Un gilipollas en la oficina 7

Las vacaciones.

…Vacaciones:

Un chuletón en su punto, que gane tu equipo, una tarde fantástica con una chica guapa o el primer día de vacaciones, momentos fantásticos de una existencia cuestionable.

Tras una semanita en la playa pegado al móvil y con la moral por las nubes, una bolsa de deporte y una mierda de ganas de hacerlo, cojo el coche para ir al pueblo. Es un sitio bonito en la sierra perfecto para descansar, pero está lleno de malos recuerdos o lecciones de vida, ambas van de la mano. Me repito al decir que tengo una mierda de ganas de hacerlo, pero le prometí a mis padres que este año iría a la fiesta si no me surgía nada que hacer, llevo más de 10 años sin ir y ya no me quedan excusas creíbles.

No exagero con lo de que no me quedan excusas que inventar, así que las busco.

Literalmente he escrito, contado y llorado a cada persona con la tengo un mínimo de confianza para que me rescaten de tener que ir, estaba dispuesto a todo, desde ir a un congreso de cocina con Javi (ya soy todo un chef) o a una feria de automóviles con el Chino (ya tengo coche), joder si estuve a punto de ir a un concierto de reguetón con mis primas quinceañeras.

Pero al final nada ha cuajado y solo me queda preparar una lista de reproducción musical adecuada para viajar y ponerme en camino.

Tengo hora y media para prepararme para este momento del que llevo escapando mucho tiempo, solo parece una de mis múltiples exageraciones, pero esta vez tengo mis motivos para exagerar.

…Recuerdos:

El viaje se me ha hecho más corto de lo esperado, puede que sea de pisarla el acelerador más de lo que debo, seguro que no son ganas de llegar pronto.

Aparco delante de la casa de mis abuelos, ahora de mis padres y me invade la nostalgia, de cada tarde verano al sol, de cada bocadillo de nocilla y del dolor de cada rodilla raspada contra el asfalto, porque sí, porque ese horrible escozor es mucho mejor otros recuerdos en los que no quiero pensar. Bolsa en mano, guapo a rabiar y con las gafas de sol más cool que tengo, camino como el estúpido chico de ciudad en el que pretendo haberme convertido, a ver si mi actitud de gilipollas me libra de tener que ser gilipollas en persona y así evitó socializar con mi pasado.

  • ¡Hijo! – mi madre sale a mi encuentro – ya pensaba que no venias.
  • Ya ves – respondo sonriente – no tenía nada mejor que hacer.
  • Dirás que no has encontrado nade mejor que hacer – madre no hay más que una.

Asiento sin responder, para que, ya sabe la respuesta y si era raro que mi madrea saliera a la puerta a recibirme, más sorpréndete es la simiesco y abultada forma que aparece en su vera, con el pelo mal teñido y tan rubio como negras son sus cejas (siento asco por pensar cómo será el resto de pelos de cuerpo) y a pesar de las arrugas, la excesiva cantidad de maquillaje y las gafas de abuela, es cara es irrepetible (gracias a dios), de nombre Caridad y de carácter completamente ajeno su nombre.

  • Paulino – grita con esa vos tan desquiciante – pero mira que guapo estas.

Si, me llamo Paulino, como mi abuelo y mi padre, podríamos decir que soy Paulino tercero, Pau para los amigos y solo has hecho falta 7 capítulos para decirlo.

  • Cuanto tiempo – me duele la cara de fingir una sonrisa al verla.

Me pega 2 sonoros besos, una en cada mejilla, huela a tabaco y maquillaje, hace que se me cierre el estómago, dude sobre mi identidad sexual, me replantee mi opinión sobre el feminismo y que un concierto de reguetón no suene tan mal, ahora si estoy exagerando, pero otra vez tengo razón para hacerlo.

Pero hay cosas peores que las señoras de pueblo.

  • Alba, cielo, ven a ver al Paulino – su voz puede es peor según que palabras.

No sé si es más guapa de lo que recordaba o más bajita, pero no ha cambiado demasiado, sigue siendo risueña, esbelta y morena de piel, con el pelo oscuro recogida en una coleta como cuando era una niña, pero lo que sigue siendo igual, es esa cara no de haber roto un plato es su vida.

  • Hey – patéticamente es lo único que sale de mi boca.
  • Hola desconocido – Alba bromea – cuanto tiempo sin vernos ¿no?

No el suficiente, como respuesta es lo que querría decir, pero mi madre no crio a un mal educado… aunque tampoco crio aun gilipollas y conmigo le toco la lotería.

  • Mucho – tiene que notarse mi incomodidad a kilómetros.

Un beso en la mejilla y un abrazo distante, marcando una clara frontera, no pienso ceder en mi empeño de dejar atrás mi pasado, pero sus labios en mi mejilla y el olor de su champú, que parece no haber cambiado desde entonces, tiran por tierra mis intenciones y remueven cosas que creía olvidadas.

Si habéis ido a catequesis, seguro que recordareis a Judas y su beso, pero si no lo recordáis aquí no adoctrino a nadie, solo mencionare que con ella el beso ha sido después de la traición, muchos años después de la traición.

Solo has sido unos segundos a su lado, pero prefería el olor a maquillaje y a tabaco de su madre, por asqueroso que sea, era mejor que esta sensación que me recorre el cuerpo y me hace sentir como el niño que fui, no como le gilipollas que soy.

Por suerte la incomodidad dura que lo que duran los saludos en la calle, ellas se van y yo me queda solo con mi madre en la puerta.

