Un lamento enamorado.

Queríamos hacer algo diferente. En estos tiempos que nos han tocado vivir, quizás no venga mal de vez en cuando ver la vida bajo otro prisma y otra mirada. Por ello hemos compuesto este “poema” o como lo queráis denominar. A veces debemos ver más belleza en las relaciones y no solamente el sexo por el sexo. En fin, sin mas y sin ninguna pretensión, os invitamos a leer este lamento.

Qué es mi Dios sino tu beldad extrema.

Qué duda encarna mi amargura en no verte más.

Qué es mi día sin tu hermosura

sino un agrio manantial de hiel,

sin la esperanza de la dulzura de amor infinita.

Pueden mis ojos esperar no ver más tu cara,

nívea de color y serena cual ambrosía de dioses.

Pueden mis ojos dejar de ver tu cuerpo desnudo,

y que este enerve mi alma y mi hombría.

Puedo olvidarme acaso de tus pechos, frágiles y tersos,

cantarines y violentos

que responden siempre al roce de mis manos

en un requiebro de piel con piel

que empina tu pezón y aún más mi miembro.

Puedo acaso olvidar ese sabor de tu pecho,

dulce, cremoso y fresco

que se contrae en un goce inmenso

empitonándose en alto cual monte enhiesto.

Puedo olvidarme de tu boca

savia de miel en chorros destilada,

que aúna con mi boca en un momento

del roce mas preciso al mas duro requiebro.

Puedo olvidarme de tu lengua

salvaje recuerdo de amor pleno

de tibieza y ahíto de dulzura.

Cuan sin par tu lengua caliente y suave

se embelesa en mi miembro y con su juego

redondea con su vuelta

y en un largo lamento

saborea mi legado y mi jumento.

Dulce mixtura de tu secreto embelesado

cuando, ya mojado, acaricio y toco con mi mano

los suaves labios de tu sexo bien guardado.

Beso tu boca y siento tu pecho

subir y bajar desaforado.

Hundo mas mi mano y noto el calor y el tacto

del trozo de tu piel mas delicado.

Aprieto mi miembro contra los labios de tu sexo

que entra suave en tu dulzura

como el aire sobre el trigo aun mojado.

Noto la presión, te miro a los ojos y en dulce movimiento

nos aprestamos a llegar, juntos, al mismo tiempo.

Arqueanse los cuerpos, mi mente ya no piensa

navega en un mundo de quiebros y lamentos

que en dulzura acechan la mas fina amargura

y termina en un culmen sin la mas pena ni duda.

Salgo de ti pero no por ello acabo,

que en un dulce degustar de tu lengua y boca

abrazo tu cuerpo al sentir tu piel, tu sexo y tus pechos

en un unidos sin fin que ahora anhelo.

Más estar lejos de tí no impide

recordar tu cuerpo y mi tormento

que descargo en mi mente

y mas en mi miembro,

pues no hay nada mejor que sentir

tu ternura y desnudez junto a mi cuerpo.