Un fin de semana especial

A veces hay placeres que un buen hombre no puede negar a su mujer, incluso si para optenerlos necesita otro hombre

UN FIN DE SEMANA ESPECIAL

  • Juan es impresionante, en la cama folla como nadie, y te lo digo yo que de eso entiendo.

Esta conversación sucedió en nuestra casa, Blanca quien se lo decía a Tina, mi mujer, ella es la mejor amiga de mi mujer, sigue soltera y lo será siempre, según dice, porque eso de tener un solo hombre no está hecho para ella.

Todo pasó cuando regresó de unos días de vacaciones en un apartamento que se había comprado y el tal Juan era el vecino, un hombre que "tenía un cuerpo de película" y "siempre estaba dispuesto a echarte un polvo"

Oír hablar a Blanca de aquella manera se había convertido en algo habitual, no tenía pelos en la lengua y nos tenemos mucha confianza, sus relatos me ponían muy caliente, era capaz de explicar con todo lujo de detalles un polvo sin ruborizarse, incluso le propuso a mi mujer hacer un trío con migo, pero ella no quiso, que pena.

Mi mujer está muy lejos de su amiga en este punto, siempre ha sido más bien cortada en el sexo, me costó medio año llevármela a la cama y no era virgen, un antiguo novio consiguió llevarla a la cama tras dos años de relación.

  • Os invito a venir un fin de semana, pero tienes que dejar a Tina que se folle al vecino, una mujer no debería morirse sin probar un tío así, me dijo Blanca.
  • Que loca eres, respondió Tina, iremos pero me follaré solo a mi marido.
  • Como puedes permitir que tu mujer no sienta algo así? Me preguntó Blanca

  • Si yo ya le dejo, dije con un tono burlón.

  • Quieres que me folle a este hombre?, me dijo horrorizada mi mujer.
  • No es que quiera, pero no soy nadie para privaré.
  • Ves mujer, hasta tu marido te deja, yo le llamo y lo arreglo.

Sería verdad aquello o una simple broma?, todo hacía pensar que una simple broma, no hablamos nunca más del tema y se acercaba la fecha de las mini vacaciones en su apartamento, unos días antes Tina me dijo que había quedado con su amiga para ir de compras, eso suponía llegar tarde, le dije que prepararía una cena para los tres, cuando llegaron lo hicieron cargados de bolsas, mi mujer me enseñó lo que habían comprado, se notaba la influencia de su amiga pero lo más fuerte era la ropa interior, un par de conjuntos de lo más sexy de tanga y sujetador.

  • Cuando Juan te vea con esto te lo arrancará y te comerá

Le dijo Blanca, la respuesta de mi mujer no fue muy aclaradora:

  • No seas loca.

Es curioso porqué no estaba dándole un no rotundo pero no le hice mucho caso, se como es mi mujer.

  • Míralas bien, me dijo Blanca cogiendo las bragas, Juan me rompió dos de parecidas, quedaron hechas añicos, no las volverás a ver enteras.
  • No le dejaré, dijo mi mujer riendo, me las sacaré antes.

Empecé a mosquearme, pero mi mujer no era capaz de hacer aquello y acabé suponiendo que simplemente le seguía la broma.

Llegó el día de partida mi mujer estaba muy nerviosa, más de lo normal, fuimos a recoger a Blanca y nos pusimos en marcha, por el camino solo se hablaba de Juan y lo bien que follaba, los relatos de Blanca me calentaban y Tina lo comentó varias veces, incluso pe puso la mano sobre la polla diciendo:

  • Vaya, como te has puesto, te gusta lo que cuenta mi amiga?

No era necesaria una respuesta, la que sí dijo algo fue Blanca:

  • Espero que cuando te lo cuente tu mujer te pongas igual de caliente.

Los nervios de mi mujer, el que ya no negara que quería, los comentarios de Blanca, todo me estaba poniendo nervioso, claro que cuando conseguía poner lucidez a mi mente acababa convenciéndome que no sería posible que Tina quisiera follarse a un desconocido.

