Un gilipollas en la oficina 3

Mas de lo mismo.

…De Buena Mañana:

No os ha pasado alguna vez de quedaros dormidos en el sofá viendo algo y a la mañana siguiente levantaros hechos un cromo, desnucados y con la espalda como una tabla, ¿no suele compensar verdad? Al menos para mí nunca… hasta hoy y a pesar de despertarme con el cuello torcido, el hacerlo bien acompañado, es de esas cosas que hasta a un gilipollas como yo (a cualquier gilipollas realmente), le arreglan cualquier mal.

Con suavidad, mis dedos recorren su desnudo costado y suben por el brazo para hacer pequeños círculos en su hombro, Cris se limita a sonreír con cierto disimulo, permaneciendo completamente quieta, dejándose hacer.

  • ¿no quieres despertar? – pregunto sin dejar de acariciarla.

Como respuesta se gira con cierta dificultad en el reducido espacio del sofá, entregando toda su espalda, dando a entender que le gustan mis caricas y yo no dudo ni un según en ampliar mi zona de juego. Las yemas de mis dedos juegan a dibujar formas en su espalda, de una manera tan sutil que casi ni rozan su piel, consiguiendo que cada vez que me acerco a la zona donde la espalda pierde su nombre, una largo escalofrió recorre su piel.

  • No, no quiero despertarme – confiesa mientras sigo acariciándola.
  • ¿Qué tal el magnífico sofá? – pregunto.
  • horrible – responde sincera.
  • Podrías haber dormido en mi cama – comento.
  • Tu no estabas en a la cama – responde enterrando la cara entre los cojines.

Ignoro deliberadamente ese último comentario y tras ponerme en pie estiro todo mi cuerpo soltando un ronco gemido provocando crujidos varios a lo largo de mi espalda.

  • Quieres o no tendrás que levantarte – comento.
  • ¿puedo usar el baño? – pregunta incorporado su desnudo cuerpo.
  • No – respondo veloz.
  • Que gracioso – dice levantándose.
  • Venga dúchate – digo – mientras preparo un café.

Si hare café, pero primera es obligatorio ver como Cris camina contoneando sus desnudas caderas hasta que la pierdo de vista.

Unos minutos después entra en la cocina recogiéndose el húmedo cabello en una coleta, ya vestido con el uniforme de la empresa y como siempre con los botones abrochados hasta arriba.

Se sienta en la mesa, con las piernas colgando y ojea como sirvo el café sin decir nada.

  • Toma – me acerco ofreciéndole una taza – yo soy más de leche y cereales, pero quiero aparentar.
  • No tienes que hacerlo – responde dando un sorbo y poniendo una mueca – esta pésimo.

Deja la taza aun lado sobe la mesa y tira la goma de mis pantalones, hasta situarme entre sus piernas.

  • No tiene que hacer nada solo por mi – comenta seriamente.
  • Quiera prepara el desayuno – respondo sincero – yo también desayuno, no es solo por ti.
  • Ya, pero quizás yo también sea más de cereales quede de café – responde graciosa.
  • No puedes ser tan perfecta – comento.

Antes que desayunar cereales, prefiero comer sus labios que mejor forma de hacérselo saber que con actos, que las palabras se las lleva el viento y la beso con más pasión que sentimiento y mientras lo hago desabrocho varios botones de su camisa.

  • Oye oye – responde interrumpiendo el beso – no hay tiempo para eso.
  • No es eso – no uso la palabra – pero deberías saber que no está de moda llevar todos los botones abrochados.
  • ¿no está de moda? – pregunta de forma sarcástica.

Sin darle respuesta alguna, cumplo con mi cometido soltando los 2 primeros botones y recolocando el cuello de la camisa, de forma que ahora tiene un aspecto menos viejuno que con los botones brochados.

  • Solo con eso te quitado un par de años de encima – comento divertido mientras contemplo mi obra.
  • Pero que gilipollas eres – responde, pero no se los abrocha de nuevo.

Debería saber que no todo puede ser perfecto (desayuna cereales) y una expresión seria aparece en su cara.

  • Oye – comienza a hablar – me encanta todo esto de verdad…
  • Pero – respondo din dejarla terminar.
  • Pero ya dije lo que pienso el otro día – comenta – no eres la clase de chico que se comporta así.

No sé si lo soy, pero me estoy comportado “así” y nadie me pone una pistola en la nuca para que lo haga.

  • Puede que no – respondo bajando la cabeza con resignación.
  • Eh – dice levantando mi cara por el mentón – hay más peros ¿sabes?
  • ¿más peros? – pregunto contrariado.
  • Si – responde – pero no quiere que termine este lo que sea que hacemos.
  • ¿De verdad? – pregunto recuperando la sonrisa.
  • De verdad, pero – hace una pénquela pausa – tendremos que poner unas normas.
  • ¿normas? – no me gustan mucho las reglas.
  • Si – responde – pero antes dúchate, hueles un poco a sudor.

Con ese último “pero”, me separo de ella y sin rechistar (es obvio que sí que huelo) salgo de la cocina, pensando que quizás ahora sea ella la que mira mi prieto culito menearse al andar.

