Un giro a mi vida. Parte 6
Continuación de la nueva vida de Sara, una joven madrileña de 23 años y su cambio
Llegué a casa aquella noche de Sábado y la verdad es que me sentía rara fisicamente, imagino que sería por la primera vez que hacía un trio y además con doble penetración. Como todos los fines de semana, estaba sola en mi casa, mis padres se iban cada Viernes a pasar el fin de semana a una casa que tenían en un pueblo de Toledo a unos kilómetros de Madrid.
Wilmer me escribía y me decía que no estaba bien con su novia desde que quedamos, y a la vez tenía mensajes de Martín el maduro de Tinder el cual no dejaba de escribirme, y como no, Gabriel que me seguía diciendo que si estaba con otro y que si había pensado mejor sobre nosotros.
Mi vida era un no parar, una vida que hacía unos meses estaba encauzada con la típica relación que todo el mundo tiene pero con la que casi nadie es feliz. Yo no quería compromisos de ningún tipo, quería pasármelo bien, y tener sexo, mucho sexo, es cierto que me gustaba Fran por encima de todos, pero quería disfrutar y me lo había prometido a mi misma.
Esa noche me quedé dormida sobre las 12 de la noche. Me desperté a las 7 de la mañana y me apetecía follar, así de claro, pero.. ¿quien había a esas horas despierto? Pensé en Martín, con el que quedé justo hacía una semana y le escribí pero no contestó, y decidí volver a meterme a la app de ligue. Otra vez un domingo por la mañana en esa aplicación que es un puterío, pues todo gente buscando follar y algunos borrachos que volvían de fiesta y estaban más calientes que una mona buscando una tia para echar un polvo. A los cinco minutos de conectarme ya me habían escrito quince chicos, a algunos ni les contesté, decidí centrarme en los más maduros.
Y esta vez me llamó la atención un calvo, si un calvo, era el típico calvo de gimnasio, muy alto, cerca de 1,95, como un armario empotrado, me dijo que era portero de una discoteca. Había salido de trabajar a las seis, había llegado a casa y su novia estaba de viaje ese fin de semana y yendo al grano, estaba buscando a alguien para follar. Se llamaba Jurgen, tenía nombre aleman pero curiosamente era argentino. No hablé mucho con él, le pasé mi número de teléfono y le dije que me mandase por Whatsapp su ubicación, vivía muy cerca de mi a apenas diez minutos en coche, me levanté, me puse un pantalón ajustado y un top con un tanga y sujetador de encaje a conjunto y me fui a su casa. Eran apenas las 8 de la mañana del Domingo.
Llamé al telefonillo y me abrió sin preguntar si quiera. Al subir en el ascensor yo estaba otra vez de los nervios como de costumbre. Él me estaba esperando en el descansillo de su puerta. Me saludó con dos besos, tenía un acento argentino muy marcado. Era muy atractivo. Me llevó hacia un salón pequeño y nos sentamos en el sofá. Apenas hablamos nada, rápidamente me estaba agarrando de los pechos, mis pechos son grandes y me había puesto un top bastante sugerente, y no pudo aguantar mucho, nos besamos y empezamos a desnudarnos. Nos quedamos en tanga y calzones, el me besaba las tetas de una forma muy pasional, poniendome los pezones muy duros y yo le correspondía besándole el cuello, en su calzoncillo notaba una polla bastante grande, gorda y dura, tenía ganas de verla y en un momento que se levantó le bajé los calzoncillos. Efectivamente tenía un polla muy grande, mediría unos 23 centímetros, y era quizás la polla más gorda de grosor que había visto tras la de Wilmer. Enseguida me puse de rodillas y me la puse en la boca y empecé a chupársela, además de los huevos, mientras el me agarraba el pelo y la cabeza, y me decía cosas como; "Que bien la chupas Sara" con ese acento argentino que a mi me volvía loca. Cuando ya llevaba unos cinco minutos, me levantó en vilo y cogida en brazos me llevó hacia la habitación.
