Un hermoso recuerdo

"..., la tome de la cintura y suavemente le quite su tanga, lo disfrute haciéndolo, siempre era un placer quitarle esa prenda, no solo por ver como quedaba al desnudo ese trasero que aun hoy me enloquece, sino también por admirar su vulva y labios, húmedos, brillantes; y admirarle como si se tratase de una bella y exótica flor de tersos pétalos ..."

UN HERMOSO RECUERDO

Son muchos los recuerdos que tengo de su cuerpo desnudo, de sus besos, de la manera en que suspira al hacer el amor, de esa mirada felina en el preámbulo de la penetración; estos momentos me gusta compartirlos con ella, el saber que lee y recuerda me hacen ser mas sincero en los detalles que contaré.

Su nombre es Erika, y corresponde la belleza de su nombre con la belleza de su cuerpo. Durante mas de dos años fuimos pareja, sobra decir que fueron momentos cargados de mucho amor y pasión los que vivimos, sobre todo porque en los momentos difíciles ese amor fue un aliciente para seguir.

Parece que fue ayer pues el fuego de mi deseo aun esta vigente. Llegamos a mi casa, uno de los tantos lugares que fueron el refugio de nuestra pasión; el nerviosismo de Erika era visible pues estábamos solos, sin embargo, el deseo en su rostro inocente era casi hipnótico, estando en la sala, nos sentamos en el sillón frente al televisor, me acerque a ella y le bese, su boca recibía la mía en diferentes intensidades de besos, algunos de amor, algunos de inocencia, algunos de mera pasión. En un reto de habilidad, siempre encontrábamos formas de desnudarnos sin interrumpir el momento de erotismo que nos rodeaba, así lo hicimos. De su boca pase a besar su cuello y senos; el sabor de sus pezones (algo que aun anhelo), me intoxicaba; masajear sus senos y ver su rostro con rictus de satisfacción era alucinante, apretarlos uno contra otro, juguetear con sus erectos pezones es sin duda algo que le agradaba. Estando ambos de pie, me puse a su espalda y comencé a besar su cuello y nuca, sentir el tenue perfume en su cabello me excitaba a mil, abrazarla y tener la sensación muta de tener sus senos entre mis manos y su trasero en mi miembro era una marea de sensaciones agradables, sentir como mi verga se abría paso entre las carnes de su calido trasero y solo impedir la penetración la tanga que portaba era un juego que a ambos nos excitaba.

Sin su bra, yo desnudo y ella solo en tanga, me arrodille estando yo a su espalda para quedar mi rostro frente a su trasero, lo bese una y otra vez, la tome de la cintura y suavemente le quite su tanga, lo disfrute haciéndolo, siempre era un placer quitarle esa prenda, no solo por ver como quedaba al desnudo ese trasero que aun hoy me enloquece, sino también por admirar su vulva y labios, húmedos, brillantes; y admirarle como si se tratase de una bella y exótica flor de tersos pétalos que esperaban mi palpitante miembro, el que pronto se abriría paso dentro de ella; quitarle su tanga con rastros de humedad y los bellos que rodeaban su vulva goteantes de su elixir, era un signo inequívoco de que su cuerpo anhelaba sacudirse por un orgasmo.

Ya sin su tanga, le pedí se subiera de rodillas al sillón, viendo hacia el respaldo del mismo y que separara sus piernas, así podía tener su trasero y vulva frente a mi, se inclino un poco para facilitar la vista y las maniobras de mis manos, separe sus nalgas y quedo a mi vista aquello que tanto deseaba, tome dos de mis dedos y lubricándolos con sus jugos que tenuemente escurrían, la penetre podía sentir su vagina apretada, tibia, Erika no decía nada, su cuerpo solo se acompasaba con el movimiento de mis dedos, sentir en mis dedos como su elixir se escurría entre ellos y los pequeños apretones que le daba a mis dedos era el preámbulo de lo que solo ella sabia hacerle a mi miembro, con la respiración agitada, y todo su cuerpo caliente y con rastros de sudor, me pidió me sentara en el sillón, así lo hice, y en algo que nunca espere, ella se subió sobre de mi, arrodillada, con cada rodilla al lado de mis piernas, como montándome, pero viéndonos de frente, y ahí comenzó la cabalgata, fue increíble, sentir como la penetraba, pero no a mi ritmo, sino al de ella, con la profundidad que ella deseaba, ver su rostro lleno de ardor, cachonda, dominante, dispuesta a disfrutar, no pude menos que admirar esa postal, aquella imagen se quedaría grabada por siempre en mi mente: su cabello negro suelto, moviéndose al compás unas veces rápido que ella misma deseaba y otras veces lento y profundo que a ambos nos causaba el mayor placer, si, era una amazona montándome, lo maravilloso, era que lejos de sentirme usado para su placer, me sentía profundamente extasiado por las sensaciones que ella me proporcionaba. Su rostro y respiración le delato, su éxtasis comenzaba a asomarse, me dispuse a acabar en una explosión orgásmica mutua, tome con una de mis manos uno de sus senos ahora levemente húmedo por el calor de su sudor, aquellos pezones eran de piedra, excitantes, tomar su seno y masajearlo acrecentó las sensaciones en ambos, con mi otra mano tome su cadera, y a cada arremetida que ella daba, la jalaba con mas firmeza hacia mi, su mirada busco la mía y sin palabras nos dijimos: "te amo", enseguida vino el torrente del orgasmo y pude sentir como mi semen inundaba su vagina, la misma que apretaba mi verga por las convulsiones de su placer, nos abrazamos y disfrutamos el desvanecimiento momentáneo que te dejan aquellos orgasmos que sabes marcan momentos especiales en tu vida.

Alfonso.