Un gilipollas en la oficina 5
El guateque
…The last day:
Cada vez que termina una semana laboral, nace un fin de semana, uno de los milagros más bonitos del universo.
Estaréis de acuerdo conmigo en que un viernes siempre tiene es puntillo de emoción especial, súmale a eso un par de cosillas que me han pasado a lo largo de la semana y que sea el ultimo día antes vacaciones, el resultado es un coctel de puta madre. Y hablando de cocteles, la empresa tiene una tradición antes vacaciones, un guateque que se celebrará esta tarde-noche, es un restaurante de la ribera.
Habéis leído bien, guateque, el jefe es de la clase de personas que usan la palabra guateque.
Con la alegría del guateque (si voy a usar esa palabra hasta la extenuación) en la sangre, entro en las oficinas de buen humor y es que al final el que ayer fueran casi las 10 cuando salí de aquí es una mierda, pero después del esfuerzo realizado, hoy puedo vaguear como un campeón.
Todo son risas y felicidad hasta que un pequeño animal salvaje me ataca, abrazándose a mí, ¿es un koala mutante o un monito rabioso?… no, es Ana.
- Gracias – dice mientras rodea mis costillas por completo.
- Suéltame salvaje – exagero, pero realmente me comprime con fuerza – juro que no sé qué te he hecho.
- Pero si te he dicho gracias – comenta soltándome.
- ¿es algo bueno entonces? – digo recuperando el aire.
- Que gilipollas – Ana suspira molesta – Alizee se disculpó ayer.
- ¿y que tiene eso que ver conmigo? – pregunto por si las versiones no coinciden.
- Me dijo que tú la convenciste – comenta extrañada - ¿has hecho alguna clase de pacto con el diablo?
- Le vendí mi alma – es cierto modo es verdad.
- Pues gracias una vez más – me sonríe agradecida.
Como premio me da un besito en la mejilla y se va tan contenta, un trato es un trato y yo ya no tengo chacha, pero viendo la sonrisa de Ana, solo es un pequeño sacrificio.
…La Cantina:
Por primera vez en mucho tiempo todos y cada una de los cafés, refresco y aperitivos mal sanos, que me desplace a tomar a la cantina a lo largo del día de hoy, no se pueden considerar vaguear.
Y ya van 6 viajes a la cantina esta mañana y el numero 7 caerá con el Chino y con Javi, el de las 12:00 de rigor, hay que respetar las tradiciones.
- Javichi – con mi brother puedo permitirme el lujo de los diminutivos ridículos – a ver si esta noche te arrimas un poco a Ana.
- Eso tío – el Chino esta de mi lado – que va siendo hora ¿no?
Javi se pone rojo como un tomate solo de pensarlo, buen tío, pero sufre de “ canguelitis aguda ”.
- No me lieis ninguna – que bien nos conoce – que yo necesito ir a mi ritmo.
- Si sigues a tu ritmo – hablo por experiencia – al final vendrá otro y después te lamentaras.
- No conozco a otro peor que tú – zas en toda la boca – y tu no me harías eso ¿verdad?
Ya haces un tiempo que no mención ninguna de mis reglas ¿verdad? Pues la siguiente está directamente copiada del mejor show televisivo (al menos para mi gusto) jamás emitido y en su personaje más icónico, Barney Stinson y su código de los colegas, podéis buscarlo en internet o ver la serie, personalmente es mejor la segunda opción.
- Tu dale tiempo – el Chino es un cabroncete.
- No te lo hare hoy – quizás nunca – pero Ana es un bombón.
- Tienes el don de la inoportunidad – la voz de Sofia suena a mi espalda.
Me giro y allí esta ella… y Ana, roja como un tomate y con la vista fija en el suelo. Javi sale por patas de la cantina, cagón.
- Un bombón relleno – argumento – que no me habías dejado terminar la frase.
- ¿Qué diferencia hay? – pregunta el Chino.
- Con relleno son mejores que los normales – lo digo dedicándole una sonrisa a Ana.
Ella agacha más la cabeza y sale a toda prisa dejando una silueta de humo como el coyote, después de lo agradecida que estaba esta mañana conmigo.
- Ya te vale idiota – Sofia me reprocha – ahora me pagas tú el café.
La invitaría de todas formas, pero si con suerte sirve para intentar hacer las paces, pues mejor que mejor.
- Por supuesto – respondo rascándome el bolsillo en busca de monedas.
Hoy viste uno jeans claros y una camiseta de tirantes ajustadita a su excelente figura, preciosa como siempre, no me corto al mirarla mientras sale el café.
- ¿te vas a poner guapa para esta noche? – pregunto ofreciéndole el vaso.
- A ti no te importe – dice apartándome para irse
El Chino casi se atraganta al ver la escenita.
- A ver si has perdido tu toque – dice riéndose.
- No lo sé – finjo humildad – pero desde el miércoles está un poco insoportable.
- Se le pasara – dice como intento animarme.
Salimos de la cantina rumbo a nuestros respectivos puestos de trabajo con una ligera idea de porque al Chino no se le dan bien las mujeres.