Llegamos al apartamento, deshicimos las maletas, Blanca nos dijo que había invitado a Juan a una café a media tarde "para que conociera a Tina", lo curioso es que mi mujer solo se reía.

Una hora antes se encerraron en la habitación para arreglarse, cuando llamaron al timbre todavía no habían acabado, Blanca me pidió que le abriese, al verlo me quedé asombrado, nunca me he fijado en los hombres pero podía entender que una mujer cayera ante tal pedazo de macho.

Me presenté, me preguntó si era el marido de Tina, de quien tanto le había hablado Blanca, le hice pasar a la terraza y nos servimos unas cerveza, el chico era muy simpático y a pesar de saber que nuestra amiga lo había invitado para que se intentara ligar a mi mujer me cayó bien enseguida.

La aparición de las chicas fue apoteósica, en especial la de mi mujer, con una minifalda roja y una blusa blanca que dejaba transparentar el sujetador, sin duda uno de aquellos tan sexys que se había comprado. Al verla Juan no tenía más ojos que para mi mujer, Blanca trajo más cervezas y poco a poco el ambiente se iba animando, especialmente mi mujer y Juan que muchas veces parecía que estaban ausentes de nosotros.

La conversación se derivó a restaurantes de la zona, bueno, la conversación entre mi mujer y Juan ya que Blanca y yo solo escuchábamos, hablaban de uno muy bueno hasta que este le dice:

  • Te invito a cenar allí hoy
  • Pero no cuesta mucho conseguir mesa?
  • Tengo un amigo que nos conseguirá una para dos esta noche.

Para dos?, estaba claro que dentro de los dos no estaba incluido, pero lo más alucinante fue la respuesta de mi mujer.

  • Muy bien, a qué hora me recogerás?
  • A las diez.

Y siguieron hablando como si no pasara nada, mi mosqueo era total, aquello se me escapaba de las manos, Tina se había tomado mis palabras en serio?

No tardó en irse, si estaba mosqueado más lo quedé cuando mi mujer le dijo:

  • Estrenaré bragas y se tu afición para romperlas, espero que me las pueda poner otro día.
  • Yo no estaría muy seguro, le respondió.

Cuando se cerró la puerta las dos mujeres se pusieron a gritar y saltar de contentas, como dos chiquillas, le dije a Tina

  • Pero eso va en serio?
  • Claro, llevo una semana insinuándolo y tu ni te enteras, está decidido

No me dio la menor oportunidad de contestar, se encerraron el la habitación, me senté en el sofá pensando en todo aquello, de vez en cuando salían, mi mujer se probaba ropa de Blanca y me preguntaban qué tal le quedaba pero me hacían muy poco caso, tanto tiempo estuvieron que a las diez seguía arreglándose, llamaron al timbre, era Juan, no sabía cómo reaccionar, para mí era muy poco normal que un tío viniera a recoger a mi mujer con claras intenciones de llevársela a cenar y follársela, creo que se dio cuenta de mi mosqueo y con una cerveza en la mano me dijo:

  • No sé por qué te preocupas, sabes perfectamente lo que pasará y es mejor así que ser engañado.

Lo malo es que tenía toda la razón pero eso no quitaba que no me pareciera bien dejar a mi mujer campar de aquella manera.

No tardaron en salir, Tina llevaba un vestido preciosa, se había ondulado el pelo y puesto zapatos de tacón alto que realzaban las piernas que quedaban desnudas, Juan se levantó y mirándola de arriba abajo le dijo:

  • Sabes, tu amiga me dijo que eras muy bonita pero se quedó corta.
  • Gracias
  • Al final que has decidido de lo de las bragas?
  • Me arriesgaré, dijo riendo,
  • Queréis una cerveza, dijo Blanca
  • Claro
  • Sentaros
  • Falta una silla, dije.
  • No es problema, dijo Juan, que Tina se siente en mi falda.

