Un gran cambio en mi vida (Final)
Mire a Elvira con una cara mezcla de sorpresa y excitación, mi moralidad, hasta hace unos meses férrea, se había convertido en algo moldeable, si ya de por si me parecía de todo punto excitante el estar follandome a Elvira y saber que ella era consciente de que me había follado a Lourdes y Susana, el meter en esta especie de cama redonda a la madre de Susana me parecía de lo más morboso.
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Mire a Elvira con una cara mezcla de sorpresa y excitación, mi moralidad, hasta hace unos meses férrea, se había convertido en algo moldeable, si ya de por si me parecía de todo punto excitante el estar follandome a Elvira y saber que ella era consciente de que me había follado a Lourdes y Susana, el meter en esta especie de cama redonda a la madre de Susana me parecía de lo más morboso. Vi como Ana se acercaba a Elvira, la abrazaba y se daban un morreo en condiciones, mi polla reacciono y se puso en posición de firmes.
—Elvira, mira que carita se le ha quedado a Matías, dijo Ana, creo que no tiene ni idea de lo que se le viene encima.
—Cariño, dijo Elvira, creo que no te haces una idea de lo que se te viene encima a ti.
Las dos rompieron a reír, y allí me encontraba yo, delante de dos mujeres increíbles, con unos cuerpazos impresionantes, y deseando follar. Ana venia preparada para la batalla, llevaba la parte superior del bikini, dejando unas tetas muy apetitosas casi a la vista, llevaba unos pantaloncitos cortos tan ceñidos, que marcaba su culo y su coñito perfectamente, su cuerpo era precioso, muy parecido al de su hija, se notaba que iba al gimnasio a diario, ese cuerpo no se conseguía así como así.
Las dos estaban en la terraza mirándome divertidas, Elvira moviendo sus labios me dijo “desnúdate” y empecé a hacerlo, con tranquilidad, no es que fuese mucha la ropa que me debía de quitar, al empezar, Ana borro la risa de su cara y paso a ser de incertidumbre, esa seguridad del principio desapareció cuando vio que iba a ocurrir lo que había venido a buscar.
Cuando me vio desnudo abrió mucho los ojos, mi polla estaba en todo su esplendor, lo mismo que su hija se frotaba las manos nerviosamente y temblaba como una hoja, miro a Elvira y ella la empujo hacia mi suavemente, cuando estuvo frente a mí, la bese, nuestras lenguas se juntaron y note las manos de Ana sobre mi polla, suspiro de manera audible dentro de mi boca demostrando el placer que sentía al tener entre sus manos algo tan grande, deshaciendo el beso me miro febrilmente.
—Joder Matías, vaya pollón, quien lo iba a decir.
No espere, deshice el nudo de la parte superior de su bikini, una tetas preciosas, altivas, desafiando a la gravedad se mostraron ante mí, unos pezones muy marcados pedían ser atendidos, y me dedique a lamerlos, succionarlos y morderlos, mientras amasaba esas tetas perfectas, los suspiros y jadeos de Ana me indicaron que estaba muy excitada, baje y me arrodille delante de ella, la mire a los ojos y ella asintió con su cabecita, baje esos pantaloncitos y ante mí se quedó completamente desnuda, era preciosa, su chochito lampiño era precioso, tenía unos labios mayores muy apetecibles, y sus labios menores aparecían entre ellos, su aroma enseguida inundo mis fosas nasales, y mi polla dio un espasmo, pase un dedo a todo lo largo de su rajita, estaba empapada y Ana emitió un gemido largo.
Mire a Elvira, mi Elvira, había casi olvidado que se encontraba allí, estaba completamente desnuda, no os podéis ni imaginar lo que mis ojos vieron, es difícil de describir, dos mujeres impresionantes, pidiendo ser folladas, lascivia, excitación, morbo, lujuria, pasión, fogosidad, son algunos de los adjetivos, y me quedo corto, como una coreografía estudiada de antemano, Elvira me empujo y me tumbo en la gran cama.
—Cariño mío, vete preparando, esto lo hemos pensado y ahora lo queremos hacer realidad.
Elvira paso su pierna por encima de mi cara, solo la visión que me dejo ver ya sería suficiente para correrme, puso su chochito en mi boca para que empezase a darla placer con mi boca y eso hice, a los pocos segundos su movimiento de caderas y sus gemidos, me hacían notar lo que disfrutaba. Unas manos pequeñitas se apoderaron, de mi polla y un calorcito húmedo me dejo notar que la boca de Ana devoraba mi polla con gula, creo que la sensación que sentía era algo que todo hombre debería experimentar algún día, los estímulos de placer me llegaban de todas las partes de mi cuerpo, la visión del culo de Elvira, y su coñito en mi boca y notar como agarraba la cabeza de Ana para que metiese todo lo que pudiera mi polla en su boca, me tenían muy excitado, a punto.
—Joder, solo con chupársela estoy a punto de correrme, gimió Ana.
—Follatelo cielo, dijo Elvira entre jadeos.
Yo no veía nada, pero note como Ana se puso a horcajadas sobre mí y empezó a meterse mi polla en su interior, estaba empapada y mi polla resbalaba abriendo su coñito de una manera deliciosa.
—Ufffff…Joder Elvira, esto es el paraíso, ummm, diossss, me voy a correr, ¡¡¡ ahhhhhh!!! Siiiii.
Note como Ana se corría exprimiendo mi polla con su vagina, la sensación era increíble, mi orgasmo estaba creciendo y no aguantaría mucho más, note como Elvira, se tensaba y gritaba su orgasmo.
—Matías, mi amor, Matíassss, ummmffff, siiiiiiii, asiii, follame con tu lengua, berreo Elvira.
Y explote, ni lo pregunte, creo que no hacía falta, me corrí abundantemente en el interior de Ana, que recibió mi corrida con otro orgasmo suyo, fueron unos minutos que creo que no olvidare, aunque ya lo había experimentado con sus hijas, el hacerlo con ellas dos a la vez fue diferente, mucho mejor.
Quedamos los tres de una manera graciosa, yo tumbado boca arriba, Ana echada sobre mi pecho y con mi polla metida dentro de ella, y Elvira tumbada sobre la espalda de Ana, y con su coñito todavía en mi boca. Alargue un poco el cuello, para coger aire, la visión seguía siendo impresionante, me dedique a cubrir de besos todo el culo, las ingles y el chochito de Elvira, ella ronroneaba, se encontraba muy a gusto. Pasaron muchos minutos, Elvira fue la primera en quitarse de encima, me miro con amor y me beso con mucho cariño, Ana y yo nos miramos a los ojos, me lanzo un beso cargado de deseo y empezó a sacarse mi polla de su interior, su cara reflejaba el placer que sentía, gateo hacia a mí y me dio un pico en los labios.
