Un hombre afortunado
Un hombre descubre que la relación que su novia tiene con su propio padre no es precisamente la más habitual. Afortunadamente, podrá mirar y contemplarlo todo sin que nadie lo sepa.
Mi novia se llama Daniela y siempre me ha hecho sentirme como un privilegiado. Nada de lo sucedido estos últimos días me ha hecho cambiar esa impresión, al contrario, me ha reafirmado en ella. Privilegiado porque ella es una chica muy bella, una de esas preciosas muñequitas que siempre miras de lejos porque sabes que no vas a poder conseguir follártela nunca, porque son demasiado especiales, demasiado modosas o altivas… y también privilegiado, esto es importante, por que su padre me permita salir con ella.
Y digo que esto es importante porque el hombre es como un perro guardián que ladra y muerde a cualquier polla que se acerque a menos de dos metros de su hija.
Curiosamente, su padre nunca ha tenido esa actitud conmigo. No me fue difícil salir con Dani, él siempre me recibió en su casa con una sonrisa. La cordialidad que se llegó a establecer entre nosotros era extraordinaria ¡Y es un tipo sobreprotector donde los haya! Pero si hasta tiene la casa llena de cámaras de seguridad, por si les entran a robar…pero conmigo fue como si pensara que yo nunca tendría en la cabeza poner a su hija a cuatro patas y meterle de todo menos miedo sin antes casarnos. Y es que en eso también soy afortunado, porque Dani me entiende muy bien. No somos ese tipo de pareja que siempre tiene conversación, es cierto. No es que no crucemos palabra… pero en realidad lo que somos es ese tipo de pareja que siempre está follando a todas horas. No hay guarrada que no le guste ni existe nada que no quiera probar. Creo que es en esto donde me siento más afortunado…. Así que no me sorprendió cuando me trajo un lápiz de memoria lleno de videos para que los viéramos juntos. Nosotros ya habíamos visto porno juntos antes, aunque esto era diferente.
— Esto no es porno — me dijo muy seria — esto son filmaciones de las cámaras de seguridad de mi casa…
Y entonces me quedé anonadado ¿y que podían haber captado esas cámaras? ¿Qué es lo que había en unos videos domésticos como para verlos juntos?
Las primeras grabaciones que me enseñó Dani eran de ella misma, desnudándose para ir a la cama o metida en la ducha; haciendo sus cosas en el baño o durmiendo tranquilamente; cambiándose de braguitas en su cuarto o poniéndose un sujetador. Grabaciones donde se podía observar claramente sus tetas, su culito, su coñito depilado… me comencé a poner muy cachondo pero al mismo me tiempo me di cuenta de que no conocía demasiado bien a mi suegro.
— Estos videos ¿los ha grabado tu padre? ¿para eso tiene cámaras por todos lados? ¿para espiarte?
— ¿Tu que crees? — me preguntó con una sonrisa — ¿crees que mi padre se pone caliente conmigo? ¿Qué me desea?
— No lo se… sería muy fuerte…
— Vale, sería muy fuerte pero ¿te pondría cachondo o no?
Y ahí me lo pensé. Desde que empecé a salir con Dani los dos estuvimos de acuerdo siempre en la misma cosa, y era que el placer iba por delante. No nos importaba lo que dijera la sociedad, nosotros gozábamos a lo grande y habíamos probado de todo, incluso intercambio de parejas ¿no era morboso que su padre se la mirara con deseo?
— Pues si, tiene morbo…
— ¿Si? Pues ahora mira este video…
El video siguiente era diferente, duraba una media hora o así y no voy a poder olvidarlo en la vida.
Aparecían Dani y su padre, en su cuarto. Dani vestía una camiseta de tirantes y una falda no demasiado larga. Su padre estaba sentado a su lado, sobre la cama, y le sujetaba por detrás de la espalda mientras le acariciaba el muslo con la otra mano.
— Eres una mujer — decía el viejo — una mujer preciosa ¿no te habías dado cuenta de como te miro?
— No, papá… no sabía nada de esto…
— ¿Y te repugna?
— No… no me repugna…
— ¿Te pone caliente?
Y Dani no contestó.