Mi mujer como si fuera lo más normal lo hizo.

Tomamos la cerveza, Juan agarraba a mi mujer por la cintura y no dejaba de tocarle las piernas.

  • Que piel tan suave tienes, le decía poniendo las manos en los muslos.
  • Gracias, eres un adulador.

  • nos vamos?

  • Claro que sí.

Se cogieron de la cintura, me quedé como un idiota mirando como aquel hombre se llevaba a mi mujer, Blanca me dijo:

  • Y si salimos a cenar?, no los esperaremos aquí, seguro que no regresará hasta por lo menos las cinco o las seis.
  • Tanto van a tardar?
  • La cena se acabará a las doce, después la llevará a tomar algo, un par de horas más, y en la cama este no dura menos de tres horas.

Consciente del horario de mi mujer salimos a cenar, a pesar de los intentos de Blanca no me sacaba de la cabeza lo que ocurría, o mejor, lo que me imaginaba que ocurría.

A la una ya estábamos de cenar, quería volver al apartamento pero Blanca insistió en que fuéramos a tomar algo, entramos en un bar, mi vista se calvó inmediatamente en una pareja, a pesar de estar muy juntos no podían ser otros, eran Tina y Juan, estaban sentados en un rincón besándose, sus manos no paraban, aquella pasión nunca la había visto a mi mujer, los celos me pinchaban el estómago, Blanca se dio cuenta enseguida de lo que pasaba y casi me sacó a rastras, fuimos a otro bar, me dijo que tenía que entender a mi Tina, era una mujer con muy pocas experiencias y necesitaba vivir aquella aventura que no representaría nada, solo una noche loca.

Me confesó que la semana anterior estuvieron varias horas hablándolo, que ella en el fondo quería pero no se atrevía por mi reacción pero al final accedió.

Volvimos al apartamento, no quise acostarme y Blanca me acompañó, no se puede decir que tuviéramos una gran conversación, más bien unos grandes silencios, cada vez que oía el ascensor me iba a la puerta y miraba por la mirilla de la puerta, hacia las tres los vi, mi mujer estaba abrazada a Juan y marreándose, este casi no podía poner las manos en el bolsillo para sacar las llaves de su apartamento, abrió la puerta, la cogió en brazos y entraron.

Blanca me cogía por la espalda intentando darme ánimos pero lo tenía difícil, aquellas horas se hicieron eternas, en mi cabeza solo había imágenes de mi mujer follando como una loca con Juan.

Pero el tiempo pasó, hacia las 5, como había previsto Blanca, se abrió la puerta, Tina tenía una expresión de felicidad que nunca le había visto, casi no hablaba, solo balbuceaba que había sido algo inolvidable y que necesitaba descansar, se dirigió a la habitación, yo detrás, se sacó el vestido, no llevaba nada debajo, se tumbó en la cama, me dio un beso diciéndome:

  • Gracias por haberme dejado ser la mujer más feliz del mundo.

Y se quedó dormida desnuda encima de la cama, me costó conciliar el sueño y cuando hacia las once me desperté mi mujer no se había movido, me levanté, Blanca me oyó y también salió de la habitación, le conté lo que me dijo y que no se había movido en toda la noche, me dijo:

  • Sé que lo has pasado mal pero esto le hará entender que tienes un marido maravilloso.

Y empezaba a entenderlo, supongo que sus únicas palabras antes de dormirse me hicieron cambiar de opinión, aquello no eran unos cuernos, solo el querer disfrutar de algo distinto y muy placentero que yo jamás podría darle.

Una hora después oímos que salía de la habitación, se había puesto una camisa mía, seguía muy contenta, se acercó a mí y me dio el beso más apasionado de nuestra vida. Blanca le dijo que se sentara que ella prepararía un café, la respuesta me dejó perplejo:

  • No sé si podré, me dio por el culo.