—Grandullón te has portado, ha sido increíble, me dijo Ana con una gran sonrisa.
No vimos zarpar del puerto, solo bajamos a comer, pero enseguida nos subimos al camarote otra vez, las primeras 24 horas las pasamos follando como animales, Ana probo el sexo anal, entre Elvira y yo la preparamos muy bien, y casi no le dolió, Elvira estaba metida entre sus piernas estimulándole el clítoris con su lengua, mientras yo iba metiendo centímetro a centímetro mi polla en su culo hasta que mis huevos chocaron con la frente de Elvira, que golosa los lamio y se los metió en la boca.
Para cuando Ana alcanzo su gran primer orgasmo anal, metió la cabeza entre las piernas de Elvira, y debido a la excitación de los tres nos corrimos escandalosamente, madre mía, si esto era así, no me imaginaba los quince días que me esperaban.
Todo era impresionante, maravilloso, a los tres días de crucero ya nos conocían en el barco, he de reconocer que para mi edad estaba en muy buena forma, y mi cuerpo sin ser exagerado era bonito y bien definido, además el estar con Elvira y Ana me había “embellecido”, por decirlo de alguna manera, ellas dos, eran auténticas diosas, por lo menos para mí, me fijaba cuando subíamos a la piscina de la cubierta superior, las miradas de deseo de hombres y mujeres, éramos la envidia del barco, y el sexo con ellas era maravilloso, Ana ya me había probado por todos sus agujeritos y me había corrido en todos ellos, Elvira era mi amor, ella lo sabía, y se desvivía por complacerme, esa sensación era increíble.
Una tarde estábamos en cubierta los dos solos, tumbados en una hamaca Elvira se abrazaba a mí, pensaba en la increíble experiencia que estaba teniendo y de alguna manera me sentía en deuda con ella.
—Mi vida, ¿tienes algún deseo que quieras cumplir?, la pregunte.
—¿A qué te refieres cielo?
—En el plano sexual, ¿no hay nada que desees cumplir?, ¿algo que no te has atrevido a experimentar?, cuéntamelo, cuéntame esos secretillos que están en tu cabeza y no compartes ni con tus amigas.
Elvira me miro muy intensamente, y me beso dejándome sin aire.
—Si te lo cuento, ¿no te vas a molestar?, temo que si lo hago dejes de quererme.
—Mi amor, nunca voy a dejar de quererte y después de esta experiencia y lo que sabes, ¿tú crees que te puedo negar algo?
Elvira me miro por interminables minutos, escaneándome, decidiendo si se arriesgaba o no, note como se ponía muy colorada y sus ojos brillaban.
—Quiero que te quede una cosa muy clara, cristalina, Matías te amo, y por nada del mundo quiero perderte, si te lo digo quiero que no pienses nada raro, es algo que desearía experimentar, pero no lo voy buscando.
—A ver Elvira, me estas asustando, suéltalo.
—Mi sueño más oculto es estar con tres hombres a la vez, llenado mis agujeritos y que se corran en mí.
Vi como Elvira escondía su cara en mi pecho, avergonzada, pero una sonrisa malvada surcó mi cara, esa tarde no pasó nada fuera de lo normal, pero me encargue de hablar con Ana que follaba a diestro y siniestro con quien se le ponía a tiro. En un momento que logre quedarme a solas con ella le dije lo que quería hacer.
—Ana, necesito que busques a dos tíos que no sean unos gilipollas, y que calcen una buena polla, quiero cumplir un deseo de Elvira.
Le explique todo, y como deseaba hacerlo, Ana no daba crédito a lo que estaba escuchando de su amiga del alma.
—Joder Matías, me has dejado de una pieza, vaya con la mosquita muerta de Elvira, tiene más vicio que una garrota, pero, ¿y tú?, ¿no te vas a molestar de verla follada y bien follada?, se os nota que estáis muy enamorados.
—A ver Ana, amo a Elvira con locura, pero después de esta experiencia y saber que me he tirado a Lourdes y a Susana, y encima este crucero maravilloso con las dos, ¿estoy en disposición de ponerme celoso?, se lo debo, quiero que ella también disfrute, me habéis regalado lo mejor de vosotras.
Ana me morreo con pasión, sus ojos brillaban.
—No te haces una idea de lo que envidio a Elvira por tenerte, eres un hombre ideal.
Ana se encargó de buscar a los mejores candidatos, yo los conocería la misma noche que ocurriese todo, pero confiaba en Ana, sabía que era muy exigente. Elvira y yo cenamos solos, muy enamorados, ella no sabía nada de lo que se le venía encima.
—Vaya tela con Anita, dijo Elvira, no la hemos visto en todo el día, no es que me moleste, pero pensé que estaría más tiempo con nosotros.
—Mujer, no te enfades con ella, sabes lo ardiente que es, y ve lo enamorados que estamos, es lógico que quiera volar un poco por su cuenta y dejarnos más a nuestro aire.
Yo estaba con una erección considerable, solo el pensar lo que iba a ocurrir, hacía que me excitase a más no poder, Elvira me morreo con pasión, y bajo su mano a mi polla, abrió mucho los ojos.
—Por dios mi vida como estas, ¿eso es por mí?
—¿Por quién si no?, deseo follarte hasta caer desfallecido.
Los ojos de Elvira brillaban de deseo, no tomamos ni postre, me cogió de la mano y me llevo casi en volandas a nuestro camarote, logre mandarle un wasap a Ana, diciéndole que subíamos, cuando estábamos en la puerta le di la vuelta y la bese, la abrace contra mí y abrí la puerta pasando dentro del camarote, la escena me impacto…y de qué manera.
Elvira estaba de espaldas y no veía nada, pero yo vi a Ana desnuda, entre dos chavales de no más de treinta años, con dos pollas impresionantes, no tanto como la mía, pero sí que eran a tener en cuenta. Bese a Elvira con pasión, la mire excitado y le di la vuelta.
—Joderrr, ¿y esto que es? Exclamo Elvira
—Mi vida, quiero que cumplas tu deseo, te vamos a follar los tres hasta que pidas que paremos.
Elvira miro a los chavales y me miro a mí, sus ojos brillaban de excitación, se abrazó a mí, y me dejo notar su cuerpo temblando de deseo.
—¿Estas seguro cariño?
—Totalmente seguro, mi amor, vamos a disfrutar.
Le baje la cremallera del vestido que cayó al suelo, se quedó en ropa interior y se acercó a la cama, Ana la recibió con un morreo, se fue hacia uno de los chavales y empezó a hacerle una mamada, el otro le quito el tanga y vi el chochito de Elvira totalmente mojado, babeando de excitación, la cara del otro chaval se hundió en ese tesoro que tenía Elvira y empezó a chupar y lamer.
