Un hombre maduro pervirtió a mi esposa 2

Fue difícil desidirlo, pero termine aceptando que silvia siguiera cogiendo con ese hombre.

Un hombre maduro pervirtió a mi esposa “2”

Me acomode en la sala y espere que Silvia entrara, se acomodó en el sillón a mi lado y bajo la mirada, sentí que era el momento ideal de decirle lo que ya había decidido en cuanto a seguir con su aventura sexual con aquel hombre que conoció en la boda.

-He decidido que le llames mañana a ese hombre y le digas que si lo seguirás viendo,  ¿estás de acuerdo en mi decisión?

--Sí, pero tienes que jurarme que no me lo reprocharas más adelante. ¡Tengo miedo de perder tu amor!

-Eso no sucederá Silvia, siempre y cuando cumplas con todo cuanto te diga de ahora en adelante, de inicio sabes que mañana inician mis vacaciones de semana santa, así que aprovecharemos estos días para ver si el desea ser tu amante de planta o solo quiere darte unas cogidas mas, ¿por cierto como se llama?

--Andrés, así me dijo que se llama.

-Pues lo dicho, por la mañana llámale y que te diga cuando quiere verte, no le des tantas vueltas al asunto solo acepta y me lo haces saber ¿de acuerdo?

--Si… ¡como tú quieras!

Por la mañana desperté pasado el mediodía, era mi primer día de vacaciones de la semana santa, fui a bañarme y después a tomar el desayuno, Silvia estaba esperándome, apenas me senté se apresuró a darme la buena noticia.  ésta vez su semblante lo decía todo, ella estaba contenta de volver a verle, en ese momento sentí celos y estuve por olvidar el asunto, pero el morbo al recordar lo acontecido la noche anterior me hizo seguir adelante.

--Hable con Andrés, ¡quiere verme mañana a la misma hora! Solo que ha puesto una condición.

-¿Qué condición?

-Él me dijo que no le gusta hacer las cosas con prisas, y me dijo que solo me vera si encuentro la forma de pasar más tiempo con él, por lo menos hasta las 9 de la noche y otra cosa…¡quiere que lo acompañe a beber un par de copas!

Guarde silencio por unos minutos, sentí coraje por las condiciones que Andrés ponía… ¿Cómo se atrevía a hacerlo?  Se supone que yo era quien tenía que poner las condiciones, yo soy el esposo, él solo estaba tomando el lugar de un amante, ¿entonces, porque sus condiciones? Mire a Silvia y le respondí tratando de averiguar si me decía la verdad.

-¿Y qué le respondiste cuando te dijo lo de las condiciones?

--Le dije que no podía hacerlo y que mejor lo olvidáramos, el solo colgó la llamada y no me dijo nada más.

-Bien hecho Silvia, no podemos darle tantas libertades, no puedo creer que un hombre de su edad necesite tanto tiempo para coger, ¿no crees?

--Sí. Yo solo hice lo que tú me pediste, ¡no te molestes conmigo!

-¡No; no estoy molesto contigo amor, disculpa mi forma de hablar! Déjame pensar un poco, después seguimos la charla.

-Silvia se fue a la recamara dejándome solo en la sala, en ese momento podía haber terminado esa locura, pero había algo dentro de mí que insistía en que la dejara ir, solo de pensar que ahora pasaría más tiempo con Andrés mi verga se puso dura y fue el momento que decidí seguir con el juego, me apresure a llamar a Silvia quien regreso a la sala inmediatamente.

--¿Sí?

-Ya lo decidí, llámale y dile que podrás estar con él hasta las 9.

--Silvia tomo el teléfono con sus manitas temblorosas, marco el número y de inmediato escuchamos la voz de Andrés.

--- ¡Hola!

--¡Hola Andrés, si podre estar contigo hasta las 9!

--- ¿Estás segura, y de lo otro?  ¿Lo has pensado a mi favor?

Silvia me observo al tiempo que le respondió a Andrés, de inmediato comprendí que ella deseaba saber si yo estaba de acuerdo.

--¿Te refieres a beber contigo un par de copas?

---Así es Silvia, quiero que bebas conmigo,  ¿lo harás?

Rápidamente moví mi cabeza confirmándole que si estaba de acuerdo.

--Si, ¡podre beber un par de copas!

---Excelente, entonces no se hable más del asunto, mañana a las 2 de la tarde en el mismo lugar chao.

Silvia termino la llamada y se sentó en el sillón, sus palabras salieron con voz temblorosa.

--¿Estás seguro de lo que estamos haciendo?

-Sí, desde luego que lo estoy, ¡es justo que me complazcas después de haber caído en el error de dejarte coger por Andrés!

