Un jubilado, dos francesas y un Citroën 2 CV (10)

Me alegré mucho más cuando despedí a mi familia que cuando los vi llegar, una vez sólo, visité a Alicia y a Carmen y quedé convidado para volver pero la última sorpresa fue emocionante y definitiva.

Me levanté más tarde de lo habitual y cuando lo hice estaba sólo en la cama, de la cocina venían ruidos de cacharros y el rumor de la conversación de las mujeres, fui directo al baño y cuando salí ya iba duchado, afeitado y perfumado, en el comedor encontré a mi hijo que revisaba el móvil.

  • Buenos días Joaquín, ¿ya estás dándole al botón?
  • Jajaja, buenos días papá, nooo, estoy revisando los correos que me entraron.
  • Vale, recuerda que me prometiste ocuparte de Gloria.
  • No te preocupes papá, yo lo viste ayer, si te soy sincero me gustó cómo trataste a las dos, a Virtudes le hacía falta que le aclararas las ideas y de paso Gloria aprendió la lección y se lanzó mucho más de lo que pensé que podría llegar.
  • Lo siento, si te pareció excesivo…
  • Nooo, al revés, el que te mamara la polla no tiene importancia, estamos en familia pero disfruté viendo con qué naturalidad lo hizo, no tienes idea el cambio que ha dado.
  • Me alegra oírte decir eso, estaba un poco preocupado por lo que podías pensar.
  • Tranquilo papá, te tengo que agradecer que le hayas dado una nueva visión del sexo.

Las dos mujeres salieron de la cocina con una bandeja con el almuerzo, yo siempre he sido más de almuerzo (a media mañana) que de desayuno y parece que ésta vez lo hicieron en mi honor, venían una detrás de la otra con todas las bebidas y bocadillos, a falta del café (que me gustaba hacerlo a mí a mi gusto) , ellas de ausentaron y cuando volvieron con nosotros ya venían completamente arregladas y maquilladas.

  • En fin Santiago, ha llegado la hora, sintiéndolo mucho nos tenemos que ir.

No me pude reprimir y di un salto de alegría y le di un beso en la boca a Gloria, inmediatamente me arrepentí porque delante de todos no era lo más apropiado pero vi que tanto Joaquín como Virtudes me estaban aplaudiendo.

  • Da gusto ver a mi familia tan unida, cuando vinimos no confiaba en que la estancia acabaría siendo tan grata, sobre todo conociendo a Virtudes, jajaja.
  • ¿Qué tienes que decir, Joaquín?  Será que te puedes quejar de mí.
  • ¡Haya paz!, lo cierto es que he pasado unos días muy a gusto con tu padre, me he dado cuenta de que no lo conocía de verdad y estoy encantada con él.
  • No exageréis, aunque al principio Virtudes me hizo pasar unos días muy jodidos, espero que su estancia en mi casa también haya sido grata.
  • Claro Santi, no acostumbro a ceder pero me he dado cuenta de que me faltaba lo que dijiste, me porté mal contigo y lamento haberte dicho algunas cosas, como que eras un “elefante muerto”, jajaja.
  • Jajaja y yo que eras como una “cabra”.
  • ¿Cómo una cabra, qué quieres decir?
  • Nada, una tontería…
  • Una tontería no, ¡que tenías las tetas caídas como las de una cabra!, jajaja.
  • Bueno, sí pero no  hace falta que especifiques tanto, jajaja.
  • Estamos en familia, ¿no?  Jajaja.

Mi hijo se encargaba de sacar las maletas con su suegra le incordiaba de cómo debía organizarlas en el coche, cuando mi nuera se acercó a mí y me dijo…

  • Santiago, no sabes lo agradecida que estoy por lo que hiciste por mí, me has hecho una mujer nueva.
  • No es nada mujer, estoy muy contento pues has tomado buena nota, espero que de ahora en adelante tu matrimonio sea perfecto.
  • Te lo prometo, voy a reconquistar a tu hijo, haré lo posible para que no busque por ahí lo que yo no le daba.
  • ¿Qué quieres decir?
  • ¡Santiago que no soy tonta!, sé que tiene una mujer que le cumple todas sus fantasías.
  • ¿Y qué vas a hacer?
  • Nada, de momento le dejaré y le demostraré que yo valgo más y lo hago mejor que ella.
  • ¿Cómo lo has sabido?
  • Jajaja, por el móvil, las fotos y los mensajes que le manda me han enseñado todo lo que le gusta y yo tengo una ventaja, tengo mejor cuerpo y pronto sabré hacerlo mejor que ella.
  • Joder Gloria, eres más lista que los ratones colorados, jajaja.
  • Jajaja, sííí, dame un beso que me voy y gracias de nuevo, me has follado muy bien, nunca lo olvidaré.
  • A mí también me ha gustado probar aquel coño que vi en tu casa, jajaja.
  • Mmm, ¡que tonta fui, debí dártelo entonces!, jajaja.