…El Guateque:
El resto de la tarde la paso entre más refrigerios y las consecuentes visitas al baño para evacuar el líquido ingerido, al salir he pasado por casa para ducharme y acicalarme. Pantalón marrón, camisa azulada y una chaquetilla de puntos por si refresca, muy casual pero guapo (ego al 120%) seguro que algún petardo se presenta en corbata.
El evento es en un restaurante con jardines a la orilla del rio a las afueras de la ciudad, un lugar idílico casi de película. Las mesas y la barra (muy importante ubicar la barra) están en el interior del salón, aunque se supone que los camareros pasaran con bandejas regularmente, tanto con comida como con bebida, en los jardines hay hamacas y pequeñas carpas de tela con sofás, todo muy chill-out.
Desde luego el sitio es preciosos, pero soy hombre de barra, asique con el codo hincado sobre la pulida superficie y con mi primera copita de cava rosado en la mano voy escaneando el horizonte. Vosotros no podéis oírlo, pero en mi cabeza suena un vip vip vip continuo que se acelera al ver el vestuario del alguna de mis compañeras y creedme que no voy a dejar a ninguna sin escanear, es la uncia ventaja de llegar pronto, ver al ganado entrando a redil.
Laura de recursos humanos lleva un colorido vestido de flores poco favorecedor, una chica mona, pero con la moral baja y que no sabe sacarse partido.
Begoña, que a sus cuarenta y muchísimos (el ultimo que insinuó que sobrepasa los 50 lleva desaparecido desde entonces) es una diosa que lleva un mono lila que le va como un guante… pero un guante de esos de látex que no se separa ni una micra de su piel.
Gabi, la tercera esposa del jefe (por lo menos 15 años más joven que el) va más bien discreta… normal después de que el año pasado fuera el centro de atención con su escote, este año lleva una camisa y un blazzer a juego con el pantalón.
Las chicas de auditoria hacen acto de presencia, con María y Paula a la cabeza.
María lleva un vestido negro por debajo de la rodilla, discreto y elegante con escote palabra de honor, que se estrecha bastante haciendo que sus caderas y trasera se lleven toda la atención, para no variar cuando cruzamos miradas, me sonríe. Paula por su parte lleva un vestido blanco bastante informal que deja a la vista alguno de sus tatuajes y me guiña un ojo haciendo gala de ese descaro que la caracteriza.
Cerrando el desfile llega Cris, que lleva un vestido veraniego, por encima de la rodilla y sin tirantes, no le hacen falta para que se mantenga en su sitio, le sobra sujeción y se nota que el musculines ya no le elige la ropa, porque el año pasado venia mucha más discreta.
Intercambiamos sonrisas cómplices fugazmente, intentaremos cumplir las normas hoy, pero ese vestido me lo va a poner difícil.
El Chino y Javi se unen en cuanto llegan, ya les tenía el sitio reservado y nos tomamos a nuestra salud… la primera para ellos, la segunda para mí.
Tras un desfile de directivos y sus esposas, sin mucho que comentar, más allá de alguna “crítica constructiva” sobre lo mucho que “apreciamos” a alguno de ellos, aparece Sara de recepción, que siempre es un valor seguro, lo contrario a Laura, está muy buena, lo sabe y encima se saca todo el partido que puede y a diferencia de Alizee, esta es maja por naturaleza. Al escanearla el vip de mi cabeza se acelera, que mujer… lleva una prenda que no sabría describir muy bien, entre top y blusa, que tiene 2 cosas buenas, una que deja ver un bonito canalillo y dos, que al dejar la espalda al descubierto casi por completo, por debajo del brazo deja ver el perfil de sus pechos.
El voto es unánime, es el 10 de la noche.
Ahora imaginaros a 3 idiotas con la mano levantada como si fuera un cartel con un 10 pintado, como el de los jueces de gimnasia, pues así estamos los 3 en la barra.
- Mira como viene Sara – el Chino clava su codo en mi costado – mi madre que mujer.
Toso y casi escupo el cava de mi boca, su exceso de entusiasmo me deja sin aire.
- Ya ves – contesto mientras me recupero – ya quisiera yo una como esa.
- Y quien no – remata Javi.
No la perdemos de vista hasta que nos ve a los 3, con la mirada clavada en ella… el Chino y Javi se ponen como tomates y agachan la mirada… yo para no variar le guiño un ojo, pa chulo yo y ella me devuelve una sonrisa.
Intento recordar algún refrán sobre ser impaciente, pero como no se me ninguno, me lo invento: a gilipollas que no sabes esperar, le toca rectificar.
Sofia hace una entrada triunfal por la puerta y me entran dudas como poco sobre la valoración de Sara. Lleva un vestido corto en color verde, a medio muslo que resalta el culito que tiene, es discreto de escote y con tirantes, perfeto para ella. Lleva su melena castaña recogida en un moño y los labios rojos… no puedo evitar mirarla del moño a los tacones y vuelta para arriba varias veces, mi cabeza va a explotar con la intensidad del vip que retumba en mis sienes, puedo cambiar mi 10, ¿verdad?, es una rectificación sabia.