Ana se bajó de la cama y vino a mí con una gran sonrisa, agarro mi polla por encima del pantalón y me morreo con lujuria, Elvira ya estaba totalmente desnuda, y gemía como una perra en celo, sus tetas eran amasadas y maltratadas por los dos chavales que se estaban esmerando con ella, note como las caderas de Elvira empezaban a moverse sin control, síntoma inequívoco, de que su orgasmo estaba explotando en su interior.
—¿Qué te parecen los chavales?, pregunto Ana.
—Si son limpios y educados, no hay problema.
—Tranquilo Matías, te aseguro que son lo mejor de lo mejor, ya los he probado, dijo Ana con picardía.
Me desnudó y me llevo a la cama, me sentó en ella y empezó a hacerme una mamada impresionante, mire de nuevo a Elvira, el chaval que estaba comiéndole su culo y su chochito me miro pidiéndome permiso para follarla, y yo asentí con la cabeza, el chaval metió su pollon en el coñito de Elvira, que levanto su cabeza y grito.
—Diossss, siiiii.
Vi como Elvira disfrutaba de la follada que estaba teniendo, pero Ana me hizo volver a la estupenda mamada que me estaba realizando, y que me tenía más que excitado, estaba a punto y se lo hice saber, Ana paro de golpe me tumbo, y me puso su coñito en la boca para que se lo comiese, era una delicia, el cuerpo de Ana era una preciosidad también y esa perspectiva era de lo más pornográfica, amasaba su perfecto culo, y la atraía hacia mi boca para que me sintiese más, pasados unos minutos, apoye mi espalda en el cabecero y Ana me cabalgo como una amazona, vi la cara de Elvira atravesada por el placer, el otro chaval la había sodomizado, tenía dos buenas pollas en su interior follandola con fuerza, veía que iba a estallar en un orgasmo poderoso y quite a Ana de encima de mí.
—Perdona Ana, te lo pienso recompensar, pero quiero que Elvira cumpla su sueño.
Me arrodille delante de ella, abrió los ojos y vio mi polla cerca de su boca, me miro a los ojos excitada, roja de placer.
—Te amo Matíassss.
Y empecé a follarme su boca, Ana detrás de mi frotaba su cuerpo lascivamente, el cuadro era digno de la mejor peli porno, estuvimos pocos minutos, Elvira estallo en un poderoso orgasmo, que nos llevó a todos a vaciarnos dentro de ella, grito de placer hasta quedarse sin aire, fue un orgasmo largo, muy largo, que nos dejó a todos exhaustos, bueno a todos no, Ana tenia carita de desesperación.
Cuando recuperamos todos la respiración, Elvira se desacoplo de los chavales, de su culo y su coño salía gran cantidad de semen, era de lo más morboso, fue al baño a lavarse y cuando vino se abrazó a mí se acurruco y se quedó medio dormida, Ana que la pobre todavía no se había corrido, se esmeró con los chavales y se la follaron los dos a la vez, pero mirándome me dijo entre jadeos.
—Quiero experimentar lo que le habéis hecho a Elvira
Y vaya que lo experimento, esa noche no dormimos, nos la pasamos follando, viendo amanecer mientras nos corríamos los tres sobre Elvira y Ana arrodilladas ante nosotros, las llenamos de leche, sus bocas sus caras, sus tetas…fue impresionante.
Nos despertamos Elvira, Ana y yo en la misma cama, totalmente desnudos, nos miramos y nos echamos a reír de las pintas que teníamos, nos duchamos y bajamos a comer, como siempre, Ana en los postres desapareció, y ya no la volvimos a ver hasta la noche. Elvira y yo nos fuimos hacia la zona de hamacas y nos tumbamos en una, muy abrazados, me beso con cariño
—¿Cómo estás mi vida? Me pregunto Elvira con preocupación.
—Cansado, pero feliz, muy feliz.
—¿De verdad?
—Elvira, mi amor, no te preocupes de nada yo busque esa situación, solo quise cumplir tu deseo, y no me ha molestado de verdad, no le des más vueltas, además cariño, estuviste pendiente de mi toda la noche, ¿Qué más puedo pedir?
—Sabes que me puedes pedir lo que quieras, lo que sea te lo voy a dar.
Mire con cariño infinito a esa mujer, era un regalo del cielo, en ese momento supe que no me quería separar de ella en la vida, quería a esa mujer a mi lado. La bese, dejándola sentir mi cariño.
—Ya me has dado todo Elvira, todo lo que un hombre puede desear.
Me sonrió, y se abrazó a mí aún más, estábamos muy a gusto.
—De todas formas Matías, como experiencia, como deseo cumplido ha estado bien, pero no lo quiero repetir.
Una gran relajación se apodero de todo mi cuerpo, no lo quise admitir, y lo seguiré negando, pero ver a Elvira siendo follada de la manera que la vi, me dejo tocado anímicamente, por el momento lo que deseaba es que Ana nos dejase un poco tranquilos, deseaba hacer el amor a Elvira, estar ella y yo solos, y creo que se dio cuenta de ello porque el resto de días de crucero, la vimos muy poco
Estábamos relajados y en ese momento sonó el móvil de Elvira, miro la pantalla y se le ilumino la cara.
—Es Lourdes, me dijo Elvira emocionada.
Estuvieron hablando un buen rato, se notaba la conexión que había entre madre e hija, era excelente, no sé qué la diría, pero me miraba, roja como un tomate y escondía su carita en mi pecho, reía con ganas, se la veía feliz, me miro, me dio un beso y me paso el teléfono.
—Lourdes quiere hablar contigo.
—Hola, cielo mío, ¿Cómo estás? la pregunte alegre.
—¡¡¡Matías, mi amor!!! Que ganas tenia de escuchar tu voz.
No lo pude evitar, pero un sentimiento de cariño, de inmenso cariño se apodero de mí, no me había dado cuenta de lo que la echaba de menos.
—Yo también tenía ganas de oírte cielo, ¿Qué tal lo pasasteis en Ibiza?
—Ufff…Matías no sabemos cómo darte las gracias por ese viaje, fue increíble, todo fue increíble, lo pasamos muy bien.
—Yo sí que no sé cómo darte las gracias Lourdes, me has hecho un regalo que no sabré como agradecerte.
—Matías, te dije un día que mi madre y tú estabais hechos el uno para el otro, hacia años, muchos años no veía a mi madre tan feliz, y bueno vamos a dejar tanto cumplido que terminamos llorando, yo solo quería escuchar tu voz y preguntarte algo.
