Un Hecho que Cambió mi Vida (8)
Lo que paso después de haber cambiado mi imagen.
Después, de haber cambiado mi imagen, el espectáculo que presentabamos en el teátro subió mucho su asistencia. Yo hacía un desnudo, casi integral, en una de las piezas musicales en que me presentaba. Pues me quedaba con una especie de conchero que se lograba mantener en su lugar gracias a que tenía una especie de plug, que se incertaba en mi culo, y una pequeña pieza, por delante, que lograba mantener bien escondidas mis pequeñas cosas, unos huevitos atrofiados y un pequeño pedazo de carne que era lo que quedaba de mi verga. Mi gran grupa mantenía oculto la pequeña pieza que se incertaba en mi culo. Así, todos los asistentes no sabían que sexo tenía. Todos especulaban acerca de ello. El morbo hacía que fueran más asistentes y muchos de ellos eran del sexo femeníno.
El espetáculo se daban de miercoles a domingo y se descansaba el día lunes. El resto de la semana se usaba para los distintos ensayos. Así que por las mañanas empecé a acudir a un gimnasio, para tratar de mantener mis cosas en su lugar. Y vaya que si hacía ejercicio para mantener mi culo hermoso y que fuera le envidía de mis compañeras del teátro y de las mujeres que acudían a verme. Al gym acudía con apenas lo necesario para cubrir mis protuberancias: un pequeño top que apenas podía mantener mis tetas tapadas, lo necesario; con unos pantaloncitos espandex que revelaban cada curva de mi gran grupa y una pantimedias de color plateado que eran como mi segunda piel. Con estos aditamentos acudía de la 10 de la mañana hasta las 12 del día. Y porque no decirlo, eran las horas en que había más hombres que acudían hacer ejercicio. Todos me desnudaban con la mirada. Un problema relativo era cuando acudía al vestidor de mujeres, pero lo resolví colocandome un conchero, parecido al que usaba en el teatro, no se notaba nada cuando me bañaba y me desvestía o vestía. Me hice muy popular entre las mujeres que acudían al gym, todas me preguntaban que hacía para tener ese cuerpo, porque los hombres a las flacas las prefieren para exibirlas, pero a las exuberantes como yo, las prefieren en la cama.
Todo iba marchando sobre ruedas. En el teatro aumentaron las ganacias y por consiguiente mis honorarios. además la invitaciones para salir después del espectáculo se multiplicaron. Con lo que tuve relaciones con un gran número de admiradores. Pero la felicidad nunca es para siempre. Se estaba cerniendo sobre mí una gran venganza. Pues el médico que le había proporcionado ese mordisco en su verga estaba preparando su desquite.
Y pasó cuando más feliz estaba. Pues Jessica, me había dicho que había ido Goyo y ella a verme al teatro; y Goyo se había ilusionado mucho conmigo. Y le había dicho que haber cuando le permitía tener un encuentro carnal conmigo. Yo le dije que nada más terminaba con unos compromisos, que previamente tenía y estaba dispuesta de morir como Drácula, bien estacada.
Pero, una noche fuí requerida por un importante personaje y no pude negarme a su invitación, a pesar que esa noche estaba cansada y me quería ir a mi casa. Me llevaron a un verdadero palacio, con grandes murallas que no dejaban saber lo que sucedía en el exterior, así como tampoco en el interior. Me llevaron a una gran terraza, donde había una enorme alberca y me pidieron que aguardara un momento, que si quería nadar lo podía hacer y que si no traía un traje de baño, que no importaba podía hacerlo desnuda. Esperé unos 15 minutos y nadie acudía, hasta que un sirviente me dijo que su patrón tardaría un poco que si gustaba tomar algo o nadar. Pues le pedí una bebida y me desnudé y me puse a nadar. La alberca tenía el agua templada asi que era un gusto nadar en esas aguas tibias.
Estaba ensimismada con mis pensamientos que no me percaté que había otra persona, hasta que se metió en la alberca. Fue un individuo muy alto, musculoso, rubio con ojos azules, como el agua de mar, y estaba también desnudo. Cuando se me aproximó me abrazó y me besó apasionadamente en la boca y el cuello. Al ternerlo tan cerca de mi, sentí en mi muslo algo muy grande y un poco rígido. Que cuando salió y me ofreció sus brazo, para ayudarme, pude ver que era su tremenda tranca que portaba. Era la verga más grande que había visto. Mi culitó sufrió antes de tenerla adentro. Pues eran el enemigo más grande al que tenía que enfrentarse.