— Te pone caliente ¡Lo sabía! No sólo tienes un cuerpo de miedo, también una mente sucia…— y mientras hablaba, su mano iba acariciando el interior del muslo, aproximándose a la entrepierna — no me he equivocado contigo…
— Papá, yo…
— Calla y déjate llevar…
Ante mí, en ese video, su padre le acercaba la cabeza y la besaba en la boca. Se me puso muy dura mirando aquello. Eché un vistazo a la cara de Dani, a mi lado. Estaba sonriendo, como un niño al que acaban de pillar haciendo una travesura.
— Esto no está bien, papá…
— Ya lo se…— dijo su padre, ahora con la mano entre sus muslos — por eso me gusta tanto y por eso estás tú aquí…
Esta vez fue Dani la que bajó la cabeza para besar a su padre en la boca. Se estuvieron dando un largo beso. El hombre acariciaba los pechos de Dani por encima de la camiseta y ella no perdía el tiempo y le sobaba el paquete a base de bien.
— Hija… llevo tanto tiempo deseando que me toques la polla… — decía mientras Dani se la manoseaba — quiero que me la chupes… siempre he fantaseado con que te la metía en la boca…
La Dani que tenía a mi lado se acurrucó en mi hombro y murmuró algo así como “¿A que mola?” y la Dani de la grabación le desabrochaba la bragueta a su padre y le sacaba la polla afuera. ¡Vaya con el papi! Tenía una buena polla y ella se la metió toda en la boca.
— Muy bien, hija… — dijo el hombre echando la cabeza hacia atrás — lo haces tan bien como me había imaginado…
La Dani de la pantalla mamaba con energía y la Dani de mi lado comenzó a desabrocharme la bragueta a mí. Como digo, me conocía bien. Cualquier otro novio que hubiera tenido se habría quedado horrorizado viéndola en manos de otro hombre y, si además se trataba de su padre, asqueado. Yo, por el contrario, estaba muy caliente, tenía la polla a punto de agujerear el pantalón, así que necesitaba una buena mamada ¿no era eso lo que necesitaba ella también?
— Desnúdate — dijo el padre de Dani en la pantalla — quiero ver tu bonito cuerpo mientras me la comes…
Dani se apartó de la polla de su padre de mala gana. Luego comenzó a quitarse la ropa, nerviosa Se deshizo de la camiseta y enseguida del sujetador. Sus pechos no son muy grandes, pero son muy hermosos. Luego vino la falda y las braguitas.
— ¡Qué cuerpo tienes! — celebró su padre meneándosela — No puedo esperar a follarte… ¿y tu? ¿tienes ganas de que te folle?
— Pues la verdad es que si, papá — dijo Dani tumbándose de nuevo en el regazo de su padre — pero pienso en Mamá… esto no es justo para ella — y de nuevo se metió la nada pequeña polla en la boca —
— No pienses en eso… — contestó su padre — tu madre tuvo su momento, pero ahora está vieja, marchita… no tiene un cuerpo joven y delicioso como el tuyo…
— ¡Qué cabrón! — exclamé yo sin poder evitarlo —
— Si ¿verdad? — dijo Dani sonriendo — es un hijo puta… la verdad es que esta parte me encanta…
— Tu madre ya no me la pone dura — continuaba el viejo — no como me la pones tu…
— Si, pero…
— Calla ya y no dejes de chupar — dice el viejo empujando la cabeza de Dani — ¿A quien el importa tu madre? ¡Aquí lo único que importa es mi polla!
— ¡Que cabrón el tío! — dije —
— Si — Dijo Dani cogiendo el ratón y tirando la grabación para atrás, para volver a ver el mismo fragmento — lo vería mil veces ¡No veas como me pone!
— Calla ya y no dejes de chupar — dijo el viejo otra vez — ¿A quien el importa tu madre? ¡Aquí lo único que importa es mi polla!
— ¡Si! — exclamó Dani y congeló la imagen con el ratón — es una pasada…
Dani comenzó a desnudarse. Se quedó en bragas a mi lado y se metió la mano por debajo de ellas, a tocarse.
— Nunca me imaginé que ponerle los cuernos a mi madre me iba a poner tan caliente…
— Eres increíble…
Volvió a poner la grabación en marcha. En la pantalla, continuaba chupándole la polla a su padre. Éste le acariciaba la espalda y el culo, buscando algún agujero donde meter los dedos.