No sin ciertas dificultades se sentó, nos dijo que todo había salido mejor de lo que había pensado y que Blanca tenía toda la razón, Juan es insuperable en la cama.

No quiso explicarnos muchos detalles, solo supimos que se corrió en todos sus agujeros y que si, le destrozó las bragas.

Cuando acabábamos de comer llamaron al timbre, era Juan, mi mujer se puso muy contenta, se dieron un beso en la boca sin importarle que yo estuviera allí, vino hacia mí y me dijo:

  • Tienes una mujer maravillosa.

Estuvimos bastante rato hablando, a Juan no le importaba hablar de lo que pasó y de cómo le comía el coño a mi mujer, de cómo le comía la polla, o como se la follaba por el culo, coño y boca, Tina fingía un falso pudor.

  • Porqué no me acompañáis a vuestra habitación, les dijo Juan a las mujeres?

Se las querrá follar a las dos?, no lo sabía pero ellas no se opusieron, que morro!, pensé, se fueron a la habitación de Blanca, me dejaron solo, podía oír que hablaban y reían, nada hacía pensar que estuvieran montando una juerga sexual, pude ver varias veces a Tina que salía hacia nuestra habitación en bragas, y regresaba con ropa con ropa.

Cuando salieron de la habitación las dos mujeres estaban increíbles, muy guapas, con vestidos cortitos enseñando las largas piernas, Juan las abrazaba, me quedé mirando sin entender que pasaba, se pusieron delante de mí, me dijo:

  • Eres un tío con suerte, estas dos bellezas son para ti esta noche, no me defraudes.

Quería decir que aquella noche tendría que fallarme a las dos?, por qué no?. Me levanté, Juan se apartó para que ocupara su sitio, las abracé, una a cada lado, le di un beso a los labios de mi mujer y al separarme los de Blanca me esperaban, nos morreamos, era extraño besar a otra mujer mientras abrazaba a la mía, oí la puerta como se abría, era Juan que se marchaba. Le dije:

  • Gracias.
  • Un tío ten genial como tú no se merece menos.

Y se fue, me dijeron que estaban a mi disposición toda la noche, eso sí, querían gozar como locas, mi polla empezó a reaccionar, la mano de mi mujer se puso encima de ella y unos segundos después la de Blanca compartía una parte del paquete.

  • Y si antes nos llevas a cenar?, dijo mi mujer

Iba a cenar con dos hembras preciosas que se morían de ganas de follar con migo, era alucinante, fuimos en taxi para que me pudiera dedicar a recibir y darles cariño, el taxista no se extrañaba de nada, no mostró ningún gesto cuando me vio que me besaba con la una y la otra.

En el restaurante mi mujer le contaba a Blanca mis habilidades en la cama y ellas no paraban de decirme lo que querían, mi empalme no se bajaba.

Regresamos a casa, en el taxi casi la liamos, saqué las tetas de mi mujer del vestido y se las chupaba pero Blanca quiso el mismo trato, el taxista nos miraba y por muy poco no chocamos con otro coche.

Al entrar en el apartamento me arrastraron a la cama, las tendí, las iba desnudando a cada una con una mano, cuando las tuve solo en bragas y sujetador no me molesté en desabrocharlos, los arranqué dejándolos destrozados, Blanca comentó a Tina:

  • Esa promiscuidad nos sale carísima.

Admiré a aquellas dos bellezas desnudas pero no me dejaron mucho ya que me desnudaron en un abrir y cerrar de ojos, incluso antes de acabar la boca de Blanca se puso sobre mi polla, mi mujer me acariciaba, mis manos hacían lo que podían sin abandonar a ninguna, después pugnaban por mi polla con las manos y las bocas, no podía aguantarme y les advertí que me iba a correr, recogieron la leche con las dos bocas, pugnando por no dejar escapar nada y cuando dejé de correrme lo que hicieron me puso más caliente todavía, juntaron sus bocas y con la excusa de robarse la leche la una a la otra se morreaban, las manos de Blanca se pusieron sobre las tetas de mi mujer, esta lo notó y la imitó, aquello era un juego lésbico que no quise perderme, cuando la mano de Blanca llegó al coño de mi mujer empezó a gemir como una loca, ella hizo lo mismo, desde mi privilegiada posición pude ver su primer orgasmo lésbico y simultaneo.

