Un fin de semana en el campo
Un fin de semana en la finca de un amigo donde hubo mucho sexo ademas de cosas buenas.
Antes que comiencen a leer este relato, advertirles que es pura ficción, cualquier coincidencia con la realidad es absolutamente casual, tanto los nombres de los personajes como las localizaciones han sido elegidas al azar.
Ni he vivido esta historia ni nadie de los que aquí aparecen existen, son todos fruto de mi mas intima fantasía.
La casa de Beltrán te trasportaba a épocas pasadas que yo no había vivido, pero si he leído alguna novela dulzona e incluso podrimos denominar rosas que se recrean en ese ambiente de la campiña inglesa de mediados del siglo pasado.
Beltrán hijo de inglesa y caballero andaluz había adoptado como suyo propio ese aire desvaído de la clase alta británica trasportándolo a la campiña de la baja Andalucía.
A pesar de este introito la casa de mi amigo era encantadora, toda su decoración en si tenia algo de demodé pero era acogedor, esos sofás tapizados en cretonas floreadas y con pájaros exóticos, el magnifico capitonee en cuero desgastado, esos cojines con sedas de la India era sinceramente comodísimos. Las paredes repletas de acuarelas de paisajes escoceses, grabados imperios con escenas bíblicas y mucho pájaro suelto tenían su no se que. Que siempre que recibía la misiva de mi amigo invitándome a pasar un fin de semana en su finca aceptaba sin dudar un instante.
Llegué a la hora tan británica del te, a esa hora Manuela esa maravilla de tata antigua tenia preparado y perfectamente colocado una bandeja repleta de sándwiches variados, unos pequeños panecillos bien horneados por ella y otro recipiente también de plata con delicados pastelillos de crema.
La tetera humeaba dando una aromática atmosfera a la sala, junto a la venta que da al jardín se disponía una mesa perfectamente decorada con un mantel de hilo y un pequeño jarrón con flores frescas recogidas en la campiña.
Beltrán saludaba afectadamente a sus invitados, en aquella ocasión a la vez que a mi había convidado el fin de semana a Maravilla Ahoiz una burguesa añeja de las familias mas influyentes de la región , antiguos bodegueros venidos a menos y que vivían como podían de los últimos resquicios que aun quedaban de su antiquísima fortuna, ella mujer autodefinida de mundo por sus estudios en colegios suizos e ingleses, tenia un porte gracioso quizás hasta teatral embutida en ropas ya demodé que en ella tenían aún su cosita.
Junto a Maravilla, Mara para los íntimos y a mi mismo había sido convidado Víctor, este joven la verdad que no recuerdo su apellido pero no era su genealogía lo que le había traído aquí estos días, mas bien pienso que su belleza, porque el caballero era especialmente atractivo, gozaba de una simpatía innata y era un agradable conversador como mas tarde pudimos comprobar.
Una vez que nos hubimos acomodado cada cual en sus aposentos, pasamos a tomar ese te maravillosamente preparado por Manuela, fiel sirvienta de la familia desde hacia cincuenta años, ya mayorcisima no dejaba a su niño solo ni por todo el oro del mundo y allí a su cuidado continuaba , aunque mas bien Beltrán era quien se ocupaba de ella, además de esta fiel cocinera y tata de la familia tenía en el servicio a una joven boliviana de nombre Teodora y aun chico de edad indefinida creo del Perú, llamado Walter Jesús.
La merienda transcurrió de manera solemne pero divertida , desde la ventana podíamos ver un precioso paisaje de la campiña con sus verdes trigales y las amapolas que salpicaban a estos, mas cercano el parque mas que jardín de la casa estaba repleto de maravillosos árboles centenarios y frondosos parterres de diferentes clases de plantas , arbustos y flores de colores increíbles. La tarde soleada pero con temperatura muy benigna hubiera permitido celebrar ese ágape en una pérgola que había en dicho parque pero imagino que el anfitrión guardaba dicho escenario para el día siguiente que vendrían otros invitados a pasar el día.
Del te pasamos a los británicos gin&tonics que mi amigo prepara con maestría y servidos en unos bonitos vasos bajos de fino cristal acompañado de cuadradas rocas de hielo sabían exquisitos.
Conversamos de nimiedades, aun Mara no tenía confianza con Víctor que se prodigaba en demostrarnos su elocuencia y sabiduría sobre temas de arte y total despreocupación e incluso animadversión a hablar de temas políticos.
Mara mujer un poco despistada y olvidadiza nos relataba su último viaje a Marruecos donde había estado convidada en la casa de un afamado decorador francés que poseía un impresionante palacio en Marrakech donde organizaba unos fastuosos saraos para agasajar a sus amistades europeas.
A la hora acordada fuimos bajando al salón la chimenea que lo presidía cargada de buenos leños de olivo ardía dando una luz añadida de color anaranjado a la estancia que estaba iluminada principalmente por velas creando un ambiente encantador, como era lógico en aquella casa las flores no faltaban, en cada mesita, mueble que se repartían por toda la casa , había un pequeño buqué de flores, en otros lugares mas destacados hermosos jarrones de flores alegraban la casa y a los que la habitábamos por su belleza.
Beltrán sirvió una copa de Jerez a los invitados que a cuenta gotas nos fuimos reuniendo delante de la chimenea , Mara vestida para la ocasión con un exótico kaftan traído de Marruecos con suntuosos bordados , Víctor llevaba una bonita chaqueta de terciopelo color vino tinto y atado al cuello un colorido pañuelo de seda natural, yo para la ocasión había escogido algo informal una bonita chaqueta antigua de smoking en lino de color hueso y la acompañe con un pañuelo que compré en unos de mis viajes por países asiáticos.
El anfitrión se había puesto una chaqueta estampada de influencias hindúes seguro que era regalo de alguno de sus múltiples amigos indios que había conocido en su colegio de Inglaterra.
Cenamos deliciosamente como Manuela nos tenia acostumbrado Walter el joven latino sirvió la mesa con destreza, se veía que mi amigo le había instruido a conciencia y llevaba ya muchas comidas servidas en esa casa. El comedor era absolutamente victoriano, de las calidas paredes colgaban bodegones de flores y frutas mas velas iluminaban la estancia de las tres ventanas que tenía colgaban elegantes cortinas en seda natural verde botella y una importante lámpara de cristal de la granja presidía el techo artesonado.
Todo en aquel lugar era un derroche de gusto por la estética, los costumbrismos británicos y exaltación de los buenos modales. Beltrán un hombre de cincuenta años había dejado su importante puesto de directivo de una multinacional para dedicarse en cuerpo y alma a sus hobbies y la administración de sus posesiones familiares. Soltero y sin descendientes directos a excepción de unos sobrinos que Vivian en estados Unidos se dedicaba a vivir la vida en compañía de los múltiples amigos que tenia repartidos por el mundo.
Su condición gay la conocíamos pocos, al menos de forma abierta y el llevaba con decoro su tendencia por aquello de los cotilleos en un lugar pequeño y pueblerino como era donde estábamos.
Después de la exquisita cena, pasamos de nuevo al salón donde se nos sirvió el café y degustamos un excelente brandy jerezano reserva de la familia del anfitrión y Mara conversaba de sus frívolas aventuras, ahora pasaba revista a la ultima fiesta de embajada que había asistido en Madrid donde lo mas rancio de la sociedad madrileña se había dado cita.
