Un juego peligroso Vol 2

Laura hace todo lo posible para excitar a su hijo, exhibiéndose delante de él. Pero al mismo tiempo también vive otras aventuras que la ayudan en su experiencia sexual. Por otra parte Iván no sabe como reaccionar ante el nuevo comportamiento de su madre.

Antes de nada, debo recomendaros que leais el primer capítulo, para no encontraros fuera de lugar en este.                                        --------------------------------------------------------

Laura

Llevaba todo el día por ahí. Después de irse a correr con su amiga Marta, está la llevó al gimnasio, casi muere. Con amigas así…al menos la invitó a comer. Como la noche de su sueño, no tenía dinero para volver a  casa en bus y no se digno a pedírselo a Marta, así que otra vez volvió caminado, con la promesa de un baño de espuma y los dedos entre sus muslos, por supuesto, pensado en Iván.

De camino a casa se iba fijando en todos los escaparates, no se detuvo en ninguno, excepto en uno, era un sex shop. El Quinto Placer, se llamaba. Por alguna u otra razón entró. Según un cartel que había a la entrada tenían de todo, ropa erótica, juguetes, preservativos, películas y al fondo había unas cabinas, de esas donde te encerrabas y te masturbabas mientras veías una peli porno. Se acercó al mostrador, allí había un hombre alto, delgado y medio calvo. En su juventud hubiera sido más guapo, pero a Laura no le desagradó.

— Hola, buenas.

— Buenas— Dijo el muy amable— ¿En que la puedo ayudar?

— No, solo estoy mirando, ahora mismo no llevo dinero.

— Oh, por eso no se preocupe, no solo se puede pagar con dinero—Dijo con voz melosa frotándose la manos— Dígame si busca un objeto en particular— << ¿Y como pretendes que pague sin dinero?>>Se preguntó Laura, era extraño sin duda. La razón le suplicó que se diera la vuelta y se marchará, pero el morbo la empujó hacía delante, sabe dios lo que podrían hacerle ahí dentro, un montón de ideas recorrieron su mente, todas la pusieron húmeda.

— Verá, busco un vibrador—Dijo finalmente— Pero nunca he tenido uno así que no se por donde orientarme— El hombre hizo un gesto con la mano.

— Por aquí— Detrás de todo el cine X, había una pared entera, donde había vibradores consoladores y bolas chinas de todo tipo, más grandes, más pequeños, con una forma simple, o con forma de pene de algún actor famoso. También había lubricantes, afrodisíacos y juguetees para hombres, culos y vaginas con las que masturbarse.

— ¿Suele masturbarse muy a menudo o tiene relaciones sexuales frecuentemente?— Preguntó el vendedor con voz melosa. Laura lo miró desconfiada— Oh, tranquila—Dijo él al notar su preocupación— Yo tengo otras inclinaciones— Por como se movía y hablaba Laura lo entendió enseguida.

— Pues en realidad no suelo hacerlo muy a menudo— Contestó finalmente y aunque era cierto que no lo solía hacerlo, a partir de aquel día iba a hacerlo tanto como pudiera, solo para disfrute de Iván. El vendedor cogió un modelo de la pared, era simplemente un tubo gris terminado en punta.

—Este es un modelo bastante simple, aunque efectivo, tiene tres velocidades— Laura negó con la cabeza, señaló con la mano otro, un consolador.

— Ese me gusta más— Imitaba un pene de verdad, con sus venas, su glande y incluso tenía huevos<< Se parece mucho a la de Iván>>

— Ah, buena elección, es uno de los más vendidos, pero si me permite— Descolgó un tercer aparato, era una especie de mando de garaje junto con dos bolas, una más grande que la otra, unidas por un cable— Este es de mis favoritos, verá, con el interruptor lo enciende y las bolitas empezarán a vibrar. Si es usted exhibicionista, puede activarlo y podrá por ejemplo, masturbarse en un lugar publico sin que nadie se de cuenta, de los más vendidos también.

— ¿Podría usarlo…—Señaló con el pulgar por encima de su espalda— Por atrás?<< Quiero follarme a mi madre por el culo>> Recordó lo que Iván había dicho.

— Claro, perfectamente, puede incluso hacerlo a la vez en el ano y la vagina, doble sensación— Laura sostuvo los dos aparatos en sus mano durante un momento.

— Vale, me llevo los dos.

— Perfecto— Dijo frotándose las manos el hombre— ¿Deseaba alguna cosa más?

— No… bueno en realidad si— Dijo pensativa— Verá también, he descubierto recientemente que me gusta… bueno…yo.

— ¿Qué le gusta…?— Preguntó el vendedor intrigado.

— Ya sabe— dijo en voz baja— Duro…

—Ah, por supuesto, sígame— La llevó hasta un expositor, donde había un montón de ropa y disfraces, además de material de BDSM— ¿Quería algo en particular?

— No, bueno nunca lo he probado sabe usted, no tengo mucha idea— El hombre asintió. Cogió unas esposas— De momento llévese esto y le daré un par de películas con las que pueda hacerse una idea— Laura vio una mordaza, igual con la que Diana le había tapado la boca en su sueño, una bola roja con correas negras.

— También quiero esa mordaza.

— ¿Algo más?

— No, así ya está— Volvieron al mostrador, el hombre dejo sobre él, el consolador, las bolas chinas junto con las esposas, la mordaza y dos películas X. Mientras él hacía la cuenta del coste, Laura se giro y vio a un hombre entrar en las cabinas.

— Veo que mira con atención las cabinas—Dijo el vendedor— Creo que se me acaba de ocurrir una idea para pagar esto sin dinero— Un escalofrío recorrió la espalda de Laura erizándole el vello.

— ¿De que se trata?

— La mayoría de la gente paga por entrar y masturbarse ahí dentro, pero existe otra tarifa más cara, que permite ver lo que ocurre dentro a través de un cristal en una de las paredes. Normalmente muy pocos hombres usan este método, no les interesa ver a otros hombres masturbándose, pero con usted esto cambia. Ver a una mujer, espiarla, mirarla les volvería locos y más una mujer como usted. Si acepta que la miren desde fuera, le pagaré un veinte por ciento de lo que saque por usted— <> Pensó

— Pretende que me abra de piernas como una vulgar ramera.

— Creo que le gusta esto, le gusta que la miren, que la observen, se ver ese tipo de cosas en la gente. Si acepta, consigue dinero y orgasmos, una mujer puede conseguir ambas cosas ¿Pero a la vez? Raramente sucede— Laura no se lo pensó dos veces, cogió el consolador con la forma de pene y una de las películas. Iba a exhibirse por dinero, se sentía sucia, un objeto, pero por alguna extraña razón, le encantaba.

Se acercó a zancadas hasta las cabinas y entró en una libre. Era un lugar diminuto y mal iluminado, tan solo había un asiento con una pantalla enfrente. Conectó la película en la pantalla y se sentó. A la derecha tenía la puerta, a la izquierda un cristal. La película trataba de unas chicas a las que practicaban sadomaso en lugares públicos. Le dio al avance rápido, cuando lo detuvo, vio en la pantalla, como ataban  una chica a un banco en plena calle, a plena luz del día<< Como me hicieron a mi en el sueño>> Le abrieron las piernas y las ataron al banco para que no las cerrara, luego le desgarraron la camiseta, todo ante la atenta mirada de la gente que paseaba por la calle. Le taparon la boca con una mordaza y le colocaron unos electrodos en los muslos, cuando los activaron, la chica empezó a gemir tanto como la dejaba la mordaza.

Laura cada vez estaba más cachonda, se arrancó el top y abrió las piernas tanto como la dejó la estrechez del habitáculo. Rasgó con fuerza el plástico que envolvía el consolador.

