Un juego peligroso Vol. 1

Una madre, encuentra su despertar sexual tras tener un sueño erótico. A través de su hijo descubre su verdadera sexualidad. Vouyerismo, exhibicionismo, sexo duro y demás son las aventuras a las que se enfrentará, en su sueño de seducir a su hijo.

Laura

En aquel momento estaba hablando José Luis, el director del Instituto. Era un viernes de verano y había castro de profesores para evaluar a los alumnos en la recta final del curso. Laura no paraba de mirar el reloj de la pared, cada vez parecía que iba más lento sin embargo ya marcaba casi las diez de la noche. Cuando aún estaba hablando el director, le llegó un mensaje a Laura. Sacó el móvil disimuladamente de su bolso y lo escondió debajo de la mesa, como tantas veces había visto hacer a sus alumnos.

— Tienes calor?— Escribía el mensaje, Laura sonrío pícaramente.

— Ni te lo imaginas,  estoy empapada…— Unos segundo después el móvil volvió a vibrar.

— uuuh.. Por donde estas empapada?

— Por la espalda, el cuello, por el pecho… entre las tetas, ya sabes.

— Y entre las piernas?

— Ahí es donde más mojada estoy— Cuando Laura alzó la vista, la reunión ya había terminado y todo el mundo ya estaba recogiendo. Ella hizo lo mismo, pero no se dio mucha prisa, espero a que todo el mundo se hubiera ido, solo se quedaron ella y Chema, el jefe de estudios.

—Qué aburridas son las reuniones ¿Verdad?— La rodeó con los brazos y le empezó a dar besitos en el cuello mientras ella se estiraba sobre la silla. Subió lentamente la mano por su estomago hasta su pecho, deslizó la mano dentro del vestido y le acarició un pecho suavemente, Laura empezó a reírse hasta que le sacó la mano del vestido.

—Aquí no, Chema— Pero el no se dio por aludido y esta vez fue hacía abajo. Colocó la mano sobre su rodilla recorrió lentamente el muslo hasta el final.

—Basta ya, te he dicho que aquí no— Zanjó. Se levantó y se colocó el vestido.

— Joder— Chema hizo una mueca con al cara y se puso con los brazos en jarra— Por lo menos podrías avisar los días que te vas a poner calienta pollas para que no me haga ilusiones.

— ¿Qué me has llamado?—Pregunto ella ofendida.

— Caliente pollas, trasparentando el sujetador, todo el día poniéndome ojitos, me dices que estas empapada y cuando me acerco a ti, ‘’aquí no’’. Eso tiene un nombre y es una calienta pollas—La bofetada que le dio sonó en todo el instituto.

— Llévame a casa ahora mismo.

— Que te lleve tu madre— Chema cogió su chaqueta y salió sin decir nada más.

— ¡Pues tú eres un imbecil y un cerdo!— Le grito Laura mientras se iba.

Rebuscó en su bolso la cartera para pagar un taxi, pero se le había olvidado en casa, así que decidió volverá andando. Cuando salió a la calle ya era de noche y además estaba lloviendo a mares y para colmo solo llevaba un vestido veraniego que apenas abrigaba y unas simples sandalias. Se colocó los libros sobre la cabeza y echó a andar bajo el agua.

Cada vez llovía con más fuerza, estaba empapada de arriba a abajo y tiritando de frío y todavía estaba a mitad de camino. Llegó a un semáforo, pero por desgracia, estaba en rojo y venían algunos coches. En la otra acera vio a un hombre salir de un portal, iba vestido entero de negro y encapuchado. No había nadie más en la calle y aquel tipo le dio muy mala espina así que prefirió seguir adelante y cruzar en el siguiente paso.

Siguió andando, pero se dio cuenta de que el hombre había cruzado y estaba detrás de ella. Continúo andando unos pasos más, pero parecía como si se estuviera acercando. Laura se puso muy nerviosa y acelero el paso, sin embargo el extraño también lo hizo. Continuó caminado más rápido, casi corriendo, y él también aceleró, cada vez lo notaba más y más cerca, es como si estuviera jugando con ella.

<< ¡Socorro me va a violar!>> Quiso decir, pero no le salieron las palabras. No había nadie más en al calle, ni siquiera pasaban más coches, estaba completamente sola contra él. Entró en pánico y echo a correr tan rápido como pudo, intentado dejarlo atrás. Corría y corría, pero él lo hacía más rápido. Estaba ya casi encima, cuando por fin vio a una pareja bajando de un coche.

<< OH gracias, gracias >>

— Ayuda por favor— Dijo jadeante— Creo que me quiere…— Por el rabillo del ojo vio al hombre justo detrás de ella, pero… simplemente pasó corriendo a toda prisa con la cabeza agachada intentado no mojarse, ni siquiera se fijó en ella.

— ¿Qué ocurre?— Preguntó la mujer, era alta, rubia, con el pecho grande y por el vestido de fiesta que vestía, parecía tener bastante dinero.