  • De saber que venias no las habría invitado al café – mi comenta mi madre mientras las despide a con la mano.
  • Es tu casa – respondo haciendo el mismo gesto – no vas poder invitar a quien quieras.
  • No te hagas el duro conmigo – dice dándome un cachete – no voy saber yo cuando mi hijo esta incómodo.
  • Tonterías – la evasiva como forma de vida.
  • Ya – las madres también suenan sarcásticas – y ahora me dirás que fuera lo que fuera que paso para que no quisiereis volver aquí, no fue por Alba.

Ya sabéis que está muy feo mentirle a una madre, pero eso me acojo a la quinta enmienda y cierro la boca para evitar auto implicarme, que las madres son muy listas y los gilipollas muy tontos. Se supone que ya venía preparado para encontrarme con Alba, pero toda preparación ha sido insuficiente y el run run de mi cabeza ya no hay quien lo detenga. He llegado pronto para la cena, pero mientras preparo la habitación que mi madre había convenientemente ventilado antes de mi llega, en el fondo tenía esperanza de que apareciera, voy recordando cada pequeña historia que viví aquí, tantas tan felices, alguna un pelín amarga y una que dejo una cicatriz gravada a fuego en mí.

Una copiosa cena de mama, un chupito de brandi con papa y mi negativa a salir a ver a los vecinos, ahora solo en mi cuerpo, tumbado sobre la capa y sintiendo como me quema es vieja cicatriz… lo sé, vuelvo tirar del recurso Potter con la similitud entre mi figurada cicatriz y el mucho que quema cuando la que no debe ser nombra vuelve a mi memoria.

Ahora lo revivo todo de nuevo como no lo había hecho en mucho tiempo.

…15 Años atrás:

Pensad en cuando erais niños, la mayoría recordareis a una persona de la que no podías despegarte, que ni aun queriendo desaparecía de tu lado y que, sin esa presencia, nada tenía sentido, no podías divertirte igual o no sabias hacerlo, se podría decir que era tu alma gemela.

De pequeño creía que Alba era mi alma gemela.

Éramos tan iguales y a la vez tan diferentes, sus padres se quedaron en el pueblo a vivir y los míos buscaron una vida mejor en una ciudad más grande, pero a cada 2 días que tenían juntos sin trabajar, nos plantábamos en casa de los abuelos. En aquel tiempo no podía ser más feliz y ni siquiera lo sabía, cero responsabilidades y todo el tiempo del mundo para perderlo en todo aquello que considerara de interés y ella era mi mayor interés.

Podéis imaginaros lo era ella para mí, ahora os diré lo que con el tiempo veo que era yo para ella, el niño de ciudad que siempre tenía un juguete nuevo y brillante, que siempre tenía una historia que contar, una sonrisa en la cara y tiempo para escuchar todo lo que salía de su boca, con ella nació la regla joker y con sus sonrisas aprendí lo débil que puedo ser.

Supongo que os guste o no, todos conoceréis los principios básicos de la pesca y como se usa un anzuelo, quizás sea muy frio por mi parte verlo ahora así, pero de verdad es como lo siento. Si en aquel momento y sobre el papel éramos novios, para entender que clase novios éramos también hay que establecer una comparación ente mi generación y la de los adolescentes de hoy en día, nosotros éramos más inocentes (más panoli en mi caso), sin el acceso a la información que hay en la actualidad y para ejemplarizarlo, yo no tuve un móvil con internet a hasta los 24.

Dos besos mal dados, tocar una teta por encima de 3 capas de tele y su dedo sobre mi paquete, eso es todo lo que en casi 2 años de novios había descubierto, eso y muchas pajas en su honor.

Éramos muy inocentes o eso creía yo, ahora, os llevare al día autos.

Ese día era la fiesta y para mí, el quinto de mi condena por cubrir una vez más a Alba es sus fechorías o más bien por seguirla y no delatarla, yo si era culpable, pero si nos pillaban solía cargar solo con las culpas. El crimen esa vez era estresar a las gallinas de Juana, que llevaban toda la semana sin poner un solo huevo y esa era la condena, hasta que no pusieran huevos de nuevo, yo no podría salir de casa, mi padre y sus castigos creativos.

Lo típico la noche de las fiestas son las hogueras, se hacen varias por el pueblo, donde se reúnen diferentes grupos de gente y evidentemente, la juventud tenía su propia hoguera y su fiesta paralela al margen de los adultos y ya con la juerga empezada, supongo que por compasión o por pena, mi padre mi indulto. Un indulto envenado por lo que me deparaba la noche, pero que me abrió los ojos, de no haber salido aquella noche todo habría sido peor.

Llegue al lugar indicado, un poco tarde si, quizás medio hora más menos y la aplicación del tiempo es importante, porque hay cosas que no haces en media hora si no tenías intención de hacerlas. La busqué entre los demás asistentes, incluso cogí una bebida para cada uno y di varias vueltas a la hoguera, pero no la veía y pensé que quizás no habría llego, pero me parecía raro. Decidí que tal vez estaría apartada del ruido de la gente con alguna de sus amigas y pensé que sería buena idea mirar por los alrededores.

Busques y no debí hacerlo.

Dicen que la curiosidad mato al gato, y tiene siete vidas, asique tuvo que ser demasiado curiosos para que siete veces viera algo que acabo con él, a mí solo me hizo falta la única que tengo para arrepentirme de ser curioso. Lo primero que me alerto fueron unos ruidos desde la oscuridad, no sabía que era lo que escuchaba y me acerque, eran gemidos muy leves que se perdían en la noche, sobra decir que los seguí y allí, en mitad de una callejuela, mal iluminada me encontré con lo último que mi inocencia creería posible.