Mi polla con el espectáculo había reaccionado ya, se tumbaron con las piernas abiertas, puse la cara entre las de mi mujer, cuando alzaba la vista veía como se acariciaban y besaban, cuando se corrió cambié de coño, le hice una gran comida a Blanca que me lo agradeció con una eyaculación que me dejó la cara mojada.

Era el momento de penetrarlas, mi mujer me ayudó a entrar la polla en el coño de su amiga, esta gemía no solo por mi follada, Tina le estaba comiendo las tetas, la puse en posición pero, mi mujer encontró la manera de disfrutar de aquello, abrió las piernas y las puso delante de la boca de su amiga, aquello era magnífico, ambas mujeres iban corriéndose una y otra vez.

Sabía que debía cambiar, hice salir a Blanca para follarme a mi mujer, esta ya se puso en la posición de perro para poderle comer el coño a su amiga y así continuaron corriéndose.

Mi mujer, que me conoce muy bien, cuando vio que estaba bastante a punto de llegar mi orgasmo quiso parar, me dijo:

  • Esta leche tiene que ir al coño de Blanca

Me puso la polla en el coño de su amiga, ella le tocaba el clítoris y las tetas, cuando me corrí dentro de Blanca no paraba de gritar de placer.

Acabamos extenuados, nos quedamos dormidos los tres abrazados, me desperté a media noche, me levanté, estaban preciosas desnudas en la cama, mi polla se puso en forma de nuevo pero no quise despertarlas, se les notaba demasiado contentas como para interrumpirles el sueño.

Me desperté hacia la una, ellas seguían durmiendo, me dirigí a la cocina donde me hice un café, salí a la terraza, vi a Juan que estaba en la suya, nos saludamos, me preguntó:

  • Como te ha ido?
  • Ha sido maravilloso, ven y te lo cuento

Vino al apartamento, le hice un café, le acompañé a la habitación para que las viera con qué cara dormían, le conté lo que había pasado y lo bien que resultó, solo podía darle las gracias por su plan, me dijo:

  • No ha sido mi plan, lo han preparado todo ellas, cuando Blanca me pidió que me follara a tu mujer ya lo tenían todo pensado, me pasó a tu mujer y por teléfono me lo contó todo, ahora podrás disfrutar de tener a una esposa sexualmente liberada y aprenderás que el que se acueste con otros te da a ti tantas posibilidades como a ella, es lo mejor que te puede pasar, además, a Blanca no creo que sea la última vez que te la folles.

Solos albergaba buenos sentimientos de aquel hombre, y quise agradecérselo de alguna manera, le dije:

  • Por qué no vas a despertarlas?, seguro que estarán contentas.
  • Me encantaría volverme a follara tu mujer
  • Jaja, seguro que tendrás muchas otras oportunidades, pero no dejes escapar esta.

Se desnudó, pude ver su polla, era impresionante, no sé como mi mujer pudo entrar aquello en el culo, se fue a la habitación, se oyeron gritos, risas, pero especialmente gemidos.

Comimos todos juntos casi a las 5, las chicas estaban muy contentas y nosotros no menos

  • Y esta noche que hacemos?, dije, mañana ya nos vamos.
  • A mí me apetece salir sola con Tina, iremos a ligar, dijo Blanca, que está desentrenada y tengo que enseñarle.
  • Muy bien, dijo Juan, nosotros también iremos a ligar.

Juan me recogería a las diez, el resto de la tarde se lo pasaron preparándose para la noche, mi mujer me pidió que fuera a comprarles condones.