<>Pensó

—No, nada— contestó aún jadeante— Creía que ese hombre me iba a hacer daño.

—Dios mío, ¿Está bien?— Preguntó el hombre acercándose a su esposa, también era alto, guapo y ya lucia laguna cana, vestía un elegante traje negro.

— Sí, sí, perfectamente, bueno algo mojada—

—Ya veo… — Aquel hombre se la comió con la mirada, el vestido se le había pegado al cuerpo y transparentaba su ropa interior.

<< Me ha mirado con todo el descaro del mundo delante de su mujer, será cerdo>>

—Es muy guapa, verdad Rubén— dijo ella mientras se acariciaba el canalillo con un dedo.

— Si que lo es— él le colocó una mano en el muslo y comenzó a acariciarle la pierna.

— Bueno… creo que ya me voy, gracias— Dijo desconfiada

—Podemos llevarte si quieres— Dijo ella, cogiéndola de un brazo, Laura se liberó bruscamente, pero al hacerlo, se le cayeron los papeles al suelo. La mujer, muy amable, se remangó el vestido y se agachó a  recogerlos, demostrando que era tan caro que no le había quedado dinero para comprar unas bragas a juego. Se quedó mirando como una tonta y no vio al hombre acercarse a ella.

— Tranquila, no hace falta ser mal educados— Dijo al agarrarla por la cadera.

— ¡Déjame me paz!— Trató de liberarse empujándole pero él era más fuerte, la agarró por un brazo y se lo retorció hacía la espalda haciéndole mucho daño, mientras que con al otra mano le tapó la boca.

— ¿Quieres los papeles?— Preguntó la rubia con tono amable—  Pues tendrás que ganártelos— Se fue a la parte de atrás del coche, abrió el maletero y sacó una cuerda y una mordaza. Rubén le retorció aún más el brazo y a la arrastro al parque que estaba justo detrás. Estaba muy oscuro y por desgracia, Laura no veía a nadie que al pudiera ayudar, trató de luchar lanzando patadas y cabezazos, pero fue en vano.

La arrastraron hasta un banco donde el hombre la tiró, el lugar apenas estaba iluminado por una farola. Mientras él la inmovilizaba, ella la puso la mordaza, una gran bola roja metida en la boca, amarrada a la cabeza. Después le ató las manos al banco.

— Si que está buena— Laura tenía 43 años y un cuerpo de infarto. Era delgada, con los pechos del tamaño de la mano, con unas piernas largas y estilizadas, la piel morena y una bonita cara redonda.

La mujer se puso a cuatro patas y avanzó hacía ella. Le abrió las piernas y se colocó a escasos centímetros de su boca.

— ¿Qué quieres que le haga?— Preguntó

— Desnúdala Diana, quiero verla bien— Laura gritó algo, pero con la mordaza no se le entendió nada. La mujer le recorrió con al lengua la cara, bajó por su cuello y cuando llegó al pecho, agarró el vestido con furia y con dos tirones lo desgarro, dejándola media desnuda.

— Sigue, quiero verle las tetas—

<< Dios no, se está masturbando mirándome>>Rubén se sacó la polla y comenzó a masajearla.  Mientras Diana tiró de los tirantes hasta arrancarle el sujetador, Laura empezó a resistirse con más fuerza, pataleando e intentado gritar.

— ¡Para de hacer eso!— Gritó Diana, le golpeó con la palma de la mano en un pecho, luego le dio en el otro, le golpeó una y otra vez. Cada vez le daba más fuerte y más rápido. Hasta que dejó de patalear cuando ya tenía las tetas enrojecidas. Cuando se tranquilizo un poco, la agarró por el cuello y le retorció un pezón.

— Si te portas así de mal, Rubén no te va a follar— Se lamió los dedos y los deslizó hasta abajo, hacía la entrepierna de Laura. Metió la mano debajo de las bragas y comenzó a masturbarla. — ¿Y tu quieres que te folle verdad?, quieres que te la meta hasta el fondo— Laura cerró los ojos y apartó la cara<< No me metas los dedos, así no>> Quieres que te ponga a cuatro patas y te rompa el coño, verdad guarra— Le sacó la mano de las bragas y le escupió a la cara riéndose con como una niña traviesa. Le restregó toda la saliva con la mano, por la frente, la nariz y los pómulos, mientras miraba a su marido lamiéndose los dedos.

— Lo tiene rasuradito— Dijo, al tiempo que Rubén se la sacudía lentamente.

—Quítale las bragas quiero vérselo—

<> Le junto las piernas y las puso mirando al cielo, luego le subió las bragas hasta las rodillas, dejándole el coño al aire.

—Ven, ven aquí— Rubén hizo un gesto con la mano y su mujer obedeció al instante arrodillándose delante de él. Laura bajó las piernas y las recogió en el banco tapándose las vergüenzas e intentado quitarse el frío, seguía lloviendo y encima ahora estaba medio desnuda. Mientras tanto, Diana agarró la polla de su marido y con al otra mano jugaba con su coño. La recorrió con la lengua varias veces, antes metérsela en la boca. Se deleitaba saboreándola y lamiéndola, al tiempo que miraba a Laura con lujuria.