Arrinconada contra una pared, con la camisa abierta de par en par, el pantalón a medio muslo y las mano de otro entre las piernas, Alba regala gemidos y besos a un tío que no era yo. Me quede petrificada viendo la escena, yo que solo había tocado una teta por encima de la tela y el, la tenía semi desnuda, yo que casi ni la había visto en bañador y el que jugaba entre sus piernas con total liberta, para mí solo hubo castos besos y a él le devoraba la boca.

Lo mire a él una y otra vez intentado descubrí quien había llegado donde yo solo me imagina llegar, pero sabéis que es lo peor, que no lo conocía y pienso que ella tampoco, pues pasábamos tanto tiempo juntos que se me antojaba imposible que si yo no sabía quién era, ella tampoco y eso era aún peor, fuer quien fuera el tipo, se había entregado a el más rápido de lo que lo que le costó decirme que si cuando le propuse salir.

No dije nada, era el mismo cobarde que soy hoy y de la misma forma que llegué allí, me fui con el corazón apunta de reventar y con lágrimas en los ojos, corría a mi casa y me encerré para ya no salir más.

Las gallinas pusieron huevos y Alba vino a buscarme, pero ya no salí más, ni si quiera la enfrente para decirle lo que había visto, me escondí en mi caparazón y hui unos días después con el fin de las vacaciones, para no volver más al pueblo. Ese día tome dos decisiones que me cambiaron para siempre, aun hoy no tengo claro si el cambio fue bueno o si fue a peor.

Uno, ya no quería ser el pagafantas, no quería estar eternamente detrás de una chica sin llegar a nada, tratándola bien para que al final se la quedara el otro.

Dos, yo quería ser el otro, el gilipollas que puede levantar a una chica en media hora y además puede tomar lo que quiera de ella, sin pensar en las consecuencias.

La segunda me llevo mucho tiempo dominarla, mucho ensayo y error para convertirme en el que soy hoy y la primera, bueno la primera no estoy seguro de haberla superada, pero hasta ahora he conseguido escapar de ese tipo de situaciones.

Si, ella es la mala de esta historia por jugar conmigo a medias y entregarse a otro, pero yo no me salvo de la quema, ser el otro como yo quería me ha llevado a fastidiar a más de una chica y aunque siempre era distante y sincero con mis intenciones, también fui majo y agradable para conseguir lo que quería, no soy mejor que ella y lo puedo demostrar, fui el otro con Carlos, puede que no de la misma forma, pero no me importo que estuvieran juntos cuando paso lo que paso con Cris.

Cris, pensar en ella después de haber recordado todo lo que paso con Alba, me hace reflexionar de qué coño hago con ella o que hace ella conmigo.

Le he escrito un mensaje, puede que sea un error, pero ya no puedo borrarlo.

…Viejos Amigos:

Tengo el móvil apagado, quiere sentirme como una espía que quema la tarjeta sim, cambia de pasaporte y coge un vuelo para iniciar una nueva vida en el polo norte, pero en realidad solo me siento como un cobarde.

Madrugar en vacaciones no mola, no mola nada.

Esta es la clase de sitios en las que el gallo canta al amanecer, pero ya me ha pillado despierto, este puto lugar no me deja dormir y cada vez estoy más seguro de que no es el lugar, soy yo y mi nula capacidad para avanzar, porque lo que yo hago en mi vida no es avanzar, es escapar. A veces escapo de una cosa y a veces escapo de otra, pero al final solo soy un pollo sin cabeza que corre lejos del machete que ya lo ha decapitado, acción reacción, me topo con un problema y corro en dirección contraria.

Muy maduro por mi parte, lo sé.

Sentado en escalón de la puerta, alucino con lo que madruga la gente en este sitio, mientras recuero como la esperaba sentado en este mismo sitio, las personas van pasando y hasta parecen alegrarse de verme, no sé cómo se llaman, pero sus caras me suenan lo suficiente como para devolver los saludos. Una de esas personas viene directa hacia mí, saltándose toda precaución e ignorando el aura de gilipollez que emano ahí sentado, con las gafas de sol puestas, a pesar de que sol casi ni a salido aún.

  • Buenos días señor gafitas de sol – como saludo es muy descortés – cuando Alba dijo que habías vuelto no me lo creía.

Pelirrojo, alto y desproporcionado, como cuando era un crio, aunque ahora una abundante barba cubre gran parte de su rostro, pero esos ojos tan canijos en mitad de una cara tan grande, son inconfundibles.

  • Buenos días Rodrigo – saludo poniéndome en pie – sin gafas me cegaría ese rojo intenso.

Lo de ponerme en pie es meramente cordial, tengo que seguir mirando hacia arriba y estoy al menos a das palmos de poder mirarle a los ojos, mi siento un pitufo.

  • Jajaja – ríe a carcajadas – estas hecho todo un hombre.

Me abraza como si de verdad me hubiera echado de menos, agarrándome fuertemente y apretando con fuerza desmesurada, es como el abrazo de un oso, pero en lugar de ser pardo es pelirrojo. Cojo una gran bocanada de aire cuando me suelta para expandir de nuevo mis comprimidos pulmones, creo que estoy hiperventilando y puede que tengo un par de costillas rotas.

  • ¿te quedaras para el partido? – pregunto emocionado.
  • ¿partido? – pregunto respirando ya con normalidad - ¿Qué partido?
  • ¡El derbi! – Rodrigo esta emocionado de verdad – el solteros contra casados de las fiestas.

