Un hijo aprovechado IX
Fin de la serie con la vida en común de madre e hijo.
Habían pasado ya unos años. Ángel estaba en la universidad haciendo una ingeniería y Eva seguía trabajando en la inmobiliaria en su puesto de jefa de ventas. Tenían un hijo de 2 añitos, se parecía mucho a su padre. Ambos se mudaron a Barcelona y tenían una vida en común normal, a la vista de todos eran una pareja normal. Como cada día, Ángel llegaba tarde de la universidad y Eva llegaba antes, debido a que solo trabajaba por la mañana. Se encargaba de su hijo y esperaba a su “hombre”. Ángel llegó ese día a la casa, después de un día duro en la universidad. Entró y saludo a su “mujer”.
Ángel: Hola, mi amor – dijo al entrar al salón- ¿Qué tal?
Eva: Muy bien ahora que estás aquí, mi amor – dijo sonriente mientras lo besaba amorosa.
Ángel: ¿Y Robertito? – preguntó abrazándola y agarrándola del culo.
Eva: Está en su habitación jugando – dijo sonriente mientras le acariciaba el pecho sensualmente - ¿Deseas algo? – dijo sugerente.
Ángel: Bueno, no me vendría mal despejarme un rato con mi mujer – dijo besándola sensualmente.
Eva: Tu mujer quiere pasar tiempo contigo…en la cama – dijo lamiéndole los labios.
Ángel iba a coger a su madre y llevarla a la habitación para follársela cuando entró corriendo su hijo llamándole papi.
Roberto: ¡Papi! – gritó.
Ángel: ¡Campeón! – dijo abrazándolo fuerte contra él - ¿Cómo está mi campeón? ¿Has hecho muchas trastadas hoy? – dijo haciéndole cosquillas.
Eva: La niñera dice que hoy ha escondido el mando de la tele para que no viera su programa favorito y jugara con él – dijo divertida – Y que se ha puesto muy contento cuando han jugado en el parque a la pelota.
Ángel: ¡Eres muy listo, campeón! – dijo riendo y acariciando a su hijo - ¡Vamos a jugar!
Roberto: ¡Chiiii! ¡Juga, juga!
Eva vio con una sonrisa enternecida cómo su hombre y su hijo se iban al cuarto de juegos para jugar. Preparó la cena mientras pensaba en lo afortunada que era: tenía a un hombre que la cuidaba, la adoraba y la consentía, un hijo precioso e inteligente que la tenía loca y volvía a estar embarazada de nuevo, pero Ángel no lo sabía. Pensó en decírselo por la noche después de jugar un rato. Terminó de preparar la cena y colocó la mesa para comer. Fue a buscarlos a la habitación y los encontró jugando a policías y ladrones.
Eva: Cuando escapes de la policía, la comida está lista y servida – dijo divertida y enternecida.
Roberto: ¡Te pillé! ¡Gané, gané!
Ángel: ¡Me has pillado, oh no, voy a ir a la cárcel! – dijo jugando. Bueno, vamos a cenar, campeón – dijo agarrándolo y cargándolo – No querrás cabrear a mamá – dijo divertido.
Cenaron entre risas y carantoñas. Roberto estaba muy cansado de tanto jugar, así que después de una ducha se quedó dormidito como un tronco. Ángel se dio una ducha y cuando salió se encontró a su madre, desnuda, con el collar de esclava que le dio y atada de pies y manos a la cama.
Eva: Amo, su puta está lista para que la use.
Ángel: ¿Quieres que te use? – dijo lascivo y con deseo.
Eva: Sí, amo – gimió de deseo.
Ángel se quitó la toalla mostrando su ya incipiente erección, haciendo que su madre se pusiera aún más cachonda.
Ángel: ¿Sabes que voy a hacerte? – dijo agarrando su polla frente a su madre.
Eva: No, amo - gimió.
Ángel: Voy a jugar un rato con mi puta, y luego te voy a reventar a pollazos, ¿te gusta el plan?
Eva: ¡Oh sí, amo, me encanta! – gimió loca de deseo.
Ángel: No grites mucho, porque no pienso parar, aunque el niño nos vea – le susurró en el oído mientras se lo lamía.
Eva: ¡Oh, amo! – gimió.
Ángel: ¿Estás mojada? – dijo tocándola el coño - ¡Eres una puta viciosa! – dijo riendo – Me gusta.