— ¿Me la vas a meter? — quiso saber la Dani de la pantalla al notar los dedos de su padre en la entrada de su vagina —
— ¡Claro que te la voy a meter! — contestó su padre — estoy deseando clavártela… eres la hija que todo padre querría tener…
— Te pondrás condón ¿verdad?
— Pues claro que no — contesta el viejo — no tengo intención de acabar en tu coño, no es necesaria ninguna goma…
La Dani que tenía a mi lado se masturbaba mientras miraba la cinta. Estaba muy excitada ¿Cuántas personas tienen el privilegio de masturbarse viendo porno protagonizado por ellas mismas? Y además, un porno tan morboso como ese…
— Estás muy mojada — decía el viejo — eres una guarra — y gemía de placer — eres una puta…
El viejo se levantó entonces. Hizo que Dani se tumbara en la cama, boca arriba. Con la polla en una mano utilizó la otra para explorar el coño de su hija a base de bien. Ella gritaba, muy excitada, retorciéndose sobre si misma.
— No sabes como me puso en ese momento — dijo Dani — lo caliente que estaba…
— Me hago una idea — le contesté —
Seguidamente, el viejo le sujetó de los tobillos, separándoselos mucho, y le clavó la polla entre las piernas de un solo golpe. Comenzó a meterla y sacarla frenéticamente. Dani gritaba, y la Dani de mi lado se daba una caña igual de salvaje en su clítoris.
Yo me masturbaba también. Tengo que admitir que aquello era lo más caliente que había visto jamás en la pantalla de un ordenador
— Que coñito tan caliente tienes — dijo su padre entre gemidos —
— ¡Dame bien fuerte! — gritaba ella —
¿Y yo? Pues yo me masturbaba con fuerza y tenía unas ganas locas de follárme a Dani. Su padre le daba duro y, al final, cuando se iba a correr, el viejo la sacó en el último momento, tenía una última cosa que hacer.
— Ven aquí — decía sujetándose la polla con la mano — te voy a dar lo que venias buscando…
Y Dani se aproximó y su padre le sujetó la cabeza con una mano mientras se masturbaba con celeridad con la otra. Eyaculó en su rostro, poniéndole perdida la cara. Dani abría la boca, buena parte del esperma le cayó dentro.
— Si… — musitaba su padre, al borde del desmayo —esto es lo que quería hacerte… la razón principal por la que te he traído a la habitación…
El video terminó entonces.
Casi me abalancé sobre Dani. Me había puesto tanto… que tenía que hacerle de todo allí mismo y en ese momento. Pero ella, sorprendentemente, me detuvo, apartándome de su cuerpo como si quemara. No entendía nada.
— Deja, deja — decía — que no respondo…
— ¿Y qué problema es ese?
— Todavía no… — dijo con mirada maliciosa — todavía quedan cosas por ver… esto no es nada…
Si el documento visual del incesto entre ella y su padre no era nada ¿Qué otras cosas guardaba ese lápiz de memoria?
Los siguientes videos eran parecidos a los primeros que me enseñó, ese en el que aparecía ella cambiándose de braguitas, sentada en la taza del inodoro, en la ducha.. Sólo que, en esta ocasión, la protagonista de los videos era su hermana pequeña.
Paula tiene solo quince años y es tan guapa como Dani. Yo no soy un pervertido, pero ver a la pequeña Paula desnudándose ante las cámaras, ignorante de que la estaban grabando cuando se cambiaba de braguitas o se desnudaba para ponerse el pijama; cuando desnuda se metía en la bañera o se bajaba el pantalón y las braguitas para orinar… ese cuerpo menudo y si vello, de pechos pequeños, de culito escaso…
— No es posible — le dije a Dani — ¿también espía a tu hermanita?
— Pues si — concluyó ella — ¿no es genial? El viejo no tiene sentido de la medida…
El último video de exhibicionismo involuntario terminó y Dani hizo una pausa dramática.
— Prepárate… — me dijo con la misma sonrisa malvada de antes — lo que vas a ver supera a todo lo demás…
Comenzó el video, en la misma habitación en la que Dani y su padre habían consumado el incesto y grabado, seguramente, por la misma cámara.
En la cama, sentada y vestida con un camisón claro, estaba la pequeña Paula, con su melena sobre los hombros, las braguitas verdes transparentándose bajo el camisón blanco y una sonrisa en la cara de oreja a oreja. Dani, a su lado, vestía apenas ropa interior, sujetador y braguitas. Miraba a su hermana, sonreía y le acariciaba el hombro con los dedos. De repente la niña se llevó la mano furtivamente entre sus piernas y se tocó el coñito por encima de la tela del camisón y de las braguitas.