Cierto, todos los años por la fiesta se juega el partido, cuando me fui aún era joven para jugarlo y jamás mire atrás a por nada de lo que escape, como para preocuparme por el futbol.

  • No tengo botas, no estoy en forma y no tengo ganas – triple evasiva.
  • Ya me dijo tu Padre que eras un escaqueado – comenta Rodrigo - ¿o dijo que eres un rajado?
  • ¿intentas picarme? – se le ve venir a la legua.
  • Claro – cada gesto que hace es excesivo – de críos eras bastante bueno y tus padres decían que jugabas en equipos y por eso no venias.

Cierto, jugué en un equipo y no la hacía mal, de hecho, fue la primera, mejor y mas efectiva escusa para no tener que venirme al pueblo los fines de semana, siempre había partido.

  • Venga, seguro que sois suficientes – no me interesa demasiado.
  • Por favor – casi parece rogarme – somos unos mantas y cada año hay más casados.
  • Déjalo, es un cobarde – mi padre sale de casa – no tiene huevos.
  • ¿Qué tiene de valiente jugar contra una panda de viejos? – pregunto girando para hablar con él.
  • Los viejos llevamos ganando 7 años seguidos – Paulino senior hincha el pecho al decirlo, ya se de quien saque la chulería.
  • ¿en serio? – me vuelvo hacia Rodrigo – cuando éramos críos, los jóvenes machaban siempre ¿Qué paso?
  • Que se casaron – Responde Rodrigo alicaído – y pasaron al equipo rival.

En 15 años cambian muchas cosas y pare que la tendencia en el pueblo en casarse, me dan escalofríos al imaginarme en el altar frente a la condenación eterna, anillado a una única mujer por contrato a ojos de lo divino o de lo legal, aun se imagino frente a una persona en concreto no parece tan horrible.

  • Jugare – algo tengo que hacer para no aburrirme demasiado.
  • ¡Gracias! – Rodrigo no esconde la emoción.
  • He he he – le para en seco cuando viene a abrazarme de nuevo – a ver si me vas a lesionar.
  • Habéis fichado a un blandengue – mi padre pica, pero parece hasta contento de que juegue – no decías que no tenías botas.
  • Como si no supiera que tu tienes mas de un par – contesto dándole una palmada en la espalda.

Mi padre solo sonríe y ambos nos despedimos de Rodrigo para entrar en casa, donde ya huele a café y donde por descontado, mi madre me tiene preparada la taza de cereales, el desayuno de los campeones.

…El Partidillo:

El “we will rock you” de Queen sonando de fondo, el Wembley Stadium lleno hasta bandera con sus 90.000 espectadores animando con verdadera pasión, coreando ese gran himno de la música con palmas y a capela, así es como debería empezar un gran derbi del futbol.

No, esto no se parece a Wembley, pero la afición esta tan entregada o más que en Londres.

Un gran campo de hierba natural, fijaros que digo hierba y no césped, pues lo que predomino en el verde, son los tréboles, pero no precisamente de 4 hojas, líneas mal pintadas, porterías sin red y un único graderío de acero y hormigón en uno de los laterales, por descontado no hay vestuarios y cada uno ya viene vestido de casa, salvo por las camisetas. Verdes para los solteros y naranjas para los casados, solo llevan un numero a la espalda y son las mismas año tras año, la mía con el dorsal 11 huele un poco a sudor, solo espero que no sean las mismas que cuando yo era un niño.

Es tradición con el equipo de audio de la asociación de vecinos (equipo de audio equivale a megáfono) se digan los nombres de los jugadores que saltan al campo de ambos equipos, coreados por sus familiares y amigos. Yo solo mencionare el mío, ya que nunca creí que lo oiría en este escenario y ya que por fin lo sabéis, tendré que gastarlo un poco.

  • Con el número 11 de los solteros – no sé quién es el speaker, pero lo pone ganas – ¡Pau Ruiz!

Puedo escuchar el solitario aplauso de mi madre y sus gritos de ánimo, es algo triste pero después de tanto tiempo, ¿Qué podía esperar?

Con los 22 participes de sobre el césped, todo esta listo para empezar, pero antes del pito inicial (si tenemos arbitro con silbato y todo) veo algo que me para en seco. En el equipo rival, no he escuchado su nombre al saltar al campo, va con el dorsal 5 a la espalda y puede que este más gordo o más viejo, pero es el, el mismo que aquella noche estaba entre los brazos de Alba.

  • ¿Quién es el número 5? – pregunto a Rodrigo antes de empezar.
  • Es Enrique – me explica – no es del pueblo, pero se caso con Mónica y como si lo fuera.
  • ¿juega de defensa? – pregunto interesado.
  • De lateral por la derecha – comenta terminando de calentar.
  • Justa esa es mi banda – Ahora tengo más ganas de jugar.

Ponerle nombre no me sirve de nada, pero su presencia es una motivación para esforzarme al máximo, es muy triste, pero esta vez el gol se le meteré yo y además de forma literal, no como símil sexual. Ya dije que había jugado al futbol y que no era malo, pero si juegas con gente que en su mayoría son aficionados o veteranos, destacas más, pero yo tengo un claro objetivo y en cada jugada buscare encararlo a él, soy lo que en argot futbolístico se llama un chupón y los chupones no caen bien, salvo si eres Cristiano Ronaldo y te sacas la chorra contra tus rivales, entonces no te llaman chupón, te llaman crack.

