Un gran cambio en mi vida.

Niño de 13 años entra en un instituto privado solo de chicos y conoce a un chico...

Es mi primer relato y espero que os guste... (en echos reales). Ah! Y perdón si hay algún error.

Era 22 de Julio, ese mismo día me daban las notas del instituto a ver si pasaba o no de curso... De 11 materias que había, suspendí 4, o sea, que repetia curso. Cuando llegué a casa mis padres me preguntaron por las notas, y les dije que había suspendido 5, y me miraron serios, y me dijeron que me sentase en el sillón.

  • Jesús, te tienes que poner a estudiar todo el verano para que las apruebes, pero solo las materias que has suspendido, obiamente, y así las aprobarás en Septiembre... Hemos pensado tu madre y yo que si suspendiamos más de 3, en meterte en un colegio privado solo para chicos, porque así no te distraes, y también porque ya el año pasado te tiraste todo el verano llorando pensando en que ibas a repetir, pero por suerte no repetiste, asi que para que no sufras, te meteremos en ese instituto solo para chicos privado.- me dijo mi madre sentando en el otro extremo del sillón mirandome y diciendolo tranquilamente.

  • ¡Pero por qué! ¡En el instituto en el que estoy, estoy bien, estoy con mis amigos y amigas de toda la vida, mis nuevos amigos y amigas que me e echo, confianzas, secretos, de todo! ¿Y ahora queréis meterme en un instituto privado y solo de chicos por suspender 5 asignaturas? - dije preocupado y atónito.

  • Si.- dijo mi padre alto y claro.

Me tiré todo el jodido verano estudiando lengua castellana, matemáticas, francés, sociales y naturales... Llegado Septiembre, me puse muy nervioso por volver a pisar el instituto, y para hacer unos examenes, que esos examenes dirían lo que sé y si paso o no paso de curso... En ese momento me importaba más pasar de curso que cambiarme de instituto... Entré en el salón de actos, había un montón de gente. Me dieron mi examen, y empecé a escribir como un loco, sabía todo, todas las respuestas me las sabía, y cuando acabaron las 2 horas que dieron para ese examen salí de aquella sala y afuera me estaban esperando mis padres, me despedí de mis amigos y amigas, y me fui. Entré con una sonrisa de oreja a oreja al entrar al coche, porque sabía de que iba a aprobar. A las dos semanas, llegaron las notas a casa, abrí el buzón de casa corriendo, abrí las notas y... ¡HABÍA APROBADO! Bueno... me quedaron 2, ¡pero bueno! por lo menos pasaba de curso.

Volví a hablar con mis padres el mismo día que recibí las notas, de que si me cambiaban o no de instituto. Me dijeron que si que me cambiaba, que ya habían pagado y echo todo lo que se hace para la matricula. Les dije que por qué me inscribieron si aún no sabíamos si pasaba o no de curso, para inscribirme en primero o segundo... Me contestaron que me vieron esforzarme en todo el verano, y de que el esfuerzo luego es recompensado, y de que yo nunca había repetido, que ¿iba a repetir ahora?

Llegó el día de ir al nuevo instituto. Soy alto, bastante para la edad que tengo (13), 1,80, soy blanco, gordito, pelo castaño peinado cresta, ojos castaños, y siempre tengo los labios y las mejillas rojas. Soy un... un "niñito cuco". Me levanté a las 07:00 de la mañana, me duché, luego me vestí con el uniforme, muy feo...; como un pantalón de traje color caqui, cualquiera camisa o camiseta blanca, un polo con la insignia del instituto y unos zapatos castellanos negros... Cuando me miré al espejo, me empecé a reir, porque yo nunca me había visto con uniforme, y ese tan feo que había... Me peiné, lavé los dientes, calzado y listo para a ver que me esperaba.