Eva: ¡Oh, sí, amo, soy su puta viciosa, oh sí! - gemía al notar las caricias de su hijo en su coño.
Ángel sonrió lascivo y siguió acariciando a su madre por todo su cuerpo, las tetas, el coño, las piernas. Luego de unos minutos se toqueteos, Ángel salió de la habitación y fue a la cocina a por mermelada y nata. Con eso se presentó en la habitación dónde su madre le esperaba ansiosa.
Ángel: Traigo algo para divertirnos – dijo mostrándole los tarros.
Eva: Lo estoy deseando, amo – gimió.
Ángel: Te voy a untar entera. No te muevas o no probarás mi polla – le avisó.
Eva: Sí, amo.
Ángel se colocó al lado del cuerpo de su madre y empezó a untar las tetas de su madre con mermelada. Eva gemía mientras notaba cómo su hombre le untaba la mermelada por sus pezones, su ombligo y alrededor de sus tetas. Ángel empezó a lamerle las tetas y el cuello a su madre, restregándole más aún la mermelada por la zona y haciéndola gemir.
Ángel: Tienes prohibido correrte hasta que yo lo diga, ¿entendido?
Eva: ¡Sí, amo! – gimió.
Ángel: ¿Te gusta? – dijo lamiendo sus tetas con mermelada.
Eva: ¡Oh, sí, amo, me encanta sentir tu lengua en mi cuerpo, oh sí! - gemía.
Ángel seguía lamiendo el cuerpo de su madre, empezando por las tetas y subiendo al cuello, para volver a repetir la acción hasta dejarla limpia, pero pegajosa. Eva aguantaba su orgasmo, le ponía mucho sentir la lengua de su hijo una y otra vez por sus tetas. Ángel, luego de unos minutos dedicado a comerle las tetas a su madre, bajó por su ombligo lamiendo los restos de mermelada, haciendo que su madre arqueara la espalda por el placer.
Ángel: Veo que te gusta tu tratamiento, puta.
Eva: ¡Sí, amo! – gimió.
Ángel: ¿Quiere más? – dijo lamiendo su vientre.
Eva: ¡Oh, sí, amo, sigue, por favor, sigue, oh sí! – gemía suplicando más.
Ángel seguía lamiendo el ombligo de su madre, bajando hacia su coño, pero cuando Eva creyó que le iba a comer el coño, su hijo pasó de largo y bajó por su pierna izquierda haciéndola gemir frustrada. Ángel lamía la pierna de su madre a la vez que le propinaba pequeños mordiscos, sacándole gemidos de placer. Cuando llegó a los pies le lamió los dedos, uno a uno, sensualmente, llevando a su madre al delirio.
Ángel: ¿Te gusta, puta?
Eva: ¡Sí, amo, me encanta! – gimió.
Ángel: ¿Quieres más? – provocó chupando su dedo gordo del pie.
Eva: ¡Oh, sí, amo, siempre quiero más de ti, oh sí, no pares, me encanta! - gemía.
Ángel seguía lamiendo y mordiendo los dedos de su madre, hasta que volvió a realizar el mismo camino de subida y volvió a pasar a la pierna derecha cuando Eva creía que le comería el coño. Su frustración aumentaba, pero su excitación aumentaba aún más. Ángel realizó la misma operación con la pierna derecha y los dedos de los pies de su madre, viendo las reacciones de ella. Sabiendo que le quedaba poco para correrse a su madre, subió por su pierna, acariciándole ambas piernas sensualmente con ambas manos hasta llegar a su coño. La miró.
Ángel: Si no quieres que pare de comerte el coño, no te corras hasta que yo te lo ordene.
Eva: ¡Sí, amo! – gimió deseosa.
Ángel se lanzó a comer y lamer el coño de su madre, lleno de nata. Eva gimió de placer al sentir la hábil lengua de su hombre moviéndose por todo su coño sensualmente. Ángel, comenzó a lamer el coño y el culo de su madre con sensualidad, sin prisa, llevando a su madre más al límite. Cuando vio que su madre no aguantaba más, le dio permiso para correrse.
Ángel: ¿Quieres correrte, puta?
Eva: ¡Sí, amo, lo necesito! – gimió mordiéndose el labio.
Ángel: ¡Córrete para mí, puta, córrete para tu amo, demuéstrale todo el placer que te da!
