Un Hecho que Cambió mi Vida (6)
Lo que sucedió durante la fiesta y después el cambio que se suscitó en mi vida
Me desperté al sentir una incomodidad entre mis piernas y era Raúl que se prendió de mi verga y no me la dejó de mamar hasta que obtuvo lo que quiso. Despues nos levantamos de la cama Raúl, Luis y yo. Para irnos a bañar. ya en el baño los dos me enjabonaron todo mi cuerpo, sin perder oportunidad de estarme tocando y mamando mis incipientes tetas y, mentras uno me lavaba mi culo hasta por dentro, el otro me hacia una paja mientras me enjabonaba la verga. Al terminar salimos los tres a un pequeño vestidor que tenía los más encantadores vestidos, falda, blusas, portabustos, tangas, ligueros, medias, pantimedias, zapatos y botas.
Me vistieron con una ropa interior roja, con una portabustos transparente, y que parecía que lo había comprado a mi medida. Me pusieron una hermosa tanga con un triangulo trasnparente en la parte de enfrente y en la parte de atras las tres tiras se unian en una coqueta mariposa de pedrerias. Tambien me dieron un liguero con los tirantes gruesos, y estaban sostenido en una tela gruesa, casi como de faja, y me pusieron una medias rojas, de seda, con unas sandalias de plataforma, trasnparentes y la suela roja, con una flores también roja. Luego me pusieron un vestido con tirante delgado, con una tela que se me pegaba a mi piel. Me pusieron delante de un espejo y luego me maquillaron unas sombra rojas.
Asi salí como una reina al salón, donde se estaba realizando la fiesta, camine entre varias personas las que me desnudaron con la mirada y otros no se conformaron con eso y me tomaron mis nalgas y mis tetas con sus manos, con caricias suaves, muy sensuales. Que lo que lograron fue que me calentara y me sintiera alagada. Mientras pasaba esto, Luis y Raúl fueron hablar con Renata para que cediera a ellos y me pudieran convertir en una gran estrella del cine porno.
Después, de un tiempo regresaron, Raúl y Luis, decepcionado pues Renata se había negado a cederme como ellos querina. Despues Renata me dijo que eran personas malas pues tenían una agencia de acompañantes.
Poco tiempo después, salimos las tres, Renata, Jessica y yo. Llegamos a la casa casi al amanecer. No acostamos las tres vestidas y maquilladas. Por la tarde, me despertó una dolor en mi colita. Fuí al baño y al revisarme con un espejo ví los estragos que habían hecho con ella: era una cosa informe, hinchada, casi se habían perdido las arrugas y era de un color rojo. Para en nada se parecía a ese boton rosado que había observado en otras ocasiones y que me sentía muy orgullosa como se veía.
Llegó Renata y me dió una especie de cataplasma y me dijo que me la pusiera en mi culito y que con una faja calzón la mantuviera en esa posición. Comimos y volvimos acostarnos, Renata y yo, ya que Jessica se había ido con su novio Goyo.
Jéssica, me había dicho que Goyo quería estrenar mi agujerito, pero ella le había dijo que aun no estaba preparada que me faltaba mucho. Por curiosidad le pregunte, a Jéssica, porque decía que me faltaba mucho. Ella contestaba que aun no me habían cogido mucho, que necesitaba un poco más de práctica. Que esperara y que después disfrutaría de la verga de Goyo como ella la disfrutaba cada día. Pero no tardaría mucho que disfrutara esa verga, que era un prodigio de la naturalesa, pues medía casi 28 cm. y de muy buen grosor. No cualquiera la soportaría en su culo.
Durante el transcuros de las semana, Renata, continuó aplicandome inyecciones de hormnas femenínas. Y yo iba notando como mis tetas crecían, pues de una copa A se habían transformado en los de una copa B. La nalgas se me hicieron más redondas y más grandes, esto último me dí cuenta debido a que las sentía más pesada al caminar y al moverme. Pero cada vez que me movía o caminaba me excitaba, el verme en el espejo, como se me balanceaban y como se temblaban.