…Nemesis:

Ayer tan solo movimos mi coche, algo lógico cuando 2 personas van al mismo sitio, pero tenía una segunda parte y es el que, si alguien llega al curro y ve mi coche allí temprano seria sospechoso, vamos que es poco probable (imposible) que eso suceda y, sin embargo, a nadie le parcería rara que Cristina llegase temprano currar.

Sería un puto genio si me lo propusiera, lástima que ya sea un gilipollas.

Ya el parking nos despedimos y aunque nadie nos ve hacerlo, llevamos a buen término la primera norma con éxito, nada de contacto físico (ni químico) en la empresa, literalmente no puedo rozarle la mano si tiene que entregarme algún papel y lo ha dicho de forma explícita, no es una exageración mía.

De camino a mi puesto me cruzo de nuevo con María, que me vuelve a sonreír ¿dos días seguidos? Ese nuevo desodorante Axe debe funcionar de verdad.

Ya en mi oficina, encuentro un papelito pegado en la pantalla, y joder, es una de las señales del advenimiento de lucifer sobre la tierra.

Podéis llamarme exagerado si queréis (nunca negare que lo sea), pero no he hablado mucho del demonio y menos todavía de su personificación femenina en forma de gestora de proyectos (como yo) que lleva gran parte de la sección internación europea, es especial su país de origen, Francia.

Cuando llego a esta nuestra empresa, unos meses más tarde que yo, parecía que solo era una chiquilla tímida detrás de sus gafitas o eso es lo que pensábamos, pues en cuanto se aclimato, se convirtió en una verdadera zorra… hago un pequeño inciso para dejar otra reflexión para la posteridad, os habéis fijado que popularmente en femenino, algunos nombres de animal son insultos, mientras que en masculino pueden hasta ser elogios, expongamos zorro y zorra:

  • Zorro:persona astuta y hábil para engañar o para evitar el engaño.
  • Zorra: por lo general aplicado a una mujer ligera de cascos… o en este caso sin escrúpulos o falta de moral.

¡ojo! Hablo de forma estrictamente popular, las definiciones según la R.A.E. son similares en cuanto a concepto sin tener en cuenta el género, a pesar de alguna acepción (literalmente prostituta) que solo hace referencia al género femenino.

Si, me he ido un poco por las ramas, pero si voy a llamarla zorra, al menos hacerlo con conocimiento de causa.

Hagamos un ejercicio visual dejando mis innecesarias disertaciones aun lado y comentemos algo más sobre su físico, sabéis la típica Francesita de película, delgada, no muy alta, rubia, ojos claros y pecas en la cara… vale, puede que este describiendo a la Fleur Delacourde interpretada por Clémence Poésy en el cáliz el fuego (fan número uno de Harry Potter) … pero no, ella no es así. Es bastante opuesta a esa actriz, tiene bastantes curvas (el termino gordibunea se aplica a las mujeres o es inapropiado), la melena castaña infinita (literalmente le llega a la cintura), morenita de piel y ojos casi negros… en definitiva es un pibonazo o más bien una pibo-nazi, me explico.

Hay muchos tipos de chicas y dentro de esos tipos hay más tipos… sabéis la típica chica que esta buena y lo sabes… pues también está la típica chica que esta buena, lo sabes y se saca partido… y también está la chica que esta buena, lo sabe, se saca partido y además se cree superior por ello, esa es Alizee Rousseau y a eso aún hay que sumarle un carácter hostil y casi supremacista.

Si, ella tiene ese carácter permanentemente (al menos con Cris no tenía que tratar tan a menudo) y yo soy como soy (no voy a decir de nuevo que soy gilipollas… uy, se me escapo) imaginaros como nos va cuando tenemos que trabajar juntos, pues alguno de mis clientes, aunque nacionales, hacen envíos al extranjero y yo de francés sabia entre poco y nada, ahora se una lista de insulto que me ha dedicado a lo largo del tiempo, os la adjunto para ilustraros:

  1. 1.Débile/ Bête/ Idiot = estos son fáciles, al final todo viene ser tonto o estúpido
  2. 2.Merde! = obvio a que hace referencia.
  3. 3.Con (conee) = otra forma de llamarme estúpido
  4. 4.Enculé(e) = algo así como “que te den” o como nuestro “que te follen”.
  5. 5.Putain = puta, este lo busque yo en Google para usarlo… Me Bad :`(
  6. 6.¡Va te faire foutre! = ¡que te jodan!
  7. 7.Salaud = cabrón o hijo de puta
  8. 8.Cochon = guarro o cerdo (ojo no el animal).
  9. 9.Nique ta mere! = vendría ser como “que se joda tu madre” y al parecer en francés muy feo decirle esto a alguien.
  10. 10.tête de noeud = este no la traduzco bribones, pero para mí no es un insulto.

Hay algo más que comentar sobre Alizee y es muy importante, ya que no solo a mi me trata así, nos trata así a todos los compañeros y compañeras, como veis esta vez no es solo cosa mía.

Por cierto, la notita ponía literalmente lo siguiente:

¡¡Necesito hablar contigo!!

…El Averno:

¿alguna vez ha veis pensado si iréis al cielo o al infierno? Ya creo que sé a dónde iré y además se cómo es el camino que conduce a ese lugar.