<> Se lo restregó por la cara, por el pecho, por los labios, era látex y estaba frío, pero era igual que la polla de su hijo. Cerró los ojos y se lo metió en la boca, sabía mal, raro, pero solo de pensar que tenía a Iván en su boca se puso húmeda. Para cuando abrió los ojos se encontró con dos hombres a su izquierda, al otro lado del cristal. Estaba oscuro y no les veía bien, solo veía sus manos ir adelante y atrás recorriendo sus pollas

<< Me están mirando, a mi, se están haciendo una paja mirándome>> Se quitó las mallas de un tirón, quedándose totalmente desnuda. Levantó una pierna y la apoyó en la pared, mientras la otra la dejo abajo para mostrarse bien. Se escupió en la mano y se humedeció el coño, una pura formalidad, pues ya había puesto perdidas las mallas al entrar. Vio como uno de los hombres se corría contra el cristal, dejando dos manchas en él.

<< Se ha corrido, mirándome>> Se rozó un par de veces con la cabeza antes de entrar. Seguía siendo plástico, pero cerró los ojos y notó como Iván la penetraba, una, y otra y otra vez. Comenzó a gemir y a gritar, se tocaba los pezones e Iván cada vez entraba y salía más deprisa. El otro hombre que aún admiraba también se corrió, manchado otra vez el cristal. Otros tres más, ocuparon el lugar de los anteriores.

<> Giró ligeramente sobre si misma y se llevo el dedo índice a la boca, se imaginó que era el dedo de su hijo. Lo lamió y lo saboreó. Cuando ya estaba tan húmedo como su coño, se lo llevo al culo. Se penetró, por delante con Iván y por detrás su dedo. Los hombres se daban empujones para poder ver por el diminuto cristal, todos se corrían contra él, apenas ya si se veía. Laura abrió la boca y sacó la lengua.

— ¡Correos en mi boca, llenadme entera!— Gritó. Iván cada vez la penetraba más rápido y más fuerte, su dedo le seguía el ritmo. Arqueó la espalda, gimió y gritó mirando a un centenar de pollas que le apuntaban. Y entonces se corrió, sacó el consolador de su coño de un tirón y un chorro enorme de liquido empapó la pared, la pantalla, sus muslos y dejo un charco en el suelo.

Se quedó un rato allí tumbada, sin cambiar de posición, con los ojos cerrados. Algunos hombres aún seguían al otro lado del cristal, pero seguramente no veían nada, por que estaba cubierto de semen. Laura, finalmente se vistió, recogió el consolador y la película X y salió de la cabina. Fuera, algunos hombres que estaban ojeando los escaparates, la miraron de reojo, otros la miraron directamente, no reconoció a ninguno.

<> Después de los orgasmos a menudo vienen los remordimientos, se había exhibido como una vulgar furcia, se había masturbado delante de hombres y había pedido que se corrieran encima de ella. Se sentía sucia, humillada y vulnerable, pero, por otra parte se sentía excitada, morbosa. Le había encantado que la miraran y eran simples desconocidos, solo de pensar lo que sentiría cuando la mirara Iván se volvía a poner húmeda, solo esa promesa de placer hacía replantearse su moral.

Se acercó al mostrador, bajo la atenta mirada de los mirones. Allí estaba el vendedor sonriente.

— Un buen espectáculo, sin duda— Dijo el hombre. Laura metió en una bolsa todo lo que había comprado con su cuerpo y por fin pudo irse a casa.

Iván

La chica cada vez movía la mano con más brío. Los dedos lo cruzaban de un lado a otro rápidamente mientras se agarraba un pecho con fuerza. No pudo aguantar más, echó la cabeza hacía atrás, soltó un largo gemido y se corrió.

— Bravo, bravo—Dijo Giulia aplaudiendo sonriente— ¿Muy buena, no?— Preguntó dirigiéndose a Iván.

— Si, si, muy bien— Contestó mirando por el visor de la cámara.

— Gracias— Dijo ella jadeante.

— Bueno, ha estado bien— Volvió a mencionar Giulia— Puedes ir a ducharte, según sales la primera puerta  la derecha— La chica recogió su ropa y salió de la habitación cerrando la puerta. Iván apagó las cámaras y caminó a sentarse en el sofá.

— ¿Qué día no?— Dijo tocándose la entrepierna.

— Día provechoso, diría yo— Dijo Giulia mirando su ordenador— ¿Qué te han parecido los candidatos?

— Bien, la chica de ahora muy guapa, un poco delgada, pero sabe moverse. Luego estaba la rubia de las tetas operadas, que tampoco estuvo mal y el albañil ese de la polla de caballo, todos podrían trabajar perfectamente en las Webcams.

— Ah pero sin duda los triunfadores son la madre y su hijo— Dijo Giulia levantado un dedo— Si los vendemos bien, esos dos, la pareja del incesto, del pecado, nos harán de oro. La gente pagará lo que sea para ver a una madre y un hijo reales follar.

— Yo no le veo el morbo, la verdad— Dijo Iván haciendo una mueca con al cara. Giulia se levantó de su escritorio y caminó hasta sentarse a tu lado.

— ¿Cómo que no? El sexo prohibido, algo tabú, da mucho morbo— Le miró con una sonrisilla pícara— ¿Nunca te has hecho una paja pensando en tu madre?— Iván la miró con el gesto serio, luego se encogió de hombros.

— Alguna vez, pero era casi por obligación. No tenía a ninguna mujer más cerca— Giulia puso una pierna sobre las de Iván.

— ¿Te la pone dura tu madre?— Él la miró enfadado, la agarró con fuerza por el cuello y se acercó a su cara. Entonces la besó, le abrió la boca y le metió la lengua. Ella se estremeció, gimió y un escalofrió le recorrió al espalda.

— Me la pones dura tú— Dijo Iván separándose. Se arrodilló en el suelo, le arrancó los shorts junto con las bragas y el abrió las piernas dejándola a su merced. Giulia se estiró como una gata, se derritió entre gemidos y se dejo hacer. La lengua de Iván era legendaria, era un dúo de Elvis con Freddy Mercury, era la fórmula de la coca cola, era el año nuevo chino.

— ¡ Dio mio, continua, non ti fermi !— Gritaba ella, la lengua dibujaba círculos en su clítoris mientras, los dedos salían y entraban. Le agarró del pelo con fuerza, mientras que con al otra mano agarraba un cojín. Gemía, se mordía los labios y se retorcía de placer. En menos de cinco minutos, llegó al orgasmo, era bien fácil hacerlo cuando tenías a Iván con la cabeza metida entre las piernas.

La chica carraspeó en el umbral de la puerta, él se giró, la miró y le sonrió. La luz hacía brillar, la humedad que tenía alrededor de los labios.

— Yo ya me iba— Dijo tímida. Giulia hizo un gesto con la mano aún con los ojos cerrados.

—Vale, vale— Dijo jadeante— Ya te llamaré para firmar el contrato— La chica cerró al puerta y se fue. Iván se levantó

— ¿Mañana tenemos más castings de estos?— Giulia abrió los ojos, suspiró y asintió un par de veces con la cabeza, sonriente— Bien, pues yo también me voy, que ya es tarde— Ya había casi oscurecido por completo.

— ¿Porqué no te quedas a dormir?— Preguntó ella cariñosa extendiendo los brazos.

— Por que no cocinas la mitad de bien que mi madre— Giulia soltó una carcajada.

— Pero follo el doble de bien ¿No quieres follar conmigo?— Preguntó poniendo cara triste.

— Hasta morir deshidratado. Pero también puedo irme a comer y luego hacerme una paja pensado en tus muslos— Caminó hacía la puerta y la abrió.

— Mañana a las doce tenemos el primer casting— Le dijo Giulia antes de que saliera— ¿Por qué no vienes media horita antes?— Iván hizo una mueca con la cara.

— Las cosas se hacen bien o no se hacen, mañana a las diez estoy aquí— Giulia se mordió un labio.

— ¿Tu madrugando?— Preguntó extrañada— ¿Te has enamorado de mi?

— No, pero por meterme dentro de ti, me iría a China en triciclo— Ella soltó una carcajada— ¡Hasta mañana!— Tras despedirse Iván se fue a casa en bus. Cuando llegó ya eran casi las diez de la noche. El plan era sencillo, cenar ver un poco la tele y hacerse una paja para liberar tanto estrés. Pero cuando entró casa notó que algo iba mal. Todas las luces estaban apagas, excepto la del baño. La puerta estaba mal cerrada y un halo de luz se escapa el hueco. Avanzó en la oscuridad hasta llegar al umbral de la puerta. No se oía nada, solo unos quejidos, como si alguien estuviera llorando.