— No puede ser — dije —
— Tú mira…
El incestuoso padre no estaba en escena, pero se podía escuchar su perversa voz.
— Venga — comenzaba a decir — la cámara está grabando, comenzad a haceros cositas…
Dani obedeció, quitándole el camisón a su hermanita. La niña reía sin poder evitarlo, estaba visiblemente ansiosa. Dani le besó en los labios. Luego le dio otro beso, sólo que esta vez con lengua.
— ¿Te gusta? — quiso saber el padre —
— Si… — contestó la niña — me gusta mucho…
Dani se quitó entonces el sujetador. Sus pechos eran preciosos y Paula debía de estar de acuerdo porque se lanzó acariciárselos. Dani se dejó hacer hasta que su hermana volvió a besarle en la boca.
Luego la tumbó en la cama y le quitó las braguitas. Le separó bien las piernas, mostrando a cámara un bello coñito imberbe y rosado. Dani se puso a lamerlo con energía, la niña simplemente se dejó hacer, cerrando los ojos y disfrutando.
— Eso es — decía el padre — así…
Dani estuvo un rato lamiendo a la pequeña. Para mi aquello me excitaba mucho. Era más incesto, y lesbianismo. Una tortilla entre hermanas… y la inocente Paula, pervertida de esa forma por su familia…
Aparentemente el padre no pudo más y entró en escena. Tenía la polla tiesa, como me pasaba a mi mismo y se acercó con ella en la mano con un propósito muy claro en mente.
Las dos hermanas se sentaron de nuevo en la cama. Dani condujo la cabeza de Paula para que engullera la polla de su padre. Nunca olvidaré ese momento. La polla del viejo, al lado del rostro de la niña, parecía descomunal. La pequeña se la miraba embelesada, como si tuviese en sus narices un helado gigante o un pastel de chocolate. Abrió la boca todo lo que pudo y Dani se aseguró de que la verga avanzaba al interior. Poco a poco la gran polla fue penetrando como un tren en un túnel, hasta que los testículos del viejo chocaron con la barbilla de su hija pequeña. Comenzó entonces un frenético vaivén que hacía entrar y salir el falo, embadurnado de saliva, sin ofrecer tregua a la pequeña que apenas podía respirar.
Dani aprovechó para bajarse las braguitas y comenzar a masturbarse. La situación no merecía menos.
— Así — decía el viejo — come, putita…
— Parece que le gusta — contestó Dani —
— ¡Claro que le gusta! — exclamó el orgulloso padre — lo he visto siempre en sus ojos… la lujuria, el deseo… ¡Es una puta!
La niña no podía respirar, así que escupió el obelisco de carne que le taponaba la boca. Su hermana cogió el relevo, se la metió en la boca enseguida. Las hermanas siempre compitiendo, siempre codiciando lo que tiene la otra.
Paula se quejó de que su hermana le había quitado la polla de su padre de la boca.
— Hay para las dos — contestó éste — no es necesario que os peléis…
Y así, las dos hermanitas compartieron la polla de papá, chupando ahora una y luego la otra, juntando sus bocas en el tronco e incluso besándose de vez en cuando sin poderlo evitar.
Finalmente, Papá fue incapaz de aguantar y comenzó a eyacular. El semen bañó los rostros de sus dos hijas de forma abundante. Las dos se peleaban, como hermanas que eran, por recoger la mayor cantidad de espeso néctar en sus bocas, aunque era una tarea imposible, les empapaba los rostros dejándolos perdidos, así que ellas no tenían otro remedio que, frenéticas, tratar de lamer cuanto pudieran, incluso si se encontraba en el rostro o en la boca de la otra.
El video acabó ahí y yo ya no podía más. Hice que Dani se tumbara en el sofá y le metí los dedos en el coño. Estaba empapada y caliente, deseando que se la clavara. Aquellos videos nos habían puesto a mil a los dos, era inevitable, estábamos los dos demasiado excitados para posponerlo más.
Supongo que hay que tener un sentido detectivesco para no ignorar lo que tienes alrededor y darte cuenta que, ante ti, se está planteando un gran misterio.