No es una caverna rocosa, es solo sea un pasillo de oficina, en colores crema y suelo madera oscura, con una alfombra anaranjada que recorre el centro y muchas puertas numeradas a los lados (una de ellas es la mía) pero según vas avanzando la temperatura sube y la puerta con el numero 6 aparece al fondo, emanando un aura de maldad infinita… se me va de las manos lo sé, pero ya estoy acostumbrado a negociar con el diablo, no vamos hacer un mundo de ello.

  • Bonjour – insultar no es lo único que se – ¿Qué quieres?

Sin esperar ninguna respuesta, paso a su oficina y me siento en una se las sillas libres, al otro lado de su escritorio, desde donde ella me mira.

  • Bonjour mon ami – fuerza una sonrisa – gracias por venir.

Demasiado cordial y sin insultos, está claro que algo quiere.

  • Tu dirás – cruzo lo brazo, sonrió y espero a que se explique.
  • Mon Dieu – pronuncia entre diente – necesito un favor
  • ¿Y qué me vas dará cambio? – voy directo al grano.
  • No sabes que te voy a pedir responde – a que vienen las prisas
  • Cierto – comentó sonriendo– pero estoy deseando decirte que no.
  • Necesito que el viernes me cubras – comento ignorando mi aparente negativa.

El viernes es el último día de curro y en condiciones normales, también seria de vacaciones, pero lo cambiamos para hacer un macro puente en primavera, el jefe es un buen tío y nos permitió hacerlo, pero no nos regalos un día si no que fue un cambio, con el que salimos ganando.

  • ¿Por qué debería ayudarte? – pretendo prolongar la agonía – ¿tú lo harías por mí?
  • No – al menos es sincera – pero lo necesito de verdad.
  • Joder, que huevos tienes – u ovarios.
  • Pero de verdad que lo necesito – se levanta fingiendo que su voz no suena desesperada.

Rodea el escritorio, se pone a mi espalda agarrando con firmeza mis hombros masajeándolos con bastante buena mano, nunca mejor dicho.

  • Vamos, por favor – sigue porfiando mientras masajea – lo necesito.
  • No dudo que lo necesites – comento – pero al menos miénteme para convencerme.
  • ¿me creerías si lo hago? – ese tono cínico es más propio de ella.
  • Para nada – loba con piel de cordero – pero esfuérzate.

Sus manos me empujan aportánme del respaldo para tener libertad de tratar el resto de mi espalda con la misma eficacia que mis hombros.

  • Como ves puedo hacer muchas cosas por ti – su voz suena pegada a mi oído

No se siesta zorreando conmigo, pero es la primera conversación larga y sin gritos que tengo con ella, solo es porque quiere algo de mi y se emplea a fondo con mi espalda… lo hace muy bien, por cierto.

  • Para para para – recupero la consciencia.

Obedece sin rechistar, sentándose en el borde de la mesa, dejando me ver sus largas piernas apenas tapadas por un corta vestido que no le llega casi ni a medio muslo, mientras me mira divertida sabiendo que casi me tenía en el bote.

  • Al menos explícamelo – comento dudoso me esta ganado en mi terreno – ni siquiera sé porque tengo que cubrirte.
  • No hay vuelos para otro día – se explica – y el mío lo cogí hace meses.
  • Vale – soy hasta comprensivo – pero te ha faltado decir que si no tendrás que pasar las vacaciones en este puto país.
  • quel idiot – sonríe divertida - ¿me ayudaras?
  • ¿Qué me das a cambio? – en estas condiciones no soy un gran negociador.
  • No lo sé – comenta melosa – lo que tú quieras

Desplaza una de sus piernas dejando el zapato en el suelo, posando su pie sobre mi muslo, acariciándome con los desnudo dedos mientras no deja de sonreír, sabe que me tiene pillado y poco a poco con pequeños movimientos su pie está más cerca de mi entrepierna y yo más cerca de claudicar.

  • ¿Lo que yo quiera? – murmuro sin perder de vista su pie.
  • Eres mi última opción – comenta manteniendo un tono suave – los demás de han dicho que no.

Sabe muy bien lo que hace y como engatusar a un hombre, mis ojos recorren desde los dedos de sus pies, que concierto están casi en ingle, mirando con detalle su desnuda pierna, terminado mi recorrido en su mulo y si quisiera con solo moverme un poco, a sabiendas además de que me lo permitiría, podría ver el secreto entre sus piernas…vale si ella es el demonio y sabe bien como tentar pero yo no quiero quedarme atrás, agarro su desnudo muslo para evitar que su pie llegue a la zona sin retorno y caigan las ultimo redaños de autocontrol que me quedan, voy a tirar de repertorio seriefilo para jugar mi última carta.

¿Habéis visto la serie Lucifer? Yo mucho y para mi gusto es magnífica e imitando el protagonista, voy a permitirme el lujo de concederle el favor que me pide, pero lo cierto es que no que pedirle.

  • Concedido – entrelazo mis dedos tras apartar su pierna y ofrezco una amplia sonrisa para fingir que he recuperado el control.

Me levanto dando media vuelta para irme con viento fresco, antes de que me hipnotice de nuevo o de que me vea bulto de mi pantalón.