— ¿Te gusta como se la chupo?— Laura apartó la mirada avergonzada— Tu también puedes hacerlo— Volvió a tragársela tres o cuatro veces más— Es deliciosa. Si se la chupas también como yo, puede que se corra en tu boca para recompensarte << No la mires, no la mires>> Era algo muy extraño, pero le había gustado cuando le había metido los dedos y verla ahora, de rodillas, haciéndole una mamada a su marido, ahí delante, la estaba excitando— Mira cariño, creo que te la quiere chupar, seguro que está empapada solo de pensarlo—

Laura se traicionó y volvió mirar. Rubén agarró por la cabeza a su esposa y comenzó a empujar, con cada embestida veía como la punta de la polla se estrellaba contra la mejilla. Cada vez empujaba más fuerte y más profundo, se la tragaba entera hasta que los huevos le daban en la barbilla. Tras cuatro o cinco embestidas, se la dejó metida entera en la boca, hasta el fondo. Unos segundos después se la sacó, Diana dio una gran bocada de aire y volvió a mirar a Laura riéndose, mientras le caí saliva por la barbilla.

— ¿Por qué no le comes el coño?— Dijo Rubén— Quiero que sepa lo que puedes hacer con la lengua—

<> Pensó ella. Diana tenía otra opinión, se acercó a cuatro patas y le recogió con cuidado una de las piernas.

— Fíjate que pies tan bonitos tiene, me encanta su color de uñas— Con tanto forcejeo había perdido las sandalias y tenia los pies mojados y sucios— Me encantan como huelen— Recorrió con al lengua la planta, desde el talón hasta el dedo gordo. Empezó a jugar con él, lo bailaba con lengua y se lo metía en la boca. Sin darse cuenta, Rubén se sentó a su lado y comenzó a besarla en el cuello, mientras le masajeaba las tetas. Diana fue subiendo poco a poco, primero el tobillo, luego la pantorrilla, luego el muslo y finalmente llego al centro<< ¡Si por favor sigue, sigue!>> Laura no resistió más y se dejo hacer. Los dedos entraban y salían mientras unos labios deliciosos se la comían.  Cerró las piernas entorno a la espalda de Diana, echó al cabeza hacía atrás, gimiendo tanto como la dejaba la mordaza. Y  finalmente, cuando Rubén le pellizco un pezón, se corrió violentamente, eyaculando en la cara de su nueva amante. Le mojó la boca, la cara y el pecho. Rubén se echó a reír mientras su mujer se manoseaba las tetas empapadas en el líquido de Laura.

— ¡Te ha puesto pérdida!— Diana se levantó y besó a su marido, él respondió lamiéndole la cara y el pecho.

— Quiero ver como te la follas— Dijo mientras le mordía los pezones. Lo empujó hacía atrás y desató a Laura del banco. Luego la tiro bocabajo al suelo, le puso las manos a la espalda y le levanto el culo para dejarlo a merced de Rubén.

— ¿Quieres que te folle?— Laura asintió varias veces ansiosa— La tienes como a una perra, venga fóllatela— << Si fóllame, fóllame, fóllame>> Notó el peso cuando se montó a su espalda, como respiraba sobre su nuca, su polla rozándole el coño a punto de entrar. Estaba a punto de correrse, de volver a sentir otro orgasmo brutal, a punto de explotar la bomba atómica, a punto de abrir la lata de Pepsi… cuando los ojos se le abrieron repentinamente y se encontró de nuevo en su habitación.

Respiraba agitadamente  y el corazón le iba a mil por hora. Estaba completamente a oscuras pero pudo notar como las sabanas estaban arrugadas al final de la cama. Estaba empapada en sudor y tenía un sofoco infernal. Se remangó el camisón y deslizo la mano debajo de las bragas, estaba muy húmeda, incluso las sabanas estaban mojadas. Se había corrido en sueños y había empapado las bragas y las sabanas.

<<  Dios, ¿Cómo habré tenido un orgasmo tan espectacular como el del sueño?>> Laura nunca había eyaculado, ni siquiera había tenido un orgasmo tan intenso. No sabía como podía recrearlo en al vida real, pero desde luego quería repetir esa experiencia despierta.

El reloj marcaba más de las 3:00 de la mañana, se sentó sobre la cama y respiró profundamente. Cerró los ojos y se acarició el cuello, con suavidad, luego bajo la mano lentamente recorriendo el pecho, hasta llegar a las tetas. Se masajeó con cariño, recreándose, jugando con el pezón, mientras que la otra mano se deslizó hacía abajo traviesa, se coló entre sus piernas y le recorrió el coño de arriba abajo muy despacito.