Victo nos habló de una magnifica exposición de piezas art decó que había visto en Londres de las diferentes variedades que había en las piezas de esa época donde los elementos decorativos y las joyas fueron autenticas maravillas que hoy día tenían tantísimo valor.
Con esas conversaciones tan sumamente refinadas que mantuvimos llegó la hora en que la señorita Maravillas decidió que ponía punto final a su velada, saludando afectadamente a los allí congregados junto a la lumbre se retiró a su habitación, quedamos en reunirnos al día siguiente para desayunar a las diez de la mañana.
Los caballeros aun nos quedamos un rato mas, el anfitrión nos sirvió un whiskey y tras mirarnos una vez la dama se había despedido sonreímos como señal de alivio y pensar todos incluido yo, al fin solos.
Brindamos sin decir porque lo hacíamos y bebimos suaves sorbos de aquel magnifico malta traído de Escocía por alguno de los amígueles que nuestro amigo tiene por esas tierras, seguramente hasta pariente. Beltrán nos indicó que ahora estaríamos mas cómodos en la salita que estaba anexa a su dormitorio, ya el servicio tenía orden de retirarse, así nadie nos molestaba y tampoco molestaríamos a nadie.
Walter colocó una bandeja con bebidas y hielo en la salita y se despidió amablemente de su señor, mientras nos habíamos quitado las chaquetas permaneciendo en una vestimenta más cómoda e informal que tuvimos durante la cena.
Víctor se quedó con la fina camisa de seda natural desabotonándose hasta el externo dejando entre ver un incipiente mechón de vello oscuro, se remangó las mangas hasta el antebrazo y se colocó junto a la chimenea más pequeña pero calida que había en la estancia. Beltrán directamente se despojó en su habitación de todo lo que llevaba en la parte de arriba poniéndose una bonita bata de seda color azulado con estampados en verde oscuro. Yo al igual que el otro convidado me despojé de la chaqueta y desabroché un poco mi camisa pero me puse un ligero suéter de color gris muy claro.
Nuestro anfitrión una vez los tres solos cambió el tercio y rápidamente comprendí cual eran sus intenciones, ni más ni menos le apetecía una sesión de sexo entre caballeros.
Puso música suave, creo que en esos momentos sonó la voz maravillosa de Celine Dion, la canción era sugerente, se prestaba a la charla sensual que Beltrán estaba sugiriendo.
Yo soy persona más directa y sin pensarme dos veces lo que iba a hacer decidí atacar el primero pues si lo dejaba en manos de mi amigo sabia que aquello iría para largo.
Beltrán al comienzo se sintió violento, mis manos fueron generosas e caricias con mi colega, el cual ya era conocedor de mis caricias, pues no era la primera vez que nosotros manteníamos encuentro erótico festivos.
Víctor al ver que yo masajeaba los hombros del dueño de la casa, al comienzo actuó como si nada, pero mis caricias cada vez fueron mas explicitas, pasé de masajear a mi amigo a sobarlo morbosamente mientras miraba fijamente al nuevo componente de esta escena erótica típica de las que se montan las noches que paso en la finca de Beltrán.
Víctor se acercó a mí por detrás y comenzó colocando sus manos en mis caderas y posando su boca en mi cuello rozándome levemente, esto me produjo un escalofrío en mi cuerpo que me alentó en continuar con mis caricias sobre el anfitrión.
Pronto los tres estábamos besándonos intercambiábamos nuestras bocas el uno con el otro y comenzamos a desnudarnos con lentitud.
Una vez los tres estuvimos totalmente desnudos ante la chimenea de la sala de estar, Beltrán echo al suelo sobre la mullida alfombra unos cuantos almohadones y fuimos a recostarnos sobre ellos, Víctor jugó entre los dos a besuquearnos mientra yo mas osado directamente me bajé a las entrepiernas del joven y con esmero comencé a lamer su polla durísima y de un tamaño mas que aceptable.
Mi amigo al ver mi afanoso trabajito decidió meter entre sus labios mi polla que fue humedeciendo lentamente con su exquisita lengua, la cual me propinaba unos lamentotes maravillosos desde la base hasta la punta del cipote, luego continuaba su enjuague metiendo en su boca mis cojones dejándolos enteritos mojaditos.
Después de intensos mamoteos de los tres ya enardecidos fuimos colocándonos en posiciones de penetración, a pesar de mi interés por poseer al nuevo del grupo, este prefirió ser enculado por el dueño de la casa, yo al ver este adelantamiento tomé posiciones para que Víctor me introdujera su bonita polla, para lo cual pedí a Beltrán me humedeciera bien mi culito y así facilitar la penetración que me propinaría el joven.
Una vez los tres ensartaos comenzamos la danza amatoria con toda la cadencia del mundo, la chimenea lanzaba un inmenso calor comparable al que nuestros cuerpos emanaban de tanta ansiedad amatoria como derrochábamos, sudábamos y jadeábamos mientras nos fornicabamos, cambiamos de parejas y después de un buen rato de jodienda fuimos acabando los unos en cima de los otros recostándonos sobre la alfombra y los almohadones cansadísimos de tanto placer como nos habíamos dado.
Tras fumar un cigarrillo y viendo las horas que eran cada uno se marchó desnudo como nos encontrábamos a nuestras respectivas habitaciones, durmiendo placidamente hasta el día siguiente.
Las mañanas en esa casa siempre eran muy alegres para mi, bajábamos a desayunar en pijama y bata, allí nos reuníamos los que allí convivíamos y tomábamos un suculento desayuno donde podías elegir de todo, frutas, huevos, bollos, tostadas, mermelada casera y mantequilla de la de verdad, cafés chocolate ó te además de abundante cantidad de zumo de naranja y pomelo. Después de dar cuenta de esa maravilla de comida matinal cada uno subía a sus aposentos donde se bañaba y regresábamos a encontrarnos en el jardín ya listo para iniciar una jornada campestre.
Víctor era según nos dijo aficionadísimo a los caballos, por lo cual Beltrán lo acompañaría hasta las cuadras donde le mostraría la importante cabaña equina que poseía, excelentes yaguas de cría que cada año aumentaban la ganadería de mi amigo que no dejaba de colgar en su guadarnés importantes distinciones de concursos morfológicos donde presentaba a sus potros y sementales.
Mara estaba abstraída con las flores del jardín se había propuesto recolectar diferentes clases de flores y plantas para realizar un colage que pensaba regalar al anfitrión.
Yo por mi lado no sabia bien a que dedicarme y sin pensar en mucho me dispuse a leer la prensa que acaba de traer del pueblo Walter.
Walter era un muchacho de edad indefinida, podría tener entre veinticinco y treinta años, era imberbe y lampiño de cutis, espigado y de una altura bastante alta para los de su origen étnico, su piel morena un poco aceitunada era bonita y sus facciones bastante atractivas. había notado desde mi llegada que le muchacho me miraba con cierto disimulo y empeño , pero no quise ser muy agudo delante de mis amigos pues podía ser bastante inoportuno dada la falta de tacto de Beltrán con ese tipo de asuntos , pero en aquel momento en que andaba a mi rededor mientras Leia la prensa con desgano pude observarlo mas detenidamente y la verdad que el chico estaba pero que muy bien y efectivamente el tenia ganas de entablar conmigo una conexión que hasta ahora le había sido imposible.
