Un Gringo me Llevó al Hotel.

Metió su mano de manera hábil y pronto su rostro mostró con una sonrisa lo que había descubierto como si se tratara de un tesoro. ¿traes medias verdad? pregunto mientras su mano recorría mi pierna y sujetaba una liga del liguero. Si eso es lo que viene debajo del pants le dije con una sonrisa amplia como premio a su descubrimiento.

Hola que tal espero que todos estén muy bien, este relato se lo dedico con mucho cariño a una personita que me hizo el favor de contactarme a mi correo fjgsousa60@gmail.com y se llama Alma Mora, también agradezco infinitamente a todos los que se han tomado el tiempo para leer mis relatos que en verdad son vivencias reales todas y cada una de ellas.

En esta ocasión quiero relatar cómo fue mi primera vez en un hotel.

Me fui a buena hora de la tarde al parque Juárez, llevaba puesto un pants gris y una playera azul marino y mis tenis, la sorpresa es que debajo de esa ropa llevaba puestas mis medias negras con liguero y arriba nada, la verdad no esperaba encontrar una vivencia especial, pero me gusta vestir algo femenino siempre.

Ya eran como las cuatro de la tarde y si había algo de gente pues era sábado y la tarde se prestaba realmente para salir a dar la vuelta y disfrutar de algo rico.

Empecé a dar de vueltas viendo el paisaje de las montañas y no estaba muy concentrada en las personas, me senté en una de las tantas bancas que hay en el parque y me puse a mirar a la gente que paseaba.

Antes de continuar permítanme decirles que los pants tienen unas bolsas a sus costados, pero están rotas así que no podía llevar dinero y si metía mi mano podía muy bien acariciar mis piernas cubiertas por mis medias e incluso se podía sentir el liguero.

Estaba sentada en la banca cuando se sentó a mi lado un hombre de unos cuarenta y cinco años aproximadamente, era de tez blanca ojos azules cabello corto de color semi dorado, no le di mucha importancia.

De pronto se acomodo un poco más cerca de mi y eso me hizo voltear a verlo y nos encontramos con la mirada, no se que me pasa, pero cuando un macho se cruza con mi mirada pareciera que me dice “se que eres una puta y te quiero coger”.

Me estremecí y me puse un poquito nerviosa, hice como que no había pasado nada y volteé para mirar hacia otro lado muy disimuladamente, pero mi mente empezó a jugar con las ideas sexuales que siempre me traen prendida y caliente.

Pasaron como diez minutos y sentí el roce de su pierna con la mía se arrimo hasta estar muy pegadito a mi porque le dio lugar a otra persona mayor de edad.

Y entonces me pregunto con un acento de ser extranjero, disculpa si me arrimo hacia ti pero es para que quepamos más en la banca, yo sonriendo le dije que no tenía ningún problema que se podía arrimar.

Me di cuenta que era Gringo pues su manera de hablar lo había delatado, ya viéndolo más de cerca y con detenimiento pude ver que en verdad era un hombre maduro como me gustan, con un aroma a colonia muy rico, de manos grandes y con un bulto entre las piernas que se le notaba un poco, pero se veía suculento.

Mi mente me estaba jugando una pequeña trampa que me estaba gustando y me deje llevar por este juego de sensualidad y morbo.

El se agacho simulando arreglarse la agujeta del zapato y acaricio mi pantorrilla por sobre el pants, pero sintió en su recorrido con la mano que algo más traía abajo y volteando me regalo una sonrisa picara que yo correspondí con un giño de ojo.

¿Quieres ir a otra banca? Me pregunto señalando con su mirada una que estaba alejada de la gente, si claro vamos respondí.

Llegamos y nos sentamos juntos, ¿puedo saber que traes debajo de tu pants? me pregunto.

¿quieres saber en verdad?  Puedes meter tu mano en la bolsa del pants y así lo sabrás le dije.