- ¡chaval! –el Chino clava de nuevo el codo en mi costado – se te van a salir lo ojos.
El y Javi se ríen con ganas de mí, pero yo sigo sin aparta la vista de Sofia.
- Como para no – contestó – ni que vosotros mirarais para el suelo.
Sofia nos ve y al ver como la miro, no puede evitar sonreír por un segundo, antes de volver al frio rostro de los últimos días.
- Buenas tardes – saluda en ese tono poco amigable - ¿Cuántas lleváis ya?
- Solo una – responde al unisonó mis compañeros.
- Yo puedo que más – soy sincero – si me dices que tomas, te invito a lo que sea
- Que generoso – dice sarcásticamente – uno copa de eso que tomas tu.
Mientras Javi y el Chino sigue revisando la sala, yo pido una copita de cava para Sofia, mientras hago un esfuerzo por no contestarle en el mismo tono.
- Ahí tienes – le paso la bebida - ¿has venido en taxi?
- No – ni un gracias al recoger la copa de mi mano –me ha traído Ana.
- ¿y donde la abandonaste? – pregunto intentado ser agradable.
- Aparcando – dice sin emoción alguna en la voz – mírala ahí viene.
Y Ana aparece por la puerta, muy discreta como suele ser ella, pero también muy guapa con unos shorts blanco, camisa a juego y tacones… no suele usar tacones y al ser bajita le sientas de maravilla, si señor, que piernas se gasta.
- ¿Qué suele beber Ana? – le pregunto a Sofia.
- ¿a ella también la vas a invitar toda la noche? – casi parece molesta al responder.
- No – respondo conteniéndome – es por echarle un cable a Javi.
- Vino blanco – responde igual de mal que las demás veces.
Creedme, soy como un crio y estoy haciendo un gran esfuerzo para no contestarle mal, pido el vino y me dirijo a los chicos, dejando a Sofia a mi espalda.
- Para ti chaval – le doy la copa a Javi.
- ¿Vino? – responde extrañado – pero si esto me sienta fatal.
- A ti si, flojeras – respondo – pero es lo que bebe tu chica.
Le señalo a Ana que parece buscarnos con la mirada entre la gente que empieza a abarrotar el salón.
- Llévasela – le doy una cariñosa colleja al ver lo pasmado que esta.
- Venga tío apura – el chino también le mete presión.
Javi traga saliva, intenta disimular los nervios y se lanza a llevarle el vino a Ana.
- Espero que le vaya bien – comento con más de una duda.
- ¿Acaso te importa? – dice Sofia a mi espalda.
Un ¡que te jodan! Como una casa resuena en mi cabeza, pero me queda el autocontrol suficiente para no gritarlo y me limito a no responder, pero si no quiere gilipollas, gilipollas por partida doble tendrá.
Si alguna vez habéis escuchado que tomar decisiones en caliente no es buena idea, coged apuntes.
Cojo 2 copas y voy como una flecha hacia el grupo de auditoria, y por el camino voy vadeando a toda la gente que me encuentro, saludando con una miradita, una sonrisa o un gesto de cabeza a todo el que dejo atrás, hasta que me topo con Carlos, que me saluda con una miradita y un gesto de cabeza… pero con un odio en los ojos que si las miradas matasen yo ya iba camino del otro mundo, ¿sabéis qué? ahora ya tengo 2 espectadores que pueden ver la película que voy a montar.
Por cierto, Carlos es uno de esos pedantes con traje y corbata… lo se soy un poco hipócrita ¿no?, critico la elegancia en los hombres, pero la alabo en las mujeres, que le vamos a hacer soy un poco gilipollas…
A la mierda todas las reglas, que se jodan los celos, que se joda la exclusividad, que se jodan las distancias de seguridad y que se joda todo el que este mirando como voy a cometer una estupidez.
- Quieto parado – Paula me frena con una mano en el pecho.
- Déjame pasar – no soy muy cortes con mi tono.
- No – no esperaba intimidarla, pero al menos que dudara
- ¿por qué? – mi tono ya es más de negociación.
- Llámame bruja – comenta – pero estoy viendo que la vas joder.
- Los voy a joder a ellos – respondo.
- Y a ella – dice haciendo un sutil gesto con los ojos para señalar.
A muy poca distancia Cris nos mira curiosa, mientras habla con María, la miro y sé que por muy a gusto que me quedaría con lo que iba hacer, no es lo suficientemente bueno como para meterla a ella en mis movidas.
No sé cómo lo consigue, pero siempre me hace entrar en razón, a ver si ella va a ser mi “consigliere”, mi Tom Hagen particular.
- Gracias – digo dando un paso atrás.
- Me basta con un “tenías razón otra vez” – comenta muy orgullosa de sí misma.
Intenta coger una de las copas que llevo en la mano, pero la aparto a tiempo.
- Lo siento – sonríe calmado – no es para ti.
Me encamino de nuevo hacia Cris, esta vez Paula no hace ningún intento de detenerme, es más, se aparta a un lado.
- Creo que te debía algo de beber – le ofrezco una copa al llegar a su lado.
Me mira entre dudosa y pensativa, pero sonríe y coge la bebida.