Dado que ahora me encontraba fuera del alcance de los demás huéspedes sabia a ciencia cierta que el intentaría conectar conmigo por lo cual permaneció ojo avizor si moverme del lugar para ponérselo facilon.
-¿se quedó el señor solo?
Ah, si Walter, cada uno salió hacer lo que mas le divertía. Pero no me importa nada en absoluto, soy ave solitaria.
-¿no le apetece dar un paseo por el campo? Está precioso en esta época, todo florecido.
Si, si creo que en breve iré a dar un paseo o quizás vaya hasta esas aguas termales que brotan aquí en la finca pero no se ir a ciencia cierta ¿usted me indicaría?
Gustoso señor, claro que si, incluso si lo desea le puedo acompañar, ahorita no tengo faena que hacer acá en la casa, me dijo el señor Beltrán me ocupase de atenderle en lo que deseara.
Ah que bien Walter, pues si le digo la verdad me divertiría muchísimos poder ir a tomar esas aguas tan maravillosas que brotan calentitas según me dijeron y jamás nadie me llevo a probarlas.
Pues ni modo, cuando lo desee salimos prestos al sitio y allá que usted hoy toma sus baños de aguas que son deliciosos.
Yo más listo que el muchacho lo tenía ya en el bote, pero quise darle un poco mas de interés al tema haciéndome el ufano.
Y una cosa Walter, tenemos que llevar alguna cosa a esos baños, simplemente vamos y ya, sin ropas.
-Mire, si lo desea o por pudor puede llevarse un traje de baño, pero creo que la cosa rica de esos baños tan deliciosos está en tomarlos como a uno lo trajeron al mundo, además allá nadie le va a observar esta bien escondido de miradas chismosas.
Dígame joven ¿usted me acompañará en el baño?
Uy claro señor si lo desea, será un enorme placer poder hacerlo, esas aguas son tan maravillosas que siempre que tengo un momentito, pa ya que me voy a darme mis agüitas termales.
Pues nada partamos ya para que no se nos acerque la hora de la comida y tengamos que volver apurados.
El criado, salió a buscar el coche de campo y en un santiamén estaba en la puerta principal del cortijo donde me monté en el auto y partimos hasta el lugar donde se encontraba ese maravilloso manantial.
Después de circular por poco tiempo entre trigales y pastos para el ganado vacuno que la finca llegamos a una zona mas de monte donde cercano a unos arbustos dejamos el coche y caminamos por una vereda hacia una zona rocosa rodeada de chopos donde nos introducimos, caminamos un poco agachados entre esas jocosidades llegando a un pasadizo semi oscuro donde había un espacio abierto donde se veía el azul cielo del día. Allí debíamos dejar nuestras pertenencias para entrar en una pequeña cueva donde se encontraban las pozas de aguas termales.
Con absoluta naturalidad me fui despojando de toda la ropa quedándome totalmente desnudo ante Walter que mirándome de reojo también se despojó de su vestimenta, una vez los dos estuvimos como vinimos a este mundo seguí a mi guía que tendré que decir tenia un cuerpo bastante atrayente.
Nos introdujimos en esa cueva donde la temperatura se elevaba ligeramente, un alo de humedad y vapor fue acariciando mi cuerpo gratamente y ante nosotros vi una pequeña pozas de la que salía un pequeño manto de humo debido a la temperatura del agua.
-Si lo desea puede entrar primero en esta poza, el agua es mas caliente, después ahí otras de aguas mas templadas y una que tiene más corriente y hace los efectos de jacuzzi, usted dirá cual desea.
Prefiero entrar en una con el agua más templada que no hace tanto frío y después podemos entrar en la que corre más rápido que es más relajante.
Seguimos caminando por entre los pasillos de la gruta llegando a un pequeño lago no demasiado grande donde Walter se introdujo delante de mi y me alcanzó su mano para ayudarme a entrar, me agarré a el y me introduje en aquellas deliciosas aguas que podrían estar a unos veinticinco grados aproximadamente.
Era agradabilísima la sensación de aquellas templadas aguas, el poder flotar dentro de aquel pequeño lago junto aquel joven apuesto era excitante, el chico se estiró dentro del agua dejando ver solo su cabeza, yo lo imité por la amplitud que tenia el cubículo no era probable que nuestros cuerpos se encontraran dentro de el, pero ambos hicimos intentos de que si ocurriera, pues los dos deseábamos el roce mutuo. Después de unos instantes dentro de la laguneta Walter decidió que sería mejor nos fuéramos a una de las que estaban mas en el interior de la gruta donde las aguas bullían con mas presión y las propiedades termales eran mas tonificantes para la piel, salimos y advertí que la polla del mozo estaba morcillona el no tubo pudor alguno ante mi, yo también tenia mi rabo en una medida mas crecidita de lo habitual, pero no me importaba nada que el chico me lo viera, caminamos semi agachados por unos metros mas al interior de la gruta, la luz era semi oscuridad pero podíamos ver perfectamente gracias a los rayos de sol que mas a nuestra espalda entraban por una oquedad existente. Una poza mas pequeña que la anterior pero con burbujas apareció ante nosotros era una especia de bañera semicircular escavada en la roca, Walter se introdujo en su interior y nuevamente alzó sus manos hacia mí para ayudarme a introducirme en aquel recipiente natural. Una vez bajé una primera pierna mi cuerpo al introducirme totalmente dentro de la tina rozó el del chico, su piel lampiña y suave me hizo estremecer al contactar con el, el chico no hizo aparentemente ningún gesto, pero sentí como su piel se erizaba al sentirme tan cerca de el. Nos sumergimos en esas deliciosas aguas, dejando que la corriente que arremolinaba el agua nos masajeara el cuerpo, aquí nuestros cuerpos si se encontraban las piernas del chico chocaban contra las mías por el efecto que hacia el agua en su continuo trascurrir dentro de la poza.
El borboteo y la grata temperatura del agua unido que tenia a ese atractivo latino junto a mi hizo que mi polla se pusiera mas tiesa de lo recomendado, eché mi cabeza hacia atrás apoyándola en el quicio que hacia la poza y cerré los ojos disfrutando de tan agradable masaje que me daba el correr de las aguas por mi cuerpo, mis tetillas estaban totalmente erectas y mi piel en un estado de placer indecible, así en silencio permanecimos por un buen periodo de tiempo, giré la cabeza para donde el muchacho estaba y pude contemplarlo junto a mi en la misma posición que me encontraba con los ojos semi cerrado y un gesto placentero en su rostro.
No pude contener el impulso loco de tocar a aquel joven y a hurtadillas con las manos dentro del agua avancé a encontrar su cuerpo. Llegué a el, mi mano vino a posarse en su abdomen, a ciencia cierta no adivinaba donde se encontraba exactamente mi mano, Walter no hizo ningún gesto lo cual me dio confianza para continuar con mi exploración, mi mano continuó acariciando la piel suave del muchacho ya sabia donde me encontraba pues encontré un pezón minúsculo como el botón de una camisa y con la yema de mi dedo lo sobé suavemente provocando en mi compañero de baño un pequeño respingo, después de ello hizo un gesto placentero y aprobatorio lo que me permitió continuar con mi morbosa singladura para descubrir y disfrutar del cuerpo del muchacho.