Bueno, en proporción al nivel que hay sobre el campo si puede parecerme a CR7, pero yo soy más guapo.

Sabéis eso que dicen de que nunca se olvida el andar en bici, pues tampoco se olvida el como jugar bien al futbol y tras un par de jugadas sosas, entro en calor y me marco un partidazo de cine, sé que está mal que yo lo diga, pero es verdad. Y es que en esta primera parte me he comido al lateral derecho en cada jugada, con un golito incluido.

  • Joder hijo – dice mi padre jadeando – si lo se no te dejo las botas.
  • No te quejes – le respondo cogiendo aire – estoy fuera de forma.
  • Menos mal – mi viejo sonríe, parece estar contento de ir perdiendo.

Nos acercamos a la banda, cada equipo a una mesa para reponer fuerza, tenemos agua, refresco o cerveza, la última opción no es muy deportiva, pero nunca se rechaza una cerveza fresquita.

  • Vaya partido te estas marcando – Alba pone una mano sobre mi espalda – te vas a convertir en el soltero de oro del pueblo.
  • Soy un partidazo – mi chulería sale a relucir, olvidando por un segundo que ella no es una chica más – las mujeres me persiguen.
  • No lo dudo – se ríe de mi sobrada – vas a triunfar en las hogueras.

Su sonrisa, la regla joker y las hogueras, me recuerdan con quien estoy hablando y la dejo sin respuesta para irme con mi equipo, a prepararnos para la segunda parte.

La segunda parte transcurre como la primera, con un recital del número 11 (no sé quién será ese crack) regalando una asistencia de gol para que Rodrigo marque el segundo, afianzando el resultado. Tras el saque de centro, uno de mis compañeros les roba el balón y apretando el triangulo, me pone el balón huevo para que encare una vez mas a Enrique, pero esta vez no me deja pensar y antes de que puede hacer nada, pulsa cuadrado y hace una entrada muy fea, llevándose mi tobillo por delante, provocando una buena tangana por la jugada.

  • ¿se te va la cabeza? – Rodrigo llega el primero y se encara con Enrique.
  • Calmaros – mi padre intenta separarlos.

Varios jugadores mas se arremolinan gritando y discutiendo, la peor cara del deporte rey. Me levanto aun cojeando para meterme de lleno en la tangana, buscando a mi agresor y por mi cabeza pasan muchas tonterías para hacer en este momento, para cuando lo alcanzo ya solo tengo una.

  • Pau tranquilo – mi padre me agarra del hombro cuando me encaro a Enrique.
  • Has sido un poco duro ¿no? – es la primera vez que le dirijo la palabra – pero son lances del partido.

Le extiendo mi mano de manera deportiva, deteniendo por completo la discusión y dejándolo sorprendido, tanto a el como a los demás y en especial a mi Padre que, aunque no dice nada, me da un palmadita en la espalda.

  • Lo siento tío – estrecha mi mano – me he pasado.
  • Olvidado – saco me mejor sonrisa – vamos a jugar.

Sorprendidos ¿verdad? No, no he cambiado mi carácter y ni mi chulería, pero si voy a ganarle lo hare en todo, en el marcador, en el juego y también en la deportividad. No hay mucho que contar del resto de partido, tengo el pie algo dolorido y participación se reduce bastante, pero el marcador no se mueve y la victoria este año se va para los solteros. Como parte de las celebraciones me abrazan, me besan y hasta me riegan con cerveza, lo verdad es que me lo he pasado genial y ahora pienso que me he perdido muchas cosas por no afrontar lo que paso, pero las reflexiones maduras las dejare para la resaca de mañana, esta noche voy a celebrar bien la victoria.

  • Tios tios tios – una de los chavalines que juega con nosotros viene corriendo – ¿alguien sabes quien es la rubia que esta donde las gradas?
  • Esa no es del pueblo – dice otro – que bellezón.
  • Seréis babosos – Alba se ha unido a nuestra celebración – será alguna turista
  • No sé si es turista, pero me gustaría conocerla – Dice nuestro portero – mirala Pau

Mi giro, pero entre la gente no consigo verla.

  • Venga no es para tanto – Alba me agarra del brazo – deja a esos salidos y vamos a celebrar la victoria

Como cuando se abre un claro en mitad del cielo tomentosa, entre la gente consigo ver al motivo de la alteración de mis compañeros, sola en la banda vestido con un tejano por encima del ombligo y una camiseta de tirantes negro, parece perdido mirando hacia los lados, buscándome.

Suena presuntuoso decir que me busca a mí, pero si no a quien iba a estar buscando Cris en un sitio así.

Me zafo de las manos de Alba para ir su encuentro, dejándola atrás junto a los demás jugadores, que son testigos de cómo me dirijo al objeto de su curiosidad y al llegar su altura me marco un Iker Casillas, que básicamente es que después de una gran victoria (vale, igual me paso al comparar esto con mundial) hay que besar a la chica sin permiso.

Con mi mano en su cintura y sin esperar a que me diga nada, mis labios se encuentran con los suyos rápidamente, besándola de una manera tierna.

  • Oye – protesta levemente al separarse de mi boca – cuanto entusiasmo.

Como respuesta la beso de nuevo, esta vez con su total complicidad y sus brazos rodeando mi cuello, quiero que todos los que la miraban me vean con ella y ganar hasta con la chica, también, porque no, que Alba me vea con otra. Se que no tiene el mismo significado ni el mismo contexto que lo que ella me hizo, pero es una pequeña satisfacción hacerlo.