—Pregunta lo que quieras cielo.
—Veras Matías, estoy en el pueblo sola y muy aburrida, Susana se ha ido de vacaciones con su amigo de la universidad, me preguntaba si me dejarías irme a tu casa hasta que vengáis, mi madre me ha dicho que pasareis unos días en tu casa y luego os iréis para el pueblo, así me iría con vosotros.
—Claro que si mi vida, tienes las llaves y sabes la clave de la alarma, lo único es que tendrás que hacer algo de compra, la nevera esta vacía, si acaso te hago una transferencia, y ya sabes dónde están las llaves del coche.
—No es necesario, tengo dinero suficiente, para hacer una pequeña compra…Matías, tengo unas ganas enormes de verte, te hecho mucho de menos.
—Yo también tengo muchas ganas de verte mi vida, ya queda menos para estemos todos juntos.
Nos despedimos con sendos besos tirados al micro del móvil, pero reconozco que aunque lo había pensado, no creía necesario matizar nada, Lourdes sabía que amaba a su madre, y pensé que ella se apartaría y no reclamaría nada, esta última conversación me dejo con una duda inmensa en mi cabeza, ¿Lourdes pretendería seguir follando conmigo?, imposible, era una locura, seria incomodo pero tendría que hablarlo con ella.
—Matías me encanta como tratas a mi hija, el cariño que la tienes, no me extraña que la tengas enamorada como a una adolescente.
Mire a Elvira y la bese con cariño, pero mi duda campaba a sus anchas por mi cabeza, en cambio la cara de Elvira era de felicidad, como si la conversación que había tenido con Lourdes fuese lo más normal del mundo.
El crucero termino, creo que nunca en mi vida me lo había pasado tan bien, había disfrutado mucho y había reafirmado mi amor incondicional por Elvira, los últimos días los pasamos en una nube ella y yo y nos amamos hasta la saciedad, realmente estábamos muy unidos y nos llevábamos muy bien, de acuerdo que eran las primeras semanas, pero en esos días nos conocimos muy bien.
Estando en el puerto despidiéndonos de Ana, aparecieron los dos chavales de aquella noche loca, su educación no dejaba lugar a dudas, ni una palabra obscena ni nada parecido, se despidieron de nosotros cortésmente, Ana nos guiño un ojo.
—Como Susana está de vacaciones por ahí, yo me voy con estos dos mocetones a Barcelona, me han invitado a pasar unos días.
Ana vino hacia mí y me planto un morreo como dios manda, mire a Elvira, pero su expresión era normal, como si eso fuese lo habitual.
—Grandullón, me ha encantado conocerte mejor, cuídate mucho y cuida a Elvira, ya nos veremos.
Fue hacia Elvira y la dio un pico, las dos se abrazaron durante minutos, cuando se separaron vi a las dos con los ojos humedecidos, la vimos alejarse y perderse entre la gente.
—Cariño, ¿te puedo hacer una pregunta?, dije a Elvira.
—Por supuesto que sí, aunque la respuesta es no, no me molesta para nada.
—¿Cómo sabias lo que te iba a preguntar?
—Lo he visto en tu expresión cuando os estabais besando, he visto como me mirabas. Mira cariño, no soportaría ver cómo te besas con otra mujer y nunca te perdonaría el que te follases a otra, a excepción de Lourdes, Ana o Susana.
—¿Pero por qué?, ¿Qué tienen ellas de especial?
—Hombre Matías, Lourdes es mi hija, y la quiero más que a mi vida, por ella lo doy todo, y por Ana y Susana, hace tantos años que nos conocemos, hemos pasado tanto juntas, bueno y malo, pero lo hemos pasado y hemos sacado a nuestras hijas y nuestras casas adelante, que de verdad no me importa, sé que no lo entiendes, pero de verdad que no me importa.
Elvira me beso, como solo una mujer enamorada besa a su hombre, era imposible no caer rendido ante semejante diosa.
—Elvira, quizás me llames anticuado, pero yo solo quiero ser tuyo, y de nadie más.
—Matías y lo eres, eres solo mío, porque solo a mí me amas, lo noto, lo sé por cómo me miras, me cuidas, los detalles de cariño que tienes, no temas nada mi vida. Por cierto mi amor, vete preparando que Lourdes según llegues te va a follar, me lo dijo el otro día.
—¿Comooo? Pregunte asustado.
—Jajajaja, anda cariño, vamos a casa.
Durante todo el camino de vuelta, estuvimos hablando sobre todo esto, pero sus argumentos eran concluyentes, lo único que saqué en claro es que si alguna vez se sentía molesta o desplazada me lo haría saber de inmediato.
Cuando llegamos a mi casa, Lourdes salió a recibirnos loca de alegría, iba con el bikini puesto estaba guapísima, con un moreno precioso, se abrazó a su madre y la cubrió de besos.
—Mama que guapísima estas, estas radiante, da gusto verte
—Ya sabes quién es el culpable, dijo Elvira.
Lourdes me miro, y corrió hacia mí, se colgó de mi cuello y pasó sus piernas por mis caderas, sin pensarlo la agarre por su perfecto culo.
—Matías mi amor, cuanto te he echado de menos.
Diciendo esto me beso con pasión, me costaba reconocerlo, pero yo también la echaba de menos y mucho.
—Yo también te he echado de menos mi amor, estas guapísima.
Me miro con los ojitos brillantes de deseo, esa mirada me enamoro, Elvira llego a nuestra altura y nos abrazó a los dos, nos cubrió de besos.
Sobra decir que a esas alturas, tenía la polla que me reventaba los pantalones, si de mi hubiese dependido, me hubiese subido a las dos y me las hubiese follado hasta decir basta, pero sabía que eso era imposible, opte por tranquilizarme, aunque el bikini de Lourdes era lo más mínimo que existía en el mercado, y me lo ponía difícil. Así que quedamos que mientras Elvira deshacía las maletas, yo me iba a hacer una compra para una semana, como hacía mucho calor, las chicas decidieron hacer una barbacoa en la piscina, con lo que me fui al hipermercado a tranquilizarme aunque esa noche no sé por qué tendría que hacer horas extras.
Cuando llegue a casa con la compra, todo estaba en silencio y ordenado, me puse a colocar todo, y meterlo en el frigorífico, afuera se oían vocecillas y vi en el agua a madre e hija pasándolo en grande, haciéndose aguadillas y jugando con las colchonetas, cuando termine subí a mi habitación, me sorprendió, toda la ropa colocada y ordenada, incluso la mía, amaba a Elvira, era una mujer increíble, me puse el bañador y me baje a la piscina, cuando salí al exterior y las vi, me tuve que frotar los ojos, las dos estaban completamente desnudas, era lo más excitante que había visto, eran mis diosas.