— Así… fuerte, fuerte— susurró, imaginado que tenía a Diana otra vez entre las piernas, metiéndole la lengua hasta el fondo, pero por desgracia otra vez se le abrieron los ojos. Esta vez no fue la excitación ni el sofoco, fue otra cosa, una mujer gimiendo. A menudo su hijo, Iván, traía a casa a chicas. Normalmente solo se besaban y metían mano y siempre en su habitación, pero esta vez podría haber ido un poco más lejos.

<< Y si están follando en el comedor>> Solo de pensarlo se puso aún más caliente, recordó como Diana la miraba cuando tenía al polla de su marido en la boca, como se excitó al verla allí de rodillas. Sin pensarlo dos veces se levantó y caminó hacía al puerta de su habitación. La abrió en silenció y salió al pasillo. Iba descalza y notaba el frío del parque en la planta de los pies. Estaba totalmente a oscuras, pero al final del pasillo se veía la luz del salón encendida, avanzó lentamente, cada vez oía los gemidos de la mujer más claramente.

Cuando llegó al umbral de al puerta, se dio cuenta de que los gemidos venían de una película porno que estaba puesta en al televisión. Iván estaba sentado en el sofá, sin camiseta, tocándose el bulto que claramente se notaba debajo del pantalón y a su lado una mujer que seguramente le doblaba la edad, era morena y se notaba que hacía deporte, tenía un cuerpo espectacular. Al igual que su hijo, tenía el pecho descubierto y estaba jugando con la mano debajo de sus tejanos.

Laura se quedó allí parada, sabía lo que iba a pasar, deseaba lo que iba a pasar, quería estar allí para verlo. En la más absoluta oscuridad y en completo silencio, se quitó las bragas. Intentaba controlar su respiración, que no la oyeran jadear. El corazón parecía que le fuera a saltar del pecho, estaba muy cachonda, le gustaba mirar, quería verles follar y masturbarse mientras lo hacía. Que fuera su hijo no la echaba para atrás, era algo que en aquel momento le importaba lo más mínimo.

La chica se quitó los pantalones ágilmente, luego se quitó el sujetador, dejando unas preciosas y redondas tetas al descubierto. De un saltito se colocó al lado de Iván, le sonrió pícaramente, le bajó la bragueta y le agarró la polla con fuerza. Laura se agachó y se llevó una mano a la entrepierna, no podía parar de mirar, la polla de su hijo parecía deliciosa, era grande, ancha y muy bonita.

— Vamos a mi habitación— Dijo Iván, mientras le recorría la espalda a su amiga con la mano.

— ¿No quieres hacerlo aquí?— Comenzó a subir y bajar la mano alrededor de su polla.

— Mi madre podría pillarnos—<< Tu madre ya te ha pillado, pequeño pervertido>>

— Me encantaría que nos viera— Empezó a mover la mano más rápido—  Quiero que vea como te la chupo y como me follas, seguro que le gustaría meterse los dedos mientras veía a su querido hijito follando.

— Estas echa una perra—  Iván la agarró violentamente y la tumbó de espaldas sobre el sofá, se humedeció los labios y se los hundió hasta el fondo a su amiga— Me encantaría hacerle esto a  mi madre— << Si hijo, métemelos, así de rico>> Pensaba Laura sin parar de mirar. La mujer empezó a gemir arqueando la espalda, entonces Iván se arrodilló en el suelo y empezó usar la boca. Con la mano se tocaba la polla, mientras que su lengua la volvía loca. La chica agarró uno de los cojines y lo retorció con fuerza, al tiempo que se tapaba la boca para no hacer tanto ruido. Iván sabía muy bien lo que estaba haciendo, la estaba deshaciendo con solo usar su boca. En apenas un par de minutos, empezó a convulsionar, retorció el cojín con todas sus fuerzas y se inclinó hacía adelante mientras se corría violentamente.

Laura dejó de mirar por un momento para imaginarse que ella era la que estaba en aquel sofá, con las piernas abiertas y su hijo comiéndole el coño<< ¡Sí, Iván, Sí, cómeme entera!>> Movió la mano frenéticamente, apretó los dientes tanto como pudo y volvió a mirar a su hijo, entonces, allí agachada, en medio del pasillo tuvo el mejor orgasmo que había tenido en su vida. Los ojos se le cerraron por un instante y las piernas le fallaron, tuvo que apoyarse con la pared para no caer. Cuando se dio cuenta tenía la mano y el parque empapados, se había corrido como en el sueño. Sin embargo quería más, quería seguir mirando, aún estaba caliente. Se arrancó el camisón y se colocó delante de la puerta, se tumbó de espaldas y abrió las piernas. Si por casualidad decidían mirar hacía allí la verían completamente desnuda masturbándose, pero no le importaba, quería correrse otra vez e incluso quería que su hijo la viera.

— Quiero que me folles— Dijo la mujer, tirando de espaldas contra el sofá a Iván. Luego se sentó encima de él, lo hizo despacio, la polla entró suavemente en su coño. Cuando ya la tenía entera dentro, empezó a moverse de atrás a delante. Mientras lo hacía lo agarró por la cara apretándole las mejillas.

