias. Se mezclan autosatisfacción, no consentido, dominación y erotismo entre otros.
Para entender ésta parte, deberían haber leído la primera.
Que lo disfruten!!.
-Qué?? Cómo quieres que salga, estás loco?
Su cara de sorpresa se hizo mayor, cuando salí del coche, y abrí su puerta, y introduciéndome en el coche, la saqué, le dí la vueta y la pegué a la fría carrocería.
-Hace frío, y pueden vernos y mmmhmmhmmm…
Y fueron sus últimas palabras de desaprobación, comencé a besarla, y a amasar sus pechos, dando pequeños pellizcos en sus pezones como rocas.
Dejé una mano atendiendo sus pechos, y bajé la otra a su entrepierna, comensando a acariciar el clítoris, a la vez que metía un par de dedos en su interior, no demaisado profundo.
La llevé hasta el capó, y la tumbé en él, de espaldas a mí, y sin mediar palabra la penetré, sus gritos en la noche eran música en mis oídos, y sonreí cuando ví cómo su mano acariciaba su clítoris al compás de mis embestidas.
Comenzó a retorcerse de placer, llegando al orgasmo, al terminar ella, se incorporó un poco, gesto que usé para girarla y sentarla en el capó y con una sonrisa volver a recostarla haciendo que mi lengua y mis dedos se unieran para volverla loca.
De su boca escapaban algunos suspiros, numerosos gemidos e insinuantes gritos de placer mientras mi lengua entraba una y otra vez en ella, y mis dedos lentamente se introducían en su recto.
Me incorporé, y verla fue extasiante, con el cabello desbocado, su mano derecha agarrada a mi brazo y la izquierda cerca de su boquita, pues so mordía el pulgar, mientras con los ojos cerrados trataba de no gritar demasiado su pecho subía y bajaba entrecortadamente, y a un ritmo acelerado y sus piernas medio abiertas, medio cerradas que me invitaban a seguir.
La acerqué a mí, y a la ver que la besaba presionaba con mi miembro su ano, ella al darse cuenta me mordió y trató de escapar, pero acercándola le susurré..
-Éste es tu castigo por tus graciosas risas en el coche…cariño.
-Pero yo….
-No quieres?
Su silencio quedó en el aire, y su mirada se apartó de la mía, sabía que le era muy embarazoso decirme algo así y más mirándome a la cara, pero estaba lo suficientemente cachonda como para obligarla a pedírmelo.
Volví a introducir mis dedos en ella, a la vez que el pulgar se ocupaba de su ano, mi otra mano la sujetaba y mi lengua pasaba de sus pechos a su cuello y subía a su lóbulo, mordiéndolo.
Sus gemidos volvieron a aparecer.
-Pídelo…
-No pienso hacerlommmm, aaahmm sigue así…
-Si no me lo pides, voy a parar, voy a ponerte de rodillas y a esposarte las muñecas a la espalda, voy a follarte la boquita hasta que termine en ella, y haré que lo tragues todo, y me vestiré mientras terminas de limpiármela, luego te pondré de cara al capó y usaré las bolitas que levas en el bolso, te pondré las dos, las del culito y las otras también, luego subirás al coche, y seguiré conduciendo, de vez en cuando iré controlando cuán excitada estás hasta que lleguemos al hotel, y una vez allí, te castigaré, sin importarme cuanta gente halla en el hotel, o lo que puedan decir los propietarios. Te parece mejor? Ah, lo olvidaba, si te corres, me enfadaré, mucho.
Sabía que le encantaba que hiciera eso, que le dijera exactamente qué iba a hacerle, y que la retara a elegir, ser buena y pedir por favor lo que quisiera que le hiciera, o quedar a mi merced. Aunque sabía de sobra lo que ello conllevaba, que no sería fácil, ahora sí que intentaría negarse.
Su preciosa sonrisa sólo esbozó una palabra.
-Pruébame.
A la vez que intentaba cerrar las piernas atrapando mi mano.
Su preciosa sonrisa sólo esbozó una palabra.
-Pruébame.