El día miércoles por la mañana me apresure a ayudar a Silvia con las labores, así tendría tiempo suficiente de arreglarse para la cita, salimos de casa a la una de la tarde, Silvia se había bañado y puesto un vestido negro, ligeramente largo, como la mayoría de sus vestidos, un poco por debajo de las rodillas, zapatillas negras con un tacón cortito, nada que llamara la atención así se lo había pedido siempre.

Llegamos antes al lugar de la cita, fuimos al atrio de catedral y ahí en ese momento le dije algo a Silvia… algo que en casa por algún extraño motivo no me atreví a hacer.

-¡Quiero que hagas algo esta tarde Silvia! Si Andrés te pide que le mames la verga, hazlo, ¿de acuerdo?

--Sí.

-Es importante que aceptes hacerlo, porque quiero que me lo hagas a mí. Y otra cosa aún más importante, quiero que le pidas que termine dentro de tu chocho, no afuera, quiero verte el chocho con su leche.

--¡Está bien, así lo hare! ¿Dónde nos veremos cuando regrese?

-¡Qué bueno que lo preguntas Silvia!  A esa hora no puedo estar aquí, así que creo que será mejor que te deje en el paseo bravo, ahí hay mucha gente a esa hora, justo frente a la farmacia grande de la esquina.

--Está bien ahí estaré a las 9, me voy Andrés no debe tardar en llegar.

Mire a Silvia ir al encuentro de Andrés, quien llego cuando ella salió del atrio de catedral, pude darme cuenta de la sonrisa dibujada en su rostro y sentí celos, pero ya no había forma de dar vuelta atrás, cuando subió al auto, Andrés le dio un beso en la boca y después puso en marcha el auto y se alejaron dejándome sumido en miles de pensamientos.

Abandone el atrio y camine por las calles del centro de la ciudad, me sentía muy confundido, sin saber a dónde ir seguí caminando, no podía encontrar distracción alguna, pensaba que estarían haciendo en ese momento, me preguntaba si Silvia sería capaz de enamorarse de andes y abandonarme, era un infierno no podía estar tranquilo, las horas pasaban lentamente, parecía que el tiempo se había detenido, eran las cuatro dela tarde cuando decidí entrar al cine, por lo menos seria menos aburrida la espera.

Es importante mencionar, que aun estando en el cine, me resulto imposible concentrarme, no pude disfrutar de la película, había poca gente y estuve tentado a masturbarme, mas no me atreví, por fin la hora se aproximó, abandone el cine y fui a donde Silvia llegaría, pero la hora acordada llego y no aparecía, moría de nervios y sin perder el tiempo, empecé a llamar a su celular, pero no estaba encendido, sin duda lo había apagado, el coraje me invadió y decidí que no la dejaría ir otra vez.

Por fin los vi llegar, estuve a punto de ir y reclamar a Andrés su actitud, pero me contuve y espere a que Silvia me diera una explicación, aun tardo varios minutos antes bajar del auto, cuando lo hizo, me di cuenta que caminaba con pasos torpes, al ver alejarse a Andrés me apresure a ir a su encuentro para ayudarla a caminar.

-¡Bebiste demasiado Silvia, no puedes ni caminar!

--¡Lo siento mucho, yo no quería hacerlo tú lo sabes!

-Tranquila, vamos ya pasa de la media noche, tendremos que quedarnos en algún hotel, por la mañana regresaremos a casa, no puedo llevarte en ese estado.

Tome a Silvia del brazo y la ayude a caminar, entramos a un hotel familiar, afortunadamente no había nadie más que el administrador, nos dio la llave de la habitación y fuimos sin demora, al entrar Silvia se acomodó en un sillón a un lado de la cama.

-¿Y bien, que sucedió?  ¿Hiciste lo que te pedí?

--Si… Andrés me hecho su leche en mi chocho,  ¿quieres verlo?

Silvia se levantó y se despojó de sus ropas, arrojo una por una sus prendas a mi lado, cuando sus pantaletas quedaron a mi alcance las tome y comprobé que estaban mojadas, sin duda la leche de Andrés seguía fluyendo, sin perder el tiempo le ordene lo siguiente mientras yo me desnudaba.

-Separa las piernas, quiero tocar tu chocho mientras me cuentas todos los detalles de lo sucedido, y recuerda, no omitas nada. Quiero saber cada cosa que hayas hecho con Andrés.

Silvia cerro sus ojos e inicio a darme cada detalle de lo acontecido, yo la escuche sin interrumpirla, mientras avanzaba en los detalles mi verga se ponía rígida, alcanzando una tremenda erección.

--Cuando subí al auto, el me dio un beso en la boca, después nos alejamos nos dirigimos al paseo bravo, del lado opuesto a donde me esperabas, ahí Andrés bajo y abrió la cajuela del auto, traía una caja de cartón la llevo adelante y saco una botella de licor, sirvió un par de vasos y me dio uno.