— ¿Así quieres follarte a tu madre?— Preguntó

— Si quiero follármela— << Si hijo, fóllame, fóllame bien>> Pensaba Laura

— ¿Como?— Empezó a gemir y a moverse más rápido.

— La apoyaría contra la pared, le arrancaría las bragas y me la follaría por le culo.

— ¿Si? ¿Quieres follarte por el culo a tu madre?

— La agarraría del pelo y le daría azotes hasta mientras me la follo hasta que se corriera.

— Quiero ver como le rompes el culo a tu madre— Empezó a  gemir más fuerte— Como se corre con tu polla dentro de ella— Cada vez botaba más rápido agarradonse las tetas y gimiendo como una poseída— Si, fóllate a mamá, fóllatela bien y llénala de leche— Iván le puso la mano en la boca antes de que despertara a medio país con aquellos gemidos.

Laura se estaba volviéndose loca, se frotaba el coño tan rápido que iba a hacer fuego Cerró los ojos y se metió un dedo en la boca, luego lo llevó a su culo. Se inclinó un poco y se lo metió lentamente, con una mano por delante y la otra por detrás. << Sí, Iván fóllame, sigue, ¡dame por el culo!>> Se mordió el labio para no gemir, quería hacerlo y descubrirse, quería que su hijo la viera y gritar ‘’Iván clávemela’’ bien alto, pero no se atrevió. Cuando abrió los ojos vio a la chica de rodillas, a los pies de su hijo. Le sacudió la polla unas pocas veces y entonces un chorro de semen se estrelló contra su mejilla y después otro, luego se la metió en la boca. Laura se miro a Iván a la cara, estaba a escasos metros masturbándose, mirando la cara que ponía su hijo mientras se corría y no pudo aguantar más. Se metió dos dedos en el coño y otro más en el culo, se mordió el labio y se corrió mirando como la polla de su hijo descargaba. << ¡Córrete, Iván, córrete dentro de mí!>>

Iván

Abrió los ojos y vio a su amante colocarse el vestido.

— ¿Ya te vas?— Ella le miró y sonrió.

— Mi marido vuelve hoy de viaje, si no me encuentra en casa igual le da por pensar— Iván se incorporó, se sentó al borde de la cama y la agarró por las caderas tirándola encima de él.

— ¿Y que pasa si no te dejo irte?— Colocó una mano en sus rodilla y subió lentamente hasta tocarle el coño.

— Me tendrás que atar y pegar para que no me vaya— Le recorrió de arriba abajo el sexo con los dedos pero sin llegar a metérselos.

— No me des ideas— Finalmente le apartó la mano y se levantó.

— Que te parece si para compensársete te doy esto— Metió las manos debajo del vestido, se quitó el tanga y se lo tiro a la cara— Si te sientes solo, hazte una paja con él pensando en mis muslos—Iván se lo llevó a la nariz y lo olio mientras la miraba.

— Lo guardaré con los de las otras— Ella abrió la boca y le dio una bofetada, luego soltó una carcajada y se besaron antes de despedirse.

Iván se vistió y al salir al pasillo, olio a café. La noche anterior había bebido, así que comer algo no le vendría mal. Se acercó hasta el salón y se encontró a su madre desayunando mientras veía la tele.

— Buenos días— Dijo. Iba cubierto tan solo con un boxer, dejando su estupendo cuerpo a la vista. No era muy alto, sin embargo tenía una forma física formidable. Además, con es melena castaña, siempre recogida detrás de las orejas y con unos ojazos marrones que excitaban solo con una mirada, podía tener a la mujer que quisiera.

— Hola cielo— Saludo Laura, disimuladamente miró a su entrepierna. << ¿Soy yo o me ha mirado el paquete?>> Pensó Iván— Que ojeras me llevas— Continuó su madre, esta vez mirándole a la cara. Él resopló y se dejo caer sobre el sofá.

— No he pegado ojo.

— Pues yo he dormido perfectamente y he soñado unas cosas preciosas.

— Ya, pues que bien ¿Por cierto de que vas disfrazada?

— ¿Esto?— Preguntó Laura con un trozo de bizcocho en al boca— Es para ponerme en forma, a ver si pongo el culo en su sitio— Iba vestida con una pequeña malla negra, que le llegaba a mitad del muslo, mientras que se cubría los pechos tan solo con una fila capa de licra, negra y rosa.

— Está bien lo de salir a hacer deporte, pero si luego vuelves a casa y envuelves un bizcocho en Bacon, no hacemos nada— Laura reprimió su carcajada para no decorar la pared con un chorro de café.

— Pero que tonto eres.

— Además, que le pasa a tu culo— Recorrió el muslo hasta la cadera con la mirada y suspiró— Yo te veo bien.

— ¿Cuántos años tiene esa mujer con la que te acostaste?

— Cuarenta y cuatro, creo.

