Un fin de semana nos cambio la vida
Las experiencias que vivimos en un fin de semana nos ha cambiado nuestra forma de ver el sexo
Mi nombre es Javier y mi mujer se llama Elena, ambos somos morenos y delgados, Elena tiene una talla 85 de pecho y un culo firme, tenemos 35 años y llevamos juntos desde muy jóvenes.
Tras contar muestras experiencias en todorelatos, recibimos un montón de correos poniéndose en contacto con nosotros, uno de ellos nos hizo ser protagonista de esta historia.
Noelia fue una de las personas con las que mantuvimos conversaciones mediante el correo, al principio hablamos de los relatos y poco a poco fuimos manteniendo conversaciones más íntimas.
En un momento dado, tras muchos días de conversación, Noelia nos propuso quedar para conocernos en persona, tras varios días pensándolo, al final decidimos aceptar la invitación.
Elegimos una ciudad a media distancia entre donde vivía ella y nosotros y el fin de semana que nos venía bien a los tres.
El día se acercaba y la intranquilidad y las ganas nos invadían por igual, hasta que por fin llegó el fin de semana señalado.
Salimos el viernes al mediodía, el viaje fue tranquilo, pero según nos acercábamos al destino los nervios eran cada vez mayores, para nosotros era todo una novedad.
Llegamos al hotel, nos instalamos, nos pegamos una ducha y nos vestimos para bajar al salón del hotel, donde habíamos quedado con Noelia.
Mi mujer se puso un conjunto de lencería azul oscuro, estaba muy sexy, el sujetador llevaba bordados semitransparentes y su tanga de hilo fino por detrás y los mismos bordados semitransparentes por delante.
Eligio un vestido negro que le llegaba solo hasta unos quince centímetros por debajo de su culo, la verdad que si se agachaba un poco, prácticamente se le podía ver su precioso tanguita.
Yo me puse un pantalón negro y una camisa blanca y un jersey de licra negro que quedaba muy bien.
A las 19.30 bajamos al salón, nos dirigimos al bar del hotel y nos pedimos unos cubatas para aplacar los nervios, a las 20 habíamos quedado con Noelia en el salón del hotel.
Llegó la hora, Elena y yo estábamos esperando y de repente una voz nos saludó:
- Buenas tardes, ¿sois Elena y Javier?
- Hola, si somos nosotros, contestó Elena
- Eres Noelia, me imagino- dije
- Si, si soy yo- contestó con una ligera sonrisa
Se notaba que los tres estábamos nerviosísimos con la situación, nos saludamos cordialmente con dos besos, pero la verdad es que Noelia estaba también guapísima, llevaba puesto una minifalda de volantes negra que le llegaba a la mitad del muslo y una blusa blanca con puntos negros.
Su pelo era moreno y liso, media un poquito más que Elena y sus pechos estaban bien puestos, eran un poco más grandes que los de mi mujer y su culo era delgado, se podía decir que era muy parecida a Elena, Noelia nos había comentado por correo que tenia 31 años.
¿Nos vamos a tomar algo antes de ir a cenar?- pregunté
Por mi bien- contestó Noelia
Salimos del hotel y comenzamos a caminar hasta el primer bar que vimos, allí nos pedimos unos combinados, nos sentamos en una mesa y comenzamos a charlar.
La verdad que era una chica muy agradable, rompimos el hielo preguntando por cómo le había ido el viaje y según avanzaba la conversación los tres nos encontrábamos más a gusto.
Nos dirigimos al restaurante donde previamente habíamos reservado, la noche estaba siendo muy divertida, los nervios habían pasado y las risas entre los tres eran continuas, la conversación se fue haciendo cada vez más picante.
Al finalizar la cena, nos fuimos los tres a la zona de fiesta de la ciudad, entramos en algunos bares y seguimos disfrutando de la noche, era el cuarto o quinto bar en el que entrabamos, nos hicimos un hueco en la barra y pedimos unas copas.
Noelia y yo nos pusimos a bailar, nos alejamos sin darnos cuenta un poco de donde estaba mi mujer porque había mucha gente.