— ¿Mama?— Preguntó. Dejo de escuchar el llanto y todo se quedó en silencio por un instante. Entonces empezó a oír el movimiento del agua. Tras unos segundos escuchó un gemido, pero no eran como los anteriores, este más bien parecía de placer. Era muy tenue, pero lo oía perfectamente. Tragó saliva y empujó la puerta en el más estricto silencio, asomó la cabeza ligeramente y entonces la vio. Tras las cortinas de la ducha, metida en el agua con los ojos cerrados, con las piernas en alto sobre la bañera, masturbándose con un consolador. Se le erizó el vello y lo que notó entre las piernas fuera claramente como su pene se ponía erecto. Entonces ella por alguna u otra razón abrió los ojos y se giró.

— ¡Iván!— Gritó, se tapó el coño con una mano y tiró de las cortinas para cubrirse con la otra.

— Perdona, perdona— Dijo el a toda prisa cerrando al puerta— Es que pensé que estabas llorando.

— Pues no, no estaba llorando precisamente.

— Ya, ya, lo siento— <>. Se fue a su habitación y se puso ropa más cómoda. Cambió el vaquero y la camisa, por un pantalón de chándal y una camiseta de tirantes. Cuando fue a salir de su habitación escuchó a su madre.

— ¿Iván?— Él se acercó a la puerta del baño otra vez y puso al oreja.

— ¿Qué?— Preguntó aún nervioso.

— Se me han olvidado las bragas en mi cuarto ¿Puedes traérmelas? Deberían estar encima de la cama.

— Voy— Se acercó hasta la habitación de su madre, encendió la luz y lo vio todo tirando sobre la cama. Allí estaban las bragas, de color rojo intenso. Pero justo al lado, había unas esposas, una mordaza y unas bolas chinas— Joder— Dijo en voz baja al verlo. Era muy extraño, su madre, que siempre vestía recatada, nunca hablaba de sexo e incluso se ponía nerviosa cuando veía una escena de sexo en al tele, tenía todo aquel arsenal tirando encima de la cama a la vista de cualquiera. Finalmente cogió las bragas y volvió al baño. Picó dos veces a la puerta y su madre la abrió lo justo para que pudiera meter la mano y dárselas.

— Gracias— Dijo Laura desde el otro lado. Iván se fue al salón, se sentó en el sofá y puso la tele. Se quedó mirándola, pero sin verla, el plan era que tenía que cenar y luego pensar en Giulia, pero ahora no podía quitarse a su madre de la cabeza. Primero la encuentra masturbándose y luego todo el material encima de la cama.

<> En ese momento, escuchó la puerta del baño abrirse, se encendió la luz del pasillo y oyó como su madre se acercaba al salón. Se volvió a poner nervioso.

— Anda que tú también— Dijo ella desde el umbral de la puerta— Ya eres mayorcito para andar espiando a tu madre, ¿no?

— Y dale— Protestó Iván sin mirarla— Que pensé que estabas llorando, joder<< Venga no me lo creo ni yo, ya sabía lo que estaba haciendo y aún así miré>>

— Ya, ya— Dijo Laura con tono infantil— Bueno me voy a hacer la cena— Iván se quedó sentado en el sofá, hasta que diez minutos después su madre lo llamó.

— ¡Cielo!— Escuchó desde la cocina. Se levantó de mala gana y se presentó allí.

— ¿Qué?— Hasta entonces no la había visto, pero ahora si. Normalmente su madre siempre vestía un pijama largo en casa, pero esa noche solo iba vestida con un diminuto camisón negro, extremadamente sexy, tan corto que apenas le tapaba el culo, además era transparente, pudo ver perfectamente el rojo de las bragas através de él.

— Cógeme el tarro de miel el armario, porfa, que yo no llego— Laura no era muy alta, no llegaba al metro sesenta, pero Iván era más alto que ella, prácticamente le sacaba una cabeza. Se acercó hasta el armario, al lado de su madre, se puso de puntillas y cogió el tarro. Y cuando bajo la mirada, pudo ver perfectamente debajo del camisón<< Joder, no lleva sujetador>> Le vio perfectamente los pechos no muy grandes, pero redondos y bonitos, envueltos en seda. Le dio el bote y ella lo intentó abrir pero no pudo.

— A ver si tú me lo puedes abrir<< Venga ya ¿De que va?>> Cogió el tarro y lo abrió con extrema facilidad. Laura se acercó a él y lo agarró por un brazo.

— Ay, mi hombretón— Se estiró y le dio un beso en la mejilla— Gracias— Iván volvió al salón con su tele. Se sentó en el sofá y se puso a hacer zapping.

— Joder, setecientos siete canales y no hay nada para ver— Maldijo aburrido. La tele no le distraía lo suficiente y su madre volvió a su cabeza, esta vez recordó sus tetas, las pudo ver perfectamente<< Para ser sinceros son preciosas, pero no, las tetas de una madre son como los monstruos del armario, tienes que olvidarlas cuando tienes doce años>> La teoría era buena, pero no tanto la practica. Esta vez fue Laura la que vino al salón, entró sin decir nada. Se paseó por delante de Iván, es como si quisiera que su hijo la mirara. Él no quería, pero lo hizo. La miró de arriba abajo, vio sus pechos trasparentar através del camisón, sus muslos, sus caderas, sus pies descalzos deslizarse elegantemente sobre el parqué. Laura se acercó hasta la tele y abrió uno de los cajones del armario que estaba justo delante, donde estaban los cubiertos. Se inclinó hacia delante, el camisón resbaló hacía arriba e Iván pudo ver perfectamente su culo. Era bonito y grande y parecía firme, pero lo mejor de todo fue verle el coño. Abultaba a través de las bragas, casi se podían ver los dos labios juntarse, era delicioso. Su madre se puso derecha y él fingió estar mirando la tele. Laura volvió a pasar delante de él, tanto que le dio un par de golpes con la mano en el muslo.

—Ya casi está la cena— Dijo como si nada. Cuando vio por le rabillo del ojo como salía del salón, apartó los pantalones y el calzoncillo con una mano y con la otra se sacó la polla. La tenía dura, muy dura, se la había puesto a si Laura<< Es tu madre, joder, es tu madre>> Sintió la tentación de empezar a subir y bajar la mano, pero se contuvo y se la volvió a guardar, de tal forma que se notará poco debajo del pantalón, cosa difícil por el tamaño. No era muy larga, lo normal, pero era tan ancha como un roble.

Laura como prometió, volvió en seguida con una tortilla enorme. Ella no era de dietas ni nada de eso, comiera lo que comiera no engordaba nada. Los dos se sentaron a la mesa uno enfrente del otro, Iván no sabía que mirar, si la tele, el plato o los pezones de su madre.

—Ah, es verdad—Dijo ella— Pon el canal Hollywood, que van a dar Nueve semanas y media— Por un momento Iván consiguió mirarle a la cara aunque fuera con una mueca extraña.

— Anda, voy a poner esa cagada, además va a empezar ahora Demolition Man.

— ¿De que va?— Preguntó Laura<< ¿Con ese titulo tu que crees?>>

— Pues es el de Rocky partiendo cráneos y soltando tacos, pero en el futuro.

— Ay, no, no. Ya sabes que no me gustan esas películas, ponme la mía.

— Que no joder— Pero Laura se levantó y se dobló para coger el mando de la tele. Y finalmente puso la película que ella quería<< Nueve semanas y media es para ver con tu novia, no con tu madre>> Pensó Iván.