— Fíjate, uno más que yo y parecía mi hija. Nada, nada, para gustaros tengo que ponerme buena.

— ¿Para gustarnos?— Preguntó Iván subiendo una ceja.

— Claro, a los chavales jóvenes, los de mi edad ya no me hacen caso, van a por las de veinte, en cambio los de tu edad nos preferís con más experiencia, es ley de vida— Apuró su café y se levantó— En fin ya es tarde, me voy a correr con Marta, que hemos quedado—

— Mejor di, ‘’voy a correr con Marta’’, lo otro suena raro— Laura soltó una risita tonta, como si no supiera lo que hubiera dicho. Se inclinó, le dio dos besos a su hijo y se fue <> Pensó Iván mientras la miraba al salir.

Cuando su madre se salió por la puerta, se tumbo en el sofá y cerró los ojos. No le costó mucho dormirse, pero por desgracia, el móvil comenzó a vibrar y sonar. El ruido provenía de debajo del sofá, metió la mano y sacó sus pantalones, que seguramente habían ido a parar allí por la noche. Sacó el móvil del bolsillo y contestó sin mirar ni siquiera quién era.

— Si— Dijo somnoliento.

Buongiorno , soy Giulia— Dijo con un fuerte acento italiano.

— ¿Sabes que me acabas de despertar?

—Ah, pero eres demasiado guapo para dormir tanto, estoy a diez minutos de tu casa, llegaré en cinco.

— Espera, espera… ¿Oye?— Al otro lado solo se oía un pitido continuo— Será… me ha colgado— Se frotó los ojos con la mano y se dejo caer otra vez sobre el sofá— Yo solo quiero dormir un poco— Dijo haciendo pucheros. Cuatro minutos después sonó el timbre de la calle. Iván abrió la puerta y otra vez más se sentó en el sofá. Unos segundos después se allí se presentó Giulia, como siempre con una sonrisa en la cara.

— ¡Iván!— Gritó, dio dos zancadas, se sentó a su lado y le dio un beso en la boca— Piccolo stronzo , ni una llamada ni un wassapp ni nada.

— Bueno tú tampoco me llamas a mi—Dijo con tono serio— En fin ¿Qué haces aquí, en mi casa, a la hora de dormir?— Giulia se levantó de un salto y miró por la ventana, hacía un día soleado precioso.

— Pero, si son más de las diez de la mañana.

— Es hora de dormir— Zanjó Iván, mirándola de arriba abajo. Giulia, era una chica espectacular, de veintitrés años, los mismos que Iván. Era morena, no muy alta, con la piel oscura, guapa y con la cara redonda. Con los pechos grandes y las caderas anchas, realmente era una mujer muy atractiva. Aquel días iba vestida con unos shorts, deshilachados y una camiseta de un grupo de metal, ‘’los chiflados de las mascaras que solo hacen ruido’’ como decía Laura cada vez que veía los pósters en la habitación de su hijo.

— Ah, ya dormirás cuando seamos millonarios— Iván arqueó una ceja.

— ¿Millonarios?... ¿Seamos?

— Te acuerdas de que había creado un sex shop online ¿Verdad?— Iván asintió sin decir nada— Pues ahora voy a hacer una pagina de Webcams eróticas. Tú serías mi asistente personal, unos quinientos euros al mes, más cien por hora que estés trabajando— Iván hizo una mueca extraña con al cara.

— ¿Pretendes que salgamos follando por Internet?

— No, no, no— Dijo Giulia, agitando los brazos— Por como follas, debería pagarte mil euros la hora, me arruinarías. Tú estarás siempre a mi lado, me darás consejos— Sonrió pícaramente— Me aliviaras cuando te lo pida… en fin lo que hace un ayudante. Mira por ejemplo, dentro de media hora, he quedado con una pareja para hacerles casting, pero necesito alguien que sepa manejar la cámara y una segunda opinión nunca viene mal ¿Cómo lo ves?— Iván se acarició la barbilla y soltó un suspiro.

— ¿Quinientos y cien a la hora?

— De mil quinientos a dos mil al mes— Confirmó Giulia— ¿Qué estudiante de psicología tú, gana tanto dinero?

— Hay alguno, en universidades privadas, con cinco o seis apellidos— Bromeo Iván— Vale, vale, seré tu asistente— Giulia aplaudió y dio saltitos de alegría.

Bene, bene, venga vete a darte una ducha y nos vamos— Iván se levantó apoyándose en las rodillas, se acercó a su amiga y le acarició el escote con un dedo.

— ¿Vienes conmigo?— Giulia alzó la vista para miarle a los ojos, se mordió un labio y soltó un gemidito.

— So voy contigo, no llegaremos a tiempo— Iván la agarró por la cadera, la pego a su cuerpo y la besó, un beso largo y sensual. Jugaron con la lengua y con los labios. Hasta que Iván se separó

— Yo siempre llego a tiempo— Giulia, soltó una risita y mientras Iván se alejaba caminando, le miró el culo y se dio aire con la mano en la cara.