Cuando me acerqué a mi hijo estaba entrando al coche y lo abracé.

  • Joaquín, me he alegrado mucho que hayáis venido a verme pero por favor, la próxima vez avisadme de vuestros planes.
  • Gracias por todo, me alegro que estés bien, pensé que tú aquí solo…
  • No te preocupes, me desenvuelvo bien.
  • Lo creo, como viste cumplo mi palabra.
  • Ya lo sé, pero te voy a pedir un favor…
  • ¿Cuál papá?, lo que quieras.
  • Que me compres un teléfono con un botón como el tuyo, jajaja.
  • Jajaja, ¿te gustó eh?
  • Sí y a tu mujer también…
  • ¿Quieres decir que…?
  • Sí, me lo ha dicho y te va a dar un tiempo para demostrarte que ella vale más, tiene mucha cabeza.
  • Gracias por decírmelo, anoche pensé como terminar la relación con ésta chica.
  • Me alegro, Gloria es fantástica y se lo merece.
  • Lo sé papá y la quiero mucho.

A lo largo de la calle desierta el coche se alejó y esperé hasta que dobló la esquina y cuando entré en casa me pareció vacía.

Los siguientes días estuve comiendo de lo que tenía en el frigorífico y cuando ya no quedaba pan salí a comprarlo, en la panadería estaban la madre y la hija, ésta se ofreció a llevármelo a casa todos los días pero la frené con la excusa de que me iba a poner a dieta porque había “comido” mucho por culpa de mi nuera y mi consuegra, su madre me miró condescendiente.

  • Es que las mujeres siempre estamos encima queriendo agradar a los hombres.
  • Cómo lo sabe…
  • ¡Hola, buenos días a todos!
  • Hola, buenos días Alicia, ¿cómo sigue todo?
  • Mejor que nunca, parece que las cosas se arreglan.
  • Me alegro, bueno señoras… me marcho.
  • Espere un minuto Santiago, lo acompaño, yo también voy en la misma dirección.

Alicia compró lo que necesitaba y salimos a la calle.

  • Santiago, estaba impaciente por contarte que mi marido ha cambiado un 100%, ahora no sólo me da por el culo con crema sino que me come el coño y las tetas, tengo unos orgasmos casi como los tuyos, follarme todavía no lo hace pero creo que podré convencerlo, es cuestión de tiempo.
  • Me alegro mucho, todo es empezar…
  • Me gustaría agradecértelo, he hablado con mi amiga la farmacéutica y nos invita a su casa a tomar café.
  • ¿Cuándo?
  • Cuando quieras, si te viene bien ésta tarde está libre porque vino el médico por la mañana y todos sacaron sus recetas y ya no irá nadie, ¿te viene bien?
  • Pues… sí, creo que no tengo ningún compromiso.
  • Muy bien, me paso por la farmacia y quedamos.

De allí fui a la peluquería, estaban pelando a un crío y entre su madre y el peluquero no podían sujetarlo, me pidieron que les ayudara y lo entretuve vistiéndome de payaso con la bata del peluquero y una peluca de muestra, el niño quedó como hipnotizado y al terminar la mujer no sabía cómo agradecérmelo.

  • Es usted un ángel, sabe dar soluciones a todo, su familia estará encantada.
  • No lo crea, aunque se hace lo que se puede.

La mujer se marchó con el niño muy contenta y el peluquero me señaló el sillón.

  • Acomódese usted Santiago, gracias por echarme una mano, cuando veo entrar a un crío me dan escalofríos.
  • Jajaja, córtele una oreja y verá como se portan bien jajaja.
  • Nooo, que ya no vendrá nadie a la peluquería, jajaja.  ¿Qué le hago?
  • Córteme el pelo y aféiteme como si me fuera a casar.
  • ¿Alguna cita?
  • Naaaa, ¿a mi edad?
  • Sí claro, ¡qué me va a contar…!

