Un intruso en mi cama
Asechándome noche a noche.
Un intruso en mi cama.
Fría era la noche,
Rojas eran las sábanas,
Muy profundo mi sueño,
Y de encaje blanco mis bragas.
Azul y de cuadros tu camisa,
En tus pantalones atrapado el deseo,
Negras y oscuras tus intenciones,
En mi cama se entrometieron.
Suave la caricia en mi mejilla,
Lento mi volver a despertar,
Tu rigidez presionando mis glúteos,
Y una mano impidiéndome gritar.
Brillantes tus ojos de locura y de lujuria,
Desorbitados los míos de terror,
Descendiendo poco a poco ya mi ropa,
Abriéndote camino a mi interior.
Sordos fueron tus oídos,
Mudos mis inútiles ruegos,
Violentas tus lastimosas embestidas,
Y escandalosa y quemante tu venida.
Grueso el ardor que provocó tu verga,
Pues angosta era mi morada,
Escurriendo el blanco semen por mis piernas,
Y lágrimas de amargura en mi cara.
Tu aliento escalofriante en mi espalda,
En mi piel aroma a alcohol y a tabaco,
Mi corazón quebrándose en pedazos,
Y tú que no cabías de borracho.
Torpe la huída de mi cuarto,
Larga y dolorosa madrugada,
Marcas que me temo serán eternas,
Y al salir el sol tú ya ni te acuerdas.
De jamón y queso el emparedado,
De compromiso y miedo los buenos días,
Un beso con sabor a hiel en mi frente,
Un trauma más para mi vida.
Corren impacientes y sádicas las horas,
Con tristeza veo pasar la tarde,
Llena de pánico regreso a casa,
Porque se que ahí estará mi padre.
Ese esclavo del vino y los instintos,
Ese intruso que noche a noche a mí me asecha,
Esa bestia que desgarra mis adentros,
Ese a quien, cada vez más, mi alma desprecia.