Renata, me siguó perfeccionando mis modales, el modo de hablar, de vestirme, desvestirme, que esto es lo más importante, y el de maquillarme. Fueron unos días muy duros y dificiles. Pero me gustaba lo que hacía.
Fuí a mi casa, a visitar a mi mamá y me presenté transformado, en lo que era una niña. Mi madre no me reconoció, entonces aproveche para decirle que era una amiga de su hijo que le traía un aviso. Que estaba bien y feliz, que cuando pudiera se comunicaría con ella. Me pasó a la pequeña sala, donde platicamos como dos viejas amigas y me felicitó por ser una amiga tan buena de su hijo. La prueba fue superada.
Regresé feliz a la casa de Renata y le platique mi aventura. Entonces me dijo que ya estaba bien preparada, que ahora había que conseguir un trabajo. Ella me contactó con un empresario de teatro, que tenía un espectaculo travesti. Me contrató y desde ese día fuí ascendiendo hasta llegar a ser una coestelar. Me pagaban bien y con parte del dinero le pagaba a Renata la educación que me había dado. El resto del dinero lo empecé a ahorrar, porque se me había metido en la cabeza la idea de hacerme una cirugía para logra ser casi una mujer completa.
Durante el tiempo que duré en el espectáculo travesti tuve varias relaciones fugaces pero muy interesante. Un día me llevaron un ramo de flores rojas, después de mi presentación, al camerino. Con una tarjeta perfumada y con una letra muy fina que decía - ¿Quieres salir conmigo?. Le pregunte a mi ayudante -¿Quien había enviado esas flores? y me contesta que era un joven muy guapo que estaba al final del pasillo. Dije que lo pasara. Entonces entra una verdadero adonis: un hombre alto, moreno con ojos verdes y me habló con una voz muy varonial. Tenía un cuerpo de un metrosexual. No le dolía nada. Me dijo que si quería acompañarlo a cenar y despues hacer lo que yo dispusiera. Le dije que si y salimos del teatro. Pero antes le dije que no esperara encontrar lo de una mujer, ya que en el espectáculo también actuaban mujeres, pero que yo no tenía lo que una mujer, que no por eso no lo podía haer gozar más que una de ella, pues tenía algo más. Me contesto con la voz más hermosa que había escuchado -que por eso me había escogido.
Fuimos a cenar y despues de una encantadora velada y de haber tomado algunas copas de vino. nos fuimos a su casa, que digo casa, una verdadera manción. Me abrió la puerta como todo un caballero y me paso a una gran sala que tenía pinturas de transexuales desnudos con grande vergas erecta que eran mamadas por otras o estaban francamente teniendo relaciones sexuales. Con toda esa tranca dentro de unos culos perfectos, tomando distintas posiciones.
Me pidió que me desnudara y que únicamente me colocara una bata como de gasa transparente, de color blanco. Hizo que me paseara delante de el varias veces. Me dijo porque caminaba tan apretada. Le consté que era para que no se me saliera mi pequeña verga de entre las piernas y que no gustaba enseñarlo cuando aun no había tomado confianza. Caminé moviendo mi tremendo culo, haciendo que vibraran con cada paso. Le vi los ojos de como se iba poco a poco calentandose hasta que ya no pudo más y me jalo hacia sus brazo, unos brazo fuertes, que me hicieron que cayera sobre su piernas, como si fuera una muñeca de trapo. Luego me abrazó tan fuerte que me hizo que lanzará un quejido que más bien parecía un llamado de la hembra a su macho.
Esto lo calentó aun más. Y empezó a besarme la cara, la boca, me dió pequeños mrdiscos en las orejas y paseó su lengua por mi cuello. Esto hizo que me calentara inmediatamente. Asi que me puse muy cachonda, lanzando quejido cada vez que me mordia la oreja o me pasba la lengua por el cuello. Me voltéo y empezó a besar y mrder mi espalda, mientras tanto con su dos manos me tomaba de ambas nalgas y me las estrujaba, pellizcaba y en forma, aparenemente accidental pasba su dedo indice entre esta hendidira que dividía mis nalgas y se detenía en forma momentanea en mi pequeño boto rosa, que era mi culito, pues ya tenía varias semanas sin coger, ni utilizar un dildo.