Mi mano ya sin pudor alguno acariciaba todo el torso del chico que disimuladamente se aproximó mas de lo que estaba incluso colocando su pierna sobre la mía manteniendo un contacto continuado entre nosotros, mi excitación crecía ya mi mano acariciaba el escaso vello que encima del aparato tenia Walter, un vello no demasiado largo pero espesito y escaso, quizás a causa de algún tipo de depilación que se había aplicado o simplemente que el chico era lampiño.
La polla estaba durísima, gruesa y no demasiado larga pero con un importante glande que sobé cariñosamente durante un rato, después palpé sus testículos que eran de buen tamaño y con una minúscula capa de vello que le recubrían, tras esta oscultación tomé la iniciativa de acercarme mas, el chico liberó mi pierna prisionera de la suya y volteándome sobre el me coloque encima de sus piernas acercando mi rabo tieso al suyo, ya estábamos frente a frente, mis manos sobre sus hombros acariciaban su cuello , el colocaba las suyas en mi cintura y provocaba el roce rítmico de nuestros miembros excitados por tanta lujuria como se respiraba.
Acerqué mi cara a la suya y lo besé con lascivia Walter me correspondió con un húmedo ósculo donde su lengua se introdujo dentro de mi boca, jugamos durante un buen rato hasta que ya la iniciativa decidió tomarla el.
Salimos de la poza y en una planicie cercana nos dejamos caer sobre la piedra pulida cuerpo con cuerpo, Walter era un gran besador, eran excitantes sus continuos besos y lametones que me propinaba sobre mi cara y cuello.
El joven latino comenzó a bajar por toda mi anatomía saboreando mi cuerpo procurándome un estremecedor placer por allí donde paseaba su lengua, Yo mientras recibía tan placentero masaje bucal estimulaba al muchacho dándole gustosos masajes por aquellas zonas de su cuerpo que tenía a mi alcance.
Ya tenía mi polla en su boca, lamiéndola como si de un helado se tratara, la introducía toda hasta lo mas profundo de su garganta, después la sacaba y daba con su lengua lamidas en mi glande y sacándola lamía todo el exterior de esta hasta la base y jugaba posteriormente con mis cojones que los introducían en su cavidad bucal como si de un caramelo se tratara. Era maravilloso el placer que me daba ese chico, decidí corresponderlo y colocándome en posición que permitía que el siguiese con sus artes amatorias comencé a devolverle con ahinco todo el placer que el me proporcionaba.
Lamí todo su aparato genital delicadamente, me concentré en su polla ensalivándola con fruición y posteriormente le di saliva a los cojones morenitos del latino para posteriormente en el culmen de mi excitación lamerle el ojito de su ano de color rosado violáceo, allí apliqué buena cantidad de saliva y mi legua ejercitó su saber procurándole una dilatación adecuada para lo que ya estaba deseando hacerle.
Me incorporé, Walter abrió sus piernas y las alzó al aire y me hinqué ante el apuntando con mi verga a sus interiores, una vez colocada en la puerta de su esfínter presioné suavemente colocando mi capullo en el interior del chico, el gimió quedadamente y proseguí al no encontrar ningún obstáculo que me impidiese sin traumas perforar sus intestinos. Una ve lo hube poseído, comencé a joderlo despacio con cadencia, el chico gemía con suaves ayes y yo fui acelerando progresivamente mi jodienda hasta que después de un rato sentí que me eyaculación se avecinaba, saqué mi polla y pajeándome frente a el mientras el también se la meneaba nos corrimos los dos llenándonos mutuamente de nuestros efluvios seminales.
Nos unimos en un ardoroso beso, nos abrazamos y amamos momentáneamente de manera exultantes después de tan tremenda fiesta erótica como habíamos disfrutado para acabar dándonos un reparador baño en las calidas aguas de la poza mas caliente de todas salimos a donde teníamos nuestras ropas, nos vestimos y regresamos al cortijo no sin antes prometernos nos veríamos en la noche para rememorar nuevos placeres sexuales entre nosotros a solas en mi habitación.
Cuando aparecí por el jardín de la casa los convidados habían regresado de sus respectivas actividades matinales, a ellos se habían unido nuevos convidados al almuerzo que en breve se serviría. Mi anfitrión me miró con un gesto picaron preguntándome que tal los baños que me había dado en su particular balneario.
Los convidados llegados eran un matrimonio ingles que poseían una hacienda cercana a la finca de mi amigo ya conocidos por mi, el un hombre de casi sesenta años con un atractivo innato increíble, se conservaba perfectamente con un aspecto físico envidiable, ella una mujer típica inglesa con un porte señorial, hija de unos famosos Lores de las familias mas aristócratas de la corte británica de menor edad que su marido, era una mujer enigmática y llena de charme.
Un nuevo convidado recién llegado era un guapísimo hombre de edad imposible de identificar, igual podía tener cuarenta y cinco años o sesenta su aspecto era envidiable y no pude contener mi curiosidad por saber mas de aquel nuevo personaje que allí se presentaba ante mi. No dudé en correr junto a Beltrán para que me pusiera al día de quien era aquel bello caballero que ante mi se encontraba. Mi amigo y anfitrión me mandó calmarme que cuando fuese más oportuno me pondría al día de quien era aquel caballero aristocrático británico que disfrutaríamos hoy de su compañía. Solo me indicó su nombre al presentarnos George Gilbey conde de Berks, aquí mi querido amigo Jaime Albacerrada, nos dimos la mano efusivamente, aquel hombre me dejó absolutamente enloquecido con sus ojos verdes pardos y una sonrisa maravillosa que mostraba una sanísima dentadura. Al poco de nuestra llegada Walter apareció ya convenientemente vestido con su guerrera gris con puños y cuello verde botella portando una bandeja con catavinos y una botella de Jerez fino y otra de oloroso. Nos miramos tímidamente para no ser sorprendidos por los allí congregados y procedió a ofrecer a las damas una copa y posteriormente a los caballeros.
George y yo conversábamos animadamente, yo embelesado ante tan enigmático y bello hombre que me traía loco, su voz grave su apuesto porte, la natural elegancia de aquel rubio hombre podía ponerme fuera de juego y cometer cualquier estupidez, como si de un niño se tratara.
Tomé aire y conversé también con el matrimonio ya conocido por mi, hablamos todos acompañados de Mara que había pasado su mañana recolectando sus flores y hojas de diferentes árboles y que había puesto a secar de manera conveniente para poder realizar su obra como obsequio al anfitrión, yo expliqué de mi aventura matinal en los baños termales que la finca poseía y de cómo me sentía después de tan gratificante baño, bajo la atenta mirada y atención en especial de George que parecía interesado en todo lo que concernía a las propiedades curativas de dichas aguas.
Tras el corto aperitivo Beltrán anunció que la mesa ya estaba dispuesta, en la pérgola cercana en el jardín un bonito kiosco contrito con columnas de mampostería y techos de cañas y recubierto de bignonias y glicinias estaba la soberbia mesa preciosamente decorada, un bonito mantel con motivos campestres, ramos de uvas mojas de parra y amapolas era el estampado del mantel, un gran centro de flores recogidas del jardín en el centro y una bella vajilla en rojo de la cartuja de Sevilla hacían delicioso cualquier vianda que nos sirvieran en aquella bella puesta en escena.
Manuel acompañada de Walter salieron a servir un magnifico cocido de garbanzos muy campero y típico de la zona acompañado de otras verduras y la tradicional "pringa" que no es otra cosa que carne , tocino y embutidos convenientemente cocidos con el potaje y de un sabor exquisito.