  • Pero no me has dicho que quieres – dice contemplado toda la escenita.
  • Lo que yo quiera – juraría que hasta me sale un poco de acento británico.

Y me voy dejándola con la palabra en la boca y en vilo, no sé si podría decir que he salido bien parado del todo, ella sabe como tentarme y yo escape por los pelos

…El Comedor:

¿Conocéis a Murphy? ¿y a su ley más popular? Si esa misma, si algo puede salir mal, saldrá mal.

No, no me refiero a mi pacto con el diablo, aunque no negare que de momento he salvado la bala. Me refiero a que, si no puede tocar a Cris, Cris aparece tras cada esquina, está detrás de cada puerta y estoy seguro de que, si miro debajo de la alfombra, también estará allí.

Si, llevo fatal la primera norma (la única de momento).

Nunca llego el ultimo al comedor y si llegara sé que el chino o Javi me guardarían el sitio, sé que los sitios no son propiedad de nadie, pero existe una regla no escrita sobre donde se sienta cada uno y que esta feo robarle la silla a la gente. Asique al llegar las 2 de la tarde voy al comedor, me siento en mi silla y a la derecha de dios padre (un poco pretencioso por mi parte compárame con dios ¿no?) esta Javi y a la izquierda el Chino, por los siglos de los siglos.

Pero, desde el asuntillo de la ropa interior, Carlos ya no se sienta con nosotros, hemos perdido a Judas… pero eso a descompensado las mesas y ahora cada día se sienta una persona distinta con el grupo habitual y si, hoy ese sitio lo ocupa Cristina.

  • Que aproveche – dice muy cordial al sentarse en la mesa.

Un coral “gracias” sale de la boca de los apóstoles sentados ya la mesa, muy educados todos ellos, puede que me esté pasando con la referencias católico-cristianas, pero fui monaguillo, que esperáis.

  • Oye – sé que se dirige a mi porque me mira – al final ¿fue bien la oferta de ayer?

Cierto, tantas vueltas en el último capítulo sobre aquel lío para después ni mencionarlo en este, que mierda de narrador soy.

  • Bien, aceptaron – respondo con una sonrisa.

Ojo, las sonrisas no estaban prohibidas en la regla número 1, no señor.

  • Me alegro – Cris me devuelve la sonrisa.
  • Es buena noticia – comenta Sofia, sentada al otro lado de la mesa – tendremos que celebrarlo.
  • Si eso – el chino se una a la conversación – para una vez que no la caga, que menos que nos invite a unas cervezas.
  • Ya somos 2 – Sofia lo tiene muy claro – hoy pagas tu.
  • Somos 3 – Javi también se apunta – cerveza gratis, quien la rechazaría.

Ana no lo dice en voz alta, pero asiente a cada uno de los comentarios anteriores.

  • Cristina tú también puedes venir si quieres – Sofia consigue que, algo que debería ser educado, suena del todo horrible.
  • No gracias – el tono de Cris no se queda atrás – tengo planes con las chicas de auditoria.
  • Una pena – responde demasiado alegre Sofia.

La sonrisa se borra del rostro de Cris y me mira como esperando que diga algo, parece que estoy en un lio y no he abierto la boca ni para comerme mis espinacas.

  • Buenos, quizás nos veamos por ahí – comento intentando ser cordial – si tienes suerte aun estaré en ronda.

Mi respuesta parece gustar a Cris, pero no estoy seguro de que Sofia piense los mismo, ya que su mirada se me clava como un puñal.

  • Todo depende de cuanta pasta lleves – comenta el chino – te vamos a sangrar.

El socarrón cometario del chino saca unas sonrisas en la mesa, apaciguando un poco ese tenso clímax… usar la palabra clímax para algo no sexual está muy feo.

  • No hay más que decir – finalizo el tema tajante – a las 6 en la puerta principal.

…Sala 6B:

Todas las salas del edificio tienen un código alfa numérico, algunas por plantas otras por usos, el jefe es muy ordenadito y maniático con esas cosas.

En una de mis múltiples visitas a la cafetera, el diablo se enconde detrás de la puerta 6B, el almacén de suministro de la planta y me arrastra a su interior, mientras resuena en mi cabeza el “ highway to hell ” de AC/DC.

  • Aun no me has dicho que quieres – comenta usando el mismo tono que esta mañana – necesito saberlo para cerrar el trato.

Esta vez estoy preparado para todo y si quiere zorrear y yo voy a disfrutar de zorrearla, no si al final conocer la definición venia bien.

  • Dijiste lo que yo quiera – respondo – y aun no se lo quiero.

Llevo entrenando en esto de la gilipollez tanto tiempo para ahora ser majo y ahora el viento sopla a mi favor y si no soy un buen perdedor tampoco lo soy cuando tengo las de ganar.

  • Bueno, a mi no se me acurre nada – comento acortando las distancias – ¿y a ti?

La arrincono hacia el fondo de la sala y como pensaba no me aparta ni se molesta, tampoco se queja, creo que quiere algo más de mí que un simple favor, de a ver sido como conmigo esta mañana no creo que ningún chico de la oficina se negara ayudarla, por mucho que ella diga que nadie había aceptad ayudarla.

  • Muchas cosas – responde – todas horrorosas.