Poco a poco baja por mi espalda besando y chupando, pasandome la lengua hasta llegar al nacimiento de mis nalgas. En ese momento me acuesta y el se pone a un lado mío, sin saber cuando él se había desnudado, pero como estaba boca abajo acostada en el gran sofá. No pude verle su verga, pero cuando sentí un pedazo de carne como inherte que tocaba mi espalda, no supe lo que era, se me hizo algo grande, pero nunca me imaginé que eso era su verga aun sin una erección completa.
Se puso entre mis piernas abiertas y colocó su cara en esa hendidura que guardaba lo más preciado para mi y para él. Y lo empiesa a chupar, a meter su lengua en mi hoyito, y éste empezó a abrirse y cerrarse en forma espontanea, como una boca sin dientes que pide, con gran deseo, que le den de comer como si fuera un pobre hambriento. Sigó jugando com mi culito y entre más metía su lengua en el más me calentaba. Y de mi boca salín quejido muy sensuales, como pidiendo con deseperación una verga dura. Me mordía mi fundillo como si fuera lo último que me iba hacer. Con su grandes manos, me había dicho Renata que un hombre de grandes manos casi siempre era de gran verga, así que mi imaginación voló, me tocaba, acariciaba y me estrujaba mis grandes globos parados que eran mis grandes nalgas (que por cierto eso era lo que más llamaba la atención de mi cuerpo).
El cambió de posición y se subió sobre mí: poniendo su gran trozo de carne, que me tenía con mucha curiosidad saber como era, palpitante y más duro que el principio sobre mi espalda, a nivel de mi columna, y entonces puso su cara entre mis nalgas y empezó a meter su lengua y ha sacarla como si me estuviera cogiendo con ella, me mordía y chupaba mi cuevita de tal manera que tuve mi primera eyaculación, fue escasa ya que me encontraba, aún bajo el tratamiento con hormonas femeninas, pero no por ello dejó de ser muy placentero. Los quejido que presenté, hicieron que le pusiera más pasión a lo que estaba haciendo.
Luego me volte, y al fin, pude ver una preciosidad de verga, larga, gruesa con una gran cabeza, con grandes venas surcandola y sin circuncición. Dí un grito de sorpresa y él me dijo -Calmada mi niña que aun falta mucho por recorrer. Entonces se vuelve a colocar sobre mi dejando su verga cerca de mi boca, que con un movimiento de mi cabeza, me metí esa cabeza tan preciosa que tenía, en mi boca. Le empecé a dar una clase de mamada que empezó a aullar de placer y a decirme -Mi amor, sigue, comete mi verga, es tuya. Entonces empezó a meter su verga en mi boca, y como estaba en posición como un come sables, pues empezó a pasar, esa verga, por la garganta hasta casi el esófago. Hay una técnica que puede lograr tener, en esa posición, la verga y poder respirar, y en esa misma posición se logra hacer una especie de mamada con la graganta y como es en la cabeza de la verga, donde se produce la succión, el placer es muy grande.
Sacó y metió ese mastil, pedazo de carne, o como se pueda nombrar esa gran verga, como si me estuviera cogiendo por la boca, muy rápido sentí como se preparaba para dar una gran venida. Su cabeza aumento varios centímetro más y luego empezó a soltar en chisguetes una gran cantidad de leche que llegó casi directamente a mi estómago. El siguó metiendo y sacando su verga de mi garganta hasta que se puso flácida, pero aun así era una tremenda verga, que lo que disminuyó fue en grosor pero en lo largo. Sacó su verga de mi garganta y boca limpiecita, como si nunca se hubiera vaciado y orgullosamente le dije que me había tragado todo esa ricura que le había salido de sus huevos hasta la última gota.