Terminó de cenar lo antes posible, antes de que llegaran las escenas más picantes. No quería estar enfrente de su madre cunado eso pasara, no sabría donde mirar. Se volvió a sentar en su sofá, justo detrás de ella, donde no podía verle sin girar la cabeza. Cruzó los brazos y se puso a ver la película. La cosa avanzó y llegó la escena, en la que Mickey Rourke juega con un cubito de hielo con Kim Basinger. Iván se puso nervioso, se había prometido no mirar a su madre, pero se traicionó y al volvió a mirar. Estaba muy sexy, con las piernas cruzadas, se la comió con la mirada, desde los pies desnudos hasta las caderas, donde las braguitas rojas aparecían debajo del camisón. Ya se la había puesto dura, mientras Rourke jugaba con los pezones de Kim y ella se derretía. Volvió a mirar a su madre, esta jugaba con el tenedor encima del plato, mirando la tele. Un tirante del camisón se le había caído, dejando medio pecho al aire, aunque Iván podía verle perfectamente las tetas através de la seda trasparente. No iba a mirar, se lo había prometido, pero la miró y su madre se la puso dura, casi sin hacer nada.

La escena terminó y Laura acabó su cena. Se levantó sin decir nada y se sentó en el sillón que estaba a la izquierda del sofá donde estaba Iván. Otra vez el podía ver a su madre, pero ella a él no. Llegó la escena donde lo hacen debajo de la lluvia. Laura recogió las piernas encima del sillón, juntándolas al culo, el camisón había dejado desnudo el culo al caerse, tan solo estaba cubierta por las braguitas rojas. Mickey apoyó a Basinger contra la pared y la penetró. Laura se lamió un labio y se lo mordió, de tal forma, que Iván no pudo resistirse y se llevó una mano debajo del pantalón. Ella se acarició una pierna, subiendo lentamente hasta el muslo<< ¿Dios, se está tocando delante de mi? >> Subió una mano, dejo caer un tirante elegantemente y deslizo una mano debajo del camisón. Cuando Iván vio aquello, se quedo con la boca abierta, agorándose la polla debajo del pantalón. Cuando los dos parecían estar en una nube, la escena se cortó y llegó la publicidad. Iván sacó su mano del pantalón y se la puso delante de la boca fingiendo bostezar.

— Me voy a dormir que mañana madrugo— Dijo levantándose.

— ¿Y eso?— Preguntó extrañada Laura.

— Na’, que tengo que currar mañana, ya te contaré.

— Vale cielo que duermas bien— Dijo su madre sonriente— Iván se fue a su habitación, se desnudo por completo, como hacía siempre y se metió en la cama. Se agarró la polla, ya la tenía blanda, pero con un par de sacudidas, se endureció otra vez. Pensó en Giulia, recordó la primera vez que se acostaron, la segunda y todas las incontables veces siguientes, pero su madre siempre aparecía por medio. Estaba jugando con su amiga y de repente aparecía, su madre, medio desnuda masturbándose delante de él.

— Joder— Dijo en voz baja. Se levantó, abrió el cajón de su mesita y sacó el tanga que le habían dado ese mismo día por la mañana, aún olía al perfume a su dueña. Se sentó en la cama y volvió a masturbarse con el tanga enroscado en su polla, recordando la noche anterior con esa mujer. Pero otra vez apareció su madre, allí en el pasillo, con el mismo camión, con un tirante caído, masturbándose mientras los miraba.

— Me cago en Dios— Gritó con furia, aunque en voz baja. Azotó el tanga contra la pared y se quedó sentado pensativo. Finalmente se levantó y se vistió. No quería masturbarse, sabía que si lo hacía se acabaría corriendo pensando en su madre y no podía hacer tal cosa. Así que salió de su cuarto caminó por el pasillo, pero cuando llegó al comedor la vio. La puerta estaba entreabierta, lo suficiente para ver que Laura estaba tumbada en su sillón, desnuda, con las piernas abiertas, masturbándose con un consolador. Iván no pudo evitar volver a mirar, con una mano se lo metía y se lo sacaba, mientras que con la otra se acariciaba el clítoris. Cada vez que el dildo la penetraba ella gemía y empujaba con las caderas. Iván quería sacarse la polla y hacerse una paja allí mismo, pero no. Consiguió reprimirse, abrió la puerta de la calle y salio en completo silencio.

Una vez en la calle ni siquiera espero al bus, se fue corriendo. Ya era de madrugada y no había nadie por la calle. Mientras iba corriendo, no paraban de venirle imágenes a la cabeza de su madre, cuando le enseñó el culo, cuando le miraba las tetas, cuando se acarició el muslo y sobretodo con el consolador, entrando y saliendo de su coño. Por fin llegó, jadeante y cansado, pero llegó. Entro a la recepción, el portero ya se había ido a dormir. Subió en el ascensor ansioso por llegar. Al llegar al piso que había marcado, el ascensor se detuvo y se abrieron las puertas, salió y corrió hasta su puerta. Le había dado una llave, así que entró sin llamar. Estaba todo a oscuras y en completo silencio. Subió las escaleras sin hacer ruido, abrió la puerta de su habitación lentamente y la vio dormida en la cama. La luz de la luna se colaba por la ventana, iluminando su cuerpo débilmente. Estaba totalmente desnuda, sus enormes y preciosos pechos subían y bajaban al respirar, sus muslos eran una contundente promesa y sus labios, gruesos y deliciosos eran un deseo. Se acercó lentamente a ella, se inclinó y la besó. Ella reaccionó, gimió y le rodeo con los brazos el cuello. Entonces abrió los ojos y sonrió.

— ¿Ya son las diez de la mañana?— Preguntó Giulia en voz baja. Iván Se tumbó a su lado.

— No, pero te necesito ahora— Ella se subió encima de él y se volvieron a besar.

Laura

Un leve rayo de sol que se colaba por la ventana la despertó. Sonrió, abrió los ojos y dio un largo suspiro. Luego se estiró debajo de las sabanas como una gata, elegante y sexy. Se levantó y abrió la ventana, hacía una mañana de domingo soleada preciosa. Un día perfecto. Laura rebosaba felicidad, estaba contenta, animada y por su puesto, excitada ante un nuevo día de travesuras. Es verdad que la noche anterior se había derrumbado en la bañera y se había echado a llorar. Se había masturbado delante de un montó de hombres por dinero, como una vulgar ramera. Se sentía sucia y depravada. Pero el mundo le sonrió cuando Iván la llamó mama al otro lado de la puerta. Cogió el consolador, se lo metió dentro de ella y gimió al hacerlo, a sabiendas de que su hijo iba a entrar y verla. Quería que lo hiciera, él no era un desconocido, era su hijo, lo que más quería. Quería exhibirse ante él, que la viera y que disfrutara por que solo había algo que deseara más que su Iván la mirara y era que sentirlo dentro de ella. Le provocaría tanto que no pudiera resistirse y tuviera que lanzarse encima de ella y haría lo que fuera para conseguirlo.

Después de ducharse se decidió a ir a la playa. Se puso un veraniego vestido color crema, unas sandalias y unas gafas de sol, tan solo eso, sin ropa interior, si alguien quería mirarla que viera algo interesante. Salió a la calle y cogió el bus. Estaba bastante lleno de gente, se sentó casi al fondo, junto a una mujer mayor que ella, algo gorda, por como iba vestida también parecía ir a la playa. En los asientos de al lado había dos chavales, un poco más jóvenes que Iván. El bus arrancó. Se subía y bajaba gente en cada parada, pero los dos chavales aún seguían allí. Cuando ya casi estaban llegando se empezaron a reír. Ella giró la cabeza disimuladamente y usando las gafas de sol los miró sin que se dieran cuenta. Claramente la estaban mirando a ella. Puso la oreja y escuchó lo que decían.

— Mira se le ven las tetas— Dijo uno no muy disimuladamente entre risas.

— Se le ve todo— Dijo otro un poco más serio— Me la esta poniendo como una piedra, está buenísima— Laura se llenó de orgullo, brillaba con luz propia. Era delicioso que unos chavales como aquellos pensaran en ella. Se levantó ligeramente el vestido, abrió un poco las piernas y les enseñó el coño, les miró y les dedico una sonrisa de estrella de cine.

— Quiero que cuando lleguéis a casa, os toquéis pensando en él— Los dos chavales se quedaron mirando con la boca abierta, tan solo uno consiguió asentir torpemente.

— Fresca— Dijo la señora secamente a la izquierda— Sois todas unas frescas— Laura la miró con sorna.

— Señora ¿Que pretenden que la miren a usted?