Recién duchado y untado con colonia fresca fui a la farmacia y esperé a que atendieran a un viejo (más que yo) y al verme me dijo…

  • ¿Usted, cómo sigue con la tos?
  • ¿Con la tos? ah sí, muy bien gracias…
  • Pues usted me dirá…
  • Bueno… ¿ha venido ya Alicia?  He quedado aquí con ella.
  • ¿Alicia?, no todavía no pero… no me diga que usted…
  • Creo que sí, en fin no sé, me invitó Alicia, si quiere me marcho.
  • Nooo, de ninguna manera, es que no lo imaginaba así…
  • ¿Así de viejo?
  • ¡Qué va!  No diga eso, de viejo nada, es sólo  que… ya me extrañaba a mí, en el pueblo no hay nadie capaz de… uf qué morbo, si antes me caía bien ahora estoy alucinada con usted.
  • ¡Hola buenas tardes!, perdonad que haya tardado un poco.
  • No te preocupes, acabo de conocer a…
  • Santiago, me llamo Santiago, para servirle.
  • Jajaja y además está educado a la antigua…
  • Claro, es todo un caballero.
  • De los que no hay, ya veo… pero pasad a la casa, voy a cerrar, por hoy ya hay bastante.

Alicia pasó delante porque conocía la casa y cuando llegamos al salón me indagó.

  • ¿Qué te pareció Carmen?
  • Muy guapa, sí.
  • Hombre, muy guapa…
  • Sí, para mí todas la mujeres tenéis algo, no todo es una cara bonita y un cuerpo escultural, está la simpatía, la amabilidad, en fin es todo un conjunto.
  • Es cierto, Carmen es todo eso pero además tiene un cuerpo… te gustará.
  • No sé, con la bata blanca no lo vi…
  • Bueno chicos, ya estoy aquí, voy a hacer el café, ¿Usted cómo lo toma descafeinado o normal?
  • De momento todavía me dejan tomarlo normal pero… no me llame de usted.
  • Ni tú tampoco, llámame Carmen.
  • Gracias.
  • Alicia ayúdame, saca las pastas, ya sabes adonde están.

Me chocó la familiaridad que noté entre las dos, estaba claro que no eran sólo unas pocas reuniones las que habían tenido y me dio confianza.

  • El otro día te iba a llamar, mi marido quería un plato de pasta y yo sólo sé hacer macarrones…
  • Pues no habría podido ir, he tenido a mi familia en casa y no he parado, estoy molido, mi consuegra no me dejaba parar.
  • Si quieres Carmen te puede dar un masaje, tiene unas manos…
  • ¡Ah, no sabía que eras masajista!
  • Es normal, aquí nadie se da masajes o por lo menos no en el pueblo, se irán al de al lado o a la capital, les da vergüenza.
  • Pienso que un masaje no tiene porqué dar vergüenza, total…
  • Eso digo yo, el estar desnudo aunque sea frente a una mujer no debe de avergonzar.

Ya estaba informado de que los masajes no tenían que ser obligatoriamente desnudos pero me gustó la idea.

  • Un masaje es ideal, recuerdo que una vez…
  • Santiago, ¿qué te parece si Carmen te da un masaje, te dejaría como nuevo?
  • ¿Ahora?  Si no vengo preparado…
  • No te preocupes, a mi no me hace falta que vengas vestido de forma especial, sino todo lo contrario.  Jajaja.
  • Está bien pero te advierto que hace mucho que no hago ejercicio y los músculos los tendré atrofiados…
  • ¿Todos?, jajaja

El café fue bastante bueno, no cómo el mío pero no estaba mal, Alicia se preocupó de que no me faltara nada y me acercaba el azúcar y las pastas, la chica iba vestida con unos pantalón de licra y una camiseta con un estampado en el pecho que disimulaba el volumen de las tetas.

Una vez recogido el servicio me llevaron a una habitación contigua, de un armario desplegaron una camilla plegable con una colchoneta y con una sábana acabó de instalar la cabina.

