Un fin de semana en moto
Desde ese dia las rutas en moto con mis amigos son muy diferentes. Dedicado a tod@s l@s moter@s.
Un fin de semana en moto
Soy un gran amante de las motos y si son deportivas aún más. Poseo una Kawa ninja de 600 y estoy muy orgulloso de ella. La cuido y mimo casi a diario (cuando mi poco tiempo libre me lo permite). Hace unos dias quedamos los amigos para ir a pasar un fin de semana de ruta por la costa norte con nuestras monturas. Preparé el poco equipaje que llevaba (una muda limpia, un par de camisetas, una toalla y un bañador para la playa). No se me olvidó de cargar la tienda de campaña puesto que la noche del sábado la pasamos en un camping. Me puse mi traje de cordura color verde y negro con mis botas, guantes y el casco y partí al lugar donde nos íbamos a reunir.
Cuando llegué ya estaban alli Toño y Juanjo con sus respectivas novias (he de puntualizar que estaba soltero hasta entonces). Al rato se presenta Carlos, se acerca a mi y me dice que si podia llevar en mi moto a Carolina, una amiga de su novia que quería apuntarse a la marcha. Le dije que no había problema a si que me dijo que según pasábamos por su casa a recoger a su novia cogeríamos también a su amiga. Después de volver a planificar la ruta para que nadie se perdiera fuimos a buscar a la pareja de chicas que faltaban. La novia de Carlos había preparado unos bocadillos para almorzar. ¡Que pinta tenian!. Al rato sale Carolina. Morena, pelo largo,ojos marrones, de estatura alta, con un cuepazo increible. Vestía con un traje negro y rojo que le prestó la novia de Carlos ya que era la primera vez que iba con nosotros. Quizá sería una talla menos de la que necesitaba porque se marcaba todo su cuerpo. "Hola, soy Carol. Tú debes ser Josu. Encantada de conocerte" y me dio dos besos. Le pregunté que si había montado alguna vez en moto y contestó que varias veces en la de Carlos por lo que tenía idea de cómo comportarse en carretera. Eso me facilitaba mucho la labor. Una vez que todos estuvimos preparados nos montamos cada uno en su respectiva moto, arrancamos y partimos hasta nuestro primer destino. Cuando sentí el cuerpo de Carol rozarse con el mío se me aceleró el pulso. En cada curva, cada frenada, me recorría un cosquilleo por todo el cuerpo.
Llegamos a la primera parada prevista. Allí dimos cuenta de los deliciosos bocadillos que preparó la novia de Carlos. Pregunté a Carol que tal el paseo y dijo que muy bien, la encantaba viajar en moto. ¡Y a mi que lo hiciese en la mía! Nos reunimos de nuevo los pilotos y volvimos a repasar la ruta. No nos gustaba ir demasiado rápido para poder disfrutar de los paisajes y del entorno que nos rodeaba. Partimos a nuestro nuevo destino.