Dimos cuenta de tan riquísimo almuerzo acompañado por vinos tintos de la zona que no tienen nada de menores, un Chirac excelente nos alegró tan suculento banquete, tras duro plato de digerir unas naranjas a rodajas acompañadas de azur y algún licor nos sirvieron de postre para terminar con un café que nos ayudaría a no dormir en la sobre mesa tan interesante que nos esperaba.
La charla fue animadísima durante todo el almuerzo, mi admirado conde inglés estaba sentado frente a mí y tuve la inmensa suerte de poder contemplar no solo su belleza física sino sus modales exquisitos durante toda la comida.
El café fue servido por el mozo en otra sombreada zona del parque anexo a la casa donde convenientemente se habían instalado butacas y tumbonas alrededor de una bonita mesa circular de mármol, allí disfrutamos una vez mas de un excelente café y copas de brandy familiar de mi anfitrión y conversamos por tiempo incontable y que pareció diluirse de manera inmediata, pues cuando nos dimos cuenta ya eran horas de servir el te que tan reglamentadamente se disponía a las seis de la tarde.
Nuestros invitados de mediodía no tenían el mínimo interés en marcharse, por ello fueron convidados al te que se servía ya en el interior de la casa como era acostumbrado y ahí seguíamos todos como cotorras charla que charlas de temas de todas las vertientes y gustos.
Mis lazos con George según transcurría la tarde se iban haciendo mas fuerte, mutuamente manifestábamos la simpatía que nos profesábamos de manera ya nada secreta sino que era absolutamente evidente. Incluso tuvimos la osadía de pasear a solas durante un buen rato a solas por el parque y le hice un pequeño tour por los alrededores del cortijo con permiso y aprobación de mi amigo Beltrán propietario de aquella magnifica finca.
Incluso tuve el atrevimiento durante el paseo de agarrar a mi interlocutor por su ante brazo y de manera sorpresiva no solo no fui rechazado por el, sino que me pasó su brazo por el hombro en señal de simpatía y después caminamos por largo rato con su mano apoyada sobre mi hombro cosa que me subyugó por completo.
Pero el súmmum de mi regocijo fue cuando mi nuevo y aristocrático amigo me comentó que le encantaría visitar junto a mí esos baños termales y si era del agrado de Beltrán podríamos ir al día siguiente domingo. Yo entusiasmado respondí que por mi sería un placer y que no creía que el propietario del latifundio pusiera objeción alguna a tal visita.
Regresamos después del agradable paseo junto a los demás que ya se disponían a sentarse para la merienda, la cual ante tanta comida digerida durante el almuerzo dimos cuenta tímidamente, yo en realidad tomé una taza de te reconfortante y me limité a ver como alguno tomaba un simple sándwich porque todos estábamos llenísimos.
Tras tan divertida jornada llegó l momento de las despedidas nuestros compañeros de viandas por aquel día debían marcharse ya a la caída del sol y todos salimos a la puerta a despedirnos efusivamente, el matrimonio salió en su todo terreno y tras ellos el conde británico me dio un efusivo abrazo quedando al día siguiente a media mañana para juntos ir a las aguas donde tomaríamos juntos un baño.
Yo estaba emocionado, mi nerviosismo se apaciguó un poco cuando mi amigo y anfitrión me dijo que daríamos un paseo, mientras Mara y Víctor entraron a la casa dispuestos a descansar antes de la hora de la cena , nosotros salimos por unas veredas que salen de la casa hacia los campos de trigo con el sol en su crepúsculo.
A ver que te cuento de George Gilbey, este hombre es amigo de mis hermanos mayores, debe tener como diez años más que nosotros, debe estar rondando los cincuenta y cinco años, pienso yo. Es inmensamente rico aficionado a viajar por el mundo se ha recorrido todo lo que puedas imaginar pero es amante de España , adora nuestra tierra y después de haber hecho el camino de Santiago decidió que las tierras de nuestra Andalucía eran mas cálidas y ha decidido comprarse una finca, ahora está en pleno trato con mis primos , pues quiere comprarles la finca donde tienen el castillo mudéjar que ya conoces y está instalado en una casa que ha alquilado en el pueblito cercano de Espera, no consiente quedarse aquí, le he dicho en varias ocasiones pero todas ha declinado la invitación amablemente. De su vida privada se bien poco, siempre está solo, se que estuvo casado pero se divorció hace años y desde entonces no se le conoce mujer alguna ni amante de ningún genero.
Ay Beltrán, creo que me he enamorado, dije yo, ese hombre me ha puesto nerviosisimo, como si fuese un colegial, no se que me ha pasado pero estoy deseoso de que llegue mañana a las once de la mañana para poder verle en los baños.
-Pues nada chico, tendré que darte una tila, por cierto tendrás que contarme tu affaire con Walter, que veníais los dos muy relajaditos antes de la comida.
Pues la verdad me entró por el ojo el chico y creo que el me lo echó a mi antes y como me sirvió en bandeja el pastel, allá que me fui con tu hombre a darme un baño riquísimo, espero note molestes por ello.
No en absoluto, de hecho me he dado cuenta que Walter no te quita ojo de encima, incluso ha mirado con mala cara al ingles porque se dio cuenta de tus devaneos.
Ja Ja Ja, que bárbaro, resulta que ahora estoy en la cresta de la ola y gusto a todos los machos que me topo.
Por cierto Beltrán excúsame esta noche, no tengo yo ganas de devaneos con tu amigo Víctor, realmente no consigo conectar con el y preferiría retirarme después de la cena a mi cuarto. ¿No te importa amigo?
-en absoluto, me he equivocado al invitar a este chico, es demasiado insustancial hasta en la cama, pero no me niegues que al menos buenísimo si que está. Así que esta noche me lo merendaré yo solito y mañana que se marche, la verdad que prefiero quedarme mañana contigo los dos solos, porque Mara se tiene que ir pronto a tomar un vuelo a Paris a mediodía.
Volvimos a la casa, subimos a nuestras habitaciones dispuestos a descansar un poco antes de la hora de la cena, cuando estaba echado en la cama sonó mi móvil, el número no me era conocido, contesté la llamada y la voz me era familiar.
Hola Jaime, ¿Cómo has estado desde que nos separamos?
¡George! Que sorpresa ¿Cómo tienes mi teléfono?
-disculpa mi imprudencia, llamé a cierto amigo en Jerez que me dio tu teléfono sin mucho esfuerzo, solo quería decirte que me has dejado gratamente impresionado, ahora estoy un poco avergonzado, pero como un niño no he podido contener mis deseos de hablar contigo.
Gracias amigo, muchas gracias, yo no he sabido a quien recurrir, como tu pero la verdad me estas haciendo muy feliz con tu llamada.
Conversamos por un largo rato, al final salí corriendo, excusando mi salida con Manuela, dije que volvería pronto pero que no me esperasen a cenar, algo me obligaba a salir de repente pero volvería enseguida.
Me monté en mi coche y salí como una exhalación por el camino principal de la finca buscando la carretera, George me había propuesto vernos por un momento en una venta cercana ala finca y también a la casa rural donde estaba viviendo, así que sin dilación decidí sin pensar en nada mas por la confianza que me unía a mi anfitrión poder ausentarme de la cena.