Eva: ¡Oh, sí, amo, me corro, oh sí, sí, sí, me encanta, sigue comiéndome el coño, oh sí me corro, me vuelves loca, amo, oh sí, más, no pares, así, oh sí! - gemía.
Ángel seguía lamiendo el coño de su madre, esta vez con mayor intensidad y frenesí, llevando a su madre a encadenar orgasmos brutales, uno tras otro, mientras el lamía, mordía y acariciaba su coño y su ojete. Eva estaba en la cima del placer, no podía parar de correrse mientras su hombre siguiera jugando con ella, no podía evitarlo. Luego de unos minutos de comida de coño intensa por parte de Ángel, él se separó de su madre, que le miró con intensidad y deseo y se dirigió de nuevo a por la mermelada.
Ángel: Te voy a follar esas tetas llenas de mermelada, puta.
Eva: ¡Sí, amo, son suyas! – gimió aun reponiéndose del último orgasmo.
Ángel cogió la mermelada y volvió a untar las tetas de su madre con ellas para, acto seguido, subirse encima de su abdomen y colocarle su polla entre ellas. Eva miraba la polla de su hombre relamiéndose, deseando tenerla incrustada en su garganta.
Ángel: ¿Lista, puta?
Eva: ¡Sí, amo, para usted siempre estoy lista! – gimió con deseo.
Ángel cogió ambas tetas de su madre y se estrujó con ellas su polla al mismo tiempo que empezaba a moverse para delante y para atrás empezando a follarle las tetas a su madre. Eva miraba como esa polla que tanto deseaba salía de entre sus tetas y volvía a aparecer.
Ángel: ¡Oh sí, me encantan tus tetas, puta! ¡Ahora son más grandes y gordas!
Eva: ¡Oh sí, amo, fóllatelas! – gimió sabiendo el por qué las tenía así.
Ángel siguió follándole las tetas a su madre al mismo tiempo que ella sacaba la lengua para chuparle la cabeza de su polla, llena de mermelada. Ángel siguió follándole las tetas cada vez con más lujuria y desenfreno, mientras Eva gemía loca de placer. Luego de unos minutos en los que Eva fue lamiendo de la polla de su hombre toda la mermelada que había en sus tetas, Ángel se colocó más arriba sentado en sus tetas y le metió sin previo aviso su polla en su boca, haciéndola gemir de la sorpresa y el deseo.
Ángel: ¡Toma polla, puta! ¿No es esto lo que quieres? ¡Trágate toda mi polla, perra! – dijo mientras volvía a incrustar su polla en su garganta - ¡Oh sí, me encanta follarte la boca hasta el límite, puta, toma rabo!
Eva: ¡Mmmmmhhhhh! ¡Mmmmmhhhhh! ¡Mmmmmhhhhh! ¡Mmmmmhhhhh! ¡Mmmmmhhhhh!
Eva se corrió sin tocarse, solo con la follada de boca y garganta que le estaba pegando su hombre. Ángel, cachondo, dejó de follarle la boca luego de unos minutos intensos y le sacó la polla, dando un gemido Eva, que se había vuelto a correr de nuevo. Ángel se colocó entre las piernas de su madre mientras se agarraba su polla.
Ángel: Te voy a follar como te mereces, puta – dijo meneándose su polla.
Eva: ¡Oh sí, amo, folle a esta su puta hasta saciarse! - gimió.
Ángel: No te corras hasta que no te dé permiso – le avisó serio.
Eva: ¡Sí, amo! – gimió loca de deseo.
Ángel insertó su polla en el coño de su madre y empezó a follarla suavemente, haciéndola gemir.
Ángel: ¿Te gusta, perrita? – la provocó.
Eva: ¡Oh sí, amo, me encanta! – gimió.
Ángel comenzó una lenta y sensual follada del coño de su madre mientras le mordisqueaba las tetas. Eva se retorcía de placer mientras Ángel no dejaba de torturarla con su lenta y sensual follada, parando cuando notaba que se iba a correr y volviendo a empezar de nuevo. Luego de unos minutos de jugar con su madre y viendo hasta dónde iba a llegar, Ángel miró a su madre con una sonrisa perversa. Ángel comenzó a follar a su madre como un loco, de manera salvaje.