Fui a la parada de bús, y había gente..., unos niños, creo que de tercero o cuarto, no me paraban de mirar, y yo pensaba que normal que no me dejasen de mirar, porque parecía un gilipollas... Los chicos eran altos, fortotes, robustos, muy guapos, rubios y ojos castaños, uno pelo pincho y otro con flequido de lado. Me sentía incomo de que me mirasen tanto, asi que les miré yo a ellos dos. Estaban como a dos o un metro de mi, y les miré, tenian unos ojos preciosos. Ellos no apartaban la mirada de mi, y uno de mordió el labio inferior, y pensé: valeeeeeeee. Y aparté mi vista de ellos. De la nada apareció el bús, me subí a él, y me senté atrás de todo, a la derecha en una esquina, solo. A mi saldo se sentaron esos dos chicos, yo crucé las piernas mirando la calle por el cristal ignorandolos. El chico que se sentó a mi lado era el más delgado, el más guapo de los dos, el del pelo de lado y los ojos castaños miel... Yo estaba nerviosísimo, mi primer día, y ya empezaba bien. Entonces el chico de alado pasó su mano por mi pierna izquierda, recorriendo la desde la rodilla hasta la ingle. Yo rápidamente le miré, y le dí un puñetazo en el brazo, entonces apartó la mano de mi mirandome.

En todo el camino, él y su amigo no paraban de cuchichear y de mirarme a ratos. Por fín lleguemos al instituto. Todos los de bús se pusieron en pie, y yo también, y mi compañero de asiento me empujó y me tiró contra el cristal. Me volví a poner en pie, y la gente empezó a salir del autobús, pero yo como estaba en la esquina, y los otros dos no se apartaban, no podía salir, cogí y pasé por delante de ellos, y como yo no cabía por donde podía salir, me doblé y me metí de hombros, y el del pelo pincho me tocó el culo, suspiré, y salí del bús.

Fui a mirar los partes a ver en que clase me había tocado: Segundo B. Solo había dos clases de cada curso. Tocó la sirena, y a todos los segundos nos mandaron entrar, asi que entré, y dejando atrás a los dos pilolos. Había una profesora, vieja, bajita, morena y se la veía simpática, y a su lado había un jóven como de 25 o 29 años, alto, moreno, pelo corto negro, fuerte, guapísimo (que quede una cosa claro, yo no era gay).

El jóven de 29 años gritó:

  • ¡¡LOS DE SEGUNDO B QUE ME SIGAN!!

Ooooh, era mi tutor... Tan jóven, o su aparencia, y dando clases... Subimos a la primera planta del instituto, y nos llevó hasta nuestra clase. Se me hacía raro estar entre tantos chicos... Era algo nuevo para mi, yo nunca había estado todas las mañanas, 5 veces a la semana, rodeado de tíos, y me sentía incómodo, y cagado de miedo, porque había altos, bajos, fuertes, delgados, gordos...etc.

Entré en clase, era gigantesta, había muchas mesas y en una esquina alado de la pizarra, la del profesor. Yo me fui hacia atrás, a sentarme, y a mi lado se sentó un niño ni alto ni bajo, moreno, castaño con ojos verdes.

  • Hola, eres nuevo, ¿no?- me dijo relajadamente.

  • Hola. Si, soy nuevo... Y estoy cagado de miedo...- dije asustado de verdad.

  • Jajaja, no te asustes, y ni te cagues jajaja. No es para tanto, al principio te costará un poco adaptarte a esto, pero luego ya... verás.- y me sonrió, y yo le devolví su sonrisa con una mía.

  • Eso espero... Me llamo Jesús.

  • Yo Javi.

Todo el mundo estaba hablando, de clase. Me alivió bastante hablar con Javi, mi compañero, ya no estaba tan nervioso... El profesor pegó un grito para que nos callasemos, y dijo:

  • Bueno, ya me conoceis, no me voy a presentar porque como sabeis fui vuestro tutor el año pasado, y como somos la misma clase, pues ya vereis que lo vamos a pasar muy bien. Pero hay un compañero nuevo... umm... Jesús Cobián, que pase por aquí adelante y que se presente.