Después de conducir por menos de diez minutos llegué al punto acordado, la venta era el típico bar de carreteras donde se reunían las gentes del campo y algún camionero que paraba a tomar un refrigerio en sus viajes, cuando entré como era habitual en estos lugares la televisión estaba puesta con el sonido a toda voz, un par de hombres estaban en la barra tomando un café y otro un cubata, era tan tremendo el estruendo de la tele que decidí salir fuera del bar a esperar la llegada de mi nuevo amigo, no se hizo esperar a los pocos minutos su coche hizo aparición en la explanada de la venta, muy sonriente George bajó del coche y vino hacia mi sonriente.
Hola Jaime, ¿Cómo te ha ido desde que nos despedimos?
Ese hombre me desquiciaba, su porte, su elegancia natural, su atractivo innato me ponía fuera de mi mismo.
Pues chico, no ha ocurrido nada excitante salvo que me llamaste y me dejaste atónito, lo cual ya es demasiado excitante para mí.
ja ja ja eres encantador amigo mío, no pude resistirme a tus encantos hasta mañana, deseaba estar mas tiempo contigo.
Los dos deseábamos lo mismo, pero tú has sido más hábil que yo a la vez que mas osado.
-Quiero decirte algo, te mentí antes, fue Beltrán quien me dio tu numero de teléfono, me dijo que tu te ibas a quedar mañana en su casa también, me dijo que se quería estaba invitadísimo a dormir ahí, pero preferí hacerte venir aquí, sin nadie que nos observe, quería verte y hablar contigo un poquito mas.
Mira George el bar tiene la televisión puesta altísima, no hay quien pare dentro, preferiría que no entráramos, ¿te importa?
-Si lo suponía que sería así, siempre tienen la tele encendida con el volumen alto, pero ellos no entienden que la gente quiere conversar. Podemos pedir una copa y sentarnos aquí fuera, hace una buenísima temperatura ¿te apetece?
Por mi perfecto, no voy a rechazar nada que venga de ti.
Mi amigo entró al bar, sin dilación volvió seguido del ventero, un hombre enjuto y sonrosado con una gorrilla encasquetada en su cabeza y unos botos de campo que me preguntó que deseaba beber.
Pregunté a George que pediría el y que yo tomaría lo mismo, y sin complicarse mucho la cabeza pidió dos botellines de cerveza.
-Aquí no podemos pretender que nos sirvan un whiskey correctamente y menos un gin tonic, así que simplifiquemos tomando cerveza directamente de la botella.
Perfecto, seguro que me encantará.
El ventero vino con las dos cervecitas muy frías y colocándolas sobre la mesa se dio media vuelta y volvió a marcharse, nosotros brindamos con los botellines y conversamos por largo rato de todo un poco, necesitábamos información el uno del otro y en ello nos pusimos con ahínco.
La noche avanzaba y el hombre de la venta después de habernos servido dos cervezas mas a cada uno nos avisó de que iban siendo horas de cerrar el establecimiento, mi conde inglés sin permitirme hacer ni el intento pagó las consumiciones y nos dirigimos cada hacia donde teníamos los coches.
Quiero que vengas a la casa conmigo esta noche. Dije sin preámbulos.
je je je. No me parece prudente, me da un poco de vergüenza si te soy sincero, pero lo estoy deseando.
Yo si que no puedo irme de la casa, se notaría ya demasiado, creo que Beltrán podría solucionar que ninguno notara tu presencia, si es lo que deseas. De hecho pienso que debería volver, no quiero darle argumentos a Mara para sus chismes mundanos.
Bueno, quizás sería buena idea planearlo, llamando a Beltrán a ver que opina de todo esto.
Mientras hablábamos de esto, nos metimos en el coche, la noche estaba cerrada y sin luna, la oscuridad era absoluta después de que la venta cerrara y apagasen todas las luces, nos habidos quedado totalmente solos en aquella explanada desértica junto a una carretera de tercer orden a penas transitada.
George agarró mi mano y comenzó a acariciarla mientras continuaba conversando, lo cual me lleno de inquietud a la vez que estaba que rebosaba de alegría por aquel gesto tan tierno por su parte.
Llamamos por teléfono a Beltrán, estaba en el comedor cenando ya los tres sin mi, lo cual me daba un poco de vergüenza por no atender como es debido a Mara que es la que conozco, el otro personaje me era totalmente indiferente.
Mi amigo dejando la mesa salió a otra estancia de la casa para poder hablar cómodamente con nosotros y nos indicó como debíamos proceder, George entraría por un patio directamente a mi habitación y yo guardando las composturas debía incorporarme a la mesa lo antes posible.
Una vez recibidas las instrucciones George decidió que iría a su casa por algo de ropa para el día siguiente y sus útiles de aseo y a la hora que yo le dijera nos reuniríamos en un lugar acordado y le conduciría hasta mi dormitorio.
Nos miramos tiernamente y nos besamos con deseo y ternura a la vez, pero ese beso se nos hizo cortísimo, el segundo fue ya una muestra del fuego que nos despertábamos el uno al otro y aviso de lo que sería la noche que venia, la primera que pasaríamos juntos.
Tras besarnos una y otra vez y abrazarnos como amantes incansables nos despedimos hasta dentro de una hora mas tarde cuando nos volveríamos a reunir para ya no separarnos hasta el día siguiente.
Partimos cada uno en su coche a su destino, yo a la casa de mi amigo, donde la cena había comenzado hacia ya un buen rato, me excusé ante los comensales ante mi accidentada tarde poniendo una excusa creíble y comí levemente del segundo plato que en ese momento estaban sirviendo.
Mi inquietud durante la cena era patente, incluso la cucharita del café se me cayó al suelo armando un estruendo tremendo por mi torpeza. Tras oír las extravagantes historias de Mara y despedirme de ella, pues en la mañana muy temprano debía salir de viaje me disculpé y salí escopetado en busca de mi amante que debía estar esperándome ya en el lugar convenido.
Beltrán me advirtió de que había ordenado servir en mis aposentos un refrigerio y bebidas para que estuviésemos cómodos y por si mi condesito inglés tenia algún apetito transcurrida la noche amatoria y que el se iba a pasar por el cuarto para darnos las buenas noches e instruirnos para el día siguiente como actuar.
George estaba en el lugar convenido en el interior de su coche con las luces apagadas, al divisarlo me apresuré en ir a su encuentro y tras dejar el coche convenientemente aparcado cruzamos el patio que conduce a mi habitación entre naranjos y cipreses y una vez estuvimos a salvo, nos abrazamos como si no nos viéramos desde hacia miles de años.
Nuestro anfitrión había tenido el maravilloso detalle de mandar ponernos en la habitación una mesa preparada con toda clase de viandas pero algo especial que nos encantó fue que colocó una fantástica botella de champán francés con dos copas.
También en mi ausencia habían colocado velitas por toda la habitación y barios bouquet con flores que hacían más romántica la estancia.
Descorchamos la botella de champaña y brindamos por lo que nos deparaba, no la noche sino el destino, No podía creer cada vez que le miraba que aquel hombre tan masculino tan extremadamente guapísimo podía estar ahora aquí conmigo y todo porque el había tomado la iniciativa.
Yo antes de este fin de semana me resignaba a que el amor era ya agua pasada para mi, ahora me reía de mi mismo pues estaba que babeaba por aquel apuesto y rubio caballero británico que había entrado casualmente en mi vida un día tan normal como este del mes mayo.