Es plenamente participe de juego y no se pone nerviosa como Paula, para nada.

  • ¿solo cosas horribles? – reduzco un poquito más la distancia – ¿no hay ni una buena idea en tu cabeza?

No voy a perderme la oportunidad de aprovecharme de la situación y mis manos, ambas, aterrizan en sus caderas tomando esta vez yo la delantera.

  • No son buenas ideas – responde dejándose querer – pero tampoco tienen porque ser malas.
  • ¿Vas a decirme cuáles son? – pregunto bajando ambas manos a su trasero.
  • No – no protesta por mi atrevimiento – eres tú el que tiene que pedir.

Termino de arrinconarla contra la estantería mientras ella rodea mi cuello con sus brazos, permitiendo que la distancia ya sea mínima entre los 2, sobo sus nalgas sin cortarme un pelo y ya no es que no proteste, es que sus ojos me miran sin rastro alguno de molestia dedicándome una bonita sonrisa.

Ya no hay distancia entre nosotros, busco su cuello para besarlo, mientras ella cierra un poco más la prisión sobre mi nuca. Beso con sutileza una vez tras otra, erizando su piel y haciéndola suspira, aprisiono el lubolo de su oreja, con pendiente y todo, entre mi labios y tiro de él, sin llegar a hacerle daño.

  • Se me ocurre algo que pedirte – comento directamente en su oído.
  • ¿el que? – pregunta hablando de una forma muy sensual.

Hago una pausa plenamente justificada para hacerme el interesante, mientras una de mis manos busca el final del vestido (cortito, muy cortito), colándose en su interior y subiendo hasta alcanzar la goma de sus bragas, haciendo amago de bajarlas. Me separa de su cuello para mirar a la cara, hay cosas que deben decirse a la cara, y me voy acercando poco a poco a su boca y aunque está dispuesta a recibirme de pleno, la besa justo en la comisura, corto, rápido y casto y al sepárame me sonríe de nuevo, sabiendo que ese asalto lo gano yo.

  • Quiero… - formulo la frase mientras de nuevo voy a la aventura – que limpies mi casa un mes.
  • ¿Cómo? – grita como respuesta y me empuja apartándome.
  • Pues que limpies mi casa un mes – respondo sin aguantarme la risa.
  • ¿Es enserio? – parece un poco decepcionada.
  • En serio – rara verdad.
  • Nique ta mere!  - se da media vuelta y se va ofendida.
  • Oye que no has aceptado – pincho algo más en la herida.

Ya solo la oigo murmura por el pasillo, mientras me descojo de risa yo solo en el almacén… vale no todo ha sido de risa, la erección que tengo en los pantalones me obligara a estar un rato esperando a que se me baje para no lucir paquete por el pasillo.

Si pensáis que soy un gilipollas estáis en lo cierto, pero quien dice que no salgo yo ganando a pesar de lo que acabo de hacer y no lo digo solo por toda la carne que he manoseado, ahora tendrá que venir a mi casa algún día para cumplir el trato… siempre que se digne a cumplirlo, pero sobre todo he conseguido ponerla en su sitio o vengarme por todo lo hija puta que ha sido, conmigo y con los demás, me gusta llamarlo justicia.

Dejadme añadir algo importante no directamente relacionado son el transcurso de los acontecimientos, pero no quiero que penséis que soy un machista que pone a las mujeres en su sitio suponiendo que su sitio es limpiando la casa, no señor, no soy así, pero sí que quería humillarla un poco y aunque sea triste, es la única forma que se me ha ocurrido.

  • ¿Qué le has hecho a la gabacha? – Ana entra en el almacén – casi me reviente contra la pared al cruzármela.
  • Venia por bolis – me excuso – y le he quitado el ultimo boli rojo.
  • Que carácter tiene la tía – no duda de mi cutre explicación.
  • ¿Y tú que haces aquí? – ahora pregunto yo - ¿esta no es tu planta?
  • Arriba no tenemos folios – dice intentando coger una caja del suelo – joder como pesa.
  • Trae anda que te ayudo – soy todo un caballero.
  • Gracias – su sincera sonrisa merece la pena el esfuerzo.

No hace falta decir que usa la caja de folios para tapar la aun visible erección en mis pantalones y encimo quedo bien al hacerlo, lo dicho un genio desperdiciado.

…Miércoles Cañero:

Gilipollas de palabra… creo que la expresión correcta es decir que “soy un hombre de palabra” pero me gusta más mi versión y cumplir promesa como tomarme unas cañas con los amiguetes no es que sea algo difícil de llevar a cabo.

A las 6 hora peninsular ya estamos todos en la puerta, decidimos desplazarnos todos juntos eligiendo el coche del chino, un jeep todo maqueado para las rutas por el monte que tanto le gusta hacer, tienes las plazas necesarias y encima en verano lleva la capota desmontada, lo que hace que sea una pasada ir en él.

Como todo un caballero ayuda a Sofia a subir a la parte de atrás, y me sienta entre ella y Ana.

El jeep es buena elección por 2 cosas, 1, las plazas traseras son estrechas y tengo 2 mujeres bien pegaditas a mí y 2, porque lo aparcas en cualquier lado. Pensareis, como puede ser que un coche que no es pequeño precisamente lo aparques en cualquier lado, pues veréis la crisis del ladrillo dejo un montón de descampados sin edificar en la zona donde vamos a tomar algo y un utilitario como el mío no lo vas a meter ahí, pero el jeep está hecho para eso.