- Gracias – responde – que atento.
- Qué pena que no seas tan atento con todas por igual – María finge cierta molestia.
- No tengo la misma debilidad por todas – no pienso en que lo que digo y puede parecer más de lo que es.
- ¿debilidad? – Cris no puede evitar sonreír mientras me lo pregunta.
Todas las chicas cuchichean entre ellas, mientras a mí me suben los calores a la cara, plan de emergencia activado.
- ¿Salimos a tomar el fresco? – le pregunto a Cris
Se lo pido acercando más a ellas y poniendo mi mano en su cintura… que ahora lo haga bien y la vergüenza del momento no pueden evitar que sea un poco peliculero, tengo 2 espectares que espero que estén bien atentos.
- Vale – responde, y sé que vale es un sí.
Acompaño sus movimientos, sin despegar mi mano de su cintura, encaminándola a la salida más cercana mientras busca entre la gente a Carlos o a Sofia. A ella no la veo, pero al cruzar la mirada con el cachitas me doy cuenta de que nunca he estado tan cercar de que me zurre de verdad.
La temperatura exterior es más agradable que el agobio interior con tanta gente y Cristina se deja guiar hasta una zona apartada, junto a la rivera y según esta anocheciendo parece hasta que tenía planeado algo romántico.
…Los Jardines:
- ¿No teníamos unas normas que cumplir? – pregunta mientras se sienta en una roca.
- Citando a una chica más lista que yo – respondo con mi chulería – a veces merece las peno romperlas
- Touché – responde.
Verla sentada sobre esa roca, iluminada por la luz de los faroles y con las piernas colgando es más de lo que necesitaría para romper todas las normas, sé que después del “casi” numerito que iba a montar, decir esto ahora no tiene mucho valor, pero creedme cuando digo que es arrebatadora.
- Por cierto – comenta Cris – vaya miradita me ha echado tu amiga.
- ¿Sofia? – yo no lo vi, pero Ella si – esta de malas conmigo, no sé muy bien porque
- ¿no lo sabes? – pregunta Cris – no sea tonto, le gustas.
- Que va – niego la mayor – si le he metido más fichas que a ninguna y nada.
- Bueno, es cosa tuya creértelo o no – argumenta.
- Cambiando de tema – ni disimulo para hacerlo – para miradita lo que me ha echado tu ex.
- También lo ha visto – dice Cris – si lo sigues provocando, te romperá esa carita tan mona.
- No le provoco – no va colar.
- ¿y la manita en mi cintura? – pregunta.
- Eso es por beneficio propio – y en parte es verdad.
Mi mira y para no variar, niega con la cabeza, ya sabía yo que no se lo tragaba.
- Vale – le doy la razón – pero que sepas que me ha gustado mucho meterte algo de mano.
- Eso también lo sé – maldita sabelotodo - ¿Paula también era parte de numerito?
- Para nada – respondo – más bien es la que evito el numerito
- Para ser exactos, ¿Qué numerito evito? – pregunta muy interesada.
Camino los pocos pasos que me separan de la reina en su roca, quedando de frente y su hubiera espacio estaría entre sus piernas. No, no voy le mentir, para nada, pero ¿Quién me quita de adornarme un poco? además eso se me da muy bien.
- Pues acaba de evitar que te pegue el morreo de tu vida – sonrió como solo yo sé.
Podría ver el reflejo de mi perfecta sonrisa en el verde de sus ojos, pero solo si los mirara, ahora es su boca lo que llama la atención.
- ¿el morreo de mi vida? – pregunta sorprendida - ¿delante de todos?
- El plan tenía algunas lagunas – comento divertido.
Ambos nos reímos de mi respuesta, no me puede creer que tardara tanto en verla sonreír, es como magnetismo, si ella sonríe yo no puede dejar de mirarla y sin dejar de hacerlo, acaricio su mejilla y le coloco un mecho de pelo detrás de la oreja, quedando embobado al mirarla.
- Aunque sea sin público – dice mientras me mira – ¿aún estoy a tiempo dé recibir ese beso?
- Creo que dije que era un morreo – comento haciéndome el interesante.
- Lo que sea – dice.
Sin esperar a que se pueden ocurrir alguna otra tontería (debería estar agradecido de que no espere) me agarra del cuello de la camisa y deja mi cara menos de palmo de la suya.
- Ahora viene cuando me besas – dice casi susurrando.
Aunque ahora se me ocurriera alguna respuesta, no voy a soltarla por esta boquita que tiene mejores cosas que hacer.
La beso muy despacio, como todos los buenos besos deben empezar, sus labios tienen el sabor del mismo cava que bebía hace nada de una copa, sabe mucho mejor de su boca y sabe más cuando su lengua juega con la mía, pasando del lentamente a la pasión propia de él que debería ser el mejer morreo. Mi mano en su nuca juega con su pelo, mientras asegura que el beso no termine ante de lo que yo quiera, ella hace lo propio al no soltar la camisa, tensando a cada movimiento de nuestras caras.
Al final frente contra frente, con los ojos abierto y fijos en los del otro, muerdo con cuida su labio y ella me devuelve un sencillo pico, tan corto como perfecto.