-Si no te importa me apetece darme una buena ducha, después de todo el día por acá y para allá y de las emociones vividas creo que sería agradable darme una ducha reparadora.
Estas en tu casa, puedes hacer lo que te plazca, si te apetece podríamos dárnosla juntos, dije sonriendo maliciosamente.
Antes de que me respondiera un ligero toque en la puerta nos alarmó, seguro que sería Beltrán que venía como nos prometió, fui a abrir la puerta y efectivamente era el dueño de la casa que venia solo.
-Hola tortolitos, ¿Qué os parece las viandas que mandé traeros, está todo de vuestro agrado?
Por favor Beltrán no tenemos palabras para agradecerte tus detalles y la botella de champán es una maravilla que hayas caído en enviarla.
Dijo George en nombre de ambos.
-Pues no se si os habéis fijado, la botella viene acompañada de tres copas, por lo cual queridísimo Jaime sírveme una copa antes de que te lo bebas todo.
Serví una copa a mi amigo y brindamos a la salud de todos y por el reinado del amor en nuestros corazones, reímos e incluso bailamos los tres juntos.
Beltrán nos dijo que había mandado a dormir a su otro invitado pues estaba ya aburrido de oírle sus discursos tediosos ya que había decidido pasar la noche en compañía de Walter que desde hace mucho le reclamaba su atención.
Dispuso que al día siguiente desayunarían un poco mas tarde los tres en el jardín pues los otros dos invitados saldrían temprano pero no sabia a ciencia cierta si sería las nueve o mas tarde, así que sobre las diez treinta se llamarían para saber a que horas tomarían su desayuno en el jardín.
Despidiéndose dejó a los nuevos amantes a solas no sin antes abrazarlos y darle un beso de amigo a los dos.
Los dos hombre tras cerrar la puerta de la habitación se dispusieron a desnudarse, George tomó la iniciativa de comenzar a despojar de sus ropas a Jaime que sonriente se dejaba hacer, mientras que el intentaba ir quitando los botones de la camisa que su compañero llevaba.
El conde inglés tenia era un hombre alto y fuerte, se notaba que había pasado gran parte de su vida ejercitándose al aire por los deportes que había practicado además de dirigir explotaciones agrícolas de su familia. Su pecho estaba poblado de un vello rubio tirando a cobrizo al igual que su cabello, tenía unas piernas fuertes y también cubiertas de un vello rubio que hacia dorada su blanca piel.
Una vez estuvimos desnudos nos metimos en la bañera los dos juntos dejando que el agua caliente cayera por nuestras cabezas , George cogió gel y frotó con sus manos todo mi cuerpo, lo hacía suavemente pero con firmeza, me deje hacer por aquel hombre de aspecto rudo pero refinado a la vez que me mostraba un lado tierno y cariñoso, una vez hubo enjabonado todo mi cuerpo le imité y llenando la palma de mi mano de gel lo unté sobre su cuerpo dándole una friega reconfortante sobre todo su bonito cuerpo, nuestras pollas estaban bastante duras ante tanto estimulo y mientras lo enjabonaba no dejé de pajearlo restregándole jabón en sus partes genitales y su culito.
Nos enjuagamos profusamente, dejando que el agua corriera por nuestro cuerpo que se rozaban entre si a nuestro antojo provocándonos toda clase de placeres.
Salí del baño y abrí una toalla blanca y mullida para envolver a mi amante, una vez lo tuve bien envuelto en la toalla el me imitó y agarrando otra felpa del toallero me secó con ternura y mimo.
Salimos del baño y nos fuimos a la cama , la iluminación de la estancia estaba producida íntegramente por las velas que había por encima de todos los muebles que en ella había, era una atmosfera agradabilísima que creaba luces y sombras muy enigmáticas en este clima tan acogedor nos entregamos al arte del amor y el sexo poseyéndonos el uno al otro entre besos, caricias, lamidas de nuestras pieles, mamadas de nuestros órganos mas íntimos llegando a la penetración primero el inglés me poseyó pausadamente con toda la delicadeza del mundo fornicándomeinsaciablemente hasta llegar al climax de los dos que nos dormimos en los brazos del otro,
Pero la noche no acabó ahí, pasado un buen rato despertamos y reanudamos nuestras danzas amatorias, bebimos y comimos pues teníamos apetito de tanto ejercicio y energía que gastábamos en conocernos íntimamente.
Lamí su polla saboreándola como delicado bocado de dioses, me producía tantísimo placer poder disfrutar de la tersura de este hombre, rozar mi cuerpo con esa piel tan maravillosa, era el amor que había inundado cada poro de mi piel, había poseído cada célula de mi cerebro y robado mi corazón, era la enajenación mas fuerte jamás sufrida por mi y lo mejor de todo este hombre me correspondía, era le clímax de la felicidad.
En un arrebato mental no pude controlarme y agarrándolo con toda mis fuerzas lo hice mío, introduje mi polla en sus entrañas con dulzura pero firmeza y lo follé durante un largo rato en el que el noble británico gimió y chilló de placer.
Cuando los dos nos corrimos caímos desfallecidos en la cama y dormimos como dos ángeles hasta que el teléfono sonó insistentemente anunciándonos que eran horas de salir a desayunar en compañía de nuestro anfitrión que nos esperaba en el jardín.
Nos pusimos pijama y bata que presté a mi nuevo amante y salimos al jardín , Beltrán leía el periódico envuelto en una bonita bata de seda natural, Walter servía zumos y preparaba las tostadas , eran cerca del mediodía el sol de mayo calentaba agradablemente nuestros rostros, dejamos a Georges que se colocara en un lugar donde el sol no quemara su cara menos acostumbrada al sol de esta tierra y desayunamos copiosamente tomando la decisión unánime que aquello mas que un desayuno sería un brunch pues dada la hora se cancelaba el almuerzo.
Os propongo que vayamos juntos a darnos unos baños termales los tres juntos, allí podremos hasta tomar un poco de sol desnudos que siempre es bueno tonificar el cuerpo con sol días tan magníficos como el de hoy.
Dijo Beltrán organizando el plan del día.
por mi perfecto, me parece divertido el plan dominical.
Respondió George.
Yo asentí con la cabeza y después de reposar el desayuno decidimos vestirnos rápidos sin darnos ducha ni nada para ir a las pozas para darnos un baño.
Nuevamente fuimos al lugar donde se encontraban las pozas de aguas termales, esta vez con diferente compañía, Beltrán condujo el todoterreno de la casa ,George ocupó el asiento junto a el y yo me acomodé en la parte de atrás viendo relajadamente el paisaje tan bello que la finca nos brindaba en plena explosión primaveral, el propietario de la finca daba explicaciones a mi amigo de las características de cada cultivo que allí había y demás detalles propios de personas aficionada a la vida en el campo, George se veía que era un entendido en la materia y preguntaba interesado en muchos pormenores técnicos del asunto.
Llegamos al lugar y caminamos entre los arbustos hasta adentrarnos entre las rocas llegamos al patio semicerrado donde nos desvestimos, habíamos traído unos pareos grandes por si deseábamos tumbarnos a tomar un poco de sol y después de extenderlos nos introducimos en la gruta donde estaban las pozas.