LA HOSTIA. Las 24 personas más el profesor me miraron, esperando a que me presentase delante de todos ellos. Yo no quería ponerme en la tarima y presentarme delante como de un millón de niños en ese instante para mi parecían, porque a saber que decía yo...

  • A ver Jesús, venga, sal.- dijo el profesor sonriendome.

Suspiré de nuevo, mi corazón iba a mil, me levanté de mi sitios, y empecé a andar para ir a la tarima donde estaba la mesa el profesor y el encerado a presentarme. No vi bien la tarima y me di con la boca en el suelo. Todos se levantaron de sus asientos y me miraron, me parecía raro que no se riesen... El profesor me ayudó a levantarme y me dijo que fuese al baño a lavarme la boca porque estaba sangrando un montón. Me pasé las manos por el mentón, me las miré y estaban manchas de sangre. Goteaba sangre de mi mentón, y por eso me manché mi nuevo uniforme. El profesor me dio un pañuelo que me puso en la boca, y me acompañó a los baños, al salir de clase, al cerrar la puerta, escuché como todos murmullaban. Por el camino el profe me dijo que se llama Rubén. Entré en los baños, ¡olían bien!, jajaja, en comparación con todos, y que sean de chicos, huelen fatal... Bueno, entré y me lavé la boca, la cara, y me refresqué un poco, y me tranquilicé quedandome quieto. De repente entró uno de los chicos de esta mañana, el del pelo de lado.

Se metió por unos pasillos del baño, y me supongo que fue a mear o algo porque escuchaba como ese chorro caía al W.C. . Luego apareció otra vez, y se puso a lavarse las manos, yo estaba sentado en la encimera, y el estaba como a uno o a dos lava-manos de mi, lavandose las manos. Le revisé otra vez pero com más detenimiento: Era alto, yo le echaría 1,85, no era ni gordo ni flaco, se ntoaba que tenía abdominales. Su pelo era rubio, con algún mechón castaño, lo tenía de lado, liso, guapísimo. Unos ojos color castaños miel grandísimos y hermosos. Esas manos, con largos dedos y grande palma, esos brazos largos, esos labios gruesos brillantes...

Yo me miré en el espejo y estaba pálido, no me gustaba mi color de piel... Mi ojos son castaños muy claros, y tengo unos labios muy rojos, hasta me decían en el antigüo instituto que me pintaba los labios, y era mentira. Y unas mejillas regordetas coloradas.

Me miró.

  • ¿Te a pasado algo?- dioooooos, su voz, su voz era preciosa, grave pero bueno...

  • Si, que me e caido y me e roto el labio. Soy nuevo y estoy nervioso, no conozco a nadie ni nada. Y no sé porqué me hiciste eso en el bús.

  • Joder... ¿No lo sabes? La mayoría de los tíos que hay aquí son maricones resentidos, y cuando les gusta alguien les hacen sufrir.

¡¡¿¿PERO QUE CLASE DE INSTITUTO ERA ESE??!! O sea, ami si me gusta alguien intento ser agradable con esa persona, no la hago sufrir...

Yo le seguía mirando, y me quedé pensando... Cogí y salí corriendo del baño. Él me cogió del polo así, tirandome al suelo. Me llevó por los pasillos del baño, y aparecimos como en un recinto lleno de duchas. Me cogió por los hombros y me tumbó en unos bancos que había por el medio del pasillo de las duchas. Se me sentó encima y dijo:

  • Portate bien o sino todo este curso, te amargaré la vida..- diciendo eso de su bolsillo sacó una navaja.

Yo estaba temblando, no sabía que hacer, empezaba bien el primer día de instituto.

Se empezó a bajar lentamente la cremallera del pantalón, por ella vi una tela negra. Se metió la mano y se sacó la polla... Yo me quedé como... como... ¿que cojones?... o sea, no los suyos, los de la situación.

Su polla era larga, bastante larga, unos 19 o 17 centímetros en erección. Era muy, pero que muy gorda... Se lo descapulló y tenía una gran punta rosada brillando por el líquido pre-seminal.

  • Di aaaaaaaah.- me dijo con tono gracioso.

Continuará...