Al cabo de un rato Noelia me giró la cabeza y me dijo:
- Mira Elena, está disfrutando tanto como nosotros
- Estará ligando- dije en tono de broma
- Pues va por buen camino, mira donde tienen las manos los hombres- replicó Noe
Volví a mirar y pude ver como dos señores de unos cuarenta y cinco años estaban rodeando a Elena, uno estaba frente a ella y el otro a su lado, estaban hablando, pero uno tenía la mano en el culo y el otro la tenía por debajo de su vestido.
Mi mujer estaba sonriente y hablaba con ellos, me entraron los celos y me fui hacia ellos pero Noelia me cogió del brazo y frotándose contra mí me susurro que la dejara tranquila, que ya era mayorcita.
No dejaba de mirar a Elena y a la vez bailaba con Noelia, ésta bailaba con su cuerpo rozando el mio, mientras podía ver como los dos señores tenían las manos por debajo del vestido de mi mujer y a ella no parecía molestarle, yo no entendía nada.
Noelia me giró y se puso detrás de mí, sus manos agarraron las mías y su cuerpo lo juntó contra el mío, podía sentir sus pechos en mi espalda.
Al tiempo vi como Elena avanzaba entre la gente escoltada por los dos señores, les seguí con la mirada y los perdí justo a la entrada de la zona de los servicios, me giré y le dije a Noelia que me iba al baño, ella me dijo que me acompañaba, yo quería llegar rápidamente pero la cantidad de gente que había en el bar me lo impedía.
Entre empujón y empujón por fin llegamos al pasillo de los servicios, solté a Noelia y me dirigí al baño de hombres, abrí la primera puerta, había un lavabo y una puerta un poco más atrás, me dirigí a ella y miré por el ojo de buey, como el que hay en los barcos, que había en esa puerta, pude ver a un chaval meando, me di media vuelta y salí de allí.
Noelia estaba fuera, le dije que mirase en el baño de chicas a ver si estaba Elena, ella accedió y se metió a mirar, para mi paso una eternidad, estaba ansioso por saber dónde estaba mi mujer, salió Noelia y me agarró del brazo llevándome hacia el servicio de señoras.
Entramos, era igual que el de chicos, Noe se puso a mirar por el ojo de buey y me dijo que ahí estaba Elena, cuando me acerqué y miré, mis temores se hicieron realidad, Elena estaba allí.
No me podía creer lo que estaba viendo, mi mujer estaba entre los dos hombres, la falda del vestido en la cintura y su tanga por las rodillas, uno de los hombres se la estaba follando desde atrás y el otro estaba delante de ella con los pantalones bajados y su polla tiesa al lado de la cara de Elena.
El que la penetraba la estaba partiendo, sus movimientos eran rápidos y bruscos, y vi como ella se metió la polla del de delante en la boca.
Noelia y yo lo estábamos viendo, yo sentía una rabia terrible, Elena y yo nunca habíamos hecho nada sin consultarlo entre los dos primero, me giré hacia Noe y le planté un beso en la boca, ella no lo rechazó, yo seguí besándola y empecé a sobarle el culo con mis manos, le apretaba con todas mis fuerzas, subí mi mano izquierda y le sobe sus pechos como si no hubiese un mañana.
La rabia se apoderó de mí, me coloque detrás de Noe, la besaba, con una mano le tocaba las tetas y con la otra le acariciaba el coño por encima de su tanga.
Ya no había vuelta atrás, le baje su tanga, ella apoyo sus brazos en el lavabo, puse la punta de mi polla en su chocho y se la introduje sin ningún miramiento, me fue fácil la verdad, la penetré con fuerza, como si quisiera partirla en dos, mis manos en su cintura me ayudaban a hacer más bruscas la penetraciones, Noelia miraba hacia el suelo, sus brazos temblaban por las embestidas.
Me sentía como un animal salvaje, de repente la puerta del baño se abrió, primero salió uno de los señores, cruzamos la mirada, él sonrió y dijo, dale, dale duro, yo seguía mirándoles sin dejar de follarme a Noe, seguidamente salió Elena y nos miramos a los ojos, fue una sensación extraña, la furia no me dejo decir nada, ella puso una cara de susto, no esperaba verme allí y menos follándome a otra mujer, paró durante un segundo y después siguió hacia delante como si nada, inmediatamente salió el otro señor, que no dijo ni mu.
Yo seguí follándome a Noe, la rabia dio paso a la excitación, comencé a disfrutar de lo que estaba haciendo, mis embestidas seguían y ella acompañaba con sus movimientos.
