Un hecho que cambió mi vida (10)
Les contaré lo que me sucedió durante mi viaje a un país de oriente, donde me efectuaron mi cirugía de reasignación de sexo...
Cuando llegué al aeropuerto, de la ciudad donde había contrado el hospital donde al fin harían mi sueño realidad, me estaban esperando dos personas, las dos hablaban perfecto español.
Me dijeron que nos iríamos al hospital, que ya había un sitio donde me hospedaría y donde me harían exámenes físicos y psicológicos. Y que si todo estaba bien al siguiente día me efectuarían la operación.
Cuando llegué a la habitación designada me encuentro con una gran sorpresa, pues más bien parecía un hotel de 5 estrellas que hospital. Me dieron tiempo de bañarme y descansar y después pasaron a mi cuarto enfermeras y laboratoristas. Me tomaron sangre, radiografías y me hicieron un interrogatorio exaustivo con una exploración física completa. Después me llevaron mis alimentos a mi cuarto y tuve la tarde libre. Me pude pasear a mis anchas por todos los sitios donde no había prohibiciones. Me encontré algunas personas ya operadas y otras que estaban en espera de ello. Platiqué con algunas y me dijeren lo emocionadas que estaban, unas porque ya se les había operado y otras porque ya su cirugía estaba programada para los siguientes días.
Durante la noche, hubo una cena donde fuimos invitadas todas las pacientes del hospital y un selecto grupo de médicos y enfermeras. Durante la velada todo trasncurrió normalmente. Pero cuando iba rumbo a mi cuarto, me detuvieron 2 médicos y 2 enfermeras quiene me hiceron plática. Y así, platicando me dirigieron a una ala del hospital que no había visto. Luego me pasaron a un cuarto grande, que parecía una gran sala, pero como del tiempo de los romanos. Nos sentamos y trajeron bebidas y empezamos a conversar animadamente. Todos eran extranjeros y según me contaron estaban ahí para completar su especialización, en lo que era la reasignación de sexo.
Yo iba vestida recatadamente con una top que dejaba descubiero mi abdomen y con unos pantalones a la cadera, y sin ropa interior. Ellos estaban vestidos con ropas de algodón, de tipo deportivo, con pantaloncillos cortos y las enfermeras estaban vestidas con una faldas de tela muy delgada que dejaba ver sus torneados cuerpos y sus coqueta ropa interior: unos brasieres sin copa, dejando al descubierto unas areolas negras y unos grandes pezones, y una diminutas tangas o algun conchero, no lograba distinguirlo. Después de un tiempo, los médicos empezaron a desvestirse con el pretexto de que hacía mucho calor en el ambiente. Las enfermeras los siguieron y en un momento todos estaban practicamente desnudos. Los médicos con una tangas que apenas tapan sus grandes bultos delanteros y las enfermeras unicamente se dejaron el conchero. Me insistieron que me quitara también mi ropa, pero les dije de pretexto que no traía ropa interior. Entonces más rápido, que lo cuento, ellos se desnudaron completamente. Entonces ya no hubo pretexto.
Ya los cuatro desnudos, pude ver que los médicos portaban tremendo armamento, y que una de las enfermeras tenía también un gran garrote y la otra tenía apenas un esbozo de pene, que apenas sobresalía unos 2-3 cm. y con un diametro parecido a una dedo meñique, de una mujer pequeña. No tuve más remedio que desnudarme y mostrar mi cuerpo, que yo consideraba perfecto, y que por la cara que pusieron ellos, creo que también lo consideraron perfecto.