Las dos salieron para que no me sintiera cohibido al cambiarme y dejaron dos toallas para que me cubriera, cuando estuve desnudo subí a la camilla y me tapé de la cintura hacia abajo y la otra toalla me sirvió de almohada.

Al momento volvieron las chicas, las dos vestían igual, con una chaquetilla blanca y pantalones también blancos.

  • Hemos pensado una cosa Santiago, si a ti no te parece mal, a Alicia le gustaría aprender a dar masajes, le gustaría sorprender a su marido y qué mejor que vea cómo lo hago contigo y practica…
  • Por mi… pero no quiero ser conejillo de indias, jajaja.
  • Nooo, yo estaré con ella.

Lo primero que hizo fue poner música andina de fondo y en un cuenco vaciar una cantidad generosa de aceite oloroso, luego la toalla que me puse debajo de la cabeza la desplegó un poco y me la dejó sobre los ojos.

  • Es para que te relajes más, si te mareas dímelo.
  • No creo pero bueno es saberlo.
  • Tú Alicia fíjate cómo lo hago yo y haces lo mismo, ¿vale?
  • Vale, no te preocupes.

Las manos de Carmen empezaron por los pies, a un lado noté sus dedos expertos y en la otra pierna las manos de Alicia que no estaban habituadas pero que la seguían a pocos segundos de diferencia.

Entre las dos consiguieron que olvidara a qué había venido y me relajé de tal modo que casi me duermo, no veía nada, sólo el sentido del tacto y el del olfato porque aquel aceite olía a incienso o a algo así.

De los muslos pasaron al pecho, la expectación que tenía cuando llegaran a mi entrepierna se disipó y acabé de relajarme del todo, me dejaba llevar por aquellas manos expertas, Alicia demostraba ser una alumna aventajada y casi no se notaba la diferencia, en el pecho repartieron abundante aceite pues sus manos se enredaban en el abundante vello.

Cuando me cogieron de las manos y entrelazaron sus dedos con los míos me sentí como en las nubes, tanto las palmas como los dedos uno a uno eran meticulosamente acariciados, sentí como apoyaban mis manos contra su brazo o eso creí yo porque cuando sentí el calor que rodeaba a las dos manos sentí que no era de sus brazos, con los dedos averigüé que realmente aquello eran sus tetas, se habían quitado la chaquetilla.

No pude corroborarlo porque no veía nada pero la suavidad del aceite profusamente repartido me daba todas las sensaciones de lo que rozaba.  Noté la redondez de los pechos, la separación entre ambos y sobre todo la dureza de sus pezones.

Ahora ya no había diferencia entre Alicia y Carmen, las dos tenían unos abundantes pechos, unas tetas que estaban cada vez más duras que causaba que mi polla fuera levantando la toalla que la cubría.

Esperé paciente a que terminaran con mis manos, no podía girarlas como me hubiera gustado y cogerlas a placer y cuando terminaron con ellas las dejaron a lo largo de la camilla, volvieron a mis piernas y fueron subiendo lentamente después de haber rociado aceite en cada una y fueron centímetro a centímetro adentrándose debajo de la toalla.

La pieza blanca se iba levantando, ya no cubría casi nada pues parecía la tienda de campaña de Margot, por la poca visión que dejaba la que me cubría los ojos pude ver que las cuatro manos pasaban por mi ingle esquivando mi polla sin tocarla, estaba desesperado, la polla palpitaba y se movía dando bandazos como el metrónomo de un músico.

Las manos iban acercándose más y más pero ninguna de ellas llegaba a tocarla, de pronto dejaron de masajear la zona y volvieron a mi pecho, llenaron mi ombligo de aceite y lo usaron como reserva a donde iban a reponer sus dedos, pasaban las manos por mis costados y fueron las dos hacia mis hombros, la toalla quedó colgada de la polla cuando me masajearon la nuca y las sienes.

Quitaron la toalla que me cubría la cara y sobre mi cabeza vi las cuatro tetas más apetecible que recordaba, las cuatro manos a la vez se deslizaban desde mi cuello hasta mi estómago y las cuatro tetas llegaban a rozar mi nariz.

Cuando sacaba la lengua para alcanzar uno de aquellos cuatro deliciosos manjares volvían hacia atrás y los perdía.  Las venas de la verga estaban a reventar, la toalla en uno de los bandazos se cayó a mi lado y ahora no había retención para que se balanceara como una palmera al viento.