Si subir podría ser complicado también bajar y me asegura de aprovecharlo, agarrando a Sofia de las caderas mientras ella pone los brazos sobre mis hombros para bajar y cuando toma tierra se queda tan cerquita de mí que su perfume vuelve a engatusarme, por el contrario del otro lado Javi intenta los mismo con Ana, pero con un resultado más torpe que termine entre las protestas de Ana y las risas del Chino.

Sentados ya en la terraza del Turín, un péquelo bar con una gran terraza y multitud de cervezas tanto de cañero como de botellín, las cañas se van sucediendo y las risas van aumentado con cada ronda, entre charlas de diversos temas y un poco de tonteo son Sofia, la noche se nos echa encima y sin estar seguro de quien lo propone, la palabra pub sale en la conversación y aunque es miércoles, ¿Por qué no pasarlo bien? Al final y al cabo los miércoles son los nuevos sábados ¿no?

Decidimos por recomendación del primo del amigo de un vecino de Javi ir a un pub que en teoría está de moda… pero de moda entras los jovenzuelos, porque nuestra mera presencia eleva la media de edad unos cuantos años y no porque seamos viejos, que quede claro. La primero y verdaderamente urgente es ir al baño, acto que aprovecho para ver la fauna del local, todo veinteañeros o similar, amén de un par de grupillos aislados como el nuestro.

Une pregunta al género masculino, a vosotros cuando soltáis una buena meada ¿os sube un escalofrío por la espalda o es que yo soy raro?

Con la vejiga ya vacía y tras lavarme las manos (importante) me vuelvo con los amiguetes.

  • Toma – el Chino me pasa un botellín con una mano – son 15€.

Con la otra mano me da el tiket mientras se ríe y me deja cara de tonto, pero bien es cierto que esta cumpliendo el cometido de sangrarme a raja tabla.

  • ¡A tu salud! – Sofia levanta su botella en mi honor.

Los demás la acompañan y yo también, que remedio. Dejándolos disfrutar de la birra, voy a la barra para pagar la cuenta.

  • ¿aún está en ronda? – una mano en mi espalda junto con una voz conocida.

Cris me ha abordado mientras espero las vueltas y esta preciosa, nada de camisa de empresa lo que es una gran noticia, unos shorts y un top que deja a la vista el ombligo, esta tan jodidamente bonita que me deja sin palabras y eso que ya la he visto desnuda.

  • Puedes decirle que esta guapa – comenta María apareciendo a la espalda de Cris.

Y tras ella, varias chicas más de auditoria, entre ellas Paula que solo cruza una fugaz mirada conmigo y va hacia la zona de mesas, junto con las demás.

  • ¿vienes? – Cris sonriente me agarra del brazo.

Cojo las vueltas del platillo y la sigo aun sin articular palabra para reunirnos con los demás que, que están intercambiando los pertinentes saludos entre compañeros.

  • Estáis todas muy… eso, muy eso – Javi se atraganta en las palabras, la cerveza y su timidez provocan en él una mezcla entre osadía y cobardía muy divertida.
  • Chicas – recupero la voz para auxiliar a mi bro – quiere decir que estáis todas muy guapas.

En el proceso le guiño un ojo a Cris para compensar no habérselo dicho a ella directamente y me lo devuelve cómplice.

  • ¿bailamos? – Sofia me agarra del brazo y tira de mi sin esperar respuesta.

Me dejo arrastras y aunque la música esta baja, más para conversar que para bailar y que seamos los únicos en la pista, no me desanima con semejante pareja. Por instinto mis manos van a sus caderas a la par que las suyas se posan en mis hombros y dejando que el ritmo nos guie nos movemos lentamente.

  • ¿podemos hablar seriamente? – pregunta sin dejar de mirarme a los ojos.
  • ¿no querías bailar? – respondo a lo gallego.
  • Quería hablar sin que nos molesten – se sincera.
  • Y yo que me había hecho ilusiones – vaya bajón.
  • ¿Qué te traes con Cristina? – pregunta sin rodeos.
  • ¿a qué viene esa pregunta? – yo sí que doy rodeos.
  • Venga, que no soy tonta – argumenta – que hace 2 días os llevabais a matar y ahora tan amiguetes.

Su afirmación, aunque certera, va cargada de bastante mal rollo.

  • Además, lo que hablamos de lo de las sonrisas– continua – y en el comedor ella te sonrió.

Se perfectamente de que habla y está claro que de tonta no tiene un pelo, sinceramente no sé cómo responderle de forma correcta, si es que hay una respuesta correcta.

  • No tenemos nada – evasivo y en parte es cierto.
  • No te creo – sus ojos reflejan más que sus palabras – no la he visto sonreír ni a Carlos.
  • Carlos no se merecía sus sonrisas – soy demasiado sincero, pero se me ve el plumero.
  • ¿nada va a ser tu ultima respuesta? – pregunta deteniendo el baile.
  • Sofia, no estamos juntos – respondo con una media verdad.
  • Si eso es lo que quieres contarme no voy a llevarte la contraria – dice con decepción mientras se separa de mí.