  • ¿no habrás jugado en el equipo equivocado? – Rodrigo aparece en escena – yo no te veo muy soltero.
  • Tampoco estoy anillado - digo haciéndole una falsa peineta con mi dedo anular.

No estamos ni saliendo, al menos no siguiendo el estricto significado de salir románticamente hablando, pero eso no quiere decir que no puede presumir de tenerla a mi lado y besarla cuando yo quiera o ella me lo permita, claro está.

…El Mensage:

No pensaba volver aquí y de hacerlo, no pensaba disfrutarlo de esta forma, como el jugador del partido, con una rubia de paddock a mi lado para acompañarme y con una perspectiva totalmente opuesta a la que tenía ayer.

Ha sido un trago muy duro presentarle a mis padres de camino a casa, lo ha sido para mi que me acojone al ver a los suyos, pero para ella ha sido lo más natural del mundo y tras indicarle donde está la habitación para dejar sus cosas me quedo a solas con mis ellos en la cocina.

  • Hijo – mi madre parece hasta emocionada – si supiera que traías a una chica habría preparado algo especial para la cena.
  • No sabía que vendría – supongo que esto lo provoca el mensaje.
  • Tampoco sabíamos que tenías novia – mi madre entra en modo interrogatorio - ¿Cuándo hace que salís? ¿dónde la conociste? ¿de dónde es?

Es una metralleta de preguntas imparable, con mezcla entre curiosidad y emoción, que son completamente innecesarias y ante todas y cada una de las preguntas, basta una sola respuesta.

  • No estamos saliendo – es la pura verdad.
  • ¿Como que no estáis saliendo? – tenía esa última pregunta en la recamara – entonces que fue ese beso en el campo.
  • Es complicado – no quiero explicárselo a mi madre.
  • Deja al niño mujer – mi padre me auxilia en el momento justo – ya sabes como son los jóvenes de hoy en día.

Dejándolos en la cocina, camino cojeando por el pasillo hacia mi habitación, pensando en que ahora nos quedaremos solos, pero no son fantasías sexuales lo que pasan por mi cabeza y la verdad, lo que quiero son fantasías cochinas, no conversaciones serias.

  • Ahora ya sé por qué no respondías – Cris agita mi móvil pagado – ¿se quedó sin batería?
  • Lo apague apropósito – soy sincero – después de escribirte anoche.
  • ¿Quién manda un mensaje a esas horas? – Cris finge escandalizarse – ¿qué paso para que pensaras en mi tan tarde?
  • Recuerdos – sueno misterioso, pero ya he dicho que no quiero conversaciones serias – no tenía que haber escrito eso.
  • Sabes – dice muy segura – habría venido solo con que me lo pidieras, no hacia falta todo este numerito.

Ha esquivado lo referente al contenido del mensaje sin inmutarse, como si supiera que yo no tengo ganas de conversaciones serias y creo que ella tampoco. Me saco la bota de tacos y el calcetín de pie dolorido, desvelando la incipiente hinchazón que tengo en el tobillo enrojecido.

  • Pero mira como tienes el pie – dice entregándome el móvil – voy a pedir hielo a tu madre.

Me deja solo en la habitación y enciendo el teléfono, quiero saber que respondió ahora que se que no te está molesta:

09:45 > ¿qué hacías despierto a esas horas?

09:45 > ya tendremos tiempo de hacerlo.

09:46 > ¿no estamos bien así?

11:15 > ¿sigues durmiendo?

Llamada perdida de las 12 en punto.

13:30 > llámame cuando tengas cobertura.

15:25 > ¿sigues sin señal?

Ese es el último WhatsApp junto con una llamada perdida más, parece que lo único que he conseguido es preocuparla, ahora me siento como el culo por hacerla venir hasta aquí por un estúpido mensaje que era completamente innecesaria.

  • Déjame ver ese pie – Cris vuelve a la habitación con el hielo.

Se sienta en el borde la cama, poniendo con cuidado mi pierna sobre su regazo y aplicando el hielo sobre la hinchazón.

  • Siento hacerte venir hasta aquí por mi – me incorporo para hable mejor – soy un estúpido por apagar el móvil.
  • No seas tonto – Cris me mira a los ojos – este sitio es preciso, no sé porque te quejabas tanto de venir.
  • No es el sitio – me sincero – son las personas.

Me mira demasiado comprensiva para lo poco que le he contado y no me pregunta nada más, a veces olvido lo increíble que es, pero me basta con mirar al verde de sus ojos para recordarlo y solo con recordarlo me olvido el dolor del pie, de Alba y de cualquier otro mal. La agarra tirando de ella hasta hacerla caer sobre mi cuerpo, ahora es ella la que está entre mis piernas, con su rubia melena sobre mi cara, separada de mi boca por una ridícula distancia.

  • ¿Qué haces? – dice alborotada – estas completamente loco.
  • Loco por ti – ya pensare luego en las consecuencias decir lo que se me pase por la cabeza.

Pero no espero respuesta, solo la beso, que mejor forma de huir de palabras que no se si quiero oír que tapando su boca con la mía, una táctica 100% efectiva (muy cobarde) pero sobre todo muy agradable de practicar. Ella se deja sin complicaciones, es tan adicta a mis besos como ya a los suyos, mis manos recorren la tela que cubre su piel, acariciando con esmero cada parte de su anatomía a mi alcance. Girando sobre mi cuerpo le dejo sobre la cama, quedándome a su lado, mientras mi mano se cuelo por debajo de su camiseta, agarrando una teta, sin dejar de besar mientras ella agarra mi cara para evitar que deje de hacerlo, como si yo tuviera la mínima intención de hacerlo.