—Señor, creo que se ha equivocado, dijo Lourdes con picardía, esta es una piscina nudista y aquí no se utiliza bañador.
Toda esta situación me tenía muy excitado, me quite el bañador y mi polla salto como un resorte, mis dos diosas me miraban atentas a cada movimiento que hacía, veía sus miradas de deseo, tenía mucho calor, fui a la ducha de la piscina y tras un breve refresco me lance al agua, no paso ni medio minuto y vi como Lourdes se lanzaba al agua y emergía delante de mí, rozando su cuerpo con el mío, notando como sus tetas subían desde mis piernas hasta quedarse clavadas en mi pecho, nos abrazamos con fuerza mientras nuestras bocas se encontraban y nos besábamos hasta en el alma, Elvira se había sentado en el borde de la piscina tenia metidos los pies en el agua, y miraba la escena con cariño.
—Matías, mi vida, mi amor, no te haces una idea de lo que te he echado de menos, necesitaba sentirte otra vez, desde que nos fuimos a Ibiza no he dejado de pensar en ti ni un solo día.
Nos volvimos a besar con pasión, cuando mire hacia donde estaba sentada Elvira ya no la vi, me preocupe, pero Lourdes se separó de mi ligeramente y con el mayor de los cariños, me lo dijo.
—Matías no temas nada, todo está bien.
Diciendo esto, paso sus piernas por mi cintura y elevándose empezó a meterse mi polla en su interior, diossss, no me acordaba de esa sensación, de su suavidad, de cómo sabia aferrarse a mi cuando la penetraba, de sus ojitos cerrados y su expresión de placer. Mis manos bajaron a su culo y la atraje más hacia mi clavando mi polla en lo más hondo de su ser.
—Asiiiiii, Matías, nadie es como tú, eres insuperable, aummmfff, ahhhhhh.
Lourdes empezó a follarme muy lentamente, parecía que quería alargar lo máximo ese momento, pero no lo consiguió, su excitación y mis ganas de complacerla fueron mucho y nos corrimos como si fuese nuestra primera vez, fue un orgasmos largo, muy largo y placentero, nos corrimos en silencio, sin gritar lo que sentíamos, Lourdes no paro de besarme y demostrarme su cariño.
Salimos de la piscina, el cuerpo de Lourdes era provocador, y yo tenía ganas de ella, muchas ganas, parecía un sátiro, la miraba con lascivia y ella se dio cuenta.
—¿Te apetece seguir follandome? ¿Quieres más?
Yo solo asentí con mi cabeza, la mirada de Lourdes era de fiera, de loba herida, tenía sus pezones como diamantes de duros, la conocía, sabía que necesitabas más, mucho más, yo estaba muy confundido, queriendo complacer a dos mujeres a la vez y no molestar a ninguna pero en mi cabeza resonaba lo que momentos antes me había dicho Lourdes, “Matías no temas nada, todo está bien”
—Pues solo espero, que me folles en condiciones, me dijo Lourdes, me ha encantado que me hagas el amor, pero quiero que me hagas chillar de placer.
En esos momentos en mi cabeza solo estaba Lourdes, necesitaba poseerla, la agarre de la mano y la lleve al baño de mi dormitorio, nos metimos en la ducha, y en esos momentos salió mi lado más salvaje, me encantaba follarme a Lourdes, Le metí la polla hasta la empuñadura, ella echo su cabeza hacia atrás y empezó a gemir sonoramente mientras yo devoraba su cuello, la follaba violentamente haciendo chocar nuestras pelvis y nuestros muslos.
—Así mi amor, así es como me gusta que me folles, mas, mas, dame más fuerte.
No había pasado ni un minuto y Lourdes exploto en un orgasmo que chillo hasta quedarse sin aire, yo seguía follandola salvajemente, no tenía ningunas ganas de correrme, solo me encantaba ver como disfrutaba mi niña, la cara desencajada por el placer y su cuerpo respondiendo a cada embestida que la daba, no había pasado ni dos minutos y otro orgasmo arrollador atravesó su cuerpo, la tuve que sujetar fuerte, la única pierna que la sostenía perdió fuerzas.
—Matías, me matas, me están matando de gusto, diossss, sigueee, no pares.
—No voy a parar mi vida, te voy a follar bien follada, ahora quiero tu culo, te lo voy a follar hasta reventártelo.
Saque mi polla de su chochito, la di la vuelta con violencia y la empotre contra la pared, ella saco su culo, ofreciéndomelo, eche un poco de aceite corporal y embadurné bien su anito, me eche aceite en mi polla y la enfile, entro como entraría un cuchillo caliente en mantequilla, suave, y hasta el final.
—¡¡AHHHHHH!! Cabrón que dolor, pero no paresss, me voy a correr otra vez, joder, siiiii.
Note las contracciones en el esfínter de Lourdes, notaba como se corría, la atraje hacia mí, me apodere de sus tetas mientras follaba su culo con ganas, baje una mano a su coño y le metí dos dedos dentro, estaba empapada, su coñito era un manantial, me lleve los dedos a mi boca para saborearla, note su sabor y el mío de la corrida en la piscina.
—Mi amor, que rica que sabes, no me hacia una idea de lo que te he echado de menos, pero te necesitaba como el respirar.
Notaba mi orgasmo crecer en mi interior, era imposible aguantar con semejante mujer, la manera de entregarse, como gemía, como me pedía más, aumente la velocidad de mi follada, Lourdes gritaba de placer, decía frases incoherentes, y movía sus caderas de forma desordenada.
—Mi amor, me corrooooo, me corrooooo, así, asiiiiii.
Note los espasmos en mi polla y besando su cuello empecé a lanzar chorros de leche en el interior del culito de Lourdes.
—Siiiii, mi vida siiiiiii, córrete dentro de mí.
Fue un orgasmo larguísimo que nos dejó extenuados a los dos, me salí de su interior, Lourdes se dio la vuelta, y se abrazó a mí con fuerza, me beso como si su vida fuese en ello, me miro con los ojos humedecidos.
—te amo Matías, no lo he podido evitar, pero te amo, te amo con locura.
Me volvió a besar con pasión, dejándome sentir todo su cariño, por dios, esto era una locura, una locura maravillosa.
—Yo también te amo, he querido negarlo, pero la verdad es que te amo desde que estabas mala y te cuide.
Llamadme sátiro, bígamo, o lo que queráis, pero la realidad es que amaba a dos mujeres, madre e hija, y que a ellas parecía no importarles, de hecho esperaban que ocurriese.
