Un hombre maduro despertó mi libido (3)

Con su astucia y experiencia Don Servelio logró que se me quitaran mis inhibiciones y me entregara por completo, tal como él quería, olvidándome de todos los prejuicios.

Leer antes el relato 1 y 2 con el mismo nombre

Trato de explicar todo lo que pasó y es dificil para mi encontrar y describir todo lo que viví y sentí en ese momento, yo había sido desvirgada por Don Servelio, mi patrón y aunque terminé contagiada de su pasión también hubo de parte de él seducción y un poco de fuerza, pero mentiría si dijera que fue completamente a la fuerza o que no sentí nada, ya que si sentí algo tan maravilloso, indescriptible con palabras, traté de resistirme, pero Don Servelio sabia como hacerme vibrar de pasión y poco a poco logró que explotara en un éxtasis de pasión que nunca imaginé.

Yo estaba tan confundida, tenia restos de sangre en mi parte intima y sentía el cuerpo muy adolorido, pero Don Servelio se quedó conmigo toda la noche y fue muy cariñoso conmigo lo cual me dio tranquilidad, aunque no pude dormir en toda la noche y estuve escuchando roncar a Don Servelio, era extraño para mi estar en la cama con un hombre desnudo, yo me había puesto una bata pero Don Servelio se quedó dormido completamente desnudo, estaba semicubierto con una frazada por el frío, de alguna forma ya me había hechizado ya que me gustaba sentirlo a mi lado, verlo, lo cubría con la frazada para que no se helara y me provocaba besarlo en ese momento no lo hacia por vergüenza y porque no aceptaba lo que sentía.

Por la mañana me levante temprano para bañarme, cuando salí, Don servelio ya se había ido, al encontrarlo en el desayuno fue extraño comportarnos como extraños despues de lo que habíamos vivido en la noche, él se comportó igual que siempre, con mucha discreción y seriedad, era un hombre con el rostro severo, malencarado, con el ceño fruncido y Doña Josefina tampoco notó nada, yo traté de disimular todo lo que pude, sentía cierto dolor al caminar y al sentarme por el desgarre de la noche.

Y es que a pesar de lo doloroso y confuso que fue todo también fue maravilloso, yo sentí que Don Servelio me llevó también a la gloria, en esa noche descubrí lo hermoso que es ser mujer cuando encuentras a un hombre que te lo hace sentir y me sentí mujer, sentí que tocaba las estrellas, que explotaba de gozo a la vez del dolor y la confusión pero quizá eso lo hizo especial, son momentos irrepetibles para mi, sentía miedo a todo pero había quedado aun con muchos deseos por satisfacer, quería amar y ser amada y Don servelio no me dio tregua, esa misma noche entró a la cocina y me abrazo por atrás, yo me estremecí desde los pies a la cabeza, pero lo rechacé, para mi era dificil, ya que por un lado lo deseaba pero por otro sabia que no era lo correcto.

Se arrimó a mi, sentía su cuerpo restregarse en mi espalda, en mis nalgas, y su boca se prendía de mi cuello y mis mejillas besándome y diciéndome lo linda que estaba que deseaba estar conmigo, estar dentro de mi, al oír eso me excitaba pero saque fuerza y lo rechace diciéndole que no estaba bien, estaba algo molesto por mi rechazo y porque me limpie su saliva de mi cara, me dijo que algún día seria yo la que lo buscaría y pediría sus besos y su amor, me hechó en cara que ya era su mujer y que lo esperara porque mas tarde me iría a buscar a mi cuarto.

Ya por la noche yo estaba en bata tratando de conciliar el sueño, antes me había bañado bien poniendo mucho esmero en asear todas mis partes intimas, en el fondo sabía que en cualquier momento estaría expuesta, Don servelio llegó despues de las 11 de la noche cuando todo era silencio, en el patio donde estaba mi cuarto solo se escuchaban los grillos que cantaban, Don servelio tocó suavemente mi puerta, pregunté quien y me contestó: Soy yo, le dije mejor vallase, pero el tocó mas fuerte con la mano extendida, me asuste que oyeran en la casa y abrí, sucedió como la primera vez, estuvo muy apasionado, cariñoso en extremo lo cual hizo que se fueran derribando las barrera que yo levantaba por miedo, o prejuicios, me dejé llevar y me contagié también de pasión y deseo, le pedí que no me hiciera daño y muy tierno me dijo que seria delicado conmigo pero eso no lo cumplen los hombres y ya al calor del deseo y la lujuria se convierten en unos animales pero para entonces yo también gozaba y quería esa rudeza que me causaba mucho goce volví a sangrar, y así sucedió como en las primeras cuatro veces que lo hicimos, cada vez menos, aunque siempre era molesto, era mas la satisfacción, no se si el licor hacia que fuera así de loco.