Pasadas las tres de la tarde llegamos a la playa donde descansaríamos para emprender la segunda parte del día. Aparcamos nuestras máquinas bien a la vista para tenerlas controladas, cogimos nuestros bañadores y toallas y fuimos a cambiarnos a los vestuarios. No habia mucha gente a esas horas en la playa y pudimos disfrutar de un rato tranquilo y sin demasiados contratiempos. Era una cala preciosa, rodeada de altos acantilados y se podia observar encima de ellos edificaciones típicas de la zona, rodeadas de ganado. A lo lejos, en el mar, se distinguía la silueta de un barco. Extendimos las toallas y nos preparamos para asaltar las frías aguas del cantábrico. Mis amigos y yo empezamos a correr hacia el agua como si fuesemos unos chavalillos. Empezamos a empujarnos, a tirarnos, en fin, como salvajes. Las chicas no se atrevían a meterse a si que procedimos a asaltarlas y forzarlas al agua. Opusieron mucha resistencia pero al final conseguimos nuestro objetivo. Cuando ya estuvimos todos dentro del agua se juntaron las parejas para juguetear entre ellos. Como Carol y yo estabamos solteros hicimos la fiesta por nuestra cuenta. Al cabo de un rato decidimos ir a pasear por la playa y asi de paso echar un vistazo a las motos. Empezamos a hablar de nuestra vida, nuestros gustos y descubrí que había algo en ella que le hacía diferente a las demás. He estado con varias chicas pero ninguna era tan especial como Carol. Cuando vimos que nuestros amigos salieron del agua aprovechamos para visitar las rocas y coger algún cangrejo con el que poder asustarles. De pronto me dice: "¿Sabes que estás muy bueno? Me gustas mucho." Me quedé de piedra. Sinceramente no supe como reaccionar, no me esperaba esa respuesta de una chica que había conocido hace unas horas. La miro a la cara y sólo alcancé a decir "¿de verdad?". ¡Parecia haberme quedado sin palabras! Ella empezó a acariciarme la cara, el pecho y de pronto me da un beso en los labios. La chica lo decía en serio a si que no desaproveché la oportunidad y correspondí con otro gran beso. Nuestras lenguas se cruzaron en un intenso morreo que nos puso a ambos muy calientes. No nos dio tiempo a más puesto que se oyó de lejos la voz de Toño diciendo que ya era hora de marcharnos. Nos duchamos para quitarnos la sal y la arena, nos pusimos toda la equipación de nuevo y partimos camino del que iba a ser nuestro refugio esa noche.
Eran las 8 de la tarde cuando llegamos al cámping. Era de primera clase (Juanjo sabe escoger muy bien los alojamientos), nos indicaron nuestra parcela y allí asentamos el campamento. Tampoco tardamos demasiado pues llevabamos una tienda tipo iglú por pareja y en menos de 5 minutos ya estaba montada. Cuando estuvo todo en orden nos fuimos a duchar para ir a cenar al pueblo más cercano. Al salir preguntamos en la recepción si nos sugerían algún sitio en especial y nos aconsejaron un restaurante en el centro del pueblo.
Cuando ya estábamos todos preparados salimos hasta el local que nos dijo en el cámping. Era un restaurante tipo marinero, muy curioso, con infinidad de aparejos de pesca. Nos sentamos en una mesa y junto a mí lo hizo Carol. Éramos los últimos del banco a si que aprovechamos la situación para amenizar la espera. Empezamos a tocarnos por debajo de la mesa sin levantar sospechas pues no queríamos que se enterasen. Al acabar de cenar nos fuimos a tomar unos refrescos a una terraza. Alli conversamos todos juntos del viaje y lo mucho que nos divertimos en la playa. ¡Vaya si nos divertimos! dije yo para mis adentros. Las miradas que nos cruzabamos entre Carol y yo eran cada vez mas intensas. Nos levantamos y marchamos de nuevo al cámping pues a las doce cerraban el acceso a los vehículos. Cuando llegamos aparcamos las motos y como era pronto para ir a dormir sacamos una baraja de cartas y asi nos entretuvimos un rato. Al cabo de una hora cada pareja se marchó a sus respectivas tiendas. Carol iba a dormir con su amiga y su novio pero propuse que se viniese conmigo que tenía sitio de sobra. Al oir esto se acerca Carlos a mí y dice: "¿Te mola, eh?". "Un poco" le contesté. No se imaginaba lo que tenía pensado para esa noche. Cuando todos estuvieron ya en sus respectivos sitios comenzó el jugueteo nuestro. Nos quitamos la parte de arriba de la ropa y nuestras manos comenzaron a manosear el cuerpo del otro. Nos fundímos en un beso muy intenso que me provocó la erección más grande que nunca había tenido. Metí la mano por su pantaón y acaricié ese chochito que ya estaba mojadito y deseando recibir mi miembro. La mano de ella también se introdujo por mis pantalones y cuando tocó mi pene se echó a reir. "Tienes un falo riquísimo. Quiero que me lo metas hasta el fondo". Como se iba a notar demasiado si follábamos en ese sitio tan pequeño propuse que se vistiese y fuésemos a una arboleda junto al cámping. No lo dudó ni un momento. Nos pusimos nuestros equipos, sin nada debajo, (no teníamos más ropa que los trajes moteros) y marchamos.