Lourdes y yo nos secamos el uno al otro, con amor, con cariño, dándonos muestra de deseo, de estar viviendo nuestro amor, sin ataduras y sin mentiras. Nos dimos la mano y bajamos hacia la piscina, en la cocina nos encontramos a Elvira, se había puesto una camiseta que marcaba perfectamente su anatomía, estaba preparando todo lo de la barbacoa. Cuando nos oyó llegar miro a su hija y se abrazó a ella, cubriéndola de besos.
—Mi niña, mi preciosa niña, me encanta la cara de felicidad que tienes, te ves divina.
Elvira me miro con amor, vino hacia mí y me beso con ganas, dejándome sentir su cálido cuerpo.
—Y tu mi amor, mi bien, no pongas esa cara de susto, solo ver la cara de Lourdes me dice lo que la has hecho disfrutar, no esperaba menos de ti.
Estaba un poco liado, tendría que abrir más mi mente para comprender todo aquello. Lourdes se puso esa camisola que la sentaba tan bien esa que se puso cuando desayunamos en mi habitación y empezó todo, no podía dejar de miras a esas dos poderosas hembras, era imposible no desearlas.
Todo el ritual de la barbacoa fue muy divertido, el hacer el fuego, las cervecitas mientras se formaban las ascuas, y luego el proceso de hacer la carne, mientras íbamos picando. Las muestras de cariño por parte de las dos no faltaron, pero ni una mala cara ni un mal gesto por parte de ambas, estaban relajadas y felices, ya sentados cenando, hablamos seriamente.
—Matías, sé que tienes muchas preguntas en tu cabeza, y creo que ha llegado el momento de poner las cartas sobre la mesa, dijo Elvira. No creas que esto que está pasando va a ser malo o devastador para nuestra relación.
Esto último lo dijo señalándonos a todos, a nosotros tres.
—Sé que me amas, que nos amas a las dos, y quiero que tengas en cuenta que esto no es ninguna competición entre nosotras, nunca, entiende esto, nunca te preguntaremos a quien quieres más, o con quien te gusta follar más, eso no es necesario, sabemos cuál es nuestra posición en esta relación, la tenemos muy clara.
—Mi amor, dijo Lourdes, sé a quién he dicho esta noche que lo amo, sé que la diferencia de edad te hace dudar, pero en el fondo tu eres un hombre y yo una mujer, que diferencia esa edad, sinceramente nada, para mi eres lo que eres, el hombre más importante en mi vida, el hombre que ha conseguido meterse en mi corazón.
No sé si os hacéis una idea de lo que estaba viviendo, me gustaría que conocieseis a Elvira y a Lourdes, diríais eso de, “venga ya, ¿esos dos pivones?” pues sí, esas dos mujeres increíbles estaban sentando las bases de una relación a tres, y lo hacían ver todo tan sencillo, tan fácil que casi había desparecido mi miedo.
—Solo quiero estar a la altura de dos personas como vosotras, las dije, me habéis dejado clara vuestra postura, me tendré que acostumbrar, porque cuando esta tarde he visto que estabas sentada al borde de la piscina, y de repente no te he visto, se me ha hecho un nudo en el estómago, no quería defraudar a ninguna de las dos.
—Y no has hecho cielo, dijo Elvira, te has portado como esperábamos de ti. De momento vamos a intentarlo, sé que todo esto es nuevo, tanto para ti como para nosotras, habrá que ir poco a poco y ver como es nuestro día a día.
—Algo que quiero aclarar, antes de que suceda, ¿Qué va a pasar con Ana y Susana?, me refiero, después de toda esta experiencia, que os tengo que agradecer a las dos, ¿qué es lo que va a pasar?
—Mi vida, dijo Lourdes, Susana sabe lo que siento por ti, y sabe que te amo, ella sola ha decidido hacerse a un lado, no creo que el curso que viene se aloje en casa, pero eso no quita que venga a vernos.
—Yo por mi parte confío en Ana, dijo Elvira, y tú sabes que ella no se va a meter por medio, aunque alguna vez, quien sabe lo que puede pasar.
Nos miramos los tres y nos echamos a reír, me encontraba muy a gusto con ellas dos, me sentí increíblemente bien, esa noche fue muy especial, cuando terminamos de cenar recogimos todo en un santiamén, nos desnudamos y nos metimos en la piscina, sobra decir que me metieron mano hasta que mi polla estuvo como una barra de hierro, pero yo tampoco me quede atrás.
Nos acostamos muy tarde, estábamos cansados y muy felices, esa noche Elvira y yo hicimos el amor hasta muy entrada la madrugada, al final caímos rendidos de cansancio, la sorpresa fue al despertarme, el cuerpo desnudo de Lourdes estaba pegado al mío y su mano enlazada con la de su madre, me encanto esa sensación.
No me quiero extender en los detalles, pero la convivencia en esa primera semana de los tres fue impresionante, nos adaptamos a la situación de maravilla, ni yo mismo me conocía, empecé a conocerlas, a entenderlas, a saber qué es lo que querían en cada momento, todavía me quedaba mucho que aprender, pero estoy seguro que no sería problema. Lourdes dormía todas las noches con nosotros, no era inconveniente, empecé a acostumbrarme a hacer el amor o follar delante de Elvira o Lourdes.
Lo que en un principio me costaba un mundo paso a ser morboso y muy, muy excitante, aunque Elvira me dijo que no soñase con tener en la cama a las dos, el tiempo demostró lo contrario, aunque entre ellas no se tocaban, solo se demostraban cariño, el estar follandome a una de las dos mientras la otra me ponía su coñito en la boca para darla placer se convirtió en algo normal.
La semana que pasamos en el pueblo fue increíble también, casi todo el mundo cuando llegamos sabía quién era y que era la pareja de Elvira, fue en ese momento cuando me di cuenta de lo que me dijo Elvira, que cada una sabia cuál era su sitio en esa relación. Lourdes se comportó como una joven de su edad, salía con su gente, llegaba tarde a casa, pero eso sí, cuando cerraba la puerta tras de sí se transformaba, fueron noches tórridas de amor y lujuria, ya había muy pocos secretos entre nosotros, la sinergia que había entre los tres era impresionante.
Mis vacaciones, llegaban a su fin, solo me quedaban dos días, habían sido de largo las mejores vacaciones de mi vida, ese año había sido el mejor, sabía que nunca más me encontraría solo nuevamente, que mis días aburridos, metódicos, de soledad, se habían acabado, mis chicas se encargarían de que no tuviese tiempo a aburrirme.
