Un gran cambio en mi vida (2)
El incesto con mi hermano se intensifica y llegue al estremo de dejarme fotrografiar. Con todos los riesgos que esto implica. Con fotos.
Un gran cambio en mi vida (2)-(con fotos)
A la mañana siguiente, cuando baje a desayunar, mi hermano y mis padres ya se hallaban en la cocina. Mi madre me sonrió y se acerco a darme un beso, como lo hacia todos los días. Mi hermano imitándola se acerco a mí, me saludo cordialmente y cuando nadie se percataba de lo que hacíamos, pues mis padres se hallaban en la otra punta de la cocina hablando muy entretenidamente, Marcos metió una mano debajo de mi pollera de trabajo y rozo suavemente mi vagina. Aquel sutil movimiento erizo todos los bellos de mi cuerpo y antes de quitarla me dijo.
-Hola putita mía, debajo el asiento de tu coche, te deje un pequeño regalo. Y se alejo sonriendo.
Trate de terminar mi desayuno tranquila, para no levantar sospechas y sali apurada hacia la cochera donde guardaba mi vehículo. Al subirme, me fije que nadie me viera y saque aquel paquete de donde lo había escondido mi hermano. Al abrirlo encontré una pequeña tanguita negra de encaje con un corpiño haciendo juego, un conjunto verdaderamente sexy, con una nota que decía.
-Male, te espero esta noche a las 12:00 hs en mi habitación. De más estar decir que debes de llevar puesto. M
Después de leer dos veces la nota y tratar de concentrarme en el largo día que me esperaba, volví a esconder el paquete bajo el asiento y Salí hacia mi trabajo.
Trabajo para una firma de abogados y soy la secretaria del socio mayoritario, el cual no esta nada despreciable. Es un joven alto de cabellos castaño claro y ojos celestes. Su cuerpo esta bien trabajado y se notan sus músculos bajo la camisa. Aquel joven, más de una vez ha intentado conquistarme pero yo, fiel a aquel novio que tenía lo he rechazado siempre, y cuando estuve sola, el pobre se había cansado de los rechazos y no volvió a insistir.
Siempre me decía que siendo tan hermosa, yo debía aspirar algo más, pues soy una joven morena, de 23 años de edad, cabello largo y oscuro y ojos color miel, los cuales cambian cada tanto, ya que tengo una gran colección de lentes de contacto. Mi cuerpo esta muy bien proporcionado, tanto mis redondos y firmes pechos como mi culito, son la tentación de muchos hombres.
Esa mañana al llegar a la oficina note que Pablo, pues así se llama mi jefe, me miraba de una forma muy extraña y al preguntarle que pasaba respondió que se me notaba muy distinta, radiante y hasta feliz. Tratando de evitar la conversación me dedique de lleno a mi trabajo. Tal es así, que cuando volví a darme cuenta de la hora, ya solo faltaban 15 minutos para mi horario de salida.
Al llegar a casa eran casi las seis de la tarde, pues hago horario corrido. Mi madre estaba en el comedor leyendo una revista. Me acerque a saludarla.
-Hola mamá, ¿Cómo esta todo?
- Hola Malenita, todo bien.
-Ok me alegro. Voy a darme una ducha y bajo a ayudarte con la cena.
- OH hija es que no lo recuerdas, esta noche tu padre y yo nos iremos a cenar con unos inversionistas extranjeros y después de la cena los llevaremos a divertirse a algún lugar de la ciudad.
-Si, si es cierto. Bueno que se diviertan. Ya veremos que Marcos que haremos para comer.
Subí la escalera más ansiosa que nunca, toda la casa, toda la noche, solo para Marcos y para mí, mas que ansiosa debo reconocer, estaba excitada.
Me metí al baño, llene la bañera, puse música y me metí. Allí adentro tan calida y relajada perdí la noción del tiempo y solo reacciones cuando mi madre vino a despedirse.
Salí del baño me vestí. Una vez que no había mas nadie en la casa, fui al coche por mi regalo, lo tome y subí a ponérmelo.
No se como sabia mis medidas, pero me quedaba perfecto. Así sin mas que aquel pequeño conjunto, baje las escaleras hacia el comedor y al llegar vi como mi hermano me esperaba parado casi a dos metros de mi con una cámara en sus manos.
Ven aquí preciosa, que ya que tenemos la casa solo para nosotros voy a tomarte una fotos para pajearme cuando no te tenga.
Deje que mi hermano tomara algunas fotografías, las cuales iban subiendo de todo a medida que pasaban los minutos y cuando ya no pude más, le pedí que me dejara chapársela.
-Vamos Marquitos, ya basta de fotos, ven aquí y sacare la ropa que quiero comerte ese trozo tan sabroso que llevas entre las piernas.
Marcos me obedeció y quitándose todo se recostó sobre el sofá, yo me acerque muy despacio y tome su pene muy suavemente, comencé a pasarle toda la lengua de arriba abajo hasta que ya mis ganas me ganaron y lo introduje todo en mi boca. Chupaba y succionaba aquel pedazo de carne como si mi vida se fuera en ello, lo lamía y mordía cada tanto para el deleite de mi hermano. Una vez que ya no pudo más me lleno la boca con su dulce semen, el cual se me escapaba por la comisura de los labios y me ensucio todas las tetas.
Marcos se paro, me tiro sobre la alfombra y comenzó a lamer sus propios líquidos que estaban sobre mi cuerpo. Aquella acción nos excito tanto a los dos que me quito la bombacha, metió su cabeza entre mis muslos y lamió mi sexo, desde el clítoris hasta el ano, el cual se estremeció ante aquel contacto. Sus lametazos fueron cada vez más intensos y mis gemidos ya se oían en toda la casa. Al notar que ya no daba más tomo un dedo y me lo introdujo en el ano al mismo tiempo que succionaba mi clítoris, aquel movimiento me dio el toque que faltaba y sin mas preámbulos estalle en un orgasmo descomunal que me dejo el cuerpos y los sentidos al rojo vivo, perdiendo la noción del tiempo por unos segundos.
Cuando volví a reaccionar, Marcos ya se encontraba arrodillado entre mis piernas y con un sutil movimiento me introduje su pija hasta el fondo, se movía descontroladamente y mientras lo hacia con un dedo rozaba mi clítoris. Su esforzó dio sus frutos y antes de darme cuenta caía nuevamente en un orgasmo. Marcos me dejo descansar un ratito y luego decidí devolverle el favor. Lo tome de los hombre lo senté en el suelo y me senté sobre el. Lo cabalgue lo más rápido que pude, y mientras lo hacia le pedía que me dijera cosas que me excitaran.
-Dale puta, cojeme más fuerte. Comenzó a decir. Dale, si vos sabes como se coge a un hombre hermanita.
Aquellas palabras me pusieron a mil, pero lo que mas me calentó fue escuchar el hermanita, el morbo que me causo estar cogiendome a mi hermano hizo que acelerara de tal manera mis movimientos que mi hermano comenzó a casi convulsionar, así que saque su pene de mi concha y me lleve a la boca, antes de poder chapársela tres veces, me la lleno de lechita rica y dulce. Me trague todo lo que pude y el resto me los desparrame sobre mis tetas y mi abdomen. Marcos me miro a los ojos y sin decir palabra me beso en los labios llevándose con el algún resto de su semen tomo la cámara nuevamente y fotografió mi vagina llena de su semen.
Allí nos quedamos un rato más y cuando los dos estuvimos en condiciones nuevamente volvimos a repetir todo acto, eso si, esta vez en su dormitorio, pues no queríamos que nuestros padres nos encontraran teniendo sexo desenfrenado.