A pesar que era prácticamente una chiquilla en ese entonces, yo era muy desarrollada de mis pechos mis nalgas y lo que hace a una mujer y quizá por eso con poco se despertó en mi esa pasión que estaba dormida pero que estaba allí como un volcan que en cualquier momento puede hacer erupción, me sentía mujer y me gustaba gozar como tal, Don Servelio hacia que me sintiera mas linda porque me lo decía y porque en comparación con el se notaba en el contraste mi delicadeza de mujer, mis formas, mi tersura como he dicho Don Servelio era rudo, hasta quizá feo pero tan especial, esa fealdad era su atractivo, era tan masculino, tan viril, esa espalda era divina, tan ancha y dura, me gustaba su naturalidad, hasta ese entonces había disfrutado tanto de esa relación pero aun faltaba mucho al perder por completo el pudor y sentir que me entregaba por completo.

Una noche llegó mas tomado que de costumbre y con la botella en la mano, la cual puso en el suelo y se hechó en la cama, hablaba incoherencias y se veía tan divertido, me gustó verlo así porque me provocaba besarlo, abrazarlo no se estar con él, no sentía pena porque lo veía que no era él, me decía que estaba adolorido, yo lo bese en la boca en las patillas que era una barba crespa negra muy linda para mi, le desabroche la camisa, su pecho era ancho y fuerte, con pelambre en el estomago también tenia vellos y era duro como piedra, desabroche su cincho y me fui hasta abajo para quitarle los zapatos y calcetines, tenia unos pies grandes, fuertes y pulcros pero extremadamente grandes y al igual que en las manos tenia en las plantas de los pies una piel gruesa se le veían tan masculinos y fuertes, sus pies eran aseados y lindos, me gustaba masajearselos y tocarlos, pulsarlos, eran pesados no se porque me gustaban tanto esos pies, eran tan distintos a los míos que eran pequeños, suaves y gorditos y al sentir esos pies así me provocó besárselos, sentía un olor a hombre a tabaco a madera era algo delicioso, se que era parte de mi apasionamiento.

Estabamos en pleno invierno y empezó un viento de amenaza de lluvia por lo que salí a cerrar la ventana y recoger una ropa, y ¡Hoooo! Sorpresa cuando regrese me encontré a Don Servelio completamente desnudo y con el pene erecto a plenitud, estaba fumándose un cigarrillo y me veía con lujuria, me turbe, sentía que me faltaba la respiración y palpitaciones en el pecho al igual que una sensación extraña en la boca del estomago, su verga estaba pelada y era fuerte y grande, tenia una venas y se veía poderosa me daba la impresión de ser una serpiente, era como la cabeza de una cobra y grande como una torre o un obelisco, estaba despatarrado con sus grandes pies apuntando al techo en realidad era feo pero interesantisimo para una mujer apasionada como me encontraba yo, a pesar de su edad era un hombre con un cuerpo bien definido, firme, duro como el hierro y eso me gustaba tanto, era fibroso, y su vellosidad al principio no me gustaba mucho pero despues no se me provocaba, era como que despertara instintos salvajes que tenemos dormidos.

Había algo mas que yo no quería aceptar hasta el momento, me sentía profundamente atraída por este hombre y sentía que lo amaba a pesar de la diferencia de edad, a pesar de todo, no me importaba ya nada solo amar y ser amada, quería experimentar con él todo lo que se puede hacer con un hombre, me empujo sobre la cama me besó apasionadamente mientras sacaba mi blusa yo ayude a desvestirme, sentía que me estorbaba la ropa, Don Servelio había apagado la luz del techo y estabamos alumbrados por la lampara de noche, ya que la luz directa incomoda, nos veíamos perfectamente pero con una luz bonita, además de la luz de la luna que entraba por la ventana, me quité el brasiere y el bloomer, era primera vez que actuaba así , tan libre, me sentía linda, con mis pechos grandes y mis piernas tersas, acababa de darme un baño lo que hacía que mi cuerpo estuviera tan suave y limpio, besaba a Don Servelio con frenesí en todo su cuerpo pero a Don Servelio como que no aceptaba mucho que yo tomase la iniciativa al menos no en ese momento.