- No ha estado nada mal – dice sin separarse ni un milímetro – pero no es el mejor.
- ¿puedo seguir practicando? – digo devolviendo ese último beso.
- Noooooooo – alarga demasiado esa negación.
- ¿no? – pregunto dándole otro pequeño beso que no rechaza.
- No seas malo – dice dejándose querer – si te dejo practicar, terminaras haciendo mucho más que besarme.
- Y ¿Qué hay de malo en eso? – pregunto dándole algo de espacio.
- Los mirones – dice señalando a mi espalda.
Al girarme hacia sus indicaciones, veo que, si antes no había nadie en el jardín, ahora ya hay varios grupos diseminados por las diferentes carpas disfrutando del guateque. Estamos lo suficientemente apartados, al menos eso creo, pero ya he conseguido mucho en el primer round, dejemos algo para el segundo.
- Está bien – me aparto de la roca levantado las manos como un delincuente – perooo…
- ¿pero qué? – pregunta siguiendo mis pasos.
- Quiero poner una nueva norma – digo tan serio como puedo.
- Bueno, yo he puesto dos – dice pensativa - ¿Qué hay de malo en que tu pongas una?
Se muy bien la norma que voy a poner, pero si me callo un rato (lo sé, uso mucho es estrategia) le daré ese puntillo de interés extra.
- ¿y bien? – pregunta impaciente.
- Siempre que la primera norma lo permita – me voy explicando – no podremos negarnos a una petición de beso de parte del otro.
- Y eso ¿en que nos puede ayudar? – pregunta clavando su dedo índice en mi pecho.
- Algo se me ocurrirá – no hay que ser un genio para sacarle utilidad a esa norma.
- Está bien – cede sin necesidad de mucha insistencia – volvamos dentro.
Se gira encaminándose hacia la puerta por donde salimos, pero le agarrado del brazo.
- ¿Y ahora qué? – pregunta mirándome.
- Quiero un beso – hay que poner en práctica las normas.
Para mi sorpresa, se limita a mirar hacia los posibles mirones del jardín y cuando los tiene fichados, recorre los 2 pasos que la había dejado marchar y me da el beso, más corto de lo que yo quisiera, pero tampoco vamos quejarnos.
- ¿Contento? – me pregunta sonriendo.
- Mucho – respondo satisfecho.
- Me gusta cumplir las normas – dice muy segura ante de entrar al salón.
…One Punch Man:
Vuelvo dentro del salón a disfrutar del guateque, no sin antes hacer una paradiña en el baño, el cava pide ser evacuado.
Ya en entre la multitud, ojeo el panorama, para localizar a los míos y ver si hay algo que cotillear. Sofia sigue agarrada a una copa, que está demasiado llena para ser la misma de antes, mientras bebe parece estar dándole una “buena” charla al Chino, que bosteza. El grupito de auditoria hace corrillo entorno a Cris, parecen que la están interrogando, Paula se desmarca por un momento del rebaño para levantarme un pulgar en señal de aprobación. Ana y Javi están por separado, no es buena señal, pero si Javi no ha huido como gacela en peligro, no puede haber ido tan mal.
- No tiene nada que hacer con ella – Carlos aparece a mi espalda – está fuera de tu nivel.
- Quizás – este no sabe nada – pero al menos un disgusto te daría cuando hemos salido junto ¿no?
- Pero si habéis vuelto por separado – dice con chulería – seguro que te ha mandado a la mierda.
- Igual si – comento – sabes, pensaba que después de ti tendría el listón muy bajo.
- Pero que graciosillo eres – yo me lo tomo todo a coña – nunca tendrás nada con ella.
Eso suena más amenaza a que a advertencia, pero machirulos como este ya he visto muchos y nunca me ha impedido hacer nada, de ninguna manera.
Como hacía tiempo que no hablaba de mis reglas, en este capítulo hay ración doble, la regla “Icaro” y si sabéis quien es y que hizo, también sabéis porque esta regla lleva su nombre por algo.
- ¡anda! tu eres el que se estaba dándose el lote con la rubia de auditoria – dice un oficinista al que ni conozco dándome una palmada en la espalda.
¿lo veis? Volaba yo muy cerca del sol para no haberme quemado todavía y para estar tan cerca no vi venir el enorme puño que se estampa contra mi mona carita.
Los siguientes segundo son como secuencias con cortes de cámara, debe estar medio noqueado y desde el suelo donde he terminado, veo cada una de ellas. En el primer corte veo la furia de Carlos mientras el oficinista lo agarra, en el según veo el corrillo de gente que se pone a nuestro alrededor, en el tercero el Chino y Javi me ponen en pie, en el cuarto veo Cristina discutiendo con Carlos, en el quinto veo a Sofia, su copa y a Ana mirando con preocupación y en el sexto veo al jefe.
…El Despacho Del Director:
El viejo nos saca del guateque arrastras hacia un reservado del jardín, a los 2, cabizbajos sin decir ni una palabra… es como ir al despacho del director en el cole, solo le faltó llevarnos de la oreja.