— Yo prefiero mirarte a ti desde luego— Dijo un hombre sentado detrás de ellas, su mujer que estaba al lado soltó una contenida carcajada. La mujer ofendida se limitó a fruncir el ceño. Un par de minutos después el bus paró delante de la playa, Laura se levantó y se bajo justo delante de los chavales

— Oye—Dijo uno dándole un toque en el hombro— Vamos a la playa, si quieres venir…

— ¿Por qué? — Preguntó ella— Queréis verme algo más.

— Bueno si quieres hacer otra cosa…— Dijo uno entre risas. Laura negó con la cabeza.

— Entrenar un poco antes y luego hablamos— Los perdió de vista en la parada del bus. Caminó hasta el paseo marítimo y allí observo la playa desde el muro. Estaba llena de gente, la mayoría serían turistas. Por suerte la gente de la ciudad como Laura conocía una pequeña cala que no estaba señalizada. Bajo a la playa y caminó entre toallas y sombrillas hasta llegar al final de la playa, una roca enorme. Se metió al agua y echó a andar. Dio la vuelta a la roca andando, con el agua por las rodillas. Cualquiera podía hacerlo, no era peligroso en un día con la mar tranquila, pero si no lo conocías era difícil encontrarlo. Llegó al otro lado, donde la roca se abría. Era un hueco en la piedra de treinta metros de ancho. Allí no había nadie. Se desnudó, tiró la toalla en la arena y se tumbó sobre ella. La brisa marina, el olor a mar, las gaviotas chillando, aquella zona le encantaba. Se acarició el vientre suavemente, cerró los ojos y pensó en la noche anterior. Se imaginó delante de Iván, acariciándose lentamente, los muslos, el pecho, la entrepierna. Bajo la mano y empezó a tocarse le coño. Pero en ese momento escuchó unas risas y vio a una pareja venir por el mismo sitió que vino ella.

<< Mira que bien, compañía>> Desplegaron la toalla y se tumbaron a escasos metros de ella. Estaban también totalmente desnudos, él rondaría los cuarenta, con la piel muy morena. Estaba en forma y rapado, tenía la polla bastante grande, no mucho pero si más de lo normal. Le resultó atractivo. Ella era también bastante guapa, rubia, con los pechos grandes, tanto que se caían hacía los lados por su propio peso. Estaba delgada y por lo demás no tenía mal cuerpo. Se quedaron a su lado hablando, pero apenas les prestó atención.

Cerró los ojos otra vez y volvió a jugar con Iván, estaba de nuevo sentada en su sillón desnudándose para su hijo, tocándose y haciéndole disfrutar. Se acarició los pechos con una mano y la otra la dedicó a su coño, húmedo y delicioso como siempre. Se lamió los labios, soltó un largo suspiro y empezó a mover los dedos más rápido.

— Si Iván, sigue por favor— Susurró. Siguió tocándose unos cuantos segundos hasta que escuchó un ruido a su izquierda. Miró sin mover la mano de su coño y vio a la mujer con la polla de su hombre en la boca. Él la miró y sonrió, Laura le devolvió la sonrisa y siguió masturbándose, pero esta vez dejo a Iván un momento para disfrutar un poco más de lo que ocurría delante de ella.

Subía y bajaba la boca, mientras que con la mano, le tocaba los huevos con suavidad. La polla desaparecía y aparecía tras los labios, al igual que los dedos de Laura lo hacían en su coño. Ella gemía cada vez que se la tragaba mientras el le acariciaba la cabeza.

— Trágatela toda—Le dijo Laura. El hombre le dio un toque en la cabeza  a su mujer y ella llevo la boca de su polla a la boca de su marido. Se dieron un largo y sensual beso, mientras él le acariciaba la entrepierna haciéndola gemir. Entonces ella miró a Laura y sonrió con lujuria<< Como hizo Diana en el sueño>> Pensó.

— ¿Quieres venir?— Le preguntó ella. No se lo pensó dos veces y se acercó a ellos. La mujer se arrodilló con las piernas abiertas sobre la boca de su marido y él empezó a comérsela. Laura vio su polla dura como una roca. El sol reflejaba la saliva que la rodeaba haciéndola brillar. Parecía deliciosa. La agarró con firmeza, pero con suavidad. Se le hizo la boca agua, tuvo la tentación de inclinarse y metérsela en la boca, pero se contuvo, su boca era solo para Iván. Se limitó a subir y bajar la mano armoniosamente. La mujer empezó a mover la cadera, restregándose contra la cara de su hombre. Laura le miró la cara, estaba sonriendo y gimiendo. Se tumbó boca abajo, se lamió la mano derecha y siguió masturbado al hombre, mientras que la izquierda la llevó por encima de su espalda, hasta su culo. Se metió el dedo índice y luego el corazón. Siempre que se masturbaba en el culo pensaba en Iván, era lo que su hijo quería de ella. Nunca había tenido sexo anal con un hombre y pretendía perder la virginidad con su hijo, que la primera polla que entrara en ella fuera la de Iván. Y si por ella fuera le hubiera dado también la de su coño, pero evidentemente no podía.

La mujer estiró los brazos al cielo, sonrió, gritó y se corrió en al boca de su marido, mientras Laura disfrutaba de su ano. Cambiaron de posición y ella se tumbó de espaldas con las piernas abiertas. El se puso encima y la penetró con un fuerte empujón. Laura deslizó un poco los dedos y volvió a jugar con su coño, mientras el hombre embestía con fiereza a su mujer. Ella se deshacía en gemidos y gritos cada vez que sus caderas chocaban. Laura se lamió los labios, sonriente

—Fóllatela, rómpele el coño— Empezó a masturbarse más rápido, cuando escuchó unos chapoteos a su espalda, eran los dos chicos del bus. Se quedaron con la boca abierta al ver el espectáculo. Laura hizo un gesto con la mano, ellos no se lo pensaron dos veces, se quitaron el bañador y echaron a correr. Al llegar empezaron a masturbarse. Eran atléticos y jóvenes.

— ¿Podemos mirar?— Preguntó uno.

— Claro— La pareja siguió follando como si nada. Laura le miro la polla al que tenía más cerca.

— ¿Yo te la he puesto así de dura?— Preguntó traviesa.

— Es que estas muy buena— Le sonrió pícaramente.

— Gracias ¿Quieres tocarme?— Al chaval se le iluminó al cara por un instante y asintió torpemente. Se dejo caer torpemente a su lado y empezó a tocarla lentamente, por las piernas, subió lentamente por los muslos y luego le agarró las nalgas con fuerza.

— Azótame— Dijo Laura, el chaval obedeció y le dio un sonoro golpe en una nalga, al que ella respondió con un gemido— Otra vez— Y volvió a darle otro azote en la otra nalga.

— Quiero follarte— Dijo el que estaba de pie, pero Laura negó con la cabeza.

— No cariño, lo siento. Podéis mirarme y tocarme lo que queráis, pero no metérmela<< En mi coño solo puede entrar la polla de Iván>> El hombre siguió embistiendo ferozmente a su mujer, esta estaba loca de placer. Le agarró del pelo y se volvió a correr, esta vez más suavemente que la primera. El hombre entonce se separó cansado y miró al chico que aún estaba de pie.

— ¿Quieres follar?— Preguntó—Cielo— Y señaló al chaval. Ella lo miró y tras hacer una mueca con la cara aceptó, se arrodillo delante de él y empezó a chupársela. Mientras el otro chaval seguía con Laura. Le acarició el culo con firmeza y bajo un par de dedos hasta su coño, acariciándoselo torpemente, con una mano nerviosa e inexperta.

— ¿Te gusta mi coño?

— Lo tienes muy mojadito— Dijo él respirando agitado.

—Si, me has puesto muy húmeda— Mintió ella, ya estaba mojada mucho antes, pero oír aquello seguro que animó al chaval. La mujer dejo de chupársela al chico. Se acercó a su marido, que estaba tumbado de espaldas sobre la arena, se sentó encima y se metió su polla en el coño.

— Ponte detrás— Dijo ella, el joven se apresuró rápidamente, la mujer se tumbó sobre el pecho de su marido y recibió una segunda en el culo.