Estaba tan ocupado masturbándome y follándome a Dani que no se me ocurrió preguntarme porque ella me enseñaba todos esos videos ahora. Había muchos ¿Cuántos días habían pasado desde la primera vez que su padre se la había follado? ¿Cuántas veces se la había beneficiado el viejo? ¿Y a Paula? ¿Cuánto había pasado desde aquella primera corrida en la cara? Era extraño. Lo lógico era que Dani me hubiese explicado el asunto la primera vez que su padre le demostró que no pensaba en ella de forma muy paternal.
Y todo eso lo supe al día siguiente. Como dije al principio, soy un hombre afortunado y, parte de la suerte que tengo es, como ya dije, haberle caído bien a mi suegro.
Fuimos a verle los dos, por la mañana, cuando su esposa se encontraba trabajando. Me recibió tan efusivamente como de costumbre y yo no fui capaz de mirarle a la cara, no después de todo lo que le había visto hacer con sus hijas en aquellos videos.
Me ofreció una cerveza y, cuando la tuve en la mano me tocó el hombro con una pose de confianza.
— ¿Qué? — dijo — ¿Dani ya te ha enseñado todos los videos?
Me quedé perplejo y Dani sonrió de nuevo, con malicia. De hecho se le llegó a escapar la risa.
— ¿No le has contado nada?
Y como yo dije que no con la cabeza, mi suegro me invitó a sentarme y me iluminó del todo.
No me equivocaba, yo le caía bien, pero no sabía muy bien porque. No me había parado a pensar que mi suegro, en su casa, era como un ser omnipotente, que todo lo veía. Mi suegro tenía todo tipo de grabaciones de seguridad en su casa, no por miedo a que le robasen, sino para violar la intimidad de sus hijas ¿Y que había hecho con una de sus hijas, cuando no estaban en casa ni él ni su esposa? Me la había follado una y otra vez, sin descanso, en todas las posturas posibles. Mi suegro me contó lo mucho que había disfrutado con esas grabaciones. Una cosa era ver a sus preciosas hijas cambiándose de braguitas o desnudas entrando en la ducha… pero ver a Dani follando conmigo… precisamente, al parecer, esas grabaciones nuestras le habían enseñado que su angelical niña, la pobre e inocente Daniela, era en realidad una guarra de cuidado capaz de cualquier cosa. Su sueño estaba de esa forma más cerca y se animó a probar. Fueron las grabaciones de nosotros dos lo que le animó a tratar de seducir a su propia hija y, claro, los resultados estaban a la vista. Y el amoroso padre no se folló a la hija una vez, sino tantas como ausencias por trabajo tenía su esposa, y fue ella, su dulce hija, la que le animó a seducir también a la pequeña de la casa.
Mi suegro me estaba muy agradecido. En sus propias palabras, no podía tener un yerno mejor, y me lo quería agradecer dejándome ser uno más de la familia.
Paula ya nos estaba esperando en la habitación, con sólo las braguitas puestas. Se empezó a tocar entre las piernas en cuanto los demás comenzamos a desnudarnos.
— Si alguna vez tenéis hijos Dani y tú — decía mi suegro mientras se quitaba los pantalones — una hija tal vez… te aconsejo que la trates de esta misma forma… las satisfacciones que te dará no se pueden pagar con dinero…
— Eso sería genial — decía yo mientras dejaba a un lado mis calzoncillos —
Mi suegro y yo nos quedamos desnudos y de pie, con la polla ya empezando a engordar. Por indicaciones suyas Paula se amorró a la mía y Dani a la de su padre. Las dos hermanitas mamaban con maestría. A pesar de ser tan pequeña, Paula le echaba muchas ganas: la lamía, se la metía en la boca, la succionaba y luego se la sacaba y me chupaba los huevos; se la volvía a meter en la boca y la succionaba como una aspiradora. Volvía a abrir la boca, para respirar, y me masturbaba para luego volver a tragársela entera.
— Si continúa así — dije apurado — voy a acabar corriéndome en su boca…
— ¿Y donde está el problema? — quiso saber mi suegro — a ella le encanta…
— Ya… pero no quiero acabar tan pronto…
— ¿Es eso? Entonces las dejaremos que jueguen ellas solas ¿de acuerdo?