- ¿Qué coño pasa con vosotros? – pregunta cabreado – tenías que montar un numerito hoy precisamente
Nos mira serio, con el mayúsculo enfado que tiene y estoy seguro que querría patearnos el culo a ambos
- Este gilipollas anda detrás de mi chica – afirma Carlos.
- Te dejo – reprocho - ¿recuerdas?
Carlos vuelve a intentar encarase conmigo, las verdades duelen supongo, no sé si más que sus puños, pero el jefe lo mira y al final no mueve ni un musculo.
- ¿tú y Cristina ya no estáis juntos? – le pregunta a Carlos.
- Si…bueno…no, ya no… pero es solo un mal momento – Carlos responde.
- ¿sí o no? – el jefe insiste.
- No – finalmente Carlos contesta sin rodeos
El viejo dirige ahora su mirada hacia mí, bueno a uno de ellos, el otro no ve nada.
- ¿Qué has hecho con Cristina hoy? – me pregunta.
- Nos hemos besado en el jardín – no tiene sentido mentir.
- ¿Lo has hecho por putear a Carlos? – pregunta manteniendo la seriedad.
Esa es una pregunta un poca más complicada, no, no la besé por putear a Carlos, pero si estaba dispuesto a hacerlo de no ser mi “consigliere” y su rápida actuación.
- Es una chica increíble – afirmo seguro – no necesito otra razón para besarla
Seguro pero mentiroso.
- ¿de verdad? – el jefe insiste, tiene ojo para las mentiras - ¿solo por eso?
- Es una chica increíble – me reafirmo, pero sé que no puedo mentirle – pero sí que me asegure de que nos viera salir juntos.
- Uno es un gilipollas y el otro no sabe contralarse – sentencia categorícenme – sois dos críos estúpidos.
Ninguno contradice la afirmación del jefe, es bastante acertada desde luego, pero creo que por mucho que yo pinchara, Carlos no tiene derecho a partirme la cara y menos cuando no he hecho nada malo.
- Carlos vete al salón – dice – ya hablaremos a la vuelta de vacaciones
El cachitas parece querer replicar, pero las palabras se le quedan en la boca, sabe que no tiene nada que discutir con él y menos después del puñetazo. Al salir el, entra Sofia con una bolsita de hielo en una mano y la copa llena en la otra, pone la fría bolsa sobre mi cara y se queda ahí sin decir nada.
- Sofia – llama el jefe – puedes salir por favor
No contesta, solo coge mi mano y la pone sobre el hielo para que la bolsa no se mueva y se va sin dirigirme ni una palabra.
- Sabía que esto iba a pasar – comenta el jefe en un tono más relajado – te lo advertí el otro día.
- Es cierto – confirmo – pero tampoco sabía cómo evitarlo.
- Aunque no esperaba que fuera por Cristina la verdad – comenta – parecía que ella y Carlos eran la pareja perfecta.
- Eso también lo creía Carlos – soy sincero – pero ella no era feliz, y puede que yo les diera la puntilla casi sin querer.
- ¿casi sin querer? – pregunta sabiendo que me tiene donde quiere.
- Antes de hoy ya habían pasado más cosas con Cristina – soy sincero ya no tiene sentido mentir – no es solo cosa mía que la final terminaran mal, pero creo que algo sí que he tenido que ver.
El jefe se queda pensativo un segundo, con la mirada como perdida, parece una gran escena de una peli de esas serias que la gente solo ve porque algún listillo dice que es buena.
- ¿Y Cristina no es mucha mujer para ti? – la pregunta con un tono menos duro.
Tiene su gracia la pregunta, el lleva 3 mujeres, cada una más joven que la anterior y si no fuera mi jefe, este comentario seria parte de la conversación, junto con algún chiste sobre la pastillita azul.
- Creo que ella piensa lo misma – no es lo que me gustaría responder – realmente no tenemos nada.
- Pues por nada te dejado la cara destrozada – comenta riéndose.
- ¿tan mal esta? – pregunto preocupado.
- Lo suficiente para darle pena a Sofia – afirma seriamente – vaya cara traía cuando entro.
- Creo que confundes enfado con pena – contradecir al jefe no es lo normal – no lleva muy bien que me arrime a Cris.
- Para nada – niega categóricamente – y si no le siente bien lo de Cristina, será por algo.
- Eres la segunda persona que cree que le gusto – 2 personas pueden estar equivocadas – y te responderé lo mismo, he hecho de todo para tener algo con ella y nada, estáis equivocados, no está a mi alcance.
- Mira que eres corto de miras – comenta dándome una palmada en la espalda – te voy a dar 2 consejos.
- Adelante, es justo lo que necesito – comento sarcástico.
- Todo es inalcanzable hasta que deja de serlo – no hace caso de mi poco interés – y si no hay nada, ninguna mujer vuelve a por más.
El jefe vuelve al guateque y yo detrás de él, al entrar todos nos miran, el jefe me da una colleja y se va hacia donde está su mujer y el grupo de directivos que frecuenta, me quedo solo en la entrada, frente a las miradas de todos.