Metió su mano de manera hábil y pronto su rostro mostró con una sonrisa lo que había descubierto como si se tratara de un tesoro.

¿traes medias verdad? pregunto mientras su mano recorría mi pierna y sujetaba una liga del liguero.

Si eso es lo que viene debajo del pants le dije con una sonrisa amplia como premio a su descubrimiento.

Vengo de paso soy de Arizona en los Estados Unidos y estoy hospedado en la casa de una familia un poco conservadora, pero me les escape diciendo que quería recorrer la ciudad para conocerla mejor por mí mismo, me dijo.

¿y te ha gustado lo que has visto? Le pregunte

Pues si claro México es un país muy bonito, esto decía sin sacar su mano de la bolsa de mi pants y yo me estaba prendiendo cada vez más.

¿te gusta que te acaricie? Me pregunto

Si mucho, lo haces muy rico le conteste.

¿Conoces algún lugar donde podamos estar y compartir a solas? Me pregunto

Aquí cerca hay algunos hoteles que prestan sus servicios por pocas horas, si quieres te llevó a uno de ellos, a estas alturas las piernas me temblaban el ano me palpitaba a más no poder y mis manos estaban sudando de los nervios.

Un hotel… yo había dicho un hotel, pero si nunca había ido en ese plan a uno de ellos ¿qué pensarían los de la recepción cuando lleguemos? Pensé en mis adentros, quise echarme para atrás pero el me saco la mano de la bolsa y me dijo vamos que el tiempo se va.

Nos pusimos de pie y lo seguí.

A unas tres o cuatro cuadras del parque caminando hacia los lagos del Dique están algunos hoteles, vimos uno que nos agradó y él me dijo mientras yo lo pago tú te adelantas al pasillo para ir al cuarto.

Así lo hicimos nos dieron el cuarto y en cuanto cerramos la puerta él se avanzó sobre mí dándome besos en toda la cara y sus manos metidas bajo mis pants acariciaban mis nalgas.

Nos quitamos él la camisa yo la playera y volvimos a besarnos apasionadamente en la boca, sus manos ahora tomaron uno de mis pezones lo apretó despacito y luego dirigió su boca para succionarlo como queriendo sacar leche de mi pezón.

Me hizo gemir y arder de pasión, le desabroche el pantalón y se lo quite lo más rápido que pude.

En su trusa se marcaba un bulto bastante grande que me hizo estremecer.

Me quite el pants y me pidió que me diera una vuelta entera para poder ver lo que se iba a comer esa tarde en el hotel.

Lo hice despacio para que disfrutara la visión de mis nalgas y mis piernas cubiertas por las medias negras.

Se quitó la trusa y dejo salir una verga enorme rosada muy cabezona y gruesa, tenía una pequeña curva hacia arriba como si fuera una hoz.

Se acostó sobre la cama y poniendo sus manos debajo de la cabeza me dijo comete mi falo.

Me subí a la cama y arrodillada frente a él tomé con mis manitas ese tronco medio curvo y lo empecé a besar, recorriendo todo lo largo y ancho que era. Luego lo recorrí con mi lengua desde la base chupando ese par de huevos adornados por un bello grueso y medio cano.

Cuando abrí mi boca su cabeza casi no me entraba de lo gruesa que la tenía, pero me acomodé de tal forma que cuando entró le di una mamada deliciosa, solo se oía como bufaba el gringo y tomándome de la cabeza dirigía el ritmo de la felación oral. Mi nariz topaba con su vientre y la cabezota de su verga tocaba un poco más allá de mi campanilla toda una garganta profunda.

Después de un rato de estar mamando ese delicioso tronco gringo me pidió que me acomodara para hacer un 69 mientras yo seguía comiendo su verga con mi boca el me dedico un beso negro que saco suspiros y pequeños gemiditos que disfrute al máximo.