  • Para – aparta mi cara terminado el beso – tu madre ha dicho que la cena estará en 15 minutos.
  • ¿Uno rapidito? – la esperanza es lo último que se pierde.
  • No – Cris es tajante con su respuesta – y no es no.

Y no es no, efectivamente, asique suelto su teta haciéndome a un lado para dejar que se levante a recolocarse el pelo y la ropa, mientras la mira fascinado. Salimos de habitación para terminar de ayudar a la dueña de la casa, yo pongo la mesa mientras ella asiste a la cocinera.

Un dueto perfecto.

…La Hoguera:

15 años atrás una noche como hoy salí de casa con la ilusión de pasar una gran noche, hoy, mucho tiempo después y tras todo lo que sucedió es aquel momento, me dispongo de nuevo a salir, pero mucho mejor acompañado.

Caminando por las oscuras calles compruebo lo mucho que ha mejorado el alumbrado público del pueblo, parece que hay farolas en cada esquina, calle o callejuela, todo bien iluminado, tengo una rara obsesión con los rincones oscuros de este lugar, no sé porque será. Llegamos a la plazoleta donde está la hoguera más grande, lo que organiza la comisión de fiestas con un inconfundible acompañamiento musical de una acordeonista, subido en el remolque de un tractor y una barra de bar bastante rudimentaria, donde la gente de la comisión sirve las copas, entre ellos Rodrigo.

  • ¿Qué me recomiendas mesero? – pregunto vacilón, con el codo apoyado en la barra.
  • Que me presentes a esa chica que te acompaña – Rodrigo mira a Cris se que ha queda a tras hablando con mi madre.
  • Eso este hecho – le respondo mientras le hago una seña a Cris para que se acerque – pero ya está pillada.
  • Eso lo dejaste bien claro en campo de futbol – parece que el beso funciono.
  • Cris, este es Rodrigo, uno de los hermanos Weasley – los presenta una vez que llega a mi lado.

Mientras ellos intercambian un par de besos, veo como Alba, también desde detrás de la barra, contempla toda la escena y por primera vez siento ganas de saludarla y lo hago con una mano y una sonrisa.

  • Bueno, ahora que están las presentaciones – me dirijo a Rodrigo – sírvenos algo de beber.
  • Yo no soy el camarero – Rodrigo se escaquea – Alba, ponles algo de beber.
  • ¿Qué queréis chicos? – pregunta acercándose – aunque no se si tendré las cosas que bebéis en la ciudad.

Esto sí que no pensé que lo viviría, Alba esta molesta y no como otras veces en las que yo podía haber hecho algo, lo está por Cris.

  • ¿no tenéis cerveza? – pregunto vacilándola.
  • De eso si tenemos – Alba responde mosqueándose más.
  • Pues yo quiero una – Pido con una sonrisa en la cara – ¿tú quieres una Cris?
  • Si por favor – Cris sonríe amigable a Alba.

Pero Alba se limita a servirnos las 2 cervezas sin decir nada, con una seriedad extrema reflejada en su cara y porque no decirlo, la estoy disfrutando más que le fría cerveza que tengo en la mano, Cris y yo dejamos la barra para dar una vuelta por la plaza.

  • Vas a decirme por que la chica de la barra parecía querer matarme – me pregunta Cris mientras caminamos.
  • Es una historia muy larga – es larga y no se quiero contársela.
  • ¿es otra de tus conquistas? – pregunta dándome un ligero codazo.
  • En cierto modo si – no es mentira, sí que era mi novia – pero para nada es lo que tú crees.
  • Venga, cuéntamelo – Cris insiste para sonsacarme.
  • Está bien – cedo sin más reservas.

Le cuento todo, desde el castigo de las gallinas hasta lo que paso en aquel callejón, pero me reservo las conclusiones que saqué para mí, también los cambios que hice desde aquel día y tampoco menciona la motivación extra que tuve en el partido.

  • Entonces ¿ella fue tu primera novia? – pregunta tras acabar mi historia.
  • La única de hecho – no vuelta tener nada serio con ninguna chica.
  • Sabes, esa chica no tiene ni idea de lo que se perdió – dice Cris parándose ante mí.

Me besa y me abraza, consciente de lo que significa para mi toda esa historia, este momento es lo único bueno al 100% que ha salido de esa noche y también es la única cosa que tengo en mi vida que esta completamente fuera de mi estúpida normalidad.

  • Ven – y la agarro del brazo sin esperar nada.

Ella se deja llevar por mis indicaciones y estoy seguro de que, aunque no sabe a donde la llevo, si que tiene una idea de que quiero hacer. Recorremos varias calles, alejándonos del gentío ambos con una sonrisa tonta en la cara, hasta que llegamos al único punto ciego de esta fantástica iluminación, una calle sin salida entre 2 casas. Le suelto el brazo y entre en el callejón, seguro de que ella me seguirá sin preguntar que va a pasar allí y así lo hace, me acompaña al fondo de la callejuela.

Allí la espero y sin intercambiar ninguna palabra me arrincona ella a mi contra la pared de una de las casas, besándome mientras me agarra de la chaqueta.

  • Ahora no quiero escuchar un no – le digo agarrándola de la cintura.
  • Tampoco yo quiero decirlo – sonríe antes de volver a besarme.