- Toma Millán-Astray – El chino aparece por el ángulo muerto mi ojo – doble y con hielo.
- Gracias majo – vaya comparación – vaya hostia me ha soltado
- Ha sido una buena hostia si – comenta divertido el chino – y ahora me vas a decir si es verdad que te la ganaste por la malfoy.
Con una copa en la mano y la cara dolorida, nos sentamos en un sofá apartado de las miradas donde nos reunimos con Javi, si cambias la bolsa de hielo por un parche, soy como un pirata contando sus batallitas de ultramar.
…Fuga de Cerebros:
No diré que no he omitido muchos detalles al contarles lo sucedido a mis colegas, tanto como todo lo que ha pasado antes de esta noche, rompiendo lo menos posible la primera norma.
Tras pasar yo por el confesionario, interrogamos a Javi por Ana, con el ojo así puedo ser perfectamente el poli malo.
- Lo he intentado – dice cabizbajo – pero dice que no soy su tipo.
- Lo siento tío – el Chino le pone una mano en el hombro.
- No pasa nada – comento intentando ser majo – mira todos los peces que hay en el mar.
Al hacerlo intento señalar al horizonte plagado de chicas, pero mi vendita inoportunidad se luce de nuevo y cuando Javi levanta la vista, solo ve a Ana se acercándose a nuestra mesa.
- ¿Qué tal ese ojo? – Ana pregunta al llegar con cierta preocupación en la voz - ¿duele mucho?
- Duele más mi hombría herida – bromeo.
- Que tonto eres – responde quitando la preocupación de su voz.
- Tonto y tuerto – comenta el Chino riéndose.
Hasta Javi que esta serio por la presencia de Ana, se ríe del chiste a mi costa y no hay nada que negar, pero en realidad no es tonto, es gilipollas, tuerto y gilipollas (probad a leer esta última frase como si fuera 007, mejora mucho).
Ana no se ha quedado demasiado, supongo que también esta algo incomoda con Javi, por mi parte intento esquivar toda pregunta inapropiada sobre Cris usando evasivas, llamando la atención sobre cualquier otra mujer en la sala. Al principio es difícil, pero por raro que parezca, Sofia y su copa, si, esa misma copa que parece nunca estar vacía salvo cuando se acerca a su boca, desde hace unos minutos, la visible embriaguez de Sofia es nuestra comidilla, aunque me da pena Ana, que no consigue meterla en vereda.
- Bueno, me marcho – dice Javi – no tengo el chichi para farolillos.
- Vale tío – respondo – pero no vuelvas a usar esa expresión.
- ¿Por qué? – pregunta.
- Por dignidad – respondo razonando – por puro dignidad.
El Chino no puede dejar de reírse mientras nos despedimos de Javi, es pronto para terminar la fiesta, pero es fácil entender que “no tenga el chichi para farolillos”.
- Uffff – Protesta Ana volviendo junto a nosotros – es como una mula terca.
- ¿tal mal va? – pregunto.
- Se ha bebido hasta el agua de los floreros – en pocas palabras, lleva una turza de primera.
- Vaya – comenta el Chino – el miércoles no tenía tanta sed.
- Lo peor es que yo tengo que irme – se explica Ana – y no quiere venir conmigo.
- ¿te vas ya? – pregunto - ¿no es algo pronto?
- Mañana me voy de viaje – contesta – y ha sido una noche rara.
Rara de cojones, pero solo son las 11:30, creo que solo los pringados (y buena gente con buenas excusas) se irían tan pronto de un guateque, desde luego es pronto para los tuertos.
- Yo si me voy contigo – el Chino levante la mano como en clase - ¿me llevas?
- Traidor – con solo ojo mi mirada de odio no es tan eficaz.
- Culpable – ahora levanta las 2 manos – aún me estoy recuperando de la del miércoles.
- Flojeras – le doy un golpecito en el hombre cuando pasa por mi lado.
Los traidores corren muy rápido, este ha llegado a la salida mucho antes de que Ana regrese a la mesa con las cosas del ropero.
- Entonces nos vemos a la vuelta de vacaciones – le guiño el ojo bueno.
- Si – sonríe – ¿puedo pedirte algo?
- Claro – respondo.
- Cuida de Sofia por favor – pone carita de animal desvalido mientras lo pide.
- Pero si esta enfada conmigo – protesto con razón.
- Por favor – con esos ojillos borra toda mi barrera.
- Vale, vale – esto va ser divertido.
Tras conseguir su objetivo se va junto al Chino que la espera en la puerta, con mi ojo bueno no pierdo de vista ese culito prieto que se gasta.
…Para los Restos:
Así en retrospectiva, el año pasado en este mismo guateque, ya estaba entre el tumulto de gente bebiendo y bailando, en definitiva, pasándolo genial.
Y para entender cómo pueden cambiar, ahí va la tercera regla de capitulo (esto es el 3x1 de Carrefour) a costa de Sofia, la regla Lohan. Si, lleva ese nombre gracias a la fantástica actriz de “tu a Londres y yo a California”, pero más recordada por sus locuras de borrachera. Esta regla viene escenificar el aumento de probabilidades de ligar con una chica desinhibida por el alcohol. Una aplicación practica seria, que viendo el ritmo de bebercio que lleva Sofia, en otro momento no me habría apartado de ella en toda la noche.