Al llegar allí nos tiramos en el césped y comenzó un intenso revolcón. Abrí la parte superior de la vestimenta de Carol y se dejaron ver dos preciosos pechos tungentes. Empecé a sobarlos, a lamer los pezones y a dar pequeños mordisquitos que la pusieron cachondísima. Sin pensarlo dos veces me quita la ropa hasta dejarla por debajo de las rodillas y me hace una mamada. Trabajaba mi polla como una profesional, masajeándola y metiéndosela hasta la garganta. Cuando observó que ya estaba bien rica se baja la ropa dejando ver un rasurado coño, hinchado del calentón y que chorreaba como un manantial. No dudé en bajar hasta su almeja y lamerla. Metí la lengua todo lo que pude dentro de aquel jugoso coño y al rato comencé a meter un par de dedos. Estaba disfrutando como una perra. Gemía y mordía sus labios cada vez que mis dedos entraban en su sexo. Aproveché para chupar su clítoris. Estaba excitadísima. Su almejita ya estaba preparada para recibir su nuevo juguete. La puse tumbada en un tronco caído y mi polla entró de una sola vez al estar tan dilatado y lubricado. Follamos en esa posición durante un rato. Después la puse boca abajo y quedó totalmente expuesto su culito. Empecé a lamer la entrada del ano mientras acariciaba su sexo. Cuando quise meterla un dedo me dijo que no queria nada por su trasera. Hoy no ya que sería su primera vez y no estaba preparada a si que me dediqué por completo a follarla por la vagina. Por cada embestida que daba ella gemía y poco a poco sus gemidos se fueron convirtiendo en leves gritos de placer. Por suerte no habia nadie cerca que nos pudiese escuchar. Empezó a acariciarse el clítoris y no tardó mucho en correrse. Sin darla tiempo a saborearle se la volví a meter y esta vez con más fuerza y velocidad. No tardó en volver a tener otro. Cuando ví que yo estaba a punto de eyacular metí la polla en su boca y toda mi leche inundó su garganta. Se tragó toda, no dejó ni rastro. Volvimos a vestirnos y regresamos a nuestra tienda. Dentro de ella no cesaron los besos y las caricias mutuas hasta que nos quedamos dormidos
A la mañana siguiente nos tuvieron que despertar nuestros amigos. Nos encontraron abrazados el uno al otro y al ver esto nos hicieron fotos con el móvil. Empezaron a llamarnos tortolitos, parejita y todo eso que se suele decir. Nosotros alegamos que hacia fresco y nos juntamos para estar mas calentitos. ¡No se imaginaban lo calientes que estuvimos! Desmontamos el campamento, nos fuimos a desayunar y preparamos el viaje de vuelta.
En el retorno sólo hicimos una parada para comer y no nos entretuvimos demasiado pues a las 5 de la tarde debíamos estar en nuestra ciudad. Cuando llegamos comentamos la experiencia y, puesto que no era la primera vez que hacíamos un viaje así ya planeábamos la siguiente. Quedamos para vernos por messenger y aportar ideas. Cada uno se fué rumbo a su domicilio excepto yo que acompañé a Carlos y su novia para dejar a Carol con ellos. Nos adelantamos un poco para poder despedirnos con un beso. Intercambiamos nuestros números de teléfono y correos electrónicos y prometimos volver a vernos en la semana. Ahora Carol y yo somos pareja formal y no nos perdemos ninguna ruta de las que preparamos.
JOSU82
ESTE RELATO VA DEDICADO A TOD@S L@S MOTER@S.
Disfrutad de forma responsable de vuestras máquinas.
Espero que les haya gustado. Pueden contactar conmigo porE mail para lo que quieran.