--Bebimos un par de copas mientras charlábamos de cosas suyas, de su trabajo, yo no entendía del todo, pero a él le gusto que yo lo escuchara, eran las 4 de la tarde cuando nos fuimos al motel, al llegar yo estaba por desnudarme, pero no me dejo hacerlo. Diciéndome lo siguiente.

--- ¡No lo hagas Silvia, aún es muy temprano, bebamos un par de copas más!

--Andrés, yo no estoy acostumbrada a beber mucho, no quiero hacer algo indebido.

---Anda Silvia solo un par y no te insistiré más. ¡Por favor!

--¡Está bien solo dos más!

Bebimos las copas y yo me sentí desinhibida, ya no tenía pena de nada, Andrés puso música y bailamos en el centro de la habitación, el me rodeo por la cintura mientras yo apoye mis manos en su pecho, busco mi boca e inicio a besarme, lo hacía con tanta pasión, que no pude resistirme a corresponderle de la misma forma.

No recuerdo cuanto tiempo estuvimos bailando, pero ya obscurecía cuando Andrés empezó a bajar el cierre de mi vestido. Yo estaba temblando, no sabía cómo reaccionar, solo cerré los ojos y deje que el hiciera todo.

En segundos mi vestido cayó al piso y le siguió mi sostén, por último tomo los costados de mis pantaletas y las fue bajando lentamente hasta que termino por quitármelas y les arrojo sobre del vestido.

Ahora estaba desnuda y seguía bailando, el aún estaba vestido, sus manos acariciaron mi espalda desnuda y bajaba por mis nalgas, me atraía a su pecho mientras no dejaba de besarme, tardamos mucho tiempo bailando, hasta que por fin él se apartó de mi lado y fue a la cama a poner las almohadas en una esquina, comprendí que había llegado el momento del placer, aunque tengo que confesarte que para esa hora tenía el chocho empapado por mi leche que fluía lentamente.

Me ayudo a subir a la cama y me recostó dejando mis nalgas sobre las almohadas, abrió mis piernas y se arrodillo, en ese momento inicio a chupar mi chocho haciéndome gemir, yo trate de evitar hacerlo, pero Andrés me dijo que lo hiciera, que a él le gusta escuchar los gemidos de una mujer.

Entonces lo hice sin más, deje salir mis gemidos, de verdad no podía evitar hacerlo, chupo por mucho tiempo mi chocho, hasta que el quiso hacerlo, después se apartó y se desnudó, se acomodó frente de mi chocho y me penetro, fue algo delicioso, su verga estaba dura, hinchada, me bombeaba con suavidad, igual tardo mucho tiempo metiendo y sacando, hasta que sentí que estaba por sacar su verga, fue cuando recordé tus palabras y le pedí que terminara dentro de mi chocho.

--¡Por favor Andrés, no la saques, dame tu leche, quiero sentirla dentro!

Al escuchar sus palabras volvió a meterla y aumento sus movimientos, en minutos lo sentí inundarme con un torrente de leche, parecía que hervía, fue algo único, poco a poco regreso la calma y ya su leche estaba dentro de mí, caímos rendidos, me abrazo e irresponsablemente me quede dormida, cuando desperté ya era demasiado tarde, sin embargo aún volvió a meter su verga en mi chocho y nuevamente me dejo su leche dentro, por eso estoy mojada.

Cuando llegamos al paseo bravo, me dio el cheque esta en mi bolso.

Silvia termino por contarme cada detalle, mi verga estaba hinchada y quería metérsela, sin embargo aún faltaba algo que le había pedido hacer, la cuestione y respondió lo siguiente.

-¿Y lo de chupar su verga?

--No me pidió hacerlo. De verdad.

-¡Está bien Silvia te creo!  ¿Quiere verte nuevamente?

--Si… pasado mañana.

-¿Cómo es posible eso?  Te acaba de coger y ¿quiere más?

Bueno ya veremos, ahora quiero meterte mi verga, estoy muy caliente.

--¿Quieres que me bañe?

-No, así está bien, quiero sentir su leche… ¿te molesta que lo haga?

--No. ¡Tú puedes hacerme lo que desees! Soy tu mujer.

Las palabras de Silvia me dieron tranquilidad, me acomode y la penetre sintiendo lo lubricada que estaba por la leche de Andrés, no tarde mucho en eyacular dentro de su chocho, al terminar la deje descansar mientras yo, hacia planes para el día sábado.

P.D.  en la tercera parte les daré a saber cómo fui transformando a Silvia, la empecé a vestir con ropa muy sexy, hasta enviársela casi desnuda.