— ¿Puedes darte la vuelta?— Le dijo el chaval a Laura— Quiero verte las tetas— Ella lo miró y se sonrió. Luego se dio la vuelta, enseñandole sus preciosas tetas.

— ¿Te gustan?— Preguntó tocándoselas, al chico se le hizo la boca agua.

— Me encantan— Extendió una mano y amaso una con torpeza. Laura tenía la polla del chico a escasos centímetros de su cara. Se la garro con fuerza y empezó a masturbarle.

— La tienes muy dura ¿Te las he puesto yo así?— El chico asintió torpemente.

— Me pones muy cachondo<< Me encanta>> Pensó ella traviesa, realmente le gustaba excitar tanto aquel joven— ¿Me la puedes chupar?— Eso no le gusto tanto. Su boca era solo para Iván. <> Realmente le daba pena el chaval, su amigo estaba haciendo correrse a una mujer por el culo y aquel pobre se limitaba a tocar, además había sido tan educado, siempre preguntado primero.

— Bueno vale— Dijo finalmente y a él se le ilumino la cara— Pero con la condición de que no te corras en mi boca, correte en mi cara si quieres, pero no dentro de la boca— Nunca había probado el semen de un hombre y eso si que no era negociable, el primero que tocara su lengua debía ser el de Iván.

La otra mujer se derretía con dos pollas dentro de ella, el chico empujaba con fuerza pero sin sincronía aún así le encantaba. Laura se arrodilló delante de su chaval con las piernas abiertas. Él estaba sumamente nervioso. Le agarró la polla y la lamió con delicadeza, hacía tiempo que no le hacía sexo oral aun hombre. Levantó la vista y le preguntó al chico,

— ¿Es la primera vez que la chupan?

— Si, si— Consiguió decir el entre jadeos

— Pues ya veras, te va encantar— Empezó a mover la mano de adelante atrás. Tenía el glande descubierto, no era virgen, aún así no habría estado más de un par de veces dentro de una mujer. Se metió aquella joven polla en la boca y el chico se estremeció. La recorría de arriba a abajo con los labios ayudándose con las manos, mientras que con la lengua le lamia el frenillo y el glande. Laura no había practicado mucho sexo a lo largo de su vida, pero aún así lo hacía muy bien. Se metía aquella polla en la boca con ternura, pensando que era Iván, pero Iván tenía que ser mucho mejor. Elevó la vista y miró al chico a la cara, pero estaba demasiado preocupado disfrutando de su mamada con los ojos cerrados. Giró la cabeza y vio como los dos hombres se corrían dentro de la mujer, primero el chico en su culo y luego su marido en su coño.

<> Se llevó una mano a su entrepierna y se metió dos dedos, estaba más húmeda que el mar, apunto de correrse. El chaval empezó a gemir más fuerte y empujar con la cadera. Laura se sacó la polla de la boca y lo miró a la cara.

— ¿Te vas a correr?— Pregunto entre gemidos, metiéndose los dedos.

— Si…

— ¿Te quieres correr en mi cara?

— Si…

— Correte en mi cara, cariño, ponme perdida— Le dio la polla al chaval que siguió masturbándose como ella. Laura se quedó mirado aquella polla, apuntando a su cara, metiendo y sacando los dedos en su coño. Cerró los ojos y entonces la polla de Iván empezó a descargar en su cara, un chorro encima de la ceja, otro en la nariz y el último en el pómulo. Gritó y gimió con los dedos en su coño, entonces con todo el semen recorriéndole la cara se corrió sobre la arena, con un orgasmo delicioso, se sacó los dedos, se frotó de lado a lado y empezó a eyacular sorbe la arena.

Cuando abrió los ojos, la pareja, el otro chaval y el suyo la estaban mirando. Ella se echó a reír con al cara empapada en semen y todos la siguieron.

Después del buen sexo, se dieron un baño todos juntos bajo el sol. Se intercambiaron teléfonos y antes de despedirse prometieron volver a verse.

Volvió a casa otra vez en bus, algunos hombres la miraban al pasar, por supuesto le encantaba. Ya no se sentía culpable, ni tenía remordimientos. Se sentía libre y morbosa, su hijo la había liberado y le había abierto los ojos. Y se lo quería agradecer.

Llegó a casa, se duchó quitándose arena, sal y semen. Quedó totalmente limpia, se echó unas gotitas de su perfume de rosa y se peinó. Tan solo se cubrió con un camisón blanco parecido al negro que usó la noche anterior. Sin ropa interior y con los pies desnudos. Estaba preciosa y resplandeciente, pero esta vez sería solo para Iván.

Salió del baño y se fue a hacer la comida. Poco antes de las tres de la tarde llegó Iván a casa.

— Hey— Dijo haciendo un saludó con la cabeza.

— Hola cielo ¿Ya has llegado?

— No, estoy abajo aparcando, ahora subo.

— Que tonto eres— Dijo Laura entre risas— Enseguida está la comida. Diez minutos después los dos se sentaron a la mesa. Laura había preparado un pollo asado con miel, el plato preferido de Iván, este iba a ser su gran día, tenía que conquistarlo en todos los sentidos. Mientras comían, la tele estaba puesta, pero ninguno le prestaba mucha atención. Iván alternaba la vista entre el plato y disimuladas miradas al escote de su madre, Laura hablaba de temas intrascendentes, hasta que sacó el tema del trabajo.

— Bueno, todavía no me has contado en que trabajas.

— Es un poco delicado— Confesó él.

— ¿Por qué? ¿Eres un policía infiltrado? ¿Traficas con drogas?

— No, nada de eso— Dijo el sonriendo— ¿Te acuerdas de Giulia?— Laura asintió un par de veces.

— Tu novia italiana— Iván negó con la cabeza.

— No es mi novia, solo nos hemos acostado un par de veces— Su madre arqueó una ceja y sonrío con picaría— Bueno vale, veintitrés, pero aún así no somos novios… solo amigos— Dijo Iván con cierto tono triste.

— Ya bueno ¿Y que pasa con ella?

— Pues cuando volvió a Italia, hace tres años, creó una pagina Web, un sex shop online. Y le ha ido bastante bien, de hecho le ha ido muy bien. Así que ahora ha creado otra página, parecida.

— Ya ¿Y que?— Iván bebió agua y suspiró.

— Soy su ayudante, trabajamos en una página de Webcams eróticas— Dijo finalmente, su madre hizo un gesto de duda.

— ¿Qué es una WebCam erótica?— Preguntó, aunque conocía de sobra la respuesta.

— Pues através de Internet, puedes ver desde tu casa, a gente por el ordenador, en directo. Les haces peticiones, que se desnudes y tal…<>

— ¿Y que hacéis, os masturbáis o hacéis le amor o que?— Iván le apartó la mirada, era un chico muy carismático y nada tímido, pero cuando hablaba con su madre de estos temas, se convertía en un bibliotecario aún virgen.

— No, no— Dijo con la voz entrecortada— Nosotros solo hacemos el casting, yo le ayudo a decidir manejo la cámara, la ayudo con cosas de Internet, pero yo no salgo en Internet, ni nada de eso<>

— Bueno y en los castings esos ¿Qué hacéis? ¿Cómo sabéis que una persona es buena para salir en la WebCam?— A Iván se le torció un poco el gesto.

— Mama, ya sabes que no me gusta hablar de estos temas contigo.

— ¿De que temas?— Preguntó Laura inocente.

— Pues temas de sexo, ya sabes, me da vergüenza.

— Tienes veinticuatro años ¿Y te da vergüenza hablar de sexo?

— Contigo sí— Confesó Iván— Hablemos de otra cosa ¿Qué has hecho está mañana?— Laura se lamió las labios, hubiera deseado contarle con pelos y señales todo lo que hizo aquella mañana, pero ya era demasiado, estaba muy nervioso y no quería torturarle.

— Pues no te lo puedo contar, por que no quieres hablar de sexo— Iván la miró extrañado.

— Vale tienes razón, no me lo cuentes— Terminaron de comer, recogieron la mesa y se sentaron en el sofá. Está vez Laura no se sentó en su sillón, si no que se tumbó al lado de Iván, apoyó la cabeza contra un cojín, puso las piernas desnudas encima de los mulos de su hijo y el camisón se deslizó hacía atrás.