Paramos un momento y nos metimos en el baño, en donde hacía unos momentos se habían follado a mi mujer, en el suelo pudimos ver dos condones, se la volví a meter por su coño empapado, le cogí de los pelos y le eche la cabeza hacia atrás para poder besarnos.
Volvimos a follar con un poco más de calma, ahora estaba gozando con cada penetración, pasaron unos minutos, sentía que me iba a correr enseguida, le saque la polla de su coño y descargué uno tras otro varios chorros de semen en la pared, ambos respirábamos agitadamente, yo estaba agotado.
Nos limpiamos y salimos del baño, justo al principio del pasillo estaba Elena esperando, nos miramos y la tensión era palpable, ninguno dijimos nada, simplemente nos fuimos hacia la salida del bar.
Estábamos los tres fuera del bar, ninguno sabíamos que hacer en ese momento, la cantidad de copas que llevábamos encima tampoco ayudaba a pensar.
- Bueno chicos, yo me voy, os dejo solos- dijo Noelia
- No, de eso nada, vamos a tomarnos la última- respondió Elena
- Me voy, me voy, mañana me llamáis y hablamos si queréis - volvió a decir Noe
- Venga de verdad te lo digo Noelia, tomamos una más y marchamos, te parece?- preguntó mi mujer
Noelia me miró, yo no dije nada, simplemente agaché la mirada, Elena volvió a insistir y tras unos segundos Noe aceptó.
Empezamos a caminar, ninguno decía nada, a unos diez metros nos metimos en otro bar, conseguimos atravesar hasta el otro lado del lugar donde había un hueco en la barra, pedimos las copas y allí estábamos los tres, aprovechábamos la excusa de la música alta para no hablar, solo nos mirábamos.
De repente Elena apoyo su cubata en la barra, nos cogió los nuestros a Noelia y a mí y también los dejó, con sus brazos rodeo nuestras cabezas y las juntó a la suya.
- Javi, Noe, siento lo que ha pasado- dijo Elena
- La verdad que cuando os he visto bailando y que me habéis dejado sola me han entrado un poco de celos- continuó diciendo ella
- Estabais disfrutando y me he sentido apartada- siguió diciendo
- Apartada?- pregunto Noelia
- Si era la gente que iba pasando la que nos iba empujando de un sitio a otro- dijo otra vez Noelia
- Bueno, el caso es que ha sido cuando han aparecido ellos y han empezado a hablar conmigo, yo les he seguido la corriente, me han invitado a un chupito, y poco a poco sin darme cuenta he entrado en su juego, no han dejado de piropearme en todo el rato y han conseguido que me sintiese como una reina- continuaba explicándonos Elena
- Me han propuesto invitarme a otro chupito si les regalaba mi tanga y no se me ha ocurrido otra cosa que decirles que igual no llevaba, entonces ha sido cuando he notado como con sus manos me tocaban por debajo del vestido- mi mujer seguía contando
- Entonces jose me ha vuelto a preguntar si le cambiaba el tanga por el chupito y he aceptado, he ido al baño para quitármelo, he entrado al baño y ellos han entrado detrás, han empezado a decirme que estaba muy buena, jose me ha empezado a acariciar el culo y sebas me ha besado, yo no he sabido que hacer y para cuando me he dado cuenta ya estaba a su merced- seguía contándonos
- Cuando he salido y os he visto me he llevado el susto de mi vida, no he sabido que hacer ni que decir, cuando estaba fuera ha sido cuando me he dado cuenta de todo. Espero que me perdonéis- acabo diciendo Elena
Noelia se dirigió a la barra, pidió tres chupitos y nos los tomamos, la tensión se había relajado, acabamos los cubatas y nos fuimos del bar.
- Por qué no tomamos la última en el hostal?- nos preguntó Elena
- No sé si voy a poder con una más- contesto Noelia
- Tu que dices Javi?- preguntó Elena
- Yo una más me tomo- repliqué
Elena miró en el móvil a cuanta distancia estábamos del hotel, nos dijo que llegábamos andando en menos de cinco minutos, agarro del brazo a Noelia y empezamos a caminar.
Por fin llegamos a la habitación, nos quitamos el abrigo, Elena cogió la botella de champán y las dos copas que nos habían dejado en la habitación como obsequio de bienvenida, yo fui a por el vaso que había en el baño, descorchamos la botella y nos servimos.