Las masajistas me dejaron y fueron hacia mi vientre, las manos volvieron a dejar aceite y de ombligo hacia abajo fueron recorriendo toda la piel, cruzaban las manos sobre mí en un frotamiento continuo.

No pude aguantar más y dejé los brazos colgar al lado de la camilla, al levantarlos toqué los dos muslos más cercanos de las chicas, también estaban desnudos, se habían desnudado totalmente las dos, de los muslos llegué a las nalgas y las dos al mismo tiempo se acercaron a mí con lo que pude alcanzar la regata que tenían apretada.

Los dedos buscaron y poco a poco fui adentrándome entre los glúteos hasta llegar a rozar sus agujeros arrugados, sus piernas fueron separándose pero mis manos no abandonaron la zona por mucho tiempo, las pasé por mi ombligo y unté los dedos de aceite y volví entre las nalgas de las chicas, ya encontré separadas aquellas suaves curvas y rodeé con cuidado las rugosidades que al momento palpitaron, los dos dedos corazón apretaron a la vez y casi al mismo tiempo entraron, el de Alicia no opuso ninguna resistencia y el dedo entró hasta la palma de la mano, Carmen tardó un poco más pero al fin pude llegar a entrar y salir varias veces.

Alicia le llevaba ventaja porque ya dos dedos habían desaparecido en su culo cuando sentí que las manos se unían y pasaban por el pubis, rodeando cada vez más cerca el tronco vertical, una a cada parte bajaron a los lados de mis huevos hasta juntarse debajo de ellos, al subir pasaron juntas sobre mi polla obligándola a tumbarse sobre mi vientre, al soltarla volvió a la vertical como un muelle.

Una mano detrás de la otra trepó por el tronco hasta llegar al capullo, presionaron y bajaron descubriendo el glande completamente, cuando volvieron a subir, la piel abajo quedó tensa y ya apretaban al frenillo con firmeza.

Las dos me dieron la espalda y mis manos pudieron moverse con más libertad, ambas subieron una pierna sobre la pata de la camilla y mis dedos salieron de los culos y buscaron dos centímetros adelante.

El coño de Alicia me lo conocía de memoria pero los labios menores de Carmen me llenaron la mano, le colgaban pegados cerrando hermética la entrada pero busqué la separación y un dedo los abrió y otro se hundió entre ellos.

Noté su sensación en mi polla, las dos apretaron más y mi capullo se puso morado, las manos se turnaban, una bajaba y la otra ocupaba el sitio libre bajando detrás, la otra volvía a subir y así continuaron con una paja interminable, mis dedos encontraron los clítoris de ambas mujeres, el de Carmen era casi un mini pene, arremangué el pequeño prepucio y entre mis dedos quedó un glande enano.

Lo traté como si fuera mío y el resultado fue que ella se inclinó y cuando Alicia dejó libre mi capullo lo engulló aspirando.  Alicia había perdido su “juguete” y decidió ir por libre, se colocó a mi cabeza y se inclinó sobre mí, sus tetas me llenaron la visión por un momento sólo porque subida a una silla pasó sus piernas a mi lado y se sentó sobre mi cara.

Volví a quedar ciego pero lo que tenía que ver lo sabía de memoria y la lengua suplió a los ojos. Carmen seguía chupando con glotonería la verga, su cabeza subía y bajaba hasta tocarme los pelos, mis dedos se hundían en su coño y me mojaba hasta la muñeca.

Oí arrastrar otra silla y al momento el peso de Carmen sobre mi me indicó lo que iba a suceder y… sucedió, la polla sobre mi vientre fue abrigada por los labios de la morena y después de unos paseos se levantó lo suficiente para que el ariete ganara altura y al encontrar el hueco entró en él, fue bajando hasta sentarse sobre mis piernas, la polla desapareció en su interior y mi capullo notó la presión que me hizo con sus músculos vaginales.

Los movimientos fueron diferentes, Alicia se movía de atrás adelante y Carmen de arriba abajo, la camilla chirriaba peligrosamente, en un segundo que Alicia se incorporó un poco para ofrecerme su culo pude ver a Carmen delante de mí, su piel era muy blanca, en las generosas tetas se marcaban las venas azules y los pezones negros como su pelo sobresalían de ellas, en su monte de Venus crecía una melena rizada tan brillante como en su cabeza, era un triángulo espeso y perfectamente recortado que ocultaba por completo sus labios.