Y fue él quien empezó a besarme sin ningún recato, la lengua de Don Servelio era grande tibia, y la sabia usar como nadie, me chupaba, me succionaba por todos los rincones de mi cuerpo, sentía sus besos húmedos y tibios, me provocaban unos deseos inmensos, quería que me poseyera no me importaba nada, solo quería ser penetrada con fuerza como él solía hacerlo, ayyyy Don Servelio era maravilloso me metía la lengua hasta en el ano, mordisqueaba mi clítoris, besaba mis pies, chupaba mis dedos, parecía que se iba a comer mis pezones, no me daba tregua, literalmente me estaba devorando completita y mis emociones eran tantas, me estremecía de la planta de los pies a la coronilla, se me erizaba toda la piel, los dos estabamos totalmente desnudos, ya habíamos tenido muchas noches y cada vez habían cosas nuevas, nuevos avances, cada vez perdía vergüenzas y miedos y era tan rico entregarse por completo y esa noche Don Servelio logró algo que él siempre había deseado.

Esa noche como tantas otras me volvía loca con sus caricias y sus besos, me volvía loca besándome cada centímetro de mi cuerpo me besaba sin pausas, era una locura sentirlo así desnudo con su piel en mi piel y besándome con esa pasión desbordante y locura

y cuando ya estabamos en lo mejor del acto, que me penetraba fuerte y profundo, de pronto a propósito fue bajando velocidad, hasta solo meter la cabeza y bien suave, sus besos fueron a medias y así como yo estaba de excitada eso me provocó un deseo increíble de ser penetrada con fuerza y hasta dentro con todo, por lo que "me solté el cabello" y se lo pedí, le rogué, le supliqué que no se detuviera, lo agarraba con fuerza de los brazos, los hombros, la cabeza y le decía que no se detuviera y yo empece a moverme, fue lindo, le pedía que siguiera con mas fuerza, que me la metiera mas, él me decía, si, si princesa, quieres mas verga, si le decía yo, métala toda por favor.

A partir de esa noche ya no que quise resistir a nada porque sentí que era inútil hacerlo y me entregue por completo en cuerpo y alma, en su rostro se dibujaba una sonrisita de triunfo al verme tan entregada y en sus manos, ahora a los años que recuerdo esa relación no entiendo como pude ser tan tonta, y apasionarme tanto, posiblemente yo también estaba segura de que él me amaba, en mi ingenuidad yo creía todo lo que me decía, para mi Don Servelio se había convertido en un vicio, en una adicción, era yo quien muchas veces lo buscaba para que llegara a mi cuarto, a pesar de no ser un hombre guapo o que casi me triplicara la edad, había logrado despertar en mi una libido que desconocía, me gustaba complacerlo y ponerme bella para él, pasaba mucho tiempo en el baño ya como a las siete de la noche para que me encontrara fresca y aseada, con una piedra pómez dejaba bien lisitos mis pies y todo mi cuerpo, me gustaba que a él le gustara.

Que diferencia mi cuido personal con el descuido que mostraba Don Servelio, ya que por los problemas y la enfermedad de Doña Amelia, hoy lo veo así, el había descuidado su aseo personal, no se rasuraba todos los dias y siempre andaba con ese fuerte olor a aguardiente mezclado con sudor, antes, cuando Doña Amelia estaba sana, el se cuidaba mas y al llegar cansado y sudado de la faena, siempre se daba un baño que Doña Amelia le preparaba y se sentaba a la mesa ya con ropa limpia y bien bañado, hoy se quedaba así como venia de la hacienda y como Don Servelio gustaba de trabajar hasta el cansancio siempre llegaba sudado, rendido, y con señales de haber probado el aguardiente que tomaban los trabajadores.