Cuando estuvo listo, se fueron. Giulia condujo hasta el centro, donde estaban los grandes rascacielos, llenos de oficinas. Aparcaron delante de un gran edifico. La entrada ya era más grande que el edifico donde vivía Iván. Entraron al hall, justo a la derecha había un mostrador, con un hombre de uniforme detrás.

Buongiorno , Luigi— Saludó Giulia. El portero alzó la vista y le devolvió el saludo.

Buongiorno, signora— Se acercaron a los ascensores y Giulia llamó a uno. Iván se quedó mirando al portero.

— ¿Que Luigi, donde has dejado a Mario?— Dijo sonriente. El hombre lo miró sin hacer el más mínimo gesto

— Lo dice por el videojuego, muy agudo, signore <> Pensó luego Iván. Entraron en el ascensor y Giulia comenzó a hablar, en realidad llevaba hablando desde que salieron de casa, no podía parar de hacerlo. Pero si alguien le hubiera preguntando a Iván que estaba diciendo no hubiera sabido que contestar. El ascensor subió y subió, hasta que cuando marcaba el piso veinte, se detuvo. Se abrieron las puertas e Iván siguió a Giulia por los pasillos. Por fin llegaron a su apartamento, abrió la puerta, entro dando saltos y se giro hacía Iván.

— ¿Bueno, que te parece?— Iván hizo un gesto de aprobación. El salón era enorme, tipo loft, aunque solo había un sofá negro y una pantalla gigante, detrás estaba la cocina oculta por un pequeño tabique. Giulia lo cogió de la mano y subieron las escaleras al piso de arriba, donde estaba el baño, su dormitorio y una tercera habitación—Fíjate aquí es donde trabajo— Las tres paredes estaban pintadas de rojo intenso, mientras que la cuarta era un enorme ventanal desde donde se veía la calle y otros edificios. Por lo demás solo tenía un sofá blanco y enfrente un escritorio.

Aún estaba enseñándole la casa, cuando sonó el timbre.

— A deben de ser ellos, corre vete abrir— Dijo Giulia

— ¿Yo?— Preguntó extrañado Iván

— Si claro eres mi ayudante— A regañadientes acabo accediendo. Tras unos segundos una pareja se presentó en el apartamento.

— Hola— Dijo alegremente ella.

— Hola— Iván hizo un gesto con la mano— Por aquí— Los llevó a la habitación de arriba, donde Giulia estaba sentada en su escritorio.

—Buenos días— Se levantó y les dio dos besos a cada uno— Yo soy Giulia y el es mi asistente Iván, sentaos por favor—

— Nosotros somos, Laura y David<< Vaya coincidencia>> Pensó Iván. La pareja se sentó en el sofá enfrente de Giulia y él se quedo de pie de tras de ella, junto a dos trípodes que sostenían dos cámaras de video.

— ¿Antes de nada como habéis conocido mi empresa?

— Una amiga que trabaja aquí me lo comento, se llama Claudia— Siempre hablaba la mujer, mientras el chico permanecía callado, con las manos entre las piernas.

— Ah Claudia, si— Reconoció Giulia— Bueno os comento un poco, lo que hacemos aquí son Webcams eróticas, sabéis lo que es ¿no? A través del ordenador, os verán los clientes y os harán peticiones, así que solemos hacer un casting, grabado— Señaló a las cámaras— Para ver como os desenvolvéis delante de las cámaras, como actuáis y demás

— Muy bien— Laura asintiendo. Iván alternaba la vista directa con la pantalla de la cámara, fijándose muy bien en ellos. Ella parecía rondar los treinta, tenía el pelo rojo y un buen cuerpo, delgada, pero de pecho generoso. Mientras que David no llegaba a los veinte, era un chico guapo, pero aún tenía granitos en la cara, estaba delgado y era bastante alto, pero estaba muy nervioso, apenas miraba a los ojos, y no sacaba las manos de entre las piernas.

— Contadme un poco de vosotros— Dijo Giulia

— Bueno pues somos de aquí, de toda la vida, yo tengo cuarenta y un años, y David diecinueve<< Si tu tienes cuarenta tacos yo tengo ciento siete>> Pensó Iván.

— ¿Qué relación tenéis, sois pareja, amigos…?

— Bueno…— Laura dudo un momento— Espero que no os asuste, somos madre e hijo— Iván intercambió una mirada de asombro con Giulia.

— ¿Pero carnales?— Preguntó ella con una sonrisilla pícara.

— No, no—Se apresuró a contestar Laura— Soy su madrastra, pero no me gusta llamarlo así, suena muy feo. Yo me case con su padre hace ya diez años.

— Ah, ok. Y bueno por curiosidad ¿Como empezó todo?— Preguntó Giulia.

— Bueno, más o menos cuando David tenía quince años, empezó a masturbarse, como todos. Pero muy a menudo, lo hacía espiándome. Mientras me lavaba, cuando hacía el amor con su padre, en fin, en casa no solíamos cerrar las puertas y claro el chaval pues miraba.