Se recostó a un lado mío y me abrazó con esos brazos hercúleos que me hacía sentir tan debil e indefenza. Cerro los ojos y así nos quedamos por un momento. Era el reposo del guerrero que esta velando armas para otra pelea. Y esta sería la definitiva pues se desarrollaría entre mis nalgas, en mi culito rosa que tanto me gustaba verlo, pero más sentir ese pedazo de carne que se pone tan tiesa que facilamente perfora cualquier hoyito por más apretado que este.
Volvió a la carga, nuevamente, me puso de espaldas al sofá y luego elevó mis pierna con lo cual, quedó expuesto en toda su expresión mi boton rosa. Y nuevamente volvió a mamarlo, mordero, chuparlo (de tal manera que sentía que casi se me salía el intestino por ahí), con lo que logró que ese pedazo de pellejo que colgaba entre mis piernas se volviera a poner duro. Por lo que empecé a masturbarme al principio lento y despues intensamente hasta que nuevamente me tenía la segunda venida de esa noche. Luego, se sentó en mi abdomen y me logra colocar esa masa dura, de carne entre mis incipientes pechos y los junta sobre su verga y empieza a masturbarse en ese forma. Después pone esa cabeza roja, como ciruela, en la boca y le vuelvo a dar una mamada magistral. Cuando sentí que se ponía más dura, señal de una venida inminente,me la quita de entre los labios y me vuelve a poner con las piernas casi en mi cara, para dejar nuevamente al aire mi culito. Empieza a sobar su cabeza en mi culito, empiezan los escarceos de que mete un poco de su cabeza en mi ano y luego lo saca, soba nuevamente la cabeza en mis fundillo, lo que hace es que se habra como boca hambrienta pidiendo alimento, abriendose y cerrandose, pidiendo verga. Y en esta ocasión sería mucha verga. Entonces se apunta como si fuera torero y entrara a matar al toro y mete la puntita, de su verga, en mi cola, me hace gritar de placer. Él se detiene y me pregunta si me hizo daño y le digo con una sonrisa de placer- No tonto, grito de placer, así que metemela toda hasta que tus pelos toque las arrugas de mi culo.
Ni tardo ni perezoso hace lo que le indiqué. Empieza a meterla poca a poco, me dolía, pero era más el placer que el dolor, así que le pedí que sin piedad me la metiera hasta el fondo. El no me hizo caso y continúo con su ritmo y sin sentirlo lo metió toda esa vara en mi culo hasta sentirlo por debajo de mi ombligo, cuando le empujaba más. Me sentí feliz al sentir sus pelos del pubis en mis nalgas. Y luego al sacar su verga de mi culo, tan lento como lo había metido, pude aquilatar la proeza que había hecho, pues cálculo que serían unos 23 cm. de carne palpitante que se albergaba en mi culo y era solamente para mí.
Poco a poco fue aumentando la velocidad, de meterlo y sacarlo, con lo que logró mayor fricción con mi próstata, con lo que logré la tercera venida, me había hecho multiorgásmica. Tardo en logra su proposito, el ponerme un verdadero enema de leche. Pero con cada metida y cada sacada del la verga de mi culo me proporcionaba un placer indescriptible. Núnca había sentido así, en todos esos años que anduve cogiendo con diferentes vergas en sabor, tamaño y grosor. Empecé a sentir como el diámetro de esa verga aumentaba algunos centímetros más, con lo que volví a tener mi cuarta venida, y luego como palpitaba al arrojar cada chisguete de leche espesa en mi recto. Tardó más que el común de la gente en terminar de arrojarme esa leche caliente, que sirvió para apagar el fuego de mi culo.
Después, al ir sacando su trozote de carne, de mi culo, el lo volvía a meter, nuevamente, con lo que logró que tuviera mi quinto orgasmo. Al vers su verga flacida pero aun papitante me arroje con la boca abierta sobre ella y la pude engullir casi completamente y le pude sacar las ultimas gotas de ese nectar de los dioses. Y al fin pude saber como sabía su esperma. Me pareció que sabía como helado de vainilla.
Nos rescostamos en la alfombra y nos quedamos dormidos. Pero aun había más, porque la noche aun empesaba. Así como pintaba esa noche la ibamos a pasar de maravilla...