— ¿Te gusta mi color de uñas?— Iván les echó un vistazo, estaban pintadas de un rojo intenso. Se mordió un labio disimuladamente, luego miró a su madre, pero vio algo más

— Si están…— Le miró a los ojos, pero no puedo evitar verle el coño desnudo unos centímetros más abajo— Muy bien— Devolvió la vista a la tele rápidamente fingiendo no haber visto nada.

<> Laura se empezó a poner cachonda, mordió un labio obscenamente. Dio un largó suspiro, parecido a un sonido orgásmico y movió las piernas, frotándole el paquete a su hijo, él se limitó a carraspear y fingir que no pasaba nada.

— Voy a dormir un poco, cielo, no me despiertes— Laura cerró los ojos y fingió dormir. A cada poco abría un poco los ojos, casi imperceptiblemente, lo suficiente para ver como Iván se la comía con la mirada. Le miraba los pies, los muslos y sobretodo loe miraba el coño. Poco empezó a notar un bulto debajo de sus piernas, allí donde estaba la polla de Iván

<> Y al hacerlo ella se mojaba. Había llegado el momento. Se llevó un dedo a la boca y lo mordió con ternura. Empezó a mover las piernas lentamente y comenzó a suspirar. Tragó saliva, el pecho se le inflaba con cada bocanada de aire levantadote las tetas. Los suspiros se convirtieron en ligeros gemidos de placer, estaba fingiendo tener un sueño húmedo. Soltó una risita lujuriosa y se acarició el vientre con la yema de los dedos. Luego vino lo mejor. Sintió otros dedos, en las plantas de sus pies.

<> Notó como Iván le levantaba las piernas y se arrodillaba en el suelo. Una lengua juguetona apareció en escena, le lamió la planta de los pies, mientras unas manos suaves los acariciaban con dulzura y habilidad. La lengua fue subiendo, le lamió todos los dedos uno a uno, haciendo derretirse. Se metió dos dedos en al boca y siguió jugando con ellos con la lengua, estremeciendo a Laura.

<< ¡Cómeme Iván, cómeme entera!>> Y entonces llegó el gol en el minuto 94, llegó Jesús, llegó ultimo día de colegio. Iván le juntó los pies y entre ellos puso su polla. Empezó a empujar, rozándole cada pie con su falo, duro y tieso<< Fóllame cielo, métemela>> Laura se deshacía entre gemidos. Iván siguió haciéndose una paja con los pies de su madre, hasta que no aguantó más. Cogió los dos pies con una mano y con la otra terminó sobre ellos, llenándoles de semen. Le colocó los pies sobre el sofá, Laura abrió los ojos y vio como se iba del salón. Se miró los pies, chorros de amor de Iván se los acariciaban, era calido y agradable.

— Ojala hubiera sido en la boca— Susurró. Unos segundos Iván volvió, pero está vez Laura se quedó con los ojos abiertos, el coño al aire y los pies llenos de semen, fingiendo que no pasaba nada.

— ¿Ya estas despierta?— Preguntó el nervioso, con unos clínex en las manos.

— Si, me ha despertado un sueño— Dijo mirando la tele, con total naturalidad.

— Ya…— Dijo Iván— Bueno yo me voy un poco a jugar al PC.

— Vale cielo, pero una cosa, voy a hacer una cosa en mi cuarto un momento, cuando salga quiero que me ayudes a descolgar las cortinas, que yo sola no me atrevo

— Vale… bueno pues avísame…cuando acabes— Iván se fue por el pasillo y se encerró en su cuarto, cuando escuchó la puerta cerrarse Laura se echó a reír como una niña traviesa.

— Pero que mala soy— Se acarició el coño con dulzura— Y que mojada estoy— Dijo con un suspiro. Se levantó, se deslizó los tirantez por los brazos y el camisón cayó placidamente al suelo, quedándose totalmente desnuda. Caminó hasta su cuarto y arrimó la puerta hasta la pared, pero no la cerró. Sacó del cajón de su ropa interior, las bolas chinas y la polla de Iván. Se tumbó sobre la cama y puso en marcha las bolas. Comenzaron a vibrar emitiendo un zumbido, se la llevó a la entrepierna y se jugó con ellas en su coño, húmedo y delicioso. Las rozó contra el, pero sin metérselas. La vibración, la volvía loca, comenzó a gemir y a gritar, sin contenerse, quería que Iván la escuchara. Él sabía lo que estaba haciendo, pero quería recordárselo. Se llevó las bolas chinas a su culo y se penetró con ellas, dentro siguieron vibrando, haciendo que se derritiera. Cogió la polla de Iván y se la llevó a la boca, lamiéndola y saboreándola. Ya no sabía a látex, se había masturbado con él tantas veces que ya estaba impregnado el olor de su coño en él. Se llevó otra mano a su clítoris. Las bolas por detrás, su mano en su coño y la polla de Iván en su boca, penetrada por todos los agujeros. Empujaba con la cadera y si no fuera por el falo de plástico que tenía en la boca gritaría hasta quedarse afónica.

<> Notó el semen de su hijo mojándole los pies, se había quedado frío y era delicioso sentirlo, recorriéndole el empeine, las plantas, colándose por entre los dedos. No pudo resistir más y se corrió, eyaculó bañando la cama en su líquido.

Se sacó todo los juguetes de su cuerpo y se quedó tumbada sonriente, sobre unas sábanas empapadas por ella misma. Disfrutó de la relajación del orgasmo durante unos cuantos minutos, hasta que la promesa de nuevos juegos y perversiones la animó a levantarse. Un sin fin de ideas le recorrieron la mente, pero tan solo se quedó con una. Volvió a coger las bolas chinas y se las metió, una en el coño, la otra se quedó fuera. Salió de su cuarto y llamó a la puerta de Iván.

— ¿Cielo?—

— Dime—Dijo él tras unos segundos al otro lado

— Ya estoy lista ¿Vienes y me ayudas?

— Sí… Un segundo— Se fue al salón y se puso el camisón, pero no se lavó. Tenía el culo, los muslos y el coño pegajosos de todo el líquido que había eyaculado. El semen de sus pies se había secado, formando manchas. Era la viva imagen de la lujuria.

Un par de minutos después legó Iván y Laura activó las bolas chinas, que al instante se pusieron a vibrar en su coño

— ¿A ver, qué hay que hacer?<< El amor hasta que muramos por agotamiento, mi amor>> Pensó ella, pero dijo otra cosa.

— Hay que quitar las cortinas para lavarlas, por que ya están muy sucias<< Como yo>> Iván asintió, cogió una silla, la puso al lado de la ventana y cuando fue a subirse Laura lo detuvo.

— Deja ya me subo yo, tú agárrame para que no me vaya— Se subió a la silla y le enseñó todo lo que tenía. Le puso el culo en la cara, mostrándole su humedad, por como olía daba una idea de su delicioso sabor. Las bolas vibraban en el mojado coño de Laura delante de la cara de su hijo— ¿Me sujetas bien?— Le preguntó notando sus manos en las caderas, mientras ellas quitaba los visillos.

— S-si…— Dijo él nervioso. Laura quitó todos los visillos y dejó caer las cortinas al suelo, pero cuando fue a bajarse de la silla, resbaló, perdió el equilibrio y se precipitó al suelo con un chillido de terror. Pero Iván estuvo rápido y la cogió en brazos antes de que cayera. Con el susto, lo que se cayó fueron las bolas chinas del coño de Laura haciendo un ruido metálico al caer. Cuando llegaron al suelo, siguieron zumbando y moviéndose solas. Iván soltó a su madre y está se puso de pie, tapándose la boca con las manos.

— Dios mío— Dijo con falsa vergüenza— hijo es que…— Iván hizo una mueca con la boca, pero sin mirar a su madre a la cara.

— Tranquila… no pasa nada ¿Me necesitas para algo más?— Laura se tapó los ojos con una mano y negó con la cabeza.