Me dijeron que en ese momento me iban a efectuar el examen psicológico y que si era aprobada, mañana mismo me operarían. Uno de los médicos, se sentó, en la orilla de un divan, y abrió sus piernas, dejando colgar una preciosa verga circuncidada, que dejaba ver una cabeza hermosa y con el cuerpo cilindrico surcado por unas gruesas venas que le daban aspecto de un monstruo mitológico, entre un ciclope y un titán. Le colgaba hasta casi tocar el suelo, el sdivan tenía unas patas cortas, pero aun así se veía muy larga. Una de las enfermeras, la del micopene, la empezó a cariciar, la tremenda verga del médico, a masturbarla con gran conocimiento de causa, bajando y subiendo las manos atravez de eses cuerpo surcado de venas, entonces empezó a tener vida, empezó a palpitar y a estar erecto dejando en todo su explendor la cabeza, con un grosor más grande que ese cuerpo cilindrio, al cual estaba pegado.
Me invitó, la enfermera de la microverga, para que siguiera masturbando al médico, quien con palabras melosas me invitaba, también ha hacerlo. Me dirigí lentamente hacia donde estaba esa preciosa verga, lentamente, para que pudieran observar como se cimbraba mi cuerpo a cada paso. De reojo, observé como el otro medico empezaba a masturbarse, al verme caminar, y como la enfermera de la gran verga se hincaba para poder tomar, ese gran trozo de carne entres y manos y llevarlo delicadamente a su boca e iniciar tremenda mamada, parecía una becerra de un año, haciendo tremendo ruido cuando lo metía y la sacaba de su boca. Me hinque, enfrente del divan, también, para poder tener antes mis ojos y boca la tremenda cabeza de esa preciosa verga. La tome entre mis manos y empecé a pasarle mi lengua de arriba abajo y de darle tremendoas chupadas. Esto hizo que la verga tomara mayores proporciones.
Mientras me dedicaba a mamar esa preciosa verga, la enfermera de la microverga, se recosto atras de mi, de tal forma que quedó su cara a nivel de mis nalgas, su boca pegada a mi culo y su nariz y ojos a nivel de lo que pronto me quitarían, de esos huevos molestos, de esos testículo que ya querían que formaran parte de mis labios mayores. Así, que mientras intentaba samparme la verga completamente en la boca, la enfermera trataba de meterme su lengua lo más adentro de mi culo.
Después de un tiempo, la enfermera y yo lo logramos lo que queríamos, ella meterme su lengua en mi culo y yo meterme esa verga cabezona en mi boca hasta que tocara mi faringe. Ella me empieza a coger mi culo con su gruesa y larga lengua, logrando introducirla en mi recto y empieza a acariciarme la prostata, atravez de mi recto. Sin desearlo, empecé a tener una erección. Al darse cuenta de lo que estaba logrando, toma mi verga con sus manos y comienza a masturbarme. Por lo que mi sangre empieza a hervir y a sentir deseos de que sea enfriada con unos chorros de semen caliente y que precisamente salieran de esa verga que tenía en mi boca.
En esta forma estuvimos un tiempo, hasta que la calentura hizo que me levantara y que de espaldas me dirijiera hacia ese trozo de carne que palpitaba por un buen culo. Y precisamente ese buen culo era el mio y ya estaba preparado, previamente por la gran mamada que me había dado la enfermera, y además bien lubricado con abundante saliva que había recibido previamente. Asi que el único esfuerzo que tuve que hacer fue meterme esa cabezota, de esa macana erecta. Me fue dificil meterla en mi angosto culito, pero el que persevera alcanza su objetivo y yo lo alcance, me la metí todoa en mi culo hasta que sentí los pelos del pubis, del médico, acariciar mis nalgas. Entonces empece un movimiento, como que estaba haciendo ejercicios de las llamadas sentadilla, y en esa forma me metía la verga y me la sacaba hasta casi que quedara libre de mi culo. Y luego me sentaba, dejando caer todo mi cuerpo sobre ese tolete hasta que sentía que mis nalgas se detenían con su pubis.