- He disfrutado mucho esta noche- comentó Noelia
- ha estado muy bien, eso sí es verdad- dijo Elena
- sí, yo también me lo he pasado muy bien- dije yo
Alzamos las copas, brindamos y nos la tomamos de un trago, Elena se levantó de la cama cogió la botella y volvió a rellenarlas
- Por cierto, que sepáis que al final no les he dado el tanga- dijo Elena mientras nos lo enseñaba sujetándolo con la mano.
Nos entró la risa a los tres, Elena se quitó el vestido, solamente llevaba puesto el sujetador.
- Lo que me hubiera jodido perder el conjunto, con lo que me gusta- exclamo mi mujer entre risas
- Es precioso, me gusta mucho, el mío es de color blanco- dijo Noelia
- A ver, a ver, enséñanoslo- le insistió Elena
Noelia se puso de pie, se quitó la ropa y nos mostró su conjunto, era blanco, su sujetador no llevaba tirantes y su tanga era minúsculo.
Elena se acercó a Noe, se puso detrás de ella, le soltó el sujetador y lo dejo caer al suelo, yo era un espectador de primera fila, le puso sus manos en los pechos y se los acariciaba lentamente.
Yo estaba empalmadísimo, Noelia agarró el culo de mi mujer echando los brazos hacia atrás.
- Quítale el tanga Javi- me dijo Elena
Yo me arrodillé delante de Noe, con mis dos manos le bajé lentamente el tanga hasta que se lo quité del todo, entonces ella abrió las piernas y yo sin dudarlo le empecé a chupar el clítoris.
Elena soltó a Noe, se desabrochó el sujetador y se tumbó en la cama completamente desnuda, Noe se apartó de mí y se puso a cuatro patas en la cama, mientras era ella la que ahora le estaba comiendo el coño a mi mujer.
Metí la cabeza entre sus piernas y seguí chupándole su chocho, poco a poco fui metiéndole los dedos en su vagina.
Me levanté y me quité la ropa, mi polla estaba dura y tiesa como un palo de hierro, cogí un condón de la cartera, me lo puse y me coloque detrás de Noelia, apunté mi capullo hacia su coño y se la metí, sus jugos hicieron la cosa sencilla.
Yo me estaba follando a Noelia mientras esta le chupaba el coño a mi mujer, al rato Noe se levantó, se giró mirándome a mí y puso su coño encima de la boca de Elena, esta empezó a chupárselo de inmediato, yo me adelante un poco y le metí la polla a mi mujer.
La empotraba con suavidad, sin prisa, mientras mis ojos miraban fijamente los ojos de Noe, nuestras cabezas se inclinaron un poco hacia delante y nos besamos.
El cuerpo de Elena se retorcía de placer, por fin se incorporó, se sentó encima de mi polla y me besó apasionadamente, Noe se puso de rodillas al lado nuestro, y le empezamos a chupar un pezón Elena y el otro yo.
Tumbé a Noelia en la cama y empecé a follármela de nuevo, mientras mi mujer nos observaba sentada al lado, de vez en cuando besaba a la chica y con sus manos masajeaba sus pechos.
Yo ya no podía aguantar más, me iba a correr y esta vez no iba a sacar mi pene del coño de Noelia, comencé a follármela a saco, se la metía y sacaba una y otra vez, los gemidos de Noe eran continuos, mi cuerpo no aguanto más y solté todo lo que quedaba de mi leche dentro de su cueva, un placer inmenso recorrió mi cuerpo, caí rendido encima de Noelia.
Al poco rato me incorpore, me quite el condón, lo deje en la mesilla y me tumbe en la cama de nuevo, allí seguían las dos hembras haciendo un 69, se estaban chupando y masturbando la una a la otra, todavía tenían fuerzas y ganas.
Ambas estaban a punto de correrse, sus movimientos se aceleraron, sus gritos se oían por toda la habitación, la primera en correrse fue Elena, pero no dejo de masturbar a Noe hasta que a los pocos segundos lo consiguió.
Ahora los tres habíamos descargado, estábamos agotados, abrimos la cama y nos metimos en ella, Noe estaba en medio de nosotros dos, nos dimos las buenas noches y nos quedamos los tres dormidos.
En otro relato les contaremos lo que hicimos los tres el sábado.
javieryelenasomos@hotmail.com