— No, ya… ya está, gracias cielo— Iván se fue sin decir nada, Laura se quitó la mano de los ojos y se echó a reír conteniéndose para no hacer mucho ruido. Después de la escenita su hijo se encerró en su cuarto sin decir nada y ella por fin se dio una ducha. Tuvo la tentación de volver a masturbarse, pero prefirió esperar. Es tarde no se volvieron a ver. Solo cuando llegó la cena Iván salió de su cuarto. Se pusieron a cenar en completo silencio, solo la tele lo rompía. Hasta que Laura habló.

— A ver cielo, respecto a lo de antes…

—… no hace falta— La interrumpió Iván sin mirarle a la cara.

— No si hace falta, ya se que no te gustan estos temas, pero tengo que decírtelo— Continuó testaruda— Cuando me eché la siesta tuve un sueño de esos, ya sabes… tontos— Iván cogió su baso de agua y lo vació de un trago— Y tuve que terminarme en mi habitación, seguro que a ti también te ha pasado— Iván hizo una mueca con al cara, pero no respondió— Y bueno lo de que tuviera las bolas todavía ahí, pues, no se. No pensé que me las fueras a ver, ya está. Una tiene sus necesidades.

— Vale, vale— Dijo finalmente Iván tras dar un largo suspiro— Lo entiendo perfectamente— Se hizo una larga pausa, que Iván rompió con un comentario— No pensé que te fueran esas cosas—<< ¡Sí, sí, sí!>> A Laura la invadió una especie de orgullo, por fin había conseguido que su hijo se abriera un poco ante ella. Era hora de volver a jugar, preparar el terreno para finalizar el día por todo lo alto.

— ¿Que cosas?— Le preguntó— ¿Masturbarme?

— No— Dijo aún tímido, sin mirarle a la cara— Lo de usar juguetes y eso.

— Ah, bueno cielo, a falta de un buen hombre siempre puedes recurrir a otras y a la imaginación. De todas formas, siempre viene bien darse un poco de cariño de vez en cuando, aunque tengas sexo a menudo. Yo lo hacía estaba con tu padre, pero claro en ese caso, de alguna forma tenía que terminar— Dijo antes de soltar una carcajada. Iván se digno a mirarle y sonreírle— ¿Tú no te masturbas? Aunque te acuestes con chicas buenísimas cada dos por tres— Él se estremeció, tragó saliva y la sonrisa se le borró del rostro, pero seguramente el morbo que le daba su madre lo empujó a contestar.

—De…de vez en cuando, si— <>

— Normal, los chicos de tu edad solo pensáis en follar todo el rato— Después de cenar, recogieron la mesa y se sentaron en el sofá los dos juntos, como por la tarde. Laura notaba las miradas de Iván mucho más lascivas y arriesgadas. Le miraba, las tetas, las piernas, los muslos, pero sobretodo, le encantaba cuando se le subía el camisón y le enseñaba el coño. Cada mirada, cada roce, cada provocación hacía que el bulto de su entrepierna se volviera cada vez más evidente.

Cuando acabaron de ver una película, Laura cogió el mando de la tele rápidamente y se puso a hacer zapping, tenía un objetivo claro << A ver como reacciona y a ver como reaccionó yo>> Fue cambiando de canal poco a poco. Un montón de cosas pasaban ante ellos. Un partido de futbol, un debate político, un documental de ovnis, una pelicula antigua de guerra, la teletienda, una maruja echando las cartas, una polla penetrando un coño…

— Uy— Dijo Laura— Madre mía…— Un hombre, que parecía un armario ropero, estaba embistiendo a una rubia a cuatro patas— Vaya lo que tiene ese ahí— Continuo ordinariamente, tras unos segundos en silencio. Miró el paquete de Iván que saltaba a la vista, estaba totalmente empalmado— La tienes muy dura— Le comentó en voz baja— A él le volvieron las inseguridades y la timidez y se tapó con las manos como pudo— ¿Quieres hacerte una paja?— Le preguntó

— Sí— Consiguió decir su hijo entre balbuceos.

— Yo también estoy algo mojada— Laura se levantó del sofá. Iván no resistió más, se bajo los pantalones, se la agarró con fuerza y comenzó a masturbarse delante de su madre— Pásalo bien cielo— Se inclinó, le dio un beso en la mejilla y le acarició la mano que tenía en la polla con dulzura— Si manchas algo al correrte, límpialo, ya sabes que ando descalza, a ver si me voy a machar los pies con tu semen— Iván asintió mirándole a la cara, con la boca entreabierta haciéndose una paja, parecía un pervertido.

Laura se fue a su habitación, no aguantaba más. Quería volver al salón, sentarse encima de su hijo y sentirlo dentro de ella, que la follara y que se corriera dentro. Pero aún no era el momento, tenía que ser él quién diera el paso, tenía que obligarla para que fuera todo perfecto. Se metió en su habitación pero dejo la puerta abierta. Cogió el móvil y lo colocó encima del armario, desde donde grababa toda la habitación. Se quitó el camisón y lo tiró al pasillo. Apagó la luz, encendió la tele iluminando la habitación débilmente. Puso el mismo canal porno que veía Iván y le subió el volumen. Sacó del cajón, las esposas, la mordaza, la polla de Iván y las bolas chinas. Se puso la mordaza, la enorme bola roja dentro de su boca. Luego se tapó los ojos con un una media, quedando totalmente ciega. Por ultimo se esposó con las manos a la espalda y se subió a la cama. Activó las bolas chinas que comenzaron a vibrar y se las metió en el culo. Luego cogió el consolador y se sentó encima de, metiéndoselo hasta el fondo. Dobló las rodillas, abrió las piernas hasta que su pelvis tocó el colchón y empezó a mover las caderas.

Comenzó a empujar con la cadera, haciendo que la polla de Iván se moviera dentro de ella, mientras que las bolas chinas zumbaban en su culo derritiéndola. Comenzó a gemir y gritar más incluso que la chica de la peli porno, incluso con la mordaza. Y entonces lo escuchó. El crujir de la madera del parque, Iván se acercaba. La iba a ver amordazada y esposada, penetrada por el culo y el coño a la vez, totalmente indefensa ante él. Si quería podía empujarla, quitarle las bonas chinas y metérsela por el culo, podía quitarle la moradaza y correrse en su boca, o podía tumbarla en la cama, abrirla de piernas y follársela, podía hacer lo que quisiera con ella, era suya. Todo sería perfecto, con tal de tenerlo dentro de ella.

Siguió masturbándose cuando escuchó los pasos en el umbral de la puerta acercarse hasta ella<< ¡Fóllame Iván, fóllame! >>Trató de gritar, pero la mordaza se lo impidió. Ya estaba a su lado, escuchaba sus jadeos, su mano masturbar su preciosa polla, estaba junto a ella haciéndose una paja<< ¡Métemela cariño, hazme tuya!>> Empujó con la cadera tanto que se cayó hacía delante y el consolador se le salió del coño. Lo cogió con las manos esposadas y se lo volvió a meter. Se penetraba con él con fuerza y dureza, sin piedad se su pobre agujero. Estaba a punto de correrse, cuando escuchó los gemidos de Iván y una deliciosa lluvia, caliente y espesa la baño en gloria<< ¡Correte encima de mi, cariño! >> Notó el semen, húmedo y delicioso en su piel, deslizándose entre sus nalgas, manchándole el ano, el coño y el consolador que entraba y salía- Dos empujones más y el llegó el éxtasis, un orgasmo intenso y salvaje que la hizo volar, mientras su liquido se mezclaba con el de su hijo, empapándole las manos, los muslos y la cama.

Quedó exhausta, tenía flojas las piernas y las manos le temblaban. Se estiró y en esa misma posición se quedó dormida placidamente, con la promesa de que al día siguiente su hijo y ella serían uno.


La cosa se va poniendo interesante ¿Que creeis que pasará en la siguiente entrega? Tendreis que esperar para verlo

Ya sabeis que podeis sugerirme cualquier cosa o charlar conmigo en mi correo, Nos vemos!

PD: A menudo Iván y Laura expresan sus pensamientos entre acotaciones (<<>>) si os entontrais con una acotación vacía <> disculperme, es un error de la página. Intentare corregirlo.