Caminamos, desnudos, hasta una especie de solarium, donde había unos sillones muy amplios y muy mullidos. Se sentó él, en uno de esos sillones, y con sus fuertes manazas me atrajo hacia él y me hizo que me sentara sobre sus muslos. Hablaba poco, pero actuaba más. Me preguntó -¿Que si sabía por que estaba ahí? - Le contesté que poruqe me habían invitado. En ese momento el médico que había casi dejado sin pene se presentó delante de mi. Y más con una muecas que intento parecer una sonrisa me dijo -¿Te acuerdas de mi? Con un movimiento de cabeza le dije que si. Entonces me dijo que ya sabía porque estaba aquí.
Quise salir corriendo, pero los dos hombres me tomaron con unos brazos que parecían pinzas de acero. Entonces grité lo más fuerte que pude. Y con sorna el médico me dice -Puedes gritar todo lo que quieras y nadie te podrá oir, las paredes son a prueba de ruido. Me toma de un brazo y con su mano libre me propina un bofetón que hace caerme al piso. Me toco la cara y me encuentro que mi nariz sangraba. Me levantó, con sus dos poderosos brazos y me sentó en uno de esos sillones mullidos. Me aventó a la cara una body como de red y me ordenó que me lo pusiera. Me puso una especie de mascara, con una bola roja de plástico que metió en mi boca, que al sujetar los amarres, quedó fijamente en mi boca que me impedía escupirlo. Luego me puso unos grilletes en muñecas y tobillos y me llevó a un cuarto que parecía de tortura. Me acostó en una mesa de madera donde fijo los grilletes a un aros.
Me dejó así unos minutos mientras hablaba algo con amigo, el rubio alto y vergudo. Después de unos momentos, se acercaron los dos. Cada uno con una especie de latigo, uno, y el otro como una raqueta de ping-pong. Y me empezaron a golpear, al principio levemente, después con mayor intensidad, que si hubiera podido gritar me hubieran oido hasta el lugar más oculto de la tierra. Al terminar con esto, les ví sus miembros erectos, pues los dos estaban desnudos. La verga del médico tenía un aspecto cómico pues la cicatriz, de la mordida que le había dado, hacía que tomara una aspecto tan chueco como un banano.
Se me acerca el rubio, que iba blandiendo una tremenda verga, que en mi posición que estaba no podía calcular su tamaño, gruesa y larga, pero con una cabecita pequeña, estaba circuncidada. Y me dijo al oído, ahora vas a a saber lo que es bueno, vas a pagar con creces lo que le has hecho a mi amigo. Escuche eso con los ojos cerrados y cuando los abro veo una escena que nunca me hubiera imaginado. Estaba abrazados y besandose y ambos pajaendosela simultanemamente. Empezaron a dar pequeños gritos de placer. Entonces el médico se arrodilla delante de ese gran tranca, que para ese momento estaba bien erecta y rígida, del rubio ojo azul y se la empieza a mamar. Los dos se olvidan de mi. Los dos se recuestan en el suelo, y como estaba a una distancia que podía verlos, observo que empiezan con un 69 perfecto. Así siguieron hasta que en forma simultanea se vienen en sus bocas y se tragan todo lo que les sale.
Se levantan y se dirigen hacia mi. Me colocan boca abajo y me meten una especie de bulto en mi abdomen para que mi culo quede más parado. Me abren las piernas y entonces, sin lubricante, quieren penetrarme los dos al mismo tiempo. Me causan un dolor terrible y empiezo a sentir algo líquido que se escurre entre mis pierna, que mas tarde sabría que era sangre. Entonces al no poder, el rubio vergudo es el que me mete sin miramientos su tremenda verga. Me desmayo y no se lo que sucede después. Despierto al sentir que alguien retira los grilletes de mis muñecas y tobillos y al abrir los ojos veo al sirviente servil que me recibió. Me dice en voz baja que me levante sin hacer ruido y que me ponga la ropa sobre lo que traigo puesto, únicamente me retira la especie de mascara. Al sentirme libre lo primero que quiero es gritar, pero me pone su mano en mi boca para callarme. Me dice al oido, que no haga ruido y me señala con un dedo hacia un rincón donde hay botellas de licor vacías y se encuentran, el médico y su enamorados durmiendo la borrachera. Los dos con su vergas llenas de sangre y el médico todavía de su culo chorreando semen.