Con mirada perversa las dos hermanitas se alejaron de nosotros y se acurrucaron en la cama, una contra la otra ¿Y eso tenía que hacer que no me corriera? Comenzaron besándose en la boca. La pequeña cerraba los ojitos, abandonándose en manos de Dani, y está, o mejor dicho, sus manos, se abandonaban entre las piernecitas de Paula. Le acariciaba dulcemente pero pude ver como los dedos penetraban entre las piernas de la pequeña. La niña dio un respingo y abrió bien la boca. Los dedos de Dani se aventuraban por las entrañas de su hermanita. Enseguida Dani se colocó de rodillas, para seguir metiendo los dedos, cada vez más rítmicamente y acercar la boca para lamer un poco.
— Tengo esto en casa siempre que quiero — dijo mi suegro hablándome con confianza — y me alegra poder compartirlo contigo, hijo…
— Nunca se lo podré agradecer lo bastante…
— ¡Tonterías! Necesito a alguien con quien disfrutarlo… sólo lamento no haber tenido más hijas…
Las dos hermanitas ya se habían retorcido para poner la una la boca entre las piernas de la otra. La pequeña lamía torpemente el coñito de la mayor y ésta saboreaba con maestría su pequeña vagina: pellizcaba el clítoris, metía la lengua en el interior, como si se tratara de un pequeño pene; lamía toda la superficie, el perineo y el ano. Paula, por su parte, se concentraba en mamar el bultito de su hermana, tal y como le habían dicho que hiciera, y se empapaba la cara de los jugos que manaban de aquel encharcado coño.
— Bueno… — comentó mi suegro de repente — yo creo que ya ha llegado el momento de que nos las follemos ¿no crees?
A mi volvió a dejarme a la pequeña. Me advirtió que no era virgen en absoluto y que no tenía ningún problema en albergar tamaños importantes en sus entrañas, más bien al contrario. Yo la cargué en brazos, era ligera como una pluma, y sin sentarme la coloqué en posición para que mi miembro entrara en su vagina. Mi suegro no mentía. A pesar de que podría haberse pensado lo contrario la niña estaba bien mojada y mi polla entró sin problemas en su entrepierna, hasta el fondo y sin dificultad. Casi me olvido de su edad mientras la penetraba.
Mi suegro, mientras tanto, no permaneció ocioso. Por el contario puso a Dani a cuatro patas sobre la cama y fue a enchufársela por el culo. A Dani le gusta todo, eso es cierto, y su padre se aprovechaba buscando un agujero más estrechito y acogedor.
— No tengas miedo — me dijo Paula al notar que la trataba con cuidado, como a algo frágil — no me vas a hacer daño…
— ¡Dale fuerte! — me espoleó mi suegro — es como le gusta…
Conseguí en poco tiempo que la pequeña tuviera un orgasmo. Dani duró un poco más, aunque su padre continuó todavía metiendo y sacando la verga de su ano con bastante violencia. Yo eyaculé en el rostro de Paula. Lo cierto es que me gustaba la idea de manchar esa bonita sonrisa con mi semen y así lo hice. Fue una polución abundante que regó su boca y su rostro sonriente dejándosela preciosa y llena de espesos cuajos.
Algo después, mi suegro desincrustó su polla del interior del ano de Dani para darle un tratamiento parecido. Dani también esperaba con ansia aquella violenta polución. Quizá había más que en mi caso, pero en esta ocasión la mayor parte cayó en el interior de su ansiosa boca y ella no perdió oportunidad de tragarse la mayor parte. ¡Menudas viciosas! Ya se habían corrido y ya estábamos nosotros dos abandonando la cama y ellas todavía se besaban, lamiendo los restos de semen la una de la otra, y acariciaban, buscando sus entrepierna y sumidas en una excitación absoluta.
Los que me estarán leyendo se preguntarán como recuerdo con tal lujo de detalle todo cuanto aconteció en aquella habitación aquel día. En realidad, la respuesta debería ser de lo más obvia… he visto tantas veces la grabación de aquella tarde que casi me la sé de memoria. Hay muchas otras: lo que sucede por las noches en el cuarto de las dos hermanitas; las cosas que ocurren cuando la madre de Dani está trabajando; o las cosas que tienen lugar cuando yo me dejo caer por ahí a hacerles una visita. Como colección de porno no está nada mal. Como ya he dicho al principio, me considero un hombre de lo más afortunado ¿Ustedes que creen?