Así, estuvimos un buen rato. Mientras, la enfermera del micro pene, me continuaba mamando. Como tenía los ojos cerrados, no observé cuando la otra pareja se acercó a nosotros. La enfermera de la gran verga, me tomó de mis hombres y me levantaba y me sentaba con fuerza, haciedome menos cansado mi trabajo. Y luego, me pone las manos en mis hombros, que me impide levantarme, y fuertemente me empuja hacia abajo, sintiendo que casi los huevos, del médico, se me metieran en mi culito. Luego se para enfrente de mi y me ofrece su verga, la cual estaba un poco flaccida, pero después de darle dos o tres mamadas se ponde lista para el ataque. Me toma, con sus manos la cabeza, y me mete su verga en mi boca, como si me estuviera cogiendo por ahí. Mientras tanto, el otro médico, se sienta tocandome con su espalda mi espalda y le ofrece su verga, al que me esta cogiendo a mí. Asi que se hace una tremenda rosca, de donde lo único bueno que saldra son orgasmos y chorros de leche blanca, viscosa y caliente.
La enfermera del micropene, me toma con las manos y boca, mis pechos, y los empieza a mamarlos de una manera que me hace que me venga, con escasa leche, ya que estaba bajo programa de hormonas femeninas. Pero la satisfacción fue gigante, con un orgasmo tremendo, que casí muerdo la verga que tenía en la boca. Me desepero y retiro la verga de la enfermera, a la que se la estaba mamando, y empiezo a gritar, gemir y llorar de placer. Entonces la enfermera me vuelve a tomar los hombros con sus manos y me vuelve a levantar y sentar tan fuerte que casi siento que la verga del médico, que me estaba cogiendo casi se me sale por la boca. Asi sigue hasta que mi cuerpo queda desfallecido y que no me caigo porque estoy sentada en una verga.
Así con mi cuerpo como muñeca de trapo, es tomada por el médico y la enfermera y me siguen sentando y levantando, clavandome la verga cabezona hasta que siento que crece hasta obstruirme todo el diametro de mi recto y luego siento que me inunda una gran cantidad de leche caliente. Esto me reanima y puedo ayudar mejor. Apretando mi culo cuando me sientan y aflojandolo cuando me levantan. Así con esta acción siento que exprimo hasta la última gota de semen de esa verga que poco a poco se va poniendo flaccida y que no se sale porque se queda atorada de la tremenda cabeza. Luego el otro médico y la enfermera del gran intrumento, en forma alterna me meten sus verga en mi boca, cogiendome practicamente por ese orificio hasta que uno y otro me lanzan a mi faringe tremendos chorros de semen viscoso y de sabor a manzanitas, que me lo trago con gran placer.
En esa forma quedo, hasta que me ayudan a desatorarme de la verga que tengo en mi fundillo y al salir hace como sin se quitara un corcho de una botella. Esto me duelo y a la vez me causa placer. Pasamos un tiempo tirados y luego me ayudan a irme a mi habitación.
Me dejan en ella y me dicen que me prepare para mañana que será el gran día, que pasé el último examen. Se queda conmigo la enfermera del micropene y me ayuda a bañarme en una tina que parece pileta, limpiandome los restos de semenes que se encuentran en mi cuerpo.
Cuando me seca y me acuesta en mi cama, empieza a aplicarme una crema que me da mucho calor. Esto ocasiona que se me empiece a poner mi verga dura. Entonces la toma entre sus manos y empieza a masturbarme. Y luego me da una verdadera mamada de maestra y hace que tenga un buen orgamos. Asi estuvo durante la noche, masturbandome y mamandome la verga hasta que tuviera orgamos. Le pregunté porque me hacia eso y me dijo que esos sería mis últimos orgasmo con mi verga. Que todavía estaba en posibilidad de arrepentirme. Le dije que mi decisión ya estaba tomada, desde que me había subido al avión. Asi que me podia mamar todo lo que quisiera mi verga que no me convencería
Continuará con lo que sucedió después de la cirugía y mi regreso a mi país.....