Salgo rápido de ese lugar y tomo un taxi para irme a la casa de Renata. Al llegar y quereme bajar, del taxi, empiezo a sentir un dolor intenso en mi culo y al tocarlo con mi mano siento algo líquido y pegajoso. El chofer del taxi me dice esta sangrando mucho la voy a llevar a un hospital. Me negué y le dije que le hablara a Renata. Esta llegó solícita y me llevó cargada junto con el taxista a mi cama. Le pagó, muy bien, al taxista para que no fuera a contar nada. Luego me llevó al baño y me revisa y me dice te reventaron una vena, pero parece que no hubo desgarro muscular, asi que te pondre unos remedio mios para eso y mañana nada mñas te va a dolor un poco tu culito. Tambien traigo tremendos cardenales, que me hicieron con el látigo, y de los cuales tambien sale sangre. Mi cuerpo por detrás esta echo trisas
Permanecí varios días en la cama debido a que si me movía mucho volvía a sangrar. Asi que no fuí al teatro. Pero lo que más me disgustaba era que en el cusrto de enseguida, que era el cuarto de Jessica, se oían los ruidos de las tremendas cogidotas que le estaba proporcionando Goyo a Jessica. Un día por la noche, para que no me aburriera fueron los dos, Jessica y Goyo, a mi recamara y enfrente de mí que se disponen a coger. Me han dado uan tremenda clase de lo que es coger y bien. Primero Jessica beso a Goyo en todos su cuerpo, deteniendose en las tres partes más importantes del hombre: boca, verga y culo. Despues lo acuesta boca arriba y empieza a mamarle, esa tremenda verga, primero abre ampliamente su boca, para meterse esa cabezota, de la verga de Goyo, despues hace unos movimientos, como cuando una serpiente anaconda esta engullendo una presa, para irse metiendo esa larga y gruesa verga, hasta poner sus labios en el pubis rasurado de Goyo. Volteando con dificultad, hacia mí me hace una señal con su dedo pulgar hacia arriba en señal de triunfo. Y luego lentamente hace un movimiento, muy restringido por el tamaño de verga que tiene adentro, hacia adelante y hacia atras. Por el pequeño espacio, que queda entre la verga y la comisura de sus labios empieza a salir abundante saliva y por su nariz sale abundante moco y de sus ojos gruesas lágrimas. Pero, esto no hace mella en ella, así que continúa con esa mole de carne dentro de su boca, garganta y faringe. Luego muy despacio se la saca. Y al fin puedo ver el monumento nacional que es esa verga de Goyo. Es como para darle una medalla de oro por lo hermosa que es su verga, si hubiera Adonis entre las vergas, esa sería una verdadero Adonis.
Se coloca Goyo en un sillón, entonces Jessica, dandome la espalda, quedando enfrente de él se sienta sobre esa inmensa masa de carne y poco a poco, milimetro a milimetro se la va encajando en su culo. Dando pujidos y grititos de dolor, pero eso dolor mezclado con placer. Poco a poco se la va clavando toda, hasta que los últimos centímetros, con un gran quite se la sampa toda. Veo como se desaparecieron, como por magia, las arrugas del culo de Jessica y como queda el pubis de él tocando el inicio de su ano. Y despues muy lentamente se lo va sacando, igual que como se lo metió, centímetro a centímetro hasta dejar parte de la cabeza, de la verga de Goyo, afuera. Para después dejarse caer, en la verga, hasta volversela a clavar completamente. Esta maniobra la hizo varias veces hasta que ya bien dilatado el ano, pudo empezar a su labor de meterla y sacarla a mayor velocidad hasta parecer un pistón, que entra y sale rapidamente hasta lograr que Goyo gritara de placer y le dejara dentro de sus intestinos, de Jessica, llenos de leche. Mientras ellos estaban en eso, yo estaba poniendome cada vez más caliento y en forma involuntaria mi culito, magullado, empienza a abrirse y cerrarse con lo despierta dolor intenso que despues se transforma en placer. Lo que no pude hacer fue meterme un dedo, en el culo, para darme una buena masajeada de prostata, ahí si el dolor, no causó placer.
Al terminar, Jessica y Goyo, esta empieza a mamarle la verga para extraerle las últimas gotas de ese nectar de los dioses, que tanto me encanta. Entonces toma una copa que había en mi mesa de noche y se la coloca en su culo y empieza a dejar salir una abundante cantidad de esperma. Me le ofrece, como una ofrenda a una sacerdotisa, para que me lo tomo. Primero lo pruebo con la punta de la lengua y despues golosamente vacío la copa y retengo el esperma en mi boca para poder saborearlo. Me encantó su sabor, no supe si era así como sabía el esperma de Goyo o la mezcla con los jugos de Jessica le dieron ese sabor tan delicioso.
Se levantaron, me desearon buenas noches, y antes de salir de mi cuerto, Jessica me dice, mira nada más de lo que te estas perdiendo, recuperate pronto y guiñendome con uno de sus ojos se retiro. Sin darme las buenas noches.
Como acudí con los médicos que le hiceron una nueva reasugnación de sexo a una estrella porno, Danielle. Para que me hicierna a mi lo mismo y me dejaran como la habían dejado a ella. Y así poder gozar por mis tres orificios, lo más rico después del esperma, que tienen los hombre: LA VERGA.