Ahora me limito a vigilarla en la distancia, mientras el hielo casi derretido va mojándome la cara y creo que, por causa del puñetazo, parece que hasta me está dando sueño.
- Toma anda – la voz de Cris me saca de mis ensoñaciones – ese ya está casi derretido.
Me quita el flácido y húmedo paquetito de hielo (que pervertido suena) me pone otro bien frio en la jeta, se sienta a mi lado sujetándolo con su mano.
- Lo siento – le digo a Cris – tenías razón con la primera norma.
- Siempre tengo razón – responde orgullosa - pero no tiene que disculparte, no es tu culpa.
- ¿aun te gusta mi carita? – pregunto levanto un poco la cabeza para mirarla a los ojos.
- Para nada – dice sonriendo mientras aprieta el hielo contra mi cara.
- ¡auu! – protesto – que me haces daño.
Ella menea de nuevo su cabecita hacia los lados y sonríe sin dejar de apretar el hielo, me compensa con tierno besito en los labios, muy tímido y comedido, como si fuera la primera vez que lo hace.
- Cuidado que nos van a ver – bromeo con ella.
- Que tonto eres, no hay nadie mirando – dice muy segura – y ahora ya no sirve de mucho, todo el mundo se hace una idea del porqué del lio con Carlos.
- Sabes que – comento – aun con todo, sigo pensado que mereció la pena saltarse las normas.
- Yo también – es sincera, pero no me esperaba que lo dijera.
Al otro lado de la sala se escucha un tremendo ruido de cristales rotos y alborotó de personas hablando bastante alto… y parece que Sofia está en el medio del escándalo, con Cris a mi lado la había perdido de vista.
- Parece que tu amiga va fresca – comenta Cris sonriendo – quien diría que doña perfecta fuera una borrachina.
- Creo que no lo es – respondo resoplando – está claro que no aguanta muy bien el alcohol.
- Creo que la está liando un poquito – dice señalando la escenita.
Cuando me fijo, Sofia está discutiendo con una camarera, mientras la jefa de su departamento, Begoña la sujeta por el brazo y los demás forma un corrillo a su alrededor.
- Que mierda - protesto – voy a llevármela a casa.
- ¿no era mi a quien querías llevarte? – pregunta Cris.
- ¡¡Que Mierda!! – maldita mi suerte – Ana me mata si dejo que Sofia la lie más.
Me levanto del sofá dejando el hielo en la mano de Cristina, que por lo menos no parece molesta por mi rechazo involuntario. Cuando llego al lugar del altercado, me cuesta colarme entre el corrillo que se ha formado.
- Begoña – toco su hombro para llamar su atención – ya me encargo yo de ella.
- A ver si tú lo consigues majo – suelta a Sofia y me deja su sitio.
- Sofia – no creo que haga caso, pero tengo que intentarlo- creo que es hora de irse para casa.
Sofia se vuelve, me mira con mala leche y una cara de muy pocos amigos, pero al menos deja en tranquila a la pobre camarera que se escapa rápidamente.
- ¡vaya! El tuerto dando lecciones – tuerto es peor que gilipollas – déjame en paz.
- Creo que ya has tenido suficiente fiesta – ignoro sus ofensas – venga vamos.
- Lárgate a seguir tú la fiesta con la rubia – protesta intentando zafarse de mi – y déjame a mi seguir pasándolo bien.
- La rubia también cree que deberías parar – Cris aparece al otro lado cogiéndola del otro brazo.
- Que bien, aguafiestas en pareja– comenta Sofia forcejeando – lo que me faltaba.
Entre los dos conseguimos sacarla al aparcamiento y meterla en el primer taxi que conseguimos… con Sofia ya sentada y bien atada con el cinturón de seguridad, me paro un momento a hablar con Cris.
- Supongo que no es exactamente como esperaba que fuera la noche – le comento con sinceridad.
- No creo que te esperaras un puñetazo en el ojo – dice divertida.
- Cuando eres como yo siempre cabe esa posibilidad – contesto sonriendo – pero me refería a ti y a mí.
Ella me da un abrazo, si un abrazo no un beso, pero algo es algo… y más cuando sus pechotes están apretados contra mí.
- Supongo que no – me dice al oído – pero en realidad también me gusta que seas responsable.
- A mí no – soy sincero – prefería llevarte a ti a casa.
- Que tonto eres – me dice – ya habrá más oportunidades de usar ese sofá genial.
Me da otro piquito de eso que saben a gloria… pero que también saben a poco y se va hacia dentro del local. Yo me meto en el taxi y le doy las señas de mi casa, no tengo ni puta idea de donde vive Sofia… no puede evitar pensar en lo mucho que me gustaría llevármela a mi casa en otras circunstancias.
Muchas gracias por todos los comentarios, tanto los buenos como las críticas, es bueno que me deis indicaciones para mejorar mis textos, espero mejorar y seguir a la altura de vuestras expectativas.
Un saludo, Alfred.