Esa misma tarde me tuve que volver a Madrid, solo, pero como prometí a Elvira iba a ser su inversor, y tenía que arreglar todo. Vuelta al principio, ha como empezaron mis vacaciones, estaba solo, solo en esa gran casa, aunque sabía que iba a ser por muy poco tiempo, según salí del pueblo de Elvira y Lourdes ya me sentía solo. Esa noche hable con las dos a través de Skype, aunque solo las veía a través de la pantalla del ordenador, el mero hecho de escuchar sus voces me tranquilizo y me hizo no sentirme tan vacío, cuando me acosté en la cama, toda la estancia olía a ellas dos, a las mujeres de mi vida.
Esa noche no es que durmiese bien, echaba de menos a las dos dándome su calidez, pensé en nuestra relación, y en las posibles consecuencias, aunque en sus actitudes no se veía ningún signo de competencia, se complementaban. No sé a qué hora me quedaría dormido, pero mi despertador sonó como siempre impertinente, me duche y me arregle rápidamente, y salí de casa, desayunaría fuera. La mañana fue productiva, para cuando termine el dinero que había prometido a Elvira iba camino de su cuenta, la llame para hacérselo saber, necesitaba oír su voz.
—¡¡Cariño mío!! Exclamo alegre Elvira.
—Hola mi vida, ya he terminado, dentro de un par de días, tendrás el dinero en tu cuenta.
Oí como Elvira lloraba al otro lado de la línea, me imagino que de alegría, si no me hubiese preocupado seriamente.
—Gracias mi amor, de verdad, muchas gracias por esto, decía Elvira entre hipidos, tengo un montón de ideas en mi cabeza que quiero compartir contigo y ponerlas en práctica para relanzar mi web.
—Estaré encantado de escucharlas, Elvira…
—Dime amor.
—No han pasado ni 24 horas y necesito veros, creo que ni voy a comer, cojo el coche y en un par de horas estoy allí.
—Noooo, cielo, que mal, veras Lourdes se ha ido con su prima y mis tíos a Santa Pola, estará una semana, y yo me marcho esta tarde a Sevilla, a un congreso de artículos eróticos, y estaré cuatro días fuera.
Me quede mudo y no supe reaccionar, pero fue como un jarro de agua helada, yo desviviéndome por ellas y a la primera de cambio me dejan tirado, joder nunca aprenderé. Intente mantener la compostura, no perder los papeles, aunque Elvira me pregunto hasta la saciedad si me importaba, siempre encontró la misma respuesta, que me gustaría estar con ellas, pero que entendía que tenían su vida, nos despedimos con cariño, diciéndome ella que esa noche cuando estuviese en el hotel me llamaría.
Cuando finalice la llamada estuve tentado de lanzar el teléfono contra una pared, estaba furioso, no daba crédito a lo que había pasado. De la primera fase de negación, de enfado, pase a la de aceptación y finalmente a la de resignación, se lo haría saber, les haría ver que no me pueden colmar de dulces y de repente dejarme sin ninguno, me fui a casa derrotado, no entendía nada, había pasado más de un mes sin separarme de Elvira, viviendo experiencias únicas para los dos, y de repente el vacío, volvía a estar solo. No quise pensar mucho más, me fui a casa, me pondría al día con los papeles del banco y los gastos de la casa, tenía un montón de papeles sobre la mesa del despachito que tenía. Cuando llegue lo primero que vi fue un par de maletas grandes, que sabía de seguro no estaban allí cuando me fui, lo siguiente que note fueron unas manitas en mis ojos y una tetas inconfundibles en mi espalda.
—¡¡LOURDES!! Grite emocionado.
Su carita apareció ante mí, sonriente, emocionada, se abrazó con fuerza y me beso, en un beso largo, suave, tierno, dejándome sentir su cariño. Otra vez estaba volando, me sentía Superman.
—¿Cómo creías que me iba a ir a Santa Pola y dejarte solo?, estaría loca, me dijo Lourdes con cariño.
—Pero tu madre me dijo…
—Se lo que te ha dicho mi madre he hablado con ella hace un rato, queríamos darte una sorpresa, pero menos mal que has llamado, si te llegas a presentar en el pueblo te hubieses encontrado con la puerta cerrada, mama viene de camino también, yo he cogido el primer autobús de la mañana, mama se ha tenido que quedar a terminar unos papeles viene esta tarde.
Estaba muy abrazado a ella, dejándome sentir su cuerpo, baje mis manos a su perfecto culo, llevaba una minifalda vaquera y cuando metí mis manos, vi que llevaba un tanga mínimo, eso me excito, pero me excito aún más el ver que llevaba clavado en su culo una especie de dildo, la mire sorprendido, y ella me miro con una sonrisa que me dejo muy claro lo que hacer.
Nos subimos a mi habitación, a nuestra habitación, y nos desnudamos a toda prisa, dios, nunca me cansaría de ver su cuerpo desnudo, era una obra de arte al igual que el de su madre. Se tumbó en la cama muy abierta de piernas, dejándome ver su chochito mojado, muy apetecible veía como caía una especia de líquido blanquecino, me lance a por él, enterré mi cabeza entre sus piernas, ella me recibió con un grito ahogado de placer, y me dedique a beberme ese néctar divino, los gritos de placer de Lourdes me tenían muy excitado, no tardó mucho en agarrarme la cabeza y estallar en un orgasmo que la dejo agotada.
—Mi amor, no puedo pasar ni 24 horas sin ti, me dijo Lourdes con la respiración agitada, follame mi amor, te necesito dentro de mí.
Estaba tan excitado que ni me lo pensé, me subí encima de ella, enseguida me abrazo y me beso con pasión, clave mi polla en ella, grito entre el dolor y el placer, pero la mirada de éxtasis que me echo me dejo claro que estaba disfrutando mucho, no sé cuánto aguantaría, así que la folle con fuerza, con bombeos profundos, fuertes, notando como mi polla hacia tope al final de su coñito, me agarro de la cara y me hizo mirarla, su rostro estaba desencajado por el placer, y vi como ponía los ojos en blanco y explotaba en un orgasmo arrollador, me abrazo con sus piernas y sus brazos y aulló su orgasmo hasta casi ahogarse.
—Mi amorrr, me muerooo, me estas matando, que gustooo, no pares, no pares, asiii, ahhhhhh.
Yo seguía bombeando furioso, mi orgasmo crecía en mi interior, quería correrme en ella, en su coñito, amable, cálido, amoroso.
Notaba el roce de ese artilugio metido en su culo, y eso de alguna manera acelero mi orgasmo, me tense y con un gruñido bronco lance litros de leche en su interior, note como Lourdes exprimía mi polla con los músculos de su vagina en un orgasmo violento, largo, que nos dejó a los dos sin respiración, con los corazones acelerados al máximo, estuvimos más de quince minutos sin movernos, sintiéndonos, nos cubríamos de besos, y nos mirábamos con deseo.