Luego me puso de perrita en cuatro patitas sobre la cama, unto con saliva mi ano acomodó su verga curveada y empezó a penetrarme despacito muy despacito pues la curva de su verga hacia que me tocara las fibras intimas de mi interior como nunca antes lo habían hecho.

Cuando por fin la metió toda empezó con un mete saca maravillosa, sus manos recorrían mis nalgas y mis caderas, su bufido era muy ruidoso y el golpeteo de sus huevos cargados golpeando mis nalgas me tenía en las nubes.

Así me estuvo cogiendo por espacio de treinta minutos, me la saco de un solo jalón y sentí mi ano vació y muy abierto, pero la calentura seguía dentro de nosotros así que se la volví a mamar unos minutos más dedicando tiempo para sentir sus venas bien duras decorando toda su verga.

Se acostó boca arriba con su mástil curvo viendo hacia el techo del cuarto, me acomode de frente a él pudiendo así ver sus ojos azules destilando morbo y lascivia.

Me fui yo misma ensartando sobre esa verga gruesa curva y dura poco a poquito sintiendo como cada centímetro me iba invadiendo el interior de mi culo goloso.

Por fin topamos y empecé a moverme en semi círculos subiendo y bajando sobre esa delicia de verga, los dos gemíamos del placer que estábamos experimentando, lo estaba cabalgando con cierto cuidado pues la curvatura de su verga me hacía sentir un poco de dolor, pero era aguantable.

Me tomo de las caderas y doblando un poco sus rodillas empezó a darme una culeada que la verdad yo no esperaba, tomo una velocidad increíble, sus embestidas eran profundas duras y a un ritmo muy rápido.

En cada estocada me levantaba de la cama y me la clavaba hasta el fondo el dolor de la curvatura de su verga empezó a ceder y logré disfrutar como loca esa cogida.

Empezó a bufar más fuerte que antes y yo brincando como muñeca de trapo gemía como toda una puta sobre él.

Me tomo de las caderas con tanta fuerza que sus dedos se quedaron marcados sobre mi piel, de pronto nos miramos a los ojos y con una sonrisa me dijo me vengo putita me vengoooo.

Y sentí un tremendo golpe en mi interior al escupir su verga el primer gran chorro de leche, luego el otro y el otro, fueron como siete latigazos los que deposito en lo profundo de mi culo.

Mi ano lo aprete lo más que pude pues no quería que se saliera nada cuando me sacara su vergota gruesa.

Pinche gringo te viniste a coger a una putita mexicana le dije al oído y él me respondió encontré a la más puta pues nadie había podido aguantar si quiera que le metiera la cabeza y tú te la comiste toda morenita.

Nos besamos en la boca entrelazando nuestras lenguas mientras su verga aun latiendo seguía escupiendo las últimas gotas de semen preñador dentro de mí.

Cuando salió su verga hizo un sonido como cuando destapas una botella de refresco y empezó a escurrir su leche hacía mis nalgas, rápido me incorpore y aprete el culo para que no se me escapara ese rico tesoro, pero también me acomode para limpiarle esa vergota medio parada con mi lengua.

Se la deje bien limpiecita y bien exprimida pues después de diez minutos logre sacarle una segunda porción de leche la cual me trague con sumo placer, era espesa y con ese sabor que tanto me encanta.

Nos bañamos nos vestimos y me dijo mañana me tengo que ir pero la verdad me encanto encontrarte y dejarte toda mi leche en tu culo y tu boca, si algún día vuelvo quiero verte y pasar toda la noche contigo cogiendo.

Lo besé en la boca y le dije claro que si seré tuya las veces que tú quieras cuando regreses a visitar nuestra ciudad.

Por desgracia nunca más nos volvimos a ver, pero su recuerdo quedo para que se los haya narrado a ustedes espero que les haya gustado, aún quedan relatos por contar y me daré tiempo para hacerlo lo prometo.

Hasta pronto me despido enviándoles muchos besos a todos los lectores con amor suya por siempre Lupe.