Eva: ¡Oh sí, me encanta que me folles el coño así, oh sí, dame más, mi semental, mi amo, no pares de follarme nunca, oh sí, siento como me partes en dos con tu polla, me encanta, no pares, oh sí, dame más, dame más duro, así, así!
Ángel: ¡Me encanta follarte, puta! ¡Te lo voy a reventar a pollazos, guarra! ¡Córrete mientras tu amo te folla, puta! – dijo pellizcando sus pezones.
Eva: ¡Oh sí, me corro, dame más fuerte, no pares, dame más, dale más a tu puta, oh sí, me corro, mi semental, sí, sí, sí, no pares, dame más, más, sí, sí, me corro con tu polla, amo, sí!
Ángel no paraba de follarle el coño a su madre, hasta que, luego de unos minutos de intensa follada, le sacó la polla a su madre de su coño y se la ensartó en su culo de una sola estocada suave. Eva gritó por la intrusión, pero le encantó que su hijo se la follara tan salvajemente por todos sus agujeros.
Eva: ¡Oh sí, me encanta que me rompas el culo, oh sí, dame más, mi semental, mi amo, no pares de follarme nunca, oh sí, siento como me partes en dos el culo, me duele, pero no se te ocurra parar, oh sí, me corro, dame más, dame más duro, así, así!
Ángel: ¡Me encanta tu culo, puta! ¡Te lo voy a reventar a pollazos, guarra!
Eva: ¡Oh sí, rómpemelo, dame más fuerte, no pares, dame más, dale más a tu puta, oh sí, me corro, mi semental, sí, sí, sí, no pares, dame más, más, sí, sí, me corro con tu polla en mi culo, amo, sí, me matas de placer!
Eva no dejaba de mirar a su hijo a los ojos con deseo, con amor, mientras Ángel no dejaba de follarla violentamente por su culo. Eva estaba en la gloria. Ángel, luego de unos minutos de intensa follada de culo a su madre, le sacó la polla de su culo y se la ensartó en su coño de nuevo, para empezar a follarle a la vez el coño y el culo.
Eva: ¡Oh sí, me encanta como follas a tu puta, oh sí, dame más, mi semental, mi amo, no pares de follarme así, oh sí, me corro, me encanta, no se te ocurra parar, mi amo, oh sí, me corro, dame más, dame más duro, así, así, dame más fuerte, no pares, dame más, dale más a tu puta, oh sí, me corro, mi semental, sí, sí, sí, no pares, dame más, más, sí, sí, me corro con tu polla, amo, sí!
Ángel: ¡Oh sí, me encanta follarte, puta! ¡No voy a tardar en correrme! – dijo mirando a su madre con extrema lujuria, deseo y lascivia.
Eva: ¡Oh sí, córrete para tu puta, para tu mami! – dijo sabiendo lo que eso le ponía - ¡Oh sí, me corro, me corro, sí, sí, sí, quiero tu leche sí, dámela en el fondo de mi útero!
Ángel: ¡Oh sí, puta, toma mi leche, toma toda mi leche en tu útero, mamá, oh sí, te relleno con mi leche, perra, sí!
Ángel se corrió como un animal en el coño de su madre mientras ella se corría como loca sintiendo la leche de su hijo inundándola su coño. Luego de ambos correrse, Ángel desató a su madre, y ambos se fueron a lavar, comprobando que Roberto seguía dormido como un tronco en su camita. Estando metidos en la bañera, Eva encima de Ángel, Eva aprovechó para darle la noticia.
Eva: Mi amor, tengo que decirte algo – dijo girándose en la bañera para quedar de frente a él - Estoy embarazada – dijo sonriendo feliz mirándolo a los ojos.
Ángel: ¿Embarazada? ¿De nuevo? – dijo sorprendido.
Eva: Sí mi amor, vas a ser papá, otra vez – dijo feliz - ¿Te hace ilusión?
Ángel: Me encanta ser padre, mi amor – dijo sorprendido y feliz por la noticia – Me haces el hombre más feliz del mundo – dijo abrazándola con amor y besándola.
Ángel abrazó a su madre que empezó a llorar emocionada al ver la reacción de su hombre. Eva comenzó a besarle amorosamente. Madre e hijo volvían a ser padres de nuevo y no podían estar más felices. Se amaban cada día más. Eran una familia feliz, la que Eva nunca pensó que llegara a tener y la que Ángel siempre había soñado tener.