—Te amo Matías, no me voy a cansar de decírtelo nunca, te quiero más que a mi vida.
La bese con pasión y la estreché contra mí, me encantaba sentir su cuerpecito, proporcionado sedoso, lujurioso. Me salí de su interior, ella enseguida echo mano a su chochito y esbozo una sonrisa.
—Me encanta cuando sacas tu polla de mi interior, me dejas el coño tan abierto, parece la boca del metro, me dijo Lourdes entre risas.
Miraba a Lourdes, seguía con sus piernas bien abiertas mientras se acariciaba, tenía esa mirada que me gustaba tanto de te voy a dejar para el arrastre, veía como mi corrida se escurría desde su coñito bajando entre los cachetes de su culo hasta depositarse en la cama, cerro sus piernas y se dio la vuelta, dejando su culo en pompa, la visión era turbadora, excitante.
—cariño mío, sácame el juguetito de mi interior.
Me recree, quise alargarlo, lo intentaba sacar a la vez que le daba mordisquitos en su perfecto culo, tiraba hacia a fuera de él y la daba un azote, contraía su esfínter y se volvía a meter, fue muy divertido y muy excitante, cuando termine de sacar semejante artilugio del placer, tenía mi polla otra vez como el acero, veía su esfínter, dilatado precioso, apunte mi polla y la enterré en su culito, vi cómo, Lourdes erizaba su espalda y gemía como una gatita.
—Siiiii, como me gusta sentir tu polla en mi culo, rómpemelo, párteme en dos.
Lourdes sabia como excitarme, como llevarme a la cima, como mantener mi libido al máximo, folle su culo como le gustaba a ella, con saña, salvajemente, tardo nada y menos en alcanzar otro orgasmo, me pedía más, más fuerza, más adentro, sabia como provocarme, sus miradas, sus posturas, sus palabras de cariño…y exploté otra vez en su interior, me corrí abundantemente en su culito mientras ella se corría conmigo, mis manos se aferraban a sus caderas y una mano suya se aferraba con fuerza a una mía.
Cuando nos tranquilizamos, cuando recuperamos el resuello, Lourdes se levantó rápidamente, miro la hora y se fue corriendo a la ducha.
—Mi amor me ducho sola, porque si nos duchamos juntos no salimos, y tenemos que ir a por mi madre.
Me lanzo un besito, y desapareció dentro del baño. Tenía razón, si me metía con ella en la ducha no salíamos, cuando salió me metí yo y tarde nada y menos, salimos corriendo y llegamos justitos de hora, cuando vi a Elvira se me cayeron los huevos al suelo, unos pantalones negros muy ceñidos y una camiseta muy ajustada dejando su escote a la vista, estaba guapísima y yo babeaba solo con verla, Lourdes corrió hacia ella y se abrazaron como si hiciese meses que no se veían, Elvira me miraba con cariño, vino hacia mí y me beso con ganas.
—Mi amor siento lo de esta mañana, pero queríamos darte una sorpresa.
—Te aseguro que me la habéis dado.
Abrace a mis dos chicas y nos fuimos a casa, me fije que Elvira traía dos maletas muy grandes también, creo que me emocione, solo el hecho de pensar que podrían quedarse a vivir conmigo me hizo volar muy, muy alto. Cuando llegamos, picamos algo de comer, estuvimos hablando de todo un poco, había miradas cómplices y Elvira me miro con cierta preocupación.
—Matías, quizás pienses que estamos programado tu vida, y no quiero que pienses eso, Lourdes y yo ayer por la noche estuvimos hablando, casi no dormimos, esto es muy nuevo y las dos queremos que salga todo muy bien.
La miraba expectante, esperando que me dijese lo que yo quería oír, creo que estaba asustada, no se atrevía a decirlo, quería ser muy diplomática y que no pareciese que quería controlarme, llego un punto que ya no sabía cómo seguir, la notaba frustrada, y a Lourdes sufriendo por su madre, agarre la mano de Elvira y Lourdes.
—Sois encantadoras, lo que más deseo es que viváis aquí conmigo, esta noche solo, la he pasado fatal y no quiero volver a sentir esa sensación.
Las dos se abrazaron a mí, y fue en ese momento cuando empezamos a asentar las bases de nuestra convivencia, Elvira fue a nuestra habitación y coloco toda la ropa que había traído, Lourdes a su vez se fue a su cuarto, e hizo lo mismo. Sabía que tendría que redecorar ese cuarto a su gusto, no sería complicado.
Esa noche cenamos los tres fuera, una cena en la que hablamos mucho de nosotros y nuestro futuro, Elvira me conto sus ideas, sus proyectos, sus metas, me sorprendió gratamente su manera de pensar en su negocio, en su manera de proyectarlo, los siguientes meses fueron intensos, Elvira estuvo a caballo entre mi casa y la suya, finiquito todo en el pueblo y estableció su domicilio en mi casa, desde ese día no nos volvimos a separar.
A los seis meses de convivencia, deje mi trabajo y me dedique de lleno al mundo de los artículos eróticos, la web creció como la espuma, los beneficios eran impresionantes, ganábamos mucho dinero y creamos nuestra propia línea de productos para el placer femenino, a Elvira se le ocurrió, que por qué no, mi pene lo tenían que conocer todas las mujeres del mundo, fue embarazoso pero sacaron un molde exacto de mi polla en su máxima erección, se comercializo y fue el producto estrella, se vendían como churros.
Al año, poco más, me case con Elvira por lo civil, lo pasamos de maravilla, Lourdes fue una parte muy activa de ese enlace, el convite fue mágico y disfrutamos como niños, esa noche en la intimidad y simbólicamente Elvira nos casó a Lourdes y a mí, ella de riguroso blanco y yo de traje, al día siguiente reunimos a amigos y conocidos y nos fuimos a comer todos, aunque no entendieron muy bien por que, salvo Ana y Susana, que nos miraban con cariño.
Nuestra vida no es complicada, nos hemos acomodado a nosotros, aunque de vez en cuando como en todas las parejas, en este caso tríos, se discute, pero lo bueno es que los mosqueos no duran nada, no hay nada que se interponga entre nosotros, se expone el problema, se habla y se soluciona.
Ya no me siento solo, la vida me ha regalado lo mejor que tenía, agradezco el día que Lourdes y Susana llamaron a mi puerta, ese día fue el fin de mi soledad y el principio de una vida increíble. Sé que os estaréis preguntando por Ana y Susana…jejeje, bueno, digamos que hubo mas encuentros, que hombre se puede resistir ante cuatro lobas pidiendo rabo, en esos momentos Viagra es tu mejor amigo, eso y el arsenal de juguetitos a su disposición.
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