  • No queremos follar a desconocidos sin condón, me dijo:

Realmente se vistieron para ligar, de aquella manera antes de media hora lo harían conseguido, mi mujer se puso un top que era fácil ver que no llevaba sujetador y se le marcaban los pezones con una falda amplia y corta, Blanca llevaba un vestido que el escote hasta al ombligo, se subieron la falda para mostrarme que no se habían puesto bragas, "ya no nos quedan" dijo Blanca riendo.

Se fueron antes de que llegara Juan pero tardó poco, me dijo que había hecho un par de llamadas y unas amigas nos esperaban en un bar, cuando las vi me quedé impresionado, estaban buenísimas, una, que luego supe que se llamaba María se acercó a mí y me dijo:

  • Mis bragas están mojadas desde que Juan me ha hablado de ti, espero que no tardes en hacerme correr.

La otra, Marta, no sé que le decía a Juan pero no paraban de reír. En el restaurante no paraban, nos metían mano por debajo la mesa, eran unas máquinas del sexo.

Después de cenar nos fuimos al apartamento de Juan, allí tomamos una cerveza y empecé a meterle mano a María en el sofá, no tardé mucho en desnudarla, miré a Juan que ya le estaba chupando las tetas a Marta.

  • Nos vamos a la habitación?, me dijo María

Casi me arrastró, me la follé por todos los agujeros, de vez en cuando pensaba en mi mujer y deseaba que hubiese encontrado un buen amante, también oía a mi amigo y su ligue como gemían y gritaban, conseguí mostrarme ante María como un gran amante.

Pero si esto era poco, cuando estaba fallando por el culo a María se abrió la puerta, era Marta, se puso al lado de Maria y le dijo que si quería cambiar de amante, se salió, con Marta repetimos lo que tanto gustó a María y no tengo ninguna duda de que disfrutó por lo menos igual.

Acabamos los cuatro en el salón, comentamos lo bien que había ido y las chicas se fueron, antes ambas me dieron sus teléfonos por si quería repetir.

Me fui al apartamento, me acerqué a la puerta de mi habitación y no me quedó duda, mi mujer no había acabado, los gemidos eran evidentes, pensé que quizás Blanca ya habría terminado pero tampoco por lo que me quedé en el sofá. Pocos minutos después oigo que se abre una puerta de nuestra habitación, vino al salón un tío desnudo, cuando me vio casi se asusta, me preguntó:

  • Y tu quien eres?
  • Soy el marido de Tina
  • Tina?, la que está con migo?, me preguntó asustado
  • Sí, pero no te preocupes, no pasa nada, somos una pareja muy abierta.

Se tranquilizó, cogió unas cervezas de la nevera y se fue hacia la habitación.

Hasta mucho después no se fueron los dos hombres, Blanca y Tina me contaron poco, estaban muy cansadas, nos fuimos a la habitación, Blanca quiso dormir con nosotros "con la condición de que le dejara dormir", los tres estábamos muy cansados para seguir follando.

Me desperté antes que ellas, me preparé un café recordando los buenos momentos que habíamos vivido los cuatro, regresé a la habitación para ver que hacían mis chicas, seguían dormidas pero estaban abrazadas, poco rato después oí ruidos, volví a la habitación, estaban haciendo un 69, mi polla se puso a tope, Tina me vio, dejó de chupar el conejito de su amiga y me dijo:

  • Por favor, déjanos solas, esto es nuevo para mí.

Acepté no sin cierto desengaño sus deseos, me hubiese encantado ver una relación lésbica completa, tuve que imaginármela desde el sofá.

Bastante rato después salieron de la habitación, los tres estábamos desnudos y mi empalme era evidente, recogimos todo y nos dispusimos a hacer el viaje de regreso.

Por el camino recordamos todo lo sucedido y las nuevas expectativas que se abrían en nuestras relaciones y al llegar a casa tuvimos la mejor relación sexual de nuestra vida.