Y me deja solo es la pista, no es que no me lo merezca, pero no podía ser más sincero sin romper la promesa que le hice a Cris… después de tanto tiempo detrás de ella, como puede ser que justo ahora que parece que Sofia está más receptiva, justo ahora, Cris aparezca de la nada.

Por ganas correría detrás, pero por experiencia sé que no es buena idea, asique ando en dirección contraria de nuevo al baño, porque la verdad, no sé cómo seguir de buen rollo con los demás si Sofia sigue ahí y marcharme para casa con el rabo entre las piernas, pues como que tampoco.

…Sala WC:

Las puertas de los baños no están referencias con códigos alfanuméricos como en la oficina, solo llevan una bonita foto del hombre más hombre, Tom Selleck, en el de los chicos y una Marilyn Monroe en el de las chicas.

Me miro al espejo en plan reflexivo sin dejar de pensar que nunca una verdad fue tan incorrecta o incompleta, en todo caso, no me siento con ganas de fingir que no hemos tenido esa conversación (ojalá hubiéremos hablado de sus bragas) y me quedo refugiado en el baño.

  • Bailas tan mal que espantas a las mujeres – Cris se cuela en el baño – ha sido terminar el baile y Sofia se ha marchado como una flecha.

La miro sorprendido, pero mi cara no es que refleje la felicidad que debería a tener cuando un chico y una chica se cuelan el baño de una discoteca, esta vez no va ser para cumplir una fantasía, no será sexo discotequero.

  • ¿estás bien? – comenta abrazándome – no quería ofenderte con lo del baile.
  • Yo bailo de puta madre – sentencio – y tú ya deberías saber que no era bailar lo que quería.
  • Supongo que no – dice ya más seriamente – ¿te ha preguntado por mí?

Solo asiento con la cabeza, ella acaricia con cariño mi mejilla y no puedo entender como un gesto tierno me quema en estos momentos y menos aun como ella no se da cuenta.

  • ¿puedo saber que le respondiste? – pregunta.
  • Le medio mentí – respondo – le he dicho que no estamos juntos.
  • No le has mentido – dice convencida – no estamos juntos.
  • Pero tampoco le dije la verdad ¿no? – la miro desde el reflejo de espejo.
  • Lo hablamos por la mañana – comenta – pusimos una norma y todo es estaba bie…
  • Ya, pero no lo está – la corto.

Su cara es un poema ahora mismo, creo que, como yo, ella tampoco había pensado que por mucho que seamos discretos y aunque los demás no sepan nuestro secreto o se vean afectados por el directamente, a nosotros si nos cambia y eso cambia el cómo interactuamos con los demás.

Y mis reflexiones son absurdamente maduras.

  • Creo que tenemos que poner otra norma – su respuesta va muy en su línea.
  • Que propones – no es lo que necesito.
  • Nada de celos – es directa – ni celos, ni exclusividad ni nada por el estilo.
  • A ver si lo pillo – soy un poco sarcástico – básicamente no somo nada, pero ¿me das autorización para hacer lo que quiera?
  • No quería que sonora así – suena contrariada – pero puede servir.
  • ¿no lo entiendas? – soy sincero - eso no arregla nada.

Me siente mal a su reflexión porque no es lo que necesito oír y la forma en que le contesto la deja sin palabras, espero lo que vayáis viendo, pero en realidad soy un cobarde y más adelante veréis por qué.

  • Supongo que no está mal esa regla – respondo cambiado de opinión – vamos a pasarlo bien.

Y salgo del baño dejando allí sin más explicaciones, yo no hago bien las cosas, pero esperaba que ella fuera mejor que yo y ahora solo tengo ganas de tomarme un buen copazo.

…La Reina de la Pista

Seguro que sabéis que nunca pasa nada bueno después de las 3 de la mañana… pues no es después de las de 3 de la mañana es después de la tercera copa consecutiva.

Sofia se fue, llevándose a Ana con ella, las chicas de auditoria se dispersaron cuando Cris se marchó supongo que harta de que literalmente me tomara la nueva regla al pie de la letra y no dejara títere con cabeza, o más bien chica sin tantear en el local, pasando de ella por completo… no me sentaron bien sus palabras y tampoco me sienta demasiado bien el exceso de alcohol.

Solo el Chino me aguanta la borrachera, creo que él va peor que yo o al menos se tambalea más al andar, Javi se fue tras su fracaso al intentar que no bebiéramos más, ahora deambulo errático por el local, copa en mano hasta que, en mitad de la sala, en medio de un corrillo de gente, veo a una morena de frondosa melena, curvas de cine y carita de niña buena que me resulta particularmente conocida. Me cuesta colarme hasta primera fila (más por mis andares de borracho que por la aglomeración de gente), pero merece la pena cada codazo, cada empujón y cada mala cara de aquellos a los que he dejado atrás, la diosa que baila en el centro del corrillo lo merece, como contonea las caderas y menea el culo, me fijo tanto en sus atributos que tardo en reconocerla, pero al hacerlo me quedo embobado mirándola.

Y Paula se queda pasmada al verme, pero me sonríe cuando el hago el gesto de tomar algo.