Primeramente nos sumergimos en la mas grande donde el agua estaba bien caliente, pero se podía soportar, ahí estuvimos poco tiempo y pasamos a otra donde el agua estaba mas templada y traía burbujas producidas por la corriente, durante un largo nos bañamos y conversamos amigablemente los tres amigos George de vez en cuando me hacia algún tipo de caricia y gestos cariñosos sin preocuparse de que Beltrán estuviese con nosotros.
Después de un buen periodo de baños salimos y nos tumbamos al sol, era mediodía y era agradable como pegaba en nuestros cuerpos. El conde inglés un poco temeroso del astro rey se resguardó un poco de su poderosos rayos por temor a quemarse su poco acostumbrada piel.
-me gustaría bañarme a solas contigo un ratito
Me dijo George susurrándome al oído. A lo cual le respondí afirmativamente.
Beltrán ¿te molesta si nos damos un bañito los dos solos? volvemos enseguida
-Claro que no hombre, id tranquilos que yo me quedo aquí tomando un rato el sol, después regresamos a casa.
Caminamos encorvados por la parte mas profunda de la gruta en penumbra buscando la pequeña poza donde las burbujas era mas fuertes, nos introdujimos dentro de esta los dos muy juntitos, las burbujas y el correr del agua nos hacia estar mas juntos así nuestros cuerpos se unieron con un bamboleo bastante excitante.
Al instante los dos estábamos empalmadísimos, lógico al tener ese maravilloso hombre rozándose conmigo no era para menos, nos besamos apasionadamente, aproveché el instante para poder acariciarlo con tranquilidad y saborear su maravillosa piel, George no perdía el tiempo , con sus dedos hurgaba en mis bajos haciendo por dilatar mi hoyito que entre esos masajes y los que proporcionaba el chorro de agua me estaba abriendo el culete de una manera acelerada, abrí mis pernas y me agarré fuertemente a sus caderas con ellas, mi amante se volvió un poco hacia tras y su nabo quedó en la puerta de mi ano que como estaba dilatadísimo admitió sin problemas el tremendo falo del inglés, yo hice por meterlo mas pues mi amigo estaba mas inmovilizado y fui empetandome poco a poco la cacho de bicho que portaba el noble caballero de la cámara de los Lores.
Follamos como enfurecidos por un buen rato, George al ver que se corría hacia por sacármela y ayudándole me salí de el viendo como su semen flotaba en el agua de la poza desapareciendo con la corriente, como yo no me había corrido mi caballerete alzó sus piernas sobre mis hombros y le coloqué mi rabo en sus entrañas y después de unos cuantos mete y saca saqué la polla corriéndome desesperadamente.
Volvimos donde Beltrán que dormitaba placidamente al sol con su polla semi erecta del calorcito, no nos oyó, nos tumbamos junto a el y nos secamos con el calor de los rayos solares.
No pasó ni unos minutos cuando vimos entrar por el hueco de entrada a este espacio rocoso a Walter, venía cargado con una cesta enorme y una nevera, sonrió al vernos de aquella guisa desnudos los tres, Beltrán despertó de su siesta y saludó al muchacho que diligentemente colocó las bártulos que tría ordenadamente y sin mediar mas palabras comenzó a desnudarse para estar igualado a nosotros.
Después una vez estuvo completamente en bolas abrió la nevera y nos preguntó si deseábamos algo de beber.
En unos minutos tenía dispuesto un soberbio picnic, traía toda clase de manjares propios para comer en el campo, la típica tortilla de patatas fría, croquetas, pechuguitas de pollo empanadas, emparedados de diversas clases y un montón mas de cosas, para beber sacó una botella de vino blanco helado y cuatro copas que fue sirviendo a cada uno de los que allí estábamos, brindamos por nosotros y bebimos alegremente para después saborear el magnifico almuerzo que Manuela nos había preparado amorosamente.
George no sabia como preguntarme, estaba violento por la presencia del joven del servicio allí desvestido con nosotros tan normal, para el era algo incomprensible que se mostrara así tan natural delante de su señor.
Beltrán haciendo uso de su osadía y como una mas de sus travesuras comenzó a juguetear con el chico sin mirarnos si quiera, Walter le correspondía en los juegos sensuales que su jefe le prodigaba y nosotros no podíamos movernos pues sería algo desagradable para nuestro anfitrión que tan amablemente nos trataba.
Pero las copas ayudan a desinhibir a las personas y ya habían caído tres botellas de exquisito vino blanco muy frío, así que George fue relajándose y mas aún comenzó a hacerme carantoñas y mimos ante la pareja amiga y cada vez que su libido aumentaba su osadía se hacia mas prolija incluso comenzó a manosearme mi polla sin disimulo y ya el mostraba su erección sin vergüenza.
Todo esto trascurría en un ambiente distendido la comida el vino hacían sus estragos y la libido de todos que era un arma arrojadiza. Mi chico inglés incluso llego a decirme susurrante que el chico latino no estaba nada mal y tenía una bonita polla, yo quería darle un aire de naturalidad y le respondí que Beltrán también tenía su punto a lo cual asintió dándome un fuerte achuchón en mis pezones que incluso me hicieron daño.
Cuando nos dimos cuenta estábamos jugando peligrosamente , mas allá del recato mostrado por el británico , este se había evaporado y los tocamientos, roces y besuqueos eran muestra del distendimiento de los cuatro que ahora ya mostrando nuestros atributos masculinos enardecidos y bien duros nos entreteníamos en probar del fruto prohibido del vecino.
Todos comprobamos mediante el tacto lo bien formado que estaba el cuerpo de Walter, de tocarle un pezón pasó George a besuquearle el vientre bajando peligrosamente hasta la zona donde nacía el vello pubico, mientras Beltrán y yo comprobábamos nuestras cualidades como besadores saboreando la saliva del otro en apasionados ósculos linguales.
Mientras estos ocurría nuestras manos exploraban el cuerpo del otro acariciándolo y palpando las zonas erógenas, no solo de nosotros dos, sino que Beltrán se interesaba por las de nuestro común amigo el condesito inglés y no lejos de ser pasivo ante tanto halago Walter echaba mano de la primera verga que se le ponía a tiro y con ella provocaba enorme placer al que en sus garras caía.
Aquello fue subiendo de tono de manera vertiginosa, lo que era algo recatado dejo de serlo pasando al enardecido polvazo colectivo.
Ya no había nabo huérfano de boca cada uno tenía la boca del otro que glotonamente chupaba y lamia el órgano que le hubiera correspondido al azar. Hubo quien delicadamente preparaba el ojete de su partenaire para una posterior enculada que no tardaría en llegar.
Después de esa sesión de sexo mas o menos Light pasamos al sexo mas contundente, Beltrán quiso probar las mieles del inglés y por ende a mi me tocaba volver a testar las del latino y puestos manos a la obra comenzó la jodienda y allí uno se ponía a cuatro y el otro las levantaba al aire y pollas adentro, los gemidos de gusto no tardaron en llegar y tras estos una corrida tras otra hasta que los cuatro acabamos satisfechos.
Tras un merecido reposo y un nuevo baño colectivo en esas calidad aguas sulfurosas regresamos a la casa principal de la finca, un reconstituyente gin tonic nos elevó el cansado cuerpo pero alegremente satisfecho de las alegrías provocadas por un bello hombre.
Esa noche dormiría una noche más en casa de Beltrán, George me haría los honores y dormiría conmigo y a la mañana siguiente regresaría a mis quehaceres cotidianos y quien sabe como continuaría mi romántica historia con el conde de Berks.