Pero a pesar de todo esa combinación de las diferencias entre nosotros quizá era lo que me excitaba, me gustaba sentirlo así tan hombre, no se, pero con él aprendí a besar, fue Don Servelio quien me enseñó a mamar un pene, al principio fue hasta chistoso pero despues se que lo disfrutaba, por eso digo que Don Servelio siempre estará en mi mente por haber sido el primero en todo y por ser como era, aun recuerdo con agrado la primera vez que con ese vozarrón que tenia me pidió que me tragara el semen, lo hice y sentí bonito porque lo amaba, me lo trague todo y lo que restaba lo limpie con la lengua y me lo trague, fue allí cuando sentí ese humor o olor característico a hombre, es algo que aun ahora me excita.

Con Don Servelio aprendí tantas cosas y fui tan feliz, tanto que ahora que he tenido otras relaciones, puedo decir que con Don Servelio fue lo mejor que me ha pasado, claro que en cuanto a gozo sexual, ya que también fue mi mayor decepción, pues descubrí que los hombres no son sinceros y no se enamoran como nosotras, pero a pesar de todo fue algo rico, a veces Don Servelio se demoraba en llegar por eso a veces era mas de las dos de la mañana y nosotros estabamos cogiendo, Don Servelio es o era un hombron que quizá ese era su encanto, el ser de espaldas anchas, con un pene que yo lo agarraba con las dos manos y la cabeza me quedaba afuera, yo llegue a conocerme de memoria cada rincón de su cuerpo, cada contorno, cada callosidad de sus pies, los cuales yo besaba con frenesí, eran enormes pero pulcros y tenían una piel gruesa, pero eran lindos muy masculinos, me gustaba aspirar su planta donde sentía su olor, ese humor a hombre, es dificil explicar.

Era tanta mi adicción a Don Servelio en esos dias que cuando no llegaba yo me masturbaba, me desnudaba por completo, me gustaba sentir mi piel tan tersa despues del baño que me daba, y simulaba que mi peluche era Don Servelio, también guardaba debajo de la almohada unos calcetines que Don Servelio había dejado olvidados en otras noches y los aspiraba mientras me masturbaba, porque me excitaba sentir su humor, su olor, hasta allí había llegado mi pasión por Don Servelio.

Para que una muchacha como yo llegara e eso Don Servelio había sido muy astuto y había combinado hábilmente, pasión con ternura, dos cosas que a cualquier mujer derrite y mas a una ingenua como era yo en ese entonces, Don Servelio era muy cariñoso y super tierno antes del refuego, ya a la hora de la verdad, era implacable y por mas que yo le suplicara que fuera delicado, él siempre fue muy apasionado hasta ser rudo, pero en el fondo eso me gustaba, aunque por veces me daba miedo, Don Servelio era incansable lo sentía entrar en mi cuerpo a gran velocidad por bastante tiempo sin venirse, a pesar de su edad era un hombre fuerte, muy fibroso, lo apretaba con toda mi fuerza, creo si hubiese tenido mas fuerza lo habría asfixiado, lo envolvía con mis brazos y mis piernas, y eso era lo excitante que una chica tersa y linda se apasionara así con un hombre maduro, sentía calientes las mejillas y las lagrimas brotaban de mis ojos pero era de placer, de gozo.

Don Servelio, sabia coger tan rico, se prendía a mi como una garrapata y me metía todo el pene con seguridad y cada vez mas veloz, ese roce de nuestros cuerpos era fabuloso, yo me aferraba a él con desesperación, si le dije mil veces "Don Servelio, lo amo, lo adoro, papasito" creo fueron pocas llegaba un momento en que estabamos tan fundidos que éramos uno solo, era dificil o imposible decir quien era Don Servelio y quien la Roxana., Era como que cien caballos cabalgaran encima mío, la lujuria en ese momento transformaba a Don Servelio, parecía otra persona, sentía como en sus envestidas su pene entraba hasta lo mas profundo de mi ser, con dificultad pero entraba, y ayudaba que estaba completamente húmeda, al entrar hacia un ruido por la fricción y nuestros líquidos, sentía que con fuerza se iba hasta el fondo, entraba y salía como Pedro por su casa sus huevos rebotaban en mi ano y mis nalgas, le enterraba las uñas cuando sentí un mega orgasmo, también Don Servelio se vino en ese momento, sentí su pene apretar mas mis paredes y saltar de gozo, al expulsar toda esa leche contenida. Hay tanto que contar que me quedo corta, perdón si he sido repetitiva, despues les contaré porque fue mi decepción…..