Las amigas empezaron a acelerar sus movimientos y se abrazaron besándose, pude comparar las cuatro tetas cuando las aplastaron unas contra las otras, no sabría cual elegir pues cada una tenía unas cualidades perfectas.

La farmacéutica se corrió primero y Alicia la estrechó apoyándola en su orgasmo, como buena amiga le cedió su puesto y cambiaron, pude saborear los jugos de Carmen que no eran menos sabrosos que los de Alicia.

La mujer del Alcalde había aprendido a cabalgar de mí, le demostró a Carmen sus habilidades moviéndose en círculos y saltando hasta casi sacarse la polla, cuando se corrió yo estaba a punto de hacerlo también pero preferí hacerlo a mi modo.

  • Da gusto veros tan compenetradas, las dos me habéis follado a vuestro antojo y ahora me toca a mí, dejadme bajar al suelo.
  • He tenido el mejor orgasmo de mi vida.
  • Lo he notado Carmen, yo también he disfrutado con Santiago, él es el único que me ha metido la polla.
  • Pues ahora vais a probar mi ritmo, Alicia, súbete en la camilla, túmbate y que Carmen lo haga sobre ti comiéndote el coño, quiero ver cómo os manejáis.

Hicieron exactamente lo que les había ordenado y Carmen dejó sus piernas alrededor de la cabeza de Alicia en el borde de la camilla, disfruté viendo cómo una a la otra competía por darle mayor placer, las dos gemían con la boca llena y yo no pude esperar a que acabaran.

Con el bol de aceite dejé caer un chorro entre las nalgas de Carmen que se escurrió hasta su coño que atacaba Alicia, no dejé que le cayera a los ojos pues le metí la verga de un golpe dejando los huevos colgando sobre la frente de Alicia,  cuando la saqué Alicia me dio dos chupadas y la encaró en el culo de su amiga, sólo tuve que empujar y en el ya dilatado coño se hundió de dos golpes.

El gemido ahogado de la farmacéutica no hizo sino que me hundiera más en ella y que Alicia absorbiera su clítoris gigante a más velocidad, tuve que frenar porque casi estaba al límite, saqué la polla y volví a meterla en el coño de Carmen, la mano de Alicia pasó entre mis piernas y buscó mi culo, mi corrida fue fulminante al notar su dedo entrar sin permiso, la leche pasó inyectada a presión en el coño de Carmen cuando me dejé caer sobre las dos.

Alicia no protestó por mi peso añadido y siguió hurgando en mi culo hasta que no me quedó ni una gota que echar, al sacar la polla relamió hasta dejarla limpia y esperó a que rebosara la que le metí en el coño.

  • Lo siento Carmen me corrí dentro de ti, no pensé que pude dejarte preñada, de Alicia ya sé que toma píldoras anticonceptivas pero tú…
  • Tranquilo Santiago en la estantería tengo la del día después, luego me tomaré una por si acaso, pero te lo agradezco, es la mejor leche que he tomado, jajaja.
  • Me alegro que te haya gustado, a mi me encantó dártela.
  • Pues estás invitado cuando te apetezca, mi coño es tuyo.
  • Gracias pero quiero estar una temporada descansando, aunque tengo una idea para vosotras…
  • ¿Qué idea?
  • Se me ocurre que podías comprar un consolador moderno, o quizá varios, podríais usarlo y recomendarlo a las clientas, yo os daría una lista de ellas, podrías ganar un dinero extra, ya que no vendes Viagra ni haces masajes, jajaja.
  • Lo dirás en broma pero es buena idea, veré el catálogo y lo haré, de paso iremos probando con él.

Cuando llegué a casa apenas tomé un vaso de leche y unas galletas y me fui a dormir, en mi casa, en mi cama y sólo quedé satisfecho hasta la mañana siguiente.

Estuve los días siguientes dando mis paseos habituales, hacía días que no practicaba y quise volver a ellos pues el médico me había recomendado para la salud, casi todos los días los pies me llevaban al mismo sitio, a la curva del río adonde acamparon Margot y Aline, estaba un buen rato sentado en las piedra que en su día sirvieron de asiento con ellas y luego volvía con el ánimo renovado.