La habitación la presidía una foto grande en modo póster de él con su novia en la pared, para mi sorpresa la novia era una mujer increíble, la típica rubia con los pechos operados alta y esbelta, muy guapa de cara y con los ojos claros, no recuerdo si verdes o azules. La verdad que con los cánones de belleza actuales, era mil veces mejor que yo. Pero a el curiosamente le ponía yo, con mi 1,57 y mi culo gordito, eso si, tenía las mismas tetas que ella pero sin operar. Al llegar a la habitación me tiró en la cama y me quitó el tanga, y allí empezó a lamer mi coño muy rápido, no me gustaba demasiado la verdad, siempre prefiero que me lo coman más lento y saboreen cada parte de él, aparte de que me da más gusto. Pero igualmente me puso muy cachonda. De repente y sin apenas darme cuenta estaba sentado frente a mi empezando a meterme la polla. La verdad es que el polvo fue decepcionante, a los tres minutos y sin probar otra postura ya se había corrido encima de mis tetas. Me dijo que es que estaba muy cachondo, y que normalmente solía durar más.
Esperamos un poco pero él no conseguía tener otra erección, ni si quiera chupándosela. Eran las 10 de la mañana y decidí marcharme, el me dijo que por favor quedásemos otra vez y que lo sentía, y yo le dije que si que ya hablaríamos, puesto que notó en mi un poco de decepción
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Había sido mi primer polvo decepcionante, y claro no me quedé saciada, cuando iba de camino al coche vi que Martín el maduro, ya me había contestado, y me dijo que estaba en su casa (Donde habíamos follado la semana anterior) y que si quería ir. Acepté.
Le dije que cuando llegara bajase a abrirme el garaje porque en su zona era difícil aparcar. Al llegar bajó y me recibió con un beso en la boca, como si fuese su pareja. Yo me quedé bastante sorprendida, la verdad. Al subir arriba me llevó a la habitación, y me dijo que es que estaba dormido y por eso no me había contestado antes. Pero me dió la sensación de que acababa de llegar allí, y que no vivía en ese piso. Tenía curiosidad por saber de él, y le pregunté por su vida personal. La pregunta no le hizo gracia, pero me contestó a regañadientes. Estaba casado por segunda vez y tenía tres hijos, dos de su anterior matrimonio (su hija mayor tenía 23, mi edad en aquel momento) y uno de su matrimonio actual. Además me contó que trabajaba como directivo en una multinacional. Ahora entendía lo del coche y el piso.
Sin mediar más palabra nos empezamos a besar, su forma de besar quizás era la mejor de todas, movía muy bien la lengua. Se notaba que quería volver a follarme el culo, al desnudarme, me puso a cuatro patas y me empezó a comer el coño y el culo, me notó que había follado hacía no mucho, y me lo dijo, yo le confesé con sinceridad que habría follado con otro hacía un rato, y eso le puso más cachondo todavía. No me dejó ni chupársela, enseguida sacó su rabo y me la metió por el culo, yo notaba que cada vez me dolía menos, iba teniendo experiencia en el sexo anal, quien me lo iba a decir.. Follándome muy duro y sin meterla en el coño, se corrió en mi espalda.
Después nos quedamos desnudos sobre la cama y empezó a justificarme el porque le ponía los cuernos a su esposa. Aburrimiento, y ganas de probar chicas más jóvenes, incluso me confesó que se había ido de putas alguna vez. Yo le dije que no me tenía que dar explicaciones de nada. Y el me preguntó por mi vida privada, yo le conté por encima que me gustaba quedar con tíos y follar, sin compromiso, le encantó mi explicación. Al rato me vestí y me fui a casa.
Desde Octubre hasta navidad, mi vida fue un no parar, quedaba de vez en cuando con Wilmer, alguna que otra vez con Martín también y un par de veces con David, el malote. Eran los tres tíos que me follaba casi todos los fines de semana. Los tres muy distintos, David de 30 años, Wilmer con 34, y Martin con 45. De Jurgen el argentino no supe mucho más, pero no dejaba de pensar en como un tío con esa novia podía querer follar con alguien como yo. No me considero fea, pero al lado de esa chica yo no podía competir..
De Fran no supe nada en esos meses, pero en navidad lo iba a saber...