Agarro con firmeza sus duritas posaderas, subiendo por con mis manos pegadas a la tela del pantalón, buscando por delante el botón que lo mantiene cerrado y lo suelto, abriéndolo de un tirón y empujando hacia abajo, consiguiendo bajarlo hasta medio culo, dejando sus braguitas a la vista. Los tirantes de su camiseta son mi siguiente objetivo, que junto con los de sujetador caen por sus brazos con la absoluta colaboración Cris, que me deja termina de bajarle las 2 prendas, sacando a relucir sus 2 tetas tan duras y turgentes como siempre, con los pezones apuntando al cielo. No tardo en abandonar su boca para comerme esas 2 maravillas ganándome el primero gemido de la noche, pero no tarda en reclamar de nuevo mi boca junto a la suya, tirando de mi cabello haciendo levantarme para besarla otra vez.

Mientras disfruto de lengua en mi boca, mis furtivas manos bajan sus bragas hasta el mismo lugar que sus pantalones y se cuelan entre sus piernas, acariciando lo húmedo pliegues de su intimidad. Ella hace lo propio soltando el botono del mi pantalón, para colarse en el interior de mis gallumbos y agarrar el endurecido trozo de carne que enconden.

Mientras ella me pajea de forma lenta y maravillosa, 2 dedos de mis manos se cuelan en su interior, haciendo gancho con mi pulgar, estimulando tanto interior como exterior de su caliente sexo, haciéndola temblar, las prisas del momento me hacen olvidar cualquier posibilidad de repetir la misma juagada que en que nuestro primer encuentro.

  • No tengo condón – le digo cesando los besos, pero no las caricias.
  • Cállate – responde empujándome.

Con la distancia que ha ganado entre nuestros cuerpos termina de bajar se los pantalones, dejándolos a la altura de las rodillas, las bragas no tardan en seguir el mismo camino y pone sus manos contra la pared, sacando el culo hacia fuera y separando las piernas todo lo que los pantalones le permiten, en resumen, se entrega por completo. Copio su operación para sacarme la polla del interior del calzón, meneándomela ligeramente, preparándola para lo que viene ahora, apuntando con precisión, busco la entrada de su sexo, penetrándola muy lentamente, disfrutando de la humedad y la apretadita que esta, la posición a lo perrito hace que sea así y los pantalones a la altura de sus rodillas, impidiendo que separe más las piernas, también ayudan.

Muy despacio penetro en su interior, haciendo pasadas lentas pero muy largas, sacando y metiendo toda la extensión de mi pene y ellas suspira o gemine alternativamente en cada envite, disfrutando tanto como yo.

Así, en medio de sus piernas desnudas, golpeando con mis caderas sin pausa, tengo una sensación rara, es como un déjà vu (he tiene que buscar cómo se escribe) de aquella noche, ahora yo soy el que esta con la chica en un callejón y no puedo evitar mirar a mi espalda, imaginando a mi yo adolescente, escondido, viendo todo lo que paso o lo que está pasando ahora.

Nunca he estado más cerca de dejar atrás aquel momento y no es mérito mío.

Poco a poco voy aumentado el ritmo, provocando unas sonoras palmadas cuando llego al fondo y mi pubis golpea su trasero, de forma muy rítmica, jadeando por el esfuerzo. Mis manos agarradas a cintura, sobre su vientre, notan cuando tensa todos los músculos de su cuerpo, avisándome del orgasmo, asique lo doy todo, fallándomela lo más rápido que la postura y mi tobillo maltrecho me permiten, haciendo que termine de correrse, dejando regueros de flujo bajar por sus piernas, pero no paro de embestirla, buscado ahora mi propio placer. No tarde mucho en llegar al límite y antes de convertir un polvazo en un drama, la saco de su interior, apuntado lejas de ellas, pajeandome para terminar corriéndome en el suelo.

No la dejo recuperar le aliento y en cuanto se da la vuelta la beso dejándola de nuevo entra el gilipollas y la pared, sin otra opción que no se aceptar el beso, beso que acepta de buen grado, compartido su lengua con la mía.

  • ¿Qué tal ese ultimo beso? – pregunto dejándola libre de mi cárcel.
  • Es un 8 y medio – dice menando la mano – aún está lejos del mejor.

Me da un último piquito y se viste, recomponiendo a la perfección su vestimenta y quedan igual de guapa que antes de entrar en el callejón, yo hago lo propio y tras terminar de arréglanos, la cojo de la mano y caminamos juntos de nuevo hacia la plaza.

Notas del autor:

Sobre mi forma de escribir y sobre el ritmo de escritura que llevo, ya se que esta vez me he retrasado un poco con esta estrega, pero quiero explicaros algo.

No, no escribo de un tirón ningún texto, escribo escenas inconexas según las imagino (momentos de inspiración) y luego las monto en un relato, no siempre son lineales ni todas termina luego en el mismo relato, de ahí esos fallos de continuidad con cambios de género, artículos mal escrito y hasta palabras que son completamente ajenas a lo que sucede en esa escena, problemas del corta-pega.

En cuanto a la gramática, nunca fue mi fuerte y además tengo un exceso de confianza en el auto corrector del Word.

Me han recomendado releerme para evitar muchos de esos fallos, pero tengo un problema con eso, yo no me releo, sino que disfruto interpreto a mis personajes casi de memoria, por lo que no soy capaz de ver muchas de esas erratas.

Disculpad, intento en cada relato mejorar esos fallos, estoy muy agradecido de que guste esta historia y espero estar a la altura de las expectativas creadas.

Se queréis preguntar algo o deseáis aportarme alguna idea, siempre veo los comentarios, aunque no los conteste.