Una mañana cogí el bocadillo y una botella de agua y fui directamente al río, me senté en la piedra donde salté perdiendo mi bañador y desde allí estuve echando trozos de pan al agua, al momento un pez vino a comer, al poco otro y otro, parecía que habían dado la voz de alarma, al poco varios peces de diferentes colores se asomaban con sus bocas abiertas pidiendo más pan, aquellas bocas me recordaron mi polla cuando estaba a punto de correrme, al final los peces se comieron mi bocadillo recordando a Aline.

Cuando bajé de la piedra me senté en la hierba a la sombra, el circulo de piedras se iba difuminando, las rosas habían perdido sus pétalos que secos habían abandonado a los tallos, pensando en ellas me tumbé y me dormí.

No sé el rato que estuve dormido pero soñé con ellas con un realismo que parecía como si reviviera desde aquel día que las encontré en el camino, las veía tal como eran, siempre sonriendo con aquel español mal hablado que sonaba tan dulce con el acento francés, notaba sus besos, aquellos labios se me quedaron grabados en mi mente, era tan real el sueño…

De repente me faltó aire para respirar, abrí la boca y no pude conseguir aire y abrí los ojos asustado, no veía nada, sólo la sombra sobre mí pero al momento me fijé y mi vista se acostumbró a la distancia y la sombra se aclaró hasta aparecer unos ojos y aquellos ojos eran los que estaba soñando.  Me incorporé de golpe y sólo oí una risa clara como el agua del río.

  • Jajaja, ¡ves mamá, te dije que debiste avisarle!
  • No, he imaginado durante el viaje la cara de sorpresa que pondría.
  • ¿Quién… quién eres?  Oh, no puede ser, estoy soñando.
  • Jajaja, no, no sueñas soy yo, Margot.
  • Jajaja y yo Aline, jajaja.
  • Pero… ¿qué hacéis aquí?
  • Jajaja, queríamos sorprenderte.
  • Pero… ¿de verdad estáis aquí?

Me levanté con impaciencia y al verlas a mi lado abracé a Margot, la mujer olía de maravilla, reconocí su perfume y ya no tuve duda, Aline esperaba su turno y me abrazó pegando su delgado cuerpo al mío, busqué a su madre, abracé a las dos y los tres unidos estuvimos un largo minuto a la vez que nos besábamos.

  • ¿Cómo es que habéis venido?, ya os daba por perdidas, no os despedisteis y lo pasé muy mal.
  • Lo siento, no queríamos verte sufrir con la despedida, pensamos llamarte o escribirte desde Francia y decírtelo.
  • Os vi cuando pasasteis por el pueblo pero pensé que iríais de compras y… contadme ¿cómo es que habéis vuelto?
  • Siéntate Santiago y te lo contamos.
  • ¿Y el Citroën, adonde lo habéis dejado?
  • Está al otro lado de los árboles, no esperábamos verte aquí y Aline quiso ver cómo estaba el dibujo que te dejamos ¿lo viste?
  • Claro, al día siguiente y me encantaron los dos corazones y… las dos rosas de Aline.
  • ¿Te gustaron?  No sé si lo entendiste.
  • Claro que lo entendí, tus dos flores, tus ofrendas generosas, un regalo magnífico, pero cuenta Margot.
  • Resulta que cuando llegamos a casa en Francia encontré en el buzón varias cartas de mi abogada, me pedía que hablara con ella urgente, no sabía dónde estábamos y tenía que hablar conmigo, acudí a su despacho y me enseñó algo que había descubierto, era una cuenta de mi marido en un banco en las islas del Canal de la Mancha, es un paraíso fiscal y tenía una fortuna en dinero negro, no hizo nada hasta que yo hablara con ella y con los datos que tenía fuimos a verle, de entrada nos trató muy mal, me dijo que ya recibí todo lo que me iba a dar y que me marchara de allí, mi abogada sacó los datos y fotocopias de las cuentas y los saldos del dinero y le amenazó en entregarlos al Ministère de l’Economie et des Finances, no te imaginas cómo le cambió la cara, entonces mi abogada le exigió más de la mitad para mí y aunque él le suplicó yo fui inflexible y además le pedí el coche que más estimaba, al fin me pagó lo que le pedí y el Jaguar E Type rojo y aquí estamos.
  • ¿Y el coche?
  • Se lo regalé a mi abogada.
  • ¡Muy bien, bien hecho, me alegro!
  • Y mi hija me propuso una cosa, a mí me encantó que saliera de ella, pusimos en venta mi casa, cargamos el 2 CV y… aquí estamos.
  • ¡Qué maravilla, otra vez aquí! pero… ¿pensáis estar de vacaciones?
  • No tonto, vamos a comprar una casa en el pueblo y nos quedaremos aquí, nos gusta el pueblo, la gente y sobre todo… el río.
  • ¿Cómo qué vais a comprar una casa?, os venís a la mía, estoy sólo y desde ahora mi casa es vuestra.
  • ¿Lo dices en serio?
  • Es lo que siempre deseé, “estamos” encantados.
  • ¿Estamos, tú y quien más estáis?