— Así que te gusta mirar, eh— Dijo Giulia sonriente

— Si— David, bajo al cabeza y una sonrisilla tímida apareció un su cara

Piccolo pervertito— Se llevó una mano debajo del escritorio hacía su entrepierna. Iván estuvo listo, giró una de las cámaras para grabar lo que Giulia iba hacer debajo de la mesa—Continua

— Bueno, pues un día, llegue a casa, su padre no estaba. Lo pille en mi habitación masturbándose con mi ropa interior. Cuando le sorprendí casi se muere del susto— Tanto Laura como David se rieron, en cambio Giulia se desabrochó el botón de sus shorts y deslizó una mano dentro— Me lo contó todo, que me espiaba y que sentía atraído por mi. Así que hicimos un trato, yo le dejaba mirar y le prestaba mi ropa interior sucia y él a cambio, se fijaría en otras chicas de su edad.

— Sigue— Dijo Giulia moviendo la mano un poco más rápido.

— Pero aquella situación se nos fue de las manos, yo cada vez vestía más provocador, me agachaba delante de él, enseñándole el culo, al pasar le rozaba con mis pechos. Hasta que cogimos más confianza. Cuando no estaba su padre en casa, solía pasearse desnudo por casa y yo a menudo se la ponía dura con mis miradas y mis contoneos— Giulia asentía mirándoles con los ojos entrecerrados, mordiéndose un labio, mientras ya se había bajado los pantalones, hasta la mitad del muslo y estaba masturbándose lentamente, a escasos tres metros de ellos, pero con tanta discreción, que solo Iván sabía lo que estaba haciendo, que no podía evitar mirarla a ella— Un día pasó a mayores, después de cenar se sentó en el sofá, puso una película porno en al tele y se hizo una paja delante de mi. Solo de verle allí, masturbándose, mirándome, me excitó tanto que me coloque a su lado y me masturbé con él. Desde aquel día la cosa fue a mayores, me tocaba cuando el quería, me grababa en video, incluso me tocaba con su padre delante. Me rozaba con su polla al pasar, o me metía el pie por debajo de la mesa en la entrepierna cuando cenábamos.

— ¿Te gustaba que te tocará?— Preguntó Giulia con la voz entrecortada.

— Me encantaba, sobretodo cuando su padre estaba delante, me excitaba muchísimo, pero nunca di el paso final por respeto, precisamente, a su padre. Así que lo dio él, una noche, después de haber hecho el amor, se coló en nuestra habitación y empezó  tocarme allí mismo. Yo sabía que ya no lo podía detener, así que me levanté y fuimos a su habitación y allí perdió su virginidad conmigo ¿Qué años tenías, ya dieciocho no?

— Si— Asintió David como si aquello no fuera con él. Giulia estaba empezando gemir, Iván carraspeó y ella le miró. Se mordió un labio y sonrió.

— En fin creo que ya va siendo hora de que nos enseñéis de que sois capaces en acción.

— ¿Quieres que lo hagamos aquí?— Preguntó Laura

— Claro, si no podéis delante de nosotros, no podréis delante de miles de personas. Quiero que hagáis de todo, sexo oral, varias posturas, sexo anal si os gusta, y si puedes quiero que te corras en su cara o en el cuerpo David. Antes de anda desvestiros para ver mejor como sois—Empezaron a desvestirse pero a Iván le surgieron algunas dudas

— ¿No os importa que seáis familia, que sea incesto?

— No— Dijo firmemente Laura— Incesto es solo una palabra sin ningún valor. El es un hombre, yo una mujer y eso está por encima de nuestros apellidos. Disfrutamos del sexo, nada más, es el mejor placer que podemos obtener. Y sinceramente, saber que está prohibido, que es algo inmoral a ojos de mucha gente, lo hace mucho más atractivo, compartir ese placer con alguien con el que compartes tu vida, más allá de una relación sentimental.

— ¿Pero estáis enamorados?

— Como tú puedes amar a tu novia o a tu mujer, no. Pero somos madre e hijo y nos queremos y como te acabo de decir, eso no va a impedir que disfrutemos el uno del otro.

<> Pensó Iván mientras desmontaba una de las cámaras para acercarse a grabar.


Antes de nada, quiero pedirle disculpas a mis antiguos lectores, ya que llevo más de tres años sin escribir nada, de hecho dejé uno de mis relatos a medias ''Cuando mi hijo me violó''. Este nuevo relató es una edición del antiguo, el cuál continueare donde deje el otro.

En el proximo capitulo veremos como Laura provoca a Iván, enseñandole lo justo para volverle loco, pero a su vez a este le entaran dudas y remordimientos.

No dudeis en cometar y valorar el relato, y si teneís caulquier aporte o simplemente queris tener una conversación un poco subidita de tono ya teneís mi dirección de correro, Nos vemos!