…Cuestión Percepción:

Al final a Cris no la invite a nada, pero comparto un chupito con Paula en la barra, mientras nos reímos de como el Chino fracasa estrepitosamente con todos las chicas a las que se arrima, no es que sea feo o un mal partido, pero borracho pierdo todo posible encanto tras una manto de soberbia y chulería que no gusta mucho a las mujeres.

Finalmente le quito las llaves del jeep y consigo meterlo en un taxi con la promesa de que Paula lo acompañara, pero ella no llega montar en el coche y dudo que el llegue despierto a casa.

  • ¿a mi también me vas a meter en un taxi? – pregunta Paula divertida mientras despedimos al chino con la mano.
  • ¿Ahora que tengo sola para mí? – pregunto agarrándola de la cintura – ni en sueños.
  • ¿Qué te traes con Cris? – pregunta sin apártame.

Es la segunda vez hoy que en el mejor momento me preguntan lo mismo, dios debe estar molesto por mis comparaciones.

  • Nada – ni me molesto en elaboras excusas.
  • Vale – y me un beso en la boca.
  • ¿Me crees tan fácilmente? – técnicamente esa pregunta es cagarla.
  • No, ya sabía la respuesta – responde dándome un segundo pico – y no me importa.

No se necesitó comentar esa afirmación y la arrastro tirando de su brazo al callejo al lado del pub, hasta el fondo, mintiéndonos bajo un pequeño soportal y la empujó contra la puerta provocando un fuerte ruido metálico, lejos de molestarse por mi rudeza, agarra mi cara con fuerza, devorando mi boca con ansia, mordiendo y chupando a parte iguales, solo me queda un ultimo momento de cordura para mirar si alguien nos visto entrar y al no haber nadie a la vista, me dejo llevar por sus besos. Esto no va ser lento ni pasional, tampoco va a ser romántico y estoy seguro de que ella no espera que lo sea, busco por debajo de su minifalda la goma de sus bragas y esta vez sin amagos estiro con fuerza, bajándolas de golpe con un sonido de desgarro.

  • ¿me acabas de romper las bragas? – pregunta dejando de besarme.
  • Solo las he estirado un poco – respondo agachándome para terminar de quitárselas.

Miento como un bellaco mientras me guardo en el bolsillo el girón de tela en que he convertido su ropa interior, ocultación de pruebas lo llaman. Al levantarme acaricio sus piernas, levantado una de ellas, lo que hace que su entrepierna quede a mi entera disposición. Ella por su parte suelta el botón de mis pantalones y saca a relucir la tercera erección del día y la única que va a cumplir su cometido.

Busco en mis bolsillos con rapidez un preservativo (no os paso que cuando más falta hace, más difícil es encontrarlo) y me lo pongo sin prestar mucha atención a cómo va, para buscar penetrarla aún más rápido. Ella se pone de puntillas para facilitar mi tarea agarrándose a mi cuello y cuando se la meto suelta un gemido poco discreto y pienso que no dejamos de estar en la calle, levanto su otra pierna, cogiéndola en aire, sujetándola contra la puerta y comienzo a bombear, sellando su boca con la mía para acallar al máximo cualquier sonido… pero a cada embestida la puerta resuena y el ruido se convierte solo en una excusa para besarla, porque sus gemidos eran mas discretos que los golpes.

Escapando de mis besos, Paula se aferrada a mi cuello como una lapa, seguro que me deja marca, pero merece bien la pena cuando noto como se contrae su coñito, corriéndose bien a gusto, yo no necesito mas que un par de envestidas para terminar también. La dejo de nuevo en el suelo y mientras nos separamos arrojo el repletó condón, sin atar ni nada, aun contenedor cercano mientras miro como ella se recompone las revueltas vestiduras. No busca sus bragas, sabe de sobra donde están, solo se coloca bien la falta para evitar enseñar más de lo debido.

  • Puedes quedártelas – comenta mirando como me subo los pantalones.
  • Gracias – respondo sonriente.

Me acerco a ella para besarla de nuevo y aunque no me rechaza lo termina bien rápido.

  • Tranqui casanova – me separa bastante borde – has estado muy bien, pero eres un compañero de trabajo.
  • Vale tía dura – no negare que estoy un poco dolido.
  • No es por ti – comenta siendo un poco menos borde – pero ya deberías saber que donde tengas la olla no se mete hoya.

Muy cierto la verdad, pero demasiado tarde para aceptar su consejo.

  • Buen consejo – comento mientras caminamos hacia el exterior del callejón.
  • Esfuérzate en cumplirlo – me dice de forma casi maternal.
  • Es algo tarde para eso – comentó sincerándome.
  • Lo sé – dice dándome una palmadita en la espalda – tan gilipollas por fuera y tanto corazón por dentro, que complicado chico.

Si, su afirmación que es mas certera de lo que desearía y lo se quizás no estabais preparado para esta revelación, pero la regla joker debería haberos advertido sobre ello, Paula tiene más razón que una santa y eso me hunde un poco en la miseria, al pensar como puede ella haberse dado cuenta tan fácilmente y nadie más lo ha visto.

Nos despedimos con 2 besos en las mejillas en la parada de taxis, yéndonos una en cada una a sus respetivas casas.