Las chicas me abrazaron y me echaron sobre la hierba, Margot me besaba como ninguna mujer lo hizo y Aline se abrazaba a mí, al momento la chiquilla, empezó a soltarme el cinturón del pantalón y le dijo a su madre…

  • Mamá, ayúdame, ya encontré quién más.

Margot tiró de los camales del pantalón y al momento apareció mi “amigo y colega” como un garrote entre las piernas asomándose orgulloso y las chicas lo atraparon, ésta vez los besos se los llevó mi compañero de fatigas, me quité la camisa y Aline le quitó la blusa a su madre, luego se subió su camiseta y pude ver las adoradas tetas de su madre libres como siempre y la minúsculas y tiernas de Aline.

Sobre la hierba rodamos y quedé sobre Margot, no le di tiempo a quitarse el escueto tanga, lo ladeé y entré en ella, Aline se quitó las braguitas rosa a rallas y se acercó a mí para que le besara el coño recién depilado.

En esta ocasión me corrí antes que Margot, ella sonreía mirando a su hija mientras yo me sacudía entre latigazos llenándole el coño de leche, cuando acabé lo hizo ella y debajo de mí se encogió haciéndose pequeña, mientras yo seguía chupándole el coño a su hija que me apretaba la cabeza contra ella.

Aline cayó de rodillas cuando se corrió, era un orgasmo largamente deseado y no lo pudo dominar, descansamos abrazados sobre la arena y luego nos metimos en el agua y nos quitamos la arena que se nos pegó por el semen y los flujos.

Cuando llegamos a mi casa conducía yo el Citroën, al entrar quedaron maravilladas.

  • Santiago, me encanta cómo tienes decorada tu casa, se nota que tienes buen gusto, pero…  ¿Qué es esto?

Nada más irse mis hijos quité el florero que dejó Virtudes en medio de la mesa y puse la maqueta gris del Citroën 2 CV que me regaló mi hijo, sobre un papel escribí la matrícula del coche de Margot y lo pegué en su sitio, ahora lucía exactamente del mismo color que el de ella.

  • Ya ves, es tu coche, lo tengo en el sitio adonde lo puedo ver a cada momento.
  • ¡Si es igual que el nuestro mamá, fíjate, hasta la matricula!
  • Todo Aline, todo, sois vosotras dos, estáis en vuestra casa si queréis, decorarla como vosotras queráis.
  • No, nada de eso, tu casa debe estar como a ti te gusta, nosotras nos amoldaremos aunque unas flores sí que pondremos al lado del cochecito.

Esa noche guisé le mejor cena que pude, las dos apuraron los platos y bebieron el cava que saqué de la reserva, cuando fuimos a dormir nos miramos pero les señalé mi habitación, las cogí a las dos por la cintura y entramos adentro cerrando detrás.

  • ¿Santiago quieres que durmamos juntos los tres?
  • Claro Margot, ahora somos una familia.
  • Pues espera un poco, vamos a tomarnos las píldoras anticonceptivas.
  • ¿Para qué?
  • Nos puedes embarazar, las dos estamos ovulando estos días.
  • Es igual, no os preocupéis...
  • Como quieras, a mi hijo le pondré Jacq Jr. y será guapísimo.
  • Y a mi hija Jaqueline y será más guapa todavía que su hermano y… a ver… sería hermana y sobrina y nieta de ti y…
  • Jajaja, no te preocupes Aline primero tengo que preñaros, jajaja pero vamos a ello.

Final.

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Gracias.